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PSICOLOGÍA JURÍDICA
Aunque desde el año 1792 la psicología jurídica ha hecho aportes en los tribunales de EE.
UU., y en España, con los psiquiatras, a partir del año 1891, su nacimiento oficial se da en los
años 1970 y 198-, respectivamente.
El artículo tiene como objetivo “continuar la difusión de lo que es la psicología jurídica como
disciplina, de sus aportes y [su] aplicación a la Criminología y al Derecho, para lo cual hará
énfasis en la explicación de sus campos de acción [de la psicología jurídica]”
Tapias presenta una propuesta de las áreas de aplicación de la psicología jurídica, que se
resume en el siguiente mapa conceptual:
Las áreas de aplicación de la psicología jurídica se dividen en dos grandes grupos, los
personajes y los procesos. En cuanto a los personajes, se encuentran cuatro (4) grupos: los
agresores, las víctimas, los profesionales involucrados en los procesos judiciales y las otras
personas en conflicto; respecto a los procesos, abarca tres (3): el peritaje, la asesoría en la
elaboración de la norma y la conciliación.
Víctima: estudio, prevención, tratamiento y asesoría de las personas que han sufrido
algún perjuicio debido a determinada acción de otro(s), con el objetivo de ayudarlas a
reestablecerse y/o disminuir su potencialidad para convertirse en agresores. ¿Cifras
negras?
Otra persona en conflicto: sujetos que tienen algún problema que debe ser resuelto
por vía judicial, como los relacionados con el derecho civil, el trabajo o la
administración.
Finalmente, la autora termina con unas conclusiones, entre las cuales se encuentra la de
que las diferentes áreas, como en otros casos, no están perfectamente delimitadas,
compartiendo espacio con otras, lo que da cuenta de la interrelación entre las diferentes áreas
de aplicación de la psicología en la criminología y el derecho.
NOTAS DE 'HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA JURÍDICA Y SUS CAMPOS DE APLICACIÓN EN
COLOMBIA’ DE CATALINA CABALLERO Y ALEJANDRA PRADA (2010)
PSICOLOGÍA JURÍDICA
“La psicología jurídica es definida como aquel sector de la psicología orientado a aplicar el
conocimiento científicos y los métodos de la psicología surgidos en el sistema jurídico penal
(policía, juzgados tribunales e instituciones, correccionales para infractores, cárceles e
instituciones para menores)”
Desde el siglo XIX los psicólogos han comenzado con sus primeros acercamientos a la
psicología jurídica (Garrido, 1982).
Los temas estudiados en esta última universidad tenían que ver con el derecho penal y civil,
las escuelas psicológicas que explican la conducta criminal, la relación entre psicología y
derecho, y sus ciencias auxiliares. También se profundizaba en el rol del psicólogo, el peritaje
psicológico, la agresión y la violencia, el tratamiento delincuente y criminología, además de las
prácticas en cárceles, penitenciarias y en el instituto de Medicina Legal.
Desde la perspectiva de Mergargee (1982), la tarea del psicólogo jurídico se puede clasificar en
tres áreas básicas: evaluación, intervención, y entrenamiento dirigido a los autores en el
escenario legal: organismos de seguridad de Estado, tribunales, sistemas penitenciarios,
víctimas y ciudadanía en general.
PRÁCTICAS UNIVERSITARIAS
Las instituciones en donde se pueden realizar las prácticas universitarias son: instituciones de
menores, Defensoría del Pueblo, IMPEC, Fiscalía, Unidad de Vida, entre otras.
VOCABULARIO PARA CONSULTAR
En resumidas cuentas, “el que realice la conducta punible en estado de ira o de intenso
dolor, causados por comportamiento ajeno grave e injustificado, incurrirá en pena no menor
de la sexta parte del mínimo ni mayor de la mitad del máximo de la señalada en la respectiva
disposición” (Leyes.co, 2019)
INTERDICCIÓN
Según el portal MisAbogados (ibíd.), las personas que pueden ser declaradas interdictas
son: 1) aquellas con discapacidad mental absoluta, 2) sordomudos que no pueden darse a
entender y 3) personas con discapacidad mental relativa.
Para solicitar el procedimiento se debe presentar una demanda ante un juez de familia. El
requisito legal para el proceso de interdicción es la presentación de un certificado médico de
un psiquiatra o neurólogo en el que se indique el estado de la persona, como la etiología, el
diagnóstico y el pronóstico de la enfermedad, etc.
IMPUTABLE
La imputabilidad es la capacidad del ser humano para entender que su conducta lesiona los
intereses de sus semejantes y para adecuar su actuación a esa comprensión (Wikipedia, 2019).
Por lo tanto, imputable es la persona que actúa con discernimiento, intención y libertad, y es
responsable penalmente de sus actos.
INIMPUTABLE
Según el Código Penal en su artículo 33, “es inimputable quien en el momento de ejecutar la
conducta típica y antijurídica no tuviere la capacidad de comprender su ilicitud o de
determinarse de acuerdo con esa comprensión, por inmadurez sicológica, trastorno mental,
diversidad sociocultural o estados similares.
Los menores de dieciocho (18) años estarán sometidos al Sistema de Responsabilidad Penal
Juvenil” (Leyes.co, 2019)
DOLO
Según la Real Academia Española (2019), y en este contexto jurídico, el dolo es la voluntad
deliberada de cometer un delito a sabiendas de su ilicitud; además, en los actos jurídicos, es
la voluntad maliciosa de engañar a alguien, de causar un daño o de incumplir una obligación
contraída.
De acuerdo con el Código Penal, artículo 22, “la conducta es dolosa cuando el agente
conoce los hechos constitutivos de la infracción penal y quiere su realización. También será
dolosa la conducta cuando la realización de la infracción penal ha sido prevista como probable
y su no producción se deja librada al azar” (Leyes.co, 2019).
CULPA
El Código Penal, en su artículo 23, indica que “la conducta es culposa cuando el resultado es
producto de la infracción al deber objetivo de cuidado y el agente debió haberlo previsto por
ser previsible, o habiéndolo previsto, confió en poder evitarlo” (Leyes.co, 2019).
¿Culpa y dolo?
En referencia a este término y el anterior, el artículo 63 ‘Culpa y dolo’ del Código Penal
conjuga ambos conceptos, distinguiendo tres especies de culpa o descuido: 1) culpa grave,
negligencia grave, culta lata, que consiste en no manejar los negocios ajenos con aquel
cuidado que aun las personas negligentes o de poca prudencia suelen emplear en sus negocios
propios. Esta culpa en materias civiles equivale al dolo; 2) culpa leve, descuido leve/ligero, es
la falta de aquella negligencia y cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus
negocios propios. Culpa o descuido, sin otra calificación, significa culpa o descuido leve; y 3)
culpa o descuido levísimo es la falta de aquella esmerada negligencia que un hombre juicioso
emplea en la administración de sus negocios importantes. Esta especie de culpa se opone a la
suma negligencia o cuidado (Ibíd.)
CRIMEN
DELITO
CLASE 28/01/19
CAUSA DE INIMPUTABILIDAD
INMADUREZ PSICOLÓGICA
Bajo este concepto se agrupan diferentes grupos como los menores de edad, los
discapacitados, los grupos indígenas y el retardo mental.
