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Introducción a

la Dialéctica

Formas de
Pensamiento en
la Humanidad

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Introducción a la Dialéctica
El pensamiento dialéctico es otra de las formas de pensamiento que, a lo
largo de la historia, ha sido elaborada con el propósito de interpretar,
acrecentar y precisar los saberes humanos. Sin embargo, el término
“dialéctica” no suele (o no suele ya) designar nada muy preciso. En efecto,
se trata de una de esas palabras cuyas connotaciones y sentidos se han
multiplicado y diversificado con el paso de los siglos hasta el punto actual en
que se llama "dialéctica" a muy diversas cosas. Por mencionar algunos
ejemplos, en ciertas ocasiones este término suele utilizarse para hacer
referencia a la incompatibilidad entre dos sistemas, pero también se suele
apelar a él para indicar las oscilaciones en la realidad, mientras que en otros
contextos se suele denominar con él a un proceso político en el que
intervienen y negocian las posiciones de dos o más actores.

Para que tomemos conciencia del amplio abanico de significaciones que


posee el término nos basta con pensar que, desde un punto de vista
histórico, el término “dialéctica” ha sido caracterizado de diversos modos.
Generalmente suele entenderse lo dialéctico como el simple arte de la
conversación y discusión, pero en el medioevo, por ejemplo, Dialéctica era
la manera con que denominaba a lo que hoy entenderíamos por “lógica”. Ya
en la modernidad y contemporaneidad, la Dialéctica se ha convertido en un
complejo sistema de pensamiento de uno de los filósofos más importantes
de la historia, Hegel, para luego transformarse en un método adecuado de
interpretación de la realidad, sobre todo social, en otro de los más grandes
filósofos de todos los tiempos, Karl Marx.

Es por esto que en este capítulo, y como dice Ferrater Mora en su diccionario
al intentar definir este concepto, “No podemos limitarnos a un solo
significado de “dialéctica”; tenemos que desplegar todos los significados
posibles tal como se han dado en el curso de la historia de la filosofía.”
(Ferrater Mora, 1965, p.444)

Dialéctica: Origen del Término. Distintas acepciones


Por lo pronto, el término "dialéctica", y más propiamente la expresión “arte
dialéctico” —dialektikhtexnh—, estuvo en estrecha relación con el vocablo
“diálogo”. Puede definirse primariamente entonces como “ el arte del
diálogo".

Así como en el diálogo hay (por lo menos) dos pensamientos que se


contraponen entre sí, en la Dialéctica hay dos "razones" o "posiciones" entre

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las cuales se establece precisamente un diálogo, es decir, una confrontación
en la cual se establece un acuerdo en el desacuerdo; sin este requisito el
diálogo no sería posible. No obstante, la Dialéctica implica sucesivos cambios
de posiciones inducidos por cada una de las posiciones "contrarias".

Ahora bien, este sentido "dialógico" de 'dialéctica', aunque necesario, no es


suficiente: no todo diálogo es obligatoriamente dialéctico. Ya en los
primeros diálogos de Platón, la Dialéctica aparece como el arte o esfuerzo
de hallar definiciones y no solamente como el arte de dialogar. Al parecer la
Dialéctica era un método para lograr algún tipo de saber o de conocimiento.

La dialéctica en el pensamiento griego

Platón y la dialéctica como método para conocer

Lo primero que debemos mencionar al tratar la importancia que tiene el arte


de la Dialéctica en Platón es que éste estuvo fuertemente influenciado por
su maestro, Sócrates, quien solía resolver las inquietudes filosóficas más
generales a través de un método de preguntas y respuestas conocido como
mayéutica.

Para Platón, la Dialéctica es la Filosofía misma, es decir, es la mejor forma de


pensamiento a la que podemos aspirar. Si le preguntáramos a Platón cómo
se debe pensar, él respondería: “dialécticamente”. Es decir, ése es “el
método” y no una opción que el filósofo pudiera usar o no. Pero, ¿cómo es
este método? Es difícil contestar esta pregunta. En principio debemos decir
que con la Dialéctica se podría superar las simples opiniones, subjetivas y
arbitrarias, que cualquiera puede tener para alcanzar algún tipo de
conocimiento más objetivo y justificado. De este modo, la Dialéctica sería la
forma por la que podríamos ascender de la opinión (doxa) al conocimiento
(episteme).1

En rigor, tenemos en Platón dos formas de dialéctica. Se ha observado que


mientras en ciertos diálogos (el Fedón, el Fedro y, en parte, LaRepública)
caracteriza a la Dialéctica como un método de ascenso de lo sensible a lo
inteligible, en algunos de los llamados "diálogos últimos" (como el
Parménides y, en particular, el Sofista y el Filebo) la presenta como un
método de deducción racional de las formas. A continuación intentaremos
explicar esto.
Para Platón, el conocimiento que proviene de los sentidos es engañoso y
poco nos dice de la realidad. Pensemos, por ejemplo, en qué es un perro y

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Esta distinción entre doxa y episteme ha sido tratada en el módulo I.

