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CURSO DE FORMACIÓN INTEGRAL

RESPONSABILIDAD CIUDADANA Y CÍVICA

3. LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA

a. LA CONSTITUCIÓN COMO CONCEPTO JURÍDICO Y POLÍTICO

Etimológicamente la voz constitución alude, conforme al Diccionario de la Real Academia


Española, a ideas vinculadas tanto a “formar, componer, ser” como a “establecer, erigir,
fundar”.
Más allá de su sentido material, igualmente existe un sentido de carácter jurídico y
político, recogido en el mismo texto: “Ley fundamental de un Estado, con rango superior al
resto de las leyes, que define el régimen de los derechos y libertades de los ciudadanos y
delimita los poderes e instituciones de la organización política”.
La Constitución, en este último sentido referido, es el objeto de estudio del Derecho
Constitucional, que es aquella rama del Derecho Público Interno que estudia el conjunto
de principios y normas jurídicas que regulan la organización y ejercicio del poder del
Estado, y que al mismo tiempo reconocen y garantizan los derechos fundamentales de las
personas.
Como señala el profesor Alberto Dalla, “el carácter fundamental del ordenamiento
normativo constitucional, el núcleo central de la disciplina, es regular el conjunto de
materias relacionadas con la libertad del individuo y con el ejercicio del poder. Es resolver
(...) la tensión entre el poder y la libertad” (DALLA VÍA, Alberto, “Manual de Derecho
Constitucional”, Editorial Lexis Nexis, Argentina, 2004, p. 73).

b. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

b.1 ANTECEDENTES REMOTOS

La idea de Constitución es inherente a la conformación de los estados modernos: Así,


nuestro país, desde sus primeras aproximaciones a la vida republicana, ya desde el
establecimiento de la Primera Junta Nacional de Gobierno en 1810, intentó darse una
regulación propia, independiente de las normas emanadas de la autoridad española.
Así, en agosto de 1811 se dictó el llamado Reglamento para el arreglo de la Autoridad
Ejecutiva Provisoria de Chile, llamado a regir los principales elementos políticos del país
con independencia de la normativa realista.

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Ya en octubre de 1812, durante el gobierno de José Miguel Carrera, se dictó el llamado
Reglamento Constitucional Provisorio: Sin embargo, apenas en marzo de 1814, y
producto de los avances del ejército español en su propósito de reconquistar el territorio
nacional, se determinó que, a fin de concentrar la autoridad ejecutiva de manera de
dotarla de mayores atribuciones, se dictó el ahora llamado Reglamento para el Gobierno
Provisorio, que pese a sus intenciones se mantuvo en vigencia apenas hasta el Desastre de
Rancagua, hecho bélico con que se dio inicio al periodo de reconquista por parte del
bando realista.
Solo en octubre de 1818, y luego de las victorias obtenidas en las decisivas batallas de
Chacabuco -febrero de 1818- y Maipú -abril de 1818- es que el Director Supremo,
Bernardo O’Higgins, requirió la conformación de una comisión encargada de redactar un
texto de rango constitucional: El texto que surgió de este encargo fue el Proyecto de
Constitución Provisoria para el Estado de Chile.
En octubre de 1822, y tras haberse constituido una Convención Preparatoria con amplias
atribuciones, se promulgó el texto denominado Constitución Política del Estado de Chile.
Sin embargo, este texto constitucional, por encontrarse íntimamente ligado a la figura de
O’Higgins, no duró sino hasta la abdicación del Director Supremo, momento en el que se
declaró su abolición, con lo que perdió todo sus efectos.
Tras la abdicación de O’Higgins el poder recayó en una Junta Gubernativa provisoria, que a
fin de regular el poder político encargó a una comisión la elaboración de un Reglamento
Orgánico Provisional, aprobado en enero de 1823. Pese a sus intenciones, duró en vigor
nada más que dos meses.
Entrando en conflicto los dirigentes políticos y militares al mando de las distintas
provincias del país, se constituyó una comisión, integrada por representantes de Santiago,
Coquimbo y Concepción: En marzo de 1823 esta comisión aprobó el Reglamento
Orgánico y Acta de Unión del Pueblo de Chile.
La duración de este texto estaba llamada a ser nada más que provisoria, y así fue que
mantuvo su vigencia solo hasta que en diciembre de 1823 se promulgó la Constitución
Política del Estado de Chile, que se originó en el trabajo de un Congreso Constituyente,
que a su vez había designado al efecto una Comisión de Constitución, para que elaborar
un proyecto.
Sin embargo, ya en julio de 1824 se comenzaron a recibir iniciativas, dentro del propio
gobierno, en orden a dejar sin efecto el texto aprobado, precisamente atendiendo a que
los propios estamentos gubernativos se encontraban aun en permanente evolución y
desarrollo. Al efecto, en enero de 1825 se declaró al Congreso como dotado de
atribuciones constituyentes.

