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Tema: La Victimología desde la Perspectiva de los

Derechos Humanos: Atención y protección de la


víctima en Costa Rica

Autor: MSc. Verny Zúñiga Cabalceta

Director Cátedra de Criminología

Universidad Estatal a Distancia (UNED)

Criminólogo Ministerio de Justicia y Paz de Costa Rica

Vice-Presidente Colegio de Profesionales en Criminología de


Costa Rica

verzuca@hotmail.com
Tel. (506) 8817-0216 ó 2680-2311

“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos,

de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me

preocupa es el silencio de los buenos”

M. Luther King
Introducción

Desde 1940 y con la abolición del ejército en 1948, se acentúa la democracia en Costa
Rica, en donde el Estado de manera continua, ha impulsado programas integrales a
nivel social, y de esta manera otorga a la ciudadanía, oportunidades e igualdad de
desarrollo en procura de garantizar derechos fundamentales.

En los últimos años en Costa Rica, las estadísticas delictivas demuestran que la
delincuencia ha aumentado considerablemente, tomando como parámetro, una serie
de factores que influyen en la comisión de los delitos. Dichas estadísticas, se ven
reflejada en la cantidad de víctimas que han sido atendidas y protegidas por la Oficina
de Atención y Protección a la Víctima, la cual está adscrita al Ministerio Público y bajo
la dirección de un Fiscal Coordinador.

Estos factores tienen correlato con la inseguridad que afecta a la población en general,
lo que cada día genera más víctimas, y aun cuando se reconozca que el problema de la
seguridad involucra a toda la sociedad, no se puede soslayar que es el Estado a través
de sus órganos represivos y legales, el único responsable del diseño de una política
criminal que contrarreste el fenómeno delictivo, la cual parece estar muy leja de la
realidad que en este momento vive Costa Rica.

Ante situaciones que promueven escenarios de violencia, se han venido tomando


acciones conjuntas a nivel policial, judicial, legislativo, empresarial, académico y
gubernamental, con medidas y estrategias de seguridad ciudadana, conducentes a
brindar una mejor protección a la ciudadanía en general, en donde se puede
evidenciar que hace falta profesionales en Criminología que puedan asesorar en
materia de prevención, represión y atención del delincuente-victimario, toda vez que
este profesional es excluido del ámbito laboral en donde debe y merece estar, lo que
debe servir como una alerta al Gobierno en general.

A Diciembre del 2009, según reporte publicado en la Revista Seguridad Hoy, que cita
“… el 20 % de los hogares ticos dijeron ser víctimas del hampa en el último año, pese a
informaciones en donde se dice que Costa Rica ocupa el lugar número 47 entre los 209
países del mundo de índices de criminalidad, siendo el país más seguro de
Centroamérica, según el ranking de World Bank Institute dado a conocer por la
Fundación para el desarrollo de Guatemala (FUNDESA)1

Si bien es cierto, Costa Rica se ha caracterizado por ser un país de tranquilidad tanto
para nacionales como para extranjeros, se debe reconocer que en los últimos tiempos
la criminalidad ha aumentado como ha sucedido en muchos países; por lo tanto, las
víctimas son cada día más, sin importar la condición social, edad o sexo de éstas, así
como la violencia con que se cometen estos actos, algunos de ellos con connotaciones
e implicaciones internacionales tales como el sicariato, en donde algunos de sus
ejecutores son personas menores de edad, quienes tienen mayor facilidad para evadir
la acción policial y muchas veces hasta la judicial, causando esto una reacción social
muy fuerte entre los ciudadanos, quienes manifiestan estar a merced del hampa.

Sin embargo, muchos costarricenses y extranjeros, aún confían en el sistema de


seguridad y las nuevas legislaciones que se han aprobado e implantado para
contrarrestar el flagelo de la delincuencia y sus implicaciones, principalmente
tratándose de víctimas que luchan para que sus derechos sean garantizados dentro del
proceso penal como tal y se les vea como lo que son, sin dejar de valorar el riesgo que
implica ser víctima muchas veces del propio sistema.

Ejemplo de ello es la Ley de Protección a Víctimas, Testigos y Demás Personas


Intervinientes en el Proceso Penal, aprobada por la Asamblea Legislativa de Costa Rica,
el día doce de febrero de dos mil nueve y puesta en vigencia a partir del día veintidós
de abril del mismo año, cuyo objetivo principal radica en proteger los derechos de las
víctimas, testigos y otros sujetos intervinientes en el proceso penal, así como la
regulación de las medidas de protección extraprocesales y sus procedimientos que
permite un trato especializado para quienes también han caído en las redes del
crimen organizado.

