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¿Qué hacemos cuando hacemos teoría?

Una discusión acerca de aportaciones recientes y tres estudios de caso.

Lidia Girola

UAM Azcapotzalco, México DF

lgirola2000@yahoo.com

Mesa 35

Introducción

El importante desarrollo de la investigación sociológica en México y el incremento notorio


en la masa crítica de los resultados de la investigación en estos últimos 20 años, ha dejado
sin embargo un tema pendiente. ¿Se hace teoría sociológica en México? Si no, ¿cuáles
serían las razones? Y si la respuesta es sí, ¿de qué tipo de teoría estaríamos hablando?

La opinión generalizada, vertida en encuentros informales y rara vez plasmada en artículos


científicos sobre el tema, ha sido que la teoría sociológica es vista como algo ajeno a la
investigación, o como una carencia, o como una actividad fundamentalmente de comentario
a textos de autores destacados, pero que en nuestro país no hay producción original, propia,
de teoría.

Sin embargo, existen elementos para revertir esa impresión.

Lo que este texto se propone, es en primer lugar hacer un recuento de las posibles formas
de hacer teoría. En segundo lugar, a partir de la revisión de la producción sociológica en el
campo de la teoría publicada en tres revistas mexicanas, tratar de ver cuáles han sido, en
años recientes, las formas que ha presentado la teorización sociológica en México.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de Teoría sociológica?

¿Podemos suponer que existe una única definición, con protocolos y niveles de abstracción
determinados, que es necesario cumplimentar para decir que se hace teoría?
¿O más bien habría que pensar en la Teoría sociológica como un campo disciplinar con
múltiples niveles y manifestaciones?

Para comentar este tema, y tratar de fundamentar una propuesta, en primer término hay que
mencionar que en la historia de la disciplina, ha habido diversas formulaciones acerca de
qué es hacer teoría, y cuántos tipos de teoría se pueden encontrar.

La primera distinción importante, es la que diferencia “teoría social” de “teoría


sociológica”. Algunos autores, como por ejemplo Anthony Giddens, consideran que “la
´teoría social´ se refiere a todo tipo de teoría-en distintos niveles de abstracción y de escala de
observación- que aborda fenómenos sociales. En ese sentido se produce teoría social desde diversos
campos disciplinarios. La teoría sociológica sería la producida en el campo disciplinar de la
sociología.” El sentido en el que voy a tratarlas aquí (y tiene que quedar claro que lo que
planteo es una propuesta que, como todas, puede ser objetable y discutible), tiene que ver
con puntos de ruptura entre ambas formas de pensar y concebir lo teórico. La primera
ruptura tiene que ver con el tiempo o, mejor dicho, con la constatación de que las formas
de pensar lo social varían según el horizonte cultural, intelectual y epistemológico
prevaleciente en cada época. Lo que me lleva a proponer la idea de que las teorías sociales
son formas de pensamiento acerca de lo social que se produjeron, principalmente, antes de
que las diversas disciplinas sociales se consolidaran. Y prefiero considerar a las teorías
sociológicas (o a las antropológicas, o a las económicas y demás) como producto de la
actividad sistematizada y protocolizada realizada en el seno de una comunidad disciplinar.
Hecho que se dio en diferentes momentos para cada una de las ciencias sociales, pero que
en general podemos encontrar plasmado con toda seguridad en el siglo XX.

La segunda ruptura tiene que ver con el objetivo o propósito de las teorías. Lo que me
conduce a proponer una segunda idea: las teorías sociales tienen como objetivo explicar
cómo es el mundo social, o alguno de sus aspectos o dimensiones, y cómo debieran ser,
con el propósito de señalar vías de mejoramiento o prácticas o políticas que permitan
alcanzar el estado o fin deseable. Hay evidentemente, en ellas, o al menos puede haber, un
afán normativo, de apoyo a la actividad práctica, muchas veces inseparable de la
formulación teórica misma. Esta relación con el “deber ser” de la realidad social que
pretenden explicar, no convierte a las teorías sociales en meras formulaciones ideológicas.
Existen muchísimos ejemplos del inmenso valor de las teorías sociales, desde los griegos
en adelante.

La tercera ruptura se refiere a aspectos específicamente metodológicos o procedimentales.


Lo que me lleva a proponer la idea de que lo que quizás más importa de una teoría social es
que sea sugerente, que brinde una perspectiva nueva, o crítica o abarcadora, de un problema
social o de la realidad social. No importa tanto el rigor con el que sus resultados se
sometan a prueba, ni la sistematicidad en la construcción y el análisis de sus datos, como el
hecho de que muchas veces, en el pasado, su papel consistió en la apertura de un ámbito
nuevo al conocimiento.

Por lo tanto, aquí voy a proponer que la teoría social se refiere a cualquier conjunto de
aseveraciones con respecto a lo que la sociedad o alguno de sus componentes son o
debieran ser, producto de la reflexión realizada por cualquier persona o grupo de personas
que se cuestionan acerca de sí mismas, quiénes son, cómo son, cómo sería bueno que
fueran, etcétera.