TRASTORNO MENTAL
El trastorno mental puede ser permanente o transitorio (sin o con secuelas). Las causales se
pueden alegar, pero también demostrar.
TIPICIDAD
Tipicidad es la conducta que está definida como hecho punible en la ley penal, contribuye a
determinar la acción u omisión ejecutada por el sujeto o la persona responsable del hecho. A
este término se agregan la coparticipación, los autores (intelectuales, materiales), cómplices y
se plantean cuatro fases relacionadas con el hecho criminal: idea criminal, actos preparatorios,
actos ejecutivos y actos consumatorios. Que, dentro de país, dicha conducta se considere o
esté tipificada como un delito.
ANTIJURIDICIDAD
CULPABILIDAD
PRETERINTENCIÓN
SIGILO PROFESIONAL
“Nos hallamos ante el reto de definir cuál sea la peculiaridad de la psicología-jurídica. ¿Por qué
no la psicología en la ley, o de la o para la ley? ¿Por qué no la ley en la psicología, de la
psicología o para la psicología?” (p.4)
Muchas de las frases en una sentencia, declaración del juicio y resolución del juez (RAE, 2019),
se pueden transformar en hipótesis del campo de la psicología. Por esto, pues, la clara relación
entre Psicología y Ley. “En pocos escritos se halla tanta psicología como en los textos legales”
(p.5)
Dos momentos de la psicología jurídica en Norteamérica que fueron importantes para que
Psicología y Ley pudieran ir juntas a los juzgados.
El primero, sucedió en 1954 cuando la Corte Suprema cita, como argumento, investigaciones
de las ciencias sociales.
El segundo momento tuvo lugar en 1962, cuando el Juez Bazelon argumentó extensamente la
capacidad de los psicólogos para emitir diagnóstico experto en los juicios a la par con los
psiquiatras, después de que un juez de Primera Instancia advirtiera que debían ignorarse. “Lo
que, a partir de ese momento, es admitido siempre que cumpla los requisitos exigidos por la
Ley” (p.6)
“Estamos, pues, ante una ciencia que aparece en las sentencias, que modifica las leyes y que
hace acto de presencia, como testimonio experto, en los juzgados.” (p.6)
Para los psicólogos colegiados, la psicología jurídica es “un área de trabajo e investigación
psicológica especializada cuyo objeto es el estudio del comportamiento de los actores jurídicos
en el ámbito del Derecho, la Ley y la Justicia” (p.6) Críticas hacia esta definición: incompleta, al
servicio de la ley y excesivamente instrumental.
Otra es decir que tanto la psicología como el derecho se preocupan por comprender, predecir
y regular la conducta humana, aunque deja muchas dudas, por ejemplo, en cuanto a la
regulación que cada una ejerce.
Desde otro punto de vista, si bien la psicología y la ley tratan de la conducta humana, que sería
su objeto material, afrontan el comportamiento humano de manera diferente (objeto formal).
“El derecho es, pues, a) un conjunto de normas, b) el deber ser, y c) las normas obligan,
aunque no se cumplan. La psicología es, a) un conjunto de principios naturales b) que explican
el comportamiento y c) que se extraen mediante la observación objetiva del modo de ser.
Dicho brevemente, el derecho es el deber ser de la conducta humana, la psicología es el ser
de la conducta humana” (p.7; negrita agregada)
Una última concepción sostiene que “la psicología y la ley tienen una misma concepción de la
naturaleza humana y de su comportamiento. La diferencia estaría en que la psicología hace
afirmaciones basadas en el método científico mientras que la ley las hace con base en el
sentido común y en la tradición” (p.8). Dicho así, la psicología puede tener como objetivo en la
ley el hacer las normas lo más objetivas posibles, mejorarlas.
En resumen, se podría proponer que la psicología jurídica “trata de los supuestos psicológicos
en que se fundamental las leyes y quienes las aplican, bien sean juristas, bien sean psicólogos,
con el fin de explicar, predecir e intervenir” (p.9)
5. LA PSICOLOGÍA FORENSE
“Las nuevas disciplinas, como la psicología, que quieran tener voz en el mundo del ‘foro’
jurídico, deben ajustarse a su patrón” (p.13)
“La psicología forense es la psicología que da su testimonio en las instancias judiciales como
experta.” (p.13; negrita añadida), siempre y cuando se atenga a las reglas del juego y la
representación legal. “Lo que exige unos estándares marcados por la norma, ordinariamente la
práctica jurídica que ya ha admitido esa clase de testimonios en otros casos semejantes y
basándose en el mismo tipo de pruebas” (p.14)
Se dice que la psicología jurídica es más amplia que la forense porque esta primera se permite
analizar distintas áreas de la ley, incluso la norma misma, mientras que el forense se limita a lo
que se pide en los juzgados.
A pesar de su similitud, psicología y derecho no han tenido una relación fluido ni en el presente
ni a lo largo de la historia.
MARCO GENERAL
Los abogados, antes llamados ‘letrados’, parecen haberse atribuido el papel de vigilantes de
los valores sociales para ellos solos. Por otra parte, parecen simples ‘escribientes’ de lo que el
legislador aprueba o lo que sus antecesores dictaminaron en casos semejantes, que nunca
iguales.
La ley da por supuesto la psicología como algo de sentido común, y a partir de estos supuestos
legisla y juzga. Pero si un psicólogo discute las afirmaciones de una sentencia con quien la
firma, esta mantendrá con ahínco que la sentencia no contiene información psicológica alguna
y que es perfecta desde la técnica jurídica.
Un punto importante de distinción entre psicología y derecho es que este primero trata de
hallar los derechos que nos gobiernan, mientras que el segundo tiene como objetivo
salvaguardar los derechos humanos.
“La poca preparación en derecho que suelen tener los psicólogos que trabajan en
temas relacionados con el ejercicio de la jurisprudencia.
El simplismo de muchas de las propuestas que hacen a partir de pocas investigaciones.
La falta de apoyo en teorías científicas sólidas que respalden unos resultados
concretos.
La postura crítica y poco colaboradora que ha aportado la psicología jurídica al poner
‘bajo el microscopio’ las leyes y los procedimientos legales.
El haber abandonado los procesos y querellas civiles. De manera que la psicología
jurídica venga a confundirse con el estudio del delito, los modos de juzgar y rehabilitar
al delincuente.
Las diferentes teorías existentes, y en conflicto unas con otras, que infunden
inseguridad a quienes desde fuera y con mente abierta, pretende hacerles caso.
La poca colaboración y acercamiento al mundo real de la profesión jurídica, dando la
impresión de que en congresos y publicaciones vivimos mundos paralelos autistas de
imposibles encuentros que permitieran trasvasar los conocimientos que ambos puntos
poseen sobre unos mismos comportamientos e intereses de estudio.
