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http://ubdavid.org/espanol/nueva-vida3/nueva-vida13.

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https://www.gotquestions.org/Espanol/amar-el-mundo.html

http://www.sedin.org/propesp/cr_mundo.htm

https://justojuicio.wordpress.com/2014/06/27/no-ameis-al-mundo/

https://www.youtube.com/watch?v=_mQystrcbo4

https://dailyverses.net/es/mundo

JHON PIPER

https://www.desiringgod.org/messages/do-not-love-the-world?lang=es

https://www.desiringgod.org/messages/do-not-be-conformed-to-this-world?lang=es

https://www.desiringgod.org/messages/everyone-who-has-been-born-of-god-overcomes-the-world?lang=es

https://www.desiringgod.org/messages/what-is-the-will-of-god-and-how-do-we-know-it?lang=es

https://www.centraldesermones.com/sermones/2196-no-ameis-al-mundo

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es…" 2 Corintios 5:17
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Lección 13: No Améis al Mundo
¡CADA CRISTIANO ES LLAMADO a la lucha! Es una lucha espiritual. La Biblia habla de tres enemigos terribles que
luchan contra el cristiano: La carne, el mundo y el diablo. Ya hemos considerado la carne, así que en esta lección,
estudiaremos acerca del enemigo que se llama "el mundo".
LA BIBLIA usa la palabra "mundo" de tres maneras distintas. En primer lugar, puede referirse a LA TIERRA que
Dios creó:
El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en el hay… (Hechos 17:24).
También puede referirse a GENTE, como en Juan 3:16:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito…
Un tercer uso se encuentra en 1 Juan 2:15, donde se amonesta a los hijos de Dios:
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.
Aquí "el mundo" se refiere al sistema mundano que es enemigo mortal del Hijo de Dios. Este es el sentido en el
cual usaremos la palabra en esta lección.

¡QUÉ ES EL SISTEMA MUNDANO?


¿Cómo se originó? ¿Quién lo gobierna? ¿Cómo afecta al inconverso, y cómo afecta al cristiano? Estas son
preguntas importantes, y vamos a enterarnos de las respuestas en esta lección.
El Sistema Mundano
comprender cómo el sistema mundano llegó a existir debemos regresar al principio de todas las cosas.
EL PRIMER HOMBRE, ADÁN, fue creado a imagen de Dios y le fue dado el dominio sobre la tierra. Pero Adán se
rebeló contra Dios. Cuando hizo esto, realmente se puso de parte de Satanás y cayó bajo el dominio de Satanás.
Adán llevó a todo el género humano al reino de las tinieblas y bajo el poder de Satanás. Así que, el dominio de
la tierra pasó de manos de Adán a manos de Satanás. Es por esto que la Biblia llama a Satanás

el dios de este siglo (este mundo) (2 Corintios 4:4).

El problema de Satanás
Organizó al género humano dentro de un "sistema mundano" basado en el orgullo, la ambición, el egoísmo, la
codicia y los placeres pecaminosos.
Aunque Satanás tenía al género humano en su reino, todavía se hallaba ante un problema. Su problema consistía
en cómo mantener a la gente en su reino. Había una forma de librarse. Los que buscaban a Dios en
arrepentimiento y fe escapaban del dominio de Satanás. Por supuesto, a Satanás no le gustó eso, de modo que
formuló un plan.

¿QUÉ HIZO SATANÁS? Organizó al género humano dentro de un "sistema mundano" basado en el orgullo, la
ambición, el egoísmo, la codicia y los placeres pecaminosos. Se ve bien que en estas cosas no hay nada de Dios.
¿Qué es "el mundo"? Es la sociedad humana sin Dios.
El sistema mundano de Satanás incluye el comercio, la política, la religión, la educación, la diversión, los reinos
mundiales, las organizaciones mundiales, y muchas cosas más. Mediante su sistema mundano, Satanás ofrece a
la gente poder, riquezas, posesiones, honores terrenales, logros intelectuales y prestigio social, así como toda
clase de placeres pecaminosos. Satanás puede darles a los hombres casi todo lo que deseen y así hacer que
estén satisfechos de permanecer bajo su dominio y excluir a Dios de sus vidas.

¿Quién, pues, gobierna el Sistema Mundano?


Vemos que el gobernante es el mismo Satanás. Esto será una sorpresa para muchas personas, pero la Biblia
expresa con claridad que "la corriente de este mundo" está gobernada por Satanás (Efesios 2:2). Satanás permite
que los hombres se encarguen de las cosas, pero detrás de ellos él es el verdadero gobernante. La Biblia dice:

…el mundo entero está bajo el maligno (Satanás) (1 Juan 5:19).

No obstante, al decir esto tengamos en mente que Dios es el Gobernante soberano del universo. Satanás domina
el sistema mundano únicamente porque Dios se lo permite.

¿Cuál es el carácter del Sistema Mundano?

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Su carácter básico es el odio contra Dios y Su Hijo. La Biblia dice:

Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido (Salmo 2:2).

EN LA CRUCIFIXIÓN DE JESUS, los que estaban en el sistema mundano de Satanás demostraron su odio hacia el
Hijo de Dios
EN LA CRUCIFIXIÓN DE JESUS, los que estaban en el sistema mundano de Satanás demostraron su odio hacia el
Hijo de Dios cuando gritaron: "¡No queremos que éste reine sobre nosotros… ¡Fuera con éste! ¡Crucifícale!"
¿Cuál es el propósito del Sistema Mundano?
Su propósito es alejar los corazones de los hombres de Dios y evitar que hagan la voluntad de Él. Satanás tiene
algo atractivo y llamativo que ofrecer a cada persona. Él engaña a la gente incrédula para que piensen que las
cosas de esta vida son lo único que importa. Él quiere que pasen sus vidas buscando estas cosas para que nunca
tengan tiempo de pensar en su necesidad de ser salvos.

¿QUÉ DE LOS CRISTIANOS? ¿Puede Satanás engañarnos? ¡Sí, seguramente que puede! Satanás usa las cosas
atractivas de este mundo para apartar nuestro corazón de Dios y evitar que hagamos Su voluntad. Es por eso
que la Biblia nos amonesta:
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en
él (1 Juan 2:15).

El Señor Jesucristo venció al mundo


El Señor Jesús vino al mundo para librarnos del poder de Satanás. Aunque estaba en el mundo, Él no era del
mundo; es decir, no era parte del sistema mundano de Satanás. Él dijo:
…viene el príncipe de este mundo (Satanás), y él nada tiene en mí (Juan 14:30).
El príncipe de este mundo sí vino a tentar a Jesús, pero el Señor Jesús venció a Satanás y a su sistema mundano.
El príncipe de este mundo sí vino a tentar a Jesús, pero el Señor Jesús venció a Satanás y a su sistema mundano.
Satanás ofreció al Señor Jesús todos los reinos de este mundo si solamente se arrodillaba y le adoraba, pero
Jesús rechazó esta tentación. En lugar de eso, eligió ir a la cruz, donde murió por nuestros pecados.

AL TERCER DÍA, Dios resucitó al Señor Jesús de entre los muertos y le dio potestad en el Cielo y en la tierra. Dios
le hizo el Principio de una nueva creación.
EL SEÑOR JESÚS no solamente venció al sistema mundano de Satanás, sino también nos libró de éste. La Biblia
dice:
El cual (Cristo) se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo (mundo) malo… (Gálatas
1:4).

¿Cómo nos libró Cristo del mundo?


Por Su muerte en la cruz. Él no solamente murió por nosotros, sino que también nosotros morimos con Él.
Estábamos en Él cuando murió, estábamos en Él cuando fue sepultado, y estábamos en Él cuando resucitó como
Cabeza de la nueva creación.

POR NUESTRA MUERTE, sepultura y resurrección con Cristo, hemos sido librados del sistema mundano de
Satanás. ¡Estamos en el mundo, pero no somos del mundo! La Biblia dice:

Dando gracias al Padre… que nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado
Hijo (Colosenses 1:12-13).

POR NUESTRA MUERTE, sepultura y resurrección con Cristo, hemos sido librados del sistema mundano de
Satanás

El Cristiano en el mundo
Aunque el Señor Jesús nos ha librado del sistema mundano de Satanás, Él quiere que estemos en el mundo. Él
oró al Padre:
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal (Juan 17:15).

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¿Por qué nos ha dejado el Señor Jesús en el mundo?
Él nos ha dejado en el mundo para que llevemos el Evangelio a los inconversos
Él nos ha dejado en el mundo para que llevemos el Evangelio a los inconversos. Tenemos un mensaje que puede
librar a la gente del poder de Satanás. El cristiano que fielmente da testimonio de Su Señor puede ser el
instrumento por el cual sean ganadas muchas personas para el Señor Jesucristo. Esto quiere decir que nosotros
somos una amenaza potencial para el reino de Satanás; por eso Satanás nos odia y trata de destruirnos. Ahora
puedes comprender por qué decimos que la vida cristiana es una lucha.

