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Políticas de la amistad

seguido de El oído de Heidegger

Jacques Derrida

Traducción de Patricio Peñalver y Francisco Vidarte

T O R A L T R O T T A

.:!.J,,, .JI !fí.4w+.e ,~~~.~ .. ..._,~.~ ...".._ _..--~_..........._"""....~_.",,,,, ..,..,~,,.""~,.,,'~.,

,,'~.'+:1'4!~~&f:4'j!··"

11111

POLITICAS DE LA AMISTAD

sin número, cuando la virtud no se prodiga demasiado. ¿y cómo


coñCiTíar'este imperativo prímero, el aéIi a~1Ístadprímera, con aque­
llo que hemos empezado por poner en claro, la necesaria unilatera­
lidad de un philefn disimétrico (es mejor amar que ser amado) y la
III'¡ terrible, aunque tan buena y tan justa, ley del contratiempo?
! 1
2
,
¿Hay ahí una discordancia en la filosofía del philefn, en la filo­
1

sofía aristotélica de la amistad? Pues otros axiomas aristotélicos, a AR DE AMISTAD: QUIZÁ - EL NOMBRE Y EL ADVERBIO
los que volveremos, parece que prohíben o contradicen ese requisi­
to de disimetría y esa ley del contratiempo. Por ejemplo aquel según
111 el cual el amigo es otro nosotros mismos que debe tener el senti­
1I1 miento de su propia existencia, axioma inseparable que hace proce­
der la amistad del amor de sí, de la philautía, que no es siempre el
egoísmo o el amor propio.
111 A no ser que se reencuentre al otro en sí, ya, la misma disimetría
., y la misma tensión del sobrevivir en sí, en el «sí mismo» así disyunto
1"11 de su propia existencia. Poder o deber ser el amigo de sí: he aquí Tu amistad a menudo me ha herido el corazón
11
algo que no cambiaría nada la estructura testamentaria de la que Sé mi enemigo por amor de la amistad'.
'1 1

!I estamos hablando. Esa estructura dislocaría por anticipado toda ip­


¡I, seidad, arruinaría por anticipado justo aquello que ella hace posible, (W. Blake)
el narcisismo y la auto-ejemplaridad. Estamos hablando, pues, de
i cualquier cosa antes que del narcisismo tal como se lo entiende con­
¿Amar a sus enemigos? Creo que esta lección ha
111'
vencionalmente: Eco, la posible Eco, aquella que le toma la palabra sido bien aprendida: en nuestros días se aplica de
mil maneras... 2 •
a las palabras del otro, aquella que le toma al otro al pie de la letra,
'1')'
1
"
su libertad misma precede a las primeras sílabas de Narciso, a su La vida del enemigo. Quien vive de combatir a un
duelo o su queja. Estamos hablando de cualquier cosa antes que de enemigo, tiene interés en que éste siga con vida3 •
!la ejemplaridad del exemplar ciceroniano. Una archi-amistad se ins­
1 cribiría en el sello mismo del testamento. Y apelaría a la última pala­ (F. Nietzsche)
bra de la última voluntad. Pero, y por anticipado, esa archi-amistad
(
, la arrastraría consigo también. h, amigos míos, no hay ningún amigo»: sabiduría y última volun­
111 \ y no sería extraña ni a la otra justicia ni a la otra política cuya d. El tono de la frase es en primer término indeciso, sin duda, y
'i posibilidad querríamos dejar aquí que se anuncie, quizá. lo vamos a ensayar aquí una variación entre tantas otras posibles4 •
1
\ A través, quizá, de.........otra
---"-'~--- ~ .......
~.,.---_ _.
experiencia
.....................
~--_.,
de lo
....
_.'-"--­
posible. '1' Pero a la primera escucha, la que se deja guiar ingenUamente)
r lo que algunos llaman el lenguaje ordinario y las palabras de
111 1
,._dos los días, por una interpretación muy próxima de un cierto
¡.entido común (hoda una historia ya!), la frase parece murmurada.
oiI('
1,

1 I

1. Thy Friendship oft has rnade rny heart to ake I Do be rny Enemy for Frienships sake.
2. Seine Feinde lieben? Ieh glaube, das ist gut gelernt worden: esgesehieht heute tausend­
, (lltig (M4s allá del bien y del ma1216, Alianza, Madrid, \61995; trad. de A. Sánchez Pascual).
3. Das Leben des Feindes. Werdavon lebt, einen Feind zu bekiimpfen, hat ein Interesse
diJran, dass erarn Leben bleibt (Humano, demasiado humano 1, 531, Akal, Madrid, 1996;
trad. de A. Brotons).
4. El seminario cuya primera sesión sigo aquí propuso de hecho doce variaciones o
. 11.1 doce modalidades de escucha de la -misma frase •. Quizás prepare algún día su publicación.

•'11 1

42
43
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,.-,..
pOLfTICAS DE LA AMISTAD AMAR DE AMISTAD: QUlzA . EL NOMBRE Y EL ADVERBIO

lI'¡I
I Como si imitase al menos el suspiro elocuente, aparenta la gravedad
¡ sentenciosa y melancólica de un testamento. Alguien suspira, quizá
• Intentemos entender la sabiduría ancestral de esta frase a partir
este lugar de inversión. ¿Qué es 10 que en él invierte y qué es 10
! un sabio suspira. Quizá. Quizá les habla a sus hijos o a sus hermanos en él gU~.d.ªjllYer.tido? Heaquí, por primera vez, algUien, otro
'1'

1
\ reunidos por un instante alrededor del lecho de muerte: «Oh, ami­
I gos míos, no hay ningún amigo».
go,que se adelanta para contestar. Y recusa incluso el decoro
11
,nvenido de su paradoja, como si se tratase entonces de hacerle
El testamento llega desde entonces hasta nosotros, que lo here­ fesar su otra verdad. En la historia de esta cita de citas en el
damos también por encima de los herederos naturales o legítimos. 'ntinuo rodar de su desarrollo, el levantamiento deil~i~;~~,C?E
a marcar una interrupción. Imprimiría así en eiit~~ión
1
Por una vía que no se nos dice, y aun cuando el sentido del legado
1 está todavía por descifrar. Nos ordena en primer lugar entenderlo unacüiiiééirnle'ñtü·sir1·precedente. Pero, y de ahí la estructura
como hay que hacerlo. Nada puede justificar completamente que
conce.,r,tant"e de,,,1 a,c,ont,eci,m,i"e,n"t,o" ~~, _,t,a"n"to interrumpiría ~nto}.
parta, como de hecho lo hago, del lugar de lengua y de tradición en . bi~J¡,",ap.e.Ja..Óíl ..a.1J!lª rup!1jra Y:i. insfr.i,ta "~111a. ,pa.labra _q1Je inte­
el que yo lo he recibido, a saber, el francés de Montaigne. Nos ocu­ mpe.
rre que nos inquietamos por ese amor a la lengua, cuando, en el .; -Es a partir de al menos la indicación de ese acontecimiento, en
otro, se convierte en impulso nacional o popular. Sin negar este otro extremo de la cadena, desde donde querríamos relanzar la
límite que es también una ocasión (hay realmente que recibir la frase stión de la amistad como cuestión de lo político. Cuestión de lo
del otro enviada a una cierta dirección y en una lengua singular, no ,{rico, puesto que esta cuestión no es necesariamente y por anti­
podríamos recibirla de otro modo), querría reconocer ahí un lugar o política. No es quizá todavía, o no es ya, política de parte a
\ del problema, del problema político de la amistad.
e, si es que 10 político se define de acuerdo con los rasgos de una
El apóstrofe «Oh, amigos míos, no hay ningún amigo» dice la ición dominante.
muerte de los amigos. La dice. En su «col1t~a.dicc~?n reali~!!ya» (no

I debería uno poder dirigirse a amigos lTamándolos amigos para de­


cirles que no hay amigos, etc.), ese decir vacila entre la constatación
¡-tiene la forma gramatical de ésta- y el fallo de la sentencia: que
! sea así, puesto que es así, y conservad lo dicho en la memoria, te­
",' Ese contratestimonio sobreviene, como es debido, en Humano,
'--iado humano cuando el exceso del más allá se repliega en la
anencia, cuando lo humano del hombre se enrolla en el dobladi­
del demasiado, en el hueco de su modalidad vaga, temblorosa, in­
:hensible, pero tanto más desplegada. Ola irresistible del dema­
1 nedlo por dicho. La frase se dirige a la memoria pero nos viene
:0, ola que rueda sobre sí misma, violencia encerrada de una ola
también de la memoria, y de memoria, pues «la frase que solía usar se adelanta y vuelve. En ese giro de «demasiado», alrededor del \
Aristóteles» Montaigne la cita, como otros antes de él, la recita de masiado», en s olución misma, otra frase comienza en efecto
memoria, allí donde ningún documento literal atestigua el aconte­ ,n un «quizá> .quizd endrá, llegará quizá, el acontecimiento de 10
cimiento. e viene (und vte eicht kommt... ), y ésa será la hora de la alegría,
La muerte de los amigos, decíamos más arriba, y la memoria y el hora de nacimiento pero también de resurrección, en todo caso

I testamento. Recordemos para empezar que la cadena de esta cita de


citas (<<Oh, amigos míos, no hay ningún amigo») despliega la heren­
, cia de un inmenso rumor a través de toda la literatura filosófica de
1 Occidente: de Aristóteles a Kant, y después a Blanchot, pero tam­
'paso del moribundo al viviente. Tendamos el oído, de momento,
'a ese quizá, incluso si éste no nos impide oír el resto:

... Quizá entonces llegará también la hora feliz, un día en que exclame:
bién de Montaigne a Nietzsche, quien, al parecer por primera vez, la «jOh, amigos! No hay amigos», exclamó el sabio moribundo.
" parodia invirtiéndola. Para trastornar la confianza en ella, justamen­ «iOh, enemigos! No hay enemigos», exclamo yo, el loco viviente»5.
\ te mediante un levantamiento.
1
Se produce ahí, efectivamente, algo así como un levantamiento " ¿Por qué la~? ¿y por qué tendría que destinarse ese pensa-\
del suelo, y querríamos percibir sus ondas sísmicas, de alguna mane­ cnto de la amistad por venir a la locura? Habrá que volverla a
ra, ~a figur~.2eo~~~~,c~.,~e_u.~E~~'5)J~~i,~,~..p.<?Jítica.,pás9~~~~,e.!~J~~ro
no menos trastornadora que las, revoluciones ide.r:t,tificad<t§pajo ese 1 s. '" "M vielleicht kommt ;edem auch einmal die freudigere Stunde, wo er sagt:
~~~:~~;c~~~':iZl'~~~~f~oqd~if~':~~~dlít~j-h~~~:h~!~~~:~mi-
___.~,~__J~,.,.._J2... ,'''"''"",,,,.,,.,,.,,,, ~__ '.--,._,..9!:!.... _'~.'~"_._.,," ..~~_
" _Fre"rrde. es gibt keine Freunde!», so rief der sterbende Weise;
-F,/rrde, es gibt keirren Feind!», ruf ich, der lebende Tor. (F. Nietzsche, .De los amigos»,
H..,,",rro. demasiado humano. Un libro para esplritus libres 1 376, cit.).

44 45
...................,.-4;•.• ""..•._.

lA
I ~I

!!tl!
Ilj POLlTICAS DE LA AMISTAD AMAR DE AMISTAD: QUiZÁ. EL NOMBRE Y EL ADVERBIO

citar, esa larga frase, y en su lengua primitiva. Pero notémoslo de oír lo que viene, para abrir, justamente, desuniendo necesariamen­
antemano: tal acontecimiento se presenta, ciertamente, es, pues, en 'una cierta necesidad del orden, una concatenación de las causas y
¡ el presente, el acontecimiento de una palabra que habla en el presen­ los efectos? anterrumpiéndola, marcando muy simplemente la
1
te. En el presente vivo. Es el loco viviente que yo soy el que os habla errupción posible? Este suspenso, la inminencia de una interrup­
en presente. Exclamando, llamando (ruf ich... ). Un yo os habla. Yo n, se lo puede llamar lo otro, la revolución o el caos, el riesgo, en
1'1
os digo. A vosotros, aquí, ahora, yo: para recordar o para anunciar, Iqurer caso, de una rnestabllrdad. Lo inestable o lo no-fia6Ie, es
ciertamente, y, así, para deciros lo que todavía no existe, o lo que ya erroqué~-aecrañPfaiOñ"y'ArlStóteles, no es bébaios (no firme,
1,

1,1
no existe (la sabiduría del sabio moribundo), pero que os habla com­ stante, seguro y cierto, fiable, creíble, fiel). Aunque sea en su for­
1,1
pletamente en presente. última o mínima, lf inestabUiditd.d,e.lQnQ.iiabkc.ºJl~i~t,~"§.i~rnpre
111 Aunque nos llegue con un cierto retraso, el de una cita ya, esa ~o~nsis_t.iEte.rl,~l}straersea la consistencia Y, a la constanci~~a
palabra del loco vivo habla en el presente. Os habló, fue en el pre­ ,encia, a la permanenci~..9.ilJª,&Ustancia,a la esencia o.a Ta exis­
1111 sente como os habló para prometer. No es, no fue cualquier prome­ la, comoa todocoñcept'o de la verdad que les esté aSOCiadO.:'~'S!~'.
sa. La promesa promete en ese modo fundamental del «quizá», e oñSi.Sten'Cia'üinconst:loCla no es una indeterminación, supone u
lil incluso del «peligroso quizá» que inaugurará, profetiza Más allá del o"t'lpode 'resóflí'CiÓi1.Y üi1.a exposición singular al cruce de la
J
bien y del mal, la palabra de los filósofos por venir. ony dela necesidad. Aquí se requiere lo inestable, al igual que
L, oqu~ va", ,~ v",en,ir ,,'1.~~·,~~I''.~~.,,~>s.~~I'?',e,,~~.?5?a.9~1~[!1?,..~_§?a,lme~t; .oñirario, lcíestaole o lo fiable de la constancia (bébaios), era in-,
el pensamIento dl';1qulZá, e qZU.zalUlsmo. Lo Que~a llegaraf1U!~a, ensable a la filosofía platónica o aristotélica de la amistad. Para
puesno'se 'd,~~_~e~tªr seguro jal11:ás, Y<l.quejetrata, c!.~.I,l!J.jle.gar•.pero
1I1

sar la amistad con el corazón en la mano, es decir, para pensarla


11
111.?q~.f:.!leKªseríatambién el quizá lTIismo, la" experienci,<l inaudita, iU mayor proximidad con su contrario, hay quizá que poder pen­
~.()!!tE!S!.ªl}leI}!enlleva, de1quizá. Inaudita,compkt.a11J!:. me.nueya, la quizá, es decir, ser capaz de decirlo y ae hacer, de ese aeClr, un
¡I!,
eXQer ie '1.c:i<l:J:!lisma que ningún metafísicose h:lbriªª!r.~yido.toda"ía eClmlent9j=9uíza~'v¡elTetcJjt,pe'rTiáps-'-Til:'-aIabra-Tng
resa'Eac~
a pf:n.§ª-J.". referencia más legible a la ocasión (hap, perchance) y al aconte­
111
1 " Pero el pensamiento del «quizá» inyolyc;rªlJ.yj~á el único pensa­ iento de lo que puede suceder (may happen)6.
mieñto"·posib1é··aeTacontt;clID.:íent'ó'.-b~'ta amis!:l,dpo~ve~lriae la ,Pero t:~~~_p..~J:1s~mi:~~-,!~Lil.~~4.z.!ste_p!!.1J§-';f7JJk1JJ.º,Y.. ]lQ 9fro ,
añií~t.~~'~e~~.ª,,~!pg~ieii.ir. Pues para amar la amistad no basta con os que no lI~gª _n9, !!l!PQI.t.ª-Q_Q!!ct<::..LHnjmP-Q1:tªs;ómo.
Jli sá15er ITevar al otro en el duelo, hay que amar el porvenir. Yno hay e)'O'S'(l'eser'una simple indeterminación, el signo mismo de la
categoría más justa para el porvenir que la del «quizá». Tal pensa­ olución, sucede que ese pensamiento le viene a Nietzsche en el
miento conjuga la amis~ad, el..r.orvenir ~...9ui~4_p,i!!:~.,~-á'la
1

ven!g~Al?.lo que viene, es decir, nec¡:sa!:iarp._eI)Je bajo eJ~p"(fe .~.) Más allá de los tímidos prolegómenos que reuniremos aquí en torno a Nietzsche,
1;1 1'1
1
Üñ"posible'cüya·fosi1illifa~@rd~T;é·i:ríu~fªr.sobr.e,I(),imp2§!ble.Pues ..que estudiar sistemáticamente la «categoría», si lo es, o la «modalidad» del «quizá» en
uu'p·ó·slbTe queseríá' soEimente posibie (no imposible), un posible las lenguas y en todas las culturas del mundo. En un bellísimo ensayo sobre Heidegger,
I¡'I ,Iphe Gasché empieza recordando el menosprecio con que considera el filósofo clásico
1
seguramente y ciertamente posible, de antemano accesible, sería un ,rso al «quizá», Aquél ve, como Hegel en sus terribles sarcasmos contra el pobre Krug,
mal posible, un posible sin porvenir, un posible ya dejado de lado, 'a1lecimiento prefilosófico, una recaída empirista en el poco-más-o-menos del lengua­
ario. Quizá pertenecería a un vocabulario que debería permanecer extraño a la filo-
1
11/
cabe decir, afianzado en la vida. Sería un programa o una causali­
o El decir, a la ceneza, a la verdad, o a la veracidad, En lo cual el filósofo se hace eco él
dad, un desarrollo, un desplegarse sin acontecimiento. O del sentido común del proverbio alemán según el cual «Quizá es una media mentira»
11"111

La posibilitación de ese posible imposible debe permanecer a la 'lI;ht ist eine ha/be Lüge). Tras recordar la etimología alemana de vielleicht [vi/Uthe en
11

tan en .-: alto-alemán reúne las significaciones de sehr /eicht (muy fácil), vermut/ich (probable­

I
11
1

1 1
vez lndécidible y consecuencia tan de'CisiVo·coili;;"éfp'Q.r.yenir 1 verosímilmente), y mog/icherweise (posiblemente), lo cual sugería entonces, más que
rñisiñü:'7Q'iíé'ser'ía üñp'órv~nir sí ra"éfeélsíóI¡-fuésep¡:og~mabley si una espera, no una simple posibilidad y, como señala Grimm, la posibilidad presunta
II!:II
III! eTaza~, si la incertidumbre, si la certidumbre inestable, si la inseguri­ un enunciado corresponda a una realidad o que algo ocurrirá, will hllppen, traduce
.: perhaps, pues1, y antes de tratar del uso frecuente que hace Heidegger del vielleicht
dad del «quizá» no quedase suspendida a la apertura de lo que viene, .. O de los textos de Unterwegs zur Sprache, Gasché plantea una cuestión que nos importa
en el mismo acontecimiento, en él y con el corazón en la mano? ¿Qué ·remadamente: «¿y si el quizá modalizase un discurso que no procede ya mediante
111I11
quedaría por venir si la inseguridad, si la seguridad limitada del quizá ,.ldones (statements: declaraciones, afirmaciones, aserciones) sin dejar de ser por eso
rolO como el discurso de la filosofía?» ¡«Perhaps - a Modality? On the Way with
no retuviese su aliento en una «época», para dejar aparecer o dejar .er to Language.: Graduate Facu/ty Philosophy ]ouma/16/2 (1993), p. 4691.

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1
1
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11
.-.
POLITICAS DE LA AMISTAD ',AMAR DE AMISTAD: QUiZÁ - EL NOMBRE Y EL ADVERBIO

levantamiento de una catástrofe de inversión: no para apaciguar la 'imer lugar hacia los «primogénitos del siglo xx». Nos invita, a
contradicción o para suspender las oposiciones, sino al término de os, «los últimos europeos», a desembarazarnos de la coleta o
un proceso abierto a «los metafísicos de todos los tiempos", precisa­ :peluca de la «buena conciencia», la «creencia en su propia vir­
mente allí donde éstos se detienen en su «prejuicio típico» y en su n seine eigne Tugend glauben)>>. Y de nuevo ahí, vibración del
«creencia básica» (Grundglaube), la «creencia en las oposiciones de ¡ciado, vibración del único rasgo de escritura que promete y
