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LA CITACIÓN
A-
lodo discurso cforma parte de ' INTERTEXTüAI-*^^to
do discurso es la continuación de^'du. discursos*
explícita o implícita de textos previos la
tibie, a su vez, de ser injertado en nuevos
parte de una clase de textos, del corpus
La intertextualidad, junto con la coherencin^ i una
la adecuación,
La citación 43
3. REPRESENTACIÓN Y SIMULACRO
Marxism and the Philosophy of Language, New York and London, Semi
nar Press, 1973, p. 116. Se cree actualmente que este libro es obra de Bajtin,
aunque lleve la firma de su discípulo Volosinov. M. Holquist. traductor y estu
dioso de Bajtin, anuncia una biografía de éste donde quizá se aclaren estospun
tos. Trataré algunos aspectos de las teorías de Bajtin en el capítulo siguiente,
donde incluiré una bibliografía actualizada.
20 El otoño del patriarca, Barcelona, Plaza y Janés, 1975, p. 194. Es éste un
caso de lo que en retórica se llama allusio. Sobre la relación entre alusión, eco
y cita véase John Hollander, The Figure of Echo. A Mode of Allusion in Milton
and after. Berkeley, Uníversity of California Press, 1981. cap. IV.
62 Polifonía textual
bién a los usos militares, para designar ese tipo de imagen, nun
ca réplica o copia exacta, aparente transcripción de lo que no
se puede transcribir por completo, que la citación produce, y
su cualidad de arte, convención, y mendacidad. Simulacro su
giere, además, la equivalencia entre cita como imagen de dis
curso y la literatura misma.
Observa Genette que el narrador literario no reproduce, sino
que produce discurso, al «citarlo». Mientras los textos históri
cos, por ejemplo, reproducen discursos que efectivamente han
tenido lugar, la novela y el cuento fingen reproducir discurso
que es, en realidad, inventado, y que por lo tanto no puede ser
«reproducido». Es cierto, agrega Genette, que las convenciones
genéricas del relato histórico o del novelesco no se cumplen siem
pre: el historiador puede inventar un discurso, el novelista re
producir uno verdadero. Si se deja a un lado esta anomalía, con
tinúa Genette, y se admite que en el relato literario no hay re
producción sino producción, esta producción ha de verse, de to
das maneras, como reproducción ficticia. Ficticia porque, en pri
mer lugar, el acto de narrar, la situación de enunciación del
relato literario lo es, y porque los discursos citados suelen ser
imaginarios, o solemos tomarlos por tales A mi juicio, tanto
da «reproducción ficticia» como «producción» de discurso en
el relato literario, una vez postulado el carácter ficticio de la
literatura. Lo que sí importa, y Genette no deja de señalarlo,
es que la reproducción ficticia de discurso se atiene a las mis
mas convenciones y presenta las mismas dificultades que la no
ficticia. El contrato de reproducción fidedigna, por ejemplo, só
lo vale para la letra de un enunciado, y presenta dificultades
idénticas en el relato histórico y en el literario: puede tratarse,
por ejemplo, de una traducción en lugar de una versión «lite
ral» ". Dentro y fuera de la literatura, pues, la representación
de palabras es obligadamente simulacro: imagen y artificio.
Analicemos ahora los mecanismos discursivos de ese simu
lacro.
(6) Ellos creen que los muertos se aparecen por la noche. Como los
muertos tienen frío, buscan elabrigo de las camas. Antes del ama
necer se van. A veces se los oye toser un poco.
La citación zz.
bla de otros individuos distintos del locutor (ellos, en (16); [él],
en (17)). (16) y(17) muestran, según la interpretación hecha arri
ba, distintos grados de apropiación de discurso, pero el procedi
miento de citación es el mismo. Se trata, básicamente, de un
El sin la articulación sintáctica canónica {dice que... y la corres
pondiente subordinación y traslaciones de deícticos): llamare a
esta variedad de El oratio quasi-oblicua.
En efecto, tanto el El canónico del tipo Galilea dijo que la
tierra se movía como el El de (16) y (17) reproducen actos propo
sicionales, reformulando la expresión original: desde un punto
de vista lógico, no se diferencian. Es cierto que en casos como
{16} y (17) la reformulación puede ir más lejos, puesto que el
discurso es asumido por el locutor, especialmente en el ^
traslación que ilustra (17). En (17), el «citado» Antonio pu o a
ber dicho Iré mañana a las nueve de la noche, o Llego mañana
a la hora de cenar. Caigo a las nueve, I'm coming tomorrow,
etc., pero cualquier relato de sus palabras encabezado por
nio avisó que, en El, está sujeto a reformulación, como en ( )•
En la oratio quasi obliqua la voz del enunciador es más tenue,
o no se oye, y de ahí su uso (abundante) en enunciaciones en
las que el locutor asume el acto proposicional ajeno.
El condicional, en su función de atenuar afirmaciones, sirve
en ciertos casos para que el locutor, apropiándose de un tex o
ajeno y reformulándolo, no se comprometa del todo con a v
dad de esa afirmación: el locutor asume el discurso, pero en
funciones de retransmisor; así en (18), que reproduce un titu ar
periodístico: