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Botrytis cinerea

Conidióforos largos, delgados, patentes, hialinos o pigmentados,


ramificados irregularmente en la parte superior. Las células
apicales de los conidióforos que producen los conidios (células
conidiógenas) son alargadas o redondeadas y los conidios se
disponen sobre apéndices muy cortos, pero no forman cadenas.
Los conidios son hialinos y grisáceos en masa, unicelulares y
ovalados con un extremo redondeado y el extremo opuesto algo
puntiagudo, por donde se inserta a la célula conidiógena.

En el grupo de los hongos imperfectos o deuteromicetos se encuadran los hongos que no se


reproducen de forma sexual o no se ha detectado este tipo de reproducción, siendo ésta de
tipo asexual, generalmente por medio de la producción de conidios producidos por células
conidiógenas situadas en hifas especiales denominadas conidióforos. Sin embargo, se ha
detectado reproducción sexual en Botrytis cinerea, por lo que, tal y como ocurre en muchos
hongos deuteromicetos, esta especie posee doble nombre: uno que hace referencia a la fase
anamorfa, imperfecta o asexual denominada Botrytis cinerea Pers. ex. Fr. y otro a la fase
teleomorfa, perfecta o sexual, llamada Botryotinia fuckeliana (De Bary) Whetzel, sinónimo de
Sclerotinia fuckeliana (De Bary) Fuckel (Tuset, 1987). La forma perfecta es raramente
observada y forma apotecios sobre los esclerocios una vez han germinado (Daughtrey et al.,
2001). Estos apotecios tienen forma de disco cóncavo y son de color pardo-amarillento. Las
ascas que se forman en ellos, contienen ocho ascosporas de elipsoidales a fusiformes y son
uninucleadas. Botryotinia y Sclerotinia son géneros muy relacionados (Beever y Weeds, 2004)
y concretamente hay una elevada similitud genotípica entre las especies B. cinerea y S.
sclerotiorum, responsable este último de la podredumbre blanca (Amselem et al., 2008). De
hecho, algunas especies clasificadas dentro del género Sclerotinia, como es S. veratri, pueden
ser especies de Botryotinia. Es de destacar en este punto, que no todas las especies de Botrytis
tienen teleomorfos reconocidos (Beever y Weeds, 2004).

No obstante, cuando el hongo se describe a partir de su fase teleomorfa, se clasifica dentro de


los ascomicetos, no en los deuteromicetos. Esta es la clasificación que se recoge en la
descripción de los patógenos de plantas descritos en España (Melgarejo et al., 2010). En el
presente escrito nos vamos a referir siempre a este hongo en su fase anamorfa, es decir, como
Botrytis cinerea, por lo que a este efecto, el hongo pertenece a los deuteromicetos. Ello es
lógico puesto que es el estado en el que se encuentra en la mayoría de las plantas parasitadas.
Inicialmente por sus hifas hialinas tabicadas (Fig. 4.1. a). Posteriormente van apareciendo hifas
largas, anchas muy poco ramificadas y septadas conocidas como hifas acintadas (Fig. 4.1. b), al
mismo tiempo el micelio aéreo va cambiando de color blanco de las hifas hialinas en masa y
algo pardusco, debido al color en masa de las hifas acintadas, al color grisáceo por la aparición
de conidióforos o hifas reproductivas que portan las células conidiógenas o esporógenas
portadoras de conidios hialinos y unicelulares de color gris en masa (Fig. 4.1. c). Cuando el
micelio envejece las hifas se van agrupando para formar estructuras fúngicas compactas de
color negro intenso denominadas esclerocios (Fig. 4.1. d) y que actúan como estructuras de
resistencia. Los esclerocios son capaces de sobrevivir varios meses en los suelos. Presentan
una corteza pseudoparenquimatosa oscura de células casi isométricas, aproximadamente de 5
a 10 !m de diámetro, que encierran una médula de hifas fuertemente tejidas, hialinas y de
paredes gruesas. Cuando germinan producen micelio o dan lugar directamente a conidióforos
con sus conidios, pero después de un apropiado preacodicionamiento y fertilización son
capaces de producir unos basidiocarpos denominados apotecios que portan basidios. Sin
embargo, B. cinerea es una especie que presenta una elevada variabilidad fenotípica, lo que se
traduce en que diversos aislados de la misma especie pueden variar en sus características. La
temperatura óptima de crecimiento es de 24 a 28ºC, pero puede crecer entre los 0 y 35ºC
(Daughtrey et al., 2001).

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