Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
LA CASA
Hi s toria de una idea
NEREA
Ilustración de cubierta: Edward Hopper, Habitación en Brooklyn, 1932
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro pueden reproducirse
o transmitirse uti lizando medios electrónicos o mecánicos, por fotocopia, grabació n,
información u otro sistema, sin permiso por escrito del editor.
ISBN: 978-84-89569-14-0
Depósito legal: M-4-2009
Luz y aire
Ahora hm1os de estudiar todas las disposiciones de una casa cuyo
funcionamiento depende de una energía motriz de cualquier tipo:
como la califacción y las tuberías, la ventilación, el alumbrado,
el suministro de agua fria y caliente, los desagües, los timbres, las
comunicaciones inlemas y los ascensores. El confort de una casa
depende en gran medida del orden adecuado de estas cosas.
J OH N j . STEVENSON
Arquitectura domistica
129
'
CLEDHOW HALL. LEEDa.
J. A li'IOh .AtnJ"¿)9a
1
BATH·ROOM •• BuiiMANlWT rAJcNCC.
' .......,..,coc-~_,.~~w- .
.A/rwt6,.,..,.,.
l'n mnrlo dt baño virlorinno (hacia 1885).
130
Luz Y AIRE
131
LA CASA: HISTORIA DE UNA IDEA
132
Luz Y AIRE
133
L A CASA : HI ST ORI A DE UNA IDE A
134
L uz Y A IRE
135
LA CASA: HISTORIA DE UNA IDEA
136
Luz Y AIRE
137
LA C ASA : HISTORIA DE UNA IDEA
resultado fue que no sólo producían menos humo, sino que además
daban más calor. Para entonces -era 1795--, parece que el público
era más receptivo a la tecnología innovadora y, como las modifica-
ciones no eran complicadas ni caras y las podían introducir los mis-
mos propietarios de las casas (sin necesidad de la asistencia de ar-
quitectos ni tapiceros), las chimeneas perfeccionadas lograron una
cierta popularidad Oane Austen describió una «Rumford» en La
Abadía de Northanger, que se escribió sólo tres años después de que el
conde presentara sus ideas a la Royal Socie01}. La importancia de
Rumford para la historia de la tecnología se debe en gran parte a
sus tentativas pioneras de aplicar el razonamiento científico a un as-
pecto de la vida doméstica. Sin embargo, su propuesta no resolvió
totalmente el problema del humo de las chimeneas, como sugiere el
hecho de que la preocupación por un buen diseño de chimenea con-
tinuase a lo largo del siglo XIX. De las 169 patentes británicas re-
gistradas entre 1815 y 1852 relativas a estufas y chimeneas, casi un
tercio tenían por o~jcto el impedir o reducir el humo. En 1860, C.
J. Richardson dedicó todo un capítulo de su libro sobre la proyec-
ción de casas a la «Construcción de Chimeneas y Prevención del
Humo» y escribió que «todavía no se ha encontrado una construc-
ción que ponga remedio a los graves defectos» 9 • También escribió
un folleto titulado Las Molestias del Humo y sus Remedios. Incluso vein-
te años después, sus libros sobre la construcción de casas sugerían
diversas formas de reducir «las molestias de una chimenea humean-
te» 10 .
Ningún libro del siglo XIX sobre la planificación doméstica se
consideraba completo si no incluía por lo menos un capítulo sobre
el tema de la ventilación y «los perjuicios del aire viciado». A pri-
mera vista, parece que se trataba fundamentalmente de que no en-
traran en la casa los vapores y los humos de la industrialización. Vis-
to más de cerca, resulta que se trataba de una cuestión más compli-
cada, pues los victorianos no se sentían interesados por la ventila-
ción así como así: estaban obsesionados con el tema del aire libre.
