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UNIVERSIDAD EVANGELICA DEL PARAGUAY

FACULTAD DE TEOLOGIA
SEMINARIO TEOLOGICO BAUTISTA

FILOSOFIA CRISTIANA
“LA IMAGEN DE DIOS EN EL HOMBRE”

CATALLINO GABRIEL FRANCO

Trabajo Presentado como requisito para la aprobación de la


materia de Filosofía Cristiana

MAYO DE 2013
Contenido

Introducción

A. Creado a imagen de Dios

B. La imagen en el Antiguo Testamento

C. La imagen en el Nuevo Testamento

Conclusión

Bibliografía
Introducción

Una búsqueda incesante del ser humano a lo largo de la historia consiste en encontrar

respuestas a dos interrogantes fundamentales de la vida: ¿Quiénes somos? ¿Por qué

estamos aquí?

Estas son preguntas a la que el hombre ha querido encontrar una respuesta, con el fin

de conocer su origen, su pasado, y cuál es el propósito de su existencia sobre esta tierra.

Sin embargo, a estas interrogantes se le puede agregar otras más, como ¿Qué es el

hombre? ¿Por qué existe el hombre? o, ¿Por qué fuimos creados?

Existen varios argumentos y teorías que la ciencia y otras filosofías que han intentado

dar solución a estas cuestiones que se hace el hombre. También encontramos grandes

pensadores, críticos y teólogos de gran trascendencia que nos brindan extensas

explicaciones sobre este tema.

Conocemos la teoría de la evolución, del bing bang, también de que el origen del

hombre es el agua, etc., pero como creyentes descartamos todas estas teorías y confiamos

en lo que la Biblia dice, de que “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza” (Gn 1:26) y

que lo creó “del polvo de la tierra” (Gn 2:7).

Mirando desde lo esencialmente físico, el ser humano es solo un “fenómeno químico

y fisiológico”. O sea que, teniendo en cuenta lo que las Escrituras declaran acerca de su

creación, los hombres están compuestos de materia “del polvo de la tierra” (Gn 2:7).

De todo esto, y teniendo en cuenta el verso 6 del capítulo 1 de Génesis, surge la gran

pregunta: ¿Qué significa que el hombre haya sido creado a la imagen de Dios?
A. Creado a imagen de Dios

En el libro del Génesis leemos que Dios creó al hombre a su imagen; que lo formó

del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida (Génesis 1:26-27; 2:7). El que Dios

haya creado al ser humano a su imagen y conforme a su semejanza, constituye la gran y

fundamental diferencia entre la humanidad y las demás criaturas. Las otras características

distintivas entre el hombre y los animales son aspectos secundarios de esta cualidad única.

La imagen de Dios le otorga especial significado, armonía, inteligencia y diseño a la

vida humana. Ser humano es ser creado a imagen de Dios. De este hecho no podemos ni

siquiera dudar.

En el Génesis se menciona tres veces el hecho de que Dios nos creó a su imagen

(Génesis 1:26-27; 9:6). Estos pasajes muestran la gran importancia que envuelve de que el

hombre haya sido creado a “la imagen de Dios” para el grandioso propósito de la

humanidad. Este no es un simple hecho histórico, sino que está estrechamente ligado al

asombroso potencial humano.

B. La imagen en el Antiguo Testamento

La imagen de Dios es de gran importancia para cualquier consideración de la

enseñanza del Antiguo Testamento respecto al hombre como creación de Dios.

Repetidas veces en este trabajo se ha mencionado que Génesis 1:26,27, y es que en

ese pasaje es donde por primera Dios declara hacer al hombre a su “imagen y semejanza”, y

así lo hizo.
Se destaca en este sentido la creación del hombre de las demás creaciones de Dios.

En tal modo vemos que todo lo creado anteriormente, las plantas, los animales, se

reproducen “según su género” (Gn 1:11, 12), “según su naturaleza” (Gn 1:12), “según su

especie” (Gn 1:21-24). Así también, el hombre creado transmite a su descendencia “la

imagen y semejanza de Dios.

Las mismas palabras que se usaron para describir la relación entre Dios y el hombre

en Génesis 1 también se usaron para describir la relación entre Adán y Set, en Gn 5:3.

En este punto, es sabido que el escritor usaba los términos “imagen y semejanza” para

referirse al parecido físico. El hijo se parece al padre. A diferencia de esto, Dios es espíritu,

mucho más que forma o algún parecido físico, e imagen de Dios en el hombre es mucho

más que solo forma.

La idea de dominio, de autoridad estaba en el plan de Dios antes de que el hombre

fuese creado. Al hombre se otorgó autoridad y el dominio. También se le ordenó que se

reprodujera, que sometiera la tierra y que tuviera autoridad sobre toda criatura de la tierra.

Al igual que Dios, quien tenía autoridad suprema sobre su creación, al hombre se le

dio autoridad y poder sobre el mundo y sus criaturas, pero a diferencia de Dios, el “poder”

y la “autoridad” del hombre se limitaba solo a lo que existe en la tierra.

