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I NFORMACIÓ

PSICOLÒGICA

TEMES D’ESTUDI

Los trastornos de personalidad desde la


psicoterapia caracteroanalítica
Xavier Serrano Hortelano1

RESUMEN: Tomando como referencia la Teoría de Th.Millon y sus coincidencias con la Teoría psicodinámica y caracterológica,el
autor expone la visión sicosocial y ecológica que se tiene desde el modelo postreichiano del sufrimiento emocional y de los
llamados “trastornos de personalidad”
PALABRAS: Th.Millon; W.Reich, trastornos de personalidad, sufrimiento emocional,estructura, psicoterapia caracteroanalitica,
ecología de sistemas humanos
ABSTRACT: Taking like reference the theory of th. millon and its coincidences with w. reich and the psycodynamic theory and
caracterologic theory, the authorexposes the theory sicosocial and ecolgica of postreichiano model of the emotional suffering
and the‚ disorders of personality
KEY WORDS: Th.Millon, W.Reich, disorders of personality;emotional suffering; caracteroanalitic psychoterapy;ecology of human
systems

TH. Millon y los Trastornos de narcisistas y antisociales); con conflictos intrapsíqui-


Personalidad cos (sádicos, compulsivos, negativistas y masoquis-
Th. Millon en su libro “Trastornos de la personali- tas) y, por último, aquellos trastornos con déficits es-
dad. Más allá del DSM-IV”, deja claro desde sus pri- tructurales (esquizotípicos, límites, paranoides y des-
meras páginas que en la actualidad la presencia de este compensados” (ídem).
concepto en la nosología psicopatológica es palpable Pues bien, junto a la rigurosa elaboración del texto
y modifica la perspectiva clínica “En efecto, el forma- citado, lo que me resulta sumamente revelador, y gra-
to multiaxial revisado requiere que el conjunto de los tificante, es que este autor vanguardista y de referen-
síntomas no se evalúe como una entidad clínica sepa- cia académica en su especialidad se base en aspectos
rada del contexto más amplio del paciente, que inclu- teóricos y epistemológicos ya descritos en la literatura
ye el estilo de relacionarse, comportarse, pensar, sen- psicodinámica que van desde el propio S. Freud (1917),
tir y afrontar las dificultades, es decir su personali- pasando por su discípulo W. Reich (1934) hasta llegar
dad.” (Millon, 1996). Y también deja claro que los tras- a autores contemporáneos como los psicoanalistas, J.
tornos de personalidad no son enfermedades, que son Bergeret (1974) y O. Kernberg (1975), o los
sistemas estructurales, dinámicos, sin posibilidad de postreichianos, F. Navarro (1989) y X. Serrano (1990).
“división estricta entre normalidad y patología” De hecho algunos de estos autores son citados conti-
(ídem), que pueden ser evaluados pero no diagnosti- nuamente por Millon en los distintos apartados de su
cados de una forma definitiva y, por último que “los obra. Autores, por otra parte, muy poco citados y con-
trastornos de personalidad requieren modalidades de sultados en nuestras universidades de psicología o en
intervención combinadas y diseñadas “estratégica- los masters de psicopatología.
mente” (ídem). Partiendo, entre otras, de estas refe- Con este punto de partida voy a aprovechar estas lí-
rencias, propone una clasificación que me parece muy neas para, de forma sintetizada, aproximar sucintamen-
original y valiosa en cuanto es un intento global de te al lector al enfoque que tenemos los profesionales
modular variables distintas. Así diferenciará: “perso- postreichianos, es decir, aquellos que nos identifica-
nalidades con dificultades para el placer (esquizoides, mos con el modelo clínico desarrollado hace ya más
evitación y depresivos); personalidades con proble- de sesenta años por W. Reich desde el psicoanálisis y
mas interpersonales (dependientes; histriónicos; que definió como Vegetoterapia caracteroanalítica
!
(P.V.141; Director y responsable didáctico de la Escuela Española de Terapia Reichiana,Es.Te.R)

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(posteriormente orgonterapia1), reforzado y enrique- la coraza dejaba de ser funcional en esa persona y en
cido por las aportaciones de otros profesionales que ese tiempo. Sintomatología señalada y elaborada en
hemos seguido trabajando en esta dirección como O. manuales como el DSM-IV.
Raknes y F. Navarro impulsores de la “Scuola Euro- La originalidad de este modelo clínico se basa en la
pea di orgonoterapia”, cuna del colectivo que dirijo, la constatación de nuestra dificultad para vivir el placer
“Escuela española de terapia Reichiana” (Es.Te.R). y para vivir con placer, así como en las actitudes que
Actualmente definimos nuestra praxis clínica “psico- todos, en mayor o menor medida, hemos ido adoptan-
terapia caracteroanalítica” porque hemos ido aplican- do ante la represión y exigencias distresanes del exerior,
do su teoría a otros campos más específicos (como a y que se reflejan en la clasificación que Millon realiza
la psicoterapia breve o focal, Serrano, 1992) lo que en su libro, a saber, conductas evitativas, sádicas,
exigía una definición más genérica. compulsivas, de dependencia, de disociación, paranoi-
des, histriónicas, depresivas y narcisistas.
W. Reich: carácter versus personalidad
W. Reich, definió carácter como “la coraza del yo” Sufrimiento y trastornos de personalidad
(Reich, 1925).Con estos términos hacía referencia al desde la psicoterapia caracteroanalítica
hecho clínico que él fue observando en su “diván psi- El sufrimiento síquico, emocional, pasa a tener, por
coanalítico” de que la mayor o menor violencia fami- tanto, una etiología claramente social y por tanto, se
liar sufrida en nuestra infancia dentro de los sistemas puede prevenir con cambios en los ecosistemas socia-
familiar y educativo, así como el nivel de estrés pató- les, humanos. Sufrimiento, esa insatisfacción, que, re-
geno (distrés) al que nos hemos visto sometidos en pito, en mayor o menor medida, todos tenemos y sen-
todo nuestro proceso de maduración psicoafectiva des- timos, y que en algunos casos, o en determinados mo-
de la vida intrauterina hasta la adolescencia obliga a mentos, se acrecientan de tal modo que pasan a ser
nuestro ser, no solo a lavar un espacio psíquico donde evidentes por la “estridencia” de sus síntomas que “irri-
van a refugiarse todas esas experiencias lejos de nues- tan” la convivencia cotidiana. Pero que, en realidad,
tra consciencia, y al que Freud llamara inconsciente, son momentos de crisis que nos alertan del peligro de
sino también a desarrollar un sistema defensivo es- un naufragio total, y, por tanto deberían escucharse
tructural conductual y somático o neuromuscular, que porque en esos momentos se están haciendo oír aque-
permite y facilita la adaptación a las exigencias de los llas zonas que suelen estar mudas pero que condicio-
ecosistemas humanos de una forma soportable. nan dramáticamente nuestra realidad cotidiana.
Esta evitación del sufrimiento, proceso ya definido Esta visión obliga al profesional de la salud a con-
por Cannon a nivel fisiológico como homeostasis, es vertirse, si siente su oficio, en agente social, en cuanto
algo palpable y concreto, pues se evidencia en nuestra evidencia en su “diván reichiano”, que ese sufrimien-
conducta, es decir en nuestro carácter, que coincide to se podría reducir, que la potencialidad yoica de cada
con la definición de “personalidad” de Millon, antes persona se podría agrandar, y por tanto, se podría re-
citada, y en las tensiones crónicas de nuestros cuer- cuperar, al menos parcialmente, nuestro “paraíso per-
pos, la disfunción respiratoria y la distonía neurove- dido”, modificando dinámicas interrelacionales duran-
getativa (cefaleas, astenia, estreñimiento, taquicar- te la infancia, la adolescencia, incluso en nuestra rea-
dias...) que existe, en mayor o menor medida en todos lidad como adultos. Porque detrás de nuestra coraza
nosotros. De ahí que W. Reich planteara que la nor- se encuentra nuestra personalidad potencial por desa-
malidad ya implicaba neurosis en este sistema social, rrollarse. Pues lo que pensamos que es nuestra perso-
y diferenciara “neurosis caracterial” (con sus actitu- nalidad no es más que la interiorización de la realidad
des conductuales masoquistas, compulsivas, fálico- marcada por la coraza, fenómeno muy bien descrito
narcisistas o histéricas, cronificadas y egosintónicas) por Platón en su metáfora de “la caverna”.
del resto de psicopatologías que suponían un acrecen- Por ello desde la psicoterapia caracteroanalítica, la
tamiento del nivel de sufrimiento con una enfermedad psíquica, el sufrimiento emocional, y los
sintomatología aguda y evidente consecuencia de que consiguientes “trastornos de personalidad”, tienen una