La teoría sociológica por su parte se diferencia de la teoría social en cuanto a que es un


conjunto de propuestas que, además de tener un grado de sistematicidad mayor, se produce
en el marco de una disciplina, y ejerce sobre sus enunciados una cierta vigilancia
epistemológica con respecto a sus propuestas relativas al “deber ser”. Pero además, debe
cumplir con una serie de requisitos que no son necesarios para una teoría social, tales como
hacer, o por lo menos intentar hacer, explícito el marco de referencia conceptual y
valorativo en el cual se constituye y su papel y nivel dentro de la disciplina a la que
pertenece; implica la búsqueda de la economía conceptual, o sea que debe ser lo más simple
posible sin perder precisión y claridad, a la vez que se propone brindar los elementos para
explicar el origen y desarrollo de un determinado problema. (véase Girola, 2005:18) Por lo
tanto, podemos decir que si en la teoría social predominan elementos de carácter
prescriptivo-normativos, enmarcados en una visión general de la sociedad, en la teoría
sociológica son fundamentales los aspectos procedimentales y de rigor científico, y los
normativo-prescriptivos son en todo caso una consecuencia posible de la aceptación de la
teoría, pero no su objetivo principal.
En algunos casos, eminentes sociólogos han hecho esta distinción, y en otros, no.

En un artículo publicado hace más de 20 años, Girola y Zabludovsky proponían que

Teoría es toda formulación de alto nivel de generalidad compuesta de categorías y conceptos que
permiten abordar el estudio de la realidad (la realidad social, en nuestro caso), tanto globalmente como en sus
diferentes aspectos, y que brinda por lo tanto un esquema o marco de referencia paradigmático, en la medida
en que define tanto el objeto, como el método, como los criterios de objetividad y validez del conocimiento
logrado a través de ella. (Girola y Zabludovsky, 1991)

Y decían que tanto las propuestas de Durkheim, como las de Weber, Marx, Parsons,
Habermas o Bourdieu pueden ser consideradas teorías en ese sentido. Y las denominaban
“Teorías sociológicas Tipo 1”.

Por otro lado, decían también que existe otro tipo de “teorías sociológicas” que tienen que
ver con estudios de ciertos aspectos o componentes fundamentales de lo social o de la
sociedad, como la política o la cultura, sin pretender explicar el conjunto. O que pretenden
explicar los procesos de transición o cambio de un modo de organización societal a otro.
Puede hablarse por ejemplo de teorías acerca de cierto tipo de Estado, o de las teorías de la
Dependencia o de la globalización. A este segundo tipo de teorías, de menor nivel de
generalidad, tanto por su objeto como por sus aspiraciones, las denominamos “Teorías
sociológicas Tipo 2” o Teorías regionales, en el sentido de que no pretenden explicar la
sociedad en su conjunto ni establecer principios universalmente presentes en todas las
sociedades, sino más bien estudiar un proceso o un ordenamiento institucional o un proceso
de cambio específicos.

Y finalmente, señalaban que existe un tercer tipo de Teorías sociológicas, parciales,


acotadas, que surgen de la investigación empírica de casos, pero que tienen conexión con
los Tipos anteriores, de los que toman sus hipótesis de trabajo y sus procedimientos de
contrastación, pero que se diferencian claramente de ellos porque producen formulaciones
relativas a contextos y problemas acotados, que deben analizarse y compararse con muchos
otros para lograr un alcance mayor. A este tipo de Teorías las llamaban Teorías
sociológicas Tipo 3.
Gabriel Abend (2007 y 2008) sostiene que existen al menos siete maneras de entender la
teoría sociológica.

Teoría 1: son proposiciones generales que establecen una relación entre dos o más
variables, más allá del momento o lugar específico en los que esa relación pueda
producirse. La Teoría del tipo 1 supone un conjunto de generalizaciones que no se refieren
a un proceso específico, sino a un conjunto de procesos donde se presentan relaciones de
causa-efecto recurrentes. Muchos sociólogos, sobre todo en los Estados Unidos, piensan
que hacer teoría es hacer Teoría del tipo 1.

Teoría 2: Son proposiciones que explican un fenómeno social particular, se identifican


factores o condiciones de ocurrencia y por lo tanto dicen por qué sucedió.

Teoría 3: Son proposiciones que dicen algo acerca de fenómenos empíricos del mundo
social. Brindan una interpretación, una lectura de una porción del mundo empírico.
“Aclaran”, “iluminan”, “dan luz” a algún aspecto o a algún proceso social. Es un enfoque
interpretativo, hermenéutico.

Teoría 4: Son estudios sobre los clásicos, en cierta medida, relacionados con la docencia de
los académicos que los desarrollan. En ellos se muestra cómo el pensamiento de
determinado autor evolucionó a lo largo de su obra, cuál es la relación con predecesores y
sucesores, cuál es su relevancia en la actualidad, cuáles fueron los temas principales y
cuáles fueron los huecos, los temas no tratados. Como intentaré mostrar más adelante, este
tipo de ejercicio teórico es y ha sido muy frecuente en México.