los valores« (Glaube an die Gegensiitze der Werthef, allí donde no a una lectura, una preponderancia por venir de la decisión'
pueden pensar su inversión o su trastocamiento, es decir, el paso no retativa. No sabemos con exactitud qué vibra aquí, pero cap­
dialéctico del uno al otro de los valores contrarios. No pueden pen­ 'S, al vuelo, al menos una figura de la vibración. La previsión:
sar esto, le tienen miedo, no pueden resistir su contaminación a par­ va a cambiar», <<iy pronto!» se discierne mal de la prescripción:
tir de lo que se mantiene más allá del uno y el otro de los valores esto cambie y pronto!». El quizá se aloja siempre, quizá para
contrarios. A pesar del valor que hay que reconocer a lo «verdadero» , arIas, entre las dos modalidades: «-iAy! ¡Si supieseis qué pron­
ya lo «veraz», es muy «posible», «muy bien podría ser» (es wiire) que ~ué pronto ya, -las cosas serán distintas!»: (-Ach! Wenn ihr
aquello mismo que constituye «el valor de las cosas buenas y venera­ 'et, wie es bald, so bald schon - anders kommt!)9.
das», y la verdad (areti) es una de ellas, esté emparentada, vinculada, IQué frase! ¿Es eso una frase? ¿Sabemos eso, que la cosa va a
entreverada (verwandt, verknüpft, verhiikelt) quizá (vielleicht) idén­ 'iar, y cómo va a cambiar, pronto, y tan pronto? ¿Lo sabemos
tica en su esencia (wesensgleich) a su contraria, a las cosas malas. ~Se puede medir eso con un saber? Si lo supiésemos, la cosa no)
<<iQuizá!» (Vielleicht!). :biaría ya.. Hace f,~,l,t",a, ,q, u,,~!1,_.~~t~()~,_~.?!()~_eE<lm.<>.s ~~l',.t,.()_?<:lp,",~ra
Ya antes de llegar a esa exclamación, a esa frase de una palabra 'un cambIO pueda sobrevemr de nuevo. En cO~~EP~l~.u?~ra
(Vielleicht!), los quizá habían aparecido. Se habían multiplicado por .e!tM!'er,sea,veidadéro y sepa lo que.,(i.ª"'Ii:.J~.J}~a.sd,ªItª-.~1.no­
sí mismos en la escritura de Nietzsche antes de convertirse en un tema, . Pero el no-saber de aquel que dice saber lo que no sabemos
casi un nombre, quizá una categoría. En primer lugar para definir la Jy, si vosotros supierais!», finta o figura que no es ni una pregun­
«perspectiva de rana» a la que Nietzsche asimila la metafísica: , . una afirmación, ni siquiera una hipótesis, puesto que vais a
r muy pronto, desde el fin de la frase, lo que sabríais si supieseis,
«Pues, en efecto, es lícito poner en duda, en primer término, que e, en consecuencia, sabéis ya: «iAy, si vosotros supieseis... !»), a
existan en absoluto antítesis y, en segundo término, que esas popu­ r, lo que el firmante de dicha frase (que no es una frase comple­
lares valoraciones y antítesis de valores sobre las cuales los metafísi­ 'sólo una subordinada incompleta) sólo puede enunciar atribu­
cos han impreso su sello sean quizá (vielleicht) algo más que esti­ dose un saber a propósito de lo que el otro no sabe todavía pero
maciones superficiales, sean algo más que perspectivas provisionales
y, además, quizá (vielleicht), perspectivas tomadas desde un ángu­
,e ya, enterándose en el instante, es decir, muy pronto, y tan pron­
lo, desde abajo hacia arriba, perspectivas de rana, por así decirlo ;'(so bald) que sólo esperará al final de la frase.

(Frosch-Perspektiven gleichsam), para tomar prestada una expresión : La aceleración del cambio o de la alteración de la que habla di-l

corriente entre los pintores (ibid.) ,a frase en suspenso (wie es bald, so bald schon - anders kommt!)

es otra cosa en verdad sino la rapidez misma de la frase. Una sen­


La trasmutación a la que Nietzsche somete el concepto de vir­ cia incompleta precipita su conclusión a la velocidad infinita de
tud, a veces también, se ha advertido con frecuencia 8 , en el sentido a flecha. La frase habla de ella misma, se lanza, se precipita o se
maquiavélico de la virtu, vibra en el temblor de ese quizá. Dicho de 'ecede como si su fin viniese antes del fin. Teleodromia instantá­
otro modo, de lo que queda por venir, quizá. Es otra cosa que una a: la carrera se acaba de antemano, yeso produce porvenir. El cír­
inversión. El célebre pasaje del mismo libro sobre «Nuestras virtu­ lo produce quizá porvenir, es esto de lo que habría que tomar acta,
des» (párr. 214) se vuelve resueltamente hacia nosotros, hacia noso­ or imposible que parezca. Como eso ocurre a cada instante, el fin
tros mismos, hacia los «europeos de pasado mañana» que somos, y omienza, la frase comienza por el fin. Velocidad infinita o nula,
':conomía absoluta, pues la flecha lleva en ella misma su destino, e
7. F. Nietzsche, .De los prejuicios de los filósofos., en Más allá del bien y del malI 2,
cit., p. 22.
8. CL B. Honig,Political Theory and the Displacement ofPolitics, Comell University
Press, NewYork, 1993, pp. 66-69 (.Nietzsches's Recollery ofViTtue as Virtlh). 9. F. Nietzsche, Más allá del bien y del mal, cit., p. 162.

48 49
"~
~

I,,1

11
,1
POLiTICAS DE LA AMISTAD

implica de antemano, en su legibilidad misma, la firma del destinata­


rio. Es tanto como decir que se retira alpenetrar en el espacio. Basta
AMAR DE AMISTAD: QUIZÁ - EL NOMBRE Y EL ADVERBIO

igos. Incluidos ahí los enemigos, y a la inversa, es ésta la locura 1:

1,[,
~ oír. Avanza al revés, se adelanta a ella misma invirtiéndose, se toma e nos acecha. A cada paso, a cada acontecimiento teleiopoético. i
sta de sentido. Lo demasiado-lleno y lo vacío se ~recen, efecto dq'
la delantera a el/a misma. He aquí una flecha cuyo recorrido consis­
Ir tiría en regresar a su arco, lo suficientemente deprisa como para no ,_~"_""O'"
el desIertoe~tal5,iF¿¡ª¡ra:er~~oi1téCíiñl'eñto~""-
pejismo en o_'_'''''''"__ ' ' ' ,.._._ 0-' -. . - - __ . __._
1,' haberlo abandonado jamás: retira así lo que dice, la flecha de esta
frase. Sin embargo, nos habrá alcanzado, habrá tomado tiempo, ha­ (Desde luego, hay que prevenir sobre esto sin tardanza, no va­
\
brá quizá cambiado el orden del mundo antes incluso de que poda­
mos despertarnos para constatar que en definitiva no se ha dicho nada
os a seguir a Nietzsche. No simplemente. En cualquier casoñO lo
~Ulremos por-segurr1e. Cosa que por otro lado él no ha pedido

~
que sin embargo no hayamos firmado de antemano a ciegas. Y siem­ nca, sin eximirnos, en el mismo gesto, de su petición misma, se­
pre como un testamento, pues el milagro natural es que tales frases n las paradojas bien conocidas de toda fidelidad. Lo seguimos
1
sobreviven a cada autor y a cada lector determinado, a él, a vosotros, uí de la mejor manera que podemos para dejar, quizá, de seguirle
a mí, a todos nosotros, todos los vivos, todos los vivos presentes. un determinado momento. Y de seguir a los que lo siguen, a los
11
Por economía, y para formalizar con una palabra esa economía lijas de Nietzsche. O que lo siguen acompañando, volveremos a
absoluta de la finta, ~a~e.n~ración por inj~r!o conjunto Lsi!TIultá­ ",to mucho más tarde, como sus hermanos o los hermanos de sus
1

111:

,11~~~.:-:..- __ r.l:> pr?l'lg, siel realizativo y del constatativC!, U<l.memos rmanos. Pero para continuar, todavía a su manera, quizá, retor­

~
,1
}4leio oétic 'al acontecimiento de tales frases, la «lógica» de este
so revenir, su «genética», su «retórica», su «história», su «política»,
etc. Teleiopoiós significa en muchos contextos y órdenes semánticos
-'landa contra ella misma la virtud de la virtud. Para escudriñar de)
. mevo esa «buena conciencia» de los «últimos europeos» que sigue
~impulsando hacia adelante los enunciados de Nietzsche. Esa buena
aquello que vuelve absoluto, perfecto, acabado, terminado, consu­ _ ¡nciencia deja ahí quizá la señal de la tradición más impensada, y la
j :~dición de más de una tradición, hasta en un trastornador pensa­
mado, cumplido, lo que hace llegar algo a su término. Pero permíta­

,
senos jugar también con el otro télé, e~e~cli~~Ja di~!?E:~i_<l.y'lo le­
i.a.:!!9.d?!:!~s _~.~. r,e~l~~~!¡: de~!!<l'p'<:>~~i<::ª .Qe.lao dist:m<::!a a distancia oe
lo que se trata aquí, y de una aceleración absoluta en el franqueo del
;lñiento de la amistad. Seguir sin seguir: haremos eso en varios tiem­
!\~ijs, con ritmos diversos, pero permitiéndonoslo también a partir de
r:'Una confesión, por irónica que ésta sea.
espacio mediante la estructura misma de la frase (que comienza por i ~ -, En «Nuestras virtudes» Nietzsche sigue diciendo «nosotros» para
1 Heclarar la pertenencia del heredero que sigue creyendo en sus pro­
1
el fin, se inicia con la firma del otro). Volver, hacer, trasformar, pro­
1,1 ducir, crear, es esto lo que cuenta; pero como esto no adviene más pias virtudes:
~
que en la auto-tele-afección de dicha frase, en cuanto implica o se
¡III
traga a su lector, para ser exactos habría que hablar, justamente, de ¿y hay algo más hermoso que buscar nuestras propias virtudes? ¿No