Con esta ley, se da paso a la creación de la Oficina de Atención a la Víctima del Delito,
la cual está adscrita al Ministerio Público. Con esta oficina se crea la Unidad de
Protección a la Víctima del Delito, constituida por un equipo técnico evaluador,

1
Revista seguridad hoy. Proyecto siglo XXI. Pág. 9. Ed. 4. San José Costa Rica, 2009.
compuesto por profesionales en Criminología, Derecho, Psicología y Trabajo Social o
Sociología.

Tal y como cita la Revista Seguridad Hoy, “… La diputada Evita Arguedas Maklouf,
miembro de la Comisión de Seguridad Ciudadana de la Asamblea Legislativa (periodo
2006-2010), indicó que estas leyes dictaminadas por esta Comisión y luego votadas en
el Congreso de la República, vienen a frenar los tentáculos del crimen organizado en el
país y a ofrecer una protección más eficaz a las víctimas y testigos de hechos delictivos
como el narcotráfico, delitos sexuales, la trata de personas, el sicariato y los
secuestros, entre otros. Esto vino a minimizar en parte ese temor que sentíamos los
habitantes de este país, ya que estas leyes fueron un alivio para nuestras pesadillas y la
poca atención que teníamos en materia de seguridad ciudadana, pues actualmente
hemos sentimos que la delincuencia vuelve a surgir y de manera más violenta,
quedando en el aire muchas de las promesas ofrecidas a la ciudadanía.

POLÍTICAS DE SEGURIDAD

Las políticas de seguridad, deben basarse en programas de prevención de las


conductas antisociales más que en soluciones de tipo represivo, abordando todas
aquellas políticas que contemplen la participación directa de toda la sociedad; es decir
-según mi criterio- con mano firme para castigar pero con mentalidad inteligente para
prevenir acciones delictivas y concretas que contrarresten el flagelo de la delincuencia
que solo produce índices elevados de víctimas, sin que hayan soluciones reales y
certeras.

Para ello, es importante abordar aspectos a nivel de la Criminología, como lo señala el


Dr. Luis Rodríguez Manzanera, al afirmar que “su objeto de estudio son las conductas
antisociales”, pero se hace necesario tomar en consideración los aspectos
victimológicos y de esta manera, situar a la víctima del delito en el lugar donde le
corresponde dentro del proceso legal, de conformidad con los requisitos mínimos del
respeto a los derechos fundamentales que como ser humano tiene, toda vez que a
nivel criminológico y legal, se le ha prestado atención prioritaria al delito y al autor del
mismo- es decir al victimario- pasando la víctima a un segundo plano o simplemente a
que se le vea como un testigo más dentro del proceso legal, en un acto que la
involucra directamente, aunado a la escasa ayuda que se le brinda por parte de
entidades públicas o privadas, que le permita de manera paulatina, superar las
secuelas que en ellas pueden quedar, como consecuencia del delito cometido en su
contra.

Citando nuevamente al Dr. Luis Rodríguez Manzanera, en su ensayo Victimología y


Derechos Humanos, señala “…sentimos que la atención de los especialistas se ha
centrado en los derechos de los delincuentes, olvidando en muchos casos los de las
víctimas”. Como es de esperar, el delincuente o victimario, cuenta con sus derechos
desde el mismo momento en que comete su acto delictivo, basado en leyes y decretos
que se deben respetar, los cuales van desde hacerse acompañar por su representante
legal, protección de su imagen ante la ciudadanía, un trato justo, derecho a guardar
silencio, entre otros derechos fundamentales para garantizarle un debido proceso, de
lo contario el Ministerio Público puede echar por la borda todo lo actuado y hasta las
pruebas más fehacientes, al comprobar que no se actuó de conformidad a derecho.
No así la víctima, la cual queda a merced de volver a ser revictimizada ante la entidad
que se supone garantiza sus derechos, es decir, las entidades legales.
Consecuentemente vale la pena considerar en este caso, las recomendaciones que se
hicieran en el Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente, mismo que se celebró en Milán, Italia del 26 de agosto al
06 de septiembre de 1985, en donde se realizó un análisis muy discutido, relacionado
con las víctimas de la delincuencia.
En virtud de lo anterior, la Asamblea General aprobó la Declaración General Sobre los
Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas del Delito y del Abuso de Poder.
En esta declaración, vemos la forma de protección que se establece para la víctima y
que los Estados Miembros deben garantizar, principalmente cuando se establece el
acceso de las víctimas a la justicia y a un trato justo; dicho trato está basado en su
condición de ser humano y como tal, merece respeto a su dignidad humana.
En ella encontramos refrendado en los artículos del 5 al 7, el derecho de la víctima al
acceso a los mecanismos de justicia y a una pronta reparación del daño; a la
información, a la adecuación de los procedimientos judiciales y administrativos, a las
necesidades de la víctima; a la asistencia apropiada durante el proceso; a la protección
de su intimidad en caso necesario; a la protección de su seguridad y la de sus familiares
o testigos contra todo acto de intimidación y represalias.