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etiología fundamentalmente social y se articula durante cimiento de lo vivo y desarrollar ecosistemas y siste-
el proceso de maduración y de integración de funcio- mas humanos que faciliten ese proceso. El proceso de
nes de nuestra específica estructura humana. Por tanto ontogénesis pasa a ser, por tanto, un elemento funda-
el sistema familiar, como ecosistema principal duran- mental tanto en la prevención como en la clínica, su
te ese período, -en cuanto que dependemos de él para punto vincular. Porque en nuestra sistemática clínica
sobrevivir-, se convierte en el principal modulador de con la vegetoterapia caracteroanalítica-orgonterapia
la enfermedad o de la salud. Si bien sabemos que el (Navarro, 1983a, 1989b) muchos de los movimientos
sistema social condiciona enormemente las condicio- neuromusculares («acting») que la persona realiza en
nes de vida del sistema familiar hasta el punto de que el diván son reproducciones de movimientos muscu-
es su ecosistema. Por tanto para entender la enferme- lares espontáneos, «señales» de maduración y de inte-
dad tendremos que acercamos a comprender la lógi- gración funcional sicosomática durante ciertos perío-
cas de los sistemas humanos y de su interrelación con dos básicos de nuestra vida infantil. Es por ello que a
los ecosistemas vitales. Es así como la teoría Reichiana través del acting podemos acceder a recuerdos y ex-
se sitúa dentro del Nuevo paradigma o «Ecología glo- periencias vividas en ese tiempo.
bal «como lo define F. Capra (1996), porque el cono- Desde la experiencia clínica podemos comprender los
cimiento que adquirimos en el diván nos sirve para tipos de relación patologizante que se establecen en el
prevenir la futura patología interviniendo sobre nues- sistema familiar y que facilitan el desarrollo de una
tros ecosistemas. Esta es nuestra labor preventiva y un estructura con una autopoiesis constrictiva (utilizan-
signo de nuestra identidad. Siguiendo a Reich «ayu- do un término de H. Maturana dentro de nuestra con-
dar a recuperar nuestra identidad como animal y como cepción orgonómica) y, por tanto degenerativa, a tra-
ser humano», recuperar el instinto, recuperar el cono- vés de la sustitución o bloqueo de las respuestas bási-