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qué conocemos cuando decimos que sabemos lo que es un perro. Platón
sostiene que haríamos mal en basarnos en nuestros sentidos. Supongamos
que miráramos a nuestro alrededor y, al ver un perro, dijésemos “esto es un
perro”. Supongamos también que alguien nos preguntara “¿Qué es?”; si
apeláramos a nuestros sentidos diríamos, por ejemplo, que es negro,
pequeño, tiene cuatro patas y ladra. Todos esos datos los obtenemos por los
sentidos. En este caso, de la vista. Ahora bien, que sucede si al rato vemos
otro perro y los sentidos nos dan datos totalmente contradictorios con
relación al anterior: es grande, blanco y tiene tres patas pues perdió una en
un accidente. ¿Diríamos que no se trata de un perro? No, seguiríamos
sosteniendo que lo es. Pero ¿por qué? ¿No tendríamos un problema si nos
quedamos sólo en los sentidos ya que éstos nos han dado datos
completamente diferentes en ambos casos? Lo que afirma Platón es que
podemos saber que ese es un perro a pesar de las apariencias
contradictorias porque accedimos a la idea de Perro.

Es ése el verdadero conocimiento: el conocimiento de las ideas. Éstas no se


conocen con los sentidos sino con el intelecto. Nunca los sentidos nos
ayudarían a conocer qué es un perro porque la multiplicidad es enorme: los
hay de muchos colores, tamaños, formas, pelajes y características tan
disímiles que hace imposible obtener un saber al respecto. En cambio,
nuestro intelecto nos permite acceder a una Idea de Perro en la que
podemos englobar a toda esa miltiplicidad.

Para ilustrar esta concepción nos sirve recordar aquel pasaje del cuento de
Borges, en donde el personaje central que tenía una memoria infinita, Funes,
no podía alcanzar las Ideas de las cosas que veía.

Éste [Funes], no lo olvidemos, era casi incapaz de ideas


generales, platónicas. No sólo le costaba comprender que el
símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispares
de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el
perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo
nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente).
(Borges, 1944, s.n.)

Para Platón, de alguien que tuviera esa “patología” intelectual no podría


decirse que conoce porque estaría atrapado permanentemente en el mundo
de las apariencias y de los sentidos. Pero, ¿cómo hacemos para pasar del
mundo de la multiplicidad de los sentidos a la realidad de las Ideas? Es allí
donde aparece como método la Dialéctica.

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Figura 1: Teoría de las ideas

Fuente: [Imagen sin título sobre Teoría de las Ideas]. Recuperado de: https://goo.gl/Um4vBZ

A esta concepción del conocimiento se la conoce como Teoría de las Ideas y


supone que la realidad no está en lo que percibimos con los sentidos (mundo
perceptible) sino en lo que captamos con el intelecto (mundo cognoscible o
mundo de las ideas). El método con el cual podemos pasar del engañoso
mundo de los sentidos al de las ideas es la Dialéctica.

Para explicar cómo la Dialéctica es el método de ascenso de lo sensible a lo


inteligible, Platón utiliza un recurso esquemático conocido como el símil de
la “línea dividida”. En su obra La República, nos invita a que tomemos una
línea, la cortemos en dos segmentos desiguales y volvamos a cortar cada
uno de los dos segmentos, siguiendo la misma proporción. Seguidamente
indica que uno de los segmentos representa lo visible (CB) y el otro lo
inteligible (CA).

En el ámbito visible, que constituye la sección inferior (CB) de la línea, se


ubica un primer segmento, el de las imágenes (DB). La capacidad humana
que le permite al hombre conocerlas es la imaginación (en griego, eikasía).
Las imágenes, para Platón, no son la imágenes de las cosas aún, sino que son
las sombras que las cosas proyectan o las figuras (la sombra de un perro, por
ejemplo) que reflejan en el agua, supongamos, es decir, ni siquiera son las
cosas del mundo visible.

