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El lenguaje es una de las cosas más increíbles que somos capaces de hacer. Incluso sería
posible que los homo sapiens fuésemos la única criatura en el planeta que tengamos esta
capacidad. Solo los delfines muestran indicios de lenguaje, aunque somos aun incapaces
de comprenderlo.
Parecemos hechos para hablar y comprender el lenguaje. Las áreas especializadas del
cerebro como las áreas de Broca y Wernicke, sugieren que la genética nos provee con, al
menos, los fundamentos neurológicos del lenguaje.
La lingüística es, por supuesto, una materia distinta, pero se sobrepone con la psicología
un poco, especialmente en lo que se refiere al desarrollo del lenguaje en bebés y niños.
La habilidad que tienen los niños pequeños para aprender el lenguaje – o incluso dos o
tres lenguajes simultáneamente – es uno de los indicativos de que hay algo especial en
nuestro cerebro a esas edades.
Todo comienza en la infancia. Desde el nacimiento hasta los 6 meses, los bebes hacen
gran cantidad de ruido. Ellos chillan, gruñen, rugen y gritan. También arrullan, lo que
posteriormente se convertirá en vocales.
De los 6 meses hasta los 10 meses, producen sonidos más complicados llamados
balbuceos. Las primeras consonantes pueden ser combinadas con las vocales para hacer
sílabas. Pronto, añaden otras consonantes.
Los padres juegan un papel importante en formar el lenguaje de los niños. Incluso
estando preprogramados en cierta forma para usar el lenguaje, necesitamos aprender un
lenguaje específico de la gente que nos rodea. Las madres típicamente ajustan su habla
para ajustarse al nivel del niño. Este lenguaje se llama “motherese”. Se encuentra en
prácticamente en todas las culturas del planeta, y tiene ciertas características comunes:
Las frases son muy cortas, hay mucha repetición y redundancia, hay una cualidad
melodiosa, y contiene muchas palabras especiales de bebé. Está también incrustada en
el contexto de los alrededores, con constantes referencias a cosas cercanas y actividades
que se están produciendo.
Dos características de esta etapa son las sobreextensiones y las infraextensiones. Por
ejemplo, la palabra “sombrero” puede significar casi cualquier cosa que alguien lleve
sobre su cabeza, un “perrito” se aplica a casi cualquier animal, y “papi” (algo que
avergüenza a las mujeres de todo el mundo) puede aplicarse a cualquier hombre. Por
otra parte, algunas veces los niños usan la infraextensión, en las que usan una palabra
general para aplicarla una cosa específica. Por ejemplo, “bibi” puede significar MI
biberón y solo mi biberón, y “papes” puede significar MIS zapatos y solo esos.
Los artículos (en los lenguajes que los usan) son aprendido como una idea general al
principio, y solo se refinan más adelante:
Uh = a, the (inglés)
Uh = un, une, le, la en Francés
Duh = die, der, das, etc. En Alemán
Los géneros gramaticales no son una cosa fácil de aprender. Las palabras masculinas y
femeninas en francés y las palabras masculinas, femeninas y neutras del alemán son
solo una cuestión de memorización. La misma dificultad se aplica a las diferentes clases
de verbos.
El aspecto (como diferenciar entre cosas que se hacen solo una vez y cosas que se
hacen repetidamente – el perfecto y el imperfecto) se aprende antes que el tiempo
(pasado-presente-futuro). El tiempo verbal es realmente muy difícil, aunque como
adultos lo demos por sentado.
Parece haber lenguajes que son más fácil para los niños aprender, y otros que son más
difíciles: algunos lenguajes (turco, húngaro y finés, por ejemplo) usan muchos sufijos
para indicar una variedad de cualidades gramaticales y semánticas. Estos sufijos son
sílabas muy comunes, y completas y totalmente regulares, y se aprenden pronto y fácil.
Por otra parte, algunos lenguajes (p. ej. El chino, el indonesio y en cierta forma el
inglés) prefieren usar pequeñas palabras llamadas partículas (p. ej. el, de, en, y, etc.),
Estas tienden a ser aprendidas más tarde, porque no tienen significado por sí mismas y
son a menudo sin acento y pronunciadas sin claridad. Fíjese por ejemplo, que “de” y
“el” se suele juntar en “del”.
