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INSTITULO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE

RENEE TRETEL DE FABIAN

ÉTICA Y CONSTRUCCIÓN CIUDADANA

Docente: Eda Gelmi

Docente practicante: Lourdes Scarpaci

Estudiante: Dolores Arancio

Cuando hablamos de la libertad, hay que plantearse desde donde nos


vamos a parar para pensar. Porque históricamente, las discusiones sobre qué
es la libertad se han dado en el ámbito de la filosofía; y al pensar en la libertad
en términos filosóficos se la ha llevado a la esfera de lo interior, corriéndola del
ámbito público donde los griegos antiguos la definían.

Para los antiguos, la libertad se practicaba en el espacio público, porque


ser libre implicaba hacer, decir, actuar, encontrarse con otros para dialogar e
intercambiar. Se era libre para la antigüedad cuando se salía de la casa,
abandonar el órden de lo doméstico y dedicarse aY desde la filosofía se ha ido
trasladando esa concepción al interior, al espacio de la conciencia y del espíritu.

Y aquí es donde me posiciono con Hannah Arendt para decir que la


libertad, no debe ser definida desde el ámbito de lo interno ni espiritual, sino por
el contrario, sino por el contrario es necesario entenderla y analizarla desde el
espacio público, reflexionando sobre ella desde la acción. Porque la libertad para
Arendt es llevar a cabo acciones en el ámbito de la política, en el ámbito público
y en una relación con otros.

Para entender entonces este planteo sobre la libertad deberíamos


preguntarnos qué es la política. Y la política, para algunos de los antiguos, como
Aristóteles es algo intrínseco a la humanidad, el hombre es político por
naturaleza diría. Pero para Arendt, la política no es algo natural en tanto que
implica una relación con otros. Por ende, si es necesaria la relación con otros
para hacer política, no puede ser algo inherente; la política es una relación.
Para Arendt la política y la libertad están estrechamente relacionadas, e
instala una discusión en torno a cuál es la relaciones entre ambas. ¿La libertad
es la finalidad de la política o es el sentido de ella? Porque si pensamos que la
política tiene el fin de la libertad, la política se convierte en instrumento y la
libertad en algo externo a ella. Pero si pensamos en la libertad como la razón de
ser, el sentido mismo de la política, entonces la libertad es intrínseca a la política,
y el ámbito de la libertad estaría en la acción, la acción con otros, entre otros.

Y esta es la diferencia entre lo que plantea Arendt y las reflexiones de los


filósofos. Que el lugar de la libertad no está en el interior de los sujetos, sino en
la relación entre ellos.

En Hobbes, la libertad es la ausencia de oposición, es que mientras no


haya oposición para hacer algo, el hombre será libre. Y según Hobbes lo que
mueve al hombre, lo que lo motiva para actuar es el miedo a la muerte. Entonces
será libre en tanto sea capaz de evitar su propia muerte. Como para Hobbes los
hombres tienen una naturaleza egoísta que les impide la organización de
sociedades, es necesaria la instauración de un poder soberano que garantice la
vida y la propiedad de los individuos y limite la naturaleza violenta. Así, para
Hobbes además de la libertad natural de poder hacer algo, existe la libertad civil,
que supone el pacto con el soberano y las leyes que él implica. De esa manera,
el hombre será libre de hacer aquello que el pacto no regule.

Sin embargo, para existencialistas como Sartre, la libertad implica


responsabilidad. Los hombres están condenados a ser libres, dice. Condenados
porque no eligen nacer y libres porque tienen la responsabilidad de sus
elecciones. Y para Sartre, la responsabilidad no es solo sobre sí mismo, sino
sobre todos los hombres. Cuando se elige llevar adelante una acción no sólo
tiene implicancias sobre una persona sino que la responsabilidad es sobre todas
las personas.

En todas las definiciones de libertad se discute quién es libre, a partir de


qué, cómo se ejerce la libertad. Estas discusiones tienen que ver con un modo
de pensar a los sujetos. En algunos casos, como el de los antiguos griegos, el
sujeto en el que se piensa es en el ciudadano de la polis griega, que para ser
considerado ciudadano es alguien que no tiene preocupaciones mundanas,
alguien que ya tiene resueltas sus necesidades vitales y puede dedicarse
entonces a la vida política de la polis. Para los filósofos, el ejercicio de la libertad
es interno de cada sujeto, entonces cualquier sujeto que pueda mirar hacia
dentro de sí y abstraerse de las condiciones de vida, será libre en sus
pensamientos, aunque no en sus acciones. Para Hobbes, el sujeto es un
individuo, que se moviliza basado en su egoísmo, que valora su vida por encima
de la de los demás y que necesita de un control soberano para convivir en
sociedad. Para Sartre, el sujeto es cualquier ser humano que vive en sociedad;
cada persona será libre de actuar pero responsable de sus elecciones, y
responsable de las demás personas. Arendt, piensa en un sujeto que no es
individual, un sujeto que vive en relación con otros y por eso la libertad es actuar
en la política; la libertad está en el ámbito público, donde los sujetos se
encuentran.

Y es desde esta perspectiva, la de la libertad política que entra en juego


la ética. Porque es en la relación con otros que los sujetos pueden superar la
reflexión moral, al interior de sí mismos y luego de dialogar consigo mismos,
dialogar con otros. Cuando el sujeto puede reflexionar sobre sus elecciones,
sobre sus acciones, y correrse del lugar de las costumbres, de lo naturalizado y
cuestionarse, empieza la tematización del ethos. El sujeto toma distancia de sí
mismo y comienza a auto-observarse, se convierte en objeto de sí mismo, y es
lo que permite reflexionar desde la ética.

La reflexión ética implica diferentes niveles de reflexión. Mientras la


reflexión no sea filosófica puede darse en el ámbito de la normatividad, y
corresponderse con la reflexión moral, cuyo objeto es el ethos pre-reflexivo, el
conjunto de creencias morales, costumbres; o puede darse en el ámbito de la
neutralidad y corresponde a la ética descriptiva, cuyo objeto es al facticidad, los
hechos tal cual suceden. Ahora bien cuando la reflexión es filosófica, desde el
ámbito de la normatividad corresponde a la ética normativa y su objeto está en
los fundamentos; diferente a lo que sucede cuando la reflexión filosófica se da
en el ámbito de la neutralidad y corresponde a la metaética, y su objeto es la
semiosis, el sentido del lenguaje.

Si lo que interesa son los sujetos que pueden practicar la libertad como
parte de la vida política, podríamos hablar de democracia. Democracia para los
griegos era un sistema de gobierno mediante el cual las decisiones se tomaban
en asamblea por los ciudadanos. El punto está en quiénes eran considerados
ciudadanos para los antiguos griegos: aquellos hombres libres, ni esclavos ni
mujeres, y tampoco extranjeros. Pero no podemos seguir pensando a la
democracia en ese sentido hoy, de hecho el concepto de democracia ha ido
cuestionando y reformulándose, e incluso según el momento histórico diversos
grupos humanos han ido redefiniendo el concepto en función de sus intereses.

Según Bobbio, en la democracia las decisiones se toman de acuerdo con


ciertas reglas, preestablecidas y aceptadas por todo el grupo; reglas que
determinan quiénes pueden decidir, trátese de un solo individuo, de algunos o
de todos. Entonces no será ya la asamblea de ciudadanos (sujetos con ciertos
privilegios en la polis griega), sino que dependerá de las reglas que el grupo
acepte si es un individuo, algunos pocos o todos los que toman las decisones.

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