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No obstante, para Castells es importante considerar las diferentes trayectorias organizativas que
hicieron parte de la reestructuración del capitalismo y que abrieron paso hacia la transición al
postindustrialismo. De acuerdo con el autor, hay varias interpretaciones sobre los cambios
organizativos o lo que algunos señalan como crisis de las formas organizativas. Empero, hay cinco
puntos de encuentro. 1) Desde los años 70’s se dio un cambio en la organización de la producción
y en los mercados de la economía global. 2) Los cambios en la organización de la producción se
encontraron con el auge de la tecnología de la información, pero estos fueron predecesores e
independientes del mismo. 3) Los cambios en la organización de la producción se fundamentaron
en hacer frente a la incertidumbre a causa del acelerado cambio en lo económico, institucional y
tecnológico de la empresa. Vino entonces la flexibilidad en las relaciones de producción. 4) L estos
cambios tuvieron la intención de reestructurar tanto el proceso de trabajo como el de contratación,
el pretendido ahorro de mano de obra mediante la automatización, eliminación de deberes y
eliminación de puestos de dirección. 5) La gestión del conocimiento y procesamiento de la
información son fundamentales para el rendimiento de las organizaciones dentro de la economía
informacional global (Castells, 2000, sp).
Castells (2000) expone el desarrollo de diferentes trayectorias organizativas para no caer en la idea
de una ‘sola tendencia evolutiva’ mediante las anteriores interpretaciones generales de procesos de
cambio que son diferentes entre sí. De tal modo que es muy cuidadoso con esto, aunque plantea
unas ideas eje que ayudan a la interpretación y comprensión de la economía informacional.
En segundo lugar, hace una aclaración sobre el mito y la realidad existentes con respecto a las
pequeñas empresas y la crisis de las grandes compañías. Al respecto menciona que a menudo estas
últimas se asocian con la crisis y las primeras, con la flexibilidad. Aquellas han sido vistas como
agentes de innovación y fuentes de creación de empleo. Sin embargo, comenta que, aunque es
cierto que las empresas pequeñas y medianas son formas de organización que se adaptan bien al
sistema de producción flexible de la economía informacional, su dinamismo está aún supeditado a
las grandes empresas. Estas siguen estando en el centro del poder económico, como lo sostiene
Castells, lo que quiere decir que las grandes empresas no han desaparecido y más bien es el modelo
de organización tradicional que las caracteriza el que está en crisis.
Seguidamente, se detiene en el Toyotismo, definiéndolo como una forma organizativa que marcó
una revolución en la gestión, adaptada a la economía global y el sistema de producción flexible.
Esta se basa en la idea de los “cinco ceros” (cero defectos, cero fallos, inventario cero, retraso cero,
papeleo cero), constituyendo un sistema ideado para reducir la incertidumbre y no para fomentar
la adaptabilidad, pues ésta está en el proceso más no en el producto. El carácter distintivo,
respectivamente, se encuentra en medio de la gestión y los trabajadores (Castells, 2000).
Como un cuarto punto aparece la interconexión entre las empresas, en donde Castells (2000) señala
dos nuevas formas de flexibilidad, con la característica ambas de los vínculos interempresariales.
1) Para empresas pequeñas y medianas, el modelo de redes multidireccionales, que se basa en redes
en los mercados mundiales; 2) Para la gran empresa, el modelo de franquicia y subcontratación, el
cual está dado por la concesión de franquicias para la distribución de productos de una marca bajo
estricto control de unos patrones a seguir y en donde hay un centro de distribución y definición de
las tendencias de mercado.
En cuanto a las alianzas estratégicas de las grandes empresas, que de acuerdo con Castells (2000)
constituye un sexto patrón de organización, es posible observar un entrelazamiento de grandes
empresas en alianzas estratégicas, vínculos que, como bien asevera el autor, no evitan que la
competencia aumente. Dichas alianzas son elementos importantes para la competencia. La
implacable competencia por la cuota de mercado en otro lugar del mundo y, como allí está inmersa
la subcontratación, los subcontratistas se ven también afectados.