significa esto ya casi creer en nuestra propia virtud? Pero este «creer
auto-teleiopoética. Diremos brevemente teleiopoética, pero no sin en nuestra virtud» ¿no es en el fondo lo mismo que en otro tiempo
sug~;iraesaea:horaque la amistad se implica en ella de antemano, la
.111

1'1
1
se llamaba nuestra «buena conciencia», aquella venerable trenza de
amistad para sí, para el amigo y para el enemigo. Nos permitimos larga cola que nuestros abuelos se colgaban detrás de su cabeza y,
¡'l. tanto más facilmente dejar el sí mismo del autos en la sombra en la con bastante frecuencia, también detrás de su entendimiento? Pare­
\ medida en que aparece aquí como el efecto dividido más bien que ce, pues, que aunque nosotros nos consideramos muy poco pasados
' como el origen simple de la te1eiopoiesis. La inversión de la repulsión de moda y muy poco respetables a la manera de nuestros abuelos,
11 1,1
en atracción está de alguna manera involucrada, comprendida analí­ hay una cosa en la que, sin embargo, somos los dignos nietos de
tales abuelos, nosotros los últimos europeos, con buena conciencia
1 ticamente, en el movimiento delphi/efn. He aquí una lógica que ten­ (wir letzten Europiier mit gutem Gewissen): también nosotros segui­
1 dremos que interrogar: si no hay amigo más que allí donde puede mos llevando la trenza de ellos (ihren Zopf)lO.
~'
,1.

1
haber enemigo, el «hace falta el enemigo» o el «hay que amar a los
enemigos» (seine Feinde lieben) trasforma sin esperar la enemistad Esta buena conciencia de los últimos europeos podría muy bienl
rlJ en amistad, etc. Los enemigos que amo son mis amigos. Como los sobrevivir en la cabeza de Nietzsche, más allá de lo que él cree, de lo
IIIII!I enemigos de mis amigos. Desde el momento en que uno tiene nece­
sidad o deseo de sus enemigos, no se puede contar más que con
10. [bid., 214 (pp. 161-162).
1 11

i~
11
1

50

51
1I
POLITICAS DE LA AMISTAD AMAR DE AMISTAD: QUiZÁ. EL NOMBRE Y EL ADVERBIO

que cree que cree, como en la cabeza de sus «filósofos de un tipo Nietzsche vuelve a hacer la llamada, vuelve a hacer en otro lugar
nuevo», aquellos que, en nuestro siglo y más allá, no han roto tam­ esta llamada teleiopoética o telefónica a los filósofos de un género
{ nuevo. A aquellos que nosotros somos ya, pues al decir que los ve
;, poco con el canon griego o cristiano de la amistad, es decir, también
&de una cierta política, de un cierto tipo de democracia.) venir, al decir que vienen, al fingir constatar [más adelante: Eine neue
Gattung von Philosophen kommt herauf (ibid., §42)], los llama, pide
Estos filósofos de un tipo nuevo aceptarán la contradicción, la en suma «ique vengan!» en el porvenir. Pero para poder decirlo, le
j antítesis o la coexistencia de valores incompatibles. No pretende­ hace falta al presunto firmante que aquéllos, los filósofos nuevos"
rán ni disimularla ni olvidarla ni superarla. Y es ahí donde la locura hayan venido ya, a este lado desde donde se escribe esto, donde

Iacecha, pero es también donde su urgencia reclama verdaramente


el pensamiento. En ese mismo parágrafo, Más allá del bien y del
mal nos abre los oídos y nos da la definición del loco de la que
nosotros (Nietzsche y los suyos) escribimos. Nietzsche lo dice apos­
trofando a su destinatario pidiéndole que se una a «nosotros», a ese
nosotros en formación, que se una, que se asemeje a nosotros, para
tenemos necesidad para entender al «loco vivo» de Humano, dema­ llegar a ser los amigos de los amigos que somos. Extraños amigos.
siado humano, tal como se presenta él mismo (yo que clama, yo ¿Qué hacemos nosotros, en efecto, los amigos que somos nosotros,
que me exclama, yo el loco vivo, ruf ich, der lebende Tor), en el que llamamos a los filósofos nuevos, nosotros que os llamamos para
momento de invertir el destino en su contrario, cuando los amigos que os juntéis y os asemejéis a nosotros en el gozo compartido (Mit­
se convierten en los enemigos o cuando los amigos llegan a faltar. freude, es esto lo que «hace el amigo», macht den Freund, se lee en
¿Qué nos dice, en efecto, Más allá del bien y del mal? Que hace otro lugar 12 , Mitfreude y no Mitleiden, la alegría entre amigos, el go­
falta estar loco, a los ojos de los «metafísicos de todos los tiempos», zo común y no la compasión, no el sufrimiento compartido)? ¿Qué
para preguntarse cómo podría (konnte) una cosa surgir de su con­ hacemos nosotros y quiénes somos, nosotros que os llamamos para
trario, y si por ejemplo la verdad podría nacer del error, la volun­ que compartáis, participéis, os asemejéis? Somos en primer lugar,~
tad de verdad de la voluntad de engañar, el acto desinteresado del como amigos, amigos de la soledad, y os llamamos para compartir lo

:~g~~_~~a~~~r~~~'~~;;~~:~~1~~~~t~~"~;.~:'~j~;6~l~r~~!~~~~~

egoísmo, etc. ¿Cómo plantearse incluso una cuestión de este tipo


sin volverse loco? Una génesis (Entstehung) como ésa de lo contra­
rio vendría a contradecir su origen mismo. Sería una antigénesis. m~~~a.C()111_Ú_1l2§i!1.,r~fip.!"º¡;;Lg-ªQ.• _~j.ojgl1ald.ad...sin.rnui?,º-I.!~'!:A~.!eco­
Haría la guerra a su propia filiación, piensa «el metafísico de todos nocimiento, pues., Sin Ear.~[l~~~S.21.2Ü!...P!.Q.~.!!!!!~~~~~ip-._c!'l~~iQ~es.
los tiempos», sería como un nacimiento monstruoso, una proce­ ~ver(fad? Esperemos. ¿Qué verdad para una amistad sin pro­
dencia «imposible» (Solcherlei Entstehung ist unmoglich). Cualquie­ ximidad, sin presencia, pues, sin semejanza, sin atracción, quizá in­
ra que simplemente sueñe con eso (wer davon traumt) cae inmedia­ cluso sin preferencia significativa y razonable? ¿Cómo es posible una
tamente en la locura: es ya un loco (ein Narr). Otra manera de amistad así, a no ser figuradamente? ¿Por qué seguir llamando a eso
definir, a partir del pensamiento imposible de esto imposible, la «amistad», si no es por un abuso de lenguaje y la corrupción de una
filiación recta, y el sueño, y la locura. tradición semántica? ¿Cómo podríamos no sólo ser amigos de la
soledad, amigos de nacimiento (geborne), amigos juramentados
¡Quizá! (Vielleieht!) - ¡Mas quién quiere preocuparse de tales peli­ (geschworne), amigos celosos de la soledad (eifersüchtige Freunde der
grosos «quizá»! Hay que aguardar para ello a la llegada de un nuevo Einsamkeit), sino incluso invitaros a formar parte de esta singular
género de filósofos (eine neue Gattung von Philosophen), de filóso­ comunidad?
fos que tengan gustos e inclinaciones distintos y opuestos (umge­
kehrte) a los tenidos hasta ahora, filósofos del peligroso «quizá» ¿Cuántos somos? ¿Cuenta eso? ¿y cómo calcular?
(Philosophen des gefiihrliehen Vielleieht), en todos los sentidos de ~~í_~~~si~JCl.(;;0}!!ygi9i.l9.a.n~S2!.~!i~a...~t: .~9!!~.!lº-~.qu.~, . ªmanl
~:~;~=a~~!~!.~ti.~:~; 'No v~;~~o~:od~¡~.l:~eq~~-:!~7o~~·~1!J:~~~;
esta palabra. Y hablando con toda seriedad: yo veo surgir en el ho­
rizonte a esos nuevos filósofos (Ieh sehe solehe neuen Philosophen
herau{kommen) 1\ •

12. .Es compartir la alegría, no compartir el sufrimiento, lo que hace el amigo>


[Freund.- Mitfreude, nicht Mitleiden, macht den Freund (Humano, demasiado humano 1,
11. Ibid., p. 23. 499)1.

52 53
,~~~O
AMAR DE AMISTAD: QUiZÁ, EL NOMBRE Y EL ADVERBIO
POLITICAS DE LA AMISTAD

este suplemento de libertad, serán también algo más grande y dife-\


no aman el amar, no aman amar, de amor o de amistad, a no ser con rente, algo completamente diferente, fundamentalmente diferente
la condición de esa retirada. Aquellos que no aman a no ser desligán­ (GTÜndlich-Anderes). De aquello que será fundamentalmente dife­
dose de esa manera son amigos intratables de la singularidad solita­ rente diré (pero Nietzsche no lo hace en esta forma) que los filóso­
ria. Os invitan a entrar en esta comunidad de la desligadura social, fos del porvenir serán, a la vez, su figura y su respoñSalilliJairNo
que no es necesariamente una sociedad secreta, una conjuración, la pore1neéhod'é quev~~arán,'sivien~n,,~1i~LpoTll¿'úr:'iiº(ip-Qtque
partición oculta de un saber esotérico o criptopoético. El concepto estos filÓsofos del J:?rv_~~~~s..C!f2_Xql!l~~,().fE~_~qp-q~~_d~jp.r:.nsar el}
clásico del secr.e..to pertenece a un pensamiento de la comunidad, de P.9.!JL!LtUr.. de lIev.aryae s()port~r el porvenir, es deClf, para ¿rIñera
la solidaridad o de la secta, de la iniciación o del espacio privado que físico .~l~~gic.:0. <il,q~i~á.)ge sop~r,~ar ,lq intolerable, lo. iQ.qe~,i9i.Ql~,
representa aquello mismo contra lo que se subleva el amigo que os lo terroiífico. Lo son ya ahora, un poco a la manera de ese mesía
habla como amigo de la soledad. Tpues'la te1e;opoiesis de la que estamos hablando es una estructura
¿Cómo es eso? ¿No es eso un desafío al buen sentido y al senti­ mesiánica) a quien alguien se dirige, aquí y ahora, para preguntarl

