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LA ETICA CRISTIANA M a r c ia n o V id a l
¿Qué es la moral
cristiana?
A. SINTESIS
La moral cristiana es la práctica de la fe, siguiendo
a Cristo y realizando el reinado de Dios.
B. Para AMPLIAR
La moral cristiana se sintetiza en la realización de
la caridad.
C. Para PROFUNDIZAR
La ética teológica es la reflexión sobre el dato de la
moral evangélica.
D. Para CONFRONTAR
El modelo teológico-moral para expresar la moral
cristiana: la «autonomía teónoma».
_________ GUIA__________
En esta primera Unidad se pretende describir qué
es la ética cristiana, en su doble vertiente de vida
(«moral vivida») y de reflexión («moral formulada» o
teología moral).
Para captar el significado de la ética de los cristia
nos se acude al evangelio para ver allí cómo se narra
la práctica de Jesús. Es esta práctica el paradigma de
la moral cristiana. Por eso se identifica con el segui
miento de Jesús y con la construcción del reinado de
Dios. En cuanto al contenido, la moral cristiana se
resume en la práctica de la caridad.
La reflexión sobre la moral vivida de los cristianos
se llama Teología moral o Etica teológica. Partiendo de
la tradición eclesial y teniendo en cuenta la renova
ción del Concilio Vaticano II, se propone un modelo
teológico-moral que asuma el espíritu evangélico y
que responda a las exigencias de la racionalidad ac
tual: modelo basado en la «autonomía», pero abierta
a la trascendencia, es decir, «teónoma».
B. Para AM PLIAR
La moral cristiana se sintetiza en la realización de la caridad.
B. 1. La moral cristiana como la esfera m oral fue la proclam ación del precepto
«moral de la caridad» fundam ental del a m o r a Dios y al prójim o» (R.
Schnackenburg, El testimonio moral del NT. M adrid
Para la conciencia cristian a de todos los tiem 1965, 73).
pos, la carid ad ha constituido la exigencia m oral El m ensaje del Nuevo T estam ento propone la
m áxim a (Me 12, 28-31), pues en ella se resum e toda caridad como la actitud básica y el contenido nu
la ley (Rom 13, 10). «La Iglesia p rim itiva y con ella clear de la ética cristiana. A continuación se recogen
la cristianidad de todos los siglos tiene la convic los textos principales, ordenándolos de acuerdo con
ción profunda de que la gran aportación de Jesús en un criterio de progresión tem ática.
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C. 1. La reflexión teológica com o fuerza
«inculturadora» de la ética evangélica.
C. 2. El Concilio V aticano II y la renovación
de la ética cristiana.
D. Para C O N FR O N TA R
El modelo teológico-moral para expresar la moral cristiana: la «autonomía teónoma».
Conceptos básicos de la
moral cristiana
Apartado 1
La responsabilidad moral y sus expresiones: op
ción fundamental - actitudes - actos.
Apartado 2
Los valores y las normas morales.
Apartado 3
La conciencia moral cristiana.
Apartado 4
El pecado: fracaso en la vida moral cristiana.
_________ GUIA__________
El contenido de esta Unidad es amplio, ya que co
rresponde al estudio de los factores que intervienen en
la vida moral. Tales factores, cuando entran a formar
parte del discurso teológico-moral, se convierten en
categorías básicas de la teología moral.
Agrupamos dichos factores o categorías en cuatro
grupos:
- la responsabilidad, dentro de la cual se desta
can las expresiones de la opción fundamental, las acti
tudes y los actos;
- el momento objetivo de la moralidad, expresado
mediante el concepto de valor moral, que es formula
do a través de la norma moral;
- el momento subjetivo de la moralidad, expresa
do mediante la categoría de conciencia moral,
- el fracaso en la vida moral, cuya expresión es el
pecado.
A. SINTESIS
Comprensión y expresiones de la responsabilidad
moral del cristiano.
B. Para AMPLIAR
Análisis de la opción fundamental y de la actitud
moral.
C. Para PROFUNDIZAR
Interrogantes pedagógico-catequéticos sobre la
función de la opción fundamental.
D. Para CONFRONTAR
Comparación de «esquemas» para formular las ex
presiones del comportamiento moral.
PARA r o M n r R R r a r t i c a
A. Síntesis
Comprensión y expresiones de la responsabilidad moral del cristiano.
^ A m o j r n u n r F R LA ETICA CRISTIANA
B Para AM PLIA R
Análisis de la opción fundamental y de la actitud moral.
D. 1. El esquem a aristotélico-escolástico-ca-
suístico.
D. 2. El esquem a actual personalista
Existen diversos esquem as teóricos p ara form u tos en general y sobre los vicios y virtudes en p a rti
lar la realidad de las expresiones del com porta cular.
m iento responsable. En la actualidad se abandona • Actos: fueron d u ran te m ucho tiem po la cate
el esquem a aristotélico-escolástico-casuístico y se goría antropológica-m oral m ás im portante y a ve
acepta el esquem a personalista. ces la única de la m oral. Por eso se ha calificado a la
m oral casuista com o u n a «m oral de actos ».
D. 1. El esquema aristotélico-escolástico- La m oral cristian a ha sido expuesta, durante
m ucho tiem po, a p a rtir de este esquem a aristotéli-
casuístico co-escolástico-casuístico. El hallazgo m ás im por
En el esquem a aristotélico-escolástico-casuís- tante en este esquem a fue la estru ctu ra interm edia
tico se exponen las expresiones del com portam iento entre la potencia y el acto: el hábito. Los hábitos, en
responsable del siguiente modo: efecto, son «principios intrínsecos de la acción h u
m ana».
Potencias —» Hábitos (virtud; vicio) —* Actos Aun reconociendo los m éritos objetivos de este
• Potencias: constituyen la p rim era estru ctu ra esquem a y las ventajas que su utilización ha a p o r
expresiva del com portam iento hum ano, ya que, se tado, creem os que su uso en la m oral se h a converti
gún la doctrina escolástica, el «alm a» no es inm e do en problem a.
diatam ente operativa. Para el com portam iento m o Por una p arte, la vida m oral se ha desplazado
ral, se tra ta de dos potencias determ inadas: la inte excesivam ente hacia la categoría expresiva del ac
ligencia y la voluntad. En la conjunción de am bas to. M ientras que en la m oral de santo Tom ás y de la
potencias radica el com ienzo del acto m oral. tradición tom ista, la im portancia del háb ito tenía
• Hábitos: constituyen la estru ctu ra interm edia la prim acía, en la m oral casuista se insistió de un
entre las potencias y los actos. Son habitudes en modo prevalente en los actos. Esto dio lugar a una
orden a la natu raleza (en orden a las potencias) y, a «atom ización» de la vida m oral. A la vez, los h á b i
través de ella, en orden a la acción. Consisten en tos se entendían como la repetición de los actos, d an
disposiciones que hacen m ás fácil la p ro n ta y eficaz do lugar a una concepción «m ecanicista» de los h á
ejecución de los actos correspondientes. Los hábitos bitos, convirtiendo a éstos en «autom atism os» y no
pueden ser: 1) buenos: virtudes; 2) m alos: vicios. en actitudes.
Existe una extensa teoría escolástica sobre los h áb i Además, la utilización del esquem a aristotélico-
A. SINTESIS
Noción y función del valor moral y de la norma
moral.
B. Para AMPLIAR
La «ley nueva» en la ética cristiana.
C. Para PROFUNDIZAR
Captación de los valores morales.
D. Para CONFRONTAR
Relación de la ética cristiana con otros sistemas
axiológicos.
La ética cristian a se sirve, com o todos los siste m ino se alude, po r ejem plo: a todo el A ntiguo Testa
m as m orales, de la categoría de la norm a. Sin em m ento; a una de las partes im p o rta n tes de los escri
bargo conviene señalar un dato específicam ente tos veterotestam entarios («la ley y los profetas»); al
cristiano en relación con este tem a. contenido ético-jurídico; etc. La versión de los LXX,
al servirse del térm ino «nom os», in tro d u jo cierta
am bigüedad en el concepto de ley tal com o se en
tendía en el Antiguo T estam ento.
Aunque en la Biblia, en la tradición teológico-
moral y en el magisterio eclesiástico se formulan Aquí nos interesa únicam ente recoger la ense
ñanza del Nuevo T estam ento sobre la «ley nueva»
normas éticas, la norma decisiva de la ética cris en cuanto co n trap u esta a la «ley antigua». Dos afir
tiana es Cristo. No hay otra norma para el cristia m aciones sobresalen:
no que el acontecimiento de Jesús de Nazaret: en
él se manifiesta el ideal absoluto y la bondad origi
nal de Dios, a) Para el cristiano
existe una «ley nueva»
En el Nuevo T estam ento y en la m ás genuina En el Nuevo T estam ento se afirm a la existencia
tradición teológica existe un tem a teológico-m oral de una norm a original de actuación. Esa n o rm a es
que relativiza el sentido y la función de la norm a descrita con el sustantivo de «ley»; sin em bargo, al
m oral. Es el tem a de la «ley interior» en cuanto añadirle los calificativos («del E spíritu», «de liber
altern ativ a cristian a a la «ley exterior». Conviene tad», etc.), se le qu ita la su stan tiv id ad p ropiam ente
recordar esta enseñanza como perm anente am ones jurídica. He aquí las expresiones con las que se des
tación ante todo in tento de absolutizar el sistem a criben los rasgos esenciales de la ley nueva del cris
norm ativo en la vida m oral. tiano:
• «Ley de Cristo» (Gál 6, 2): a) C risto es nuevo
B. 1. Enseñanza neotestamentaria Moisés (serm ón de la m ontaña): prom ulga con sus
sobre la «ley nueva» palabras y sus obras la voluntad de Dios; b) n uestra
relación con la ley debe hacerse a través de Cristo:
El concepto de «ley» en la S agrada E scritura él es n uestra ley (m ística cristológica en dim ensión
tiene una gran riqueza de significados. Con este tér ética).
D. 1. El constitutivo del valor moral no: ética tom ista; m ediante la realización integral
según diversos sistemas de moral de la persona: versión m oderna de la ética eudemó-
nica; etc.);
La d eterm inación del constitutivo intrínseco del
valor m oral es el elem ento esencial de todo sistem a - en la arm onía interior: el ideal ético está en la
m oral. Coincide con la determ inación de cuál es el «ataraxia» y la «apátheia» (estoicism o clásico), o en
valor suprem o dentro del orden m oral y, consi la realización del «sustine et abstine» (= «aguanta
guientem ente, desde él se organiza el universo obje y m anténte») (estoicism o popular);
tivo de la m oralidad. Por otra p arte, la pregunta y - en el deber por el deber: vivencia ética desde la
la respuesta sobre el constitutivo del valor m oral autonom ía de la voluntad (ética kantiana);
denotan la peculiar m anera de entender y de resol - en la utilidad: el bien reside en sacar la m áxi
ver el problem a de la jerarquización de los valores m a utilid ad p a ra el m ayor núm ero posible de suje
m orales dentro de un sistem a m oral determ inado. tos (utilitarism o clásico), o en deducir el m áxim o
En la historia de la reflexión ética se ha colocado provecho p a ra la vida individual y social (neo-
el constitutivo del valor m oral, entre otras realid a utilitarism o);
des, en las siguientes: - en el altruism o (m ezclado con ciertas dosis de
- en la obligación externa: obediencia a un p rin egoísmo): el ideal ético está en m ira r siem pre por
cipio exterior legislante (sistem as m orales obliga los dem ás sabiendo que de ese m odo se atiende
cionistas, legalistas, heterónom os, tabuistas, etc.); tam bién a uno m ismo;
- en el placer: es bueno lo que origina p lacer y - en la libertad: entendida como absurdo (ética
en la m edida en que lo causa (existen variantes no sartriana), como lucha co n tra los valores vigentes
tables: hedonism o craso, epicureism o, hedonism o (éticas revolucionarias), o como factor de destruc
elitista, hedonism o del goce tranquilo y co m p arti ción (éticas de signo nihilista);
do, etc.); - en el ejercicio de la razón: actuando lúcida
- en la felicidad (endemonia): el ideal ético consis m ente en un m undo en el que, frente a todas las
te en la realización feliz del hom bre (m ediante el inevitables inseguridades y frente a todos los reales
ejercicio de sus funciones superiores: ética aristo té m otivos de desesperanza, la razonabilid ad es el ú n i
lica; m ediante la consecución del fin ultim o hu m a co asidero del hom bre.
-El cosmos es visto como obra de Dios y como reflejo de su -El cosmos es visto como una realidad profana, desprovista
poder. de poder numinoso.
-Conciencia del hombre de estar sometido a las leyes del -El cosmos es para el hombre un objeto dominado o
cosmos. dominable.
-P o d e r d el h o m b re: recelo ante el poder de la técnica. -P o d e r del h o m b re: conciencia y aceptación del poder de la
técnica.
- P roceso d e au to-tra n sfo rm a ció n : el hombre no depende de lo las producciones (materia
-P r o c e s o de au to -tra n sfo rm a ció n :
que él hace o produce. les y espirituales) del hombre producen al mismo hombre.
el ser humano está sometido a fines últimos;
- F in e s ú ltim os: - F in e s in m ed ia to s: el hombre formula fines mediatos a fin de
oposición a toda moral de situación. conformar y dar sentido a su acción.
insistente mirada a la tradición para
- V inculación a l p a s a d o : conciencia de que existen
-D esv in cu la ció n d el p a s a d o :
iluminar el futuro; la historia es considerada como «problemas sin precedentes»; la sabiduría histórica es
«maestra de la vida». considerada insuficiente para responder a los nuevos
interrogantes.
-R e c e lo an te el fu tu ro: colocado el pasado en primer plano, se conciencia del «porvenir», el
-P r o y ec c ió n h a c ia el fu tu ro:
recela y se teme al futuro. pasado se sitúa en segundo plano. •i- *
valorada por su dignidad «absoluta»,
-L a p erso n a hum ana: conciencia de la dignidad de«toda» la
-L a p erson a hum ana:
sin tener en cuenta a veces la «indignidad» de la situación persona (sin dualismos) y de «todas» las personas (sin
concreta. privilegios).
se funda más en «quién» manda que en
- L a a u torid ad : - L a au to rid a d : se funda másen el «contenido» yen la«forma»
«cómo» manda. de lo mandado.
