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Si cambiamos el comienzo de la historia, cambiamos la historia entera.

El día 5 de febrero de 1857 fue jurada la Constitución Política de la


República Mexicana, una constitución de ideología liberal redactada durante la
presidencia de Ignacio Comonfort, mediante la cual el pueblo mexicano reconoce
que los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales y
declaró que todas las leyes y todas las autoridades del país debían respetar y
sostener las garantías otorgadas por ella.

De entre los derechos garantizados por dicha carta magna, se estableció


en el artículo tercero: “La enseñanza libre”, como un principio educativo fundamental
y le dio el rango de un DERECHO FUNDAMENTAL, garantizado por la tutela del
estado.

Al decretar que “La enseñanza es libre”, se produce una particularización


de la declaratoria general de los Derechos del Hombre como “base y objeto de las
instituciones sociales”. Se crea un enlace entre el Artículo 1 que contiene el valor
educativo general de la Constitución y el valor particular de la libertad de enseñanza
que se institucionaliza y deberá ser realizado en la vida social.

Ignacio Ramírez argumentó que estando reconocida la libertad de


pensamiento y de expresión, el “derecho de enseñar” era una consecuencia
inobjetable y la valoraba como expresión de la igualdad ante la ley.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que reforma a la


de 5 de febrero de 1857, publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 5 de
febrero de 1917, hizo una simbiosis de dos conceptos: “Derechos humanos” y
“Garantías” para construir un nuevo concepto: “GARANTÍAS INDIVIDUALES”,
como pasó a llamarse el DERECHO A LA EDUCACIÓN (antes solo “libertad de
enseñanza” que siguió estando presente en su artículo tercero, al que incorporó la
laicidad de la enseñanza.

Con el paso del tiempo, el poder reformador ha realizado un total de 707


cambios, a la Constitución vigente desde el 5 de febrero de 1917, siendo la última
publicada el día 27 de agosto del año 2018, en la que el artículo tercero ha sufrido
un total de diez reformas, siendo la última la publicada el día 29 de enero de 2016.

Progresivamente se han ido incluyendo nuevos elementos al artículo


tercero constitucional hasta hacer que la EDUCACIÓN de calidad sea un
DERECHO y que sea obligatoria la educación básica (preescolar, primaria y
secundaria) y la media superior.

Esos cambios han contribuido para que nuestro país cuente con un sistema
educativo sólido y robusto, pero los tiempos actuales plantean nuevos retos y
desafíos. En ello, los maestros y maestras juegan un rol preponderante, sobre todo
en la implementación de cada una de las reformas.
El nuevo modelo educativo planteó singulares problemas para los docentes,
pero todos ellos mostraron un enorme compromiso con nuestra vocación.

Los maestros tenemos el compromiso de estar a la altura de la exigencia


histórica, de participar activamente para consolidar la Cuarta Transformación de
nuestro país, poniendo al servicio de la patria todo nuestro ser y nuestro saber, para
que la educación en México sea verdaderamente libre, laica, democrática y
obligatoria, de modo que se aniquile el monstruo de la ignorancia que tanto daño
hace a los hombres.

Debemos ser ejemplo para los alumnos, en la búsqueda de la excelencia


académica, que les permita acceder a un prototipo de éxito, al que quieran
asemejarse para hacer frente y transformar el mundo que les rodea. Como valientes
soldados estamos prestos para erradicar la ignorancia, con miras al futuro, donde
la igualdad en el acceso a la educación nos dignifique.

“Panorama de la Educación: Indicadores de la Organización para la


Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)” es la fuente de información más
acreditada sobre el estado de la educación en el mundo. Ofrece información sobre
la estructura, finanzas y desempeño de los sistemas educativos en los 34 países de
la OCDE y varios países asociados.

El informe Panorama de la Educación 2018 indica que los hijos de padres


que no han alcanzado la educación superior (terciaria) tienen menos probabilidades
de estar matriculados en Programas de Atención y Educación de la Primera Infancia
(AEPI). La UNESCO señala que la primera infancia es el periodo que va desde el
nacimiento hasta que el niño cumple ocho años de edad.

En particular, el Sistema Educativo Mexicano considera niveles que van


desde preescolar (Se proporciona a niños y niñas de entre 3 y 5 años de edad y
consta de tres grados o niveles) hasta educación media superior, que se considera
como de obligatoriedad. Así pues, aunque es bien sabido que el desarrollo cognitivo
del niño se inicia mucho antes de alcanzar la edad escolar, los gobiernos continúan
destinando una menor proporción de fondos públicos para este nivel educativo AEPI
que para la educación superior.

Pese a que son esenciales, los programas para niños y niñas en la primera
infancia siguen careciendo ampliamente de financiación, y su ejecución es
deficiente. La inversión pública en el desarrollo del niño en la primera infancia es
escasa, pero es en la EDUCACIÓN INICIAL donde proponemos se ponga especial
énfasis, pues es donde se nos brinda la oportunidad de identificar oportunamente
dificultades de aprendizaje de diferente tipo (neurológicas, psicológicas, sociales,
etcétera).

En el ámbito mundial, la Educación Inicial es un derecho fundamental de


todos los niños que, independientemente de su condición, deben recibir atención a
su desarrollo integral. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos, se consideran Servicios de Educación y Cuidado a la Infancia
Temprana todos aquellos que proveen cuidado y educación a niños que se
encuentran por debajo de la edad de educación obligatoria, sin importar el contexto,
el financiamiento, el horario del servicio o el contenido del programa. De acuerdo
con el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (2010), en la
infancia temprana se incluye a “todos los niños pequeños: desde el nacimiento y
primer año de vida, pasando por el periodo preescolar hasta la transición al periodo
escolar”. Aunque puede variar de país a país, usualmente la educación inicial se
refiere a la atención a niños de 0 a 6 años.

La Secretaría de Educación Pública considera a la educación inicial como


el servicio educativo que se brinda a niños menores de cuatro años de edad, con el
propósito de potencializar su desarrollo integral y armónico, en un ambiente rico en
experiencias formativas, educativas y afectivas, lo que le permitirá adquirir
habilidades, hábitos y valores, así como desarrollar su autonomía, creatividad y
actitudes necesarias en su desempeño personal y social. Por tanto, la educación
inicial es un derecho de los niños al tiempo que representa una oportunidad de las
madres y los padres de familia para mejorar y enriquecer sus prácticas de crianza,
y un compromiso del personal docente y de apoyo para cumplir con los propósitos
planteados.

Los descuidos y la inacción tienen un alto precio y comportan


consecuencias a largo plazo para la salud, la felicidad y las capacidades para
obtener ingresos cuando estos niños alcanzan la edad adulta. También contribuyen
a perpetuar los ciclos internacionales de pobreza, desigualdad y exclusión social.

Para la OCDE el acceso a la educación inicial es clave para el desarrollo


cognitivo de los estudiantes, por lo que en la mayoría de los países se ha convertido
en una política prioritaria.

Es por ello que la AEPI constituye una de las mejores inversiones que un
país puede emprender con miras a priorizar el desarrollo de sus recursos humanos,
la igualdad entre los sexos y la cohesión social, y a reducir el coste de los programas
de recuperación ulteriores.

El enfoque de la UNESCO ha sido reforzado por la Agenda 2030 de


Educación, en particular en lo relativo a la meta 4.2 del Objetivo de Desarrollo
Sostenible 4: “Para 2030, velar por que todas las niñas y todos los niños tengan
acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y a una enseñanza
preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria”.

La importancia de invertir en AEPI, especialmente para los niños de


entornos desfavorecidos, es también una recomendación crucial del informe "Marco
de la OCDE para la acción de políticas para el crecimiento inclusivo" presentado
como una medida para reducir las desigualdades.
Entre 2010 y 2015 el gasto por estudiante entre los países de la OCDE se
incrementó en un 5% en los niveles de educación primaria, secundaria y
postsecundaria no terciaria, y en un 11% en el nivel de educación terciaria. En Chile
y México el gasto por estudiante experimentó un aumento superior a la media desde
el nivel de educación primaria hasta el de educación postsecundaria no terciaria (en
un 20% y un 9% respectivamente), pero el gasto por estudiante de educación
terciaria disminuyó (en un 13% en Chile y en un 7% en México). Es evidente la falta
de inversión en la primera infancia, donde menos rezago hay y se invierte más en
el pico de la pirámide.