Un tercer grupo – que contiene la mayoría de los lenguajes europeos y semíticos – tiene
un sistema mixto, incluyendo muchas partículas y finales irregulares y sin acento. Si
recuerdas los esfuerzos para acordarte del artículos alemán, las conjugaciones españolas
o las declinaciones de los nombres del latín, se dará cuenta por qué los niños pasan un
mal rato aprendiendo estas cosas también.
El aprendizaje del lenguaje no termina a los dos años, por supuesto. Los tres años de
edad son importantes para algo llamado sobre-regularización. La mayoría de los
lenguajes tienen irregularidades, pero a los niños de tres años de edad les encantan las
reglas y se saltarán algunas de las irregularidades que aprendieron cuando eran más
pequeños, p. ej. “yo cabo” por “yo quepo”. Los niños de tres años pueden hablar en
frases de cuatro palabras y pueden usar 1000 palabras.
Con cuatro años, son grandes preguntones, y comienzan a usar muchas palabras del tipo
de donde, qué, quién, por qué, cuando (aprendidas en ese orden). Pueden manejar frases
de cinco palabras, y pueden tener un vocabulario de 1500 palabras.
Los niños de cinco años usan frases de seis palabras (con oraciones, no menos), y usan
al menos 2000 palabras. Los de seis años usan hasta 6000 palabras. Y los adultos
pueden usar hasta 25.000 palabras y reconocer hasta 50.0000.
Uno de los más grandes obstáculos para los niños es aprender a leer y escribir. En
algunos lenguajes, como el italiano o el turco, es fácil: las palabras se escriben como se
pronuncian, y se pronuncian como se escriben. Otros lenguajes – el sueco o el francés –
no son demasiado difíciles, porque hay mucha consistencia. Pero otros lenguajes tienen
sistemas de pronunciación terriblemente desfasados. El inglés es un claro ganador entre
los usuarios de alfabeto occidental. Pasan años de educación en conseguir que los niños
memoricen pronunciaciones irracionales. En Italia, por otra parte, la pronunciación no
se reconoce como materia escolar, y los concursos de deletreo serían ridículos.
Y por último hay lenguajes que no usan alfabetos: el Chino requiere años de
memorización de largas listas de símbolos. El japonés realmente tiene cuatro sistemas
que todos los niños necesitan aprender: un gran número de símbolos kanji, adoptados
hace siglos de los chinos; dos silabarios diferentes (alfabetos basados en sílabas); y el
alfabeto occidental. Los coreanos, por otra parte, tienen su propio alfabeto con una
perfecta relación entre símbolos y sonidos.
3 años
/m/, /n/, /ñ/, /p/, /k/, /f/, /y/, /l/, /t/, /c/, /ua/, /ue/.
4 años
/b/, /g/, /r/, /bl/, /pl/, /ie/
5 años
/fl/, /kl/, /br/, /gr/, /gr/, /au/, /ei/
6 años
/rr/, /s/, /x/, /d/, /g/, /fr/, /pr/, /tr/, /dr/, /eo/
*Este es una tabla de desarrollo fonológico estándar que puede variar según el
lugar de procedencia del hablante.
Ejercicios de praxias:
La articulación de los fonemas está relacionada con el desarrollo motor del niño,
por ello el objetivo de las praxias es ejercitar la motricidad fina que afecta a los
órganos de la articulación, de forma que el niño/a pueda adquirir la agilidad y
coordinación necesarias para hablar de una forma correcta.
Ejercicios de soplo:
-Soplar una corneta o silbatos.
-Aprovechar el baño para soplar las burbujas del jabón.
-Inflar globos.
-Hacer bolitas de papel y pedirle que las sople en una superficie plana a manera
de juego.
Ejercicios de labios:
-Apretar los labios y aflojarlos sin abrir la boca.
-Separar ligeramente y juntar los labios con rapidez.
-Sonreír sin abrir la boca y posteriormente reír.
-Proyectar los labios hacia la derecha y hacia la izquierda.