El carácter localista de las investigaciones, que imposibilita un corpus de conocimiento
más universal y con mayor capacidad de generalización.” (p.32)
LLAMADAS A ENTENDERSE
“Hacer hoy leyes o aplicarlas sin tener en cuenta los hallazgos de las ciencias sociales es,
cuando menos, una temeridad. Pero no lo es menos llevar a cabo investigaciones en psicología
jurídica alejadas de las necesidades que tienen quienes han de dictar leyes o tendencias”
(p.33)
Haney (2002) hace unas propuestas partiendo de las premisas de que a) el concepto de
naturaleza humana es el estudiado por la psicología y b) la psicología moderna, en cualquiera
de sus ramas, ha demostrado la importancia que tienen las circunstancias en la explicación del
comportamiento humano, por muy básico que sea:
9. ASPECTOS APLICADOS
“Para evitar este desencuentro real entre psicología y ley se hace necesario que en los planes
de estudios de ambas disciplinas existan asignaturas que permitan el trovase científico entre
estos dos campos de conocimiento. Se aconseja que los psicólogos lean obligatoriamente
textos sobre doctrina jurídica, especialmente, sobre filosofía del derecho, y los estudiantes de
derecho lean algún manual de psicología jurídica.” (p.36)
JUSNATURALISMO
El jusnaturalismo es “la teoría filosófica que sostiene que el fundamento último de la norma es
la condición intrínseca y natural del ser humano. Por lo cual tiene que ser universalmente
aceptado” (p.37)
MÉTODO CIENTÍFICO
El método científico es aquel camino para generar conocimiento que “somete a examen unas
hipótesis previas, que las comprueba examinando la realidad de acuerdo con esas hipótesis y
los instrumentos y diseños adecuados y análisis matemáticos pertinentes y que puede ser
contrastado por cualquier otro experimentador que lo volviera a ejecutar.” (p.37)
PROBABILIDAD ESTADÍSTICA
En la probabilidad estadística suele asumirse una p < 0.05. Significa que si se volviera a repetir
el mismo estudio con la misma clase de muestra solo existiría una probabilidad de que en 5
estudios de 100 los resultados fueran diferentes.
SENTIDO COMÚN
Al parecer, definir el derecho como disciplina con su respectivo objeto de estudio es igual de
complicado que hacerlo con la psicología. Quizá pase con todas las disciplinas. Algo curioso es
que una disciplina vista desde otra parece muy clara y concreta, bien delimitada. Por ejemplo,
para Hernández, hay un consenso sobre la definición de psicología en cuanto “ciencia que
estudia el comportamiento humano” (p.79) ¿Sesgo?
La definición más conocida del derecho podría ser “el conjunto de normas que regula el
comportamiento humano y su vida en sociedad” (p.79). Así, sin importar las distintas
aproximaciones conceptuales, la relación que se hace entre derecho y ley, o norma, es la que
popularmente más se acepta.
ESTADO
DERECHO
Sin embargo, el derecho no se restringe solo a las normas escritas, sino también a otras
normas como la costumbre o los preceptos de derecho natural, y más allá. Además, muchas de
dichas leyes no tienen nada que ver con la justicia, y en ocasiones, algunas normas están en
franca contradicción con la idea de justicia” (p.81)
1. LEYES JURÍDICAS
Las leyes jurídicas son “presupuestos abstractos e impersonales que prescriben acciones o
prohibiciones de obligatorio cumplimiento” (p.81), cuyo carácter general es el de “mandar,
prohibir, permitir o castigar”, según El Código Civil Colombiano.
“Sin embargo, la no retroactividad de la ley tiene sus excepciones en dos casos: 1) cuando la
ley así lo señale y 2) en situaciones penales en términos favorables.
2. EL PODER LEGISLATIVO
En un estado de derecho, el encargado de hacer las leyes es el poder legislativo, es decir el
congreso o parlamento, cuyos miembros son elegidos popularmente. Lo de elección popular
significa que los congresos no se componen únicamente de juristas, “obreros calificados del
derecho”.
Si bien es cierto que las leyes son fabricadas en los parlamentos o congresos legislativos, las
iniciativas de ley pueden nacer en una verdadera voluntad popular o en cabeza del poder
ejecutivo del Estado, aunque finalmente son en estos en los que se discuten o aprueban,
siendo, en la mayoría de los Estados de Derecho, el presidente, quien luego de un análisis
jurídico y constitucional, promulga la ley, respaldándola con su firma. En este sentido, el
presidente tiene un poder bastante fuerte frente a la ley expedida por el congreso, en cuanto
que está facultado para aceptarla o rechazarla.
“El nacimiento del derecho es una necesidad y realidad social […] que permitía la existencia
misma del hombre en sociedad” (p.83). Para Carnelutti (1998), la fuente del derecho es la
guerra que se producía cuando los unos querían apoderarse de los bienes de los otros, pues
como las necesidades de los hombres son ilimitadas y los bienes limitados, los conflictos por
estos últimos fueron consecuencia lógica entre las personas.
Estos conflictos ponían en peligro la existencia misma del hombre, quien por dicho motivo
se vio en la necesidad de regular la forma como se accedía a los bienes y, posteriormente,
regular las mismas relaciones sociales.
Las diversas fuentes del derecho se podrían clasificar en tres grupos: formales, materiales e
históricas. Por fuentes formales se entiende los procedimientos propios de la producción de la
norma jurídica, entre las que se encuentras la ley, la doctrina, la costumbre y la jurisprudencia.
La ley es la fuente del derecho que determina las ritualidades propias que se deben seguir en
la formación de otras leyes; por doctrina se entiende las propuestas de los investigadores y
autores jurídicos; la costumbre es la fuente de derecho en la medida en que una reiterada
conducta se puede constituir en norma jurídica; por último, la jurisprudencia es la forma como
los jueces, en la interpretación y aplicación de la ley, se comunican.
Las fuentes materiales o reales del derecho son los elementos contenidos en las normas
jurídicas, las que determinan los factores constitutivos de la ley.
Como fuente histórica del derecho se encuentran todas las referencias que llegan del
pasado histórico de los pueblos, tales como los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, en la
tradición judeocristiana, o las que se encuentran en las instituciones jurídicas de los romanos,
los germanos, etc.
Otra fuente del derecho, que actúa como guía para interpretar el derecho, son los llamados
Principios Generales del Derecho (PDG) que son las reglas generales, o máximas universales
de carácter lógico, que fundamentan el orden jurídico.
Los PDG son enunciados universales que soportan el Derecho Positivo. Son pilares sobre los
que se fundamenta el derecho escrito moderno.
Tres principios generales son 1) vivir honestamente, 2) no hacer mal al otro y 3) dar a cada
uno lo suyo, y constituyen los mínimos éticos de cualquier relación social.
En la mayor parte de los códigos civiles de América Latina se encuentra la remisión que se
hace de la ley civil del respectivo país a los PDG, como en el colombiano. Sin embargo, hay
países que recogen los PDG y los elevan a normas constitucionales, como el caso de México.
Otros PDG bastante conocidos son la buena fe, el orden público, las buenas costumbres, el
enriquecimiento sin causa, el abuso del derecho, el enriquecimiento sin causa, el crear
derecho por error común y el principio de la improcedencia del aprovechamiento del dolo
propio.
El derecho subjetivo es la facultad que le asiste a cada persona para actuar lícitamente, siendo
este actuar respaldado por la norma jurídica. Este se divide en derechos extra patrimoniales,
tales como el derecho a la vida, a la intimidad, a la honra, al buen nombre, etc., y
patrimoniales como los derechos personales o de crédito, los derechos a las cosas, como a la
propiedad, de dominio o de usufructo, etc. Estos derechos a su vez pueden ser absolutos o
relativos, siendo los primeros aquellos a los que el individuo no puede renunciar, tal como el
derecho a la vida o al buen nombre, y los segundos aquellos a los que las personas sí pueden
renunciar, como el derecho a la propiedad.