La CONAFE (Comisión Nacional de Fomento Educativo) cuenta ya con un


plan en materia de Educación Inicial, con una población-objetivo que incluye a
infantes de 0 a 3 años 11 meses de edad, cuya experiencia desde el año 1993 a la
fecha podría aprovecharse para materializar nuestra propuesta.

La educación inicial en México ha seguido un largo proceso de búsqueda


para ser reconocida y valorada como parte del proceso educativo. Los avances de
la investigación en psicología, pedagogía, neurociencias y sociología han aportado
evidencia científica que señala que durante los primeros años de vida de las
personas se abre una ventana de oportunidad para el aprendizaje, desarrollo y
bienestar del ser humano. El desarrollo de las niñas y niños a través de la sana
nutrición, el cuidado y el afecto tendrán un impacto sobre toda la trayectoria
educativa y laboral de las personas a lo largo de toda su vida, trayendo beneficios
en etapas posteriores y posibilitando el desarrollo de sus potencialidades y con ello,
la expansión de sus libertades individuales.

Si cambiamos el comienzo de la historia, cambiamos la historia entera.

El día 5 de febrero de 1857 fue jurada la Constitución Política de la


República Mexicana, una constitución de ideología liberal redactada durante la
presidencia de Ignacio Comonfort, mediante la cual el pueblo mexicano reconoce
que los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales y
declaró que todas las leyes y todas las autoridades del país debían respetar y
sostener las garantías otorgadas por ella.

De entre los derechos garantizados por dicha carta magna, se estableció


en el artículo tercero: “La enseñanza libre”, como un principio educativo fundamental
y le dio el rango de un DERECHO FUNDAMENTAL, garantizado por la tutela del
estado.

Al decretar que “La enseñanza es libre”, se produce una particularización


de la declaratoria general de los Derechos del Hombre como “base y objeto de las
instituciones sociales”. Se crea un enlace entre el Artículo 1 que contiene el valor
educativo general de la Constitución y el valor particular de la libertad de enseñanza
que se institucionaliza y deberá ser realizado en la vida social.
Ignacio Ramírez argumentó que estando reconocida la libertad de
pensamiento y de expresión, el “derecho de enseñar” era una consecuencia
inobjetable y la valoraba como expresión de la igualdad ante la ley.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que reforma a la


de 5 de febrero de 1857, publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 5 de
febrero de 1917, hizo una simbiosis de dos conceptos: “Derechos humanos” y
“Garantías” para construir un nuevo concepto: “GARANTÍAS INDIVIDUALES”,
como pasó a llamarse el DERECHO A LA EDUCACIÓN (antes solo “libertad de
enseñanza” que siguió estando presente en su artículo tercero, al que incorporó la
laicidad de la enseñanza.

Con el paso del tiempo, el poder reformador ha realizado un total de 707


cambios, a la Constitución vigente desde el 5 de febrero de 1917, siendo la última
publicada el día 27 de agosto del año 2018, en la que el artículo tercero ha sufrido
un total de diez reformas, siendo la última la publicada el día 29 de enero de 2016.

Progresivamente se han ido incluyendo nuevos elementos al artículo


tercero constitucional hasta hacer que la EDUCACIÓN de calidad sea un
DERECHO y que sea obligatoria la educación básica (preescolar, primaria y
secundaria) y la media superior.

Esos cambios han contribuido para que nuestro país cuente con un sistema
educativo sólido y robusto, pero los tiempos actuales plantean nuevos retos y
desafíos. En ello, los maestros y maestras juegan un rol preponderante, sobre todo
en la implementación de cada una de las reformas.