¿CUÁL ES LA ESTRATEGIA DE SATANÁS contra nosotros como cristianos? La estrategia de Satanás es la de


hacernos ineficaces en la batalla contra él. Satanás quiere neutralizarnos para que no podamos luchar
eficazmente contra él.
SATANÁS TRATA DE que nos conformemos a este mundo
SATANÁS TRATA DE que nos conformemos a este mundo. Él quiere que pensemos como piensa la gente de este
mundo, que busquemos las mismas cosas que ellos buscan y que hagamos las mismas cosas que ellos hacen.
Satanás trata de engañarnos para que vivamos para las cosas mundanas en vez de vivir para Dios.

¿QUÉ PASA CUANDO NOS CONFORMAMOS al mundo? Dos cosas: Perdemos el gozo de ser cristianos y perdemos
el poder de Dios en nuestra vida. Un gran hombre de Dios dijo en una ocasión: "Tú puedes ir donde va la gente
de este mundo y puedes hacer las cosas que hacen ellos, pero no tendrás ningún poder con Dios". Esto es la
verdad. Dios no otorga Su poder a los que se conforman al mundo.

¿Cómo podemos evitar ser engañados?


Debemos tener nuestras mentes renovadas
Para evitar que Satanás nos engañe, debemos saber la verdad. Debemos tener nuestras mentes renovadas para
que veamos las cosas como las ve Dios. La Biblia dice:
No os conforméis a este siglo; sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para
que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2).

¿QUÉ QUIERE DIOS QUE VEAMOS en lo que concierne al mundo? En primer lugar, Dios quiere que veamos que
el sistema del mundo esta regido por Satanás. La Biblia dice:
…el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5:19).
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, y los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida,
no proviene del Padre, sino del mundo (1 Juan 2:16).

PUESTO QUE EL MUNDO ES REGIDO por Satanás, ser amigo del mundo es ser enemigo de Dios. La Biblia dice:
¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo,
se constituye enemigo de Dios (Santiago 4:4).

ESTE MUNDO CRUCIFICÓ A NUESTRO SEÑOR; su gobernante es el enemigo de Dios. Con el apóstol Pablo, el
verdadero cristiano puede decir:

Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo… (Gálatas 6:14).

el sistema mundano no tiene futuro


En segundo lugar, Dios quiere que comprendamos que el sistema mundano no tiene futuro. Ha sido condenado
por Dios. El sistema mundano de Satanás es como un criminal que ha sido sentenciado a muerte; aunque todavía
esté vivo, no tiene futuro. Él está condenado a muerte.
DE LA MISMA MANERA EL SISTEMA MUNDANO DE SATANÁS está bajo sentencia de muerte. No tiene futuro en
cuanto a Dios; por eso no debemos vivir para las cosas de este mundo. La Biblia dice:

Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1 Juan 2:17).
el sistema mundano de Satanás será reemplazado por el reino del Hijo de Dios

4
LA BIBLIA NOS DICE que, algún día, el sistema mundano de Satanás será reemplazado por el reino del Hijo de
Dios. El Señor Jesucristo reinará sobre el mundo como Su Gobernador legítimo. La Biblia dice:
Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos
(Apocalipsis 11:15b).

AHORA SABEMOS LA VERDAD, de modo que la pregunta es: ¿Qué haremos con ella? Hemos visto que el sistema
mundano está gobernado por Satanás. Hemos aprendido que está condenado, y que pronto pasará. Ya que
sabemos todo esto, ¿continuaremos viviendo para las cosas del mundo, o viviremos para Dios? ¿Te ha mostrado
Dios en esta lección que tú has estado viviendo para las cosas equivocadas? ¿Quieres volver a Él y tener Su
bendición en tu vida?
LA OBEDIENCIA ES EL CAMINO DE LA BENDICIÓN. Confiesa tus pecados a Dios. Pídele que te perdone y te limpie
por la sangre de Su Hijo. Da la espalda al mundo y a las cosas de este mundo.
darle la espalda a las cosas del mundo
¿QUÉ QUEREMOS DECIR con "darle la espalda a las cosas del mundo?" Alguien lo ha expresado así:
"Cualquier cosa que obscurece mi visión de Cristo, o que quita mi gusto por el estudio bíblico, o que reduce mi
hábito de orar, o que hace más difícil la obra cristiana, es mala para mí y, como cristiano, tengo que rechazarla".
¿CUÁLES SON LAS RECOMPENSAS? La comunión con el Padre, la bendición de Dios en nuestra vida, y el privilegio
de ganar a otros para Cristo; éstas son solamente unas pocas de las recompensas de valor incomparable que
reciben los que viven para el Señor.
SATANÁS QUIERE QUE NOSOTROS vivamos para las cosas de este mundo, pero este mundo no es nuestro hogar.
El Cielo es nuestro hogar. La Biblia dice:
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra (Colosenses 3:1-2).

No ames el mundo (Jhon Piper)

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en
él. Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre.

UNA VISIÓN GENERAL


El texto comienza con un mandato-que es el único mandamiento en el texto, y por lo tanto, probablemente, el
punto principal (verso 15b): "No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo". Todo lo demás en el texto
es un argumento, o un incentivo, del porqué no debemos amar al mundo.
El amor por el mundo echa fuera el amor por el Padre
El primer incentivo que Juan nos da es que "si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (verso.
15b). En otras palabras, la razón por la que no deberíamos amar al mundo es que no se puede amar al mundo y
a Dios al mismo tiempo. El amor por el mundo echa fuera el amor a Dios y el amor a Dios echa fuera el amor por
el mundo.
Como dijo Jesús: "Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a
uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24). Así que no debes amar al mundo,
porque eso te pondría junto con los enemigos de Dios, ya sea que creas que lo eres o no. "Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él". Esa es la primera razón que Juan nos da para no amar al mundo.
Luego en el versículo 16 viene el apoyo y la explicación de ese primer argumento. La razón por la cual el amor
por el mundo echa fuera el amor a Dios es que "todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de
los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo". Si dejamos de lado las tres frases en
la mitad del versículo 16, se leería así: La razón por la cual el amor del mundo echa fuera el amor a Dios es que
todo lo que hay en el mundo no es de Dios. En otras palabras, decir que amas a Dios, son sólo palabra vacías si
te gusta lo que no es de Dios.

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Juan podría haber terminado su caso al final del versículo 16. No améis al mundo, porque el amor por el mundo
no puede coexistir con el amor a Dios. Pero él no termina su caso ahí. Añade dos argumentos y dos incentivos
más para no amar al mundo.
El mundo pasará y sus pasiones con él
En primer lugar, en el versículo 17a él dice: "Y el mundo pasa, y también sus pasiones". Nadie compra acciones
de una compañía que seguramente va directa a la quiebra. Nadie establece su casa en un barco que se hunde.
Ninguna persona razonable podría atesorar donde la polilla y el orín corrompen, y ladrones minan y hurtan,
¿verdad? ¡El mundo pasa! Poner el corazón en él es como pedir la angustia y la miseria al final.
Y eso no es todo: no sólo es que el mundo pasa, sino también las pasiones de él. Si compartes las pasiones del
mundo, morirás. No solo perderás tu tesoro. Perderás tu vida. Si te gusta el mundo, pasará y te llevará con él.
"El mundo pasa, y también sus pasiones".
Si haces la voluntad del Padre, vivirás por siempre
En segundo lugar, en el versículo 17b. Juan dice: "Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre".
Lo contrario de amar al mundo no es solo amar al Padre (v. 15), sino también hacer la voluntad del Padre (v. 17).
Y esa conexión no es difícil de entender. Jesús dijo: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (Juan 14:15).
Juan dice en 1 Juan 5:3: "Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos". Así que el amor
por el Padre en el versículo 15 y hacer la voluntad de Dios en el versículo 17 no son realmente cosas separadas.
Si amas a Dios, amarás su voluntad. Decir que amo a Dios, pero no me gusta lo que Dios ama, son palabras
vacías. Así que Juan está diciendo en el versículo 17, "Si te gusta el mundo, te perderás con el mundo, pero si no
te gusta el mundo y amas a Dios, vas a hacer su voluntad y vivirás con Él para siempre".
Un mandamiento y tres argumentos
En resumen, el texto contiene un mandamiento y tres argumentos, o incentivos. El mandamiento es: "No améis
al mundo ni las cosas que están en el mundo". El primer incentivo es que si te gusta el mundo, no amas a Dios.
El segundo incentivo es que si te gusta el mundo, te perderás con el mundo. Y el tercer incentivo es que si amas
a Dios en lugar de amar al mundo, vas a vivir con Dios para siempre.