6. LOS JUECES
Los parlamentarios hacen las leyes y los jueces son los encargados de aplicarlas a casos
particulares. En ese sentido se pueden diferenciar distintos tipos de jueces: los hay
administrativos, quienes conocen sobre los litigios que se presentan entre la administración
pública y los particulares, civiles, que se encargan de aplicar la ley cuando se presentan
conflictos entre los particulares, penales, encargados de aplicar la ley penal en los juicios
contra las personas que, supuestamente, han llevado a cabo una conducta tipificada, entre
otros.
Los jueces también pueden ser individuales o colectivos. Los primeros son aquellos que de
manera única e independiente, y solo obedeciendo a su propio criterio jurídico, aplican la ley a
un caso particular. Los segundos son los llamados casos colegiados quienes toman sus
decisiones a partir de la deliberación que se hace en grupo. En algunos países los llaman
magistrados.
Los jueces están organizados de manera jerárquica desde los de menos hasta mayor
jerarquía. En la base de la pirámide están los llamados jueces promiscuos, que por lo general
están en los municipios pequeños o provincias de pocos habitantes. Luego están los jueces
municipales o provinciales, quienes ejercen su labor jurisdiccional en municipios y provincias,
con un número significativo de habitantes que hacen necesaria la presencia de jueces
especializados.
En las grandes ciudades se encuentran dos tipos de jueces: los jueces de circuito y los
magistrados de los tribunales de circuito. Por último, en la cúspide de la pirámide
jurisdiccional se encuentra la Corte Suprema de Justicia o Tribunal Supremo de Justicia o
Tribunal de Casación, dependiendo del lugar.
En algunos estados, como es el caso de Colombia, existen varias formas de Corte Suprema,
conocidas como Altas Cortes. En jerarquización estarían la Corte Suprema de Justicia, el
Consejo de Estado, máximo tribunal que dirime los conflictos entre administración pública y
particulares, y la Corte Constitucional, que tiene por misión salvaguardar la Constitución
Política.
Otra división que surge de la definición dada al derecho como conjunto de normas que regulan
las relaciones entre las personas, es la de derecho nacional y derecho internacional. El derecho
nacional es el conjunto de normas que rigen las relaciones sociales dentro de un país
determinado, en tanto que el derecho internacional hace referencia al conjunto de normas
que regulan las relaciones entre países.
El derecho interno de los países se subdivide en derecho público y derecho privado, siendo el
derecho público aquel que regula las relaciones entre el Estado y las personas, en tanto que el
derecho privado regula las relaciones entre los particulares.
Hacen parte del derecho público el derecho administrativo, el penal, el procesal, el procesal
civil, entre otros. Del lado del derecho privado están el derecho civil, el laboral, el de familia, el
comercial, y todas las demás normas que regulan las relaciones entre los particulares. Cada
una de estas subdivisiones es lo que se conoce como Ramas del Derecho.
El derecho positivo se subdivide en estancos o ramas. Se entiende por Ramas del Derecho cada
uno de los conjuntos de normas que regulan las relaciones en determinadas esferas de la vida
social. A grandes rasgos, solo hay dos ramas del derecho: la Rama del Derecho Privado y la
Rama del Derecho Público. Sin embargo, el derecho se ha subespecializado de tal forma que
hoy se pueden distinguir varias Ramas del Derecho.
RAMA CONSTITUCIONAL
Para que todas las personas de un estado, extranjeras o no, cumplan con la constitución
política, los países cuentan con tribunales especializados conocidos como Tribunales
Constitucionales o Cortes Constitucionales. Además, cuando una norma de cualquier tipo, así
haya sido expedida bajo los rituales propios del procedimiento para la expedición de leyes,
contradice alguna disposición constitucional, son estos tribunales los encargados de impedir
que dicha ley entre en vigencia, o, una vez en vigencia, declaren esa ley inexequible, es decir,
no aplicable por ser contraria a la constitución.
Esta rama del derecho también es la encargada del estudio y protección de los derechos
fundamentales, los cuales son protegidos por instituciones jurídicas como el derecho de tutela
o el derecho de amparo.
Al igual que con los derechos fundamentales, la rama constitucional del derecho también
protege los derechos económicos, o derechos constitucionales de segunda generación, y
derechos a un buen ambiente, también conocidos como derechos constitucionales de tercera
generación.
Cabe señalar que la constitución de los países, en la actualidad, se debe ceñir a las
realidades históricas, no solo de la nación que la promulga, sino del mundo entero. Es lo que se
conoce en jurisprudencia como Bloque de Constitucionalidad y que integra tratados como los
relacionados con los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.
El Derecho civil está compuesto por todas las leyes relacionadas al estado civil de las personas,
así como sus derechos y obligaciones. Comprende además las normas relativas a la
adquisición, uso y goce de los bienes de propiedad pública o particular, así como todo el
régimen de sucesiones, donaciones, contratos, relaciones comerciales y disposiciones agrarias
y mineras, derecho de familia y de la infancia.
Las normas que comprenden la rama civil del derecho están positivadas, en la gran mayoría
de los países, en un solo texto normativo conocido como Código Civil, aunque a veces este es
la acompañado de otros códigos.
El Derecho Civil está subdividido por una serie de instituciones jurídicas las cuales a su vez
se agrupan en cuerpos normativos independientes, dentro de las cuales están: a) las normas
relacionadas con el estado civil de las personas, las cuales regulan todo lo concerniente con
nacionalidad, domicilio, matrimonio, separación de cuerpos y bienes, de los hijos, etc. Este
cuerpo normativo es lo que se conoce como Derecho de Familia; b) normas relacionadas con
los bienes tanto muebles como inmuebles, del derecho de dominio sobre otros, así como su
posesión, uso y goce. El cuerpo normativo de lo anterior tiene el nombre de Derecho Real; c) y
todo lo relacionado con el régimen de los contratos y las obligaciones. Esta subdivisión del
derecho regula todo lo concerniente a las distintas formas en las que las personas celebran
contrarios y, por ende, se obligan.
El Derecho Minero es otra subdivisión de la rama del derecho civil, cuyo objeto es regular la
exploración, explotación y transformación de los productos del suelo y del subsuelo, así como
las normas jurídicas para la contratación, entendiendo que el subsuelo es propiedad del
Estado. Con el derecho minero se articula el Derecho Agrario y, estos dos más los derechos
fundamentales de tercera generación, conforman lo que hoy se denomina el Derecho
Ambiental.
Por otro lado, dentro de esta rama también se encuentra el derecho comercial, que regula
las relaciones entre las personas que se dedican al comercio como personas jurídicas, o sea,
como empresas dedicadas al comercio. Es un derecho civil especializado que también
pretende proteger al consumidor.
RAMA LABORAL
La rama del derecho laboral está conformada por tres grandes cuerpos normativos: 1) el
derecho sustancial y procesal laboral, 2) el sistema de pensiones y 3) el régimen de seguridad
social.