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cas instintivas durante el embarazo y el parto que oca- desarrollará dinámicas estructurales diferentes, aleja-
sionará disfunciones neurohormonales y partos clíni- das de la dinámica funcional de la personalidad ma-
cos y traumáticos; durante las fases sexuales facilitan- dura. Entendiendo por Estructura, «la corporeización
do la instauración de la ambivalencia oral y, o, la fija- de un patron de organización» (Prigogine), siguiendo
ción triangular edípica; y durante la adolescencia, im- el concepto de W. Reich de «estructura organísmica».
pidiendo la posibilidad de desarrollar una estructura Desde nuestra experiencia (Serrano, 1990b) obser-
humana con una autopoiesis expansiva y en constante vamos tres tipos de estructura con características no
crecimiento, evolución y satisfacción, que Reich des- sólo psíquicas (como describe la escuela analítica fran-
cribió como Carácter maduro, o “genital” (siguiendo cesa de Bergeret) sino también somáticas, emociona-
la terminología freudiana de fases sexuales, no utili- les, perceptivas y existenciales: La estructura de ca-
zándose en el sentido literal de la palabra). En este rácter neurótica (fundamentalmente condicionados por
sentido es importante puntualizar que un parto clínico la dinámica triangular edípica patógena y con una co-
con forceps o ventosa es traumático pero lo que real- raza organizada); Estructura Borderline o fronteriza
mente provoca una fuerte tensión ocular y diafragmá- (fundamentalmente condicionada por la dinámica oral
tico es la pérdida de contacto que se puede producir ambivalente patógena, con un núcleo depresivo o de-
entre la madre y el bebe, antes, durante y después del presivo-sicótico y con una cobertura caracterial cuya
parto, siempre que no se compense con una actitud función es mantener una «normalidad» social evitan-
maternal del padre. Eso es lo que lleva a que el feto se do la explosión con ese núcleo patógeno pudiendo
sienta arrastrado, perdido y sólo en el vacío «cósmi- desarrollar una mínima coraza organizada) y la Es-
co», roto el cordón con la nave nutricia. Sabemos que, tructura psicótica (fundamentalmente condicionada por
etiopatológicamente hablando, más que una situación una dinámica oral primitiva patógena que provoca una
traumática o disfuncional, lo que influye es el conte- ausencia de contacto y una incapacidad de relación
con el otro limitando casi totalmente la formación de
nido que va asociado a dicha acción, la impronta emo-
una coraza organizada, desarrollando para sobrevivir
cional, energética, y por tanto el factor relacional. Y
una caracterialidad mimética).
esto ocurre a lo largo de todo el proceso de ontogénesis
(maduración sicoafectiva). Durante el embarazo, el par- Por sus particularidades globales y esenciales estas
to, la lactancia (a través de la fase oral) donde lo esen- tres estructuras están separadas por férreas fronteras
cial y realmente importante no es sólo que exista lac- marcadas por la propia particularidad. La batería de
tancia materna sino que se establezca una relación pruebas que permitiría diferenciarlas constituye lo que
definí como diagnóstico Inicial diferencial Estructu-
amorosa dentro del sistema familiar no solo entre la
ral, D.I.D.E (Serrano, 1990 ). Sobre el cual considero