- E l con flicto s o c ia l: es estimado como negativo; se procura considerado como algo inherente a la
- E l c o n flic to s o c ia l: es
evitarlo. vida del grupo; se tiene conciencia de sus aspectos positivos
y negativos.
- E lp lu r a lis m o : recelo ante él; no es asumido en la vida real. aceptación, al menos teórica; es fuente de
- E l p lu ralism o:
relativismo social.
A. SINTESIS
El fenómeno de la conciencia en la vida moral.
B. Para AMPLIAR
Condiciones para el recto ejercicio de la conciencia
moral.
C. Para PROFUNDIZAR
Doctrina de la Sagrada Escritura sobre la concien
cia moral.
D. Para CONFRONTAR
Perspectivas psicológicas para el conocimiento de
la conciencia moral.
B. Para AM PLIA R
Condiciones para el recto ejercicio de la conciencia moral.
P A R A C O N O C F R J A F T 1 C A F F í Ct í a m a A7
ciencia errónea». Expone esta doctrina en dos fa • El a u to r de las cartas pastorales relaciona la
mosos pasajes: 1 Cor 8-10; Rom 14. conciencia con la fe y la herejía. El cristiano perfecto
• Formación y educación de la conciencia. Pablo es aquel que tiene una fe sin quiebras, sin com pro
desea p a ra todos m ente ilu strad a y clara (1 Cor 10, m iso con la herejía y dentro de u n a conciencia bue
29-30), aunque m ás desea corazones que am en. na y perfecta. No se puede tener una conciencia pu
ra si no se tiene la fe perfecta. La fe es una condición
• Los cristianos tienen el deber de formar su con indispensable p a ra una conciencia m oral buena.
ciencia: exam inándose a sí m ism os (1 Cor 11, 28; 2
Cor 13, 5; Gál 6, 4), buscando la voluntad de Dios • El a u to r de la ca rta a los Hebreos relaciona la
(Rom 12, 2; Ef 5, 10), ponderando en cada ocasión conciencia con el pecado y la purificación. La sangre
qué es lo que conviene (Flp 1, 10). de Cristo es capaz de purificar la conciencia h u m a
na m anchada por el pecado p a ra h acer de la exis
• La conciencia tiene que ser «buena» e «irrepro tencia hu m an a un culto digno de Dios (Heb 9, 14).
chable» (Hch 23, 1; 24, 16).
D. Para C O N FR O N TA R
Perspectivas psicológicas para el conocimiento de la conciencia moral.
ANOMIA
A. SINTESIS
Conceptualización teológica del pecado.
B. Para AMPLIAR
Las desviaciones en la vivencia y en la presentación
cristianas del pecado.
C. Para PROFUNDIZAR
El pecado en la historia de salvación.
D. Para CONFRONTAR
Responsabilidad personal y pecado estructural.
B. 1. Residuos tabuísticos en la noción tacha que contam ina desde fuera» (P. Ricoeur, Fini-
y vivencia cristianas tud y culpabilidad. M adrid 1969, 265-294).
de la culpabilidad El pecado entendido com o «tabú» y expresado
como «m ancha» no ha sido ajeno a la vivencia y a la
«Tabú» es u n a p a la b ra de origen polinesio que com prensión cristian as de la culpabilidad. Prescin
se em plea p a ra designar una realidad (cosa, perso diendo de las situaciones patológicas, como son las
na, etc.), cuyo uso o contacto está prohibido al hom del neurótico obsesivo o escrupuloso, se constatan
bre. Una realid ad es tab ú cuando el hom bre no pue los siguientes residuos tabuísticos:
de p en etrar en ella sin que se desencadenen diver
sos m aleficios que están dentro de dicha realidad.
Existe un m uro infranqueable entre la realidad ta
bú y el hom bre, m uro que puede ser violado tanto a) La violación mecánica de la norma
de pensam iento, como de p a la b ra o de acción. En algunas personas aflora a veces la vivencia
D entro de este esquem a de m oral tabuística, el del pecado como violación mecánica (no asumida
pecado es com prendido y vivenciado como la viola responsablemente) de una norma. La acusación de
ción de un tabú. Por o tra p arte, el pecado-tabú es «pecados que no m e acuerdo» o de «pecados que
expresado m ediante el sím bolo de la mancha. Ri- quizás haya com etido sin saberlo» puede in terp re
coeur h a dedicado páginas densas y brillantes al tarse como una concepción del pecado en clave de
análisis de este sim bolism o de la culpa. violación m ecánica de una norm a.
Para este autor, «el sim bolism o m ás arcaico que E sta m ism a com prensión puede descubrirse en
podem os to m ar como punto de p a rtid a es el del m al ciertos com portam ientos m orales vividos conflicti
concebido com o suciedad o m ancha, es decir, como vam ente. Por ejem plo, la vivencia de culpabilidad
C. Para PR O FU N D IZAR
El pecado en la historia de salvación.
PECADO
i >'
(Nivel subjetivo) (Nivel objetivo)
puede ser puede ser
▼ T
Individual Colectivo
>r ^
Intraindividual Interindividual
^T"Social
▼
Estructural
(contravalores (contravalores (contravalores (contravalores
Individual del de la sociales) de la
individuo) relación) estructura)
Para c a p ta r con exactitud el significado de este Teniendo delante el esquem a, se puede señalar
esquem a, es necesario tener en cuenta que: la dim ensión social del pecado m ediante cinco cate
- el nivel subjetivo y el nivel objetivo no consti gorías progresivas de m enor a m ayor intensidad:
tuyen dos universos separados; hay relación entre • Repercusiones sociales de todo pecado (tam bién
ellos: la responsabilidad individual se m anifiesta del «individual» y del «intraindividual»).
tanto en el cam po objetivo de lo intraindividual,
como de lo interindividual, de lo social y de lo es • Pecado colectivo.
tructural; lo m ism o hay que decir de la responsabi • Pecado interindividual.
lidad colectiva; • Pecado social.
- sin em bargo, la responsabilidad individual • Pecado estructural.
está en relación m ás estrecha con el cam po objeto
de lo intrain d iv id u al y lo interindividual, así como Dejando sin a n a liza r la dim ensión social de las
la responsabilidad colectiva se concreta de modo cuatro p rim eras categorías, m e lim ito a exponer a
prevalente en el cam po de lo social y de lo estru ctu continuación el significado de la culpabilidad pro
ral. piam ente estru ctu ral.
Moral personal
A. SINTESIS
Categorías para expresar la dimensión ética de la
persona.
B. Para AMPLIAR
Los rasgos decisivos de la imagen ideal del ser hu
mano.
C. Para PROFUNDIZAR
Los derechos humanos: expresión de la dignidad
ética de la persona.
D. Para CONFRONTAR
Postura cristiana ante los derechos humanos.
_________ GUIA__________
Toda la moral es personal, ya que se refiere a la
persona como sujeto de responsabilidad y como obje
to de consideración ética. Sin embargo, en la presente
Unidad nos detenemos de forma expresa y directa en
la consideración del ser humano en cuanto realidad
ética. Hacemos tres aproximaciones complementa
rias:
- en primer lugar, se descubre la dimensión ética
de la persona: resaltando su «grandeza y dignidad»,
su «carácter de absoluto»;
- en segundo término, se expone la imagen ideal
de la persona en cuanto ser ético; los rasgos que defi
nen ese ideal se concretan en los siguientes: autentici
dad (versus alienación), concienciación (versus mani
pulación), relación (versus incomunicación), solidari
dad (versus solipsismo);
- por último, se concreta la dimensión ética de la
persona en la categoría de derechos humanos.
Con la integración de todos los elementos indica
dos surge la formulación de la ética de la persona
como una moral basada en el personalismo de alteri-
dad con mediación política.
A. 1. Grandeza y dignidad del hombre tro tiem po» (n. 1). El Concilio «declara que el dere
cho a la lib ertad religiosa está realm ente fundado
Ha existido y existe actualm ente en las diversas en la dignidad m ism a de la persona hum ana, tal
form as de pensam iento h u m an ista una convergen como se la conoce por la p a la b ra revelada de Dios y
cia hacia el reconocim iento de la grandeza y digni por la m ism a razón natu ral» (n. 2); «cuanto este
dad del hom bre. C ristianos, m arxistas y pensadores Concilio V aticano declara acerca del derecho del
en general están de acuerdo en que el hom bre cons hom bre a la lib ertad religiosa tiene su fundam ento
tituye un centro de valor y en que es al hom bre al en la dignidad de la persona, cuyas exigencias se
que hay que salvar. han ido haciendo m ás patentes cada vez a la razón
Los conceptos de grandeza y dignidad han sido y hu m an a a través de la experiencia de los siglos» (n.
son utilizados como categoría m oral p a ra expresar 9). La dignidad de la persona es el criterio de actu a
la dim ensión ética de la persona. Baste recordar el ción en relación con la persona: «la verdad debe
relieve que tales conceptos h an tenido en la funda- buscarse de m odo apropiado a la dignidad de la
m entación axiológica con que el Concilio Vaticano persona hum ana» (n. 3). Este es tam bién el criterio
II ha estudiado los problem as del hom bre actual. p a ra entender las relaciones de Dios con el hom bre:
La constitución p asto ral G audium et spes dedica «Dios llam a ciertam ente a los hom bres p a ra servir
un capítulo de su p rim era p a rte al estudio y a la le en esp íritu y en verdad, en virtu d de lo cual éstos
proclam ación de la «dignidad de la persona hu m a quedan obligados en conciencia, pero no coacciona
na» (n. 12-22). Pero es sobre todo la declaración Dig- dos. Porque Dios tiene en cuenta la dignidad de la
nitatis hum anae sobre la lib ertad religiosa la que persona h u m an a que él m ism o ha creado, la cual
pone p a rtic u la r énfasis en re sa lta r la dignidad de la debe regirse po r su propia determ inación y gozar de
persona. Com ienza la declaración constatando que libertad» (n. 11).
«la dignidad de la persona hu m an a se hace cada vez La llam ad a doctrina social de la Iglesia ha en
m ás clara en la conciencia de los hom bres de nues contrado en el concepto de grandeza/dignidad hu
Moral de la
comunicación
interpersonal
A. SINTESIS
' Etica del encuentro interpersonal.
B. Para AMPLIAR
Actitudes éticas de la comunicación interpersonal.
C. Para PROFUNDIZAR
Teología de la convivencia interpersonal según el
Concilio Vaticano II.
D. Para CONFRONTAR
El valor de la intimidad en la comunicación inter
personal.
_________ GUIA__________
La persona es un ser para la comunicación. En el
conjunto de la reflexión ética sobre la persona no pue
de faltar una referencia expresa a la dimensión moral
de la comunicación interpersonal. Ese es el objeto de
la presente Unidad.
Teniendo de fondo la teología de la comunicación
(tal como la expone el Concilio Vaticano II), la consi
deración propiamente ética se centra en tres vertien
tes:
- en el encuentro interpersonal;
- en las actitudes de la comunicación;
- en el valor de la intimidad que ha de realizarse
precisamente en la relación interpersonal.
El encuentro, adem ás de categoría antropológi Existen diversas m aneras de hacer del otro un
co-teológica, es una exigencia ética. Se puede h a b la r objeto. He aquí las principales:
de la «m oral del encuentro» en cuanto que la com u
nicación intersubjetiva tiene una dim ensión ética. • Un «Don Nadie» (Quevedo). Como si no exis
tiese p a ra m í. Existe m aterialm ente, pero no como
Reducim os la m oral del encuentro a tres grupos persona. Para m uchos, la sociedad hum ana, táctica
de exigencias: a) descubrir y tra ta r al otro como un m ente convertida en objeto, es un inm enso y m u lti
«tú»; b) m anifestarse en la com unicación in terp er form e «Nadie». Se origina así un solipsism o, que
sonal como un «yo»; c) crear el «nosotros» como eje cierra el m undo interpersonal.
de la convivencia interpersonal.
Es im posible tener am istad con todos los hom
bres. Sin em bargo, es necesario, y es posible, estar
A. 1. Descubrimiento del «otro» dispuestos a abrirse a todos los hom bres de una
como un «tú» m anera potencial.
• Un instrumento. Damos un paso: se considera
al otro, pero se lo considera com o algo que me sirve.
a) El otro no debe ser tratado Es un objeto, de cuyas propiedades yo me sirvo p a
como un objeto ra la realización de m is fines. La instrum entaliza-
Las personas valen en cuanto tales. Sin em b ar ción del hom bre por el hom bre ha sido puesta de
go, las personas pueden ad o p ta r diferentes m odali relieve por los pensadores de nuestro tiem po: Marx
dades, en cuanto son vistas y aceptadas de diversa (alienación); Heidegger (Zeug); S artre (Utensilité);
form a por los dem ás. En este sentido, podem os con M arcel (ser y tener); relación siervo-señor en la vi
v ertir a los dem ás en «objetos», en «personas» o en sión de Hegel.
«prójimos». La convivencia será de d istin ta índole Hay que considerar la frecuencia con que en la
según sean objetos, personas o prójim os los que la vida pública y en la vida privada el hom bre queda
com ponen. reducido a un in strum ento m anipulado p a ra fines
B. 1. V eracidad.
B. 2. Fidelidad.
B. 3. O tras actitudes.
«La perfección del coloquio fraterno no está en sona y vida social: «La índole social del hom bre
el progreso, sino m ás bien en la com unidad que en dem uestra que el desarrollo de la persona hum ana
tre las personas se establece, la cual exige el m utuo y el crecim iento de la propia sociedad están m u tu a
- respeto, su plena dignidad espiritual. La revelación m ente condicionados».
cristiana p resta gran ayuda p a ra fom entar esta co
m unión interpersonal y al m ism o tiem po nos lleva — E sta influencia de la sociedad sobre la perso
a una m ás profunda com prensión de las leyes que na se da tanto en el aspecto bueno como en el malo:
regulan la vida social, y que el creador grabó en la «Si la persona hum ana, en lo tocante al cum pli
n aturaleza esp iritu al y m oral del hom bre» (GS 23). m iento de su vocación, incluida la religiosa, recibe
m ucho de esta vida en sociedad, no se puede, sin
El Concilio V aticano II se ha preocupado de este em bargo, negar que las circunstancias sociales en
problem a y le ha dedicado un capítulo (el 2.“) de la que vive y en que está com o inm ersa desde su infan
G audium et spes. Afirma que la revelación cristiana cia, con frecuencia le a p a rta n del bien y le inducen
«nos lleva a una m ás profunda com prensión de las al m al».
leyes que regulan la vida social» (n. 23). A co n tinua
ción (n. 24-32) hace un esbozo de la teología de la - Todo esto cobra m ayor relieve en nuestros
com unidad hum ana. días, en que se m ultiplican las relaciones entre los
La teología de la com unicación h u m an a puede hom bres: «Este fenóm eno, que recibe el nom bre de
resum irse en los siguientes principios fundam enta socialización, aunque encierra algunos peligros,
les: ofrece sin em bargo m uchas ventajas p a ra consoli
d ar y d esarro llar las cualidades de la persona h u
• La convivencia o la sociabilidad es algo esencial m ana y p ara g a ra n tiz a r sus derechos».
a la persona. «La vida social no es, pues, p a ra el
hom bre, sobrecarga accidental» (GS 25). De aquí se • La com unidad en el misterio de la creación.
siguen algunas consecuencias que acertadam ente «Dios creó al hom bre no p a ra vivir aisladam ente,
señala el n. 25 de la G audium et spes: sino p a ra form ar sociedad» (GS 32). «Dios, que cui
— Absoluta necesidad de la vida social: la perso da de todos con p a te rn a solicitud, ha querido que
na «por su m ism a n atu raleza tiene absoluta necesi los hom bres constituyan u n a sola fam ilia y se tra
dad de la vida social». ten entre sí con espíritu de herm anos. Todos han
sido creados a im agen y sem ejanza de Dios, quien
- La vida social nace y se o rienta a la persona: hizo de uno todo el linaje hum ano, p a ra p oblar toda
«porque el principio, el sujeto y el fin de todas las la haz de la tierra (Hch 17, 26), y todos son llam ados
instituciones es y debe ser ía m ism a persona h u m a a un solo e idéntico fin, esto es, Dios mismo» (GS 24).
na».
El orden de la creación no es algo d istinto del
- La vida social engrandece al hom bre: «Por orden de la salvación. En la creación se da una for
ello, a través del tra to con los dem ás, de la recipro m a previa de la «caridad», que se m anifiesta en el
cidad de servicios, del diálogo con los herm anos, la orden de la salvación. Una teología que no sea está
vida social engrandece al hom bre en todas sus cua tica, sino que esté orien tad a de m anera histórico-
lidades y le cap acita p a ra responder a su vocación». salvífica, acepta en nuestros días la idea fundam en
— Existe una m u tu a interdependencia entre p er tal de aquella escuela m edieval que entendía el To-
D. Para C O N FR O N TA R
El valor de la intim idad en la comunicación interpersonal.
a) Fenomenología de la intimidad «somos am igos íntim os»; «aquí reina una atm ósfe
ra de intim idad»; «esta Iglesia es m uy íntim a»;
Para hacer una fenom enología de la intim idad,
«aquí se siente uno al abrigo y protegido»; «aquí
hemos de p a rtir de la experiencia o vivencia del
reina un am biente fam iliar».
fenómeno de lo «íntim o». El lenguaje tiene una fun
ción de introducción y de revelación de esa expe P aralelam ente a estas expresiones, existen otras
riencia. Todos conocem os expresiones com o éstas: en las cuales lo «íntim o» se dice en relación a una
Bioética
Apartado 1
El valor de la vida humana desde su comienzo
hasta su fase terminal.
Apartado 2
Etica de la reproducción humana asistida.
_________ GUIA__________
La moral cristiana de todas las épocas ha tenido
una preocupación notable por los problemas relacio
nados con la vida humana. Dentro de los cuadros de la
virtud de la justicia o del quinto precepto del decálo-;
go, la tradición teológico-moral ha analizado múlti
ples problemas en conexión con la vida corporal. Sin
embargo, el tratado de bioética ha cobrado un relieve
especial durante las últimas décadas, debido sobre
todo a los avances de las ciencias médicas que plan
tean nuevos interrogantes a la conciencia moral.
De entre los muchos problemas que integran el
tratado de bioética, seleccionamos dos para ser anali
zados en esta Unidad:
- el primero se refiere al valor de la vida humana,
desde su comienzo hasta su fase terminal;
- el segundo se centra en el estudio de las técnicas
de reproducción humana asistida.
Ambos temas tienen una importancia objetiva in
discutible. Sirven, además, para poner a prueba la
metodología moral en este campo decisivo de la bioé
tica.
A. SINTESIS
Etica fundamental y coherente de la vida humana.
B. Para AMPLIAR
La vida humana ante el riesgo de no ser respetada.
C. Para PROFUNDIZAR
El estatuto antropológico y ético del embrión hu
mano.
D. Para CONFRONTAR
Posturas históricas sobre el valor de la vida huma
na.
A. 1. Necesidad de una ética fundamental «derecho a elegir librem ente la propia m uerte»;
y coherente de la vida humana guerras, secuestros, tortu ras; etc.
En la historia evolutiva de las ideas m orales El hom bre actual, aun el m ás civilizado, no ha
puede encontrarse justificación a la afirm ación de llegado a la plena concienciación con respecto al
que el respeto a la vida hu m an a es uno de los ejes valor de la vida hum ana. Alcanza tales lím ites su
prim arios en torno a los cuales se ha d esarrollado la «inconsciencia», que h asta hace objeto de «contem
conciencia ética de la hum anidad. plación» y de «diversión» (cine, TV, etc.) el que un
hom bre quite la vida a otro hom bre.
D entro de la tradición occidental, m arcad a por
el judeocristianism o, el im perativo «no m atarás» La situación actual de la conciencia m oral fren
expresa sintética y apodícticam ente el valor de la te al valor de la vida hu m an a denota una notable
vida del hom bre. Aunque en form ulación negativa, ambigüedad. Por una p arte, se afirm a el valor de la
el quinto precepto del decálogo constituye una ex vida; pero, po r otra, de hecho la vida h u m an a no es
presión básica del ethos hum ano. inviolable. ¿A qué se debe esta am bivalencia?
E videntem ente existen diversas causas que ex
a) Oscurecimiento del valor de la vida plican esta situación. Pero creo que u n a de las p rin
cipales es la am bigüedad con que se ha presentado,
Sin em bargo, a p esar de esa alu d id a conciencia y a veces se sigue presentando, el valor ético de la
ética de la h um anidad, el hom bre no ha logrado vida hum ana. La estim ación y la presentación del
d esterrar de su horizonte la m uerte en cuanto reali vcrior ético de la vida h u m an a se realiza a través de
d ad im puesta y m an ip u lad a por él m ism o. Son p a los cauces tortuosos de la am bigüedad.
tentes las agresiones al valor de la vida hum ana:
suicidios, m ás o m enos «justificados»; hom icidios, Indice de tal am bigüedad es la constatación de
im puestos po r uno u otro «motivo»; m uertes «lega la diversa reacción m oral, y h asta jurídica, de las
les» (desaparecidos, pena de m uerte); abortos; e u ta m ism as personas ante el aborto y la pena de m uer
nasia positiva, con la afirm ación del pretendido te, o ante el hom icidio de un agente del orden y el
C. Para PR O FU N D IZAR
El estatuto antropológico y ético del embrión humano.
a) Exposición de la doctrina tradicional La vida hum ana es un don recibido de Dios y que
a Dios pertenece. Disponer de la vida hum ana, pro
Dos son los aspectos en que puede ser concreta pia o ajena, es u su rp a r un derecho que sólo a Dios
da la doctrina tradicional sobre la vida hum ana: la pertenece: «La vida es un don dado al hom bre por
afirm ación general de su valor ético, y las aplicacio Dios y sujeto a su divina potestad, que m ata y hace
nes m orales a situaciones concretas. vivir». Para la reflexión m oral, este razonam iento
cobraba m ayor fundam ento al in te rp re ta r el pre
• Afirmación general del valor ético cepto «no m atarás» como la expresión del derecho
de la vida hum ana de Dios sobre la vida hum ana; po r otra parte, la
afirm ación de que Dios es el «dueño» de la vida y el
La m oral tradicional h a subrayado con notable hom bre sólo un «adm inistrador» es u n a verdad b á
énfasis el valor de la vida hum ana. No hace falta sica p a ra la m oral tradicional.
recordar las expresiones fuertes con que h a conde Las tres razones ap u n tad as constituyen el apoyo
nado los actos contrarios a este valor: el suicidio y de que se ha servido la m oral tradicional p a ra fun
el hom icidio. d am en tar el valor de la vida hum ana. Se tra ta de
Las razones que p a ra la m oral tradicional ju sti las razones nucleares, ya que ju nto a ellas ap are
fican el valor ético de la vida hu m an a y que conde cían otras de m enor im p o rtan cia y en conexión con
nan el a te n ta r indebidam ente contra ella se agru ellas. Por lo dem ás, p a ra todo el tem a es válida la
pan en torno a tres núcleos: afirm ación que p a ra el suicidio señalaba Lugo: en
La vida es un bien personal. Q uitarse la vida pro esta cuestión del valor de la vida hum ana, la difi
pia o q u ita r la vida a otro es ofender a la caridad cultad consiste en asignar las pruebas p a ra una ver
(caridad hacia uno m ism o o caridad hacia el pró ji dad que aparece de form a evidente.
mo). Concretándose al suicidio, señala santo To
más: «Todo ser se am a natu ralm en te a sí m ism o, y • Las numerosas «excepciones»
a esto se debe el que todo ser se conserve n a tu ra l al principio general
m ente en la existencia y resista cuanto sea capaz lo
que p odría destruirle. Por tal m otivo, el que alguien Llam a poderosam ente la atención el constatar
se dé m uerte es contrario a la inclinación n a tu ra l y cómo la doctrina tradicional, aun afirm ando con
a la caridad por la que uno debe am arse a sí m is tan to énfasis el valor de la vida hum ana, adm ite sin
mo». em bargo num erosas «excepciones» al principio ge
neral de la inviolabilidad de la vida.
La vida hum ana es un bien de la comunidad.
A tentar contra la vida propia o contra la vida de un El elenco de las excepciones se va form ando en
sem ejante supone u n a ofensa a la justicia. Redu la historia de la m oral a través de num erosas y va
ciendo el argum ento a la realidad del suicidio, dice riadas disquisiciones casuísticas. Prescindiendo del
santo Tomás: «Cada parte, en cuanto tal, es algo del análisis histórico y casuístico de tales disquisicio
todo; y un hom bre cualquiera es p a rte de la com u nes, he aquí las principales excepciones:
nidad, y, por tanto, todo lo que él es pertenece a la Aborto indirectamente realizado. Justificándose
sociedad; luego el que se suicida hace in juria a la su licitud m ediante el principio del doble efecto o
com unidad». del voluntario indirecto.
A. SINTESIS
Los criterios para discernir éticamente el uso de las
técnicas de reproducción humana asistida.
B. Para AMPLIAR
Descripción de las técnicas de reproducción huma
na asistida.
C. Para PROFUNDIZAR
El recurso a la «razón eugenésica» en los proble
mas actuales de bioética.
D. Para CONFRONTAR
¿Existe un derecho a procrear?
A. 1. La esterilidad y sus alternativas cendencia, tan deseada m uchas veces, falte, sigue
en pie el m atrim onio como in tim id ad y com unidad
En p rim er lugar, es preciso reconocer que la es total de vida y conserva su valor e indisolubilidad»
terilidad es algo negativo, una carencia. E sta caren (GS 50).
cia no queda reducida únicam ente en el plano bio
lógico; tiene repercusiones en la vida de la p areja y El m atrim onio no se justifica únicam ente por
en la vida social. La carencia de hijos puede causar los hijos. «No se debe olvidar que, incluso cuando la
serias dificultades a las parejas hum anas que, en un procreación no es posible, no por esto pierde valor
porcentaje que supera el 10%, sufren la esterilidad. la vida conyugal» (FC 14). Existen «alternativas»
suficientem ente válidas p a ra la situación de la este
E sta constatación, que es al m ism o tiem po una rilidad:
valoración, proporciona una orientación inicial
mente positiva ante la altern ativ a terapéutica de las - la adopción puede ser un modo de llenar con
técnicas de procreación asistida. Todos los esfuer creces la carencia de la fecundidad biológica;
zos encam inados a solucionar este problem a son, en - en otros casos, la entrega m ás plena a un ser
principio, dignos de elogio. vicio social será la a ltern ativ a válida a la esterili
Aunque sea necesario su b ray ar el valor de la fe dad.
cundidad, no se lo puede enfatizar de tal m anera El reciente m agisterio eclesiástico ha resaltado
que aparezca com o la única finalidad de la pareja. la im portancia de estas altern ativ as a la esterilidad.
El Concilio V aticano II anotó que, «aunque la des Pide a «los esposos que viven la experiencia de la
a) La inseminación artificial (IA) a la p a rte vaginal del cuello del útero, donde per
m anecerá unas seis horas, p a ra ser re tira d a poste
E sta técnica consiste en llevar el sem en del m a riorm ente po r la m ujer.
rido o varón de la p areja o de un donante, obtenido
previam ente p o r m astu rb ació n -co m o m uestra En el caso de que se haya hecho una c ap acita
fresca o previam ente congelada-, a la vagina o al ción del sem en del varón de una pareja, el m aterial
útero de la m ujer receptora. así preparado se coloca por m edio de un catéter en
el interior de la cavidad uterin a. Todas las m anio
Se procede de la siguiente forma: b ras de la insem inación se realizan en un servicio
- Se realizan las adecuadas exploraciones a la sanitario adecuado, y no precisan anestesia, ni ori
m ujer p a ra saber si es estéril y por qué causa. ginan inconvenientes especiales a la m ujer.
