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INTRODUCCIÓN
Jesús estableció la Iglesia con esta misión:
“Id y proclamad la buena nueva a toda la creación” (Marcos 16, 15).
“Id y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28, 19).
El Concilio Vaticano II fue un ponerse al día para la Iglesia con esta gran comi-
sión que en muchos sectores eclesiales se había convertido en la gran omisión, fue
este concilio para la Iglesia un nuevo pentecostés, un abrir las ventanas y puertas de
la Iglesia para recibir un soplo fresco del Espíritu Santo.
Ya la Iglesia guiada infaliblemente por el Espíritu Santo a través de sus pastores
de manera profética, planteaba el gran desafío para los jóvenes en los tiempos fu-
turos, tiempos que vivimos hoy ya a poco más de 50 años de la clausura del Concilio
Vaticano II. Este documento nos dice:
“En el nombre de este Dios y de su hijo, Jesús, os exhortamos a ensanchar
vuestros corazones a las dimensiones del mundo, a escuchar la llamada de vuestros
hermanos y a poner ardorosamente a su servicio vuestras energías. Luchad contra
todo egoísmo. Negaos a dar libre curso a los instintos de violencia y de odio, que
engendran las guerras y su cortejo de males. Sed generosos, puros, respetuosos,
sinceros. Y edificad con entusiasmo un mundo mejor que el de vuestros mayores. La
Iglesia os mira con confianza y amor. Rica en un largo pasado, siempre vivo en ella,
y marchando hacia la perfección humana en el tiempo y hacia los objetivos últimos
de la historia y de la vida, es la verdadera juventud del mundo. Posee lo que hace la
fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de
darse sin recompensa, de renovarse y de partir de nuevo para nuevas conquistas.
Miradla y veréis en ella el rostro de Cristo, el héroe verdadero, humilde y sabio, el Pro-
feta de la verdad y del amor, el compañero y amigo de los jóvenes. Precisamente en
nombre de Cristo os saludamos, os exhortamos y os bendecimos” (7 de diciembre de
1965, Concilio Vaticano II, a los jóvenes).
La Renovación Carismática Católica surge como un movimiento post-conciliar.
El cardenal Joseph Suenens decía que el Concilio Vaticano II fue un nuevo pente-
costés para la jerarquía de la Iglesia y que la Renovación Carismática fue como un
nuevo pentecostés para toda la Iglesia. Aunque no tiene fundador, sabemos que
esta corriente de gracia inicio con un grupo de jóvenes y profesores universitarios en
Estados Unidos, específicamente en la Universidad de Duquesne en Pittsburgh Pen-
nsylvania, los cuales experimentaron en un retiro la efusión del Espíritu Santo y la ma-
nifestación de sus dones. Desde entonces esos jóvenes, llenos del Espíritu Santo, ge-
neraron un sueño de Dios que ha alcanzado a más de 100 millones de personas en el
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mundo entero.
A partir de esos años post conciliares la Iglesia misma toma una mayor con-
ciencia de su misión. Vinieron sucesivamente palabras y acontecimientos importan-
tes:
El Beato Papa Pablo VI nos dijo con convicción contagiosa en la exhortación
apostólica Evangelio Nutiandi: “Nosotros queremos confirmar una vez más que la
tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de
la Iglesia; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad
actual hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y
vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangeli-
zar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los
pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de
su muerte y resurrección gloriosa” (EN14).
San Juan Pablo II dijo mucho al respecto, pero quizás lo que más resonó fue en
la IV Conferencia Episcopal de Latinoamérica y el Caribe en Santo Domingo, Repú-
blica Dominicana, en su discurso inaugural el 12 de octubre de 1992: “Necesitamos
una nueva evangelización, nueva en sus métodos, nueva en su ardor y nueva en su
expresión”.
El Santo Padre Benedicto XVI en continuidad con su antecesor también señalo
este camino, especialmente para nuestro continente en la V Conferencia del Episco-
pado Latinoamericano y del Caribe llevada a cabo en Aparecida Brasil en el 2007,
cuyo lema y proyecto seria y sigue siendo: “Discípulos y misioneros de Jesucristo para
que nuestros pueblos en El tengan vida.” En esta conferencia se amplío el tema y
análisis de la realidad, planteando líneas de acción para una evangelización que se
inserte en las realidades concretas y construir la civilización del amor en contraposi-
ción de la cultura de la muerte.
Nos dijo Benedicto XVI en su discurso inaugural el 13 de mayo del 2007: “Por
tratarse de un continente de bautizados, conviene colmar la notable ausencia, en
el ámbito político, comunicativo y universitario, de voces e iniciativas de líderes ca-
tólicos de fuerte personalidad y de vocación abnegada, que sean coherentes con
sus convicciones éticas y religiosas. Los movimientos eclesiales tienen aquí un amplio
campo para recordar a los laicos su responsabilidad y su misión de llevar la luz del
Evangelio a la vida pública, cultural, económica y política”.