madre y el bebé, sino también con el resto del sistema
que es un diagnóstico epistemológico porque preten-
familiar, especialmente con la figura del padre, por-
de conocer la realidad esencial de la persona, su des-
que sino hay un tercero el riesgo de fijación del bebé y
equilibrio emocional, neourovegetativo, energético,
de desplazamientos de afectos perversos de la madre
vital. Y a partir de ahí cualquier aspecto de su conduc-
hacia el bebe es muy grande.
ta y de su patología. Pero no tiene sólo presente la
Detrás de toda disfunción ha habido siempre un pro- sintomatología psicopatológica, y por tanto no
blema relacional y por tanto del sistema, que no se ha parcializa ni cosifica la realidad de la persona.
podido compensar. Una de las consecuencias clínicas Para el desarrollo del D.I.D.E. utilizamos los siguien-
de esta realidad es que para cubrir los objetivos tera- tes referentes:
péuticos tiene que existir un espacio clínico donde se
a) La predisposición constitucional.
va gestando una relación terapéutica que facilita el
proceso psicoterapéutico. Es esto, por tanto la base que b) El metabolismo orgonótico (Bioenergía).
fundamenta la importancia del encuadre o «setting». c) Relaciones objetales y rasgos de carácter.
Vemos pues que, según las particularidades de ese d) Bloqueos y tensiones musculares.
proceso de ontogénesis constrictivo, cada individuo e) Funcionamiento neurovegetativo y somático.
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f) Realidad actual, familiar, laboral, afectivo-sexual, ocasiones implica un contacto corporal, un masaje res-
situación clínica, motivaciones... piratorio y diafragmático, o/y una actitud provocativa
y en muchos casos paradójicamente «enloquecida» que
Asistencia Clínica permita la mirada del paciente para sentir nuestra
El diagnóstico de cada estructura exige coherente- empatía.
mente un tipo de encuadre (seting) y un tratamiento También vemos la necesidad de llevar un tratamien-
determinado. En ocasiones nos encontramos (sobre to específico con las personas con una estructura
todo en centros públicos u hospitales) con la necesi- psicótica introduciendo al sistema familiar en el pro-
dad de realizar una atención en crisis, siendo el único ceso, el psicofármaco en situaciones de crisis y la co-
encuadre donde la praxis clínica se realiza sin tiempo munidad terapéutica también puntualmente. En este
para el diagnóstico. En este encuadre trabajamos si- caso vemos como la importancia del diagnóstico se
guiendo los principios de los «primeros auxilios emo- refleja no sólo en el pronóstico o en la indicación del
cionales» de Eva Reich (1983), de M. Herskowitz tratamiento sino también para tener claro el tipo de
(1968), y de aportaciones propias, teniendo presente encuadre.
sobre todo la hipertensión ocular y la pérdida de con- Por ejemplo, sabemos -después de años de trabajar
tacto, la hipertensión cervical y los espasmos diafrag- en clínica profunda-, que el nivel de personas que de-
máticos. En este encuadre nuestra forma de estar es jan la terapia al poco de comenzarla por resistencias
activa con un campo energético abierto y por tanto en analíticas (fugas terapéuticas) es mucho mayor en la
un estado de fuerte empatía manifiesta. Y en muchas estructura borderline, en particular en aquellas con

