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HISTORIA
CJSNERAL
DE ANDALUCÍA.
VIH.
SEVII.LA.-OIcina tipográfica ds esta BIBLIOTECA, Churruoa I.
HISTORIA
CENERAL
DE ANDALUCÍA
DKSDE LOS TIEMPOS MAS REMOTOS
HASTA 1870,
1 . ' PARTE.
HISTORIA G E N E R A L
TOMO Vllt.
DE A N D A L U C Í A .
1835 á 1840.
II.
ANDALUCÍA EN LA CONTK-AREVOLUCION DE
1843.
III.
REVOLUCIÓN T CONTRA-REVOLÜCION.
1854 y 1856.
IV.
ANTECEDENTES DE LA REVOLUCIÓN DE
SETIEMBRE.
VI.
VII.
s
144 HISTORIA GENERAL
dispersó las fuerzas contrarias que tenia á su
frente, y les tomó prisioneras sois compailías de
los batallones de cazadores de Madrid y Baroas-
tro.
Este suceso hubiera debido decidirel éxito de
la batalla, si el tesón y bravura de los vencidos
no hubiese sido igual al de los vencedores. Re-
hechos muy luego aquellos, el general marqués
de Novaliches intentó un supremo y de ;esperado
esfuerzo, para reconquistar el terreno perdido.
Al efecto, ya entrada la noche ordenó que una
fuerte división avanzase á paso de carga, tocan-
do el himno de Riego y dando vivas ala libertad,
para sorprender á los contrarios y forzar el pa-
so del puente de Alcolea. La estratajema estuvo
á punto de producir su efecto; pero la impacien-
cia de los acometedores frustró el intento, pues
habiendo hecho una descarga cerrada antes de
tiempo, las tropas que defendían la posición co-
nocieron el ardid y resistieron briosamente el
ataque. Reforzadas muy luego con las brigadas
Taboada y Alaminos, na solo rechazaron al ene-
migo sino aue le obligaron á replegarse acelera-
damente hacia el Carpió, dejando las inmedia-
ciones del punto de ataque sembradas de cadáve-
res.
Uno de los últimos disparos de las baterías
que defendían el paso del puente hirió de grave-
dad en la cara al marqués de Novaliches.
Terminada la acción á las ocho y media, el
ejército revolucionario pasó la noche del 28 al
DS ANDALUCÍA. 145
29 de setiembre sobre el campo de batalla, hacien-
do sus preparativos para resistir al ataque que
se esperaba sería renovado al siguientedia. Mon-
táronse nuevas baterías de cañones de acero en-
viados por la Junta revolucionaria de Sevilla, y
al amanecerse contaban58 piezas en posición de
batir el campo. Al toque de diana estaba ya todo
dispuesto para recibir al enemi«:o; sin embarco,
trascurrió mucho tiempo sin que este ni sus
avanzadas se presentasen á la vista. El general
en gefe dio orden á los generales Izquierdo, y Ca-
ballero de Rodas, que practicasen un reconoci-
miento sobre la derecha é izquierda del puente,
y estos avanzaron mas de dos leguas en la lianu-
ra sin descubrir un solo enemigo, por el contra-
rio, adquirieron el convencimiento que este ha-
bía emprendido con orden y decididamente su re-
tirada hacia Castilla la Nueva.
¿Qué habia pasado en el campo del marqués
de Novaliches durante la noche que sucedió á la
batalla de Alcolea? Esto es todavía un secreto, un
Suceso tanto mas extraño cuanto que es eviden-
te que en la acción de la tarde del 28 de setiem-
bre, las tropas del Gobierno de Madrid, si habían
experimentado un descalabro no pudiendo forzar
el paso del puente de Alcolea, estaban muy lejos
de haber sufrido un completo desastre.
Asegurado el triunfo de la revolución en to-
das las Andalucías con la salida de su suelo de
las únicas tropas que habían intentado contrar-
restarla, era consecuencia precisa que el resto
10
146 HISTORIA GENERAL
de la nación animada de los mismos sentimientos
siguiese por la misma senda. Así es, que no bien
se supo pocas horas después en Madrid el resul-
tado de la batalla, pronunciáronse sus habitan-
tes con toda la guarnición, fraternizando paisa-
nos y soldados con tal entusiasmo y espontanei-
dad, que el alzamiento de la capital de la monar-
quía se verificó sin derramarse una sola gota de
sangre y á la manera de una fiesta nacional.
El dia 30 de setiembre de 1868, la Junta' revo-
lucionaria instalada en Madrid el 29, recibió
á las 2y 40 minutos de la tarde el siguiente telé-
grama de la de San Sebastian:
«Doña Isabel de Borbon con toda su familia
marchó á Francia.