- Se m onitoriza la ovulación, con la finalidad
de establecer el m om ento óptim o en que deba pro
cederse a la insem inación p ara que el/los óvulo/s b) La fecundación «in vitro» (FIVTE)
puedan encontrarse con los esperm atozoides en el
La fecundación «in vitro» (FIV), a diferencia de
interior de la m ujer.
la fecundación «in vivo», es la que puede lograrse
- Se procede a la recogida del sem en del varón en el laboratorio y en las condiciones adecuadas
de la pareja, que lo obtiene por m asturbación. En cuando se ponen en contacto un/os óvulo/s con es
algunos casos, el sem en del varón de la p areja no es perm atozoides, uno de los cuales lo/s fertiliza. Al
adecuado p a ra g aran tizar que se produzca la fecun m icroscopio puede seguirse el proceso y el desarro
dación del óvulo, y debe procederse en el laborato llo posterior del em brión/es originados.
rio a su preparación y «capacitación», seleccionan
Una vez conseguida la fecundación «in vitro», y
do los esperm atozoides; p a ra ello se elim inan los
en el m om ento ulterior considerado óptim o, se p ro
fluidos, como el plasm a sem inal, o los factores que.
cede al traslado o «transferencia de los embriones»
puedan ser origen de su incapacidad o rechazo por
(TE) —se recom iendan tres em briones— al interior
p arte de la m ujer, y tam bién se filtra el sem en con
del útero de la m ujer. Ambas m aniobras consti
determ inadas sustancias como el percol o la alb ú
tuyen la FIVTE, cuyas fases se resum en así:
m ina, a fin de que la m uestra filtrada contenga sólo
los esperm atozoides m ás vitales y penetrantes, o
sea, los de m ayor m ovilidad lineal y po r eso los más • Recogida del óvulo/s (ovocito!s)
fecundantes. En el caso de que se utilice sem en de de la mujer
donante, éste procederá generalm ente de los bancos
de gam etos y h a b rá de reu n ir sim ilitudes fenotípi- - H ospitalización de la m ujer al 9.° día del ciclo
cas con el varón de la pareja receptora. m enstrual (en los ciclos largos, m ás tarde).
- Se p rep a ra el sem en en el laboratorio p ara - Dosificación d iaria de estradio 17B y realiza
proceder a la insem inación. ción de ecografía con ultrasonido, p a ra diagnosti
- La insem inación propiam ente dicha consiste car exactam ente el día en que tiene lugar la ovula
en depositar el sem en, fresco / descongelado, en el ción. Dosificación de la horm ona luteotropa (LH).
canal endocervical o en u n a cazoleta que se a d ap ta - Se realiza un lavado por centrifugación suave,
útero
Espermatozoides
\ Cuello
Ovario uterino
Vagina
Membrana
i.
E ta p a e m b rio n a ria de
«blastocisto».
Las células'delimitan una
cavidad y parte de ellas se
aglomeran en un polo.
Fertilización. El esperma
tozoide penetra en el óvulo.
2. A las
¡8 horas
E = núcleo del
espermatozoide
O = núcleo del óvulo
5.
A las 56
horas.
Padre estéril
o Padres estériles. Se implanta a la
madre el óvulo fecundado para que
© + ® + = -W
o Padre estéril y madre fértil, pero in
capaz de concebir. O
Padres estériles. La madre es inca
paz de desarrollar un embarazo nor
mal.
© + =
Madre estéril, pero capaz de desa Madre incapaz de desarrollar un
rrollar un embarazo normal. embarazo normal, aunque los dos
padres son fértiles.
® + = ® + =
Padres estériles, pero la madre es
capaz de desarrollar un embarazo O Padre estéril y madre fértil, incapaz
normal. de desarrollar un embarazo normal.
© +
D. Para C O N F R O N T A R
¿Existe un derecho a procrear?
En la discusión sobre las nuevas técnicas de re ¿Existe un derecho a procrear? Si existe, ¿cuál
producción h u m an a (insem inación artificial, fecun es su contenido y cuál es su alcance? E stas son las
dación «in vitro») se suele u tiliz a r com o argum en preguntas a las que pretendem os d ar respuesta si
to, a favor o en contra, el «derecho al hijo». Para guiendo una m etodología de aproxim aciones con
unos, no existe tal derecho y por tan to se lo invoca céntricas al núcleo de la cuestión.
falazm ente cuando se tra ta de justificar con él el
recurso a las técnicas de reproducción; en co n tra a) No existe, ni puede existir,
p a rtid a, según esta form a de pensar, hay que h a b la r una formulación expresa del
del «derecho a tener un padre». Para las posturas
autodenom inadas «progresistas», el derecho a pro «derecho humano a la procreación»
crear es un derecho ilim itado y por tanto es cohe En las declaraciones o form ulaciones de los «de
rente pensar en ten er un hijo «a toda costa». rechos hum anos» no se en cuentra la constatación
Moral sexual
A. SINTESIS
Criterios básicos de la ética sexual
B. Para AMPLIAR
Algunos temas concretos de moral sexual
C; Para PROFUNDIZAR
Significado antropológico y teológico de la sexuali
dad humana.
D. Para CONFRONTAR
La educación sexual.
_________ GUIA__________
El objeto de esta Unidad es la exposición de la
dimensión moral de la sexualidad humana. Como
punto de partida se coloca el significado antropológico
y teológico de la condición sexuada del ser humano. La
dimensión ética trata de deducir las exigencias que
supone el significado anteriormente expuesto.
Las exigencias éticas de la sexualidad se exponen
en una doble aproximación:
- aproximación general: ofreciendo los criterios
básicos y generales de la ética sexual;
- aproximación concreta y diversificada: anali
zando las principales situaciones en que se realiza la
vida sexual del ser humano.
La ética sexual h a de determ inarse p rin cip al A. 1. Quehacer moral de integración
m ente desde la persona y en orden a la persona. Es del «yo»
el m isterio de la persona el que debe e sta r a la base
de toda m oral sexual. La m oral sexual explícita en quehacer ético la
m ás profunda realid ad de la sexualidad hum ana.
La sexualidad es una fuerza y dim ensión hum anas
p a ra edificación de la persona. Es necesario conver
La sexualidad humana, en cuanto fuerza de la
tir el «es» (ser) en «debe ser» (quehacer).
persona, se abre a tres dinamismos o vertientes
fundamentales. Un primer dinamismo se orienta a De lo dicho se deduce un criterio general: la di
m ensión m oral positiva de la sexualidad consiste en
lograr la madurez y la integración personal; la
la «personalización» de ésta dentro de las estru c tu
sexualidad es una fuerza para edificar el «yo»; és ras de la personalidad hum ana; expresando esto
ta es su primera vertiente. El segundo dinamismo m ism o de una m anera m ás sencilla, diríam os: un
tiende a realizar la apertura de la persona al mun com portam iento sexual es bueno (m oralm ente h a
do del «tú»; la sexualidad posibilita la relación blando) si «personaliza» o tiende a «personalizar» al
interpersonal que culmina en la construcción de hom bre. Esto supone que dicho com portam iento
un proyecto de vida. El tercer dinamismo de la sexual está «integrado» dentro del conjunto arm ó
sexualidad es la apertura al «nosotros»; se trata nico de la persona. Anotemos que una m oral sexual
del horizonte social de la sexualidad, que sirve cristiana entiende esta persona desde unas coorde
para construir el «nosotros» dentro de un clima de nadas nuevas, las de la revelación cristiana: es una
relaciones interpersonales cruzadas. persona cristianizada.
Al to m ar en consideración la dinám ica de la p er
sonalidad y al c e n tra r en ella el núcleo del quehacer
El com portam iento sexual, en cuanto quehacer m oral de la sexualidad, tenem os que a d m itir otros
m oral, debe seguir esas tres orientaciones básicas. dos criterios básicos p a ra la m oral sexual: el crite
Lo positivo y lo negativo de la m oral sexual concre rio de diferenciación y el criterio de progresión. El
ta h a de verse dentro de este triple esquem a. prim ero de ellos recuerda que toda persona es un
C. 1. A ntropología de la sexualidad.
C. 2. La cosm ovisión bíblica en relación con
la sexualidad hum ana.
La sexualidad es una de las condiciones básicas m ano. Por su parte, el cristianism o inserta en ella
en que se en cuentra «instalada» la existencia perso su peculiar cosm ovisión, y de esta suerte el c ristia
nal, tanto individual como social. O rigina, consi no in ten ta vivir su sexualidad con la coherencia hu
guientem ente, un ám b ito peculiar de actuación en m ana redim ensionada desde la fe.
el que se realiza el proyecto vocacional del ser h u
■>
PARA CONOCER LA ETICA CRISTIANA 185
C. 1. Antropología de la sexualidad cia el fondo biológico. H a sido un fallo el h ab er re
ducido la sexualidad a «genitalidad»; pero creemos
La sexualidad h u m an a supone, expresa y realiza necesario ad v ertir que no se puede caer en el extre
el m isterio integral de la persona. De ahí que no mo contrario: com prender la sexualidad hum ana
pueda entenderse desde una consideración reduc sin referencia a su instancia biológica.
cionista y reductora. Se han destacado las conse
cuencias negativas a que ha conducido una concep
ción monovalente de la sexualidad. • Significado procreativo
La polivalencia o el carácter plurivectorial es un Si la sexualidad hu m an a no fuese m ás que «bio
rasgo específico de la sexualidad hum ana. Por eso logía sexual», no ten d ría otro sentido que el de la
m ism o su com prensión ha de ser com etido de diver procreación. Sería, como fundam entalm ente lo es la
sos saberes trab ajan d o interdisciplinarm ente. Co sexualidad anim al, una sexualidad procreativista.
mo punto de p a rtid a y como resultado de esa inter- Por la presencia de otras instancias, como la psi
disciplinaridad, se puede h a b la r de diversas dim en cológica y socio-cultural, la sexualidad hu m an a no
siones de la sexualidad hum ana. está circunscrita a los ritm os biológicos de m arcada
Las dim ensiones de la sexualidad hu m an a pue orientación procreativa. La sexualidad hu m an a es
den ser expuestas de varios modos. Uno de ellos m ás que función procreativa. Por otra parte, la pro
sería el de seguir la estructuración de la sexualidad creación dentro de la especie hu m an a no está au to
desde las zonas m ás profundas de las «necesidades» m áticam ente regulada por la instintividad, sino
y «pulsiones» h asta su transform ación en lenguaje que tiene que ser responsablemente (es decir, «hu
interhum ano. E sta m anera de buscar la «arqueolo m anam ente») regulada. E sta afirm ación antropoló
gía» del deseo sexual p a ra «reconstruir» su historia gica está a la base de la problem ática m oral de la
dentro de la persona es un m étodo interesante y regulación de la n atalid ad , de los m étodos de con
enriquecedor. Ju n ta las posibilidades herm enéuti trol y de la planificación fam iliar y dem ográfica.
cas del psicoanálisis con los m étodos in te rp re ta ti Al no identificar sexualidad con procreación, re
vos del estructuralism o y de la lingüística. Los conocemos que existe una posible y válida separa
guías en este cam ino podrían ser Freud, Lévi- ción entre función unitiva y función procreativa den
Strauss, Chomsky, Ricoeur, Lacan, etc. tro de la sexualidad hum ana. Los criterios éticos
Adoptarem os, sin em bargo, un m étodo distinto, que regulan la diferencia y la relación entre am bos
no tan fenom enológico ni tan generativo como el aspectos deben ser pensados desde una antropolo
que acabam os de señalar. De una m anera m ás asép gía sexual plenam ente hum ana, en la que no hay
tica, irem os señalando las instancias de la sexuali «confusión» de las dos dim ensiones, aunque sí tiene
dad adoptando las diversas perspectivas que nos que haber una correcta relación.
ofrecen los saberes clásicos de lo hum ano: biología, Sin em bargo, creem os que, desde una antropo
psicología, sociología, filosofía. La diversidad y la logía correcta de la sexualidad hum ana, tenem os
integración de tales perspectivas corresponden a la que reconocer que ésta tiene tam bién, aunque no
com plejidad u n ita ria de la realidad sexual. exclusivam ente, una dim ensión procreativa. E sta
dim ensión, aunque deba ser vivida e integrada tam
a) Dimensión biológica bién a otros niveles (el del am or, la afectividad, el
(La sexualidad como pulsión) cariño, el cuidado m aterno, etc.), creem os que pro
viene fundam entalm ente de la instancia biológica.
La dim ensión biológica es el apoyo de todo el
edificio de la sexualidad hum ana; em pleando la ter • Significado placentero
m inología de Lersch, podríam os decir que es su
«fondo vital»: el com portam iento sexual hum ano se La sexualidad h u m an a no es un «juego» en el
genera desde las fuerzas vitales de las pulsiones bio sentido peyorativo del térm ino: no es un objeto del
lógicas y en su realización cobra decisiva im portan- que hay que ex tra er el m áxim o placer posible. El
No se puede poner en duda hoy la necesidad de Son m uchos los aspectos en que la fam ilia tiene
la educación sexual, en todas las etapas de la vida y que a p o rta r la form ación sexual que a ella le corres
de un m odo p a rtic u la r desde la niñez h asta la ju ponde. Señalo algunos puntos m ás im portantes:
ventud. El Concilio V aticano II afirm a que los niños — a la fam ilia no le corresponde tan to la tra n s
V adolescentes «han de ser form ados, conform e m isión de conocim ientos sobre la sexualidad cuan
avanza su edad, en una positiva y prudente educa to el testim onio y la iniciación vital. Ello se logra
ción sexual» (GE 1). m ediante la creación de un clim a de am or y de m u
Lo que se cuestiona, desde distintos ángulos teó tua com unicación;
ricos y desde diferentes intereses prácticos, es el có
— la fam ilia es, en el terreno de la sexualidad, el
mo realizar la educación sexual.
prim er lugar donde se transmiten los valores primor
No se pretende aquí e n tra r en la discusión e ilu diales sobre la vida sexual;
m inación de todos los aspectos que en tran en juego
en una sana educación sexual, como, por ejem plo, — es en la fam ilia donde se considera m ás espe
la pedagogía a utilizar, los contenidos concretos co cialm ente la peculiaridad de cada individuo en lo
rrespondientes a cada e tap a de la niñez y de la ado que tiene de original y propio;
lescencia, su integración dentro de la estru ctu ra — la vida y el comportamiento de los padres tienen
educativa, etc. Nos fijam os únicam ente en un as una influencia decisiva en la educación sexual de
pecto: los sujetos responsables de la educación sexual. sus hijos: 1) la autén tica vida de la pareja («íntim a
com unidad de vida y am or») es la condición p a ra la
aparición de un nuevo ser; 2) la aceptación respon
a) La familia sable del hijo - y de su futuro sexo—, así como una
Es a los padres a quienes incum be el derecho y gestación sana, son factores que no se pueden des
el deber de la educación sexual de sus hijos. Este cuidar; 3) la vida integrada de los padres tiene in
derecho / deber existe independientem ente de la fluencias reales, aunque invisibles, en la configura
m isión de la escuela e, incluso, le precede. Ni la ción sexual de los hijos, sobre todo en los prim eros
escuela, ni la sociedad civil, ni el Estado, ni la Igle años; 4) los padres juegan un papel decisivo en la
sia, ni otras instituciones educativas pueden su «identificación sexual» de sus hijos; 5) la vida con
p lan ta r la tare a de los p adres en la educación se yugal y fam iliar es el clim a adecuado p a ra que el
xual de sus hijos. Las diversas instituciones tienen adolescente se a b ra al m undo del «otro» y logre así
por finalidad no su stitu ir a los padres, sino ay u d ar la «socialización» deseada;
les en su m isión. — a los padres les corresponde tam bién respon
Reconocido su derecho, les toca a los padres to der a las prim eras «curiosidades» de sus hijos sobre
m ar plena conciencia de su m isión en este cam po de el sexo: «de dónde vienen los niños», «cuál es el
la educación sexual, lo cual supone: p rep ararse ade papel del padre», etc. E sta labor se convierte m ás
cuadam ente p ara ello, esforzarse por vencer las re adelante en diálogo am istoso en que se tra tan las
sistencias y perezas, b u scar perm anentem ente su realidades de la p u bertad, las prim eras experien
propio equilibrio psico-sexual. cias de relación, etc.;
Moral conyugal
y familiar
Apartado 1
Moral del matrimonio cristiano.