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cobertura compulsivo-masoquista o fálico-compulsiva. to a la terapia profunda que combinaremos con otras


Para prevenir esto llegamos a la conclusión de que el técnicas corporales estando el paciente tumbado pero
número de sesiones debía de ser mayor que en el resto vestido. Las sesiones serán semanales y la duración
de estructuras y era muy adecuado hacer un trabajo estará prefijada con una media de veinte sesiones. Las
previo con un encuadre focal o breve que potenciara sesiones individuales se pueden combinar con dos se-
su nivel de «insight» y de analizabilidad. siones de grupo al mes de dos horas cada sesión (o de
Asimismo nos fuimos encontrando con personas que una sesión de tres horas, en función de las circunstan-
son atendidas en centros públicos o que asisten a nues- cias específicas de cada grupo), pero siempre comen-
tros centros privados pero no tienen poder adquisiti- zando en la tercera fase del tratamiento, a partir del
vo, que no pueden someterse a un tratamiento profun- tercer mes . Es interesante recordar que tanto Reich en
do como el de la vegetoterapia. su obra «psicología de masas del fascismo», como O.
Para intentar dar respuesta a ambas situaciones, con Raknes (1950) se plantearon ya esta opción terapéuti-
algunos colegas fuimos introduciendo variables pro- ca, aunque no profundizaron en ello.
pias de la clínica postreichiana. (Entre otros, el análi-
sis del carácter, la vinculación entre hipertensión mus- El encuadre o «Setting»
cular y reacción patógena aguda, y la realización de Podemos afirmar, que, excepto en las circunstancias
«actings» o movimientos neuromusculares de tipo antes descritas, el encuadre o «setting» de nuestra
«ontogénico») dentro de la tradición clínica analítica praxis sigue la tradición de la psicoterapia europea, y
de la terapia breve (Mahler, Balint, Braier...) llegando
por tanto toma como referencia el psicoanálisis. De
a desarrollar una sistemática que definí como «Psico-
hecho Reich se sentía en todo momento dentro de ese
terapia breve caracteroanalítica» (P.B.C) (Serrano,
movimiento (ver libro: Reich habla de freud, 1970).
1992). Donde el objetivo es facilitar la conciencia
Por ello es un encuadre analítico. Nos identificamos
emocional de aquellos rasgos de carácter que están
parcialmente con el psicoanalista Etchegoyen (1986)
ocasionando una disfunción patógena y, por tanto una
cuando recuerda que el setting es «ante todo una acti-
sintomatología. Esa toma de conciencia permite ges-
tud mental del analista y que alberga un contenido, el
tionar de una forma más funcional y consciente sus
proceso. Este contenido consiste en la singular rela-
recursos y su realidad. Y al mismo tiempo se reducen
ción entre analista y analizado y se compone de tres
los focos de hipertensión y se libera superficialmente
elementos: transferencia, contratransferencia y alianza
la respiración, aumentando la receptividad y la sensi-
terapéutica. Para que el proceso se desarrolle debe
bilidad. Son objetivos limitados que intentan reducir
existir un marco lo más estable posible, el encuadre».
el sufrimiento y anular la sintomatología utilizando la
crisis como una herramienta terapéutica aliada del En nuestra experiencia, esa actitud, no sólo es men-
«insight». Pero al ser objetivos limitado tanto el en- tal, sino también emocional y por tanto energética,
cuadre como la técnica tienen que ser coherente y por analógica, y es el elemento básico del «diván
eso distintos al de la terapia profunda, para evitar la reichiano». El encuadre, -sin el cual no hay proceso, y
ruptura de las defensas esenciales, la regresión y la por tanto no se cubren los objetivos clínicos-, se con-
neurosis de transferencia porque no tenemos tiempo figura a partir de una sistemática que vehiculiza una
para abordar todo ello, objetivos que sí podemos cum- serie de técnicas, pero para que sean funcionales de-
plir con un encuadre profundo, siguiendo nuestra tra- ben estar moduladas por la posición y la forma de es-
dición clínica. tar del terapeuta. Estando junto al paciente, respetan-
Para ello el terapeuta tendrá una posición analítica do su ritmo, sin inducciones ni consejos, sin formula-
pero más directiva, evitando la inducción y trabajan- ciones ni recetas sobre aspectos actuales de su vida.
do mucho con los señalamientos, los contrastes, la li- Con esta actitud la persona se siente acompañada, pero
bre asociación, y combinando el tiempo de la sesión al mismo tiempo se facilita que pueda desplazar afec-
entre la posición frontal sentados y el diván para la tos que desarrolló con objetos afectivos históricos a
realización de actings con un tiempo reducido respec- través de lo cual se va estableciendo la transferencia .