Ley Nº 8720 de Protección a Víctimas, Testigos y demás Sujetos Intervinientes en el


Proceso Penal En Costa Rica.
Mediante la Gaceta Nº 77 del 22 de abril de 2009, es publicada esta ley, misma que
está conformada por tres Títulos, el primero Protección a las víctimas, testigos y demás
sujetos intervinientes en el Proceso Penal; el segundo Adición al Código Procesal Penal
de un Procedimiento Expedito para los delitos de flagrancia y el tercero,
Modificaciones al Código Penal. En el artículo 6 se establece que se crea la Unidad de
Protección, como parte de la Oficina de Atención a la Víctima del Delito del Ministerio
Público.
La Oficina de Atención a la Víctima del Delito, es la unidad técnica que se encarga de
atender a toda persona, sea ésta nacional o extranjera que habite en el territorio
nacional, conformada por un equipo interdisciplinario, funcionalmente adscrita al
Ministerio Público dependiendo directamente de la Fiscalía General. Esta Fiscalía inició
funciones a partir del 8 de mayo del año 2000, mediante acuerdo del Consejo Superior
de la Corte Suprema de Justicia, en sesión N° 95-99, celebrada el 30 de noviembre de
1999, artículo XXII.
Es competencia de esta oficina, brindar atención a quien haya sido víctima de un delito
sin distinción de etnia, género, nacionalidad, preferencia política, sexo o religión; de
manera que podrá hacerlo por escrito, no requiriendo ningún tipo de protocolo para
ser atendida, o en su defecto, verbal y personalmente, en donde se ha de otorgar un
servicio gratuito y voluntario. Todos los programas desarrollados por la Oficina,
incorporan como eje transversal, una perspectiva de género y Derechos Humanos, en
donde se garantice una equidad de conformidad con lo establecido en derecho y en
principios constitucionales en concordancia con la normativa costarricense.

Esta oficina brinda atención profesional y oportuna a todas las personas que ahí
recurren; en virtud de ello se atiende en idioma español e inglés, o bien, en el idioma
que sea necesario a través de traductores, considerando la atención de los pueblos
indígenas, para ello ha creado una oficina exclusiva acondicionada a la realidad cultural
e idiomática de cada pueblo existente en Costa Rica, tomando en consideración que la
población aborigen es de aproximadamente el 1.5% del total de la población general
existente en el país hasta finales del año 2009, la cual es de casi 4.509.392 habitantes
según reporte del Instituto Nacional de Censo y Estadística de Costa Rica (INEC)2.
Los servicios que brinda la Oficina incluyen: atención psicológica individual y grupal,
asistencia social, asesoría jurídica en cuanto al proceso penal, derechos de las víctimas
y el estado de sus casos, acompañamientos a distintas diligencias judiciales, contacto
con redes sociales de apoyo, referencias a otras instituciones de ayuda educativa,
médica y social y protección policial.
En la actualidad existen 16 oficinas de Atención a la Víctima del Delito; no obstante, se
tiene proyectado cubrir todo el territorio nacional, para ello se requiere abrir un
aproximado de 70 oficinas, lo que significa un incremento considerable en
presupuesto, si sumamos lo equivalente a infraestructura, personal técnico y
administrativo, así como el personal profesional que atenderá en cada una de estas
oficinas; con estas acciones conjuntas, vemos que sí existe compromiso e interés en
esta temática que ha tomado mucho auge en Costa Rica, principalmente tratándose de
un país democrático y garante de los derechos humanos, en donde la promulgación de
leyes protectoras de las víctimas, se hace sentir con mayor rigurosidad, obligando al
Estado a través de sus órganos encargados de hacer cumplir la ley, que actúen de
conformidad con los preceptos constitucionales existentes, para que las personas
evitemos ser víctimas del agresor, sino que también no lo seamos del sistema
encargado de garantizar los derechos.
Para una mejor comprensión de la temática y de esta Ley, se presenta la definición
conceptual de los siguientes términos que son inherentes a la función de la oficina en
mención, y determinados por esta.
Ante la interrogante de ¿Quién es víctima?, se debe entender como respuesta:

a) La persona directamente ofendida por un delito


b) En los delitos cuyo resultado sea la muerte del ofendido, las víctimas son:
1. El cónyuge
2
http://www.inec.go.cr
2. El conviviente con más de dos años de vida en común
3. El hijo adoptivo
4. El padre adoptivo
5. Los familiares (dentro del tercer grado de consanguinidad o segundo de afinidad)
6. El heredero declarado judicialmente
c) Los socios, asociados o miembros en aquellos delitos que afecten a una persona
jurídica, siempre que sean cometidos por quienes la dirigen, administran o controlan.
d) Las asociaciones, fundaciones y otros entes, en los delitos que afecten intereses
colectivos o difusos, siempre que el objetivo de la agrupación se vincule directamente
con esos intereses.
Por “testigo” o “participante” se entenderá cualquier persona, con independencia de
su condición jurídica (informador, testigo, funcionario judicial, víctima), que, conforme
a la legislación, tenga derecho a que se examine su posible inclusión en un programa
de protección de testigos.
Por “medidas procesales” se entenderán las adoptadas por el tribunal durante la
prestación del testimonio para asegurar que los testigos testifiquen sin intimidaciones
ni miedo por sus vidas; entre ellas se pueden citar, las siguientes: videoconferencia,
técnicas de distorsión de la voz o el rostro entre otras.
Por “programa de protección de testigos” se entenderá como la dependencia u órgano
encargado de velar por la instauración de medidas extraprocesales de seguridad
encaminadas a la protección física, la posible reubicación en un nuevo lugar de
residencia y cualquier otra medida que se acuerde con el objetivo de minimizar el
riesgo de la personas o personas que ingresen al programa.
Con el propósito de lograr una perspectiva sobre cuál es la prioridad de esta
dependencia, vemos que su objetivo es evitar la revictimización o victimización de las
personas que han sido víctimas de algún delito, en procura de poder validar sus
derechos así como brindarles un trato más humano e identificarnos con el hecho y
poder comprender con mayor objetividad, lo que ocurre a la víctima.
Esta oficina trata de aminorar el impacto causado por el delito y prevenir la
victimización secundaria, a través del trabajo interdisciplinario que comprende las
áreas de asistencia Criminológica, jurídica, Trabajo Social y Psicología3. A la vez, busca
asegurar que durante el proceso judicial, se le reconozca a la víctima la importancia de
su participación y se le trate de acuerdo a sus derechos, con la dignidad y el respeto
debido.

Área Criminológica
Esta área tiene facultades para establecer la asesoría técnica y aplicación de métodos
de investigación de manera objetiva, así como la emisión de un informe criminológico
en el que se debe comprender y fortalecer lo descrito en la Ley 8720 enfocada en este
tema, brindando posibles alternativas de carácter técnico en la aplicación de las
medidas de seguridad, alternativas de reubicación domiciliar y laboral, indicaciones de
autoprotección de las víctimas y testigos afectados en un eventual caso.

Este informe se lleva a cabo con varios propósitos, principalmente que la persona
juzgadora tenga otros insumos fiables con los cuales pueda emitir una resolución legal
basada en lo establecido en la ley actualmente vigente y que rige todo el territorio
nacional costarricense.

Área Jurídica
Dentro del área jurídica se asesora a la persona, indicándole cuáles son sus derechos
dentro del proceso penal, y cómo hacerlos efectivos, se le detalla (previo estudio de la
sumaria) las razones de las resoluciones peticionadas por la Fiscalía y vertidas por los
Jueces.
De tratarse de necesidades de asesoramiento en otras ramas del derecho, se le indica
a la persona afectada a dónde dirigirse para obtener ayuda gratuita, así como
información y remisión a instituciones encargadas de dirimir conflictos de manera
alterna (negociación, arbitraje y conciliación).

Se le asesora con respecto al procedimiento que se lleva a cabo para presentar


peticiones dentro del proceso penal y en cuanto a recursos de revocatoria, apelación y
casación ante la instancia correspondiente.

3
www.ministeriopublico.poder-judicial.go.cr/noticias/2010junio/oficinaatencion
Área de Trabajo Social
Como función principal, el área de trabajo social se encarga de disminuir el impacto
social en las víctimas como consecuencia de un delito. La persona profesional en
trabajado social, se encarga de movilizar recursos materiales para solventar
necesidades de la víctima y de su familia –si fuera el caso-, a través de la coordinación
con instituciones públicas o privadas y la reubicación laboral y temporal de la víctima
generada en la comisión del delito, a la vez, brinda acompañamiento y coordina con
otras instancias la ayuda necesaria para la víctima y testigo, y la posible reubicación
domiciliar de ésta cuando su integridad física se vea amenazada, previo análisis del
caso.
Área de Psicología
A través de esta área se procura mejorar la salud emocional-psicológica de las
víctimas y testigos de delito a través de contención emocional en crisis, sesiones
individuales de psicoterapia breve, terapias grupales, valoraciones y remisiones a otros
centros para atención de mediano y largo plazo y atención psiquiátrica, charlas de
seguridad y autoprotección, y acompañamiento a juicio y diligencias judiciales.
La persona profesional en Psicología, elabora un diagnóstico clínico de la víctima, el
cual se presenta ante el ente correspondiente, con el objetivo de que sea tomada en
consideración como prueba para mejor resolver ante la instancia legal encargada del
caso.

Otros Proyectos y Acciones Conjuntas

 Coordinar con las instancias ya existentes para organizar talleres de


Victimología al personal del Ministerio Público, la policía judicial y los demás
cuerpos de policía.
 Promover foros nacionales de discusión sobre Victimología.
 Impartir capacitaciones y charlas a instituciones educativas y centro de salud en
materia de Victimología, derechos de las víctimas y proceso de denuncia con
énfasis en delitos sexuales contra menores de edad.
 Organizar charlas de sensibilización dirigidas al personal del Ministerio Público
sobre diferentes temas en materia de Victimología.
 Coordinar con la Fiscalía Penal Juvenil para la referencia, atención y
seguimiento de las víctimas de delitos sexuales que son mayores de edad y las
víctimas de delitos de desobediencia a la autoridad en los que exista una
relación de parentesco entre la víctima y el imputado.
 Coordinar el proyecto de antirretrovirales para las víctimas de delitos sexuales
en conjunto con los hospitales nacionales y servir como enlace entre las
Fiscalías y el Organismo de Investigación Judicial y el personal médico
encargado del programa.
 Proyección a la comunidad mediante el reclutamiento de personal meritorio
estudiantes que deseen realizar su trabajo comunal universitario, pasantía o
consultorios jurídicos en nuestra oficina.
 Coordinación para la protección de víctimas, testigos, funcionarios judiciales y
otros sujetos intervinientes en el proceso penal.
 Programa de atención a víctimas de violencia doméstica e intrafamiliar.

Todos estos proyectos y acciones conjuntas, vienen a beneficiar a la víctima, una vez
que se hayan realizado las acciones de protección e investigaciones pertinentes, en
donde la persona responsable de cada área, verterá un informe siguiendo lo
establecido en los protocolos y leyes existentes para tal efecto, garantizando de esta
manera, los derechos de quien es víctima de un hecho concreto, o sea testigo de los
mismos.

PROTOCOLO DE LA ACTUACIÓN DEL PROFESIONAL EN CRIMINOLOGÍA EN ESTE


CAMPO

La necesidad de definir con claridad el rol del profesional en Criminología, conforme a


los diferentes criterios y posiciones a nivel nacional e internacional, relacionado con la
temática de protección de víctimas y testigos, compele indubitablemente al hecho de
establecer un protocolo conducente a una orientación específica y a contribuir en la
efectividad del desempeño adecuado en el campo de protección por parte de la
persona profesional en criminología.
Desde la perspectiva de la gestión de la Administración de Recursos Humanos, en el
ámbito que sustenta la normativa internacional, es de prioridad que tanto los
subsistemas de clasificación y valoración de puestos como el de Reclutamiento y
Selección de Personal, diseñen y apliquen respectivamente, los perfiles descriptivos del
puesto que define el accionar de este profesional, y que los mismos constituyan un
elemento decisivo dentro de los programas de protección enfocados hacia la
obtención de resultados satisfactorios; tomando en consideración el hecho de que se
debe tener claramente definidas las competencias, conocimientos y experiencia, para
un adecuado desempeño; tales exigencias ocupacionales han de ser conforme a su
formación académica, por un lado como por el grado de aptitud y actitud requeridos, a
saber: que demuestren interés por proteger a la víctima, con capacidad de
interrogación, analíticos, con capacidad de negociación, asesores en su materia,
innovadores, entre otras; ello a efecto de poder contar con las personas idóneas para
la aplicación de los programas de protección y prevención, a la vez, que pueda diseñar
políticas criminales viables que contrarresten al fenómeno de la criminalidad y la
victimización.