do pura y simplemente? ms eso posible? cuándo vendrá13 • Estos filósofos del porvenir no lo somos todavía

Quizá eso es imposible, precisamente. Quizá lo imposible es la nosotros que los llamamos, y que los llamamos así, pero somos y

única ocasión posible para alguna novedad, para alguna filosofía de antemano sus amigos y nos instituimos mediante este gesto d

i I nueva de la novedad. Quizá, quizá en verdad el quizá sigue designan­ llamada, en sus heraldos y precursores (ihre Herolde und Vorliiu(er)

do esa ocasión. Quizá la amistad, si es que la hay, debe dar legitimi­ Esta precursividad no se detiene en el signo pre-cursor. Implica
dad a lo que parece aquí imposible. Subrayemos, pues, de nuevo, el ya una responsabilidad sin fondo, una deuda (Schuldigkwreuya
«quizá» (vielleicht) de una frase, la que concluye la segunda parte de partiCión es lo ¡;astañie'Qíter-éñ-Cíad~~comó'l''-ara mei'eéeCüi1analisis
Más allá del bien y del mal sobre «El espíritu libre» (§44). rllaeñte:'Níetzséñ'edice'taii prórito'''y'ó »tañ~pr·oñfo-;;ñosOtros». El
Después de la «perspectiva de rana», después del ojo del sapo, Pr---'--' del discurso precursor que se dirige a vosotros es tan pron­
fIrmante
por el mismo lado pero también por el otro lado, he aquí el ojo de la to yo como nosotros, es decir, una comunidad de amigos solitarios,
lechuza o del búho, un ojo abierto noche y día, como un aparecido de amigos «celosos de la soledad», de su «propia y profunda soledad
en el inmenso bestiario nietzscheano, pero he aquí sobre todo el de medio.día-med.i.a noche», que apelan a otros amigos por v~~
espantapájaros, el simulacro inquietante, lo contrario del señuelo, el l?~'luizá, l~-,~comunidad de los que no tienen comunidaot.:;
artefacto de harapos, el autómata para asustar los pájaros -los
Vogelscheuchen que somos y que debemos ser en el mundo de hoy, 13, En uno de los pasajes más fulgurantes de La escritura del desastre, Blanchot evoca
para salvar, con la locura, con la singularidad misma, la amistac:l de (con la audacia y la prudencia requeridas en esto) .ciertos comentaristas» del .mesianismo
los solitarios y la ocasión por venir de la filosofía nueva-o Aislare­ judío», aUI donde éste .deja presentir la relación del acontecimiento y del no-acontecimien­
to»: .Si el Meslas está en las puertas de Roma entre los mendigos y los leprosos, se puede
mos un momento de este clamor, tan sólo la conclusión de este men­ creer que su incognito lo protege o impide su venida, pero precisamente es reconocido;
saje de gran aliento. Habría que dejar que resuene todo él en alta alguien, apresurado por la obsesión de la interrogación, le pregunta: "¿Cuándo vendrás?".
voz, y en su lengua original. En la luz de la noche, pues esta soledad AsI, pues. el hecho de estar ahí no es la venida. Ante el Meslas que está ahl, debe seguir
resonando la llamada: "Ven, ven". Su presencia no es una garantla. Futura o pasada (se dice,
de la que estamos «celosos» es la «de mediodía y medianoche». An­ al menos una vez, que el Mesías ha venido ya), su venida no corresponde a una presencia
tes de citar estas pocas líneas, recordemos sin embargo que este pa­ [...J. y si ocurre que a la pregunta "¿Para cuándo tu venida?" el Mesías responde .Para hoy»,
saje empieza tratando de un cierto concepto del espíritu libre, del la respuesta es ciertamente impresionante: es, pues, hoy. Es ahora y siempre ahora, No hay
que esperar, aunque haya como una obligación de esperar. ['{ cuándo es ahora? Un ahora
libre-pensamiento. Nietzsche denuncia a los libre-pensadores que lo que no p'ertenece al tiempo ordinario [...] no mantiene éste, lo desestabíliza..,» (M. Blan'
nivelan todo sometiendo su pluma. No al servicio de la democracia, chot, L'Écriture du désasrre, Gallimard, Paris, 1980, pp. 214-215),
como pretenden a veces, sino del «gusto democrático» y, entre co­ 14. Éstas son palabras, como se sabe, de Bataille. ¿Por qué las citamos aquí? Para
atestiguar demasiado brevemente, pobremente, la atención y el reconocimiento que me lIe­
millas, de las «ideas modernas». No se trata de oponer a la libertad "an aquí a pensadores y textos a los que me liga una amistad de pensamiento con la que seré
de estos espíritus libres una no-libertad cualquiera (puesto que estos siempre desigual. Sin esperanza, pues, de hacerles justicia aquí. Estas palabras de Bataille las
espíritus libres son en verdad esclavos), sólo un añadido de libertad. sitúa Blanchot como exergo de La Cammunauté jnavouable (Minuit, Paris, 1983), obra que,
desde sus primeras líneas, como se sabe, dialoga con el artículo de Jean-Luc Nancy, que se

~
stos filósofos del porvenir (diese Philosophen der Zukun(t) de los con"ertirá en libro, La Communauté désouevrée (Bourgois, Paris, 1986, 21990), Es de nue­
que Nietzsche dice que vienen, serán también espíritus libres, «muy "O, como La amjtjé (1971), al que nos referimos más adelante, un libro sobre la amistad
ibres» ((reie, sehr (reie Geister). Pero a través de este superlativo y según Bauille (cL por ejemplo pp. 40 y ss.). Como aquellas hacia las que o a partir de las que

55
54
AMAR DE AMISTAD: QUlzA - EL NOMBRE Y EL ADVERBIO
POLITICAS DE LA AMISTAD

Pero la responsabilidad declarada, la Schuldigkeit así designada, !SSllQ!!.~.~!...de mí o ante mí_~pondiendo de nosotr?~"'y_.ªQte..n.9,§.()­
1 es la mía, la del que dice yo. Ella dice, yo digo que debo responder a
tras, d~!!!~~tr?s".p.E.~..s':E.!~.P..~E~J~~E~._~L1l9.-~<?_t!os.~tpl?rvt:,n
i.~¡...e~t()
la vez ante los filósofos del porvenir por venir (ante ellos), ante el
i~~_~~igl_é~ª?~.e. e.ll. ~r.~~e.nt~ a v?s~t.ros, e in~itá!1doos_ a uni~os
espectro de aquellos que no están todavía ahí y ante los filósofos del
a ese ~(l1~s0t.ros» del.91je.lormáis ya part,epc. ro t()da,víano,.ª!1nqu_~~.~l
\I porvenir que somos nosotros (nosotros) ya, nosotros que somos ya
ffiiáIª.e lafra.se, tt:leiopoétic~l ~ab~~is llegado a ser, l~(,:tores, 1()s<;9­
~ capaces de pensar el porvenir o la venida de los filósofos del porve­ §~~!es.~~la fras~que os está dirigida: por poco que laen~end~is,
nir. Doble responsabilidad que se desdobla de nuevo sin fin: debo
~:íis invitados a.actuar del me,ior modop()si~le, lo cual resulta así
,:~estra responsabiFd.ad.~!,s()l.u.ta..e irFeemplazablemente. singu,lar..
Responsabilidad do~le P..~~.2.itlJ~nita, infinitamente desdoblada,

irradian de manera tan singular, estas obras están sin duda entre las que más cuentan para
mí hoy. Sin poder referirme a ellas tan abundante y tan directamente como haría falta, común y compartra-a;responsabilidad infinitamente dividida, dise­

quisiera situar al menos mi planteamiento en relación con ellas: dar nombre, singularmente minada, si se puede decir así, para uno solo, completamente solo

en torno a textos de Nietzsche que intento leer aquí, a un seísmo cuya «nueva lógica. deja su (ésta es la condición de la responsabilidad) y doble responsabilidad

señal en todos los enunciados necesariamente contradictorios e indecidibles que organizan


estos discursos y les dan su resane paradójico. Un paradigma podría ser aquí, por ejemplo, sin fondo que describe implícitamente un encabestramiento de los

éxtasis temporales, una amistad por venir del tiempo con él mismo

l
esa -comunidad de los que no tienen comunidad., el «trabajo ocioso de la obra., como
todos los -X sin X. que abren el sentido en e! coraZÓn de estos pensamientos. Éstos se donde reencontramos el entrelazamiento de lo mismo y de lo com­

inventan refrendando, de acuerdo con la te!eiopoiesis de la que estamos hablando, e! acon­


tecimiento firmado -Nietzsche•. Pertenecen, pero la palabra no es propia, pertenecen sin pletamente otro (lo Crnndlich-Anderes) que nos orienta en este la­

pertenecer al tiempo intempestivo de Nietzsche. Yo habría podido situar como exergo de berinto. El porvenir preced~_al_pr~se.~_t.e..L~~~~nta~i2.!1.de_~!. del

todo este ensayo, en cualquier ocasión en que me refiero a Nietzsche, estas frases de .La
presente,es~pues;m{ls<;antiguo» que elpresente, más «viejo» que el

presente- pas'aaó¡-es'isí c"ómoala:-vez-se ~~~~d~~~aéf ffiísmo' desli­

comunidad negativa., en LA Communauté inavouable: .Por ejemplo, Bataille dice: "La


comunidad de la que hablo es la que existió virtualmente por el hecho de la existencia de
Nietzsche (de la que éste constituye la exigencia) y que cada uno de los lectores de Nietzsche gánaOse~··S.e.A~süne,·y desun~ . é,1-.sC¡,niim9.qy.~ segu,~r!~·.qut:rieÍ1do

deshace sustrayéndose --es decir, no resolviendo e! enigma propuesto (incluso no leyen­


do)-". Pero habla una gran diferencia entre Nietzsche y Bataille. Nietzsche tenía un deseo üñíisé en esa desunión.