El derecho sustancial y procesal laboral regula lo relacionado con las relaciones obrero-
patronales, y los procedimientos y ritualidades para hacer valer esos derechos. El sistema de
pensiones consiste en la protección de los trabajadores después de cumplir un determinado
tiempo de servicio laboral y de cumplir una edad prestablecida, aunque no solo se limita a la
pensión por vejez, teniendo también la de invalidez y la de sustitución. El sistema de seguridad
social está ligado a la rama del derecho laboral en la medida en que la protección en salud está
íntimamente relacionada a la condición productiva de las personas.
La mayoría de los estados cuenta con dos sistemas en salud y/o seguridad social. Uno privado
que es pagado en parte por el trabajador y en parte por los patrones, y otro subsidiado por el
Estado y destinado a las personas que no estén laborando debido a situaciones ligadas al
desempleo. Sin importar qué tipo sea, el sistema en salud cubre la asistencia de los afiliados
por enfermedades, proporcionando asistencia médica y farmacológica a los trabajadores.
RAMA PENAL
El derecho penal, como cuerpo normativo, abarca dos grandes áreas, el derecho penal
sustancial y el procesal penal. Los dos hacen parte del derecho público.
El derecho penal hace referencia a tres aspectos: a) el conjunto de normas que señalan qué
es un delito y el procedimiento para castigar al delincuente, salvaguardando sus derechos y los
de su víctima; b) el estudio del delito y del delincuente propiamente dicho y, por último, c) la
política criminal del Estado. Estos dos últimos componentes del derecho penal son estudiados
por la criminología.
CONDUCTA CRIMINAL
La ley penal señala como conducta punible, castigable, es decir, conducta criminal, aquella
que previamente ha sido catalogada como tal y está expresamente detallada en una norma
(principio de la tipicidad); que la conducta lesione o ponga en peligro bienes jurídicos
tutelados (principio de la antijuridicidad) y, finamente, que la referida conducta sea llevada a
cabo con dolo, culpa o preterintención (principio de culpabilidad).
La conducta en sí misma no es castigable, hay que analizarla bajo las condiciones de tiempo,
modo y lugar en que dicha conducta se desarrolló para determinar si es o no reprochable y por
lo tanto si es susceptible o no de castigo. Lo anterior es lo que se conoce como la imputación.
Por otro lado, y dentro del mismo marco normativo del derecho penal, está la denominada
Política Criminal, que es la facultad potestativa del Estado para dirigir y organizar el sistema
penal y carcelario, definiendo los procesos criminales dentro de la sociedad, a partir de la
promulgación de normas penales, tales como el Código Penal, donde se tipifican las conductas
criminales, el Código de Procedimiento penal, que regula los rituales para la investigación,
acusación y juzgamiento de la conducta criminal.
Otro de los componentes del derecho penal es la criminología, ciencia social que estudia la
naturaleza, extensión y causas del crimen, así como las características de los delincuentes y sus
organizaciones, y de la prevención del delito. Así mismo, se ocupa de la detención y castigo de
los delincuentes, del análisis de la operatividad de las prisiones y otras instituciones
carcelarias, así como de la rehabilitación de los delincuentes.
El derecho administrativo es el conjunto de normas que regulan los Actos Administrativos, los
cuales se tienen que sujetar al imperio de la Constitución y la ley. En esta rama se encuentran
las disposiciones para que los particulares contraten con el Estado, las normas que permiten
que este termine unilateralmente dicho contrarios y las leyes propias para el cobro de los
impuestos, entre otras.
El derecho administrativo tiene como objeto regular las relaciones del Estado con sus
habitantes. Siendo el Consejo de Estado la corte suprema que se encarga de dicha actividad.
El derecho, al igual que la psicología, hace parte de las llamadas ciencias sociales, y en la
actualidad hay una fuerte tendencia a acercar los dos saberes a partir de la iniciativa de
psicólogos y abogados que ven la necesidad de la intervención directo de los primeros en los
asuntos legales.
¡NECESITO DESATRASARME!
PSICOLOGÍA CRIMINAL
La práctica pericial hace referencia a la psicología forense, parte de la psicología jurídica que se
aplica en los juzgados, en una intervención específicamente solicitada.
PSICOLOGÍA FORENSE
La psicología forense es la “ciencia que enseña la aplicación de todas las ramas y saberes de la
Psicología ante las preguntas de la Justicia, y coopera en todo momento con la Administración
de Justicia, actuando en el tribunal [y] mejorando el ejercicio del Derecho” (p.61)
3. LA EVALUACIÓN DE LA VÍCTIMA1
Los trastornos más comunes entre las víctimas pertenecen al espectro de los trastornos de
estado de ánimo o de ansiedad, donde la sintomatología relevante se refiere al espectro de las
emociones y la afectividad. Ahora, en caso de la existencia de una psicopatología, es necesario
determinar si es efecto del delito que se está sometiendo a juicio, es decir, si hay secuelas
psicológicas.
1
El contexto histórico de este capítulo es el argentino.
Ahora, para que se considere el trastorno como secuela y haya indemnización ¿no puede
preverse su remisión? En el Código Civil argentino solo resultan indemnizables una serie de
trastornos mentales, como de personalidad, orgánico de la personalidad, del humor,
neuróticos y agravaciones.
SUCESO TRAUMÁTICO
Se describirán las psicopatologías más comunes en las víctimas de delitos sometidos a juicio.
Los factores más relevantes a tener en cuenta para la valoración del impacto psicológico de
este tipo de delitos son: el nivel de violencia empleado por el agresor, el conocimiento previo
de estos, los sentimientos de culpa experimentados por la víctima, el miedo a la represalia, la
victimización secundaria al entrar en contacto con el sistema legal, la duración, la existencia de
penetración, etc.
Sin embargo, existen otros factores que están ligados a la víctima y que tienen que ver con
su estado psicológico previo, la salud en general y su adaptación al entorno; y otros en
conexión al apoyo social que la víctima tenga y el cómo se lleva a cabo el proceso judicial.
En relación con las víctimas de actos terroristas, el impacto es similar tanto en los
supervivientes como en los familiares de los fallecidos, caracterizándose por:
Con respecto a las víctimas de secuestro el primer factor a tener en cuenta es la duración
del evento. El aislamiento social al que suelen estar sometidas y las condiciones del lugar de
reclusión también incidirán negativamente en estas víctimas.
Las víctimas suelen sentirse amenazadas en cuatro planos: amenaza de la propia vida,
amenaza de la integridad física y mental, amenaza a la seguridad emocional y amenaza a la
autoimagen y al sistema de valores. Durante el tiempo que dura el secuestro, las víctimas
pueden evolucionar atravesando por distintas fases de acomodación al hecho, desde la
acomodación al hecho, desde la conmoción inicial a la aceptación resignada del cautiverio, y
desde el odio hacia los secuestradores hasta la indiferencia o el denominado Síndrome de
Estocolmo (intento de establecerse relaciones interpersonales con los secuestradores que le
llevan a experimentar una intensa simpatía hacia ellos y su causa).
Tras la liberación, las reacciones psicológicas también son muy diversas. Son frecuentes las
alucinaciones, la depresión, las crisis extremas de ansiedad, pesadillas, reacciones
agorafóbicas, síndrome de estrés postraumático, amnesias psicógena y disociativas, y cambios
en la personalidad.
