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Tercera Cátedra de Historia Moderna II

Gonzalo Briones Valdebenito


Cuando Cándido1 abandona Eldorado, país de extrema riqueza y felicidad, se lamenta
con Cacambo de que Pangloss, quien hasta entonces se suponía muerto en la horca, no
estuviese allí para vivir lo mismo que él. Cándido sostiene que de haberlo hecho, se
hubiese desdicho de su optimista teoría según la cual “todo iba óptimo en el mejor de
los mundos posibles.” Esta crítica es patente a lo largo de toda la obra en la que se
demuestra la paulatina refutación de la filosofía del “sabio”. Las desgracias vividas por
los protagonistas durante todo el relato son los ​hechos que no se condicen con el sistema
apriorístico y teleológico de Pangloss.

Ernst Cassirer, en su ​Filosofía de la Ilustración explica que en la ​Ciencia Nueva​,


Giambattista Vico se encarga de incorporar a la historia dentro de los márgenes de lo
cognoscible por el hombre. Para hacerlo, se propone encontrar un criterio de verdad que
permita perfilar los límites del conocimiento. El resultado al que llega es su doctrina
verum ipsum factum​, o la correlación de los hechos con la verdad.

Los hechos son las cosas que ​ocurren y como tal, son reales y verdaderas. El sistema de
Pangloss sólo puede sostenerse en la medida en que se pueden apreciar los resultados de
los hechos, y no los hechos en sí mismos. Esto se muestra de forma más explícita al
final de la obra, en el último diálogo entre Cándido y Pangloss. En aquella conversación
el filósofo intenta justificar una vez más su sistema argumentando que todo lo malo
ocurrido en el viaje ha sido lo óptimo para llegar a la situación en la que se encuentran
en ese momento: viviendo todos juntos - y Cándido casado por fin con Cunegunda- en
un jardín propio. El problema es que todos las desgracias del relato no pueden
justificarse de otra forma según el sistema de Pangloss, por lo que aparece como una
teoría teleológica.

Las ideas que sostiene el sabio son apriorísticas, pues intenta conceptualizar la forma de
la realidad antes incluso de examinar la realidad misma. Esta crítica que propone
Voltaire a ciertos sistemas filosóficos parece tener relación con la distancia que
Giambattista Vico toma por su parte de, por ejemplo, el cartesianismo. Para este último
sistema la verdad intrínseca reside en el sujeto, único criterio de verdad. Desde esa

1
​La edición de la obra en que se basa esta respuesta es el formato MOBI de libros electrónicos
disponibles en epublibre.org: Voltaire, ​Cándido, Micromegas, Zadig. ​Editorial digital Titivillus, Edición
de Elena Diego, 2017.
perspectiva la conceptualización de la realidad se hace ​a priori de la realidad misma,
pues no son los hechos lo que definen lo cognoscible y por ende, lo verdadero, sino que
la propia racionalización interna del sujeto hace que una idea o un sistema -como en el
caso de Pangloss- sea cierta. No obstante esto no es válido para Vico, de la misma
forma en que el optimismo del sabio no era soportable para Voltaire, quien aprovecha
cada momento para mostrar la incongruencia de su pensamiento con la realidad de los
protagonistas.

Para Voltaire los hombres nunca podrán ponerse de acuerdo sobre lo que no es resultado
de una observación directa, y la procedencia del sistema de Pangloss es su pura
subjetividad. De esta manera no puede decirse que se trate de conocimiento científico,
mucho menos verdadero. A ojos de Voltaire y también desde la teoría de Vico, Pangloss
no es más que un sofista, pero su error no proviene tanto de la incerteza de sus ideas
como de su porfía y vanagloria a los doctos. El mismo Pangloss, hacia el final de la obra
confiesa que no le conviene desdecirse a pesar de la evidencia que hay en su contra
proponiendo que como filósofo, al igual que Leibnitz, no puede equivocarse, pues lo
más bello está en la armonía de lo preestablecido. Dicha armonía no es más que la
entelequia de un sistema metafísico que se sostiene racionalmente pero que no tiene
base en los hechos reales y que por lo tanto, puede desecharse como método válido de
conocimiento de la realidad.

“Es cierto que hay que viajar” dice Cándido una vez abandona Eldorado. El viaje es una
manera de conocer el mundo y los hechos que en él ocurren. El castillo de
Thunder-ten-Tronckh, cual torre de marfil, se yergue como el espacio en que Pangloss
puede crear estructuras y abstracciones cuya única base es su racionalidad, pero no la
realidad de los hechos, único criterio de verdad según Giambattista Vico. De esta
manera la obra de Voltaire puede leerse también como una crítica a la tendencia
cartesianista de la época. Crítica que demuestra el ahínco con que los autores de ese
entonces buscaban reformar los límites del conocimiento con la fe en el progreso y la
razón humana.

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