ardiente de ser entendido, pero también la certeza a veces orgullosa de llevar en él una --Ue ésta resp~nsabilidad que inspira (a Nietzsche) un discurso de

verdad demasiado peligrosa y demasiado superior para poder ser acogida. Para Bataille la hostilidad frente al «gusto democrático» y las «ideas modernas», ¿di­

amistad forma parte de «la operación soberana"; no es por ligereza por lo que El culpable
lleva en primer lugar este subtItulo: La amistad; la amistad, es verdad, se define mal: amis­ remos que se ejerce contra la democracia en general, contra la mo­

tad por sí misma hasta en la disolución, amistad de! uno al otro, como paso y como afirma­ dernidad en general? ¿o bien responde, por el contrario, en nombre

ción de una continuidad a partir de la necesaria discontinuidad. Pero la lectura -e! trabajo de una hipérbole de democracia o de modernidad por venir, ante

ocioso de la obra- no está ausente de ella...• (pp. 41-42). Más allá, Blanchot insiste en el
hecho de que .estos movimientos sólo aparentemente son contradictorios•.•¿Qué es en­ ella, delante de ella, de una hipérbole cuyo «gusto» y cuyas «ideas»

tonces de la amistad? Amistad: amistad para el desconocido sin amigos. (p. 44, énfasis de s610 serían, en esta Europa y esta América a las que se refería enton­ t
Blanchot). ces Nietzsche, las mediocres caricaturas, la buena conciencia charla­
Suscribiendo por mi parte, refrendando, tomando en serio, como he hecho siempre, la
necesidad de esos enunciados .aparentemente contradictorios., quisiera volver (por ejem­ tana, la perversión o el prejuicio -el «abuso del término» democra­
plo aquí con Nietzsche) no a algún suelo o zócalo arqueológico que vendría a sostenerlos (a cia-? Estas caricaturas parecidas, y precisamente por su parecido,
lo que aquél se sustrae por definición), sino al acontecimiento que abre un mundo en e! que ¿no constituyen el peor enemigo de aquello a lo que se parecen, de
debemos hoy, ahora, escribir esto, y volvernos a esta necesidad. Como aquí hacemos.
Entonces, sí, lo que diré a partir y a propósito de Nietzsche, en su favor también, será aquello cuyo nombre usurpan? ¿No son la peor represión, aquello
un saludo a los amigos que acabo de citar o de nombrar. Lo que diré contra Nietzsche mismo que hace falta, dicho con la más próxima analogía, abrir y
también, quizás, por ejemplo, cuando, más adelante, proteste contra las prendas que sigue
apostando por tal fraternización. Sigue habiendo quizás alguna fraternidad en Bataille, Blan­ propiamente desbloquear?
r chot y Nancy, sobre la que me pregunto, desde el fondo de mi amistad admirativa, si no
merece algun desapego, y si debe seguir orientando el pensamiento de la comunidad, aun­ (Dejemos en suspenso esta pregunta, Yque respira el quizd; yel
que sea de una comunidad sin comunidad, o de una fraternidad sin fraternidad. -El corazón
de la fraternidad., por ejemplo, que en las últimas palabras de .La comunidad negativa. quizá que viene ha prevenido siempre la pregunta. La pregunta
sigue siendo la ley -[...] no por azar, sino como el corazón de la fraternidad: el coraZÓn o la segunda es siempre tardía y secundaria. En el momento en que se
ley». Pienso también, sin saber demasiado qué pensar al respecto, en todos los .hermanos. forma, un quizá la ha abierto. Aquél le impedirá siempre cerrarse,
reunidos, en todos los .hombres reunidos. en .fraternidades. en LA Communauté dés­
oeuvrée, cuando se aborda -El mito interrumpido. (pp. 109,111, 112). La interrupción de quizá, allí mismo donde se forma. Ninguna respuesta, ninguna res­
esta escena mítica ¿no debería también, mediante alguna pregunta suplementaria a propósi­ ponsabilidad ~~~~r!J~~á~__e,~_i~~: g:~e,.~E_._'l.Z4!.Z~"3:~i!"y~rece~a
to de lo que pasa -ante la ley», en el momento mítico del asesinato del padre (de Freud a
Kafka), alcanzar también la figura de los hermanos?
_._ __a el preguntar, que ue)e etl.suspe~so ue antemano, n?

56 57
~' ~~~'! "
""""""·11
III¡
1\11'

~ AMAR DE AMISTAD: QUiZÁ· EL NOMBRE Y EL ADVERBIO

;I~

1,11111
POLITICAS DE LA AMISTAD

posibilidad original de la que estamos hablando en los adverbios de


II\!III para neutralizarlos o inhibir.lQ!i, §!ºº para hacerlos posibles, todos otras lenguas (vielleicht o perhaps, por ejemplo)?
los órdenesaetermióádo's. y determinantes que depénden del pre­
'\1
II! I
I!I,IIII
1

iimt~r (la i;;~éstlgación, el saber, la ciencia y la filosotfu, la lógica,


Subrayo, pues, subrayamos, más concretamente remarcamos

nuestra vez lo que el Yo mismo, Nietzsche, si queréis, ha subrayado

'!IIII!I érderécho, la política y la ética, el lenguaje mismo y en general), he a saber, su responsabilidad, la obligación de responder, la responsa

'III!I'I aquí una necesidad a la que intentamos hacer justicia de diversas bilidad que consiste en llamar tanto como en responder a la llama

!,¡I!I!\!I maneras.
1 da, y siempre en nombre de la singular soledad, de la soledad propi
II!III\! ppr ejemplo:
y propiamente dicha. Del amigo celoso de su soledad. De su secretO
11111I111
(y. Recordando esa aquiescencia (Zusage) más originaria que la sin secreto. Señalemos tambiéñ;pues;'raS1fexw~:;e~-;;~fi~~i;)-ñes'de
II11111111
¡ pregunta y que, sin decir sí a nada positivo, ~?l? ~uede.1!fum~r la IOsproñombres personales, entre yo, ellos, nosotros y vosotros: me
1 1
I111II
1
¡ p_~ibili~-,!.~~!pp~ye!!!E.~~~jéndose a la de~.!E~.~~1:>iliºaº, e~s:~se­ siento responsable en relación con ellos (1os nuevos pensadores que
,1
1I11 1
'1
~S.!'1..a.<::9g!~,,:~g)oque sf&~~:~1~.'lª2j!l~l~j~r:.m!.nª.qp e inqetermi­ vienen), en consecuencia responsable ante nosotros que los anuncia­
111 nable. Es realmente un quizá que no puede ser determinado todavía mos, en consecuencia en relación con nosotros que somos ya lo que
I11I1 como dubitativo o escéptico 1S , ~L9.l,li~á de lo que queda.par..pensar, anunciamos y que debemos velar por eso mismo, en consecuencia
1 p's>!_~s~s,por vivir (hasta. la I1).1.!~r.te). Pero ese quizá no viene sola­ en relación con vosotros a quienes llamo para que os unáis a noso­
~ mente «antes» de la pregunta (la encuesta, la investigación, el saber,
'1

tros, ante mí y en relación conmigo, que comprendo todo esto y


:jll la teoría, la filosofía); vendría, para hacerla posible, «antes» de la estoy ante todo esto: yo, ellos, nosotros, vosotros, etc.
aquiescencia originaria que involucra de antemano la pregunta que
1 se ?1ce al otro. Pero al decir esto, me siento obligado -siento en mí la responsabC'l
I

l
\J. Precisando «si es que la hay» de forma recurrente, suspen­ lidad, la deuda o el deber (fühle ieh [oo.] die Schuldigkeit), para con
dienao siempre la tesis de existencia allí donde, entre un concepto y ellos, casi con igual fuerza con que lo siento para con nosotros,
un acontecimiento, viene a interponerse, debe en verdad imponerse ¡nosotros que somos sus heraldos y precursores, nosotros los espíri­
tus libres!- a disipar y alejar conjuntamente de nosotros un viejo y
1 para resistir ahí, la 1~.YA~_!:ln,!-ªp.QrJª.. <ie,una.íU.d.icidibilidad~.df: una estúpido prejuicio y malentendido que, cual una niebla, se ha vuelto
doble obhgación (aoubl~ bi,nd),; E~~LIl1om,ent?_e~queladisyu~ión
11

1
impenetrable durante demasiado tiempo, el concepto de «espíritu
éñffé el pensar 'y él conocer r.esult~ qe rigor. Es el momento en que
i~ f ñó'se~ pueo¿'"peñsar el' señtido o el sinsentido si no es dejando de
I estar seguro de que la cosa sobrevenga alguna vez o, incluso si es que
libre». En todos los países de Europa, y asimismo en América, hay
ahora gente que abusa de ese nombre, una especie de espíritus muy
estrecha, muy prisionera, muy encadenada, que quiere aproximada­

~
la hay, de manera que no sea nunca accesible a un saber teórico o a mente lo contrario de lo que está en nuestras intenciones e instintos
II un juicio determinante, a alguna certeza del discurso y de la nomina­ -para no hablar de que, por 10 que respecta a esos filósofos nuevos

ción en general. Es así como decimos regularmente, pero podríamos que vienen (heraufkommende neue Philosophen), ellos tienen que
ser ventanas cerradas y puertas con el cerrojo corrido-o Para decir­
multiplicar los ejemplos: el don, si es que lo hay, la invención, si es lo pronto y mal, niveladores (Nivellirer) es lo que son esos falsamen­
1

I 1
que la hay 16. Esto no significa conceder una dimensión hipotética o te llamados «espíritus libres» --como esclavos elocuentes y plumífe­
1
1I
condicional (<<si, suponiendo que, etc.»), sino señalar una diferencia ros que son del gusto democrático y de sus «ideas modernas»: todos
I
entre «hay» y «es» o «existe», es decir, las palabras de la presencia. ellos hombres carentes de soledad, de soledad propia (allesamt
Ii
II