La actividad que ejerce la persona profesional en Criminología, es de gran importancia


para la sociedad, y es así como se visualiza a nivel internacional, en cuanto a la
ejecución de los programas de protección técnicamente diseñados, en donde a este
perfil aparte de los criterios por competencias, ha de considerar por el grado de
complejidad en el desempeño de sus funciones, poseer un grado moderado de
experiencia en diversas disciplinas, las cuales pueden ser desde la protección personal,
manejo de armas hasta conocimiento en derecho en cuanto a normativa y en
psicología, como mínimo en sus principios básicos.
Entre las condiciones que se consideran como básicas figuran la experiencia de años de
trabajo y una habilitación de seguridad adecuada conforme a las leyes y reglamentos
aplicables, sin dejar de lado la sensibilidad humana que le permita ser objetivo en su
desempeño profesional.
En cuanto a los principios éticos y valores que deben poseer quienes brindan el
servicio de protección de testigos, se considera como aspecto indispensable, poseer
una moral elevada, así como integridad y capacidad de mantener confidencialidad, en
cuyo caso, es lo que esperan las personas a quienes se les brinda protección al
confiarle su necesidad de resguardo.
El perfil de este puesto, presenta una particularidad, la cual consiste en que el personal
mantenga discrecionalidad y que acepte el hecho de que –se dé la posibilidad de que
en algunos de los casos– tendrá que proteger, inclusive hasta ex delincuentes. Por otro
lado hay que tomar en cuenta que las personas que se dediquen a un programa de
protección de testigos, trae implícito el hecho de tener que trabajar largas horas y con
disponibilidad inmediata y continua, para efectos de poseer una capacidad de
respuesta en situaciones de urgencia, las veinticuatro horas del día.
Un programa de investigación y protección efectivo requiere, que tanto para la víctima
como para el testigo, se le dé certeza de recibir apoyo y protección contra toda
intimidación y daños a que puedan estar expuestos por parte de grupos delictivos.
Como consecuencia de esto, la Criminología surge como disciplina ante la necesidad de
responder a las demandas sociales y búsqueda de soluciones en una administración de
justicia, ya que en la actualidad se encuentra afectada por un alto volumen y
complejidad de asuntos delictivos, los cuales incrementan los índices de la criminalidad
diariamente, produciendo más víctimas.
Lamentablemente, hay personas víctimas o testigos que son intimidados y
amenazados, al encontrarse en situaciones o zonas de riesgo, que les obligan a
abandonar los procesos judiciales, y por ende, se emiten sentencias o resoluciones
judiciales, que en algunos casos dejan en libertad a quienes son imputados en esos
hechos punibles por falta de pruebas.
Por lo que resulta imprescindible en la actualidad, incorporar en el ordenamiento
jurídico a la Criminología como coadyuvante del Ministerio Público, pues cuando se
emite un criterio o valoración técnica por parte de la persona profesional en
Criminología, se hace con el objetivo de contribuir con las Autoridades Judiciales, en
razón de que facilite a un grupo evaluador, las medidas extraprocesales de protección
o bien realizar gestiones de reserva de datos y características físicas de manera
objetiva y por qué no, hacer una reconstrucción de los hechos si fuera necesario y
oportuno, dando mayor credibilidad en el momento de impartir justicia.
Este análisis estriba, en llevar a cabo una valoración ampliamente detallada del modus
vivendi de la persona para quien se está solicitando la protección extraprocesal, así
como del medio en el que se desenvuelve. Razón por la cual surgen los criterios, en
función del análisis realizado y que corresponde a un equipo evaluador determinar el
grado de riesgo al que está expuesta la víctima o testigo, estableciéndole un plan de
seguridad al que debe someterse. Ello consecuentemente sirve para seleccionar el
tipo de protección que debe aplicarse.
Esta valoración debe incluir en sus conclusiones, el detalle y alcances de las amenazas
u otros hechos que puedan atentar contra la vida o la integridad física de una persona,
sea esta testigo o víctima.

Por tanto, como factor determinante para el ingreso al Programa de Protección se


tendrán como prioritarias las siguientes circunstancias:

1. Las amenazas graves que sean probadas y que pongan en peligro la vida o
la integridad de la persona y de la administración de justicia.

2. La relevante importancia del solicitante en el proceso de que se trate.

Se ha de tener claro, que como requisito previo para el inicio formal de los
procedimientos de protección, necesariamente, deben estar presentes tales
circunstancias, y quedar inscritos en un acta, sin dejar un solo detalle por anotar.

Si en el resultado del análisis de protección se determina que el procedimiento a


utilizar, es en materia de seguridad personal, el momento de ejecución de este acto y
todos los contenidos desarrollados, han de constar en dicha acta.

EVALUACIÓN DE LOS FACTORES DE RIESGO

Este aspecto de evaluación de los factores de riesgo, según información suministrada


por parte de la Oficina de Atención a las Víctimas, la cual cita:
“… Para implementar medidas de protección que sean coherentes con las necesidades
del actor, se debe evaluar el nivel de riesgo al que está expuesto.
La experiencia ha demostrado que las medidas de asistencia y protección producen
resultados positivos, ya que infunden confianza a los testigos para que se presenten a
testificar. En muchos casos, las preocupaciones sobre la seguridad de los testigos se
pueden resolver eficazmente por conducto de lo siguiente:

a) Asistencia antes y durante el juicio, lo que les permite hacer frente a las
repercusiones psicológicas y prácticas de testificar ante un tribunal;

b) Medidas de policía para reforzar la seguridad física;

c) Procedimientos en el tribunal para garantizar la seguridad de los testigos mientras


prestan testimonio.

Es importante además en este ítem, establecer la relación que el actor de un proceso


judicial pudo tener con los imputados. También determinar si se trata de personas
completamente desconocidas o alguien con el que en algún momento ha interactuado
o si bien se trata de una persona allegada de alguna manera.

El riesgo de que se produzcan nuevos hechos delictivos, de igual o mayor gravedad del
que aconteció inicialmente, puede ser analizado tomando en consideración la clase de
delito de que se trata y determinando la existencia de algún vínculo entre el testigo y
el imputado. Ambos factores deben observarse de manera conjunta, para poder
determinar el nivel de riesgo al que eventualmente podría estar expuesta la persona
en mención.

El procedimiento de protección establecido en cada caso, deberá ser evaluado


permanentemente para efectos de ajustar las medidas necesarias y para las cuales es
importante recapitular los siguientes puntos:

1) - Tener conciencia real de la peligrosidad del individuo a quien se acusa (imputado),


y de la necesidad de protección de las víctimas y los testigos.

Sobre antecedentes del imputado.

- Antecedentes penales, antecedentes policiales, valoraciones del tipo de


delincuente, tendencias criminales, interrelación con grupos o bandas organizadas,
insumos que obtendríamos de la Oficina de Análisis en nuestro caso la O.P.O
(Oficina de Planes y Operaciones del Organismo de Investigación Judicial) y el
D.A.T.I (Departamento de Tratamiento para la Información del Ministerio de
Seguridad Pública), así como de la víctimas y los testigos a proteger (como primera
fuente)

2) - Asegurarse de un verdadero éxito en la instrucción del procedimiento judicial.

Sobre las circunstancias del hecho:

- Análisis pormenorizado del hecho delictivo que ha llevado a la comisión del delito,
variantes del mismo y las valoraciones respectivas, atención de las víctimas y
testigos para su tranquilidad y en su preparación para la declaración ante algún
Tribunal de Justicia.

- Determinar el peligro de la reiteración del hecho delictivo (capacidad del


imputado para facilitar la repetición de los actos delictivos y atentar nuevamente
contra las víctimas o los testigos, o bien por medio de terceros).

3)- Riesgos de la víctima y de los testigos.

- Valoración de las zonas de riegos, reubicación de las víctimas o testigos y del


grupo familiar si es necesario a sitios definidos como seguros, esto para proveer la
tranquilidad de la víctima y de los testigos. Así como brindarle pautas de seguridad
que debe llevar a cabo…”

CIRCULANTE REGIONAL SEGÚN PERSONA I TRIMESTRE 2010

A continuación se presenta información estadística del Programa de Protección,


Programa de Atención y Circulante Regional según persona, para el I Trimestre del
2010, elaborado por Oficina de Atención y Protección a la Víctima del Delito, de la
Fiscalía General de la República de Costa Rica, en donde se puede apreciar que hay un
aumento considerable de casos y por ende de víctimas.