Teoría 5: Son proposiciones que implican una cosmovisión, o lo que llamaríamos una
teoría general, que suponen por lo tanto, una perspectiva específica para mirar el mundo,
premisas acerca de cómo aprehenderlo, y cómo representarlo. Se focaliza en los conceptos
y equipamientos lingüísticos, la naturaleza de nuestro esquema conceptual, las categorías
utilizadas, las relaciones entre conceptos. En ese sentido, las teorías de tipo 5 son los
presupuestos que permiten pensar el mundo. Luhman, y Parsons anteriormente, por
ejemplo, formularon “categorías de entendimiento” que proveen las condiciones de la
experiencia. La Teoría de sistemas, la teoría estructural funcionalista, la teoría marxista, la
teoría crítica, la teoría de la estructuración, todas son formas de ver el objeto, o sea el
mundo social, que proveen de conceptos, preguntas y las respectivas maneras de
contestarlas. También al decir “enfoque teórico” o “paradigma teórico” se hace referencia a
la Teoría como Teoría de tipo 5. Abend señala que frases como “la sociedad puede ser
pensada como sistema” o “La sociedad es como un escenario teatral” son claros ejemplos
de este tipo de teorización.

Teoría 6: En realidad, este tipo de teoría es más bien teoría social. Tiene un componente
normativo, prescriptivo, acerca de cómo debe ser, y cómo se debe ver la realidad. En este
tipo, no queda clara la distinción entre juicios de hecho y juicios de valor.

Teoría 7: Son proposiciones sobre maneras de entender problemas, como la relación micro-
macro; agency-estructura. Se refieren a cómo el mundo social se constituye, el estatus
científico de la sociología, la importancia de las leyes y si es posible formular leyes en
sociología. No se refiere a casos, ni al mundo empírico, sino a problemas ontológico-
epistemológicos.

Si bien Abend no lo señala, como es muy frecuente al construir esta clase de tipologías, el
deslinde entre un tipo y otro no siempre es claro, y sobre todo en el trabajo en concreto, hay
algunos tipos de teoría que se entrecruzan y solapan. Por ejemplo, si bien las teorías de tipo
5 tienen quizá una pretensión más sistemática y abarcadora, muchas veces en trabajos
concretos, los investigadores pueden abordar problemas típicos de lo que Abend denomina
Teoría del tipo 7.

Y a su vez, al tratar problemas del tipo 7, en general se tienen supuestos propios del Tipo 5,
o deudas claras aunque no siempre explicitadas, con Teorías del tipo 4.

¿Hacemos teoría sociológica en México?

Es una impresión general en la comunidad de sociólogos mexicanos, que en México no se


hace teoría sociológica. Esto viene acompañado, por lo general también, de una demanda al
respecto, en el sentido de que se deben buscar espacios e interlocutores que permitan
subsanar esa carencia. Para abundar en la caracterización del problema, podemos decir que:
a.- Los investigadores perciben una carencia en cuanto al desarrollo, debate e interlocución
en el terreno de la teoría sociológica y la epistemología de las ciencias sociales. Sin
embargo, se puede observar que

b.- muchas de las publicaciones están marcadas por una discusión conceptual que no ha
sido suficientemente reconocida.

c.- Existe la opinión entre los propios investigadores de que ellos no producen un
conocimiento universal en el campo de las ciencias sociales y señalan que los objetivos de
su trabajo “se inclinan más bien hacia el estudio de fenómenos sociales que ocurren, u
ocurrieron, a escala nacional o local, y no hacia el desarrollo teórico y metodológico”.

d.- El escaso reconocimiento por parte de los investigadores con respecto a las aportaciones
teóricas en sus respectivos trabajos, se ve cuestionada cuando uno revisa las
publicaciones en los últimos años. Por ejemplo, los estudios sobre instituciones, políticas
públicas y procesos políticos, que arrojan luz sobre las transformaciones del Estado en el
mundo contemporáneo. O las publicaciones sobre procesos migratorios, conflictos
urbanos, pobreza; los trabajos sobre educación, ciencia, tecnología e innovación, que es
mucho lo que aportan para la comprensión del desarrollo de la sociedad del conocimiento,
un reto para las sociedades emergentes. El debate teórico- conceptual está presente en las
investigaciones sobre globalización, sobre identidad, sobre las nociones de igualdad/
desigualdad y exclusión en el pensamiento mexicano; los estudios sobre género, cuerpo,
emociones; el análisis que varios autores ( as) desarrollan sobre las nociones de justicia y
libertad dentro del marco de los debates entre liberalismo y colectivismo; los estudios
sobre familia vinculada con los debates contemporáneos en torno a la individualización.
Los estudios sobre violencia, corrupción, drogas, seguridad, y un sinfín de temas actuales
relevantes. Éstos son tan sólo algunos ejemplos, cuya única finalidad en este trabajo es
ilustrar el tipo de investigaciones que se hacen, y de las cuales es posible extraer
conocimientos que van más allá del análisis empírico, e incluso, mucho más allá de los que
los propios autores pueden reconocer.

Por otra parte, existe la idea, que era bastante frecuente en la sociología estadounidense de
mediados del siglo XX, y que extrañamente permanece entre nosotros, de que hay una
brecha, una distancia insalvable entre teoría sociológica e investigación empírica. Y que
incluso, se puede hacer investigación empírica sin hacer referencia, o sin tener en cuenta o
sin hacer explícitas, las fuentes teóricas en las que, aunque sea de manera no totalmente
consciente, abreva el pensamiento del investigador.

Y creo que esa percepción, de que en México no se hace teoría, y también, la frustrante
situación del papel infravalorado de la teoría, se debe a varios factores. Por una parte, a
que se maneja una idea acerca de lo que la teoría es o debe ser, epistemológicamente
incorrecta, que entiende por teoría sólo lo que en el artículo de Girola y Zabludovsky
citado más arriba se denominaba Teorías del Tipo 1. O lo que en el texto de Abend se
denomina Teorías del tipo 5.