UNA MEDITACIÓN
Meditemos por unos momentos en estos dos últimos incentivos y, especialmente, cómo se relacionan con la fe
salvadora.
La fe salvadora y el Amor de Dios
Nos han enseñado muy bien que ¡somos salvos por la fe! "¡Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo!" (Hechos
16:31). Pero no hemos sido tan bien enseñados sobre lo que es la fe salvadora. Por ejemplo, ¿Con qué frecuencia
se discute la relación entre la fe en Cristo y el amor por Cristo? ¿Se puede confiar en él para salvación y no
amarlo? Es evidente que Juan no lo cree así, porque el tema de este texto es el amor por Dios o el amor por el
mundo, y el resultado es si se muere con el mundo o se tiene vida eterna con Dios. Sin embargo, Juan sabe que
la vida eterna viene por la fe.

Juan dice en 1ra. Juan 5:13, "Os he escrito a vosotros que CREEIS en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis
que tenéis vida eterna". Así que la vida eterna si depende de CREER en Cristo. Pero ¿qué es esto de "creer"? Si
somos amables y dejamos a Juan para que hable por sí mismo, su carta completa lo que quiere decir. Cuando él
dice que no amar al mundo, sino amar a Dios tanto que hacemos su voluntad es lo que lleva a la vida eterna,
nos enteramos de que la fe salvadora y el amor por Dios son inseparables. Ambos son el camino a la vida eterna,
porque son el mismo camino.

En Juan 5:42-44 Jesús se enfrenta a los líderes judíos que no creen en él con estas palabras: "Pero os conozco,
que no tenéis el amor de Dios en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viene
en su propio nombre, a ése recibiréis. ¿Cómo podéis creer, cuando recibís gloria los unos de los otros, y no
buscáis la gloria que viene del Dios único?". En otras palabras, la razón por la que no reciben o creen en Jesús es
que no aman a Dios. Les encanta el mundo, la gloria de los hombres, sin la gloria de Dios. Así que Jesús enseñó
a sus apóstoles que, cuando no hay amor a Dios, no puede haber una fe salvadora. (ver Juan 3:18-19).

Pablo y Santiago de acuerdo


Esta es la razón por la cual no sólo Juan sino también Pablo y Santiago mantienen las promesas de vida sólo para
aquellos que aman a Dios:

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Romanos 8:28: "Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los
que son llamados conforme a su propósito".
1 Corintios 2:9: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre... Dios ha preparado
para los que le aman". 1 Corintios 16:22: "Si alguno no ama al Señor, que sea anatema".
Santiago 2:5: "¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que Él
prometió a los que le aman?" (Ver 2da. Timoteo 4:8; Santiago 1:12)
Así que podemos ver lo que Juan está tratando de hacer por nosotros en el versículo 17 de nuestro texto. Él está
tratando de mostrarnos que el amor por el Padre y la liberación del amor por el mundo no son una opción. No
es la guinda del pastel de la fe salvadora. Se trata de un asunto de vida eterna y muerte eterna. Es lo primero en
la agenda de la vida. Nada en todo el mundo es más importante que experimentar el amor por Dios en tu
corazón. Este es el primer y gran mandamiento, Jesús dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con
toda tu alma y con todas tus fuerzas" (Mateo 22:36-40).

Dos posibilidades si no sientes mucho amor por Dios


Tal vez mientras digo esto, algunos de ustedes están diciendo, "No siento mucho amor por Dios en este
momento". Hay dos posibles razones para ello.

1. No has nacido de nuevo


Una de ellas es la posibilidad de que no hayas nacido de nuevo. Es posible que seas un cristiano cultural o
hereditario. Puede que hayas desarrollado patrones de habla y comportamiento religioso porque es socialmente
beneficioso o porque tus padres o compañeros hablan y actúan de esta manera. Sin embargo, es posible que
nunca hayas experimentado un profundo cambio en tu naturaleza por el poder del Espíritu Santo que diese
origen a una corriente de nuevo amor por Dios.
Henry Martyn, el brillante traductor y misionero del siglo pasado, miró a su propia conversión cuatro años más
tarde y dijo: "El trabajo es real. No puedo dudar más de él que de mi propia existencia. El actual conjunto de mis
deseos se altera, estoy caminando de otra manera muy distinta, aunque voy tropezando sin cesar en esa senda".
Por lo tanto, podría ser que esto nunca te haya sucedido y que tu religión sea toda ella una apariencia externa y
no la experiencia interior de amor por Dios. Pablo dijo en 2 Timoteo 3:1-5, "En los últimos días vendrán tiempos
difíciles. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, avaros, ... amadores de los placeres en vez de
amadores de Dios; teniendo apariencia de piedad, pero habiendo negado su poder". En otras palabras, podemos
esperar que haya numerosos religiosos que asistan a la iglesia pero que no saben nada del nuevo nacimiento y
el amor genuino y sincero a Dios.
Si estás entre ese número debes dirigir tu corazón a Cristo y buscar sinceramente su Palabra. Pedro dice que
hemos nacido de nuevo por la Palabra de Dios que vive y permanece. Así que si quieres volver a nacer, te debes
derramar sobre la Palabra de Dios. Debes clamar a Cristo que te abra los ojos para conocer al Padre (Mateo
11:27). Debes rogar a Dios para que saque ese corazón de piedra y te dé un corazón de carne para que puedas
amar a Dios con todo tu corazón y con toda tu alma (Deuteronomio 30:6). Debes renunciar a todo pecado
conocido, darte a todos los medios de la gracia hasta que la luz amanezca en tu corazón y Cristo brille tan fuerte
en su poder que el amor se sienta irresistiblemente atractivo y caigas en adoración y amor delante de él. Y no
dejar la búsqueda hasta que hayas nacido a una nueva vida. "Me buscaréis y me encontraréis, cuando me
busquéis de todo corazón".

2. Tu amor se ha vuelto frío y débil


La otra posibilidad es que, de hecho, hayas nacido de nuevo, pero que tu amor a Dios simplemente se ha vuelto
frío y débil. Has probado lo que significa tener un corazón para Dios. Puedes recordar como una vez sentías que
conocerlo era mejor que cualquier cosa que el mundo podía ofrecer. Pero esta mañana la mecha humea y la
caña está quebrada.
En primer lugar, la receta para tú dolencia no es muy diferente de la prescripción para la búsqueda de un nuevo
nacimiento. El mismo Espíritu que engendra la vida, también nutre la vida. La misma palabra que enciende el
fuego del amor, también reaviva el amor. El mismo Cristo que una vez te sacó de las tinieblas a su luz admirable,
puede quitar la larga noche oscura de tú alma. Así que ríndete al Espíritu Santo. Sumérgete en la Palabra de
Dios. Clama a Cristo por una nueva visión de la gloria de su gracia. No te contentes con tibieza. Busca una nueva
pasión por Cristo.

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Y cualquiera que sea el grupo en el que te encuentras -o si tú te encuentras aquí lleno de amor por Dios esta
mañana- deja que las amonestaciones restantes de este texto te despierten a contar todo como basura en
comparación con la excelencia del conocimiento de Cristo.

El amor a Dios y el amor por el mundo no pueden coexistir


De acuerdo con el versículo 15 de nuestro texto, si tu amor por Dios es frío esta mañana, es porque el amor por
el mundo ha empezado a tomar lugar sobre tu corazón y empieza a ahogar tu amor por Dios. El amor por el
mundo y el amor por el Padre no pueden coexistir. Y todo corazón ama algo. La esencia misma de nuestra
naturaleza es el deseo. No hay nadie en esta sala que no desee algo. En el centro de nuestro corazón hay un
manantial de anhelos. Pero es una imagen extraña ¿no? Un anhelo es un ansia, un deseo, algo que queremos,
una necesidad. Pero estos no se describen bien como un manantial. Un manantial de necesidades es una
contradicción de términos. Un manantial borbotea, la necesidad nos succiona. Un anhelo es más como un
drenaje o una aspiradora. En el centro de nuestro corazón se encuentra un agujero de drenaje, como en el fondo
de una piscina. Estamos eternamente sedientos. Pero no podemos aspirar agua y aire al mismo tiempo.
Si tratas de satisfacer tu anhelo succionando el aire del mundo, no podrás beber el agua del cielo. Y, finalmente
tu motor se quemará, porque fuiste hecho para bombear el agua de Dios, no para succionar el aire del mundo.