-Oprimir los labios uno con otro, fuertemente.
-Sostener un lápiz con el labio superior a modo de bigote.
-Inflar las mejillas y al apretarlas con las manos hacer explosión con los labios.
-Abrir y cerrar la boca como si bostezara.
Ejercicios de lengua:
-Sacar la lengua lo máximo posible y volverla dentro de la boca en movimientos
repetidos a distintos ritmos.
-Mover lateralmente, la punta de la lengua, al lado izquierdo y derecho.
-Sacar la lengua y levantarla lo más posible y luego, bajarla al máximo.
-En el interior de la boca, llevar la lengua en todas las direcciones.
-Tocar la cara inferior de las mejillas interiores con la punta de la lengua.
-Movimientos giratorios de la lengua, siguiendo toda la superficie de los labios,
primero en un sentido y luego en el contrario.
-Movimientos rápidos de salida y entrada de la lengua, vibrando sobre el labio
superior.
-Acartuchar la lengua doblando los laterales de la misma.
-Sacar y meter la lengua alternadamente, primero con lentitud y luego con
rapidez.
Ejercicios de mandíbula:
-Abrir y cerrar la boca.
-Hacer como si mascaramos chicle.
-Imitar el movimiento de bostezo.
Recomendaciones:
-Tener en cuenta que el desarrollo fonemático de cada niño es variable pero hay
que considerar las edades topes de adquisición según la tabla sugerida.
-Los ejercicios propuestos deben ser motivadores para el niño/a, por tanto la
educadora debe emplear estrategias o materiales atrayentes como silbatos,
burbujas, láminas o espejos para la imitación de los movimientos práxicos.
-Es importante que el niño realice estos ejercicios de manera divertida, a
manera de juego, la motivación es la principal aliada para el logro de los
objetivos propuestos.
-Deben ser lo suficientemente breves para evitar el cansancio del niño/a.
-Acudir a un especialista o terapeuta cuando se tenga dudas sobre el normal
desarrollo del lenguaje del niño, él será la persona más indicada para detectar
cualquier problema o anomalía y orientarnos sobre cuáles son las terapias más
convenientes.
El lenguaje es una de las cosas más impresionantes de la que somos capaces. Puede
incluso ser que nosotros – Homo sapiens – seamos las únicas criaturas del planeta en
poseerlo. Sólo los delfines muestran indicios de lenguaje, aunque todavía seamos
incapaces de entenderlos.
Nosotros parecemos hechos para hablar y entender el lenguaje. Las áreas especializadas
del cerebro tales como el área de Broca y de Wernicke, sugieren que la genética nos
provee con, al menos, las fundaciones neurológicas para el lenguaje.
La lingüística es, por supuesto, un tema en sí mismo, pero se entrecruza un tanto con la
psicología, especialmente con respecto al desarrollo del lenguaje en niños. La habilidad
que tienen los niños de aprender un lenguaje – e incluso 2 ó 3 lenguajes
simultáneamente – es uno de los indicadores que existe algo especial en nuestros
cerebros a esa edad.
Todo comienza en la infancia. Desde el nacimiento hasta alrededor de los 6 meses, los
bebés emiten muchos ruidos; chillan, gruñen, gritan, y emiten arrullos. Arrullar es
básicamente la producción que más tarde se convertirá en vocales.
Desde los 6 meses hasta aproximadamente los 10 meses, producen sonidos más
complicados llamados balbuceos. Primero, practican sus vocales con mayor precisión,
comenzando - los bebés que hablarán Inglés - con las vocales abiertas, posteriores,
mientras trabajan las vocales frontales cerradas. Las primeras consonantes son la h, m y
b, las cuales pueden ser combinadas con las vocales para producir silabas. Pronto
agregan la p, t, d, n, w, f y v. Un poco más tarde, agregan la k, g y ng.