3.2. SECUELAS PSICOLÓGICAS DE LOS MALOS TRATOS HABITUALES
8.1. INTRODUCCIÓN
VICTIMIZACIÓN CRIMINAL
También es un proceso, en el sentido en que en muchas ocasiones comienza antes del acto
delictivo en sí y continúa después del mismo.
Aparición de la víctima
2
Lo más probable es que el contexto de este capítulo sea el argentino.
En los años 1940 aparece la Victimología como disciplina científica, con un interés en el
análisis del causalismo victimal y de las eventuales responsabilidades de la víctima. Von
Hentig introducen el concepto de interacción víctima-agresor, afirmando que esta primera
jugaba un papel activo en la configuración de su agresor.
En coherencia con la idea del papel de la víctima en la interacción, hay un interés creciente
por localizar el perfil victimal, por lo que proliferan múltiples sistemas de clasificación (por
ejemplo la de víctima ‘no participante’, ‘latente o predispuesta’, ‘provocativa’ y ‘participante’).
Enajenación de la víctima
En los años 1970 comienza a considerarse la victimización no solo producida por el hecho
delictivo, sino también como una consecuencia de la forma de intervención por parte de las
instituciones. Si bien el Estado vela por el bien público y por el de la víctima, en la jurisdicción
esta última se convierte en una ‘prueba’ y no en participante ni agente de la resolución de su
conflicto; deja de ser dueña de lo que le ocurrió y pasa a serlo, simplemente, de su
sufrimiento.
En este periodo emerge una corriente crítica que cuestiona el reduccionismo de las
anteriores aportaciones positivistas (principalmente la clasificación de las víctimas, el escaso
papel en la justicia y el olvido de los factores macrovictimizadores)
Reparación de la víctima
En el periodo de los años 90 se hace sentir la decisiva influencia de los movimientos sociales
de las víctimas. En el ámbito de la asistencia y tratamiento, adquiere relevancia la superación
del estado de víctima, en cuanto estas no desean solo la venganza, sino más bien buscar una
forma de solución, un recurso que no es tanto una pena o castigo, sino una forma de
resarcimiento, de reparación. Se trata de una forma de recuperar aquello perdido
(especialmente la dignidad, la autoestima, la honra, etc.). Es de destacar la consolidación en la
década de los 80 de casas, organizaciones y centros de atención a víctimas, principalmente en
Inglaterra, Alemania y Norteamérica.
Sin embargo, con lo anterior el tema de las víctimas está siendo llevado a un contexto
clínico personal, como mucho interpersonal, cuando se debería situar en una esfera que vaya
más allá, pues el contenido traumatizante se encuentra en la sociedad.
Son los efectos inducidos sobre la víctima y su entorno social como consecuencia de una
serie de actos interpersonales y sociales tipificados penalmente como delito.
Soria (1993) propone seis ejes para evaluar los efectos psicosociales de la victimización:
“Las ‘víctimas sociales’ son personas, miembros de colectivos o grupos marginados o débiles
social y económicamente, personas restringidas o privadas en sus derechos humanos que
suelen ser objeto de situaciones sociales de injusticia” (p.250). Entre los ejemplos están las
prostitutas, los emigrantes, ciudadanos de regímenes políticos represivos, etc. Hay una
estructura social (económica, política, cultural, etc.) que produce sujetos víctimas. Estas no
deben quedar en la invisibilidad, aun cuando hayan generado violencia.
Ahora, las ‘víctimas jurídicas’ son aquellas que, a través del tratamiento jurídico, adquieren
legitimidad para reclamar, incorporar, mantener y mejorar una serie de derechos para sí
mismas y su entorno. Este estatus es pues positivo para la defensa de los derechos y para el
ordenamiento del sistema social y la convivencia, aunque deben prevenirse los efectos
secundarios a la intervención institucional (victimización secundaria)
Entender la victimización requiere analizar cada uno de los elementos básicos que la
integran: víctimas, ofensores y contexto de violencia.
Para definir un acto de violencia hacen falta parámetros evaluativos, éticos, morales y/o
normativos que nos sirvan de unidad de referencia comparativa para incluir unos u otros como
actos violentos o agresiones.
Este tipo de violencia está sustentado por estructuras sociales que intentan mantener un
orden social determinado. Dos características de esta violencia invisible son: 1) la pérdida de
prestigio o posición social en las relaciones y 2) la dificultad en visibilizar el maltrato
psicológico.
El acoco es un término empleado para identificar situaciones en las que una persona o
grupo de personas ejercen hostigamiento psicológico de forma sistemática y continua,
durante un tiempo prolongado, sobre otra u otras personas. Este proceso de victimización está
asociado a relaciones de poder, con un esquema de dominio-sumisión, teniendo una escalada
ascendente.
Se da una falta de apoyo de los compañeros hacia las víctimas. Se produce un contagio
social que inhibe la ayuda e incluso fomenta la participación en los actos intimidatorios por
parte del resto de los compañeros que conocen el problema.
El acoso tiene diferentes nombres dependiendo del contexto o las características del
victimario. El acoso en el contexto laboral se conoce como mobbing; si es entre iguales y ¿en el
centro educativo?, bullying.
Por el hecho de pertenecer a una categoría social o grupal como mujeres, niños y ancianos,
se adquiere una situación de vulnerabilidad social que produce indefensión en las personas
que están dentro de esas categorías, ya que como hemos visto anteriormente la estructura
social favorece la posición masculina tanto subjetiva como objetivamente.
Con las nuevas perspectivas científicas postmodernas se introduce una mirada crítica a la
categoría e identidad de víctima, pues por un lado crea un efecto de inmovilidad y sujeción es
esta condición, con el consecuente efecto estigmatizador.
Así, la categoría de ‘víctima’ lleva implícita un tipo de subjetividad, una determinada forma
de sentir, de pensar, etc., instalada a través de un proceso sociohistórico de construcción.
Sin embargo, para autoras como Cobbs (1997), la condición de víctima es necesaria antes
del proceso de recuperación. Construirse como víctima es construirse como ‘efecto de la
acción de otro’, reduciendo la capacidad de asumir responsabilidades para sus acciones y
constituirse como agente.
a) Bases conceptuales
b) Propuesta de intervención
La prevención primaria supone el trabajo con la población, especialmente en las primeras
etapas evolutivas de nuestra vida, así como detectar y trabajar con las personas más
vulnerables en situaciones de riesgo.
a) Los estereotipos sexistas que están representados en los códigos jurídicos y que
producen diferentes efectos socialmente legalizados para los hombres y las mujeres.
También aplican los estereotipos del grupo de edad, en especial menores y ancianos.
b) La falta de criterios comprensivos para entender el proceso de victimización. Poco
importa el análisis de las influencias colectivas y sociales.
Sangrador (1986) analiza la reticencia de las víctimas a denunciar el delito, señalando como
factores principales:
Evaluación forense
La evaluación forense se realiza mediante el proceso de peritación, buscando definir los daños
y establecer la relación entre el agente causal y la secuela. Esta suele hacerse al cabo de tres
meses, pues a partir de esta fecha es cuando ya puede realizarse el diagnóstico del cuadro
clínico.
El caso de la agresión y el abuso sexual
Soria y Hernández indican una serie de mitos que giran alrededor de la agresión
sexual, y que afectan tanto a la población en general como a las propias víctimas.