El nuevo modelo educativo planteó singulares problemas para los docentes,


pero todos ellos mostraron un enorme compromiso con nuestra vocación.

Los maestros tenemos el compromiso de estar a la altura de la exigencia


histórica, de participar activamente para consolidar la Cuarta Transformación de
nuestro país, poniendo al servicio de la patria todo nuestro ser y nuestro saber, para
que la educación en México sea verdaderamente libre, laica, democrática y
obligatoria, de modo que se aniquile el monstruo de la ignorancia que tanto daño
hace a los hombres.

Debemos ser ejemplo para los alumnos, en la búsqueda de la excelencia


académica, que les permita acceder a un prototipo de éxito, al que quieran
asemejarse para hacer frente y transformar el mundo que les rodea. Como valientes
soldados estamos prestos para erradicar la ignorancia, con miras al futuro, donde
la igualdad en el acceso a la educación nos dignifique.

“Panorama de la Educación: Indicadores de la Organización para la


Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)” es la fuente de información más
acreditada sobre el estado de la educación en el mundo. Ofrece información sobre
la estructura, finanzas y desempeño de los sistemas educativos en los 34 países de
la OCDE y varios países asociados.

El informe Panorama de la Educación 2018 indica que los hijos de padres


que no han alcanzado la educación superior (terciaria) tienen menos probabilidades
de estar matriculados en Programas de Atención y Educación de la Primera Infancia
(AEPI). La UNESCO señala que la primera infancia es el periodo que va desde el
nacimiento hasta que el niño cumple ocho años de edad.

En particular, el Sistema Educativo Mexicano considera niveles que van


desde preescolar (Se proporciona a niños y niñas de entre 3 y 5 años de edad y
consta de tres grados o niveles) hasta educación media superior, que se considera
como de obligatoriedad. Así pues, aunque es bien sabido que el desarrollo cognitivo
del niño se inicia mucho antes de alcanzar la edad escolar, los gobiernos continúan
destinando una menor proporción de fondos públicos para este nivel educativo AEPI
que para la educación superior.

Pese a que son esenciales, los programas para niños y niñas en la primera
infancia siguen careciendo ampliamente de financiación, y su ejecución es
deficiente. La inversión pública en el desarrollo del niño en la primera infancia es
escasa, pero es en la EDUCACIÓN INICIAL donde proponemos se ponga especial
énfasis, pues es donde se nos brinda la oportunidad de identificar oportunamente
dificultades de aprendizaje de diferente tipo (neurológicas, psicológicas, sociales,
etcétera).

En el ámbito mundial, la Educación Inicial es un derecho fundamental de


todos los niños que, independientemente de su condición, deben recibir atención a
su desarrollo integral. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos, se consideran Servicios de Educación y Cuidado a la Infancia
Temprana todos aquellos que proveen cuidado y educación a niños que se
encuentran por debajo de la edad de educación obligatoria, sin importar el contexto,
el financiamiento, el horario del servicio o el contenido del programa. De acuerdo
con el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (2010), en la
infancia temprana se incluye a “todos los niños pequeños: desde el nacimiento y
primer año de vida, pasando por el periodo preescolar hasta la transición al periodo
escolar”. Aunque puede variar de país a país, usualmente la educación inicial se
refiere a la atención a niños de 0 a 6 años.

La Secretaría de Educación Pública considera a la educación inicial como


el servicio educativo que se brinda a niños menores de cuatro años de edad, con el
propósito de potencializar su desarrollo integral y armónico, en un ambiente rico en
experiencias formativas, educativas y afectivas, lo que le permitirá adquirir
habilidades, hábitos y valores, así como desarrollar su autonomía, creatividad y
actitudes necesarias en su desempeño personal y social. Por tanto, la educación
inicial es un derecho de los niños al tiempo que representa una oportunidad de las
madres y los padres de familia para mejorar y enriquecer sus prácticas de crianza,
y un compromiso del personal docente y de apoyo para cumplir con los propósitos
planteados.