El "mundo” que no debemos amar


Pero ahora, ¿qué es este "mundo" al que no debemos amar? El versículo 16 dice que se caracteriza por tres
cosas: "pasión de la carne, pasión de los ojos y arrogancia de la vida" La palabra "vida" no se refiere al estado de
estar vivo, sino más bien a las cosas en el mundo que hacen posible la vida. Por ejemplo, en 3:17 se traduce
como "bienes" - "el que tiene BIENES de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra
él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?" Jesús usa la palabra en Marcos 12:44 cuando dice que la pobre
viuda en el templo "todo lo que poseía, todo lo que tenía para VIVIR".
Así que la frase "arrogancia de la vida" significa orgullo de lo que se posee, de las cosas que se tienen. Ahora
podemos ver cómo las tres descripciones del mundo se relacionan entre sí. Los dos primeros -deseos de la carne
y los deseos de los ojos- se refieren a los deseos de lo que no tenemos. Y el tercero-la arrogancia de la vida-se
refiere al orgullo por lo que tenemos. El mundo es conducido por estas dos cosas: la pasión por el placer y el
orgullo en las posesiones.

Y la pasión por el placer se describe de dos maneras, porque hay dos grandes clases de placeres: físico y estético.
Existe la pasión de la carne (placeres corporales), y la pasión de los ojos (placeres estéticos e intelectuales). Juan
no es ingenuo. Él sabe que el mundo no se limita a Hennepin Avenue.
Existe la pasión por la comida basura y la pasión por la gastronomía. Existe la pasión por el Rock duro y la pasión
por Rachmaninoff. Existe la pasión por Penthouse, y la pasión por Picasso. Existe la pasión por Orpheum y la
pasión por Ordway. Este libro termina con el sonoro mandamiento: "Hijos, guardaos de los ídolos", ya sean
crudos o cultivados.
Cualquier cosa en este mundo que no sea Dios puede robar el amor de Dios de tu corazón. Cualquier cosa que
no sea Dios puede llevar tu corazón lejos de Dios. Si no la tienes, te puede llenar con pasión para conseguirla. Si
la consigues, te puede llenar de orgullo por lo tenerla.
Pero en contra de la soberbia de la vida, el apóstol dice: "¿Qué tienes que no recibiste? Y si lo recibiste, ¿por
qué te jactas como si no lo hubieras recibido? ... El que se gloría, que se gloríe en el Señor" (1 Corintios 4:7; 1:31).
Así pues, que no haya jactancia en las posesiones. Todas ellas son dioses.
Y en contra de la pasión de la carne y la de los ojos, el salmista dice: "¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?
Y fuera de ti, nada deseo en la tierra". Así que, no deseemos nada más que a Dios. No poseamos nada más que
a Dios; No persigamos nada más que a Dios.

¿Qué debemos hacer con nuestros deseos?


Pero alguien preguntará, "¿No debería desear una cena? ¿No debería desear un trabajo? ¿No debería desear un
cónyuge? ¿No debería desear un niño en mi seno? ¿No debería desear un cuerpo sano y un buen descanso
nocturno o el sol de la mañana, o un buen libro o una velada entre amigos? "
Y la respuesta es no, ¡a menos que sea un deseo por Dios! ¿Deseas la cena, porque deseas a Dios? ¿Quieres un
trabajo, porque en él descubrirás a Dios y el amor de Dios? ¿Deseas un cónyuge, porque tienes hambre de Dios
y la esperanza de verlo y amarlo en tu pareja? ¿Deseas el niño, el cuerpo sano, el buen descanso por la noche,

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el sol de la mañana, el gran libro y la noche con los amigos por amor a Dios? ¿Ves a Dios en todo lo que deseas?
(Ver Colosenses 3:17, 1 Corintios 10:31).
San Agustín capturó el corazón de nuestro texto cuando oró al Padre y le dijo: "Te ama poco el que ama cualquier
cosa junto contigo, y no la ama por causa de ti".
Por lo tanto, hermanos y hermanas, no améis al mundo ni las cosas del mundo. Si alguno ama al mundo, el amor
del Padre no está en él. Pero si el amor del Padre está en ti, si amas a Dios con todo tu corazón, entonces todas
las habitaciones en las cuales ingreses serán un templo de amor a Dios, todo tu trabajo será un sacrificio de amor
a Dios, todas las comidas serán un banquete de amor con Dios, cada canción será una proposición de amor a
Dios.
Y si hay algún deseo de la carne o cualquier deseo de los ojos que no sea también un deseo de Dios, entonces
vamos a ponerlo fuera de nuestras vidas, de modo que podamos decir con Juan y con el salmista:

¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?


Y fuera de ti,
nada deseo en la tierra.

No os adaptéis a este mundo


Un principio autóctono y el principio del peregrino en la vida cristiana
Resource by John Piper Scripture: Romans 12:1–2 Topic: Sanctification & Growth

Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como
sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. Y no os adaptéis a este mundo, sino
transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que
es bueno, aceptable y perfecto.

Oh, cuántas preguntas surgen al leer este texto, preguntas que necesitan respuestas profundas y bíblicas. Por
ejemplo, ¿cómo se relaciona el mandamiento a no adaptarnos a este mundo con la declaración de Pablo en 1ra
a los Corintios 9:22: "a todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos"? ¿Cómo es
volverse de todo a todos diferente a no adaptarse al mundo? O, ¿cómo se relaciona el mandamiento a no
adaptarnos al mundo, es decir, a ser contra-culturales, con las palabras de Pablo 1ra a los Corintios 10:32-33?
"No seáis motivo de tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios; así como también yo procuro agradar
a todos en todo, no buscando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos"¿Cómo encaja el
mandamiento a no adaptarnos al mundo con una actitud que no ofende al mundo? No siempre se pueden lograr
los dos efectos simultáneamente. ¿Cómo se relaciona el mandamiento a no adaptarnos al mundo con el
propósito de agradar a todos con el objetivo de salvarles? Usted no siempre puede satisfacer a las personas si
rehúsa adaptarse a algunos de sus pensamientos y maneras.

Así que muchas son las preguntas, y abordaremos algunas. Mi propósito hoy es proveerles de un modo de pensar
acerca de estas preguntas. Darles algunas categorías que, espero en oración, serán parte de la renovación de
sus mentes para que puedan probar y aceptar la voluntad de Dios.

No existen preguntas como esta porque Pablo haya resbalado y se haya confundido acerca de lo que signifique
seguir a Cristo en un mundo caído. Pablo no estaba confundido. Estaba lidiando con dos impulsos cristianos, dos
principios, en equilibrio. Cuando Cristo vino al mundo, y vino y murió y resucitó de entre los muertos, dio inicio
al movimiento del reino redimido de Dios, liberó el poderoso evangelio sobre el mundo, y se esparcieron dos
poderosos impulsos, o fuerzas, en todos los lugares donde el evangelio se esparció.

EL PRINCIPIO AUTÓCTONO Y DEL PEREGRINO


Estos dos impulsos están siempre en tensión entre sí. En ocasiones empujan en direcciones opuestas, y el gran
reto es encontrar el equilibrio bíblico. Andrew Walls; en su libro The Missionary Movement in Christian History,
llama a estos dos impulsos el Principio Autóctonoy el Principio del Peregrino (Mary Knoll, N.Y.: Orbis Books,
2001, pp. 7-9). En otras palabras, el evangelio puede y debe volverse autóctono en cada cultura (¡caída!) en el
mundo. Puede y debe encontrar un hogar en la cultura. Debe encajar. Ese es el principio autóctono. Pero al
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mismo tiempo, y tan poderoso como el primero, el evangelio produce una mentalidad de peregrino. Aleja a las
personas de su propia cultura. Critica y corrige la cultura. Convierte a las personas en peregrinos y extranjeros y
exiliados en su propia cultura. Cuando Pablo dice: "Y no os adaptéis a este mundo" y "a todos me he hecho
todo", no está confundido; está invocando al equilibrio crítico de dos impulsos bíblicos.

EN, PERO NO DE
Hay muchas formas de describir esta tensión. Decimos: Los cristianos están en el mundo pero no son del mundo.
Jesús ora: "No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. Ellos no son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo" (Juan 17:15-16). Están en el mundo, ese es el principio autóctono. No no son
del mundo, es el principio del peregrino.

SEPARACIÓN Y PARTICIPACIÓN
O decimos que los cristianos deberían estar separadosdel mundo sin embargo participanen el mundo. 2da a los
Corintios 6:17: "Por tanto, salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor; y no toquéis lo inmundo", ese es
el principio del peregrino. Pero en otro lugar Pablo limita el significado de separación y dice: "En mi carta os
escribí que no anduvierais en compañía de personas inmorales; no me refería a la gente inmoral de este mundo.
. . porque entonces tendríais que salir del mundo. Sino que en efecto os escribí que no anduvierais en compañía
de ninguno que, llamándose hermano, es una persona inmoral. . ." (1ra a los Corintios 5:9). Ese es el principio
autóctono. No salgan del mundo. Un impulso es la separación, y otro impulso es la participación. Los dos son
cruciales.