Es un ideal perverso: si no hacemos lo que hacían Marx, o Weber, o Habermas o Giddens


o Luhmann, no estamos haciendo teoría. En ese caso, gran parte de la teoría sociológica que
se hace actualmente en el mundo, no sería teoría, porque ¿cuántos Webers, Habermas o
Luhmanns puede haber en cada generación?

Por otra parte, después de los años ochenta del siglo pasado, y la llamada “crisis de
paradigmas” en la sociología, la aspiración de construir teorías pan-explicativas, dio paso,
en todo el mundo, al reconocimiento del carácter multi-paradigmático de la disciplina, al
reconocimiento de nuevos campos de investigación, a un desarrollo exponencial de la
misma.

Otro factor que puede haber incidido en la visión que una parte de la comunidad de
sociólogos en México tienen acerca de lo que es teoría sociológica, es la abundancia de
estudios publicados en nuestro país sobre la obra de los clásicos de la disciplina , en la
última mitad del siglo XX, y la primera década del siglo XXI. Si bien esos estudios no se
limitan a glosar a los autores, sino que en muchos casos proponen una visión crítica de los
mismos, e incluso promueven la reflexión acerca de su utilidad para el abordaje de
cuestiones del presente, su misma proliferación puede haber hecho perder de vista que esa
es tan sólo una parte del quehacer teórico posible, tal como lo señala Abend al hacer
referencia a su Teoría del tipo 4. De hecho, algunos colegas sostienen que lo que se hace
en México son “estudios teóricos” y no propiamente “teoría sociológica”.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que los estudios sobre la obra de destacados
sociólogos, tanto clásicos como contemporáneos, a veces se han hecho sin tener en cuenta
sus contextos de formulación, y las diferencias que pueden tener con nuestra propia
realidad social. Aunque pueda estar muy de moda la utilización de nociones como
“sociedad del riesgo” o “modernidad líquida”, o del “hiper-consumo”, por ejemplo, que
dan a los trabajos un aire de cultura sociológica cosmopolita, una reflexión imprescindible
es si pueden aplicarse sin más a las características y condiciones de nuestra propia
sociedad. Si no es el caso, entonces sería una muestra de la auto-conferida y auto-asumida
condición de dependencia intelectual, y de la auto-colonización del saber teórico, que
sienten algunos estudiosos, para los que si no lo dijo antes una autoridad reconocida
extranjera, la teoría no es valiosa. Por lo tanto, si las referencias teóricas solamente son
usadas como criterios de autoridad y muestra de sofisticación, pero no son puestas a prueba
y adecuadas y contrastadas para la explicación de problemas concretos, muchos
investigadores abocados al análisis empírico, sienten que pueden desechar esa forma de
hacer teoría por poco útil y vacua.

La teoría sociológica que hacemos en México

Encontramos en México al menos tres formas principales de hacer teoría, o al menos, para
decirlo de otro modo, la teoría se entiende fundamentalmente como una de estas tres
actividades. Más adelante intentaré mostrar que en los hechos, se hace teoría de otras
maneras.

De manera muy destacada, la exégesis: o sea, la lectura, revisión y re-elaboración de la


obra de destacados autores, el comentario acerca de sus vidas, la glosa de sus principales
trabajos y, en el mejor de los casos, el intento de aplicación de sus formulaciones a
problemas actuales. (Teoría tipo 4 de Abend)

La otra forma de hacer teoría es la reflexión conceptual. Sabemos, y creemos que todo
mundo está de acuerdo con eso, que los conceptos y nociones, aún los conceptos y nociones
científicos, no son unívocos, que tienen una temporalidad y una historicidad que les es
propia, que son porosos, flexibles, elásticos, en fin, que son más que nada instrumentos,
medios para la investigación, que debemos tratar con cuidado. El trabajo crítico de revisión
de los conceptos es crucial para la investigación porque implica contar con los
instrumentos adecuados para la explicación de la realidad social. ¿Qué pasaría con un
cirujano que quisiera operar a un paciente con un bisturí sin filo, o con un físico que
quisiera estudiar los agujeros negros con las matemáticas del siglo XVIII? En México se ha
realizado una abundante tarea de análisis conceptual, en diversas formas, desde una
perspectiva socio-lingüística o historiográfica, al estudio de la evolución del contenido de
conceptos concretos, como burocracia, modernidad, amor o normas. Eso es teoría del Tipo
7, en la tipología de Abend, mezclada con algunos rasgos del tipo 5.

El riesgo que comporta el considerar a la teoría básicamente como un trabajo de análisis


conceptual, es el confundir el instrumento con el fin. Si afinar los instrumentos del análisis
es crucial, su uso es lo que les otorga sentido.