En el capítulo donde se nos explica sobre los nuevos areópagos, dentro de los
cuales entran las universidades donde se forjan los futuros profesionales en los cam-
pos decisivos de nuestros pueblos, nos indica el numeral 492 del documento conclu-
sivo de Aparecida: “Una tarea de gran importancia es la formación de pensadores y
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personas que estén en los niveles de decisión. Para eso, debemos emplear esfuerzo y
creatividad en la evangelización de empresarios, políticos y formadores de opinión,
el mundo del trabajo, dirigentes sindicales, cooperativos y comunitarios”.
Es por eso que con gran fe tenemos la certeza de que este sueño de Universi-
dades Renovadas logrará aportar en la transformación de la realidad, en la evange-
lización y formación de discípulos misioneros del Amor que implanten los valores del
Reino de Dios en la sociedad.
El Papa Francisco nos llama hoy a una nueva etapa evangelizadora, nos lo
dice en su exhortación apostólica Evangelli Gaudium: “La alegría del Evangelio llena
el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan sal-
var por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento.
Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme
a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por
esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años” (EG
1).
Dicha evangelización tiene por delante grandes desafíos, y en este documen-
to el santo padre nos sigue diciendo: “Evangelizamos también cuando tratamos de
afrontar los diversos desafíos que puedan presentarse. A veces éstos se manifiestan
en verdaderos ataques a la libertad religiosa o en nuevas situaciones de persecu-
ción a los cristianos, las cuales en algunos países han alcanzado niveles alarmantes
de odio y violencia. En muchos lugares se trata más bien de una difusa indiferencia
relativista, relacionada con el desencanto y la crisis de las ideologías que se provo-
có como reacción contra todo lo que parezca totalitario. Esto no perjudica sólo a la
Iglesia, sino a la vida social en general. Reconozcamos que una cultura, en la cual
cada uno quiere ser el portador de una propia verdad subjetiva, vuelve difícil que los
ciudadanos deseen integrar un proyecto común más allá de los beneficios y deseos
personales” (EG 61).
Estos desafíos no nos deben desanimar ni asustar, y el mismo papa Francisco
nos anima diciendo: “Los desafíos están para superarlos. Seamos realistas, pero sin
perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada. ¡No nos dejemos robar la
fuerza misionera!” (EG 109).
Desde las universidades podemos cultivar la cultura de pentecostés, única
capaz de hacer posible la construcción de la civilización del amor. El papa Francis-
co hablando a universitarios el 30 de noviembre del 2013 expresó: “Su voluntad y sus
capacidades, unidos al poder del Espíritu Santo les permiten ser protagonistas de los
hechos contemporáneos. Por favor no miren la vida desde el balcón. Estén siempre
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donde están los desafíos. Son diversos los desafíos que ustedes jóvenes universitarios
están llamados a afrontar con fortaleza interior y audacia evangélica. ¡No se dejen
robar el entusiasmo juvenil!”
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LA ESPIRITUALIDAD CARISMÁTICA
Universidades Renovadas (UR), es un servicio de la Renovación Carismática Católica
(RCC). Este posee una espiritualidad propia pautada en la intimidad con el Espíritu
Santo, en la vivencia de Pentecostés, en la práctica de los dones y carismas dados
al pueblo de Dios por el Espíritu. La identidad carismática integra el uso de estos do-
nes en los Grupos de Oracion (GO) y Grupos de Oracion Universitarios (GOUs).
OBJETIVOS GENERALES:
Con la fuerza del Espíritu Santo se pretende ofrecer a los miembros de Universidades
Renovadas un material que ayude a formar y fortalecer los Grupos de Oración Uni-
versitarios.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
• Presentar un material práctico, adecuado y profético, que ayude a la forma-
ción de los servidores y coordinadores de los GOUs. De esta manera, se presentan los
pasos iníciales de implementación en el trabajo de evangelización en las Universida-
des.
• Con todo un continente consagrado y revestido del Espíritu Santo, y bajo la
protección de la Virgen María de Guadalupe, patrona de América Latina, queremos
evangelizar en comunión fraterna con la Iglesia.
• Formar hombres nuevos a la luz del evangelio y llenos del Espíritu Santo, que
sean los pilares para la construcción de la civilización del amor, en cada país y en el
mundo entero.
¿CUÁNDO NACIÓ?
En la década de los 80’s, algunos miembros de la RCC, entonces universitarios, em-
peñaron tiempo y esfuerzos para la formación de grupos de oración en el ambiente
universitario en varias partes de Brasil. Posteriormente, esta bendición se compartió
a todos los coordinadores nacionales de Latinoamérica en el Encuentro Carismático
Católico Latinoamericano (ECCLA) realizado en el mes de octubre del 2008 en la
ciudad de Tegucigalpa Honduras. Desde entonces, se ha difundido este ministerio en
algunos otros países de Latinoamérica.