LA ADAPTACIÓN Y LA CONFRONTACIÓN
O podemos hablar del impulso de adaptación y del impulso de confrontación. Por ejemplo, por un lado, Pablo
dice en 1ra a los Tesalonicenses 4:11-12: "que tengáis por vuestra ambición el llevar una vida tranquila, y os
ocupéis en vuestros propios asuntos y trabajéis con vuestras manos. . . a fin de que os conduzcáis honradamente
para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada”. En otras palabras, adáptense, y no causen problemas;
hagan lo que es adecuado y correcto vivan apropiadamente (euschemonos). Así ora Pablo en 1ra a Timoteo 2:2:
"que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad”. Tranquila, sosegada. Eso es
Adaptación.

Pero, por otro lado, él tiene una palabra muy diferente para decirlo en Efesios 5:6-11, es decir: confrontación.
"la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. Por tanto, no seáis partícipes con ellos. . . . Y no participéis
en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien, desenmascaradlas" ¡Desenmascárenlas! Esto no va gustar
mucho. Es por eso que Pablo dice en 2da a Timoteo 3:12: "Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente
en Cristo Jesús, serán perseguidos”. Es lo que ocurre cuando usted no se adapta al mundo.

La adaptación y la confrontación;
la participación y la separación;
en el mundo, pero no del mundo;
no conformarnos a este mundo, pero volvernos de todo a todos para poder salvar a algunos;
ser autóctono, pero ser un peregrino.
Creo que comprender las raíces bíblicas de esta tensión nos ayudará a navegar a través de estas aguas, entre la
adaptación excesiva y la confrontación excesiva (o el sobre-énfasis en el principio autóctono o del peregrino).
Veo al menos cuatro raíces: Las perspectivas únicas cristianas de 1) La Creación, 2) Cristo, 3) La Conversión; y 4)
El Reino. Tomemos una a la vez y veamos cómo son las raíces de la tensión del principio autóctono/peregrino
en el cristianismo.

PRIMERO, LA TENSIÓN AUTÓCTONA/PEREGRINO ESTÁ ENRAIZADA EN LA PERSPECTIVA CRISTIANA DE LA


CREACIÓN.
Por ejemplo, cuando Pablo está lidiando con la manera en que un cristiano se adapta a una cultura donde la
carne vendida en el mercado pudiera haber sido sacrificada a los ídolos, dice lo siguiente en 1ra a los Corintios
10:25-26: "Comed de todo lo que se vende en la carnicería sin preguntar nada por motivos de conciencia;
porque del Señor es la tierra y todo lo que en ella hay". En otras palabras, la creación pertenece a Dios y a sus
hijos para su uso. Las cosas físicas como la carne y la bebida no pueden ser poseídas religiosamente o ser

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moralmente contaminadas por los no-cristianos. El señorío de Dios sobre toda la creación, incluyendo la carne
ofrecida a los ídolos, apoya el impulso autóctono. Usted pertenece aquí. Todo es de Dios; coma lo que desee.

Pero esa no es la única verdad acerca de la creación (es decir: que Dios es dueño de toda). Hay otras verdades.
Una es Romanos 8:20-22: "Porque la creación fue sometida a vanidad… la creación entera a una gime y sufre
dolores de parto hasta ahora". En otras palabras, la creación está caída. Es de Dios. Es para nuestro uso. Pero le
ha ido mal. Así que otra verdad acerca de la creación es que necesita redención, y que su apariencia presente es
pasajera 1ra a los Corintios 7:31: "porque la apariencia de este mundo es pasajera”.

Cuando Pablo aplica este principio a la comida, cita a los que eran excesivamente autóctonos en Corinto quienes
decían: "Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos" (1ra a los Corintios 6:13). Es
cierto en mucho sentido. Pero no es toda la verdad. Así que añade: "... pero Dios destruirá a los dos”. En otras
palabras, la comida y el estómago no son absolutos. La Creación está caída. Su apariencia presente es pasajera.
Debe ser redimida. Por tanto, somos peregrinos.

Dios la hizo, estamos en casa (el principio autóctono). Está caída, y algún día Dios la redimirá (el principio del
peregrino). Así que estamos en casa, y a la vez no estamos en casa. Siempre debemos utilizar al mundo como si
perteneciera a nuestro Padre, pero también teniendo en cuenta los propósitos de Dios en la redención, no solo
en la Creación.

SEGUNDO, LA TENSIÓN AUTÓCTONA/PEREGRINO ESTÁ ENRAIZADA EN LA PERSPECTIVA CRISTIANA DE CRISTO.


Muy simple, Cristo se hizo un ser humano. Ese es el principio autóctono. Él fue uno de nosotros. ¡Oh cuán
semejante fue! "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros" (Juan 1:14). Él compartió nuestra misma
naturaleza (Hebreos 2:14). Fue tentado de la misma forma en que nosotros lo somos (Hebreos 4:15).

Pero vino a lo suyo, y los suyos no lo recibieron (Juan 1:11). Nosotros le matamos. Sabíamos que lo haríamos y
lo hicimos de todas formas. Y así desató el principio del peregrino. Estaba en casa, se hizo semejante a nosotros.
Pero, ¡oh cuán diferente era! Y la diferencia le hizo ser asesinado. Así se ha esparcido el cristianismo
encarnativamente, durante 2000 años. Los misioneros son humanos, aprenden el idioma, aprenden la cultura.
Encajan. Autóctonos. Y entonces sufren, y algunas veces son asesinados. Siguen a su Señor. Son peregrinos.
Autóctonos (Indígenas) y Peregrinos La encarnación y la crucifixión. Volverse de todo; no adaptarse.

TERCERO, LA TENSIÓN AUTÓCTONA/PEREGRINO ESTÁ ENRAIZADA EN LA PERSPECTIVA CRISTIANA DE LA


CONVERSIÓN.
Romanos 3:28: "Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley". Dios le
considera justo en Cristo en el momento en que usted pone su fe solo en Cristo como Salvador sobre el pecado,
y Señor de su vida, y como su Bien supremo. En el abrir y cerrar de un ojo, es contado como justo ante los ojos
de Dios solo por gracia, solo mediante la fe, solo a causa de Cristo. La justificación desata el principio autóctono.
Es tenido como autóctono al cielo, porque encaja moralmente con el cielo. Cristo es su acoplamiento, solo por
fe.

Pero ahora que es aceptado en el amado (justificado solo por fe), el Espíritu Santo va a trabajar en usted, y usted
comenzará a ser en la práctica lo que ya es en Cristo. Y así se desata el principio del peregrino: Debe cambiar.
No puede estar en casa en su condición actual. "Si habéis, pues, resucitado con Cristo [¡si se han vuelto
autóctonos o indígenas al cielo!]. . . Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra [¡vuélvanse
peregrinos!]" (Colosenses 3:1-2).

La justificación y la santificación (en ese orden) son la raíz de la tensión autóctono/peregrino. Somos justos en
Cristo (autóctonos en casa). Ahora debemos ser aquello que somos, el peregrino debe progresar.

FINALMENTE, LA TENSIÓN AUTÓCTONA/PEREGRINO ESTÁ ENRAIZADA EN LA PERSPECTIVA CRISTIANA DEL


REINO
El glorioso reino de Dios ya ha venido en Jesucristo. Ha llegado el siglo que vendría. Así dice Jesús en Lucas
11:20: "Pero si yo por el dedo de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros".

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Y dice en Lucas 17:21: "he aquí, el reino de Dios entre vosotros está". Por tanto, los sujetos del reino (los hijos
de Dios), están ahora en casa aquí, y en el reino de su Padre. Y se desata el principio autóctono.

Pero, por otro lado, el reino de Dios aun no está totalmente aquí. La promesa ha llegado, pero la consumación
aun queda para el futuro. En la Última Cena, Jesús dice: "os digo que de ahora en adelante no beberé del fruto
de la vid, hasta que venga el reino de Dios" (Lucas 22:18). Aun no está aquí. Y por tanto, hay un poderoso impulso
peregrino. Estamos esperando. Gimiendo. Anhelando. Somos extranjeros. Exiliados. Residentes Temporales.
Estamos en casa, y oh ¡tan lejos de casa!

CONCLUSIÓN
En conclusión entonces, cuando Pablo dice en Romanos 12:2: "no os adaptéis a este mundo", está motivando
uno de los extremos de este equilibrio. Mi propósito simplemente ha sido darles una imagen más amplia de este
pensamiento, y mantenernos en equilibrio.

¡Sí a la confrontación del mundo! Pero también a la adaptación misionera.