Trece dias y una sola batalla formal habian
bastado para obligar á bajar del trono de Espafia
una dinastía que contaba mas de siglo y medio
eu sulejítima posesión; que se habia asegurado
en él con dos largas y sangrientas guerras de
sucesión durante las cuales tuvo en contra suya
ya militar ya diplomáticamente casi toda la Eu-
ropa, y que habia restaurado, en parte, y en épo-
cas determinadas la grandeza española, tan ani-
quilada por los últimos reyes de la casa de Aus-
tria. Doña Isabel II fué, como hemos dicho ante-
riormente, la victima expiatoria de la crimi-
nal flaqueza de su abuelo Carlos IV; del des-
piadado egoísmo y cobardes debilidades de »a
padre Fernando VII; de la falta de sinceridad con
el espíritu liberal de la época y sobrada condes-
DE ANDALUCÍA. 147
ceadencia con los intereses del pretendiente don
Carlos durante la segunda guerra de sucesión,
de su madre la reina Gobernadora, y finalmente,
de sus propios lamentables errores, hijos mas de
su educación que de sus instintos naturalmente
generosos.
Bajó del trono sin grandeza, casi humilde-
mente una reina que fué durante muchos años,
y debió ser siempre, el ídolo de los españoles, si
sus consejeros en todos tiempos, inspirándose ea
el ejemplo de la reina Victoria de Inglaterra y
doña María de la Gloria de Portugal, sus con-
temporáneas, hubiesen sido más previsores y mi-
rado más hacia el porvenir. Entró en Francia,
sola, con su poco numerosa familia, llorando la
ingratitud y cobardía de los que la hablan «cer-
cado poco á poco á la frontera francesa, y com-
prendiendo demasiado tarde que sus verdaderos
enemigos no eran los vencedores de Alcolea, sino
los que hablan conducido las cosas al estremo de
que se pudiese jugar impunemente su corona al
trance de una so'a batalla.
La revolución de Setiembre y sus inmediatos
resultados han debido convencer de su error á los
políticos miopes, que desde Cea Bermudez hasta
nuestros dias, consideráronla guerra de sucesión
que tuvo comienzo en 1834, solo como movida
por intereses dinásticos. Si así hubiera sido, la
revolución iniciada en Andalucía, en 1868, rápi-
damente difundida y muy luego triunfante en to-
da España, se hubiera detenido ante las gradas
148 HISTORIA GENEBAL
del trono de los Borbones, como todas las que la.
precedieron desde 1836. Si fué más halla; si lle-
gó hasta gritar ¡Abajo los Borbones! ó si requie-
re, hasta mirar cuando menos con glacial indi-
ferentismo como bajaba precipitadamente de él
la reina doBa Isabel, cúlpese á aquellos funestos
consejeros que lo sacriflcaron todo al principio
flinástico, y se negaron sistemáticamente á ha-
cer prudentes concesiones al espíritu liberal pro-
gresivo de la época.
DE ANDALUCU. 149
VIII.
SDVLEBACION DE CÁDIZ.
IX.
RKBELION REPOBLIOANA.
14
210 HISTORI.'i. GENERAL
XI.
XII.
EL BANDOLERISMO EN ANDALUCÍA.
CANDIDATURA DEL PRÍNCIPE HOHENZOLLERN.
XIII.
XIV.
XV,
AMADEO I.
CRONOLOGÍA
{Continuación.)
Afloenque Ano en que
empezaron concluyeron
1474. Isabel I y Fernando V. . .
Isabel 1 1504.
Eernando V {en Castilla y
León) 1304.
1504. Juana 1, reina de Castiila y
de León, y Felipe I el Her-
moso. . ' 1506.
1507. Regenf-Ja de Fernando V por
incapiiciilad de D." .Juana, 1516.
1516 Regencia del cardenal Cis-
neros 1517.
DINASTf.4. A U S T R Í A C A . ,
FAMILIA DE BONAPARTE.
1808. José 1 1813'.
VUELTA DE LOS BORDONES.
1813. Fernando VII 1833.
1833. Isabel 11. Regencia de María
Cristina, durante la me-
nor edad de la reina. . . 1840.
1840. Regencia del duque déla Vic-
toria por renuncia de Ma-
ría Cristina. . . . . . 1843.
1843. Isabel 11 : . . 1868.
INTERREGNO.
1868. Gobierno Provisional. Re-
gencia del duque de la
Torre 1871.
CASA DE SABOYA.
1871. Amadeo I.
ÍNDICE DEL TOMO OCTAVO.
P&ginas
I.
Ultimas tentativas de los carlistas en An-
dalucía.—Sucesos políticos. 1836 á
1840 5
II.
Andalucía en la contra-revolución de
1843 25
iir.
Revolución y contra-revolución de 1854 y
1856 60
IV.
Sublevaciones en Andalucía.—Viaje déla
reina. 1857 á 1863 79
•V.'
XV. *
Asesinato del general Prim.—Proclama-
ción de Amadeo 1 289