La tercera forma de hacer teoría, que en cierto sentido puede tener que ver con lo que
Robert Merton denominaba “Teorías de alcance intermedio”, es quizá menos visible,
menos explícita y sin embargo, una faceta importantísima dentro del quehacer de la
disciplina. Tiene que ver con los descubrimientos que surgen de los procesos de
investigación de elementos y procesos específicos, a partir del análisis y la constatación y
contrastación reiterada de situaciones, y de la elaboración de generalizaciones, hipótesis
plausibles y conclusiones válidas, aunque las más de las veces contextuales, con respecto a
problemas concretos. Sin aspiraciones de constituir una Gran Teoría, pero con un papel
heurístico relevante, posibilidades de aplicación, y de avance del conocimiento,
importantes. Este tipo de teoría, es la que podemos encontrar en varios ámbitos del
quehacer sociológico en México. Investigadores abocados al estudio de la vida urbana, la
acción colectiva, las identidades en la globalización, entre muchos otros, hacen hallazgos
sustantivos, reformulan ideas desarrolladas en otros ámbitos, y proponen explicaciones de
los procesos que estudian, referidas a contextos espacio - temporales acotados. Las
inferencias y conclusiones a las que llegan, como están referidas a procesos específicos que
son su objeto de estudio, no son consideradas por ellos mismos como “teoría”, pero sí lo
son. Las propuestas teóricas no son consideradas la parte más importante de su trabajo, y la
mayoría de las veces, no son mencionadas o reconocidas por los investigadores, pero están
ahí.
Aquí conviene mencionar dos situaciones:

Una, que una gran parte de la producción sociológica en México, en los últimos diez años,
se encuentra publicada en libros, no sólo o no principalmente en artículos de revistas
científicas, y eso hace difícil el recuento de cuántas aportaciones teóricas relevantes se
podrían extraer y sistematizar de tal manera que construyeran una teoría con respecto a
problemáticas específicas. Como se dijo al principio de este trabajo, la masa crítica de
textos publicados en México ha crecido de manera importantísima, y hacer una búsqueda y
organización de todo el material es una tarea si no titánica, al menos muy trabajosa y difícil.

La otra situación es que los investigadores empíricos, muchas veces reniegan de la teoría
sin percatarse de que hacen teoría, no piensan que las conclusiones de sus estudios de caso
sirvan para explicar algo que vaya más allá de sus estudios de caso; o no se dan cuenta de
que todo estudio de caso, de manera implícita, utiliza, se basa en, y es muestra de un
conjunto de supuestos teórico-metodológico-epistemológicos, que aunque no explícitos o
conscientes, están ahí, tanto en las preguntas que se hacen, como en los instrumentos que
adoptan para responderlas, como en la relevancia dada a unos resultados y no a otros.

Esto nos remite a varios problemas. Uno de ellos, consiste en saber con qué modelo de
ciencia estamos trabajando. Es fácil, y hasta una cuestión de moda intelectual, decir que
somos post positivistas, post kuhnianos, post algo. Pero eso ¿qué significa?

Aunque esta no es una exposición sobre epistemología de las ciencias sociales, creo que,
siguiendo a Gilberto Giménez, se puede decir que la sociología actualmente rechaza
explicarse a sí misma como una ciencia inductiva, tanto como rechaza ser una ciencia
hipotético deductiva; rechaza basar sus propuestas exclusivamente en el uso de métodos
cuantitativos y reconoce como una de sus características más importantes el pluralismo
explicativo; y acepta que no existe un punto de vista neutral y objetivo para la observación
de los fenómenos; reconoce que los datos no hablan por sí mismos, y no pueden demostrar
teorías, porque ellos mismos ya están cargados de teoría.

Hemos aceptado como un objetivo de la ciencia lograr que nuestros resultados tengan
validez; no perseguimos la verdad absoluta.
Se ha abandonado el criterio de la posibilidad de predicción cierta como criterio de
cientificidad; el objetivo principal de la ciencia es proponer explicaciones de la realidad,
pero hay que reconocer que los procesos y fenómenos que la ciencia estudia pueden tener
múltiples causas, y por lo tanto múltiples explicaciones. Los procesos sociales están
siempre históricamente situados, y por lo tanto, no existen leyes ni principios generales
siempre aplicables, sino que los sistemas sociales son complejos y sensibles a ínfimas
variaciones en cualquiera de sus componentes y/o del ambiente en el que se encuentran.
Los esquemas explicativos que actualmente utilizamos en sociología son varios, y pensar
que con uno solo, o una sola teoría podemos explicar la complejidad del mundo, suena, por
decir lo menos, un poco ingenuo. La validez de las proposiciones sólo puede depender de la
“ejemplificación sistemática”, reforzada y apuntalada por formas rigurosas y exigentes de
“protocolarización”. (Giménez, 2012)

Estas y otras cuestiones, que sería demasiado largo comentar aquí, constituyen los
fundamentos del tipo de ciencia que efectivamente hacemos los sociólogos, aunque la
mayor parte de las veces, ni seamos conscientes de ellos, o al menos, no los hagamos
explícitos. Pero tienen, desde mi punto de vista, una influencia muy grande en los
conocimientos obtenidos.

En la investigación empírica, acotada, de casos concretos, es común que el investigador


compare su propio caso de investigación, con los revisados por otros autores. Que apele a
lo dicho por otros antes que él sobre el tema. Que “ejemplifique sistemáticamente” de tal
manera que las conclusiones a las que llega no sean fortuitas. Que así como utiliza
determinados conceptos y procedimientos y técnicas, reconozca que podría haber utilizado
otros, con lo que sus resultados podrían alterarse o mostrar otros aspectos. En toda buena
investigación, si es sistemática y rigurosa, aunque sea de un caso o de un número reducido
de casos o procesos, el bagaje teórico conceptual y epistemológico está subyacente, nutre y
orienta la investigación.

Podemos decir entonces, que si el objetivo principal de la teoría sociológica es la


explicación de la realidad social, es en la investigación empírica donde se muestran sus
alcances: los resultados muestran conocimientos de los desarrollos previos (aunque sea sólo
como supuestos implícitos), instrumentos conceptual-metodológicos afinados, revisados
críticamente, contextualizados, utilizados como instrumentos y como vehículos para
adentrarse en la temática específica, y finalmente, resultados que descubren algo nuevo, o
confirman algo tan sólo parcialmente comprobado antes, avalados y testeados con otros,
que muestran la validez de la argumentación. Eso es investigación empírica de calidad y es
a la vez, Teoría Sociológica Recapitulando, me animo a decir entonces que una función
crucial de la teoría es ser el soporte intelectual, conceptual, instrumental y heurístico de la
investigación. No hay investigación sin teoría de algún tipo. Y la teoría es una parte crucial
de la explicación sociológica. Sin una reflexión concienzuda sobre lo dicho anteriormente,
tanto en relación con las ideas comunes acerca del tema, como con teorías no científicas,
como sobre teorías científicas previas y demás y una clarificación, historización y revisión
permanente de los instrumentos conceptuales, y de la pertinencia y relevancia del aparato
técnico disponible, no puede haber nuevo conocimiento, ni explicación científica Que para
cada estudio concreto no se haga, porque en realidad no es necesario, una recapitulación de
todo lo sabido, ni una explicitación del estado del arte (esto sólo lo hacemos, si bien nos va,
en las tesis de maestría y doctorado), ni una re-semantización y revisión de los
instrumentos de todo tipo, sino que todo ello se dé por supuesto, no significa que los
investigadores no lo hagan nunca. Como cada quien construye su marco conceptual de
acuerdo a sus intereses de investigación, con que lo hagan alguna vez, basta. Y eso es lo
que puede dar, y darles, la impresión de que las investigaciones empíricas no están
preñadas de teoría.

En publicaciones recientes, algunos autores han señalado como tareas propias de la teoría
sociológica, el hacer estudios sobre la obra de pensadores destacados de la sociología o de
las ciencias sociales en general, o hacer análisis acerca de los conceptos usados en la
disciplina, como una manera de aclarar, profundizar e incluso polemizar con definiciones
existentes. En este trabajo propongo que, además de lo mencionado, la teoría sociológica
tiene no sólo un papel instrumental, de proveedora de herramientas para la investigación,
sino que es parte sustantiva de la explicación sociológica. Y que aunque este papel no es
completamente reconocido en la comunidad disciplinaria, es lo que permite mostrar cómo,
en muchas de las investigaciones que se hacen en México en la actualidad, a pesar de que
no se reconocen como teóricas, la teoría es a la vez sustrato, guía y parte de los resultados
de dichas investigaciones.
Sin embargo, también es pertinente cuestionarnos acerca de por qué si bien la teoría se
toma, explícita o implícitamente (la mayoría de las veces), como punto de partida, la
generalización de los resultados de investigación más allá del caso específicamente
estudiado, la teoría como “punto de llegada”1 es algo no asumido por los investigadores
sociales en México.

Esto puede tener varias explicaciones, aparte de la ya mencionada noción de que hay una
brecha tan grande entre los estudios de caso y la teoría, que no vale la pena ni proponerse
saltarla.

En primeras, que sólo sociólogos con buena formación teórica y trabajo empírico de
muchos años, se animan a relacionar lo específico con lo más general. Puede ser timidez,
pero también, algo que podríamos denominar “parsimonia epistemológica”. Quedarse en
los estudios de caso, sin pretender generalizar, evita acusaciones de “generalización o
teorización indebida” en términos de Lahire. (Véase Lahire, 2008)

Pero también existe un condicionamiento institucional y profesional: el financiamiento de


la investigación, de por sí escaso en México, se obtiene con proyectos concretos, que se
propongan el análisis de asuntos específicos, y en los cuales, al parecer, puede considerarse
que la teoría, siempre un poco ambiciosa y aventurada, sale sobrando.

Permítaseme ahora, tratar de mostrar qué hacemos los sociólogos en México, cuando
hacemos teoría. Obviamente, este es un estudio preliminar, tan sólo una muestra de un
trabajo más profundo y concienzudo que aún forma parte de la agenda de investigación
pendiente, pero que puede servir para ilustrar lo equivocados que están los que piensan que
en nuestro país no se hace teoría sociológica.

Tres estudios de caso: la Revista SOCIOLÓGICA de la UAM, la Revista Mexicana de


Sociología, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y Estudios
Sociológicos, de El Colegio de México. 2

1
Agradezco a Héctor Vera, en el transcurso de una sesión de seminario en 2014, la señalización de este
problema.
2
Llamaré de aquí en adelante, para abreviar, S a sociológica, RMS a la Revista Mexicana de Sociología y ES
a la revista Estudios Sociológicos.
Las tres revistas objeto de análisis pertenecen al Padrón de Revistas Científicas de Conacyt
y a varios de los más importantes Índices internacionales. El período a analizar son los diez
años que van de 2004 a 2014.