¡Sí a la separación! Pero también a la participación cultural.
¡No, no somos del mundo! Pero sí, sí estamos en el mundo.
¡No, no nos adaptamos a este mundo! Pero sí, nos volvemos todo para todos para que podamos salvar a algunos.
¡Sí, somos autóctonos, indígenas! ¡Pero también somos extranjeros, peregrinos!
Porque

La Creación es del Señor, sin embargo, está caída y en necesidad de redención.


Cristo es encarnado, sin embargo, crucificado.
La conversión es la justificación solo por fe, sin embargo viene seguida por la disciplina de la santificación.
El reino ya está aquí, pero no su consumación.
¿Cómo podemos conocer el equilibrio? La respuesta viene: "sino transformaos mediante la renovación de
vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto”. Mi
oración es que este mensaje sea parte de la renovación mental que les ayudará a degustar la voluntad de Dios.

Cuando regrese de las vacaciones ilustraré, al enlazar los capítulos 1 y 12, la relación que tiene este tema con la
homosexualidad y con el asunto cultural de la enmienda al matrimonio en la constitución. Hasta entonces, en
cada asunto y en cada acción, pida sabiduría al Señor, sumerja su mente en las Escrituras, y mire a Jesucristo
con determinación, y será transformado a su imagen.

No améis al mundo
Rev. Jose Duanys Gutierrez 24 enero, 2016 Predicas Cristianas 2 Comentarios 26,314 Vistas

Texto: 1 Juan 2: 15-17.

Introducción.

Cuando nos dedicamos a leer las epístolas de Juan, nos parece que la persona del evangelista estuviera viviendo
en la misma época que nos ha tocado vivir a cada uno de nosotros. Nos da la impresión como si estuviera
susurrando a nuestros oídos consejos sumamente importantes para poder alcanzar la victoria en nuestras vidas
cristianas.
Juan escribe en una época completamente diferente a la nuestra, sin embargo nos parece que sus palabras y
exhortaciones son escritas propiamente para este Siglo XXI. Lo cierto es que estamos viviendo en un mundo
donde los valores espirituales han perdido completamente su validez. Hoy el amor al mundo y sus deleites nos
hacen alejarnos de Dios y de su voluntad en gran manera. Tenemos una gran lucha si queremos en medio de un
mundo marcado por el pecado vencer y salir victoriosos ante lo que este nos ofrece. Bien lo dijo Pablo en su
epístola a los Efesios en el capítulo 6: 13, cuando dice:

12
“que nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

Nuestra mayor lucha para permanecer irreprensibles e íntegros en medio de un mundo contaminado por el
pecado es no amar lo que este mundo nos ofrece con tal de marcar la diferencia ante una sociedad que esta
lejos de hacer la voluntad de Dios. Es por eso que:

Proposición: Amar las cosas del mundo nos es un impedimento para hacer la voluntad de Dios.

P.I. ¿Porque no podemos amara al mundo de ninguna manera?

I. No podemos amar al mundo por lo este es. V. 15.

Cuando Juan menciona mundo o no amar las cosas del mundo, si vamos al idioma original podemos ver que se
refiere al sistema de cosas que imperan en el y que no son compatibles con la voluntad de Dios. El mundo aquí
no es una referencia al orbe en el que vivimos, designa mas bien el sistema que ha creado el hombre para tratar
de vivir una vida feliz sin Cristo.

“Alguien lo ha definido como el sistema de cosas donde la cultura, la educación y la sociedad toda no es
compatibles con los planes de Dios”

La Voluntad de Dios es soberana, es santa, es perfecta, y solo la podemos experimentar cuando luchamos por
permanecer en igual condición.

a. El mundo es la agencia donde el Diablo ejerce su poder.


El mundo actual es gobernado por Satanás. Las cosas que vemos son evidencia de un mundo envuelto en
tinieblas y que niega rotundamente la existencia de Dios.
Los vicios, las enfermedades, la falta de amor y mucho mas nos muestra que el hombre esta siendo influenciado
por el Diablo y sus demonios.
b. Juan nos aconseja a no amar las cosas del mundo porque el amor del mundo no es compatible con el amor
de Dios.
El amor que ofrece el mundo no proviene de Dios, no es transparente, ni genuino, es mas bien sentimientos
engañosos que nos llevan a apartarnos de Dios.
El amor que ofrece el mundo carece de los frutos espirituales que acompaña a este como mayor fruto.
En medio de un mundo infiel y envuelto en delitos y pecados cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad
de ser diferentes e impactar a cada persona que me rodea con el amor y el mensaje de Cristo.

II. Por lo que el mundo nos ofrece. V.16.

Tristemente lo que el mundo ofrece hoy son actitudes mundanas que nos separan completamente de Dios y su
voluntad. Muchas personas piensan que la mundanalidad es totalmente una conducta externa. Eso no es
totalmente cierto porque la mundanalidad comienza por el corazón Los deseos de la carne.
Son todos aquellos deseos que nuestro físico desea producto de nuestra herencia pecaminosa como el sexo, la
fornicación, el adulterio, y otros.

Los deseos de los ojos.


Surge de los deseos malvados de todo cuanto vemos como las segundas miradas, la codicia, el orgullo, el obtener
los bienes de otra persona, etc.

La vanagloria de la vida.
Todo lo vano que este mundo nos ofrece como fama, reconocimientos, exaltaciones al orgullo humano.
Obsesión con el nivel o la importancia de uno
Lo cierto es que todos estos sentimientos pecaminosos de ninguna manera previenen del Padre, sino del mundo
en que vivimos y nos desarrollamos.

13
Eso nos vuelve mundanos y la mundanalidad nos hace amar las cosas pasajeras y no las que permanecen.
El corazón humano nunca puede hallar satisfacción en las cosas que el mundo nos ofrece.
Precisamente esa fueron las tres esferas en las cuales Satanás tentó a Jesús en Desierto.
En contraste Dios valora el dominio propio, un espíritu generoso y un servicio humilde.
Es posible dar la impresión de que evitamos los placeres mundanos mientras todavía albergamos actitudes
mundanas en nuestro corazón.

III. Por lo que el mundo será. V. 17.


El mundo será un lugar donde el hombre encontrará destrucción, un mundo que se esta desvaneciendo en sus
delitos y pecados.
Las personas inteligentes no viven para un mundo que se esta desvaneciendo.
a. Es la voluntad de Dios la que nos guarda de la tentación y de todo aquello que pasa por este mundo que pueda
contaminarnos. El permanecer en las cosas de Dios nos fortalece y nos prepara para vencer todos aquellos
dardos que enemigo nos tira.
b. Cuando Dios es nuestra meta y nuestro blanco esta centrado en El, en la iglesia, en su obra nada ni nadie nos
podrá hacer frente, los dardos del enemigo serán tirados en vano.
Es solo andar dentro de la voluntad de Dios todos los días de nuestra vida lo que hará que no nos contaminemos
con lo que este mundo nos ofrece diariamente.
Somos nosotros y tenemos esa gran responsabilidad de enseñarle al mundo un camino diferente. Dios nos ha
puesto en nuestras manos esa responsabilidad un día vamos a tener que dar cuentas a Dios por todo lo que
teníamos que haber hecho y no hicimos.

Conclusión:

Realmente amar las cosas del mundo y lo que este nos ofrece nos puede llevar a lo más profundo del precipicio.
Cada uno de nosotros tenemos batallas que vencer en medio de una sociedad que nada a favor de la corriente
alejándose cada día de Dios.
En cambio nosotros los hijos de Dios tenemos que a toda costa marcar la diferencia ante el mundo y sus deleites
pero para ello tenemos que tener en cuenta lo que el mundo es, lo que el mundo nos ofrece y lo que el mundo
será para poder estar preparados y preparar a otros para el día final siempre teniendo en cuenta que amar las
cosas del mundo nos es un impedimento para hacer y cumplir la voluntad de Dios.

¿Cuál es la voluntad de Dios y cómo la hacemos?


Resource by John Piper Scripture: Romans 12:1–2 Topic: Knowing God’s Will

Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como
sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. 2Y no os adaptéis a este mundo, sino
transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que
es bueno, aceptable y perfecto.
El objetivo de Romanos 12:1-2 es que toda nuestra vida se vuelva “una adoración espiritual”. El versículo 1 dice:
“[…] que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto
racional”. El propósito de la vida humana, ante los ojos de Dios, es que refleje a Cristo tan valioso como
realmente es. Adoración significa usar nuestras mentes, nuestros corazones, y nuestros cuerpos para expresar
el valor de Dios y todo lo que él es para nosotros en Cristo Jesús. Hay una forma de vivir (una forma de amar)
que refleja el valor de Cristo. Hay una forma de realizar nuestro trabajo de manera que exprese el verdadero
valor de Dios. No poder encontrar esa forma de vivir puede significar que probablemente necesitemos cambiar
de oficio. O puede significar que el versículo 2 no está ocurriendo como debiera.
El versículo 2 es la respuesta de Pablo a cómo tornamos toda nuestra vida en una adoración. Necesitamos ser
transformados. Necesitamos ser transformados no solo en nuestra conducta externa, sino también en la forma
de sentir y de pensar (en nuestras mentes). “Transformaos mediante la renovación de vuestra mente” (versículo
2).