Los descuidos y la inacción tienen un alto precio y comportan


consecuencias a largo plazo para la salud, la felicidad y las capacidades para
obtener ingresos cuando estos niños alcanzan la edad adulta. También contribuyen
a perpetuar los ciclos internacionales de pobreza, desigualdad y exclusión social.

Para la OCDE el acceso a la educación inicial es clave para el desarrollo


cognitivo de los estudiantes, por lo que en la mayoría de los países se ha convertido
en una política prioritaria.

Es por ello que la AEPI constituye una de las mejores inversiones que un
país puede emprender con miras a priorizar el desarrollo de sus recursos humanos,
la igualdad entre los sexos y la cohesión social, y a reducir el coste de los programas
de recuperación ulteriores.

El enfoque de la UNESCO ha sido reforzado por la Agenda 2030 de


Educación, en particular en lo relativo a la meta 4.2 del Objetivo de Desarrollo
Sostenible 4: “Para 2030, velar por que todas las niñas y todos los niños tengan
acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y a una enseñanza
preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria”.

La importancia de invertir en AEPI, especialmente para los niños de


entornos desfavorecidos, es también una recomendación crucial del informe "Marco
de la OCDE para la acción de políticas para el crecimiento inclusivo" presentado
como una medida para reducir las desigualdades.

Entre 2010 y 2015 el gasto por estudiante entre los países de la OCDE se
incrementó en un 5% en los niveles de educación primaria, secundaria y
postsecundaria no terciaria, y en un 11% en el nivel de educación terciaria. En Chile
y México el gasto por estudiante experimentó un aumento superior a la media desde
el nivel de educación primaria hasta el de educación postsecundaria no terciaria (en
un 20% y un 9% respectivamente), pero el gasto por estudiante de educación
terciaria disminuyó (en un 13% en Chile y en un 7% en México). Es evidente la falta
de inversión en la primera infancia, donde menos rezago hay y se invierte más en
el pico de la pirámide.

La CONAFE (Comisión Nacional de Fomento Educativo) cuenta ya con un


plan en materia de Educación Inicial, con una población-objetivo que incluye a
infantes de 0 a 3 años 11 meses de edad, cuya experiencia desde el año 1993 a la
fecha podría aprovecharse para materializar nuestra propuesta.

La educación inicial en México ha seguido un largo proceso de búsqueda


para ser reconocida y valorada como parte del proceso educativo. Los avances de
la investigación en psicología, pedagogía, neurociencias y sociología han aportado
evidencia científica que señala que durante los primeros años de vida de las
personas se abre una ventana de oportunidad para el aprendizaje, desarrollo y
bienestar del ser humano. El desarrollo de las niñas y niños a través de la sana
nutrición, el cuidado y el afecto tendrán un impacto sobre toda la trayectoria
educativa y laboral de las personas a lo largo de toda su vida, trayendo beneficios
en etapas posteriores y posibilitando el desarrollo de sus potencialidades y con ello,
la expansión de sus libertades individuales.

Los niños no son un costo, son una inversión y el hecho de que se atente
contra la estructura de estancias infantiles, reclama una modificación a la política de
atención a la primera infancia, para atender a una población de 8.7 millones de niños
de entre 0 y 3 años, de los cuales solo 1 millón 135 mil están dentro de los 10
modelos de estancias infantiles, de modo que 7.5 millones de niños están fuera del
foco de atención.

Al final de este gobierno habrá una población de 27.5 millones de niños en


ese rango de edad, para lo cual no será suficiente el presupuesto de 0.08% del PIB,
que actualmente se destina para inversión en la primera infancia.

Por ende, el gremio de Maestros en México pedimos que la EDUCACIÓN


INICIAL sea incorporada al texto Constitucional también como un derecho de los
mexicanos y una obligación para el Estado de impartirla, de modo que se generen
las condiciones necesarias presupuestarias para configurar el aparato que la
implemente, con el propósito de brindar atención a los niños desde la PRIMERA
INFANCIA, en un rango de edad de 0 a 3 años 11 meses de edad.

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