SOCIOLÓGICA es una revista cuatrimestral, publicada desde 1986 por el Departamento


de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco. Como
desde sus inicios se presentó como un espacio abierto para el debate y la discusión de
problemas teóricos y metodológicos de las Ciencias Sociales, aparte de ser un medio para
la difusión de los resultados de investigación en los diferentes campos de la sociología,
existe en la comunidad de sociólogos en México la equivocada opinión de que es una
revista exclusivamente teórica. Como espero mostrar aquí, esa es una percepción errónea.
Pero que tiene su asidero en el hecho de que durante bastante tiempo, fue la única revista en
México que tuvo entre sus objetivos la publicación de artículos eminentemente teóricos. Si
vemos la producción en ella reflejada en el periodo objeto de este estudio preliminar,
podemos observar que se publicaron un total de 174 artículos, de los cuales 91 fueron
teóricos al menos en parte y 84 fueron estudios empíricos.3 Podemos decir entonces que
hay cierto equilibrio entre los dos tipos de materiales. Esto es atípico en el campo de las
publicaciones sociológicas en México, lo que le dio a SOCIOLÓGICA un perfil particular.
De esos 91 artículos al menos en parte teóricos, 74 fueron de autores con inserción en
universidades o centros mexicanos, y 17 fueron de autores con inserción en el extranjero.
Los temas que en ellos se tratan son, en orden decreciente, estudios sobre autores, teorías y
conceptos (31); estudios de género y sociología del cuerpo (15); sociología política (10);
historia disciplinar (6); modernidad (5); sociología de la cultura y de la música (5);
sociología del conocimiento (3); imaginarios y representaciones sociales (3); migración (2);
sociología de la educación (2); movimientos sociales (2). Otras temáticas tienen un solo
artículo.

La Revista Mexicana de Sociología, trimestral, fundada en 1939, y publicada por el


Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, es
la decana de todas las revistas sociológicas editadas en México. En el mismo período,

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En otro trabajo, se analizarán los artículos que pueden definirse como de corte principalmente empírico,
como una manera de entender qué tipo de investigación empírica se hace en México.
publicó más de 260 artículos, de los cuales más de 175 son claramente empíricos y más de
90 son o explícitamente teóricos (22) o tienen en su desarrollo un componente teórico (de
partida o como parte de sus conclusiones), aunque no lo manifiesten. Una denominación
tentativa para éstos últimos es la de “artículos de carácter mixto” (70). En ellos, los temas
abordados, en orden decreciente, son: los relacionados con problemáticas propias de la
sociología o la ciencia políticas (22); epistemología (4); trabajo (4); religión (4);
metodología (3); movimientos sociales (3); confianza (3); amor, sexualidad (3); pobreza
(2); sociología rural (2); violencia (2); redes sociales (2); vulnerabilidad, exclusión social
(2). Otros temas tienen sólo un artículo en los diez años estudiados.

Estudios Sociológicos, es una revista cuatrimestral publicada por el Centro de Estudios


Sociológicos de El Colegio de México, desde 1985. En el período objeto de estudio,
publicó casi 200 artículos, de los cuales dos tercios fueron de corte empírico y el resto en
alguna medida, teóricos. De los textos “mixtos” y/o plenamente teóricos, autores con
inserción en alguna institución mexicana fueron 45 y 37 provinieron de alguna institución
en el exterior. Los temas estudiados en los artículos de carácter mixto fueron, en orden
decreciente: trabajo y trabajo y familia (7); religión (7); metodología (4); epistemología (4);
democracia (4) movimientos sociales (4); intimidad, cuerpo, amor (4); Género (3);
movimientos sociales (3); globalización (2). Sobre migración, juventud, violencia, derechos
humanos, sólo hay un artículo de cada tema.

Ahora bien, si tenemos en cuenta lo debatido en las páginas anteriores, cuando hablamos
de “artículos teóricos” podemos referirnos a cosas bien diferentes. Si dejamos de lado las
teorizaciones generales del tipo cosmovisión, y las formulaciones que no pueden ser
consideradas como teoría sociológica, sino que tienen un carácter normativo-prescriptivo, y
son más bien teoría social, y consideramos que por su tamaño, difícilmente en un artículo
puede plasmarse acabada y completamente una teoría de alto nivel de generalidad,
podemos entonces en principio y como hipótesis de trabajo, considerar como artículos
teóricos a los que en la terminología de Girola y Zabludovsky serían los Tipos 2 y 3, y en la
de Abend, los Tipos 2, 3, 4, 5, y 7.

Si le hacemos caso a este último autor, y nos referimos no sólo a lo que los sociólogos
deberían hacer cuando hacen teoría, sino a lo que efectivamente hacen, podemos encontrar,
en los artículos que pueden en primera instancia definirse como teóricos en las tres revistas
sometidas a estudio, textos que se dedican a:

a.- analizar, problematizar, discutir conceptos o debatir el papel de la clarificación


conceptual, o construir redes conceptuales. Ya sea relacionándolos con algún tema actual
(a.1) o en sus redes semánticas (a.2) Podemos encontrar dentro de este apartado textos que
se proponen estudiar conceptos y relacionarlos con teorías; estudiar categorías y
relacionarlas con disciplinas; estudiar categorías y/o teorías desde una perspectiva
epistemológica explícita; estudiar categorías y conceptos y utilizarlos para estudios de caso;
discutir conceptos, proponer otros alternativos y relacionarlos con un tema específico.
Podemos contabilizar al menos 8 artículos que en alguna medida hacen este tipo de trabajo
teórico en S, 4 en la RMS y 5 en ES.