Luego comienzan a agregar la s y la z. Les toma un poco más de tiempo reproducir la
sh, ch, j y la th. Los últimos sonidos son la l y r. Por esto es que los escuchas
pronunciando las palabras del extraño modo en que lo hacen. Pero ten en mente que
ellos pueden percibir mucho más de lo que pueden pronunciar. Puede que no sean
capaces de decir ciertas palabras, ¡pero no tolerarán que tú las pronuncies mal! Una de
mis hijas, por ejemplo, usaba la silaba yã (con una a nasal) para decir “shoe” (zapato),
“sock” (calcetín) e incluso “chair” (silla) – pero entendía bastante bien la diferencia.
Las madres (y padres) juegan un rol importante en la formación del lenguaje de los
niños. Aunque estemos de alguna forma “programados” para hablar un lenguaje,
necesitamos aprender un lenguaje específico de la gente que nos rodea. Las madres
generalmente adaptan su lenguaje al nivel del lenguaje de los niños. Esto es llamado
habla materna; se ha encontrado prácticamente en todas las culturas del planeta, y tiene
ciertas características comunes: las oraciones son muy cortas, hay un montón de
repetición y redundancia, hay una cualidad de “cantito”, y contiene muchas palabras
especiales de bebé; también va de acuerdo al contexto de las cosas inmediatas que están
alrededor, con referencia constante a cosas cercanas y actividades que están sucediendo
en el aquí y ahora.
Las madres también hacen preguntas como “¿dónde está?”. Cualquier respuesta es
recompensada con alegría. Por supuesto, la conversación se vuelve más significativa
cuando el bebé puede formar sus propias palabras. Alrededor de los 10 meses, la
mayoría de los bebés entienden entre 5 y 10 palabras; ¡el cuarto de ellos más rápido
entiende hasta 40 palabras!
La fase entre los 12 hasta los 18 meses es conocida como la Etapa de una palabra. Cada
palabra constituye una frase en sí misma. Alrededor de los 12 meses la mayoría de los
bebés pueden producir 3 ó 4 palabras, y entender entre 30 y 40. De nuevo, hay bebés
que entienden, e incluso pueden usar hasta 80 palabras. A los 14 meses, el número de
palabras que se entiende salta de 50 a 100. A los 18 meses, la mayoría de los niños y
niñas pueden producir de 25 a 50 palabras, y entender cientos de ellas.
Entre los 18 y los 24 meses (aproximadamente), vemos los comienzos de las frases de
dos palabras, y el discurso telegráfico. A continuación vemos algunos ejemplos
comunes, que muestran una variedad de funciones gramáticas formadas por la simple
conjunción de dos palabras:
Mira, perro
Esa pelota, pelota grande
Zapato mío, zapato papá
Cayó mamadera
Dame pelota
No come (no quiero comer)
Libro allá (pon el libro allá)
Obachan atchi itta (Obachan ga atchi e itta, "mi tía se fue por allá," en Japonés)
Los artículos (en los idiomas que usan artículos) se aprenden como una primera idea
general, y sólo son refinados después:
El genero gramatical tampoco es algo fácil de aprender en las lenguas que lo usan
(Castellano,Francés, Alemán), en tanto las palabras masculinas y femeninas (y neutras,
en Aleman) son simplemente un asunto de menorización. La misma dificultad se aplica
a diferentes clases de verbos.
El aspecto (tal como diferenciar entre cosas que son hechas y finalizadas, y cosas que
son hechas repetidamente – el perfecto e imperfecto) se aprende antes que el tiempo de
los verbos (pasado, presente y futuro). De hecho, el tiempo es bastante difícil de
aprender, aunque los adultos lo demos por sentado.
Parece haber lenguas que son más fáciles de aprender para los niños, y otras que son
más difíciles. Algunas lenguas (Turco, Húngaro, y Finés, por ejemplo) usan muchos
sufijos para indicar una gran variedad de cualidades gramaticales y semánticas. Estos
sufijos son muy comunes, son silabas completas, y completamente regulares – y se
aprenden fácil y tempranamente-.
Por otro lado, algunas lenguas (Chino, Indonesio, y hasta cierto grado el Inglés y
Español) prefieren usar palabras cortas llamadas partículas (ej., la, de, en, etc.). Estas
tienden a aprenderse tarde, porque no tienen un significado propio, y a menudo no son
acentuadas y se pronuncian poco claramente.