CONVIRTÁMONOS EN LO QUE SOMOS

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Aquellos que pertenecemos a Cristo Jesús ya somos nuevas criaturas en Cristo, compradas con su sangre: “si
alguno está en Cristo, nueva criatura es” (2da a los Corintios 5:17). Pero ahora debemos convertirnos en lo que
somos. “Limpiad la levadura vieja para que seáis masa nueva, así como lo sois, sin levadura” (1ra a los Corintios
5:7).
Colosenses 3:10 nos dice: “Y os habéis vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero
conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó”. En Cristo hemos sido renovados; y ahora estamos
siendo renovados día a día. Ese fue el tema que tratamos la semana pasada.
Ahora nos enfocaremos en la última parte del versículo 2, específicamente, en el objetivo de la mente renovada:
“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, [y aquí viene el
objetivo] para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto”. Así que en
nuestro enfoque del día de hoy está el término “voluntad de Dios”, y el tema de cómo la verificamos.

LAS DOS VOLUNTADES DE DIOS


En la Biblia encontramos dos significados bien claros y diferentes para el termino “voluntad de Dios”.
Necesitamos conocerlos para después decidir cuál de ellos está siendo usado aquí, en Romanos 12:2. Incluso,
conocer las diferencias entre estos dos significados de “la voluntad de Dios” es importante para poder
comprender una de las verdades más grandes y complejas de toda la Biblia, específicamente, que Dios es
soberano por encima de todo y sin embargo no aprueba todo. Lo cual significa que Dios no aprueba todo lo que
él mismo ordenó que ocurriera. Es decir, él censura algunos sucesos que él mismo origina Y ordena ciertos
eventos que no aprueba. O para expresarlo de un modo más paradójico: En cierto sentido, Dios aprueba algunos
eventos que, en otro sentido, no aprueba.

1. La Voluntad de Dios Respecto a Su Decreto, o Respecto a Su Soberanía

Veamos el pasaje de las Escrituras que nos hace pensar de esta manera. Primero consideremos los pasajes que
describen “la voluntad de Dios” como el control soberano de todo lo que ocurre. Uno de los pasajes más claros
es el que relata la forma en que Jesús habló sobre la voluntad de Dios cuando estaba orando en Getsemaní. En
Mateo 26:39 él dijo: "Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como
tú quieras”. ¿A qué se refiere la voluntad de Dios en este versículo? Se refiere al soberano plan de Dios que
tendría lugar unas horas después. Recordemos cómo dice Hechos 4:27-28: Porque en verdad, en esta ciudad se
unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles y los pueblos de Israel, contra tu santo
siervo Jesús, a quien tú ungiste, 28para hacer cuanto tu mano y tu propósito habían predestinado que sucediera.
De modo que “la voluntad de Dios” era que Jesús muriese. Este era su plan, su decreto. No había cambios, por
lo que Jesús se inclinó y dijo: «Aquí está mi petición pero haz lo que sea mejor». Aquí tenemos la voluntad
soberana de Dios.
Y no perdamos aquí el tema más esencial, que incluye los pecados del hombre. Herodes, Poncio Pilato, los
soldados, los líderes judíos (todos pecaron al cumplir la voluntad de Dios respecto a que su Hijo fuere crucificado
(Isaías 53:10). Así que tengamos bien claro lo siguiente: Es la voluntad de Dios que ocurran ciertos eventos que
él aborrece.
Aquí tenemos un ejemplo en 1ra de Pedro. En 1ra de Pedro 3:17 Pedro escribe: “Pues es mejor padecer por
hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el mal”. En otras palabras: «Puede ser la voluntad de
Dios que los cristianos suframos por hacer el bien». Dios tiene en mente la persecución para los cristianos. Pero
perseguir a los cristianos, quienes no merecen ser perseguidos, es pecado. De modo que, nuevamente, Dios
desea que sucedan eventos en los que está incluido el pecado (“Es mejor padecer por hacer el bien, si así es la
voluntad de Dios”).

En Efesios 1:11 Pablo expone, a modo de resumen, una afirmación devastadora, sobre esta verdad. Él dice:
“También hemos obtenido herencia habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que obra todas
las cosas conforme al consejo de su voluntad”. La voluntad de Dios es su gobierno soberano de todo lo que
ocurre. Y hay muchos otros pasajes de la Biblia, que muestran que la providencia de Dios en el universo alcanza
hasta los más pequeños detalles de la naturaleza, y de las decisiones humanas:

15
Mateo 10:29: “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin
permitirlo vuestro Padre”.
Proverbios 16:33: “La suerte se echa en el regazo, mas del Señor viene toda decisión”
Proverbios 16:1: “Del hombre son los propósitos del corazón, mas del Señor es la respuesta de la lengua”.
Proverbios 21:1: “Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor”.

Aquí tenemos el primer significado de la voluntad de Dios: Es el control soberano de Dios sobre toda su creación.
Diremos que esta definición identifica su voluntad soberana o su voluntad decretada. Esta voluntad no puede
ser quebrantada. Siempre se cumple. El actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo y entrelos
habitantes de la tierra; nadie puede detener su mano, ni decirle: “¿Qué has hecho?” (Daniel 4:35).

2. La Voluntad de Dios Respecto a Sus Mandamientos

Ahora bien, el otro significado de la “voluntad de Dios” en la Biblia se refiere a lo que llamamos sus
mandamientos. La voluntad de Dios es lo que él nos manda a hacer. Esta es la voluntad de Dios que nosotros
podemos desobedecer y dejar de hacer. La voluntad de Dios respecto a su decreto la cumplimos, creamos en
ella o no. Pero respecto a sus mandamientos es posible que fallemos y no los cumplamos. Por ejemplo, Jesús
dijo: “No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de
mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). No todos hacen la voluntad de su Padre. Así lo dice Jesús: no
todos entrarán en el reino de los cielos ¿Por qué? Porque no todos hacen la voluntad de Dios.

Después, Pablo dice en 1ra a los Tesalonicenses 4:3: “Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación;
es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual”. Aquí tenemos un caso muy específico de lo que Dios nos
ordena: santidad, santificación, pureza sexual. Aquí tenemos su voluntad en cuanto a sus mandamientos. Pero,
¡hay tantos que no la obedecen!
Luego, en 1ra a los Tesalonicenses 5:18, Pablo dice: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios
para vosotros en Cristo Jesús”. Aquí tenemos, nuevamente, un aspecto especifico de la voluntad de Dios
respecto a sus mandamientos: dad gracias en todo. Pero muchos no cumplen esta voluntad de Dios.
Un Ejemplo más: “Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón
contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?” (1ra de Juan 2:17). No todos permanecen en el amor de
Dios por siempre. Algunos lo hacen. Otros no ¿A qué se debe esta diferencia? A que algunos hacen la voluntad
de Dios y otros no. La voluntad de Dios, en este sentido, no siempre se cumple.
Entonces, teniendo en cuenta estos y muchos otros pasajes de la Biblia, concluyo que hay dos formas de hablar
acerca de la voluntad de Dios. Ambas son verdaderas e importantes, y para nosotros es esencial comprenderlas
y creer en ellas. Por tanto, podríamos referirnos a la voluntad de Dios como: la voluntad decretada de Dios (o su
voluntad soberana), o: la voluntad de sus mandamientos. La voluntad de sus decretos, siempre se cumple, ya
sea que creamos en ella o no. La voluntad de sus mandamientos puede ser quebrantada, y ocurre todos los días.

LO PRECIOSO DE LA VERDAD DE DIOS


Antes de relacionar este tema con Romanos 12:2, permítanme comentarles acerca de lo preciosa que son estas
dos verdades. Ambas corresponden a una necesidad profunda que todos tenemos cuando estamos
profundamente heridos, o experimentamos una gran pérdida. Por un lado, necesitamos tener la seguridad de
que Dios es quien tiene el control y que por tanto, es capaz de hacer que todo nuestro dolor obre para nuestro
bien y para el bien de todos los que aman a Dios. Y por otro, necesitamos saber que Dios se identifica con
nosotros y no se deleita en el pecado ni en el sufrimiento que este ocasiona. Estas dos necesidades humanas se
corresponden con la voluntad de Dios decretada y con la voluntad de Dios respecto a sus mandamientos.
Por ejemplo, si una persona fue terriblemente abusada en su niñez, y alguien nos pregunta: « ¿Cree usted que
fue voluntad de Dios que ocurriera ese incidente?» Entonces ahora podemos comprender con un sentido bíblico
todo lo antes expuesto, y podemos dar una respuesta que no contradiga la Biblia. Podríamos decir: «No, no fue
la voluntad de Dios; porque él manda que no seamos abusivos, sino que nos amemos los unos a los otros. El
abuso quebrantó su mandamiento y por tanto provocó ira y dolor en su corazón (Marcos 3:5)». Pero en otro
sentido, pudiéramos responder: « Sí, fue la voluntad de Dios (su voluntad soberana), porque hay cientos de
formas en las que pudo detener aquel abuso. Pero por razones que todavía no logro comprender del todo, no
lo hizo».