Lo que hay, si esque l(), hay, no es necesariamente. Eso quizá no Mensehen ohne Einsamkeit, ohne eigne Einsamkeit), torpes Y bravos
éXísteñ¡-se" presell'ünámás;'y sin'emb~~go Íohay, puede que haya. mozos a los que no se les debe negar ni valor ni costumbres respeta­
bles, sólo que son, cabalmente, gente no libre (unfrei) y ridícula­
I Quizá, aunque el peut-etre francés esté aquí demasiado determina­ mente superficial, sobre todo en su tendencia básica a considerar
1I1 do por sus dos verbos (el poder y el ser). ¿No se borra mejor la que las formas de la vieja sociedad existente hasta hoy son más o
1 I
11I
menos la cuna de toda miseria y fracaso humanos: icon lo cual la
111 1 verdad viene a quedar felizmente cabeza abajo! (wobei die Wahrheit
1
1 15. Cf. Del espíritu. Heidegger y la pregunta, trad. esp. de M. Arranz, Pre-textos, Va­ glüeklieh auf den Kopf zu stehn kommt!)-. A lo que ellos querían
:1 11'1111 lencia, 1989, p. 151, Yespecialmente «Nombre de oui», en Psyché, Galilée, Paris, 1987, pp. aspirar con todas sus fuerzas es a la universal y verde felicidad-pra­
I~
1 '

644·650. do del rebaño, llena de seguridad, libre de peligro (Sieherheit,


~~ 16. Especialmente en Dar (el) tiempo, trad. esp. de Cristina Peretti, Paidós, Barcelona, Ungefiihrlichkeit), repleta de bienestar y de facilidad de vida para
I~I 1994.
¡III~ 59
1I
1
58
III
111.. I· li'.i, 1111
1 1111.11
1' '1,,11

11 ¡II',III'1
1
III¡IIIII\IIIII DE AMISTAD: QUIZÁ· EL NOMBRE Y EL ADVERBIO
POLITICAS DE LA AMISTAD

'111.:,:I,lilllll

todo el mundo: sus dos canciones y doctrinas más repetidamente e aquí, para acabar, los búhos a plena luz, de nuevo nosotros \
1111'1'111",11
canturreadas se llaman «igualdad de derechos» y «compasión con s,los espantapájaros que debemos ser hoy, la amistad sin.
II'!"I '11i'11,1111
l todo lo que sufre», y el sufrimiento mismo es considerado por ellos de los amigos de la soledad, el añadido de libre arbitrio, y \
11
'I,il ! como algo que hay que eliminar. Nosotros, los opuestos a ellos [...]
1
1l '-va el quizá en el que os veo venir, a vosotros, los arribantes
111 1 11,::1 11\1 (pensamos) que todo lo malvado, terrible, tiránico, todo lo que de ¡nir, vosotros los pensadores que llegan, los que venís, los que
Illi'l
1

"1'1111111'1'
'11"
animal rapaz y de serpiente hay en el hombre sirve a la elevación de la
Lespecie «hombre» (der species «Mensch») tanto como su contrario!? enís (ihr Kommenden), los filósofos nuevos, pero vosotros a I
.c yo veo venir, yo que soy ya quizá un poco parecido a voso- \
1

I
111 "111111
lll
.,i 1:'lillllll'''11 y he aquí de nuevo que un «quizá» viene a inquietar la oposición ue sois quizá un poco como nosotros, un poco de los nuestros, .
os los filósofos nuevos, mis lectores por venir, que no seréis
m.isma,'. J\g..lle. .'.l. c.o.n.llt:",a.J.. a. . ._. . ~. .x._.!.~~~~_ ~!.t~.n.·.da_.~.,_1. .~. _P.os.H)iI.i4.
. . .~. d de ese
II "1\11
1
VI '111'111111" 'ctores a no ser que os hagáis filósofos nuevos, es decir, a no ser '.
?!~? ~~!E~mo, de ese ot!:!? .. !~E!!ÜE2._9..~.~.5.s,.~rt.I.<:.!u_ra .§in.. ~ITlbar~o la
(~páis leerme, o, dicho de otro modo, pensar lo que yo escribo I
I
1I
1I111 1"1'111"1"

1IIIi.II'111111
[ provocación antidemocrática, lo que hace que nunca sea bastante
nuestrü";;Tia'6fár>; o nuestro ;<callar,,: llugar, yana ser que sepáis refrendar de antemano o prepara- JI
11,111111111111'1'1'1 .refrendar, de forma siempre inminente, lo que me inspirais
111'1"'1111'1111'11, y cuando decimos tan sólo eso no decimos siquiera bastante, y, en mismo, teleiopoéticamente: I
11,1 1,,11 todo caso, con nuestro hablar y nuestro callar en este lugar nos
1 1 11 .1.1 ;1
1

1
encontramos en el polo opuesto (Nietzsche subraya: am andern ... curiosos hasta el vicio, investigadores hasta la crueldad, dotados
1
1 1"1,11 Ende) de toda ideología moderna y de todos los deseos gregarios: de dedos sin escrúpulos para asir lo inasible, de dientes y estómagos
¿siendo sus antípodas quizá (als deren Antipoden vielleicht)? ¡ para digerir lo indigerible, dispuestos a todo oficio que exija perspi­
I
cacia y sentidos agudos, prontos a toda osad,~a, gracias a una sobre­
::II!"IIIIII'I

abundancia de «voluntad libre» (dank einem Uberschusse van «freiem

¡
1IIIIilllllllllll En cada instante el discurso se eleva hasta el límite, al borde del
Willen»), dotados de pre-almas y post-almas, en cuyas intenciones
1IIIIIjl{'1 silencio: se traslada más allá de él mismo. Se ve arrastrado por la . últimas no le es fácil penetrar a nadie con su mirada, cargados de pre­
extrema oposición, la alteridad, por la hipérbole que lo involucra en razones y post-razones que a ningún pie le es lícito recorrer hasta el
I!IIIII'IIIIIII una sobrepuja infinita (más libre que la libertad del espíritu libre, final, ocultos bajo los mantos de la luz, conquistadores, aunque pa­
1111111111,111'

111
l\ mejor demócrata que la masa de los demócratas modernos, aristó­
crata entre todos los demócratas, más futuro y futurista que el mo­
rezcamos herederos y derrochadores, clasificadores y coleccionado­
res desde la mañana a la tarde, avaros de nuestra riqueza y de nues­
11 ,
1.11 1
'1'1 1,1 , derno), arrastrado por el quizá que viene a indecidir el sentido en tros cajones completamente llenos, parcos en el aprender y olvidar,
I111
'1 11
1 cada momento decisivo. hábiles en inventar esquemas, orgullosos de tablas de categoría, a
I
1

veces pedantes, a veces búhos del trabajo, incluso en pleno día (mit­
1

'111111,1
I1I11 1
Todo esto (este suplemento de democracia, este exceso de liber­ unter Nachteulen der Arbeit auch am hellen Tage); más aún, si es
1ll,l,llilllj . tad, esta reafirmación de porvenir) no es muy propicio, cabe dudar, necesario, incluso espantapájaros -y hoyes necesario, a saber, en la
1
X a la comunidad, a la comunicación, a las reglas y máximas de una
'11 11'1 1
11 '1: 1.,11,111
1
' 1

1 a~ción..~_ºrn.ll!1ica!i.ya. Nietzsche encadena, en efecto:


medida en que nosotros somos los amigos natos, jurados y celosos de
la soledad, de nuestra propia soledad, la más honda, la más de media
11
1111 '" noche, la más de medio día (unsrereignen tiefsten mitterniichtlichsten,
111'1111111\
111 ¿Cómo puede extrañar que nosotros los «espíritus libres» no sea­ mittiiglichsten Einsamkeit): ¡esa especie de hombres somos nosotros,
11 11.1
11,11'lill mos precisamente los espíritus más comunicativos (die mitteil­ nosotros los espíritus libres!, ¿y quizá también vosotros sois algo de
l
samsten Geister)?, ¿que no deseemos delatar en todos los aspectos eso, vosotros los que estáis viniendo?, ¿vosotros los nuevos filósofos?
\111111,1111111
de qué es de lo que (wovon) un espíritu puede liberarse y cuál es el (und vielleicht seid auch ihr etwas davon, ihr Kommenden? ihr neuen
1111111"'111 lugar hacia el que (wohin) quizá se vea empujado entonces? Y en lo Philosophen?) (ibid. Subrayado de Nietzsche).
1111'11111,1,1 que se refiere a la peligrosa fórmula «más allá del bien y del mal",
'1111111,111\111
con la cual evitamos al menos ser confundidos con otros: nosotros Comunidad sin comunidad, amistad sin comunidad de los ami_\
11111 I''1111 '1'
somos algo distinto (wir sind etwas Andres) de los libres-penseurs, gos d'eia soledad. ~mguE~~l?~t!!<!!~'p~,Jii...sml~zani proxiuÜ­
liberí pensatori, Freidenker, o como les guste denominarse a todos d~eióJes? Quizá. He aquí en todo_~~.2. aJ!l:~()~..9ue
.1.1 1111111\111111\11
esos bravos defensores de las «ideas modernas» (ibid.).
1 buscan reconocerse sin cg.!!Q.~~e. Aquel que llama y que se pregun­
11
1
,
1"'11,.1.1 I.¡'I 1
,1'1,,1
111 11I1 11
ti m slquleia'cs"táSégui(; de que los filósofos nuevos formarán parte
1
111'11 , de los espíritus libres que nosotros somos. Quizá la ruptura sea radi­
11,111111111
17. Más allá del bien y del mal II 44, cit. (traducción ligeramente modificada).

1:'I'I"'li'
60 61
111111111:111!111 ..
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POLITICAS DE LA AMISTAD AMAR DE AMISTAD: QUiZÁ - EL NOMBRE Y EL ADVERBIO

cal, todavía más radical. Quizá aquellos a los que llamo serán enemi­ y los políticos, a veces también los ciudadanos de la democracia \
gos irreconocibles. En todo caso no pido que sean semejantes a mí, moderna, la política de la opinión.
a nosotros, como dice la traducción francesa. Amigos de la soledad Pues no habría que creer que nuestro quizá pertenece al régimen
debe entenderse de múltiples maneras: aman la soledad, pertenecen de la opinión. Eso sería simple credulidad, sólo una opinión, una mala
conjuntamente, y ésa es su semejanza, al mundo de la soledad, del opinión" Nuestro increíble quizá no significa lo vago y la movilidad,
aislamiento, de la singularidad, de la no-pertenencia. Pero en este la confusión que precede al saber o que renuncia a toda verdad. Si es
mundo singular de las singularidades, estos «amigos jurados de la indecidible y sin verdad en su momento propio (pero precisamente
soledad» están conjurados; han sido llamados incluso por un heral­ es difícil asignarle un momento propio), es por ser la condición de la
do a conjurarse, por aquel que dice yo pero que no es necesariamen­ decisión, de la interrupción, de la revolución, de la responsabilidad
te el primero, si bien es uno de los primeros, para nuestro siglo xx, y de la verdad. Los amigos delquizá son amigos de la verdad. Pero los
en decir, esta comunidad sin comunidad. amigos de la verdad no están, por definición, en la verdad, no están
En decirla y, en consecuencia, no dudemos en precisarlo, en for­ instalados en ella como en la seguridad bloqueada de un dogma y en
marla o en forjarla. Y en hacerlo en el lenguaje de la locura que la fiabilidad estable de una opinión. Si hay una verdad del quizá, ésta
debemos hablar, obligados todos por la más profunda y rigurosa no puede ser más que aquella de la que los amigos son amigos. Sola­
necesidad, es decir, cosas tan contradictorias, insensatas, absurdas, mente los amigos. Los amigos de la verdad están sinla verdad misma,
imposibles, indecidibles como «X sin X», «comunidad de los que no si bien no van sin verdad. La verdad, la de los pensadores que vienen
\ tienen comunidad», «comunidad ociosa», «comunidad inconfesa­ no se la puede ser, ni estar en ella, ni tenerla, sólo se debe ser su ami
ble», estos sintagmas y estos argumentos insostenibles, ilegibles, des­ go, lo cual quiere decir también un solitario celoso de su retirada
de luego, y risibles incluso, estos conceptos inconcebibles expuestos Verdad anacorétic!l º-~."~~!ªYerdad. Pero lejos de abstenerse lejos d
a la burla de la buena conciencia filosófica, aquella que cree poder l~oJiÜC3, . ~.i!lª.!!.~Q~i. ºªCt;.. 9.~"~~a.I1~ªpáj a~"~~t ~~~fl~.~ºS~.!.ª_~_ººre
mantenerse a la sombra de las Luces. Allí donde la luz de las Luces politiza el es acio de la ciudad.

no ha sido pensada, allí donde una herencia ha sido abandonada. e ahí ese notable red~bIamiento del quizá (esta vez en la forma

P~~~~~~!~_?s~!t~y.ogas~1,J.~es diteI~.nt.~s d.!': aquéllas. del «bastante verosímil», wahrscheinlich genug) que responde a la

Esta conjuración sin secreto se trama entre el día y la noche, pregunta para saber si, en trance de venir y en la inminencia de su

entre el medio día y la media noche, en el riesgo del quizá, es decir, llegada, los pensadores que vienen son «amigos de la verdad». Estos

ya mediante la anticipación incalculable de ese riesgo, de ese pensa­ que seguirán siendo amigos de la verdad quizá empiecen denuncian­

miento del riesgo que caracterizará la filosofía nueva. g.~~.X~el do una contradicción fundamental, una de la que ninguna política

i\~¡~i;ii~W.~:~~;¡:~~~~if~~Ji;~;~~;'~~
quizá actúa. Lo hemos experimentado, lo recordamos, ¿no es así?
Actlia"eñ" él mismo: de forma inmanente, se diría, aunque esa inma­
nencia consiste también en salir de sí. En salir de sí mismo como de
sí mismo, cosa que no puede hacerse si no es dejando venir al otro,
\

TOsraros; ~;;~o'p~~s~b~'tamhrén:"nolejo!;'a:e"áUí,'érh"ombréae'las ¡
cosa que no es posible más que si el otro me precede y me previene: multitudes de Baudelaire. ¿Cuántos son? ¿Cuántos somos? .!E<::'ll~~- j
sólo posible si el otro es la condición de mi inmanencia. Muy fuerte l!2Lejg!:t~Jd.ªd._ºe. <::.~!QsaIll.igg~cj,~ 1~~.9.Je(tªº ... p~ .~§!ºs. sl1j~tPs incon-I
y muy débil, el ya del quizá tiene la fuerza paradójica de una propul­ ~~~~_r~*l~~,.º~~§j9,§¿~ie_t()s~~Ils.~ie.t_(),rsi~ ~I1~.e"r~~~j~~,:i~ad.
sión teleiopoética. La teleiopoiesis hace venir o más bien deja adve­ ~ Que puede hacer un democrata con esta amlstad, con esta ver~
nir a los que llegan retirándose; produce un acontecimiento, se hun­ dad, con esta contradicción? ¿y con esta desmesura? Quiero decir el
de en la penumbra de una amistad que todavía no es. demócrata que conocemos y que verdaderamente no tiene costum­
Por autobiográfica que siga siendo en el movimiento circular de bre de éstas. Que sobre todo no tiene costumbre de poner entr
su flecha, bumerán que no deja sin embargo de avanzar cambiando comillas «verdad»,
el lugar del sujeto, la teleiopoiesis define también la estructura gene- Escuchemos, pues. y ante todo pongamos en presente un tiem­

\
r~_~~J~.~lgE!:1Ci<?!:!.i21~a, de su señuelo como-de'"suv'e~aa:Real­ po que la traducción corriente había creído que debía poner en fu­
mente hemos entrado en una cierta polítlca -ae-T:iariiÍstad. En la turo. Estos que son el porvenir están viniendo ahora, incluso si estos
«gran política», y no en aquella de la que nos hablan los politólogos que llegan no han llegado todavía: su presente no es presente, no

62 63

,,",~~-., ..
POLITICAS DE LA AMISTAD AMAR DE AMISTAD: QUiZÁ - EL NOMBRE Y EL ADVERBIO

está de actualidad, pero están viniendo, son venideros puesto que sí misma: lo que puede ser común tiene siempre poco valor. En,

¡
van a venir. «Serán» quiere decir: son lo que va a venir, y lo que va a
venir es una frase en presente, dice (en español) la presentación del
futuro, a veces previsto, a veces prescrito. Es el parágrafo 43 deMás
última instancia las cosas tienen que ser tal como son y tal como han
sido siempre: las grandes cosas están reservadas para los grandes,
los abismos, para los profundos, las delicadezas (Zartheiten, las fra­
gilidades, las debilidades también, etc.) y estremecimientos (Schau-I
allá del bien y del mal, la «verdad» de estos amigos aparece en sus­ der, temblores, resquebrajamientos) para los sutiles (los Feinen, los
penso y entre comillas: refinados, delicados, también débiles, los vulnerables, pues la aris- ¡
tocracia de esta verdad de elección es a la vez la de la fuerza y de la )
¿Son, esos filósofos venideros (diese kommenden Philosophen), nue­ debilidad, una cierta manera de poder ser herido), y en general, y I
vos amigos de la «verdad»? (y no ¿serán amigos de la «verdad», dicho brevemente (im ganzen und kurzen), .~?_~l?J9__ ~anJ._.p.¡lI.aJQS '
Sind es neue Freunde der «Wahrheit»?). Es bastante verosímil (o raros.
probable, wahrscheinlich genug, «probablemente,), dicen las traduc­
ciones francesas perdiendo esa alusión a lo verdadero; pues esta He aquí, pues, lo que dirá quizá este filósofo del porvenir. He)
respuesta a la cuestión de la verdad, de la amistad por la verdad, no quí lo que quizá diría, el amigo de la verdad -pero de una verdad
puede ser verdadera o cierta, ciertamente, puede tener tan sólo una
pea, el amigo loco de una verdad que ignora tanto lo común como
vera-similitud, pero esa verosimilitud está ya imantada por la amis­
tad por la verdad): pues todos los filósofos han amado hasta ahora .,1 sentido común «<Yo, el loco vivo»), el amigo de una «verdad»
sus verdades. ntre comillas que invierte de un golpe todos los signos.

He enfatizado «hasta ahora» (bisher): volveremos a encontrar su


alcance mucho más tarde. Sus verdades, las suyas, sin comillas esta
vez, he aquí lo que los filósofos han amado. ¿No es eso contradicto­
rio con la verdad misma? Pero si hay que amar la verdad (y hay que
hacerlo, ¿no es así?), ¿cómo amar otra cosa sino su propia verdad,
otra cosa que una verdad apropiable? Respuesta de Nietzsche (pero
¿qué podría hacer con ella un demócrata?): lejos de ser la forma
misma de la verdad, la universalización esconde la astu~ de todos
los 9Qgmatismos. Estratagemá-d;gmátícaTa-deI'S~r-comú~~ de
s!i:e_~2.l,!1.ºn•. ª:>t~<:ia. aeT sen}il:I9.:~f§·~únde fa comunld:iCf:Tapues­
ta e!1.E.?~_Y:r.:P.o hace nunca otra c2.~~. ~~po razonar para~~sar.Y la
11 pregunta de apariencia aritmética, la pregunta por el número de
'1
amigos, en la que hemos empezado a entrever su dimensión aristo­
11
télica, la cuestión del gran número como cuestión política de la ver­
dad, vamos a ver que no deja de plantearse aquí:

oo. Pues todos los filósofos han amado hasta ahora sus verdades (ihre
Wahrheiten). Mas con toda seguridad (sicherlich aber) no serán dog­
máticos. A su orgullo, también a su gusto, tiene que repugnarIes el
que su verdad deba seguir siendo una verdad para cualquiera: cosa
que ha constituido hasta ahora (subrayado mío) el oculto deseo y el
sentido recóndito (Hintersinn) de todas las aspiraciones dogmáti­
cas. «Mi juicio es mi juicio: no es fácil que otro tenga derecho a él»
-dice quizá (vielieicht, de nuevo) ese filósofo del porvenir-o Hay
que apartar de nosotros el mal gusto de querer coincidir con mu­
chos (mit Vielen übereinstimmen zu wollen). «Bueno» no es ya bue­
no cuando el vecino toma esa palabra en su boca. iY cómo podría
existir un «bien común» (Gemeingut)! La expresión se contradice a

64 6S
............

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