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¿QUIÉNES SOMOS?
Somos estudiantes, profesores y funcionarios de diversas facultades de Latinoaméri-
ca que responden, de una manera renovada, a los crecientes desafíos propuestos
por la Iglesia Católica Apostólica y Romana, como lo es la Evangelización en las
Universidades.
¿QUÉ ES EL GOU?
Es una célula fundamental de la RCC y es el corazón de todas las actividades de
evangelización de UR. Es una comunidad universitaria católica carismática que se
encuentra para alabar y bendecir a Dios, en la cual se cultiva la oración.
El GOU es un encuentro de oración, verdadera acogida, alabanza, anuncio de la
Palabra, derramamiento de los dones carismáticos, vivencia del perdón, de sana-
ciones, en fin, un lugar para que se experimente el amor filial con el PADRE, la mi-
sericordia y la Salvación de Jesús, y en el consuelo del Espíritu Santo. La oración es
el principal carisma en esas reuniones y puede tener diferentes formas: alabanza,
reconocimiento de las gracias recibidas de Dios, oración contemplativa, oración en
lenguas, petición de gracias y sanaciones interiores y externas, todo por el mismo
Espíritu. La actuación principal del grupo será la evangelización kerigmática (Jesús
muerto, resucitado y glorificado como Salvador, Señor y Mesías) siempre con su iden-
tidad católica carismática, y en espíritu de servicio.
Todos los GOUs se caracterizan por tres momentos: núcleo del servicio, reunión de
oración y reunión del grupo de perseverancia.
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¿PARA QUÉ EXISTE EL GOU?
El GOU existe para que los participantes sean conducidos a una experiencia perso-
nal con el Dios vivo, y en él vivan la experiencia de un nuevo pentecostés. Se funda-
menta en la Palabra revelada en la Biblia en esa fuerza del “testimonio de vida”. Las
personas que participan en los encuentros relatan las gracias recibidas. El testimonio
es prueba, es hecho, y trae la fuerza de la experiencia personal, la certeza experi-
mentada de la verdad presenciada y comprobada personalmente.
Los participantes serán transformados por la luz del Evangelio, cuando éste sea
anunciado con poder y osadía. Nacen, así, los frutos de la experiencia del derrama-
miento del Espíritu Santo en sus vidas y ellos formarán las Universidades Renovadas
por el poder del Santo Espíritu.
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¿COMO EMPEZAR UN GOU EN LA UNIVERSIDAD?
Hasta ahora hemos analizado que es un Grupo de Oración Universitario, pero para
el buen funcionamiento del mismo necesitamos generar el Equipo de Universidades
Renovadas (EUR).
¿QUE ES EUR?
Pequeño grupo de personas que asume el GOU con todas sus actividades. El EUR es
el responsable de preparar todas las reuniones del GOU y dedicarse para el mejor
desempeño de éste, buscando siempre formación para hacer lo mejor en su ministe-
rio.
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¿CUAL ES LA PRINCIPAL TAREA DEL EUR?
Motivar al grupo a una oración centrada en el Señor Jesús, bajo el poder del Espíritu
Santo. Todos los miembros del EUR deben rezar los unos por los otros, interceder por el
grupo de oración y pedir los dones necesarios para dirigir bien el grupo de oración.
EL COORDINADOR
Es una persona elegida por el Señor a través del equipo pastoral diocesano. Es tam-
bién un servicio, una misión, es un carisma del Señor que exige que la persona encar-
gada corresponda con un compromiso de entrega total a los hermanos.
El MUR de servicio del GOU debe reunirse semanalmente, con día y hora definidos
para ejercer mejor su apostolado.
Esa reunión debe componerse de:
• Oración.
• Programación de la próxima reunión.
• Evaluación de la reunión anterior.
• Programación de los momentos para compartir (fuera de la reunión del nú-
cleo).
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• Buscar alcanzar alto nivel de alabanza.
• Esperar la profecía.
• Mantener la música avivada, para levantar el ánimo a las personas.
• Desarrollar el sentido de comunidad dando acompañamiento a los hermanos
que asisten al GOU.
• Mantener activa la evangelización en la universidad invitando a más personas
a participar, así como activos en obras altruistas o de influencia social, siendo dignos
representantes de nuestra Iglesia católica así como de la RCC.
ALGUNAS CONSIDERACIONES
• Intercesión.
• Momento para compartir.
• Divulgación y motivación.
• Grupo de perseverancia.
• El GOU también debe tener un equipo de intercesión, personas que tengan
ese carisma y recen por el GOU. El responsable del equipo de intercesión debe ha-
cerse parte del núcleo y participar en su reunión.
• Al final de la reunión el coordinador del grupo, ayudado por su equipo, sinteti-
ce el mensaje o la acción principal de la voluntad del Señor para la reunión.
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