El componente fundamental de la violación no es el deseo sexual, sino la
hostilidad/poder hacia la víctima.
Más allá de los aspectos, actitudes de la víctima, es el agresor quien selecciono
a la víctima, no tanto por su aspecto físico-sensual, sino por la posible
consecución de objetivos sin castigo.
La víctima, contrario a lo que se cree, no responde a la agresión con resistencia
física, sino al contrario.
La mayoría de las agresiones sexuales se producen por personas que conocían
previamente a la víctima, aunque se denuncian más las agresiones por
extraños debido a las consecuencias que provocan cuando no son extraños.
Tampoco sucede en lugares oscuros y apartados, sino en los más variados
lugares y en horas diferentes.
Socialmente se cree que existe gran volumen de denuncias falsas en los casos
de violación, pero no es así según reflejan las estadísticas oficiales policiales.
b) Efectos psicosociales
PERSPECTIVA CRÍTICA
a) Considera que los efectos psicosociales sobre las víctimas derivan de las condiciones
de producción sociohistóricas de cómo se ha construido la violencia, es decir, que la
herida que afecta a las personas han sido producidas socialmente.
b) Se propone analizar los trastornos no desde una perspectiva de salud mental ‘desde
dentro hacia afuera’, sino al revés, o sea, cómo se ha internalizado en las personas
una estructura o discurso social o cuáles son las ‘prácticas de sujeción’ y cómo las
personas reproducen o vehiculizan el poder de esa estructura o discurso o cómo se
resisten.
c) Dar prioridad a la comprensión de los fenómenos victimizadores y no a la predicción y
control.
d) Pretende la transformación de los actores implicados, lo que permitirá alterar el
orden social establecido o las relaciones de poder que dominan.
Enfoque estructural del trauma psicosocial
Existen una serie de autores que, partiendo de las experiencias de tratamiento psicosocial
con víctimas cuyo denominador común es el abuso de poder o la violencia institucional,
analizan los efectos o el trauma psicosocial.
Entre los efectos psicosociales destacan el miedo, la angustia y la culpa, la amenaza vital y
la identificación con la muerte, la inhibición, la contradicción y la privatización del daño.
El caso de maltrato en el contexto de las relaciones afectivas: violencia hacia los menores,
hacia las mujeres y hacia las personas mayores
El maltrato puede ser físico o emocional, e incluso por explotación laboral, corrupción,
etc. El maltrato psicológico se manifiesta bajo las formas de rechazo, caracterizado por
denigrar al niño/a y simbiotización, ‘incesto psicológico’ por parte de los adultos hacia
el niño.
Entre los efectos psicosociales en el menor están la culpa, la estigmatización, la
impotencia, la pérdida y la traición, los trastornos del apego, la destrucción, el
trastorno disociativo y la fragmentación de la experiencia corporal.
DELITO VIOLENTO
Según los autores, el delito violento es cualquier suceso negativo, vivido de forma brusca, que
genere terror e indefensión, ponga en peligro la integridad física o psicológica de una persona
y deje a la víctima en tal situación emocional que es incapaz de afrontarla con sus recursos
psicológicos habituales (p.139). Estos eventos, catalogados como traumas, también afectan el
entorno familiar cercano.
La evaluación del daño psicológico, el quantum doloris, sufrido en las víctimas es importante
para planificar el tratamiento, así como para tipificar los daños criminalmente, establecer una
compensación adecuada o determinar la incapacidad laboral. Las víctimas indirectas de los
sucesos violentos también deben ser evaluadas.
DAÑO PSICOLÓGICO
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El artículo se hizo en España.
ser querido, la exposición al sufrimiento de los demás, etc.; siendo mayor si las consecuencias
del hecho delictivo son múltiples.
Hay dos categorías bajo este concepto: lesiones psíquicas y secuelas emocionales. La lesión
psíquica se refiere a una alteración clínica aguda que sufre una persona como consecuencia de
haber sufrido un delito violento y que le incapacita significativamente para hacer frente a los
requerimientos de la vida ordinaria personal, laboral, familiar o social. Las lesiones psíquicas
más frecuentes son los trastornos adaptativos, el trastorno de estrés postraumático o la
descompensación de una personalidad anómala.
EL PROBLEMA DE LA CAUSALIDAD
No siempre es fácil poner en conexión el daño psicológico sufrido ahora con el suceso violento
padecido anteriormente. Sin embargo, resulta esencial a efectos penales y de responsabilidad
civil.
La relación de causalidad puede no ser unívoca, sino que está enturbiada por la mediación
de las concausas, que, a diferencia de las causas, son necesarias pero no suficientes para
generar el daño psicológico. Las concausas pueden ser preexistentes, simultáneas o
posteriores.
VULNERABILIDAD PSICOLÓGICA
No hay que confundir los factores de riesgo, que aluden a una mayor atracción del agresor
para elegir a una víctima, con la vulnerabilidad psicológica, que se refiere a la precariedad del
equilibrio emocional, ni con la vulnerabilidad biológica, que se refiere a un menor umbral de
activación psicofisiológica. De lo anterior surgen las clasificaciones de víctimas de riesgo y
víctimas vulnerables.
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Permanentes quiere decir que se mantienen durante al menos dos años.
“En síntesis, el gado de daño psicológico (lesiones y secuelas) está mediado por: la
intensidad y la percepción del suceso sufrido (significación del hecho y atribución de
intencionalidad); el carácter inesperado del acontecimiento y el grado real de riesgo sufrido; la
mayor o menor vulnerabilidad de la víctima; la posible ocurrencia de otros problemas actuales
(p. ej., a nivel familiar o laboral) y pasados (historia de victimización); el apoyo social existente;
y los recursos psicológicos de afrontamiento disponibles. Todo ello configura la mayor o menor
resistencia al estrés de la víctima.” (p.141).
VICTIMIZACIÓN SECUNDARIA
Otras fuentes de victimización secundaria son los medios de comunicación, que filtran la
intimidad de la víctima al gran público y que, en ocasiones, buscan una justificación al delito.
EVALUACIÓN
El objetivo de la evaluación psicológica en la víctima de un delito violento es valorar el tipo de
daño psicológico existente para oriental al tratamiento adecuado, así como determinar las
secuelas presentes a efectos de la reparación del daño causado.
Evaluación clínica
Respecto a los datos demográficos más significativos, la muestra está constituida por 330
sujetos, de los que un 64% son víctimas de violencia familiar, un 31% de agresiones sexuales y
un 5% de terrorismo. La edad media de la muestra era de 33 años (Dt=11,1), si bien las
agresiones sexuales eran bastante más jóvenes (media: 22 años) que las de maltrato y
terrorismo (media: 38 años). Y en cuanto al sexo, había una sobrerrepresentación de mujeres,
especialmente entre las víctimas de agresiones sexuales y de maltrato.
Los resultados obtenidos aluden a tres aspectos diferentes: las tasas de prevalencia del
trastorno de estrés postraumático en los diferentes tipos de víctimas; las tasas de prevalencia
de este cuadro clínico en función del tiempo transcurrido desde el trauma; y la gravedad de los
síntomas, tal como es obtenida en la EGS.