Apartado 2
Moral de la familia cristiana.
_________ GUIA__________
En esta Unidad se aborda la problemática moral
relacionada con el matrimonio y la familia. En rela
ción con el matrimonio, después de exponer su signifi
cado humano y cristiano (antropología y teología), se
analizan tres aspectos concretos:
- la dimensión ética del amor conyugal;
- el divorcio;
- las vinculaciones no matrimoniales.
En el apartado dedicado .a la familia se discute la
función social de dicha institución. Propuesta su fun
cionalidad positiva, se estudia su dimensión ética,
destacando tanto el lado positivo (el ideal ético de la
familia) como su lado negativo (las deformaciones éti
cas de la vida familiar). Se analiza de forma detenida
un aspecto concreto: el ejercicio responsable de la
procreación.
A. SINTESIS
Los valores fundamentales del matrimonio cristia
no.
B. Para AMPLIAR
La teología matrimonial desde la Biblia hasta hoy.
C. Para PROFUNDIZAR
Antropología y ética del amor conyugal.
D. Para CONFRONTAR
Crisis actual de la estabilidad matrimonial.
La conciencia cristian a y la reflexión teológica la com unidad. Y todo intento de fundam entar el
han ido m adurando el m ensaje que nos ofrece la m atrim onio, o sus características cristianas de uni
Sagrada E scritura acerca del m atrim onio. A p a rtir dad e indisolubilidad, a p a rtir sólo del am or perso
del Concilio V aticano II, la visión cristian a del m a nal y sin hacer referencia al carácter social e incluso
trim onio ha cobrado un m atiz claram ente persona jurídico del hom bre, está llam ado al fracaso» (J.
lista, al m ism o tiem po que ha puesto m ás de relieve Ratzinger, Hacia una teología del matrimonio: Se
su dim ensión religiosa y com unitaria. He aquí los lecciones de Teología 9 [1970] 245).
aspectos fundam entales de una síntesis teológica
del m atrim onio.
A. 2. El matrimonio es
una realidad sacramental
A. 1. El matrimonio es
una realidad personal y social El m atrim onio tiene una dim ensión histórico-
(in s titu c ió n ) m undana, pero al m ism o tiem po conlleva p a ra la
vivencia y la com prensión de los cristianos una nue
El m atrim onio es u n a «íntim a com unidad con va dim ensión: la religioso-sacram ental.
yugal de vida y am or» establecida «sobre la a lia n La instancia sacram ental del m atrim onio cris
za de los cónyuges» (GS 48). Tiene u n a dim ensión tiano se puede explicitar de m últiples m odos. Se
de entrega y realización interpersonal y o tra dim en nos queda un poco corta y h asta problem ática la
sión com unitaria, que lib ra al m átrim onio de toda aplicación de la definición form alista de sacram en
tentación de quedar reducido al ám bito m eram ente to: signo exterior instituido por Cristo y que signifi
privado. ca y produce la gracia. A p a rtir del m ensaje neotes-
«Lo que constituye el m atrim onio es el am or tam entario (cf. Ef 5, 22-33) y de la teología del V ati
personal de los cónyuges (cuanto m ás personal, cano II (cf. GS 48) se puede explicitar la dim ensión
m ejor), pero en cuanto es aceptado y ordenado por sacram ental del m atrim onio cristiano de una ma-
B. 1. El matrimonio en la Sagrada Escritura La fam ilia de Israel, desde los docum entos m á s
antiguos, aparece com o u n a fam ilia patriarcal. S e
La realidad de la pareja conyugal tiene un pues han querido ver rasgos de p atriarcado y de m a t r i a r
to de notable im portancia en la revelación judeo- cado; pero esto no pasa del rango de sim ples h i p ó t e
cristiana. Sintetizam os la im agen que nos ofrece la sis carentes de datos ciertos. La nom enclatura de l a
Sagrada E scritura en torno a dos núcleos: la insti fam ilia como «casa del padre» (Gn 12, 1) y el h e c h o
tución m atrim onial y el am or conyugal. de que las genealogías procedan por línea p a te r n a
indican que el m arido es el núcleo fundam ental era
a) La institución matrimonial en el ámbito torno al cual se organiza la fam ilia israelita. T ie n e
de la fe judeo-cristiana los rasgos de toda fam ilia antigua: carácter «exten
so», fuerte cohesión in tern a o espíritu de clan, fo r
m a au to ritaria.
• La institución matrim onial
en el Antiguo Testamento El m atrim onio en Israel adm ite la poligam ia.
Los p atriarcas siguieron las costum bres de su am
■ ¡i"
biente, adoptando la poligam ia o una m onogam ia
relativa (Gn 16, ls; 29, 15-30; 30, 1-9; 36, 1-5). S in
Los cuadros sociológicos en que vivió Israel la em bargo, la m onogam ia fue el estado m ás frecuente
sexualidad no tienen nada de original. Están so en la fam ilia judía. Por o tra parte, la m onogam ia es
metidos a las leyes del desarrollo histórico- considerada como la form a ideal (cf Gn 2, 21-24) y
cultural. Tanto el derecho consuetudinario de la es aplicada a la línea de Set (Gn 7, 7), m ientras que
época patriarcal como el derecho codificado en el la poligam ia es atrib u id a a la descendencia cam iti
Pentateuco denotan el parecido grado de evolu ca (Gn 4, 19).
ción que encontramos en las culturas ambientales. D entro de la institución del m atrim onio ap are
cen o tra s instituciones m enores: a) el levirato:
m uerto el m arido sin hijos, un herm ano o pariente
He aquí algunos de los rasgos principales que debe dar descendencia al difunto en la viuda (Gn
configuran la institución del m atrim onio',y de la 38; Dt 25, 5-19; R ut 4, 1-5); b) el divorcio: m ediante
fam ilia en Israel. el libelo de repudio; el m otivo que da Dt 24, 1 era
D. 1. Divorcio civil y ética cristiana trim onio «surgen ciertas obligaciones y derechos de
los cónyuges y de los hijos, entre sí y respecto a la
Las siguientes reflexiones no se refieren a lo que sociedad, y en la sociedad respecto a ellos, que de
la ética cristia n a dice acerca del divorcio en sí o ben ser reconocidos, protegidos y ordenados por la
acerca de la indisolubilidad del m atrim onio. Nos ley civil en orden al bien com ún. La m ism a in stitu
preguntam os p o r la p o stu ra cristiana frente al orde ción debe ser protegida por el Estado» (Nota doctri
namiento jurídico del divorcio civil. ¿Puede aceptar nal, n. 17).
la m oral c ristia n a com o ju sta la existencia de un
ordenam iento jurídico del divorcio civil? En caso El m atrim onio cristiano es la m ism a realidad
afirm ativo, ¿qué exigencias propone p a ra que sea hu m an a del m atrim onio, pero entendida y vivida
un ordenam iento justo? desde la opción de fe en Cristo y en la Iglesia. La
opción cristian a introduce la realid ad conyugal y
Para responder a estas preguntas, seguim os de fam iliar dentro del universo de la fe y le proporcio
cerca las orientaciones ofrecidas en la Nota doctri na un ám bito nuevo de referencias. La celebración y
nal de la Com isión E piscopal p ara la doctrina de la la vivencia de esas referencias constituyen la sacra-
fe del E piscopado español (7.5.1977). m entalidad o la sacram entalización del m atrim o
nio. En los estudios m ás recientes sobre la teología
del m atrim onio se destaca de m an era privilegiada
el interés por definir la sacram en talid ad de la in sti
a) Distinción entre «matrimonio civil» tución m atrim onial a p a rtir, no sólo del bautism o,
y «matrimonio cristiano» sino de la fe viva de los contrayentes que actualizan
la opción bau tism al m ediante el com prom iso cris
Para clarificar la p o stu ra del católico ante el or tiano.
denam iento ju rídico del divorcio, es necesario acep El m atrim onio civil tiene consistencia por él
ta r previam ente la distinción entre m atrim onio m ism o y es la única form a de institución p ara los
cristiano (m atrim o n io sacram en tal, m atrim onio que no tienen dim ensión religiosa en su vida. La
canónico) y m atrim onio m eram ente civil. legislación civil tiene que reconocer este derecho al
El m atrim onio civil es la realidad hum ana, in m atrim onio m eram ente civil. Tam poco puede obli
terpersonal y social, cuyo contenido es la vincula gar a contraer, o d ejar de contraer, el m atrim onio
ción de la p areja. Hay que afirm ar que de todo m a cristiano.
- Hogares atípicos
c) Críticas a la «institución»
• Hogares sin hijos: parejas (m atrim oniales o
no) que renuncian a tener hijos. Estilo de vida «li
matrimonial
bre de hijos». En lug ar de co n stitu ir hogares «cen La existencia de form as vinculantes contrarias y
trados en los hijos», se constituyen hogares «centra altern ativ as a la institución m atrim onial no es sólo
A. SINTESIS
El ideal ético de la familia.
B. Para AMPLIAR
El lado negativo de la vida familiar.
C. Para PROFUNDIZAR
Función de la institución familiar: ¿valor o contra
valor?
D. Para CONFRONTAR
El ejercicio responsable de la procreación.
En los recientes docum entos del m agisterio ecle realidad de la com unión con el em peño constante
siástico (GaucLium et spes = GS del V aticano II, Me- de d esarrollar u n a autén tica com unidad de perso
dellín, Puebla, Familiaris consortio = FC) se hace nas» (FC 18). Así, pues, «la ley del am or conyugal es
una «tabulación ética» o «narración utópica» de la com unión y participación, no dom inación» (Puebla,
im agen de fam ilia tal com o «se encuentra» en el 582), y la m eta definitiva de la fam ilia es «llegar a
reino del ideal ético. Los perfiles del hogar ideal son ser realm ente centro de com unión y participación»
diseñados m ediante dos grandes rasgos: la fam ilia (Puebla, 568).
es un ám bito hum ano privilegiado de com unión y La fam ilia consigue ser el ám bito privilegiado
de participación; la fam ilia es la escuela de la socia de com unión y de p articipación m ediante los si
lidad y del m ás rico hum anism o. guientes dinam ism os de actuación:
- situando el amor com o principio y fuerza de la
A. 1. La familia: com unión. La fam ilia es una «íntim a com unidad de
ámbito privilegiado de comunión vida y am or» (GS 48). «Sin el am or, la fam ilia no
puede vivir, crecer y perfeccionarse como com uni
y de participación dad de personas» (FC 18; leer todo el n. 18). «El
La fam ilia se define fundam entalm ente por la am or que an im a las relaciones interpersonales de
relación in terp erso n al. E stá constituida por «un los diversos m iem bros de la fam ilia constituye la
conjunto de relaciones interpersonales -relació n fuerza in terio r que plasm a y vivifica la com unión y
conyugal, p atern id ad -m atern id ad , filiación, fra ter la com unidad fam iliar» (FC 21);
n id a d - m ediante las cuales toda persona hum ana - haciendo que el am or se haga praxis en la edi
queda introducida en la ‘fam ilia h u m a n a ’» (FC 15). ficación de las personas. La fam ilia es «form adora
Las relaciones interpersonales en la fam ilia hacen de personas» (Medellín). «La fam ilia, en cuanto es y
de ella una com unidad de personas: «la fam ilia, fun debe ser siem pre com unión y com unidad de perso
dada y vivificada por el am or, es una com unidad de nas, encuentra en el am or la fuente y el estím ulo
personas: del hom bre y de la m ujer esposos, de los incesante p a ra acoger, resp e tar y prom over a cada
padres y de los hijos, de los parientes» (FC 18). De uno de sus m iem bros en la altísim a dignidad de
ahí que la com unión sea la form a de vida en la fam i personas... El criterio m oral de la au ten ticid ad de
lia: «su p rim er com etido es el de vivir fielm ente la las relaciones conyugales y fam iliares consiste en la
B. Para AM PLIA R
El lado negativo de la vida familiar.
-twmmmmmmmmmmmmmmmmmmamm
B. 1. E ticas incorrectas sobre la vida fam i
liar.
B. 2. La contra-im agen de la fam ilia.
La fam ilia es la institución hu m an a m ás univer- - Segunda: la institución fam iliar está s o m e tid a
salizada en el tiem po y en el espacio. Ante tal cons a variación continua, debido al influjo q u e so b re
tatación parece sum am ente arriesgado poner en ella ejercen las transform aciones sociales.
duda su funcionalidad positiva p a ra la realización - Tercera: p a ra conseguir su finalidad h u m a n i
de la vida hum ana. Sin em bargo, sigue en pie el zadora, la fam ilia precisa realizar un p e r m a n e n te
interrogante que encabeza este apartado: la in stitu «ajustam iento» de su e stru c tu ra y de sus fu n c io n e s
ción fam iliar ¿valor o desvalor? en relación con las variaciones so cio -h istó ricas.