b.- Estudiar la obra de uno o más autores, ya sea su obra en general, o algún aspecto,
temática o concepto (b.1), ver la pertinencia o uso de las ideas de un autor o autores para el
estudio de un problema específico; también partir de la obra de un autor para esclarecer un
campo. 22 de este tipo de artículos encontramos en S; 8 en RMS; 20 en ES.

c.- analizar procesos y extraer consecuencias teóricas. De éstos, encontramos 26 en S;


ninguno en la RMS y 5 en ES.

d.- Estudiar teorías más o menos consolidadas y hacer una glosa y revisión de las mismas
(d.1), o comprobar su aplicabilidad a un tema específico. 7 artículos en S; 3 en la RMS y 5
en ES.

e.- Los que estudian algún aspecto de la historia de la sociología, o de alguna otra ciencia
social, o comparan los desarrollos históricos de una disciplina con respecto a otra u otras;
de los actores involucrados en los procesos de institucionalización y profesionalización
disciplinar y sus formas específicas de actuación en el campo; el ethos disciplinar; las
formas de evaluación del trabajo. Encontramos 11 en S; 3 en la RMS y 5 en ES.

Estos números parecerían incongruentes si no consideráramos que en la mayoría de los


casos, en las tres revistas, la mayoría de los artículos considerados si bien tienen un
objetivo prioritario, que permite ubicarlos con bastante claridad en uno de los tipos
mencionados, frecuentemente muestran confluencia de propósitos, lo que permitiría
encontrar abundantes mezclas entre los tipos en casi todos ellos.

Se puede decir entonces, que es bastante clara, por un lado, la preeminencia de ciertos
temas, como el estudio de autores, y el análisis conceptual, pero más aún, por otro lado, que
más de la mitad de los trabajos consultados tienen objetivos múltiples: el análisis de
conceptos para luego interpretar ciertos procesos o situaciones; o partir de algún personaje
de la historia de la disciplina y los temas y conceptos más comunes en su obra, discutir
problemas diversos; o iniciar con la discusión conceptual como vía de afinar los
instrumentos necesarios para interpretar un proceso y de allí poner a consideración una
reflexión más general, o tomar un problema sociológico, hacer un recuento del estado del
arte en torno al tema, y luego proponer explicaciones novedosas.

Por ello, una nueva categoría debería ser la f.- que se refiere a artículos con objetivos
múltiples, ya que en las tres revistas encontramos estos casos: 30 en S; 7 en la RMS y
14 en ES.

A pesar de ser una muestra reducida, que obviamente remarca la necesidad de realizar una
investigación de mucho mayor alcance y profundidad, que requeriría, como señalé más
arriba, analizar la gran producción bibliográfica de los años recientes, el material revisado
permite mostrar que en México se hace teoría sociológica. Compleja, diversa, sesgada e
incompleta, con diferentes grados de profundidad y originalidad, y diferentes objetivos,
multifacética si se quiere, pero de ninguna manera menospreciable. Si nos remitimos a las
tipologías y clasificaciones presentadas en la primera parte de esta presentación,
tendríamos entonces que los trabajos teóricos publicados en las revistas objeto de nuestro
estudio durante diez años, pueden efectivamente ubicarse como dentro de los tipos 2 y 3 de
Girola y Zabludovsky; y 2, 3, 4, 5 y 7 de la tipología de Abend. Sin embargo, creo que
también pueden servir para ampliar nuestras ideas acerca de todo lo que puede abordar y
de hecho aborda la teoría sociológica.

El debate está abierto, y compete a las nuevas generaciones de sociólogos, avanzar en él.

Bibliografía
Abend, Gabriel (2007) “Estilos de pensamiento sociológico: sociologías, epistemologías y la búsqueda de la
verdad en México y Estados Unidos” Estudios sociológicos Núm. 75, septiembre –diciembre, pp. 573-638.
México DF.

Abend, Gabriel (2008) “The Meaning of ´Theory´” Sociological Theory Núm.26:2 June, pp.173-199
American Sociological Association, Washington DC.

Abend, Gabriel y Caitlin Petre; Sauder, Michael (2013) “Styles of Causal Thought: an Empirical
Investigation” American Journal of Sociology, Number 3, November, pp. 602-654, The University of Chicago
Press, Chicago.

Azuela, Antonio; Lidia Girola, Humberto Muñoz; María de los Angeles


Pozas; Gina Zabludovsky (2012) Informe Comisión de Agenda, ISSUNAM, México DF.

Giménez, Gilberto (2012) “La controversia actual sobre el estatuto científico de las ciencias sociales” Acta
Sociológica Núm. 58, septiembre –diciembre, UNAm, México DF, pp.11-32.

Girola, Lidia y Gina Zabludovsky (1991) “La teoría sociológica en México en la década de los ochenta”
Revista Sociológica Núm. 15, UAM Azcapotzalco, México DF, pp.11-63.

Lahire, Bernard (2008) El hombre plural Ediciones Bellaterra, Barcelona.

Zabludovsky, Gina (2012) “El debate conceptual y las ´Teorías de alcance intermedio´: a propósito de la
sociología en México” Acta Sociológica, Núm. 59, septiembre-diciembre, UNAM, México DF, pp.103-133.

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