TASA DE PREVALENCIA
El 54% del total de la muestra presentan el trastorno de estrés postraumático. Entre el 65% y
el 70% de las víctimas de agresiones sexuales y de terrorismo presentan el cuadro clínico, sin
diferentes significativas. Las víctimas de violencia familiar lo sufren en menor medida, un 46%
de la muestra.
En relación con el tiempo transcurrido desde el suceso traumático, las víctimas recientes5 de
agresiones sexuales presentan el cuadro clínico con mucha más frecuencia que las no recientes
por el mismo delito, 80% y 61% respectivamente. Aunque, de este último grupo 2 de cada 3
víctimas siguen sufriendo el trastorno meses o años después de haber experimentado el delito
violento.
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Se dice que es víctima ‘reciente’ porque el tiempo transcurrido desde el suceso traumático es de 1 a 3
meses. Si es más tiempo, clasifica como ‘no reciente’.
GRAVEDAD DE LOS SÍNTOMAS
Las víctimas de agresiones sexuales y de terrorismo (en este último caso, a nivel tendencial)
presentan una mayor gravedad de las que han sufrido una situación de violencia familiar.
Por otra parte, las víctimas recientes de agresiones sexuales tienen unos síntomas más
intensos del trastorno de estrés postraumático que las víctimas no recientes.
Dictámenes periciales
El objetivo de los dictámenes periciales en las víctimas de los delitos violentos es valorar el
daño psicológico existente, así como determinar la validez del testimonio, especialmente en
los casos de agresiones sexuales.
En referencia a la validez de un testimonio, lo que interesa es que este sea creíble (cuando
los afectos, cogniciones y conductas del sujeto son comprensibles y derivables de la narración
de la víctima) y válido en cuanto el recuerdo es una representación adecuada y la
identificación es correcta. La validez lo confiere la reiteración en el discurso, la congruencia
entre el lenguaje verbal y las emociones expresadas, la ausencia de variación en la descripción
de los hechos, el bloqueo característico de la memoria, etc.
Las falsas denuncias son poco frecuentes en el ámbito de las agresiones sexuales. No
obstante, pueden darse cuando responden a diversas motivaciones espurias, como la
venganza por sentimientos de despecho, las relaciones consentidas bajo los efectos del alcohol
de las que luego la víctima se arrepiente, los embarazos no deseados, la obtención de una
indemnización, etc.
CONCLUSIONES
“El conocimiento del daño psicológico, así como la necesidad de su evaluación, no son una
cuestión meramente académica. De lo que se trata, en última instancia, es de conocer la
situación psicológica de la víctima, tratarla adecuadamente, reparar el daño causado, prevenir
la re victimización y evitar la creación de nuevas víctimas.
Es el carácter reciente del trauma, cualquiera que este sea, la variable más relevante y la
que hace más probable la presencia y, en su caso, la gravedad del trastorno de estrés
postraumático. Sin embargo, no deja de ser llamativo que casi dos tercios de las víctimas no
recientes, que han estado expuestas al trauma hace ya muchos meses e incluso años,
padezcan el trastorno o, al menos, el subsíndrome.
CLASE 11/02/19
DESATRASARME :’v
EL ENFOQUE PSICOJURÍDICO
Violencia conyugal
Incesto
Delitos sociopolíticos
Secuestro
El perfil criminal o psicológico, aunque también llamado del agresor o de la personalidad del
criminal, es una técnica de investigación judicial que consiste en inferir aspectos psicosociales
del agresor en base a un análisis psicológico, criminalístico y forense de sus crímenes, con el
fin de ayudar a la investigación policial en la captura de un agresor desconocido o facilitar
pruebas inculpatorias en un proceso judicial.
MODELOS TEÓRICOS
EL MODELO AMERICANO DEL FBI
El modelo de Canter utiliza las mismas fuentes de información que el del FBI (examen y
fotografías de la escena del crimen, información sobre la víctima, etc.) y tiene algunos puntos
en común, pero contextualiza la información recogida dentro de las teorías y principios
psicológicos y el conocimiento empírico.
HOMICIDIOS/ASESINATOS
El término ‘asesino en serie’ fue utilizado por primera vez en la prensa americana en 1986 por
el agente del FBI Robert Ressler. El FBI solo atribuye esta clasificación a aquellas personas que
han producido tres muertes en intervalos separados de tiempo.
En los asesinatos en serie, contrario a lo que pasa en los casos normales de asesinatos, el
agresor suele matar a un desconocido, lo que dificulta su identificación por la policía y le lleva
a creer que puede actuar impunemente, repitiendo sus crímenes en el futuro.
Hay una relevante de la negligencia de los padres en el cuidado de sus hijos como un factor de
riesgo en el desarrollo de una personalidad violenta.
Se puede clasificar a los asesinos en serie según sus motivaciones subyacentes al crimen:
Asesino en serie visionario. Sujeto, a menudo psicótico, guiado por alucinaciones y/o
delirios que le impulsan a matar en función de dicho contenido mental.
Asesino en serie misionario. Su motivación está guiada por un ‘deber moral’ de
eliminar a un grupo de víctimas específico.
Asesino en serie hedonístico. La motivación se fundamenta en la conexión entre
violencia y gratificación sexual y/o emocional.
Asesino en serie de poder/control. La motivación procede del poder ejercido sobre la
víctima mediante su dominación completa y total, y en su capacidad para decidir sobre
su vida y/o muerte.
Características generales
La gran mayoría de los agresores sexuales a menores son hombres, las conductas más
frecuentes consisten en caricias y tocamientos genitales, masturbación, etc., siendo muy poco
frecuente la violación con penetración.
El abusador infantil, en general, es conocido de la víctima (85%), ya sea el padre, tíos y, más
excepcionalmente, la madre, sin estar demostrada la relación con una psicopatología, aunque
puede haber casos de alcoholismo, pedofilia, etc. Existe una serie de características familiares
y personales que aumentan la probabilidad de ocurrencia de agresión sexual intrafamiliar.
Finkelhor ha establecido un modelo explicativo del abuso sexual infantil basado en cuatro
procesos complementarios:
Congruencia emocional. Las relaciones sexuales con niños son menos amenazantes
que con adultos, lo que les da mayor sensación de poder y control.
Excitación sexual. Los niños resultan atractivos sexualmente debido a las experiencias
personales de los agresores, a los modelos elaborados y a la pornografía visualizada.
Bloqueo. Presencia de problemas para establecer relaciones adultas con mujeres, por
lo que se busca a los niños como alternativa sexual.
Desinhibición. Las drogas y algunas distorsiones cognitivas podrían actuar como
desinhibidores, favoreciendo la conducta de abuso.
Las motivaciones psicológicas de los agresores sexuales infantiles
Características genéricas
LA VÍCTIMA
PRUEBAS ORGÁNICAS
Sangre
Semen
Cabello
Toxicología
ADN
Huellas dactilares
PRUEBAS INORGÁNICAS
Procedimientos de recogida
Balística
Documentoscopia y grafística
CLASE 4/03/19
Sobre temas anteriores, existen tres tipos de víctimas: no participante, latente y provocativa.
La primera no tiene ningún tipo de relación con el delito; la latente hace referencia a unos
riesgos; y la provocativa tiene una relación interpersonal con el agresor.
DIFERENCIAS
Hay diversas áreas que pretenden entender al criminal, pero desde distintos enfoques.