El siguiente segmento (DC), siempre dentro del ámbito visible, ubica a la cosa
de lo cual lo anterior es imagen (el perro que proyecta su sombra, por

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ejemplo). Este segmento abarca la multiplicidad del mundo que percibimos
por los sentidos: los animales que nos rodean, las plantas y las cosas
fabricadas por el hombre (esta computadora en la que escribo, por ejemplo).

Por otro lado, en el segmento de lo cognoscible o de los inteligible (AC) se


encuentran las ideas que son, como hemos dicho, los entes reales a las que
debemos aspirar si queremos tener un conocimiento verdadero del mundo.
Hay allí dos procedimientos de los cuales se vale el alma para acceder a ellas.
Por un lado tenemos las matemáticas y por otro —de suma importancia para
nosotros— la dialéctica.

Figura 2: Teoría de las ideas

Fuente: Apuntes Filosóficos, v.18, n.34, Caracas, 2009.

Platón llama Dialéctica a la capacidad que tiene aquel que es experto en el


estudio de las Ideas. Se trata de un pensamiento que no se ocupa de lo que
cambia o se modifica con el tiempo (por ejemplo todos los perros del mundo
sensible, que además de ser diferentes envejecen y mueren) sino de aquello
que es siempre idéntico a sí mismo (la idea de perro es y ha sido siempre la
misma, no se ha modificado a pesar de los millones de perros que han
atravesado el mundo sensible). En este sentido, Platón sugiere que el
dialéctico no es otro que el filósofo, que procura acceder al conocimiento
(episteme) a través del único método que lo garantiza: la dialéctica.

Ésta se encuentra por encima de cualquier disciplina empírica (es decir, de


cualquier disciplina que trata con el mundo sensible; en nuestros días
podríamos pensar en la Física o la Química). Incluso está por encima de las
Matemáticas.

Pero ¿en qué consiste concretamente este método dialéctico? Básicamente


es una manera de lograr combinaciones de formas y géneros que engloben

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a las cosas del mundo sensible a través del uso de la razón. El buen dialéctico
es aquel que sabe distinguir lo idéntico y lo diferente de los genero-formas
en juego. Por ejemplo en el caso de Funes, éste no sería un buen dialéctico
porque no puede encontrar lo que tienen de igual “el perro de las tres y
catorce (visto de perfil)” y “el perro de las tres y cuarto (visto de frente)” y
sólo puede ver todo lo que tienen de diferente.

Para ser un buen dialéctico hay que valerse de operaciones tales como la
"división" y la "composición". La Dialéctica permite entonces, pasar de la
multiplicidad (los diferentes perros) a la unidad (la Idea de perro) y mostrar
a ésta como fundamento de aquélla. Las cosas que vemos, tocamos, oímos,
saboreamos y olfateamos existen porque son un reflejo, un eco, de las Ideas
de esas cosas.

Por otro lado, como método de deducción racional, la Dialéctica permite


discriminar las Ideas entre sí y no confundirlas. Claro está que no es fácil,
Platón mismo reconoce las dificultades del "ejercicio dialéctico", pues, una
vez discriminadas las Ideas se debe saber cómo pueden combinarse. Si todas
las Ideas fueran completamente heterogéneas unas a otras, no habría
problema.

Esa sería una pregunta que debería resolver un buen dialéctico. Porque
siempre se está en riesgo de caer en el infinito: La Idea de perro negro, la
Idea de perro negro pequeño, la idea de perro negro pequeño sentado, etc.
El dialéctico, como vimos, es quien maneja el arte de combinar las formas
encontrando lo semejante.

Pero, por otro lado, si todas las ideas se redujeran a una sola Idea —a la Idea
del Ser o de lo Uno— no se podría decir nada de las cosas. Un perro
pertenece a la Idea de Ser, también una mesa, también una flor. Si bien la
Idea de Ser abarca todas las cosas, la habilidad del dialéctico consiste en
discriminar lo que diferencia unas ideas de otras, por más que todas
participen de la Idea de Ser por ejemplo.

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Referencias
[Imagen sin título sobre Teoría de las Ideas]. Recuperado de:
https://filosofiadesegundo.blogia.com/2009/101701-teor-a-de-las-ideas-mito-de-
la-caverna.php

Borge, J. L. (1942). Funes el memorioso. En Jorge Luis Borges (1944). Ficciones.


Buenos Aires: Diario La Nación.

Ferrater Mora, J. (1965). Diccionario de filosofía [5ta Ed.]. Buenos Aires:


Sudamericana

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