Para empezar, no cabe duda de que aquellos interiores, con sus
chimeneas humeantes, los fuegos abiertos de la cocina y sus habi-
tantes mal lavados, contenían en grandes cantidades lo que hoy día
138
Luz Y A IR E
139
L A CASA : HI STO RI A D E U A ID EA
140
Luz Y A IR E
141
L A CASA : HI STO RI A D E UNA ID EA
142
Luz Y A IRE
143
LA CASA: HISTORIA DE UNA IDEA
144
Luz Y A IR E
145
LA CASA: HISTORIA DE UNA IDEA
146
Luz Y AIRE
147
LA CASA: HISTORIA DE UNA IDEA
148
Luz Y A IR E
• Thoresby Hall era una enorme casa de campo acabada en 1875 que estaba
totalmente alumbrada con lámparas de aceite, no de gas, y que, segú n por lo me-
nos un historiador, parece no haber contenido ni un solo cuarto de baño 34 •
149
ilpam/os rlirlricos (hacia 1900).
150
CAPÍTULO 7
La eficiencia
ELI.EN H. RICHARDS
El cosl~ d~ la vivimda
151
LA CASA: HISTORIA DE UNA ID EA
152
LA EFICIENCIA
153
L A CASA: HI STO RI A DE U A I DEA
154
LA EFICIENCIA
155
LA CASA : HISTORIA D E UNA IDEA
Lo que hacía falta para que esos artefactos fuesen prácticos era
un sistema pequeño y eficaz de energía; era una de las piezas que
faltaban en el rompecabezas de la tecnología doméstica. De hecho,
también faltaban dos más: una fuente más eficiente de calor y una
fuente más intensa y limpia de luz. Las tres aparecieron con el des-
cubrimiento de la electricidad o, dicho más concretamente, con la
invención de un pequeño motor eléctrico, el calentador por resisten-
cia y de la bombilla incandescente.
El primer uso que se hizo de la electricidad fue para el alumbra-
do. En 1877 se instalaron ochenta lámparas de arco voltaico en unos
grandes almacenes parisinos; ese mismo año se alumbró por el mis-
mo sistema un edificio de Londres. Las lámparas de arco voltaico
eran muy luminosas, pero por motivos técnicos eran más adecuadas
para grandes instalaciones: por ejemplo, también se utilizaban en
los faros. Además, se empleaban mucho para el alumbrado callejero
(por primera vez en C leveland) y los bulevares de París siguieron
alumbrados así durante varios años. El gran avance, por lo que res-
pecta a l alumbrado doméstico, ocurrió cuando Thomas Edison y
Joseph Swan, que trabajaban por separado en los Estados Unidos y
en Ingla terra, produjeron las primeras bombillas d e filamento de
carbono baratas. En 1882, Edison construyó un generador en la zona
de Wall Street de Nueva York y, mediante una red de distribución
de cables subterráneos, llevó energía a una zona de 2,5 kilómetros
cuadrados. Cinco mil lámparas Edison se encendían en las casas de
más de 200 hombres de negocios ricos, entre ellos el financiero J.
Pierpont Morgan.
La luz de gas había tardado más de cincuenta años en lograr la
aceptación del público; la electricidad avanzó mucho más rápido.
En un plazo d e dos años, la central de energía de Edison prestaba
servicios a 500 subscriptores, entre ellos la Bolsa de Nueva York,
que habían pasado de la luz de gas a ella. Siguieron más instalacio-
nes en Estados Unidos y Edison también suministró las dinamos
para la primera central generadora europea, la de Milán. Tras al-
gunas disputas jurídicas, él y Swan formaron sociedad y procedie-
ron a construir centrales eléctricas en toda Ingla terra. Pocos años
después de la gran innovación de Lord Armstrong en Cragside, va-
156
LA E FI C I ENC IA
157
LA CASA: HISTORIA DE UNA IDEA
158
L A EF I C I ENC I A
159
L A CASA : HI ST O RI A D E U A ID EA
160
LA EFICIENCIA
161
LA CASA: HISTORIA DE UNA ID EA
162
LA EFICIENCIA
da mexicana para que utilice una lavadora y secado ra de ropa; la criada lava a
ma no y deja la ropa a secar al sol en el jardín suburbano de la casa.