En la narración de génesis se puede distinguir que la diferencia entre el hombre y las

demás clases de vida animal no era cuestión de forma física tanto como de naturaleza

espiritual. A diferencia de la creación más baja, ésta era la diferencia que compartía con

Dios. Por su naturaleza espiritual el hombre fue creado para tener compañerismo con Dios
y ser siervo obediente. Dios no tenía compañerismo con ninguna otra criatura. Pero sí con

el hombre, con quien caminaba y conversaba normalmente. A ningún animal se le atribuyó

una libertad moral. De modo que, podemos decir también que, parte de la imagen de Dios

en el hombre es su naturaleza espiritual.

Es característico del pensamiento del Antiguo Testamento que el hombre pueda

comprender y hacer la voluntad de Dios. Se espera que él camine como Dios mande. No era

sólo la criatura de Dios; se le creó para el servicio de Dios.

C. La imagen en el Nuevo Testamento

En tres pasajes del Nuevo Testamento vuelve aparece tambien el tema de la imagen

de Dios en el hombre (1Co 11:7; Ef 4:4; Col 3:10). Efesios 4:24 habla del hombre nuevo

“creado según Dios en la justicia y la santidad de la verdad. Pero “según Dios” equivale a la

“imagen de Dios” y así justamente traduce la versión Levoratti y Trusso (Libro del Pueblo

de Dios publicado en español en 1981). Como el hombre había sido creado a la imagen de

Dios, así tambien el nuevo hombres es recreado a la imagen de Dios como una restauración

de la imagen primitiva borrada y mancillada por el pecado.

Ureta (p. 95), habla de Cristo como imagen de Dios y destaca 2 Co 4:4; Col 1:15 y

He 1:3. Con esto no nos está diciendo que así como Cristo es imagen de Dios, que el

hombre también lo sea de tal forma. Lo que Adán tenía que cumplir en medio y para todas

las criaturas, y que no lo hizo, Cristo lo cumplió. Cristo fue la imagen de Dios, un reflejo

vivo y fiel de lo que Dios es para sus criaturas.


Además menciona al hombre como imagen de Cristo, y dice que no se trata del

hombre natural, sino del hombre regenerado y que está llamado a ser hecho conforme a la

imagen de su Hijo.

En Cristo, “imagen del Dios invisible” (Col 1,15; cf 2 Co 4, 4), el hombre ha sido

creado “a imagen y semejanza” del Creador. En Cristo, redentor y salvador, la imagen

divina alterada en el hombre por el primer pecado ha sido restaurada en su belleza original

y ennoblecida con la gracia de Dios.

Se puede decir de esta manera que la Escritura presenta el testimonio externo de la

intención que hubo en Dios desde la eternidad respecto de la creación del hombre. La

creación del hombre a la imagen y semejanza de Dios sería la obra maestra de Dios. El

hombre sería el reflejo de la imagen, la vida, la autoridad y la gloria de Dios.

En Romanos se nos dice que “el primer Adán es figura del que había de venir”. El

que había de venir, es Cristo; de modo que la creación del primer hombre obedece a un

modelo eterno que Dios tenía concebido en su corazón. Estaba contemplado que el Hijo de

Dios asumiría nuestra humanidad por toda la eternidad. Hoy hay un hombre exaltado a la

diestra de Dios que tendrá una imagen de hombre por toda la eternidad, de modo que el

primer Adán tenía que ser pensando en lo que sería la humanidad de Cristo en todo sus

aspectos.
Conclusión

Es maravillosa la forma en que cada escritor va describiendo sobre la “Imagen de

Dios en el Hombre”.

Definitivamente no se puede negar que Dios tenía un propósito definido al crear al

hombre. Este propósito era la de transmitir su propia imagen en el ser humano creado. Esa

imagen consistía, conforme a lo que se ha investigado, en otorgar las mismas cualidades

divinas al hombre, pero éstas, en un sentido limitado.

Entendemos que esas cualidades se refieren a la libertad moral, libertad que

finalmente es condicionada a la obediencia a su creador.

Otras cualidades o facultades son la orden de multiplicarse y poblar la tierra, la

autoridad de someter la tierra a su control y el dominio sobre todo ser viviente que se

mueve sobre la tierra.

También vemos que a diferencia de los animales, Dios puso en el hombre “alito”

especial, un espíritu que le dio vida, por la cual el ser credo tiene la capacidad y puede

comunicarse con su creador.

Si bien esta imagen había sido deteriorada por el pecado, en el Nuevo Testamento

vemos que Dios, a través de Cristo, ha restaurado esa condición caída de su imagen en el

hombre.
Bibliografía

CATE, R. (2004) Teología del Antiguo Testamento. El Paso, Texas, EUA. Casa Bautista de

Publicaciones.

CARRO, POE, ZORZOLI. (1994) Comentario Biblico Mindo Hispano, Tomo 1, Genesis.

El Paso, Texas, EUA. Casa Bautista de Publicaciones.

Ed-Electrónica: Curso bíblico ¿Por qué creó Dios al hombre? http://www.ucg.Org/files/

espanol /bsc/leccion3.pdf. (Mayo 2013).

En Linea: s.d. Doctrina del hombre en el Antiguo Testamento. <mb-soft.com/believe/

tsn/manot.htm> (Mayo 2013).

URETA, F. (1988) Elementos de Teología Cristiana. El Paso, Texas, EUA. Casa Bautista

de Publicaciones.

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