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EDMUNDO ALFREDO LEÓN TIJERINO

Visita a Conventos e Iglesias en el centro Histórico de la CDMX

CONVENTO DE SANTO DOMINGO

La iglesia de Santo
Domingo es un templo
barroco del siglo XVIII.
Es todo lo que queda
de lo que fue el
importante convento de
la Orden de Santo
Domingo, en México
DF. Se localiza en el
centro histórico de la
ciudad, en la Plaza 23
de Mayo, y frente al costado norte de la Plaza de Santo Domingo, bastante cerca
de la catedral. La construcción de un sencillo y pequeño templo que se inició poco
después de la conquista de la ciudad, hacia 1527, siendo concluida hacia 1530.
Se reconstruyó por primera vez entre 1556 y 1571, para ampliar las dependencias
del convento. Esa segunda iglesia fue dañada severamente durante una
inundación de la ciudad, y se decidió volver a reconstruirlo, en un fastuoso estilo
barroco realizado con cantera rosa y revestimientos de tezontle, diseñado por
Pedro de Arrieta, durante la primera mitad del siglo XVIII, cuando tomó su aspecto
actual.
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El Camino Real de Tierra Adentro constituye


una parte del Camino Real Intercontinental
español de la Ciudad de México a Santa Fe. El
bien está conformado por cinco ciudades
Patrimonio Mundial y otros 55 sitios
relacionados con el uso del camino, tales como
puentes, ex-haciendas, pueblos y centros
históricos, un cementerio, ex-conventos, una
sierra, tramos del camino, una mina, templos y
capillas y cuevas en un tramo de camino de
1,400 km que incluyen en el país a la Ciudad de
México, estado de México, Hidalgo, Querétaro,
Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes,
Zacatecas, San Luis Potosí, Durango y
Chihuahua. El Camino fue un fenómeno
extraordinario como canal de comunicación. La
plata fue la fuerza motriz que generó la riqueza y el compromiso del Gobierno
español y la voluntad de colonos para 'abrir' el territorio del norte para la minería,
para establecer las poblaciones necesarias para los trabajadores y construir
fuertes, haciendas y templos.

Convento de la Encarnación

La historia del Templo del Antiguo Convento de la


Encarnación comenzó a finales del siglo dieciséis,
cuando la Orden de los Dominicos inició las labores
de planeación para establecer y construir uno de los
primeros inmuebles religiosos que existieron en la
Nueva España. Fue habilitada para albergar lo que
posteriormente se convertiría en el Convento de la
Encarnación, en el cual se localizaban capillas,
aposentos, huertas y un amplio claustro principal.
Para esas fechas
en las que Don
Alonso Fernández
de Bonilla cumplía con las funciones de
Arzobispo, este inmueble estaba destinado a la
oración y la educación de niñas españolas y
criollas.
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El Divino Salvador (Ex convento Santa Catalina de Siena)

Primer convento de dominicas de la Ciudad de México,


El templo se empezó a construir el 15 de agosto de 1623
bajo la dirección del arquitecto Juan Márquez Orozco.
Este convento tiene su historia: en 1863 fue expulsada la
comunidad (dominica); durante el imperio de Maximiliano
volvió a ser restaurada; al volver el gobierno del
licenciado Benito Juárez, fue vuelto a exclaustrar y
decomisar sus bienes; allí estuvo presa doña Josefa
Ortíz de Domínguez; el convento fue distribuido: una
parte para el Cuartel de San Ildefonso y parte para la
Escuela de Jurisprudencia y biblioteca.

Iglesia de la Virgen de Loreto

Desde unas calles antes de llegar a este


templo llama la atención su gigantesca
cúpula. Ya cuando estamos frente a él vemos
una fachada más bien sencilla, en la que
impera la geometría, ya no hay
barroquismos, a pesar de estar en un templo
jesuita y en la zona centro de la ciudad de
México en donde, si algo abunda, además de
templos, La edificación del templo de Nuestra
Señora de Loreto en la ciudad de México se
debe a la iniciativa de los sacerdotes
de la Compañía de Jesús. En 1809 se
inició la construcción del templo actual
de estilo neoclásico, proyectado y
construido por Ignacio Castera y José
Agustín Paz. En 1816 el templo fue
solemnemente bendecido. En lo
exterior el templo neoclásico es
sencillo; en la fachada principal
predomina el macizo sobre el vano,
pero esta sobriedad exterior contrasta
con la riqueza y maestría de los
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tallados en piedra que se encuentran junto a las pilastras del primer cuerpo, y
también con el espléndido relieve en mármol de la Virgen de Loreto que se
encuentra arriba del acceso principal. En lo interior el templo se divide en tres
partes: la nave con el coro y sotocoro en la zona del acceso principal, el crucero
formado por dos exedras a cada lado del eje longitudinal y el presbiterio, de planta
rectangular.

Convento de nuestra señora Teresa

Las portadas barrocas de este templo


son, a causa del hundimiento del suelo
pantanoso que alguna vez fue lago, las
más inclinadas en todo el Centro
Histórico. Los contrafuertes de principios
del siglo XVII le dan una personalidad
austera que revela el haber sido la
primera fundación de carmelitas
descalzas en la Ciudad de México y la
segunda en el país. Los marcos de las
ventanas rectangulares del segundo cuerpo dibujan anagramas de Santa Ana,
San José, la Virgen María y San Joaquín. Luego de
que las monjas fueron exclaustradas, el convento
fue empleado por el gobierno como cuartel,
imprenta del Diario Oficial y escuela. Su estructura
interior, sin grandes huellas carmelitas,
actualmente con el nombre de Ex Teresa Arte
Actual, está destinada al arte contemporáneo,
multimedia y performance.

Nota sobre las cruces de la


fachada:

Es empleada como signo distintivo de arzobispos y patriarcas.


Puede llevar la palabra nika ("victoria" en griego) y el segundo
travesaño de la cruz representa el titulus crucis, que Poncio
Pilato hizo poner sobre la cruz de Cristo: "Jesús de Nazaret, Rey
de los judíos"
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Convento de Santa Inés

El conjunto conventual estaba formado por la Iglesia y tres claustros de dos


niveles cada uno. En la planta baja, se ubicaba la sala de visitas y la sala de
profundis y en la parte superior los dormitorios y biblioteca.

Los confesionarios que aún existen, constaban del mismo en la iglesia empotrados
a la pared lateral del claustro y allí se ubican unas celosías desde las cuales y sin
salir a la calle, las monjas se confesaban.

A fines del mismo siglo hubo que hacer reparaciones mayores pues un taller de
carrocería y herraduría que fue construido junto, lo afectó a tal punto que casi se
derrumba y como lo que el virreinato subsidiaba no cubría las reparaciones, les dio
permiso para el disfrute de una rifa de billetes de la lotería. Manuel Tolsá dio el
dictamen de reedificación y posiblemente también ejecución, por lo que se hizo
llamar “El arquitecto del Convento de Santa Inés y sus fincas urbanas”. Así es que
su claustro y fachada se reconstruyeron con el estilo neoclásico en boga.

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