163
LA CASA: HISTORIA D E UNA ID EA
* Al contrario d e Kerr, Beecher no había estud iado arq uitectura -era maestra
de escuela-, aunque casi todos los proyectos de casas en este libro y otros ulte-
riores eran suyos.
164
LA EFICIENCIA
165
L A CASA : HI STO RI A DE UNA ID EA
166
LA EFICIENCIA
167
LA CASA: HISTORIA DE UNA IDEA
168
LA EF I C I ENCIA
169
L A CASA: HI STOR I A DE UNA I DEA
170
LA EFICIENCIA
171
LA CASA: HISTORIA DE UNA IDEA
172
LA EFICIENCIA
173
LA CASA: HISTORIA DE UNA IDEA
ganizó su cocina y concluyó que podía hacer sus tareas más rápida-
mente y con menos esfuerzo.
Podía haber terminado en eso, como un entretenimiento, salvo
que, al igual que Beecher y Richards, Frederick había estudiado ma-
gisterio y no se contentaba con quedarse con sus nuevos conocimien-
tos para ella sola. En 1912 escribió una serie de cuatro artículos para
The Ladies' Home joumal titulada «La nueva economía doméstica»,
que después se publicó en forma de libro 36 . En su casa de Long Is-
land estableció la «Cocina Experimental de Eficiencia Applecroft»,
donde sometió a prueba y evaluó instrumentos y aparatos. Tres años
después escribió Ingeniería Doméstica, que organizó como un curso por
correspondencia para mujeres. Con la ayuda de diagramas y de mu-
chas fotografias sugería cómo se podía imprimir más eficiencia a to-
dos los aspectos de las tareas domésticas: cocinar, lavar, limpiar, ir
de compras y establecer un presupuesto. Se trataba de una combi-
nación de libro de texto, panfleto, guía para consumidores y manual
para hacer las cosas por uno mismo.
El mismo año en que salió Ingeniería Doméstica, Mary Pattison pu-
blicó Los principios de la Ingeniería Doméstica. Aunque no parece que
hubiese un contacto directo entre las dos mujeres, ambas llegaban
a las mismas conclusiones y de forma muy parecida. Bajo la influen-
cia directa de Frederick Winslow Taylor (que escribió la introduc-
ción de su libro y llegó a comparar a Pattison con da Vinci y New-
ton) , Pattison dedicó varios años a aplicar el método de Taylor de
observación directa, medición y análisis a las actividades domésti-
cas. Creó en Colonia, New J ersey, la «Estación Experimental de Eco-
nomÍ(I Doméstica».
También el prefacio de Ingeniería Doméstica de Frederick era obra
de uno de los ingenieros de eficiencia, Frank Gilbreth. Este tenía un
interés más que pasajero por la administración doméstica. Gran par-
te d e su investigación industrial se realizaba en colaboración con su
esposa, Lillian, de profesión psicóloga, y era natural, como decía ella
de forma un tanto lírica, que «cuando se trató de organizar su pro-
pia familia, tratara de aplicar los principios y las prácticas que ha-
bía utilizado para convertir su propia vida en una aventura y un via-
je de exploración» 37 • Como los Gilbreth tenían una familia nume-
174
LA EFICIE NC IA
175
LA CASA: HISTORIA DE UNA IDEA
* Catherine Beecher, que escribió varios libros, también creó el primer colegio
universitario para mujeres de los Estados Unidos, en Hartford, en 1821. Lillian
Gilbreth no sólo tuvo una larga carrera profesional como ingeniera industrial, con-
sultora y autora, sino que además crió a 12 hijos. Christine Frederick escribió mu-
cho y dio conferencias sobre asuntos de los consumidores en los decenios de 1920
y 1930; también fundó Mujeres Publicitarias de América, cuando se le negó el in-
greso en el Club de Publicitarios, exclusivamente masculino.
176