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Y usted, en correspondencia a estas dos voluntades, necesita que se cumplan dos condiciones.: Una es un Dios
que sea lo suficientemente fuerte y soberano como para convertir esta situación en un bien; y la otra es un Dios
que sea capaz de identificarse con nosotros. Por un lado, Cristo es el Rey Supremo y Soberano, y nada ocurre sin
su consentimiento (Mateo 28:18). Por otro lado, Cristo es nuestro Sumo Sacerdote y se identifica con nosotros
en nuestras debilidades y en nuestro dolor (Hebreos 4:15). El Espíritu Santo, cuando quiere, nos conquista
conjuntamente con nuestros pecados (Juan 1:13; Romanos 9:15-16); y cuando quiere, permite que lo
apacigüemos, lo agraviemos, y que lo enojemos (Efesios 4:30; 1ra a los Tesalonicenses 5:19). Su voluntad
soberana es invencible, y su voluntad respecto a sus mandamientos puede ser dolorosamente quebrantada.
Necesitamos estas dos condiciones (estas dos interpretaciones de la voluntad de Dios) no solo para encontrarle
sentido a la Biblia, sino también para aferrarnos firmemente a Dios en el sufrimiento.

¿A CUÁL DE ESTAS DOS VOLUNTADES ESTÁ HACIENDO REFERENCIA ROMANOS 12:2?


Ahora bien, ¿a cuál de estas dos voluntades se refiere Pablo en Romanos 12:2 (“Y no os adaptéis a este mundo,
sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo
que es bueno, aceptable y perfecto”)? De seguro que la respuesta es que Pablo se refiere a la voluntad de Dios
respecto a sus mandamientos. Hay, al menos, dos razones para esta respuesta: Una es que Dios no tiene la
intención de que conozcamos mucho de su voluntad soberana antes de tiempo. “Las cosas secretas pertenecen
al Señor nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros” (Deuteronomio 29:29). Si queremos
conocer los detalles futuros de la voluntad de Dios en cuanto a lo que él decreta, lo que deseamos no es una
mente renovada, sino una bola de cristal; lo cual no se llama transformación ni obediencia, sino adivinación o
pronóstico del futuro.
La otra razón por la que digo que Romanos 12:2 se refiere a la voluntad de Dios respecto a sus mandamientos,
es que la frase “para que verifiquéis” implica que primero debemos aprobar la voluntad de Dios, y después
obedientemente hacerla. Pero de hecho, no debemos aprobar el pecado, ni practicarlo, aunque sea parte de la
voluntad soberana de Dios. El significado de Romanos 12:2 (al que Pablo se refiere) aparece parafraseado, casi
exactamente en Hebreos 5:14, donde dice: “Pero el alimento sólido es para los adultos, los cuales por la práctica
tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal” (En Filipenses 1:9-11 también encontramos otra
paráfrasis). Aquí está el objetivo de este versículo: no debemos escudriñar cuál es la voluntad secreta de Dios
que él planea hacer, sino discernir cuál es la voluntad revelada de Dios que nosotros debemos cumplir.

TRES ETAPAS PARA CONOCER Y HACER LA VOLUNTAD REVELADA DE DIOS


Hay tres etapas en el hecho de conocer y hacer la voluntad revelada de Dios, o sea, lo que Dios nos manda hacer;
y todas ellas requieren una mente renovada, con el discernimiento que mencionamos anteriormente, el cual es
otorgado por el Espíritu Santo.

Primera Etapa

Primero, la voluntad de Dios respecto a sus mandamientos está revelada con una autoridad suprema y decisiva,
solo en la Biblia. Y necesitamos tener una mente renovada para comprender y aceptar lo que Dios ordena en las
Escrituras. Sin una mente renovada, distorsionáremos las Escrituras para evitar sus radicales mandamientos
acerca de la abnegación, el amor, la pureza, y la suprema satisfacción que solo hay en Cristo. La voluntad
autoritaria de Dios respecto a sus mandamientos, se encuentra solamente en la Biblia. Pablo dice: “Toda
Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia” (2da
de Timoteo 3:16). No solo es útil para preparar al hombre para algunas buenas obras sino “para toda buena
obra”. ¡Cuánta energía, tiempo, y devoción debemos emplear, los cristianos, en la Palabra escrita De Dios!

Segunda Etapa

La segunda etapa de la voluntad de Dios respecto a sus mandamientos, es nuestra aplicación de la verdad bíblica
a situaciones nuevas, que pueden o no aparecer referidas en la Biblia. La Biblia no nos dice con quién casarnos,
o qué auto manejar, o si debemos adquirir una casa, o dónde pasar nuestras vacaciones, qué teléfono celular
debemos comprar, o qué clase de jugo de naranja tomar. Y así, otras miles de decisiones que debemos tomar.
Lo que necesitamos tener es una mente renovada, que esté tan moldeada y que sea tan gobernada por la
voluntad de Dios revelada en la Biblia, que seamos capaces de ver y valorar toda circunstancia relevante con la

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mente de Cristo; y discernir qué es lo que Dios nos está llamando a hacer. Esta actitud es muy diferente a estar
constantemente tratando de escuchar la voz de Dios diciéndonos qué debemos hacer. Las personas que tratan
de guiar sus vidas escuchando voces, no están en concordancia con Romanos 12:2.
Existe una enorme diferencia entre: orar y trabajar por una mete renovada que discierna cómo aplicar la Palabra
de Dios (por un lado) y el hábito de pedirle a Dios que nos dé una nueva revelación sobre qué debemos hacer
(por otro lado). La adivinación no requiere transformación. Lo que Dios quiere que tengamos es una mente
renovada, una nueva forma de pensar y juzgar, y no simplemente información nueva. Su objetivo es que seamos
transformados, santificados, libertados, por medio de la verdad de su Palabra revelada (Juan 8:32; 17:17). De
modo que la segunda etapa de la voluntad Dios respecto a sus mandamientos, es el discernimiento necesario
para aplicar las Escrituras a las nuevas situaciones de la vida, mediante una mente renovada.

Tercera Etapa

Finalmente, la tercera etapa de la voluntad de Dios respecto a sus mandamientos se refiere a la gran mayoría
de las veces que actuamos en la vida sin una reflexión consciente antes de actuar. Me arriesgaría a decir que un
buen 95 % de nuestro comportamiento no es premeditado. O sea, la mayoría de nuestros pensamientos, actos,
y acciones son espontáneas. Son simplemente un desbordamiento de lo que tenemos dentro. Jesús dijo: “[…]
Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el
hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas. Y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres,
darán cuenta de ella en el día del juicio” (Mateo 12:34-36).
¿Por qué hago referencia a esta parte de la voluntad de Dios en cuanto a los mandamientos? Por una razón.
Porque Dios dice mandamientos tales como: «No se enoje. No sea orgulloso. No codicie. No esté ansioso. No
sea celoso. No envidie». Y ninguna de esas acciones (la ira, el orgullo, la codicia, la ansiedad, los celos y la envidia)
son premeditadas, simplemente salen del corazón sin reflexión o intención consciente. Y a causa de ellas, somos
culpables. Esas acciones quebrantan la voluntad de Dios.
Por tanto, ahora queda claro que tenemos una gran tarea en la vida cristiana: Ser transformados mediante la
renovación de nuestras mentes. Necesitamos nuevos corazones y nuevas mentes. Hagamos que el árbol sea
bueno, y sus frutos serán buenos (Mateo 12:33). Aquí tenemos el gran desafío. Dios nos está llamando a ser
transformados de esa manera. No podemos lograrlo por nosotros mismos. Necesitamos a Cristo, quien murió
por nuestros pecados. Y necesitamos al Espíritu Santo para que nos guíe a la verdad que exalta a Cristo, y para
que obre en nosotros la humildad que nos permite aceptar esta verdad.
Entreguémonos a esta realidad. Sumerjámonos en la Palabra escrita de Dios; saturemos nuestras mentes en
ella. Y oremos para que el Espíritu de Cristo nos haga tan nuevos que nuestro crecimiento sea bueno, agradable,
y perfecto (para que sea conforme a la voluntad de Dios).

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