En la situación actual, la reflexión ética sobre la M ediante la síntesis de las tres a firm a c io n e s p r e
institución fam iliar se concentra en dos aspectos cedentes, se evita caer en los extrem ism os d e u n a
fundam entales (su carácter al m ism o tiem po histó concepción «naturalista» a u ltra n za y de u n a c o n si
rico y perm anente, y su función hum anizadora) y de deración «historicista» totalm ente re la tiv iz a d o ra .
ellos deduce u n a p o stu ra coherente ante la realidad La fam ilia tiene g aran tizad a su p e rm a n e n c ia , p e ro
de la fam ilia. Estos son los tres puntos que desarro no una continuidad inm utable y m ucho m e n o s u n a
llam os a continuación. presencia siem pre positiva y benéfica. La i n s t i tu
ción fam iliar es un valor som etido a los c o n d ic io n a
a) La cambiante perennidad m ientos históricos y al ejercicio de la re s p o n s a b ili
dad hum ana.
de la familia
Hay épocas en que la fam ilia es, desde el p u n to
La Iglesia ha insistido continuam ente en el ca de vista histórico, un valor en alza y o tra s e n q u e
rácter «natural» de la fam ilia, a fin de poner de juega a la baja. El m om ento actual fue d e s c rito p o r
m anifiesto no sólo su p rioridad frente a otras in sti el Concilio V aticano II como un crisol p a ra la fa m i
tuciones (como el Estado), sino tam bién su perenni lia. En n uestra época, el valor de la fam ilia surge
dad. Según esta visión, la fam ilia es indestructible como reacción de contraste ante las p e rtu rb a c io n e s
si la especie hu m an a quiere seguir siendo lo que a que se ve som etida: «Un hecho m u estra b ie n el
Dios ha dispuesto en los planes de la creación. vigor y la solidez de la institución m a trim o n ia l y
En el extrem o opuesto se sitúan las «ideologías» fam iliar: las profundas transform aciones de la so
y los «m ovim ientos» sociales que proclam an y tra ciedad contem poránea, a pesar de las dificul tades a
tan de realizar la m uerte de la fam ilia. Para esta que han dado origen, con m uchísim a frecu en cia
com prensión, la fam ilia es un estorbo en el cam ino m anifiestan, de varios m odos, la verdadera n a tu r a
hacia la.p reten d id a em ancipación hum ana. leza de tal institución» (GS 47).
Después de h ab er asistido al enfrentam iento de
am bas posturas, en la m ente de la gente sensata se
va consolidando una triple convicción: Han desaparecido las ingenuas utopías que
- Primera: la fam ilia es una institución p rim a anunciaban el final de la familia. Pero también
ria, y por tan to perenne, de la relación h u m an a con carecen de credibilidad los huecos ditirambos a
m últiples im plicaciones (educativas, económ icas, favor de la institución familiar. Esta se apoya so
culturales, políticas, religiosas, etc.). bre la condición humana, condición frágil aunque
para rn n n rF R la f t ic a c r is t ia n a 227
tre los m iem bros de la com unidad fam iliar están equipa a los sujetos en actitu d es p a ra la transfor
inspiradas y guiadas por la ley de la ‘g ra tu id a d ’ m ación social.
que, respetando y favoreciendo en todos y cada uno
la dignidad personal como único título de valor, se
hace acogida cordial, encuentro y diálogo, disponi
bilidad desinteresada, servicio generoso y solidari La doble función de personalización y de socia
dad profunda» (FC 43); lización constituye el valor indeclinable de la ins
titución familiar en la hora actual. El Concilio Va
- iniciando a los sujetos en la sabiduría hu m a ticano II, Pablo VI y Juan Pablo II coinciden en
na, que conduce hacia el hum anism o y que se con
creta en un proyecto de vida. La fam ilia «es escuela esta visión humanizadora de la familia integrando
del m ás rico hum anism o» (GS 52); en ella «coinci su pensamiento en una mutua cita: «La familia
den distintas generaciones y se ayudan m utuam en constituye el lugar natural y el instrumento más
te a lograr una m ayor sabiduría» (Ibíd.). La fam ilia eficaz de humanización y de personalización de la
es el lugar hum ano en que se tran sm iten los valores sociedad: colabora de manera original y profunda
convertidos en proyectos de vida. en la construcción del mundo, haciendo posible
una vida propiamente humana, en particular cus
• Fuerza socializadora todiando y transmitiendo las virtudes y los valo
res’. Como dice el Concilio Vaticano II, en la fami
La función personalizadora de la fam ilia no ha lia ‘las distintas generaciones coinciden y se ayu
de ser entendida de form a privatística. Por el con dan mutuamente a lograr una mayor sabiduría y a
trario, el personalism o fam iliar únicam ente alcan armonizar los derechos de las personas con las
za su sentido pleno en la fuerza socializadora de la
demás exigencias de la vida social» (FC 43; cf. GS
institución fam iliar. «La prom oción de una a u té n ti
ca y m adura com unión de personas en la fam ilia se 52; PP 36).
convierte en la p rim era e insustituible escuela de
socialidad» (FC 43). La función socializadora de la
fam ilia se realiza:
- siendo ejem plo y estím ulo p a ra im p lan ta r un c) Doble conclusión:
sistem a de relaciones sociales sobre los valores que no «instrumentalizar» la familia;
constituyen el «clim a fam iliar», es decir, el respeto, trabajar conjuntamente
la justicia, el diálogo y el am or;
por su identidad
- co ntrarrestando la fuerza despersonalizadora y su específica función
y m asificadora de la vida social. «De cara a una
sociedad que corre el peligro de ser cada vez m ás De cuanto hem os anotado sobre la función h u
despersonalizada y m asificada, y po r tan to inhum a m anizadora de la fam ilia, es fácil deducir una res
na y deshum anizadora, con los resultados negativos puesta afirm ativa al interrogante planteado en el
de tantas form as de ‘evasión’ -co m o son, por ejem epígrafe de este ap artad o . La institución fam iliar
plo, el alcoholism o, la droga y el m ism o terro ris no es un contravalor, sino un bien de la condición
m o-, la fam ilia posee y com unica todavía hoy ener hum ana. R ealizada en sus genuinas condiciones, la
gías form idables capaces de sacar al hom bre del fam ilia es un valor que ha de ser estim ado en cu a n
anonim ato, de m antenerlo consciente de su digni to tal y prom ovido en todas sus posibilidades.
dad personal, de enriquecerlo con profunda h u m a Hecha esta declaración, es preciso p roponer
nidad y de insertarlo con su un id ad e irrepetibili- tam bién dos form as de actuación en relación con el
dad en el tejido de la sociedad» (FC 43); valor de la fam ilia.
- proponiendo un proyecto de vida que, siendo En p rim er lugar, conviene p resta r atención a las
crítico ante las situaciones de injusticia social, posibles «instrum entalizaciones» a que es som etida
D. Para C O N F R O N T A R
El ejercicio responsable de la procreación.
Uno de los bienes m ás destacados del m atrim o de culm inar la conyugalidad en el ejercicio de la
nio es la posibilidad de orig in ar una fam ilia. La m atern id ad / paternidad. El am or conyugal tiene un
m ayor p a rte de las p arejas integran en la relación dinam ism o interno que lo hace progresar hacia la
interpersonal de am or heterosexual el deseo eficaz constitución de una com unidad m ás am plia de per-
La procreación no puede ser dejada a las leyes El derecho y el deber de una población cada vez
puram ente instintivas. Tam poco puede ser de tal m ás hu m an a se traduce, en térm inos éticos, en la
m anera «program ada» que se convierta en una rea norm atividad expresada por el principio de «pater-
lidad m eram ente técnica. Por el contrario, entende n id ad/m aternidad responsable» tal como lo form u
mos por racionalización de la procreación un ejerci la el Concilio V aticano II (GS 50). Los hijos no de
cio de la fecundidad que sea hum ano (y no m era ben ser fruto de la in stin tiv id ad o de la irresponsa
m ente técnico) y crítico (y no instintivo). bilidad, sino del am or m aduro y responsable de los
cónyuges.
La racionalización de la fecundidad hum ana
viene exigida por la peculiaridad de la sexualidad Corresponde a los esposos em itir el juicio últim o
hum ana. E sta es, sin duda, m ás que función pro sobre el ejercicio del don de su fecundidad. Según
creativa. Por o tra parte, la procreación dentro de la afirm a el Concilio V aticano II, el «juicio, en ú ltim a
especie hu m an a no está autom áticam ente regulada instancia, deben form arlo ante Dios los esposos p er
por la instintividad, sino que tiene que ser responsa sonalm ente» (GS 50).
blemente (es decir, «hum anam ente») regulada. Esta Para form ar ese juicio, es necesario tener en
condición antropológica está a la base de la proble cuenta el sentido del am or conyugal, los diversos
m ática m oral de la regulación de la n atalid ad , de valores que en tran en juego, las circunstancias con
los m étodos de control, de la planificación fam iliar cretas. T anto el Concilio V aticano II en el n. 50 de la
y dem ográfica. constitución Gaudium et spes, como el m agisterio
u lterio r de los papas (Pablo VI en la encíclica Hu-
manae vitae, n. 10; Ju an Pablo II en la exhortación
• Dos criterios generales apostólica Familiaris consortio, n. 28-36), han seña
La racionalización de la procreación ha de lado algunos puntos que la pareja ha de exam inar si
guiarse por dos criterios generales que m arcan el quiere a c tu a r responsablem ente en este terreno de
horizonte axiológico en el que se sitú an las decisio la fecundidad. He aquí un elenco de aspectos que
nes de la p areja sobre el ejercicio de su fecundidad: han de ser tenidos en cuenta por la pareja:
- Es derecho de todo ser hum ano e n tra r en la — B ienestar físico, psicológico, em ocional de los
historia y form ar p a rte de la «población» con aque esposos. No parece lo m ás indicado el engendrar un
llas condiciones y garan tías que le posibiliten una hijo cuando la salud de la m adre o del padre está
vida plenam ente «hum ana». Por eso m ism o, todo seriam ente com prom etida, etc.
nacido tiene derecho a no ser «program ado» como - E stabilidad del hogar: si existe peligro real de
un objeto m ás de n uestra técnica, sino a ser «am a una ru p tu ra , no es signo de responsabilidad querer
do» con un afecto que se trad u zca en posibilidades un hijo p a ra solucionar el problem a; a veces esta
reales de una autén tica hum anización. estratag em a da resultados positivos, pero, con ma-
Moral económica
A. SINTESIS
Los criterios básicos de la moral económica.
B. Para AMPLIAR
Problemas concretos de moral económica.
C. Para PROFUNDIZAR
Los sistemas económicos ante la moral cristiana.
D. Para CONFRONTAR
Alternativa cristiana a la actual situación económi
ca.
_________ GUIA__________
En esta Unidad se propone una síntesis, bastante
completa, de la moral económica vista desde la pers
pectiva cristiana. El discurso ético se articula con una
pretendida lógica:
- comienza por la propuesta de los criterios bási
cos que han de regir el mundo de la economía;
- se analizan tres aspectos concretos de la realidad
económica: el trabajo, la propiedad, la empresa;
- se lanza la mirada hacia el conjunto de la econo
mía para someter a discernimiento ético los dos gran
des sistemas económicos: el capitalismo y el colecti
vismo;
- por último, se estudia la función de los cristianos
en relación con los problemas actuales del mundo
económico.
A. 1. «El hombre es el autor, el centro n ar las m utuas relaciones hum anas de acuerdo con
y el fin de toda la actividad los criterios generales, que responden tan to a las
económico-social» (GS 63) exigencias de la n atu raleza y a las d istintas condi
ciones de la convivencia hu m an a como al carácter
específico de la época actual, criterios que precisa
a) S e n tid o del criterio m ente por esto pueden ser aceptados por todos»
(MM 219-220).
E sta es la referencia m ás decisiva del ethos cris
tiano en relación con la econom ía. El valor del hom
bre constituye el origen y el objetivo de todo com
prom iso social del cristiano. Juan XXIII lo ha sub El valor de la persona como horizonte referen-
rayado de una m an era expresa: «El principio capi cial de la realidad económica ha sido expresado
tal, sin duda alguna, de esta doctrina afirm a que el múltiples veces por el magisterio social de la Igle
hom bre es necesariam ente fundam ento, causa y fin sia y constituye uno de los puntos más claros de la
de todas las instituciones sociales; el hom bre, repe visión ética cristiana en relación con la economía
tim os, en cuanto es sociable por n aturaleza y ha (QA 17; PP 34; GS 64).
sido elevado a un orden sobrenatural.
De este trascendental principio, que afirm a y de
fiende la sagrada dignidad de la persona, la santa Juan Pablo II ha insistido en repetidas ocasiones
Iglesia, con la colaboración de sacerdotes y seglares en este tem a: «Por mi p arte, en estos cuatro años de
com petentes, ha deducido, principalm ente en el ú l pontificado no he dejado de proclam ar, en m is encí
tim o siglo, una lum inosa doctrina social p ara orde clicas y catequesis, la cen tralid ad del hom bre, su
PAR A C O N O C E R J A E T I C A C R I S T I AMA
nes asignadas, a veces de una form a incontrolada, a — el tra b a ja d o r cristiano encuentra en Cristo el
los trabajos de las profesiones liberales; no es ju sta auténtico «hom bre del trabajo»;
la obtención de beneficios exagerados a costa de - la vida de trabajo cobra su sentido pleno si se
clientes que forzosam ente se ven obligados a acudir la vivencia a través del m isterio de la cruz y de la
a ciertos profesionales, como m édicos, psicólogos, resurrección de Cristo.
abogados, etc.
T erm inam os este a p a rtad o dedicado a la proble
— Al tra b a ja d o r le corresponde, adem ás de una m ática m oral en torno al trab ajo colocando como
ju sta retribución, el derecho a las seguridades so ideal normativo las afirm aciones del Concilio Vati
ciales, a la libre sindicación, etc. El trabajo tam bién cano II: «El trabajo hum ano que se ejerce en la pro
ha de ser considerado como fuente de ahorro y de ducción y en el com ercio o en los servicios es muy
una ulterio r inversión, lo m ism o que el m edio más superior a los restantes elem entos de la vida econó
adecuado p a ra acceder a una propiedad privada m ica, pues estos últim os no tienen otro papel que el
justa. de instrum entos.