El aprendizaje de una lengua no termina a los 2 años, por supuesto. Los 3 años son
notorios por un fenómeno llamado sobre-regularización. La mayoría de las lenguas
tienen irregularidades, pero a la edad de los 3 años les encantan las reglas y extenderán
algunas de las irregularidades que aprendieron a esta edad a otras palabras, por ejemplo,
“váyate” en lugar de “ándate”, o “no cabo” en lugar de “no quepo”. Los niños de 3 años
pueden formar frases de 4 palabras, y pueden llegar a manejar hasta 1000 palabras.
A la edad de los 4 años, los niños son grandes preguntones, especialmente en torno a
preguntas como dónde, qué, quién, por qué, cuándo (aprendidas en ese orden). Pueden
manejar oraciones de 5 palabras, y poseer un vocabulario de 1500 palabras.
A los 5 años, hacen frases de 6 palabras y usan hasta 2000 palabras. Al iniciar la etapa
escolar usan hasta 6000 palabras. ¡Los adultos pueden usar 25000 palabras y reconocer
hasta 50000!
Una de las batallas más grandes para los niños, es aprender a leer y escribir. En algunas
lenguas, como en Italiano y Turco, es bastante fácil: las palabras son escritas tal como
son pronunciadas, y viceversa. Otras lenguas -- Sueco y Francés, por ejemplo – no son
tan difíciles, porque existe mucha consistencia. Pero otras lenguas tienen sistemas de
escritura terriblemente desactualizados. El Inglés es un claro ganador de esto último
entre las lenguas que usan alfabetos occidentales; se gastan años de educación en lograr
que los niños memoricen una ortografía irracional.
Y luego tenemos lenguas que ni siquiera usan alfabeto: el Chino requiere años de
memorización de largas listas de símbolos. El Japonés tiene 4 sistemas de escritura que
todos los niños deben aprender: un largo número de símbolos kanji, adoptado hace
siglos del Chino; dos silabarios diferentes (“alfabetos” basados en sílabas); y el alfabeto
occidental. El Coreano, por otra parte, tiene su propio alfabeto con una relación perfecta
entre símbolo y sonido.
1. Avances a partir de los cuatro años
Las edades indicadas son a título indicativo ya que existe cierta variación de unos
niños a otros en cuanto a la adquisición de las diferentes estructuras lingüísticas.
Pregunta por todo. A partir de los cuatro años continúa más insistentemente con la fase
de los interrogatorios, el niño formula continuamente preguntas, utiliza con mucha
frecuencia el "por qué" y el "cómo". En lugar de las explicaciones, le interesa sobre todo
que las respuestas que obtenga se adecúen a lo que espera oír.
Interés por las conversaciones de los adultos. Suele introducirse en las conversaciones
de los adultos, sobre todo para atraer su atención, aunque, ahora presta más atención a lo
que se le dice. Empieza a comprender que hablar sirve para muchas cosas, sobre todo
para comunicarse.
Comprensión de la forma de leer. Con cinco años, el niño ya comprende que los textos
se leen de izquierda a derecha y de arriba abajo. Además, empieza a escribir algunas
letras y palabras que usa con frecuencia como su nombre. A esta edad es conveniente ir
preparado el camino para la iniciación en la lectoescritura.
Familiarizar al niño con la lectura será un gran apoyo para su desarrollo linguistico e
intelectual
1. Enseñarles rimas, adivinanzas, trabalenguas, etc. De esta forma se le estimula la
capacidad de escuchar y producir juegos fonéticos.
4. Los padres deberían intentar dar respuestas a las preguntas de sus hijos. A veces,
inconscientemente los ignoran y siguen haciendo lo que estaban realizando (leer el
periódico, ver la televisión, cocinar, etc.) Ante esto, el niño percibe que es como si le
hablara a la pared, como si no fuera importante para nadie y puede repercutir en su
autoestima.
5. Intentar familiarizar al niño con la lectura. Procurar que haya material de lectura en
casa, que los hijos vean que a sus padres les gusta leer, leerle cuentos adecuados a su
edad. De esta forma se va despertando el interés por la lectura.