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Este proceso desembocó en que el Congreso designara una comisión encargada de
elaborar el nuevo texto, lo que desembocó en la llamada Constitución Política de la
República de Chile, de agosto de 1828.
Pese a ello, y derivado de los hechos revolucionarios de 1829 -alzamiento de Concepción,
declaración de nulidad de los actos del Congreso, elección de una Junta de Gobierno,
Batalla de Lircay, etc.- fue que, pese a no corresponderse con los ideales y el criterio del
nuevo gobierno, dicha Constitución regiría hasta 1833.
En mayo de 1833, producto del trabajo de diversas comisiones y de la convocatoria a una
Gran Convención, y de la designación de una Comisión Redactora, fue que con gran
influencia del entonces ministro Diego Portales, se aprobó el texto de la llamada
Constitución de la República Chilena. Éste ha sido el texto constitucional de mayor
duración en la historia, pues su vigencia se extendió hasta 1925.
Durante el gobierno del presidente Arturo Alessandri Palma el gobierno intentó avanzar
en un proyecto de modificación constitucional: Sin embargo, los hechos políticos -como
por ejemplo el llamado “ruido de sables”- condujeron al exilio de Alessandri, y llevaron al
país a un periodo de convulsión y de gobierno por una Junta de Gobierno. Fue solo tras el
retorno del Presidente de la República desde Italia que, aprovechando el apoyo político de
dicho momento, se retomó la iniciativa de una reforma constitucional de gran magnitud.
Así, se constituyó una Subcomisión de Reforma, y luego una Comisión Consultiva, a lo que
siguió un Plebiscito Constitucional de aprobación del texto elaborado por estos cuerpos
colegiados en agosto de 1925.
En septiembre de 1925 se promulgó la Constitución Política de la República de Chile, cuya
vigencia se extendería hasta 1973.

b.2 ANTECEDENTES PRÓXIMOS

Después de los hechos del 11 de septiembre de 1973 el Gobierno Militar se abocó a la


preparación de un nuevo texto constitucional, que culminaría con la promulgación de la
Constitución Política del año 1980.
Desde el punto de vista de los órganos que intervinieron en la redacción de la nueva Carta
Fundamental es posible distinguir tres etapas:
1. Comisión de Estudio de la Nueva Constitución: Funcionó ininterrumpidamente
entre el 24 de septiembre de 1973 y el 5 de octubre de 1978, celebrando 417 sesiones. Su
presidente fue Enrique Ortúzar Escobar. Concluyó su labor elaborando un anteproyecto
de Constitución que constaba de un preámbulo, 123 artículos permanentes, divididos en
14 capítulos, y 11 disposiciones transitorias. Este anteproyecto fue remitido al Presidente
de la República mediante el oficio Nº 792-a, el día 18 de octubre de 1978.

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2. Consejo de Estado: El 31 de octubre de 1978 el Presidente de la República remitió
los antecedentes al Consejo de Estado, solicitando su pronunciamiento. El Consejo analizó
el anteproyecto entre los meses de noviembre de 1978 y julio de 1980, y su labor culminó
con la elaboración de un nuevo proyecto de Constitución, que se apartó de manera
importante de la propuesta preparada por la Comisión de Estudio.
3. Junta de Gobierno: Entre el 11 de julio y el 8 de agosto de 1980, la Junta de
Gobierno y el grupo de trabajo presidido por el Ministro del Interior estudiaron los
proyectos presentados por la Comisión de Estudio y por el Consejo de Estado,
concluyendo con la elaboración del texto definitivo de Constitución Política que sería
sometido a la consideración del país, y que constaba de 120 artículos permanentes,
distribuidos en 14 capítulos, y 29 disposiciones transitorias. El nuevo Estatuto
Constitucional fue aprobado mediante el Decreto Ley Nº 3.464, de 08 de agosto de 1980,
y fue publicado en el Diario Oficial del 11 de agosto del mismo año.

Plebiscito de aprobación de la Constitución


El artículo final de la Constitución de 1980 dispuso que ella “entrará en vigencia seis meses
después de ser aprobada mediante plebiscito […]”, agregando que “un decreto ley
determinará la oportunidad en la cual se efectuará el señalado plebiscito, así como las
normas a que él se sujetará, debiendo establecer las reglas que aseguren el sufragio
personal, igualitario y secreto y, para los nacionales, obligatorio”.
La fecha de la consulta plebiscitaria quedó fijada para el 11 de septiembre de 1980. El
Presidente del Colegio Escrutador Nacional, el día 13 de octubre de 1980, entregó como
resultado la aprobación de la consulta, con un 67,04% para la opción Sí y un 30,19% para
la opción No.