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En resumen, existirá una suficiente neutralidad, sin transferencial va acompañada de la activación de re-
que por ello se pierda la atmósfera empática. En tér- cuerdos y de emociones vinculadas de forma particu-
minos de Matte blanco diríamos que el terapeuta debe lar al objeto transferencial y al segmento de la coraza
saber colocarse en los dos planos de un encuadre ana- que estamos trabajando. Siguiendo la tradición
lítico: el simétrico y el asimétrico. reichiana (Reich, 1945) el proceso
Las sesiones individuales se rea- se realiza de forma cefalocaudal,
lizan con el paciente tumbado con del primer al séptimo segmento,
el cuerpo visto y el terapeuta junto porque es la forma en que se han
a él pero sin invadir su espacio. El el objetivo es ido estableciendo los bloqueos y las
número de sesiones y la periodici- tensiones, las defensas frente al
dad se determina en función de la facilitar la distress producido en su proceso de
estructura pero suele estar entre un conciencia emocional ontogénesis, como ya hemos visto
mínimo de una sesión semanal de anteriormente. Este abordaje de lo
50 minutos o una sesión cada quin- de aquellos rasgos muscular se desarrolla fundamen-
ce días de una hora y media (sesión de carácter que talmente a través de la ejecución,
doble) y un máximo de dos sesio- por parte del paciente de ciertos
nes dobles a la semana. No hay
están ocasionando actings neuromusculares que han
tiempo establecido (a diferencia del una disfunción sido señales moduladoras del pro-
encuadre de la P.B.C.) para termi- ceso evolutivo infantil, durante un
nar el proceso el cual se producirá,
patógena y, por cierto tiempo y durante un cierto
como cualquier otra situación del tanto una número de sesiones. El tiempo de
encuadre, a partir de un acuerdo en- ejecución de cada acting es de unos
tre el paciente y el terapeuta.
sintomatología. Esa 20 minutos. Durante ese tiempo la
toma de conciencia persona está centrada en la acción
Psicoterapia muscular y en su respiración, ob-
caracteroanalítica permite gestionar de servando las cosas que pasan por
profunda: Vegetoterapia una forma más su mente en una posición de aten-
caracteroanalítica ción flotante. Si aparecen sensacio-
funcional y nes o imágenes el paciente estará
Una vez establecido el contrato te-
rapéutico, en el caso de un encua- consciente sus atento para compartirlo verbalmen-
te luego con el terapeuta comuni-
dre profundo, comienza la recursos y su cando aquello que recuerde. Asi-
vegetoterapia caracteroanalítica
(orgonterapia): «Cuando en 1935 se realidad. mismo si aparece alguna emoción
descubrió el reflejo del orgasmo, el se abandonará a vivirla conscien-
acento del trabajo temente. El terapeuta mientras tan-
caracteroanalítico se desplazó ha- to está a su lado, acompañando esa
cia el domino somático. El término <vegetoterapia> acción, pero sin intervenir, solo empatizando con lo
representó el hecho de que ahora mi técnica terapéu- puede sentir el paciente y observando sus reacciones
tica influía sobre la neurosis caracteriológica en el involuntarias neurovegetativas, que forman parte del
dominio fisiológico. Hablamos de <vegetoterapia ca- lenguaje corporal que el terapeuta debe entender. Y en
racteroanalítica>, indicando con ello el trabajo simul- el momento apropiado contrastar, señalar o analizar,
táneo sobre el aparato psíquico y sobre el somático dentro del proceso de elaboración analítica.
(sistema neurovegetativo). (Reich, 1949a). Estos actings se desarrollan de forma secuencial si-
Esta praxis clínica está modulada fundamentalmente guiendo la metodología de F. Navarro (1990) aplicán-
por la relación terapéutica que se desarrolla teniendo dola en función de las estructuras (Serrano, 1994) Para
muy presente la estructura del paciente. La dinámica tener una referencia práctica, describiré algunos de los

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actings que se realizan con el primer segmento: mirar do el paciente ha integrado en su yo los aspectos nega-
un punto en el techo con la boca abierta (focalizacion dos de su proceso de maduración de su primera infan-
objetal: señal relacional primitiva); mirar un punto en cia y está capacitado para relacionarse con el “otro”,
el techo y después la punta de la nariz (diferencia pudiendo abordar todos los conflictos que esa persona
objetal primitiva descrita por R. Spitz); mirar a dere- fue encontrando en su proceso de integración social
cha e izquierda (entrada del tercero, emergencia de lo (familia amplia, escuela, pandillas,...). Esto suele co-
esquizoparanoide) o mirar en forma circular (relación incidir desde el punto de vista neuromuscular cuando
grupal, entrada del sistema familiar, realidad social y en el trabajo de desbloqueo cefalocaudal se empieza a
movimiento que solo pueden hacer los mamíferos hu- trabajar el tercer-cuarto segmento. Son grupos mixtos
manos). Existen actings para abordar los siete segmen- de 12-14 personas con dos coterapeutas de distinto sexo
tos de la coraza muscular descritos por W. Reich que con una sesión mensual durante dos años (lo social es
se van dinamizando, buscando la recuperación de la concreto y como tal el espacio grupal tiene un tiempo
motilidad vegetativa y la funcionalidad neuromuscular. de duración) y donde el sistema grupal desarrolla su
No hay muchos actings pero los que empleamos han propia matriz para trabajar dinámicas sociales conflic-
sido experimentados y varemada su funcionalidad su- tivas como los conflictos de género, la paranoia so-
ficientemente. Por otra parte lo importante no es la cial, los roles, el miedo a la autoridad, el individualis-
cantidad de movimientos sino la repetición y el análi- mo, la dificultad de asumir responsabilidades sociales
sis de la forma de realizar ese movimiento que en cada y la identidad grupal.
persona será diferente. Formando todo esto parte del Dentro de una sistemática propia (Serrano, 1997d)
análisis del carácter, entendiendo por carácter la se utilizan las referencias del grupoanálisis de Foulkes
estructuración defensiva sico-somática, que se va a del sicodrama de Moreno junto a técnicas sicocorpo-
reflejar tanto en la conducta con su base psíquica como rales. Pero el objetivo fundamental es que los partici-
en la respuesta muscular con su base somática. De esta pantes a través de la matriz grupal y de los conflictos
manera, no inducimos ni provocamos emociones, ni que se desarrollan en ese grupo tomen conciencia de
regresiones, sino que facilitamos una progresiva con- los conflictos sociales que viven en su vida real, y que,
ciencia corporal a través de la cual el sujeto siente la entre todos, encuentren formas de resolución. Es un
diferencia entre el yo y carácter, la relación entre la aforma muy importante de adquirir la “identidad so-
historia y su conducta actual, sus límites y sus poten- cial o del colectivo”, algo tan carente en nuestro siste-
cialidades y va sabiendo gestionar su realidad en fun- ma social.
ción de un yo al que le acompaña una coraza carácter
Teniendo presente que ese espacio grupal es una he-
flexible y basada en el principio del placer y de la ex-
pansión, del amor, y por tanto en la capacidad de en- rramienta convergente de la vegetoterapia individual
trega y de vivir la experiencia orgástica que siempre y en función de esa tesis se desarrolla la praxis de los
acompaña una mayor capacidad de compromiso so- terapeutas.
cial. Por último señalar que el sufrimiento emocional y,
Pero esto no es fácil, implica sumergirse de alguna por tanto algunos trastornos de personalidad, exigen
manera en “nuestro infierno”, en lo que hay detrás de un abordaje interdisciplinario al ser necesario combi-
las resistencias, las pulsiones reprimidas, con los con- nar la psicoterapia individual con la terapia de pareja
siguientes resistencias que aparecen a lo largo del pro- o la asistencia familiar, y en este sentido vemos nece-
ceso condicionando el ritmo y el tiempo del mismo. sario la aproximación de profesionales que desde dis-
Este abordaje individual va acompañado del trabajo tintos modelos y experiencias clínicas podamos abor-
de grupo. Esta modalidad del trabajo en grupo empie- dar cada día de una forma más funcional y deontológica
za cuando en la terapia individual se ha elaborado su- el sufrimiento psíquico y emocional de las personas
ficientemente el proceso de «separación-individua- que atendemos en nuestros espacios clínicos. Lo cual
ción», utilizando el término de Mahler. Es decir, cuan- nos conducirá, necesariamente, a cuestionar y revisar

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nuestros propios límites y sufrimientos y a poner me- Kernberg, O. (1979) . Desórdenes fronterizos y nar-
dios personales y colectivos para prevenirlos y evitar- cisismo patológico. Edit. paidos,.
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