Castells (2000) afirma que el cambio principal se halla en el tránsito de la organización vertical a
la gran empresa horizontal, caracterizado por 7 ejes: 1) la organización está en torno al proceso, no
a la tarea; 2) la jerarquía es plana; 3) la gestión es en equipo; 4) la satisfacción del cliente es la
medida de resultados; 5) hay recompensas de acuerdo a los resultados del equipo; 6) hay una
maximización de los contactos con los proveedores y clientes; 7) información, formación y
reciclaje de los empleados en todos los niveles. En sí, la empresa horizontal es una red dinámica y
estratégicamente organizada, de unidades autoprogramadas y autodirigidas que se basan en la
descentralización, la participación y la colaboración.
Trae a colación entonces el tema de redes de redes, con referencia al modelo Cisco, el cual define
como un “modelo empresarial conectado en una red global” propuesto por la empresa Cisco
Systems, siendo este una expresión de la organización y estrategia empresarial. De acuerdo con
Castells, este modelo se caracteriza porque la relación de una compañía con sus componentes puede
ser un elemento diferenciador para la competencia (como sus productos o servicios); la manera en
que una empresa comparte información es determinante para la solidez de sus relaciones; las
relaciones empresariales y las comunicaciones que intervienen en una compañía tienen que
constituir un tejido “conectado en red” (Castells, 2000, sp.).
En lo que respecta al noveno punto, tecnología de la información y la empresa red, Castells (2000)
sostiene que el cambio organizativo surgió como respuesta a la necesidad de hacerle frente a un
modus operandi evolutivamente dinámico. En efecto, la interacción entre la crisis organizativa,
mencionada anteriormente, y las nuevas tecnologías de la información abrió paso a una nueva
forma organizativa característica de la economía informacional a nivel global. ¿Por qué? El autor
parte de un planteamiento empírico: la empresa red se ha consolidado en el mismo proceso de
formación de la nueva economía y ha funcionado. “La empresa red materializa la cultura de la
economía informacional global: transforma señales en bienes mediante el proceso del
conocimiento” (Castells, 2000, sp.).
Finalmente, para Castells (2000) el tema del ensayo de Max Weber sobre la ética protestante y el
espíritu del capitalismo constituye una guía metodológica fundamental para comprender la esencia
de las transformaciones culturales e institucionales subyacentes a las formas de organización
económica y sus cambios. De esta manera, destaca los elementos relacionados a la nueva forma
organizativa del informacionalismo. En primer lugar, las redes empresariales a las que no escapan
las diferente formas, contextos y manifestaciones culturales. En segundo lugar, las herramientas
tecnológicas, como las redes de telecomunicaciones, ordenadores personales, nuevo software,
aparatos de comunicación portátiles, etc. En tercer lugar, la competencia global, que obliga a la
innovación constante. En cuarto lugar, el Estado, que toma el papel de desarrollista, agente
mediador, coordinador y mensajero. En quinto lugar, el surgimiento y consolidación de la empresa
red, en sus diferentes presentaciones (Castells, 2000, sp.).
Vale la pena rescatar dos ideas importantes que sobre este último tema Castells (2000) plantea. La
primera es que por primera vez en la historia la unidad central de la organización económica no es
un actor individual o colectivo; es la red, compuesta por diferentes sujetos y organizaciones, la cual
se modifica constantemente. La segunda tiene que ver con la respuesta al interrogante de qué es el
espíritu del informacionalismo, a lo que Castells responde:
Es una cultura, en efecto, pero una cultura de efímero, una cultura de cada decisión estratégica,
un mosaico de experiencias e intereses, más que una carta de derechos u obligaciones. Es un
cultura multifacética y virtual, como las experiencias visuales creadas por los ordenadores en el
ciberespacio mediante el reordenamiento de la realidad.
Este capítulo constituye, sin duda, un aporte valioso para el análisis de la sociedad contemporánea
y muchas de las dinámicas por las que las ciencias sociales se interesan a menudo. Sin duda, la
característica más destacada de los tiempos actuales es la interconexión global, tanto a nivel
económico, como político (aunque hayan bastas diferencias entre países, regiones y continentes)
así como cultural. El denominado orden mundial, en efecto, se basa en el sistema de relaciones en
red, en el que a su vez hay juegos de poder, interdependencias, dependencias, alianzas y
colaboraciones. Es importante considerar que el detallado y amplio análisis brindado por Manuel
Castells es una puerta de entrada obligada para la comprensión de lo mencionado anteriormente.
Esto, es sin duda, lo que configura nuestra realidad, nuestro tiempo socio-histórico.
Bibliografía: