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RESEÑAS

de la intencionalidad. Pero es al cuarto, al Cualquier estudioso de la historia de la fi-


estudio de las diversas categorías, al que losofía del siglo XX reconocerá que sus es-
dedica con diferencia mayor extensión. Es- fuerzos no fueron en balde. Además, gra-
to se debe, en parte, a las discusiones de su cias a su profundo y amplio conocimiento
tiempo en torno a la metafísica aristotélica. de la filosofía clásica y moderna, su discur-
En ellas toma postura defendiendo princi- so siempre es riguroso y respetuoso, sobrio
palmente dos tesis: primera, que entre los y esencial.
diferentes sentidos categoriales del ente se El traductor antepone al texto una nu-
da una unidad de analogía, y que ésta sig- trida y excelente presentación. En ella con-
nifica unidad de referencia a un término textualiza esta obra inicial de Brentano en
común, la sustancia; segunda, que precisa- relación con el resto de su filosofía y con
mente esa unidad de referencia posibilita otras investigaciones también suyas sobre
deducir las categorías según un principio Aristóteles, así como con las diversas inter-
(y no de modo puramente rapsódico, como pretaciones aristotélicas de aquella época.
objetan Kant, Hegel y otros, también También ha prestado el servicio de añadir
Trendelenburg). De este modo, Brentano la traducción española de las numerosas
se sitúa del lado de los intérpretes más me- notas en griego que Brentano no vierte a
tafísicos y escolásticos de Aristóteles frente su lengua moderna. El resultado es una
a los más historicistas y neokantianos. edición muy cuidada que hace justicia tan-
Pero, por otro lado, esa mayor aten- to a los méritos de esta investigación como
ción obedece también al interés metafísico a su autor, tan importante como origen de
del autor, como muestra su posterior tra- poderosas y amplias corrientes filosóficas
yectoria intelectual. Realmente, Brentano del siglo XX; un libro, en definitiva, capital
tenía el afán de renovar la entera filosofía, para los estudiosos de Aristóteles y para los
sacándola de la crisis en que la había sumi- historiadores de la filosofía.
do tanto el idealismo como el positivismo. Sergio SÁNCHEZ-MIGALLÓN

Étienne GILSON, Introducción a la Filosofía Cristiana, Prólogo de Juan


Miguel Palacios, Traducción de Juan Roberto Courrèges, Madrid:
Encuentro, 2009, 157 pp., 15 x 23, ISBN 978-84-7490-912-8.

Este breve libro es la primera traducción al salidad y participación; el ser y las esencias;
español de una obra de Gilson, casi olvida- y el ser, el acto y el fin.
da, aparecida inicialmente en París, en El autor advierte que la elección de
1960. Se trata, por tanto, de un escrito que esas fórmulas, que constituyen los respec-
puede considerarse de madurez. Lo que en tivos capítulos, es completamente perso-
él se recoge es, en realidad, una serie de re- nal. Y ello en un sentido muy vital, es de-
flexiones sobre diversas fórmulas que ex- cir, confesando tanto una preferencia
presan y condensan el pensamiento de san- espontánea como una experiencia de acer-
to Tomás de Aquino: filosofar en la fe; la camiento intelectual a Dios. Pues bien, es-
causa del ser; El que Es; más allá de la to es lo que revela la auténtica naturaleza e
esencia; más allá de las ontologías; la ver- intención de este escrito: mostrar –más
dad fundamental; la clave de bóveda; cau- que demostrar– ciertos aspectos del miste-

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RESEÑAS

rio de la verdad más alta y así compartir la científico: el problema de la filosofía cristia-
experiencia del camino y unión con ella, na, que él consideraba íntimamente ligado a
con Dios. Una unión que es a la vez inte- la cuestión del sentido de la noción de teo-
lectual y amorosa. Y es que ninguna crítica logía. Él mismo cuenta en otro lugar –como
a la filosofía tomista le parece a Gilson más comenta Palacios en el prólogo– que desde
equivocada que aquella según la cual la sus años de estudiante ya se preguntaba por
teología escolástica daña la verdad cristia- ello, e incluso en 1936 había escrito un libro
na, o que la razón sustituye a la fe, la filo- al respecto (Cristianismo y Filosofía). Pero só-
sofía a la teología, o el orgullo de saber a la lo aquí, y en una obra del año anterior (Ele-
caridad y a la piedad. Muy al contrario, mentos de Filosofía Cristiana, 1959), expone
aquí se sostiene que la teología del Aquina- su concepción personal de semejante filoso-
te, lejos de excluir la espiritualidad, es una fía, definiéndola como «el método filosófi-
forma de ella. Nada le parece al autor más co en el que la fe cristiana y el intelecto hu-
evidente, tanto por el objeto de estudio mano unen sus fuerzas en la investigación
(Dios, Verdad y Amor) como por el cami- conjunta de la verdad filosófica». El filósofo
no teológico y filosófico (intelección del francés veía en el tomismo la más cabal rea-
misterio y amor a la sabiduría). lización de ese ideal filosófico, descubriendo
En esta obra se ofrece, entonces, una ex- en ese sistema de pensamiento un núcleo de
celente introducción al pensamiento de san- grandes principios unificadores y fecundos,
to Tomás de Aquino, pero también un aso- pero también, sobre todo, con la virtualidad
mo a Gilson mismo, a su modo de vivir, por de integrar las verdades de muy diversos y
decirlo así, la sabiduría tomista. Para él esa ajenos discursos filosóficos.
sabiduría no es sólo una reflexión o pose- No cabe sino animar a la lectura de es-
sión intelectual, sino también una piadosa y te libro, a la vez ágil y profundo, riguroso
amorosa vivencia del misterio salvador. y asequible, a quienes deseen introducirse
Además, precisamente por esto, Gilson de- en el pensamiento tomista y asimismo dis-
ja ver su visión sobre un problema que le frutar de él.
había preocupado durante todo su itinerario Sergio SÁNCHEZ-MIGALLÓN

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