En el Primer Trimestre del 2010, el Programa de Protección a la Víctima, tramitó un


total de 1.540 casos, los cuales se produjeron mensualmente, según se indica:

Enero Febrero Marzo


416 520 605
Fuente: Oficina de Atención a la Víctima
Durante el Primer Trimestre del 2010, el Programa de Atención a la Víctima, generó un
total de 1.200 casos, y que se detallan, según el comportamiento mensual, a
continuación:

Enero Febrero Marzo


261 390 549
Fuente: Oficina de Atención a la Víctima

A nivel de circulante regional, en cuanto al Programa de Protección a la Víctima, se dio


el siguiente comportamiento:

Regional Nº Casos
Regional San Carlos 330
Regional Alajuela 1044
Regional Cartago 451
Regional Guápiles 246
Regional Heredia 469
Regional Santa Cruz 217
Circuito I Judicial San José 429
Circuito II Judicial San José 288
Regional Liberia 372

Regional Nº Casos
Regional Limón 347
Regional Corredores 274
Regional Puntarenas 299
Total Casos 5.167
Fuente: Oficina de Atención a la Víctima

Conforme se atiende mensualmente cada caso denunciado, se determina que existe


en cada uno de los meses un aumento significativo de casos, evidenciando que el
flagelo de la delincuencia está azotando a la ciudadanía costarricense, por lo que el
Gobierno debe apuntar hacia nuevas propuestas de política criminal que coadyuve a
minimizar ese flagelo, como alternativa a la demanda de respuesta que exige la
sociedad, por lo que debe existir planteamientos claros y razonables, orientados a la
retribución y atención de la víctima ante los retos criminológicos y victimológicos con
visión integral, capaz de enfrentar y entender el porqué del fenómeno criminal que
estamos enfrentando y cómo afecta este a la ciudadanía costarricense, ya que no
estábamos acostumbrado a este brote de violencia que nos azota, sintiéndonos
impotentes ante el hampa que cada día produce más víctimas y más victimarios que ya
saturaron nuestro pobre sistema carcelario, sobrepasándolo en aproximadamente un
85% de la capacidad total, ya que como es lógico, no esperábamos un incremento
masivo de la delincuencia, misma que vino a reducir los espacios carcelarios
construidos hace muchos años atrás, y que hoy en día es la piedra en el zapato de
quien llegue a la Presidencia de la República y al Ministerio de justicia y Paz, pues para
nadie es un secreto que invertir en centros carcelarios no tiene ningún sentido.
CONCLUSIONES

1- A través de la histórica de la humanidad, vemos que el crimen acompaña al ser


humano, constituyéndose en todo un fenómeno psicológico, social, político y jurídico,
es en este sentido que se requiere buscar respuesta al fenómeno social y a la reacción
social, desde la perspectiva de la Criminología y la Victimología.

2- Si bien es cierto cada sociedad es responsable de producir sus propios delincuentes


y sus propias víctimas del delito, es ella misma a través de sus entes preventivos y
represivos quien debe intervenir para garantizar Derechos Humanos, siendo
trascendental para distinguir quién es la verdadera víctima del delito y quién el
violador de Derechos Humanos.

3- La inclusión de la víctima como parte dentro del proceso penal, debe ser prioritaria
para que no se vea limitada su intervención como una simple coadyuvante del
Ministerio Público, puesto que si la víctima carece de acción penal, se encuentra
privada del derecho de auto defenderse ante la jurisdicción estatal, por lo que se
constituiría nuevamente en víctima, pero esta vez del sistema.

4- Es importante tener en cuenta que la atención de la víctima no puede ni debe


plantearse en el detrimento de las garantías y los derechos que posee el acusado, se
debe llegar a un equilibrio, en el cual las dos figuras implicadas en el proceso penal,
sean asistidas por profesionales en igualdad de condiciones.

5- Los esfuerzos institucionales para profesionalizar a quienes forman parte de la


administración de justicia, sean estos policías, peritos forenses, criminólogos,
defensores, jueces entre otros profesionales, resultan indispensable en su continuidad
y perfeccionamiento para lograr un mejor funcionamiento de los servidores públicos,
que prestarán sus servicios profesionales a víctimas y testigos.

6- Es claro que cuando la víctima ve resultados en las investigaciones, colabora de


manera satisfactoria con el sistema judicial, por lo que también la actitud de la
ciudadanía frente al sistema crece en credibilidad y hay mayor confianza para
denunciar y tener mayor accesibilidad a la justicia.
7- Que de acuerdo con la información estadística de la tramitación de casos tanto en
los programas de Atención como en Protección a la Víctima, muestra que existe un alto
volumen de trabajo, demostrando que la delincuencia va en aumento y cada día las
estadísticas victimológicas crecen desproporcionadamente.
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Tesis de Maestría en Derechos Humanos.

Enlaces electrónicos:

http://www.ministeriopublico.poder-
judicial.go.cr/noticias/2010/Junio/OficinaAtención

http://www.inec.go.cr

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