— La continua prom oción del trabajador, sobre Pues el trabajo hum ano, autónom o o dirigido,
todo del obrero, a cotas crecientes de hum anización procede inm ediatam ente de la persona, la cual
ha de considerarse como una exigencia ética im por m arca con su im pronta la m ateria sobre la que tra
tante. La visión optim ista de Ju an XXIII sobre la baja y la som ete a su voluntad. Es p a ra el tra b a ja
elevación económico-social, política y cu ltu ral del dor y p a ra su fam ilia el m edio ordinario de subsis
m undo laboral tiene que traducirse en térm inos de tencia; por él, el hom bre se une a sus herm anos y les
ética: «Contem plam os el avance progresivo realiza hace un servicio, puede p rac tic a r la verdadera c ari
do por las clases trab ajad o ras en lo económ ico y en dad y cooperar al perfeccionam iento de la creación
lo social. Inició el m undo del trab ajo su elevación divina. No sólo esto. Sabem os que, con la oblación
con la reivindicación de sus derechos, p rincipal de su trab ajo a Dios, los hom bres se asocian a la
m ente en el orden económ ico y social. Extendieron propia obra redentora de Jesucristo, quien dio al
después los trabajadores sus reivindicaciones a la trabajo una dignidad sobreem inente laborando con
esfera política. Finalm ente, se orientaron al logro sus propias m anos en N azaret» (GS 67).
de las ventajas propias de una cu ltu ra m ás refina
da. Por ello, en la actualidad, los trabajadores de
todo el m undo reclam an con energía que no se les
considere nunca sim ples objetos carentes de razón LECTURA COMPLEMENTARIA
y libertad, som etidos al uso a rb itra rio de los dem ás,
sino como hom bres en todos los sectores de la socie
dad; esto es, en el orden económ ico y social, en el Congregación para la doctrina de la fe, Instrucción
político y en el cam po de la cultura» (PT 40). sobre Libertad y Liberación (22.3.1986), n. 82-
88: La civilización del trabajo
El evangelio del trabajo.
e) Espiritualidad del trabajo Una verdadera civilización del trabajo.
La encíclica Laborem exercens dedica la ú ltim a Bien común nacional e internacional.
p arte (capítulo V, n. 24-27) a la exposición de los El valor del trabajo humano.
principales «elem entos p a ra una esp iritu alid ad del
trabajo». En esta exposición se sintetizan los datos Promover la participación.
bíblicos, los principales contenidos de la tradición Prioridad del trabajo sobre el capital.
cristiana, así com o las reflexiones teológicas de los
Reformas en profundidad.
últim os decenios:
- el tra b a jo ha de vivirse como participación en
la obra del creador;
C. 1. Introducción.
C. 2. In hum anidad del capitalism o.
C. 3. D ebilidad ética del colectivism o.
D. Para C O N FR O N TA R
Alternativa cristiana a la actual situación económica.
D. 1. ¿Existe una alternativa económica del control del desarrollo económico, afirm a: «No
cristiana? se puede confiar el desarrollo ni al solo proceso casi
m ecánico de la acción económ ica de los individuos,
ni a la sola decisión de la au to rid ad pública. Por
a) Criterios iluminativos este m otivo hay que calificar de falsas tan to las doc
La ética cristian a ad o p ta una p o stu ra igualm en trinas que se oponen a las reform as indispensables
te crítica ante la organización económ ica capitalis en nom bre de una falsa libertad, como las que sacri
ta y ante los sistem as colectivistas. Es interesante fican los derechos fundam entales de la persona y de
an o tar cóm o el Concilio V aticano II em ite juicios de los grupos en aras de la organización colectiva de la
valor en una única e idéntica referencia a los dos producción» (GS 63).
sistem as económ icos. C onstata la im pregnación ¿Existe una salida cristiana? H an sido propues
«de cierto esp íritu econom ista en casi toda la vida tas diversas fórm ulas. R ecordam os algunas de
personal y social tanto en las naciones de economía ellas. No es raro encontrar entre los com entaristas
colectivizada como en las otras» (GS 63). Al h a b la r de las encíclicas sociales la tendencia a esbozar un
Moral política
A. SINTESIS
Relación entre «política» y «ética».
B. Para AMPLIAR
Síntesis de moral política.
C. Para PROFUNDIZAR
Fuentes neotestamentarias de la moral política.
D. Para CONFRONTAR
Posiciones históricas ante el problema de la rela
ción entre política y moral.
_________ GUIA__________
El objeto de esta Unidad es la exposición de la
relación entre política y moral. Después de constatar
las referencias que aparecen en el Nuevo Testamento
sobre la vida política, se analiza dicha relación me
diante tres aproximaciones complementarias:
- en primer lugar, presentación de las posturas
históricas ante el problema;
- en segundo lugar, justificación de la necesaria
relación entre moral y política;
- en tercer lugar, sistematización del contenido de
la moral política desde la perspectiva cristiana.
A. 1. Autonom ía de la política.
A. 2. La necesaria referencia de la política al
universo de la ética.
C. Para PR O FU N D IZAR
Fuentes neotestam entarias de la moral política.
C. 1. Actitud de Jesús ante la política nocemos a través de los escritos en que la prim itiva
com unidad cristian a plasm ó la fe y el recuerdo de
Como otros aspectos de la actuación y de la en Jesús de N azaret. A través de esta m ediación es co
señanza de Jesús, su p o stu ra an te la política la co mo podem os d escubrir la postura personal y las refe-
Las principales posturas que se han adoptado que se refiere al político en el poder, y la de Las
ante el problem a de la relación entre política y m o manos sucias de S artre, en relación con el político
ral pueden ser clasificadas en tres grupos: el inte- en la oposición clandestina; 2) la repulsa anarquis
grismo ético, según el cual ética y política son dos ta, que nace de la absoluta desconfianza ante toda
realidades radicalm ente opuestas y, al tener que form a de poder («ni Dios ni amo») y que conduce a
elegir una de ellas, la elección ha de recaer en la buscar la solución de los problem as de la clase
ética; el realismo político, según el cual, en el caso obrera en la actuación directa de los afectados; 3) la
de oposición entre m oral y política, la elección debe repulsa marxista (del m arxism o ortodoxo), según la
recaer en política con sacrificio de los principios cual las estru ctu ras políticas pertenecen a la etapa
éticos; la síntesis, siem pre dram ática y provisional, alienada de la hum anidad, sup raestru ctu ras que
entre las dos realidades. desaparecerán necesariam ente en la etapa final en
El integrism o ético conduce al rechazo de la po la que la sociedad civil encontrará su perfecta iden
lítica por razones m orales; el realism o político pro tificación; 4) la repulsa teológica (de algunas co
picia la exaltación de la política con el consiguiente rrientes protestantes), según la cual el cristiano vi
rechazo de la m oral, y la opción por la síntesis con ve el em peño m oral político como un «no puedes,
lleva el intento de m oralizar la política, m oraliza pero debes».
ción que ad o p ta diversos cauces y procedim ientos
(cf. J. J. L. A ranguren, Etica y política. M adrid b) Rechazo de la moral '
19682, 63-111). por «realismo político»
El «realism o político» coincide con el «integris
a) Rechazo de la política mo m oral» en una cosa: en que ética y política son
por «integrismo moral» irreconciliables. Pero se distinguen en la tom a de
La política h a sido considerada con frecuencia postura: m ientras que el integrism o m oral opta por
com o el lugar de cita de la hipocresía, la m entira, el la ética, el realism o político prefiere sacrificar los
engaño y dem ás vicios contrarios a la lim pia ejecu principios m orales en bien de los intereses políti
to ria del hom bre m oral. Más aún, la política en sí cos.
m ism a ha sido vista como realidad con traria a la Los «realistas» y los «realism os» abundan en la
ética y, consiguientem ente, como un asunto inm o historia de la acción y de la doctrina políticas. El
ral. teórico m ás notable del «realism o político» es Ma-
E ntre las posturas que, por m otivos de integri quiavelo. Otros p ropugnarán la autonom ía total de
dad m oral, rechazan la política se destacan las cua la política y considerarán la acción política como
tro siguientes: 1) la repulsa burguesa, que nace de la norm a de sí m ism a, exigiendo la elim inación de
reducción in d ividualista y farisaica de la m oral y cualquier referencia a la m oral. Hegel llegará a
que conduce a considerar y a hacer de la política un identificar el ser y el deber ser en la categoría del
«juego sucio» en el cual los políticos han de claudi «Estado ético». La «razón de Estado» será la concre
car inevitablem ente de sus principios éticos (recor ción norm ativa del realism o político.
d a r la d ram atizació n de Antígona de Anouilh, por lo No escapan de los presupuestos y de las conclu-
Bienes culturales
y ética cristiana
A. SINTESIS
Criterios para la realización del bien humano de la
cultura, según el Concilio Vaticano II.
B. Para AMPLIAR
Ambitos culturales y ética cristiana.
C. Para PROFUNDIZAR
Etica de los medios de comunicación social.
D. Para CONFRONTAR
Nuevas sensibilidades éticas.
» GUIA_________
La cultura, junto con la economía y la política,
constituye uno de los ámbitos sociales más decisivos
para construir una sociedad nueva de acuerdo con el
plan de salvación. En esta Unidad se analizan las exi
gencias morales que surgen en el ámbito socio-
cultural:
- la realización correcta del bien de la cultura;
- la dimensión moral de la educación, de la activi
dad científico-técnica y de la producción artística;
- las exigencias éticas en los medios de comunica
ción social;
- la referencia a las nuevas sensibilidades éticas
concretadas en la calidad de vida y en la ecología.
Todo este conjunto de temas constituyen un autén
tico tratado de moral de la cultura.
C. Para PR O FU N D IZAR
Etica de los medios de com unicación social.
C. 1. V a lo re s a p r o m o v e r e n la c o m u n ic a c ió n
s o c ia l.
C. 2. M o ra l d e la in f o r m a c ió n .
C. 3. E x ig e n c ia s é tic a s d e la p r o p a g a n d a .
C. 4. V a lo r e s y c o n t r a v a lo r e s d e la p u b li c i
dad.
C. 5. R e s p o n s a b il id a d é t ic a e n la o p in ió n p ú
b lic a .
C. 4. Valores y contravalores
de la publicidad
La publicidad es uno de los factores condicio
nantes de la vida social de nuestro tiem po. ¿Puede
existir una m oral en este terreno? E sta pregunta
cuestiona el ethos global de n uestra sociedad. Por
no ser éste el m om ento p a ra e n tra r en el análisis de
esta cuestión fundam ental, nos lim itam os a tra n s
cribir los párrafos que dedica la Instrucción Comu
nión y progreso al tem a de la publicidad.
- Razones y condiciones de la publicidad. La im
portancia de la pu b licid ad en la sociedad de nues
tro tiem po crece de día en día, y nadie escapa a su
influencia. Es ciertam en te m uy ú til a la sociedad.
Por ella, el c o m p rad o r conoce los bienes que puede
necesitar y los servicios que se ofrecen; y así ta m
bién se prom ueve u n a m ás am plia distribución de
los productos. Con esto se ayuda al desarrollo de la
industria, que contribuye al bien general. Esto es
laudable con tal de que quede siem pre a salvo la
libertad de elección por p a rte del com prador, y
aunque se utilicen las necesidades p rim arias exci
tando el deseo de unos bienes, la publicidad debe
D. Para C O N F R O N T A R
Nuevas sensibilidades éticas.
Moral de la violencia
y del conflicto
A. SINTESIS
La violencia social: el hecho y su dimensión ética.
B. Para AMPLIAR
Discernimiento ético de las principales formas de
violencia social.
C. Para PROFUNDIZAR
Fanatismo y violencia.
D. Para CONFRONTAR
Conflictividad social y ética cristiana.
_________ GUIA__________
La vida social está sometida al conflicto y a la vio
lencia. En esta Unidad se analizan las implicaciones
éticas de esta doble condición de la realidad social.
En relación con la violencia social, se describe el
hecho y se hace un discernimiento moral de las princi
pales formas en que acaece la violencia social:
- violencia estructural;
- violencia frente al orden establecido;
- violencia subversiva.
Cada una de estas formas recibe un tratamiento
específico, en conformidad con la peculiaridad de su
condición.
El fenómeno del fanatismo es una realidad muy
cercana a la de la violencia. Por eso es analizado en
este contexto.
En relación con la conflictividad social, se estu
dian algunos conflictos concretos: lucha de clases, vi
da sindical, conflictos laborales, huelga laboral.
A. 1. Noción y formas de la violencia social que pasa de un sujeto (violentador) a otro (violenta
do) produciendo u n a distorsión de la espontaneidad
o de la lib e rta d (violentación) del sujeto pasivo. La
a) Noción de violencia humana violencia así definida puede preten d er diversas fi
El térm ino castellano violencia proviene del la nalidades, puede ser catalogada según el criterio de
tín violentia, cuyo elem ento definidor es la «fuerza» legitim idad / ileg itim id ad jurídica, puede ser valo
(= vis). El D iccionario de la Lengua Española defi rada de diferente m odo, puede servirse de diversos
ne así a la violencia: «Del latín violentia. 1. C alidad medios (físicos, m orales), etc. Estas m últiples for
de violento. 2. Acción y efecto de violentar o violen m as son variaciones del concepto general de violen
tarse. 3. fig. Acción violenta o contra el natu ral m o cia.
do de proceder. 4. fig. Acción de violar una m ujer».
El uso que del térm ino violencia se hace en los
diversos saberes (ciencias físicas, derecho, m oral,
b) La violencia social y sus formas
filosofía) se refiere a situaciones de fuerza (sobre D entro del cam po general de la violencia h u m a
todo de procedencia exterior a la persona que sufre na, acotam os un área: la violencia social. E sta for
la violencia) que se oponen a la espontaneidad, a la m a de violencia h u m an a es la que se realiza en y a
n atu ralid ad , a la responsabilidad jurídica, a la li través de la m ediación social: tan to en su génesis
b e rta d m oral, etc. Se califica como «violento» aquel (sujeto) como, sobre todo, en su finalidad (objeto)
fenóm eno opuesto al m ovim iento espontáneo o li tiene una p rim a ria dim ensión social.
bre de un ser. Aunque toda violencia b ro ta del in terio r del
Colocándonos en el terreno hum ano, se habla de hom bre y tiene po r objeto al hom bre, sin em bargo
violencia cuando el hom bre (individual o colectivo; sus m anifestaciones m ás im p o rtan tes acontecen en
a nivel de acción inm ediata o de estructura) desen el ám bito social hum ano. Este énfasis en relación
cadena un proceso de fuerza que con traría el curso con la dim ensión social de la violencia no pretende
espontáneo o libre de otro hom bre (individual o co olvidar la existencia de las violencias interindivi
lectivo; a nivel de acción inm ediata o de e stru c tu duales, sino poner de relieve el horizonte m ás ade
ra). Violencia es lo m ism o que una «fuerza m ayor» cuado de toda form a de violencia hum ana.
a) Perspectivas o
LA ESPIRAL DE LA VIOLENCIA: «lugares teológico-morales»
DE LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL desde donde hacer el discernimiento moral
A LA VIOLENCIA SUBVERSIVA
cristiano de la violencia
En la sociedad existe un «círculo infernal» de - El p rim er lugar teológico-m oral de la violen
violencias. Algunos adoptan la postura de «sepa cia es la actitud vivida y formulada al respecto en el
rar» las diversas formas de violencia, queriendo Nuevo Testamento.
así poner de relieve la escasa relación entre ellas. En relación con la violencia en general, el Nuevo
Tal separación supone cierta dosis ideológica: car T estam ento presenta una tensión entre la «contes
ga las tintas negras sobre la violencia subversiva, tación» y la «m ansedum bre». La síntesis se encuen
mientras que hace olvidar la importancia de la tra en la categoría cristian a del am or al prójim o,
am or que im pulsa al perdón, a la m ansedum bre, a
violencia estructural.
la caridad del m ism o enem igo y opresor, pero al
Por nuestra parte, preferimos «integrar» las m ism o tiem po urge la lucha contra la opresión de
D. Para C O N F R O N T A R
Conflictividad social y ética cristiana.
D . 1. L a lu c h a d e c la s e s .
D. 2. E l s in d ic a lis m o .
D. 3. D is c e r n im ie n to é tic o d e lo s c o n flic to s
la b o r a le s .
D . 4. L a h u e lg a la b o r a l.
Etica de la paz
frente a la
inmoralidad
de la guerra
A. SINTESIS
Postulados éticos para construir la paz.
B. Para AMPLIAR
Inmoralidad de la guerra y deber del desarme.
C. Para PROFUNDIZAR
De la teoría de la «guerra justa» al rechazo total de
la guerra (Historia de la postura de los cristianos
ante la realidad de la guerra).
D. Para CONFRONTAR
Actitud cristiana ante el servicio militar.
_________ GUIA__________
La amenaza de la guerra hace pensar en el bien
supremo de la paz. A estas dos realidades se dedica la
presente Unidad.
La moralidad de la guerra es considerada:
- desde una perspectiva histórica: valorando la
teoría de la «guerra justa»;
- desde la perspectiva actual, con la «mentalidad
nueva» que postulaba el Concilio Vaticano II. Para
esta mentalidad, aparece con nitidez la inmoralidad
de toda guerra.
Dentro de este contexto son analizadas dos actitu
des contrapuestas, pero copresentes: el servicio arma
do y la objeción de conciencia a él.
En el conjunto de esta Unidad sobresalen un tema
y un interés: la propuesta de una ética eficaz de la paz.
Paz «es una de las p alab ras pronunciadas por va de la guerra. Además, la ética de la paz debe ser
los hom bres en todo el m undo con m ás frecuencia, liberada del secuestro al que la tienen reducida las
m ás apasionam iento y m ás preocupación» (Confe élites profesionales: políticos, científicos, m ilitares,
rencia E piscopal A lem ana, La Justicia construye l» filósofos. H a de ser devuelta a su sujeto propio: la
Paz■M adrid 1985, 3). El tem a de la paz es engloban sociedad civil. Por eso sugerim os que la ética de la
te y pluridim ensional, ya que la realidad aludida paz sea propuesta com o una ética cívica en el con
tiene un significado tan extenso y tan denso como la texto de una nueva cu ltu ra.
condición hum ana. A continuación se ofrecen un conjunto de postu
Los creyentes tienen la razonable convicción lados teórico-prácticos p a ra realizar la ética de la
que la paz p a rticip a del doble significado del «in- paz de acuerdo con la orientación indicada. E nten
tram undo» y del «transm undo». La consideran co demos por «postulados» aquellas condiciones que
mo prom esa de Dios y como esfuerzo del hom bre. hacen posible y eficaz la convicción ética sobre la
En cuanto don escatológico, la paz es motivo y obje paz. Tales convicciones no son o tra cosa que esti
to de la invocación religiosa; en cuanto tarea hu m a m aciones axiológicas y orientaciones p a ra el com
na, es com etido de la responsabilidad ética. prom iso ético.
En estas páginas se pretende hacer una reflexión
sobre la paz desde la perspectiva ética. Sin negar la
validez de otras consideraciones, es necesario enrai A. 1. Conversión a la «verdad» de la paz
zar la teoría y la praxis de la paz en el suelo siem pre Postulado l.°
fértil de la ética. El discurso ético puede ap o rtar al
gran río del tem a de la paz un caudal afluente de Se proponen muchas «éticas de la paz». Pero no todas
idealism o activo, de p ro testa constructiva, de im a ellas parten de -y conducen a - la «verdad» de la paz. La
ginación creadora. primera condición de la ética de la paz es «convertirse a
la verdad de la paz».
La genuina ética de la paz ha de ser form ulada
de form a positiva y con en tid ad propia, y no sólo ni A todos es p aten te la existencia de m uchas pro
preferentem ente en relación con la realidad negati puestas sobre la paz. Desde distintos presupuestos,
B . 1. C o n s i d e r a c i ó n m o r a l d e l a g u e r r a c o n
« m e n ta lid a d n u e v a » .
B . 2. E l d e b e r d e l d e s a rm e fre n te a la c a r r e r a
de a rm a m e n to s .
La historia de la a ctitu d de los cristianos ante la - es sistem atizada por santo Tomás;
guerra es larga y com pleja. No se puede resum ir - es desarrollada y aplicada a la nueva situ a
dentro de la brevedad de estas reflexiones. Algunos ción de los Estados soberanos m odernos y a las gue
episcopados han ofrecido en docum entos recientes rras de colonización por la Escuela de S alam anca
síntesis valiosas a las que rem itim os (Conferencia (en la que sobresale Francisco de Vitoria) y por la
Episcopal A lemana, La justicia construye la paz. M a Escuela teológica de la Com pañía de Jesús (en la
drid 1963, 23-48; Conferencia Episcopal N orteam e que sobresalen Suárez y Molina);
ricana, E l desafío de la paz. M adrid 1963, 37-61).
- es repetida, sin actualización ni profundiza-
El balance histórico ofrece un saldo globalm en ción, po r la teología m oral católica posterior, h asta
te positivo. Los cristianos han contribuido notable la época de Pío XII.
m ente a la reducción de la violencia y han in ten ta
do crear garan tías de paz. La Iglesia, en su conjun El núcleo de la teoría de la «guerra justa» se
to, ha sido un factor de «hum anización» así como concreta en las condiciones que hacen ju sta una de
de «racionalización» de la violencia entre los indi term in ad a guerra. Tales condiciones son las si
viduos, entre los grupos sociales y entre los Estados. guientes:
Pero esta afirm ación que, en su carácter global, es - que sea declarada por una a u to rid ad legítim a
tim am os históricam ente exacta, no nos im pide re (en general, por los Estados soberanos, ya que la
conocer las «som bras» existentes en las actitudes guerra tiene que servir a fines públicos, no a los
históricas de los cristianos ante la guerra. Al co n tra privados);
rio, nos incita a reconocerlas y a investigar sus cau - que la causa sea ju sta (reparación de una
sas, p racticando un verdadero «discernim iento de injusticia: defensa contra la agresión o contra la
espíritus». supresión de derechos fundam entales);
- que se hayan agotado los m edios pacíficos de
a) Teoría de la «guerra justa» solución;
- que los fines sean justos (lograr una solución
• Exposición ju sta y equitativa), lo m ism o que los m edios (pro
En la edad m edia y en el renacim iento tom ista porción entre fines y m edios; evitar operaciones bé
se configuró una doctrina m oral sobre la guerra que licas inm orales);
perduró h a sta la época de Pío XII en la conciencia - que haya proporción entre el bien que se bus
cristiana. Lo m ás llam ativo de esta doctrina fue la ca y el m al que se puede causar.
aceptación de la figura ética de la «guerra justa». En relación con la utilización histórica que se ha
La teoría m oral de la «guerra justa», fraguada hecho de esta teoría m oral, conviene hacer algunas
con elem entos de la tradición cristian a y con facto anotaciones:
res de la filosofía griega y del derecho rom ano: - La teoría de la guerra ju sta ha tenido una u ti
- es iniciada por san Agustín; lización diversificada en la h istoria del pensam ien-
• Valoración
No sería honesto dejar de reconocer que la teo Como conclusión de las precedentes anotacio
ría m oral de la «guerra justa» ejerció funciones po nes, queremos expresar con claridad nuestro pen
sitivas, entre las que se destacan las siguientes: samiento: la doctrina de la «guerra justa» no sirve
- Constituyó un cauce, aunque precario, por el en cuanto esquema ético para discernir la morali
que discurrió p a rte del espíritu evangélico de la dad de la guerra actual. Y ello por tres razones
paz. fundamentales. En primer lugar, porque el signifi-
D . 1. P o s t u r a c r i s t i a n a a n t e e l s e r v i c i o m i l i
ta r.
D. 2. A p o y o c r is tia n o a la o b je c ió n d e c o n
c ie n c ia .
D. 1. Postura cristiana
ante el servicio militar LA ACTITUD DE LOS CRISTIANOS,
EN LOS PRIMEROS SIGLOS
El Concilio V aticano II, sin h acer juicio de valor
ANTE EL SERVICIO MILITAR
sobre el m ilitarism o y situándose en el hecho de la
existencia del ejército, da la siguiente orientación:
«Los que, al servicio de la p a tria, se h allan en el La primera cristiandad tuvo, ante todo, que si
ejército, considérense instrum entos de la seguridad tuarse en la sociedad del imperio romano. Este
y lib e rta d de los pueblos, pues desem peñando bien camino estuvo marcado bajo el signo del rechazo
esta función contribuyen realm ente a estabilizar la hasta el mismo martirio, y del de la lealtad. Por
paz» (GS 79). una parte, los cristianos estaban persuadidos de
D etrás de esta anotación del V aticano II se es que la paz y el orden en un mundo dominado por
conden serios interrogantes sobre la actitu d c ristia los poderes del mal sólo podían ser mantenidos
na a n te el fenóm eno m ilitar. D estacan los siguien por el poder estatal, que «por algo lleva la espada»
tes: (Rom 13,4). Por eso, rezan por todos, incluidos los
— La diversa a c titu d de los cristianos, en el de gobernantes (cf. 1 Tim 2, ls). «Dales, Señor, salud,
venir histórico, ante el servicio m ilita r tiene una paz, armonía, constancia, para que administren
lectura normativa, en cuanto que en las diferentes sin reproche el señorío que les has entregado»: así
situaciones fueron fieles o infieles al espíritu c ristia se dice en una oración litúrgica de la comunidad
no. romana, al iniciarse el siglo II. Ni siquiera el peli
— No corresponde al espíritu cristiano el rechazo gro de muerte podía llevarles a odiar a sus perse
«radical» del ejército, aunque tenga que valorar co guidores, como atestigua el mártir Justino (+ ha
mo im perfección h istó rica el servicio de las arm as. cia 165); oraban por sus enemigos, querían con
vertirles y llevarles a la salvación eterna. Por otra
parte, los cristianos guardaban una distancia ante
la política. Externamente no se diferenciaban en
1. La justicia radical.
2. La caridad política.
3. La opción preferencial por el pobre.
4. La solidaridad.
_________ GUIA__________
En esta última Unidad se proponen cuatro actitu
des como síntesis del ethos social del cristiano. Con
ellas se realizará la transformación tanto de los cora
zones como de las estructuras, a fin de ir alcanzando
la nueva sociedad humana, cuya descripción se ofrece
en la CONCLUSION de este libro.
Hacia la nueva
sociedad
humana
1. Sociedad guiada por la justicia del canto a la lib ertad de m ercado, a la libertad de
y por la libertad iniciativa, a la lib ertad de em presa, a la libertad del
consum idor, etc.; sin caer en el optim ism o del juego
El nuevo m odelo de sociedad ha de ser configu m ágico «de la m ano invisible», la m ayor p arte de la
rad o m ediante el doble valor-eje de la justicia y de hum anidad descansa sobre un sistem a económ ico y
la libertad. Estos dos valores son los que orientan y social cuya filosofía tiene una p a la b ra privilegiada:
apoyan una concepción de la vida digna del ser hu libertad.
m ano.
En contraposición, la afirm ación tam bién u n ila
En la h u m anidad actual, los dos valores de la teral y tam bién adialéctica de la «justicia» conduce
ju sticia y de la lib ertad son vividos adialécticam en a un sistem a de planificación excesivam ente con
te. El bloque liberal hace de la lib ertad su afirm a trolada. Surgen así dos bloques irreconciliables teó
ción prevalen te. Como dice Aron, «los filósofos am e ricam ente, que pueden ser descritos de m odo muy
ricanos han llegado a colocar la igualdad efectiva sim ple con las calificaciones siguientes: uno ofrece
de condición en segundo térm ino, inm ediatam ente «libertad sin justicia» y el otro «justicia sin liber
después de los derechos y lib ertad de las personas» tad».
(En defensa de la libertad y de la Europa liberal. B ar
celona 1977, 108). En el polo opuesto, el bloque so Ante la inviabilidad de los dos m odelos sociales
c ialista afirm a la ju sticia con m enoscabo evidente hegem ónicos se im pone la necesidad de a lu m b rar
de la libertad. un m odelo nuevo de sociedad alejada tanto del libe
ralism o como del colectivism o.
La afirm ación u n ilateral y adialéctica de la «li
b ertad » conduce al liberalism o en sus m últiples for No puede haber justicia sin libertad. La siguiente
m as históricas y en su actual versión corregida; el cita de J. M arías justifica esta afirm ación, al m ism o
sueño de la lib ertad sin trab as es el acorde m elódico tiem po que expresa un «fervor» casi religioso ante