Si los niños perciben como sus padres disfrutan y se entretienen leyendo, la lectura se
convertirán en un incentivo para ellos. Es recomendable que se le lean libros
textualmente para que aprendan más vocabulario y expresiones.
9. Hablar mucho con ellos, hacerles preguntas, sacar temas de conversación que tengan
interés para ellos, pedirles que expresen su opinión, suscitarles dudas que les haga pensar
y formular preguntas.
o Procurar además, no permitir que otros niñ@s hablen por él/ ella.
Ana Afane
Diplomada en fisioterapia
Fundación Síndrome de Down de Cantabria
El niño nace dentro de una familia que viene a ser su primer grupo social, dentro
de él aprenderá a intercambiar no solo significados sino también sentimientos,
sensaciones o emociones.
El desarrollo del lenguaje implica muchos aspectos:
- - el cognitivo, a nivel de la corteza cerebral donde se recibe, procesa y
elabora la información y donde se ponen en marcha procesos como la
atención y la memoria.
- - El social-afectivo porque el lenguaje implica comunicarse con otras
personas.
- - El auditivo para la percepción auditiva adecuada y la comprensión del
lenguaje.
- - El motor para la articulación de los sonidos y la adecuada expresión
verbal.
Así que son muchos los factores que hay que “estimular” en esta área de
desarrollo. No porque el niño no hable no está evolucionando en su desarrollo del
lenguaje. Mientras alcanza la capacidad fonoarticulatoria necesaria para expresarse
debemos estimular tanto el habla como el resto de aspectos que hemos mencionado.
Dentro del área comunicativa durante los tres primeros años se incluyen
el desarrollo del lenguaje expresivo y comprensivo así como el intercambio de afecto y
sentimientos entre el niño y otras personas.
El lenguaje puede ser definido como un conjunto organizado de símbolos
o signos que son usados dentro de un grupo social como un medio para compartir
significados. Puede tomar la forma de gestos o palabras (habladas o escritas).
Según Rondal, en el niño puede observarse una evolución gradual que lo
lleva de una comunicación total y global a la palabra articulada.
Inicialmente el niño aprende que al producir gestos o sonidos hace que
pasen cosas. Más adelante empieza a usar palabras que son también usadas por su
familia y finalmente aprenderá a combinar las palabras de acuerdo a las reglas que usa
su grupo de lenguaje, es así como el niño adquiere los inicios del sistema de lenguaje de
su comunidad.
Todos los niños siguen estas pautas evolutivas en el proceso de adquisición del
lenguaje.
Desde que el niño nace hasta los 6 meses aproximadamente el objetivo principal
dentro de un programa de Atención Temprana será el establecer un adecuado sistema
de interacción entre padres e hijos.
El recién nacido es un ser indefenso y los cuidados maternos adquieren en esta
etapa una importancia fundamental. Es la madre la que tiene que percibir y reconocer lo
que le pasa: si llora por hambre, por frío o soledad.
El bebé empieza a comunicarse a través de gestos, gritos, llanto y movimientos
con sus padres quienes reaccionan ante estos mensajes tratando de interpretar su
significado.
Es básica para la posterior adaptación social y emocional del niño esta relación
en la que él se siente cuidado, seguro y querido.
Cuando nace un niño con síndrome de Down esta relación madre-hijo puede
verse limitada por las actitudes y sentimientos que la noticia provoca en los padres.
Además las propias características del bebé con síndrome de Down: dificultad para
establecer contacto visual, lentitud para reaccionar, la tardía aparición de la sonrisa
hacen que esta relación sea un poco más difícil.
En estos primeros meses hay que realizar los siguientes pasos:
- - Los padres necesitan ayuda y apoyo por parte de profesionales
especializados.
- - La relación que los padres puedan tener con otras familias resulta muy
positiva al percibir los logros de los niños más mayores y los lazos familiares
existentes en otras familias.
En cuanto al niño los objetivos a conseguir son:
- - Contacto visual: se favorece sosteniendo al niño a una distancia
adecuada (unos 25 cm. entre su rostro y el de la otra persona) fijando la
mirada en la del bebé al mismo tiempo que se le sonríe, habla o canta,
buscando que nos mire. A partir de los primeros contactos visuales deben
presentársele al niño objetos de colores vivos para que vaya iniciando la
exploración del medio que le rodea. De esta forma vamos ayudándole al paso
del interés por los rostros al interés por los objetos.