c. ORGÁNICA DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA

Actualmente, la Constitución Política se compone de 129 artículos permanentes, divididos


en quince capítulos, y además 28 disposiciones transitorias.
La orgánica de la Constitución trata sobre:
-Capítulo 1: Bases de la institucionalidad
-Capítulo 2: Nacionalidad y ciudadanía
-Capítulo 3: Derechos y deberes constitucionales
-Capítulo 4: Gobierno (Presidente de la República, Ministros de Estado, Bases generales
de la Administración del Estado, Estados de excepción constitucional)
-Capítulo 5: Congreso Nacional
-Capítulo 6: Poder Judicial
-Capítulo 7: Ministerio Público
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-Capítulo 8: Tribunal Constitucional
-Capítulo 9: Servicio Electoral y Justicia Electoral
-Capítulo 10: Contraloría General de la República
-Capítulo 11: Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad Pública
-Capítulo 12: Consejo de Seguridad Nacional
-Capítulo 13: Banco Central
-Capítulo 14: Gobierno y Administración Interior del Estado
-Capítulo 15: Reforma de la Constitución

d. SISTEMA DE GARANTÍAS

Como aparece en el Capítulo I de Bases de la Institucionalidad, la Constitución se funda en


una concepción del hombre como sujeto de derechos esenciales, los que son anteriores y
superiores al Estado y a todo ordenamiento jurídico, pues están arraigados en la dignidad
inherente a toda persona.
En el Capítulo III el constituyente se refiere a los derechos humanos como “derechos
constitucionales”: Ello es acertado, pues este capítulo contiene sólo aquellos derechos
esenciales cuyo reconocimiento, en su oportunidad, se estimó necesario incorporar
expresamente al texto. No podía recogerse en un precepto a todos los derechos humanos,
porque estos no son susceptibles, por su propia naturaleza, de una enumeración cerrada,
y así es como han ido surgiendo algunos nuevos.
El antecedente inmediato del Capítulo III es el Acta Constitucional Nº 3, aprobada por el
Decreto Ley Nº 1.552 de 13 de septiembre de 1976, y que el texto original de la
Constitución recogió en gran medida.
El encabezado del artículo 19 dispone que “La Constitución asegura a todas las personas”
los derechos que posteriormente reconoce en sus 25 primeros numerales.
Con esta fórmula constitucional empleada podemos efectuar los siguientes alcances:
1. La expresión “asegura” denota la naturaleza misma de los derechos humanos.
Ellos no son creados por la norma (constitucional o de otro rango) sino simplemente
reconocidos por ella. La Constitución no crea estos derechos, sólo los reconoce y
garantiza. Además, en la idea de asegurar está presente también la garantía de estos
mismos derechos, en cuanto deben existir mecanismos eficaces para su tutela.
2. Los derechos reconocidos por la Constitución se aseguran “a todas las personas”,
reforzándose así el carácter universal de los mismos.
Los derechos humanos son comunes a todos los individuos de la especie humana,
cualesquiera sean sus características particulares o su situación personal. De esta manera,
la titularidad y el goce efectivo de estos derechos no está supeditado a circunstancias
accidentales, como la edad, la raza, el sexo, el nivel socioeconómico, la nacionalidad, la
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religión que se profesa, las ideas que se sustentan u otras. Así, por ejemplo, el derecho a
la vida, a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, a la vida privada o a la
honra, se reconocen respecto de toda persona, sean hombres o mujeres, chilenos o
extranjeros, menores de edad o adultos, etc.
En todo caso, lo dicho precedentemente no obsta a que la ley establezca en ciertas
materias un trato más favorable para algunos grupos de personas o sectores de la
población, como ocurre, por ej., con los beneficios de distinta naturaleza establecidos para
los adultos mayores, o para los sectores de menores ingresos de la sociedad. Para una
efectiva vigencia del principio de igualdad, la universalidad de los derechos humanos no se
opone a la generación de discriminaciones positivas, es decir, al establecimiento de
determinados beneficios para personas o sectores de la población y que pueden fundarse,
precisamente, en algunas de las características mencionadas, como la edad, el nivel
socioeconómico, etc.

e. LIMITACIONES RELATIVAS A LA MODIFICACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN

Aun cuando la Constitución no contemple expresamente normas o contenidos intangibles


(cláusulas pétreas), existen ciertos límites materiales que el constituyente derivado no
puede quebrantar. Para Burdeau, vía reforma constitucional no puede sustituirse lo
esencial del orden consagrado en la Constitución, no puede sustituirse la esencia del ideal
de derecho generador e inspirador del texto. Para Silva Bascuñán “esta conclusión podría
aplicarse tratándose de las escasas disposiciones, tan primordiales de suyo que
corresponda calificar como las más fundamentales, distinción difícil de establecer en la
práctica (...)”. En definitiva, los elementos esenciales que en el Derecho Constitucional
chileno limitan al constituyente derivado son los derechos fundamentales de las personas
y el sistema democrático. Estas materias están dadas por la idea de derecho
predominante en la sociedad y su determinación específica, lo que constituye un
problema de carácter metajurídico.

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