- - Discriminación de sonidos: al escuchar melodías infantiles, voces
familiares y sonidos de todo tipo empezará por interrumpir su actividad, más
tarde orientará su cabeza hacia la fuente de sonido, hasta que sea capaz de
girar su cabeza buscando a la persona que habla o que le llama por su
nombre.
- - Intercambio comunicativo: los padres pueden imitar los sonidos y
vocalizaciones que emite el bebé y esperar a que él los repita, estos serán los
primeros pasos para la interacción por turnos base de la futura conversación.
- - Intercambio afectivo: además de reforzar las primeras sonrisas sociales
sonriéndole, acariciándole o realizando pequeños juegos que agraden al niño,
todos los cuidados dados con una actitud de entrega vienen bien para
desarrollar el apego del niño hacia sus padres.
Algunos autores señalan que los niños con síndrome de Down producen sus
primeras palabras a los 20-24 meses. La consecución posterior del vocabulario es lenta
debido a la dificultad de retener la relación entre las palabras y sus referentes y para
producir y encadenar correctamente los fonemas para formar palabras. Las primeras
frases suelen aparecer en los niños con síndrome de Down hacia los 3-4 años.
A partir del primer año el nivel de comprensión estará mucho más desarrollado
que el de expresión. Esto se debe a que a los niños con síndrome de Down tienen
dificultades de articulación, retraso en la maduración neuromotora y a veces
alteraciones auditivas.
Los objetivos planteados para esta área de desarrollo no sólo son la base para la
adquisición del lenguaje; la anticipación de sucesos, el contacto ocular, la permanencia
de objeto también son necesarios para el establecimiento de otros aspectos como la
atención, la memoria, la habilidad manual, la coordinación óculo-motriz.
ATENCIÓN TEMPRANA
DESARROLLO DEL LENGUAJE EN NIÑOS CON SÍNDROME DE DOWN DE 0 A 3
AÑOS
I. INTRODUCCIÓN
• Los niños con síndrome de Down como cualquier otro niño pasan por una serie de etapas antes de aprender a
hablar:
• El desarrollo lingüístico del niño con síndrome de Down es más lento que el de otras áreas de desarrollo.
• El niño pequeño con síndrome de Down manifiesta más capacidad para comprender que para expresarse.
• La producción de sonidos, el balbuceo, la duplicación de sílabas durante el primer año de vida son similares
en los niños con síndrome de Down y otros niños aunque menos frecuentes.
• El intercambio verbal por turnos se inicia alrededor de los 18 meses en los niños con síndrome de Down.
• A los tres o cuatro años los niños con síndrome de Down suelen empezar a utilizar algunas palabras para
comunicarse e incluso elaborar frases simples.
• El desarrollo del lenguaje es un proceso muy complejo que implica múltiples funciones: auditiva, cognitiva,
motora y social. Además, para que un niño aprenda a hablar debe desarrollar aptitudes sensoriales y
perceptuales básicas. Por esta razon, la estimulación de otras áreas de desarrollo contribuye al desarrollo del
lenguaje.
- “ Que el niño se sienta querido y aceptado será la base de cualquier aprendizaje posterior”.
- Teniendo siempre en cuenta objetivos que conduzcan a convertir al niño de hoy en una persona capaz de
desenvolverse por sí misma en un futuro.
- Intentando transmitir aprendizajes funcionales, que realmente le sirvan en la vida.
- La práctica de lo que el niño está aprendiendo en el aula, así como las experiencias vividas favorecen la
consolidación y la generalización.
- Con asistir a las sesiones no es suficiente.
- Es conveniente buscar el término medio, el exceso o el defecto de estimulación puede ser perjudicial.
• Cuando los padres conocen el momento evolutivo de su hijo sabrán aprovechar cualquier actividad para
reforzar lo que está aprendiendo.
• Aunque la variedad de actividades es necesaria, el comprar muchos juguetes no implica una mejor
estimulación: