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Wilhelm von Bumboldt

ESCRITOS
SOBRE
EL
LENGUAJE
Wilhelm von LHumboldt
ESCRITOS SOBRE
EL LENGUAJE
Edición y traducción
de Andrés Sánchez Pascual

Prólogo de José María Valverde


Títulos originales alemanes de los cinco textos seleccionados:
Vber das vergleichende Sprachstudium in Beziehung auf die ver·
schiedenen Epochen der Sprachentwicklung
Vber den Einfluss der verschiedenen Charakters der Spradzen auf
Literatur und Geistesbildung
Vber das Entstehen der grammatischen Formen, und ihren Ein-
fluss auf die 1deenentwicklung La capacidad de hablar -resulta perogrullesco decir-
10- es lo que nos constituye como seres humanos, más
Vber die Buchstabenschrift und ihren Zusammenhang mit dem
Sprachbau bien que el poder ser definidos como «animal racional»
u horno sapiens sapiens. Pero, quizá por ello mismo, la
Vber den Dualis
humanidad ha vivido y hablado durante miles -o millo-
La versión de estos textos ha contado con una «Ayudaa la crea- nes- de años sin tener más que una conciencia confusa,
ción literaria. Modalidad de Traducción» (1990), otorgada por el
Ministerio de Cultura. si es que no nula, de qué sea esa capacidad de palabra,
dándola por supuesta casi como algo natural, lo mismo
que el respirar, aunque quizá con algún vago residuo de
creencia en su poder mágico sobre la realidad. Y ello, casi
siempre, sin reconocer que otros tengan otras palabras
para lo mismo: si aparece alguien que haga otros ruidos
con la boca, son meros ruidos, es un bar-bar (bárbaro),
un tar-tar (tártaro), un bereber, no un semejante, y se le
puede esclavizar o matar. Admitir que haya otras lenguas
es un salto adelante en la historia moral, y podría llevar
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la a~torización es~rita de a la conciencia de lo que es el lenguaje, pero ésta ha tar-
los titulares del "Copyright»,bajo las sanCIOnesestablecIdas en
las Leyes, la reproducción total o parcial de esta obra p~r cual- dado mucho.
quier medio o procedimiento, comprendidos la reprografIa y el A partir de un momento dado en la historia, con el
tratamiento informático y la distribución de ejemplares de ella desarrollo del pensamiento abstracto -típicamente, la
mediante alquiler o préstamo públicos, así como la exportación e filosofía- algunos asumieron una peculiar idea del len-
importación de estos ejemplares para su distribución en venta guaje, que implicaba desvalorizar1o y malentenderlo: al
fuera del ámbito de la Comunidad Económica Europea.
soñar un mundo de conceptos puros, nítidos, en total aro
mazón lógica, las palabras se reducían a envoltorio s para
transmitir esas referencias de valor unívoco. Ellogos, que
Primera edición: mayo de 1991. en principio era, a la vez y sin necesidad de distinción,
© por la traducción: Andrés Sánchez Pascual, 1991. «razón» y «palabra», se bifurcó en estos dos sentidos, para
© por el prólogo: José María Valverde, 1991. mengua del segundo. Como mucho, la tradición escolás-
© de esta edición: Edicions 62 sla., Provenc;a 278, tica se plantearía la cuestión del significado de los sus-
OSOOS-Barcelona. tantivos, la suppositio, digamos la relación entre el voca-
blo «mesa» y el objeto que suele tener delante el profe-
Impreso en Limpergraf sla., Calle del Río 17, Nave 3, Ripollet.
sor, apuntando siempre a los «universales», siquiera fue-
Depósito legal: B. 15.148-1991.
ra mediante convención en un flatus vocis verbal.
ISBN: 84-297-3244-6.
La toma de conciencia de lo que de hecho es el lengua- (<<Mees imposible valorar tanto la Palabra. - Tengo
je ha resultado extrañamente reciente, y todavía hoy, aun· que traducido de otro modo.») Y después de probar con
que se extiende como un virus, alcanza sólo a una peque- der Sinn, «el sentido», y die Kraft, «la fuerza», se satisfa-
ña parte del mundo cultural. Además, como se puede ver ce con die Tat, «la Acción». No es extraño que más ade-
estudiando el caso del que mejor cabe considerar como lante se lea: Gefühl ist alles; Name, Schall und Rauch!,
padre de la teoría lingüística, Wilhelm van Humboldt, su «el sentimiento lo es todo; el nombre, ruido y humo!» Por
gran arranque tuvo lugar a través de una enredada ambi- su parte, Hegel, en la Estética, dice que en la creación poé-
valencia: ese que cabría llamar «giro copernicano» lin- tica, ya fronteriza de la cumbre filosófica, el lenguaje está
güístico, iniciado en él bajo signo romántico, rompía, cier- reducido a casi puro espíritu, con su materia volatili-
tamente con el prejuicio clásico de «concepto-a-través-de- zada.
término», pero lo hacía cayendo en otros prejuicios de Pero mientras tanto, ya se había producido una inter-
entre los cuales costaría trabajo en nuestro siglo extraer pretación a la vez afín y opuesta a ésta, el giro decisivo,
la más escueta y elemental comprensión de lo que es ha- aunque provisionalmente descaminador, en cuanto a la
blar. comprensión del lenguaje: como preludio al idealismo fi-
En efecto, en la coyuntura de finales del siglo XVIII y losófico, se intuyó una vasta irrupción de lo supremo -lo
principios del XIX, si por un lado crecía la impaciencia ideal, lo divino, o como se quiera-, dando sentido y valor
ante lo que tiene el lenguaje de material, limitado y vul- a la realidad concreta, y sobre todo a nosotros mismos.
gar, por otro lado se sentía la invasión de un impulso uni- Para ese sentir, en nuestro espíritu se manifiesta algo
versal en que el lenguaje asumía el protagonismo, anima- transcendente que le impulsa a ser más y mejor -sin im-
do por un impulso divino. En el primer sentido: para la portar que los estorbos materiales impidan la realización
orgullosa ambición del intelecto, siempre ha de parecer de ese ideal ascendente. Tal enorme aliento tiene su ma-
humillante que toda la vida mental haya de darse en algo nifestación en nosotros, antes aún que en la conciencia
tan modesto y aun tan tonto como es el lenguaje, ese río moral, en la fuerza que nos ha humanizado llevándonos a
de palabras y gramática que nos empapa y arrastra. Igual hablar. Y el hablar, antes y aun aparte de que sea decir
que la famosa paloma de Kant estaba tentada a suponer algo concreto, es la forma del efluvio superior y elevador
que volaría mejor en un espacio vacío, sin la resistencia que nos dignifica, primero como raza humana y luego
del aire, así el intelecto tiende a suponer que pensaría con como individuos.
toda plenitud si no fuera por ese límite y ese estorbo que De camino a tal sentir, no intentaremos esbozar un
son las palabras. Goethe, más bien desdeñoso del lengua- mapa de los tanteos del siglo XVIII hacia la comprensión
je, acertó al situar el escalón final en el descenso de Faus- del lenguaje -así Locke, Berkeley, Condillac y sobre todo
to, dejando entrada libre a Mefistófeles, en el momento Rousseau-: todos ellos, inevitablemente, dados sus su-
en que, al ir a traducir el comienzo del Cuarto Evangelio, puestos básicos, tenían que caer en el mismo atolladero
le parece poca cosa escribir: 1m Anfang war das Wort, -al fin y al cabo, tema de curiosidad inevitable para cual-
«en el principio estaba la Palabra»: quiera, incluidos nosotros mismos-: el de preguntarse
ante todo por el origen del lenguaje, por cómo se empezó
1ch kann das Wort so hoch unmoglich schiitzen a hablar, cuestión intrigante de la que modernamente sue·
1ch muss es anders übersetzen le prescindir la lingüística (evitando así extravagancias
como las del libro de Diamond, pero dejándonos profun-
damente ins<;üisfe¡;:hos).Cabía, por las buenas, ver ellen-
guaje como don de Dios, y así lo hace Hamann, «el mago el lenguaje sería la expresión de lo humano, diversifica-
del Norte», el paisano de Kant, enemigo de la «puta Ra- do en las lenguas como expresiones de sus respectivos
zón» y fanático de la creencia. Sin conocerle, el émigré pueblos y razas, cuyos temperamentos quedarían de ma-
vizconde de Bonald diría que el lenguaje es el legado de nifiesto incluso en la gramática y la fonética de su idioma
la primitiva revelación divina, no por ningún contenido o dialecto. Este punto lo comparte mucha gente incluso
concreto o mensaje, sino por su misma existencia. Pero hoy; una creencia piadosa que, como tal, es tan indemos-
antes de que éste escribiera, la Academia berlinesa, en trable como irrefutable; una abundancia de sonidos gutu-
1769, abrió un concurso sobre ese tema, que fue ganado rales indicaría un determinado carácter nacional: la gra-
por el todavía joven Herder, con un texto de tono arreba- mática alemana inclinaría a la metafísica, y la gramática
tado y altamente enfático y de desarrollo tan sugestivo
francesa a la clarté.
como vacilante y aun contradictorio. Aunque Herder rehú-
Pero esas opiniones, tan propias del espíritu románti-
ye ver el lenguaje como algo puesto en la misma natura-
co también en cuanto éste implica nacionalismos, pinto-
leza humana, lo hace derivar de una capacidad de refle-
xión que sí que sería innata -lo que viene a ser casi lo resquismos y folklorismos, tenían de bueno que incitaban
mismo: «El hombre, desde la condición reflexiva que le al estudio concreto de las lenguas del mundo, saliendo de
es propia, ha inventado el lenguaje al poner libremente la tradición clásica, e incluso modificando los supuestos
en práctica por primera vez tal condición.» Esa condición de ésta: el estudio del sánscrito, cultivado por Bopp, a
reflexiva se lanzaría al lenguaje no por necesidad ni con- quien W. v. Humboldt haría dar una cátedra, llevaba a
veniencia material, sino por un impulso creativo, poético, un «ente de razón» idiomático como sería el indoeuropeo,
ante el estímulo de unas «palabras naturales» -así, el lugar geométrico de partida de las lenguas de ese hori-
balido de la oveja- que caracterizarían a algunas cosas, zonte. Mientras tanto, se empezaban a explorar lenguas
dando de ese modo comienzo a un proceso de repetición, de los más variados pueblos, con curiosos descubrimien-
mezcla y articulación que llevaría a la maduración del tos no sólo en el léxico, sino en las formas y relaciones
lenguaje. Todo ello implica la hegemonía del sentimiento gramaticales. Y aquí es donde importa Wilhelm von Hum-
y del carácter: «El lenguaje natural de todas las criaturas boldt.
poetizado por el entendimiento en el sonido, un dicciona- Hay que advertir, para el encaje cronológico, que Wil-
rio de las almas, una constante creación de fábulas, llena helm von Humboldt escribió la mayor parte de su obra
de pasión e interés; esto es el lenguaje en su origen, y lingüística en su vejez, dejándola casi inédita. Pero el in-
¿ qué otra cosa es la poesía?» Ello no representa un pro- terés por las lenguas fue siempre un hobby de curiosidad
greso, desde un punto de vista natural -«la especie hu- para él, llevándole a algún breve texto teórico desde su
mana no supera al animal en la escala del más y el menos, juventud (Vber Denken und Sprechen, «Sobre pensar y
sino en la cualidad»-; y, además, el lenguaje, una vez in- hablar», es ya de 1795-1796,esto es, de antes de cumplir
ventado, puede ser que no haga sino degenerar respecto los treinta años). Además conviene recordar aquí que, para
a su maravillosa condición original: «Es posible que nues- la conciencia cultural alemana, lo lingüístico queda sólo
tro lenguaje artificial haya desplazado al naturaL.. Una como un capítulo en la biografía de ese prócer, más con-
lengua metafísica y refinada ... poco puede saber de la ni- memorado como político, como organizador educativo y
ñez de su primera madre ... Las lenguas antiguas y primi- como el tercer «clásico», junto a Goethe y Schiller, en el
tivas ... se aproximan al origen.» Dado su empuje expre- período así llamado, esto es, hasta la muerte de Schiller
sivo general, no como colección de signos conceptuales, en 1805, en 1lll decenio de «diálogo inmortal». (Véase la
brevedad de ese capítulo en el librito de Peter Berglar, en
era formar al hombre para la libertad y la verdad, dejan-
la serie de biografías ilustradas de Rowohlt.)
do en segundo término las especializacione~ profesion~les.
Enmarquemos brevemente su figura en su tiempo: na-
A este sentir afluirían ideas de Fichte, glona de la Umver-
cido en 1767, en la corte prusiana, se educó con precepto-
sidad de Berlín. Pero cuando se funda esa Universidad,
res privados y estudió derecho y filología clásica; viajó a
en 1810 Wilhelm von Humboldt ya ha dejado su efímero
París, cuando todavía estaban derribando la Bastilla, co-
cargo, bajo el barón van Stein, por más que sus directri-
noció a Schiller, Jacobi y Lavater; entró en un exaltado
ces vayan a quedar en pie: con un honroso ascenso de
círculo prerromántico, la «Liga de la Virtud», donde cor:o-
grado, es enviado de diplomático a ~iena, d~sde ?onde
ció a su futura esposa, y, de 1790 a 1791, fue alto funcIO-
asistirá a diversos congresos internacIOnales, mclUIdo el
nario jurídico, dejando luego el servicio para casarse y
propiamente llamado de Viena, en 1815. Vuelto a Berlín
vivir en el campo. Desde ahí, visitó largamente Jena, el
en 1817 con otro cargo, choca con el canciller Hardenberg,
meollo de la vida intelectual germánica de entonces, y en
y pasa a ser embajador en Londres, y a otras funcione.s,
esa ciudad estrechó su amistad con Schiller, colaborando
hasta que en 1820 se retira definitivamente a su palaCIO
en la revista de éste, Die Roren, y se convirtió en uno de
campestre en Tegel; muere en 1835, tras dedicar e.sos quin-
los predilectos de Goethe. Los largos períodos en que no
ce años sobre todo a la reflexión sobre el lenguaje -tam-
se veían estos tres grandes dieron origen a abundantes
bién, durante tres años, tuvo la costumbre de escribir un
epistolarios: se ha llamado a Wilhelm van Humboldt «el
soneto diario, no especialmente inspirado. Al final enu-
rey de las cartas», también por las tres mil envi~d~: a su
meramos los treinta y ocho textos lingüístico s de Wilhelm
mujer. A él fue dirigida la última carta q~e escnbI~ Goe-
van Humboldt, con las indicaciones pertinentes; ahora
the, la víspera de su muerte. En ese penado empIeza a
trataremos de resumir su sentido.
publicar algunos artículos sobre teoría ?~l derecho, de
Ante todo, para la lectura de los textos aquí reUnidos
sentido liberal, en relación con una ambICIOsa obra que
y de los demás, conviene advertir CI;ueW~l~elm v~n ~um-
quedaría inédita: Ideas para un ensayo de determinar l~s
boldt no escribía de una manera slstematIca y ClentIfica,
límites de la efectividad del Estado; y, en la reVIsta Dle
sino con poderosas intuiciones enlazadas en un medio
Roren, un par de ensayos sobre la diferencia sexual. Otros
estilística a veces un tanto difuso. Ya dijo Cassirer: «Hum-
viajes hizo, uno de ellos por el País Vasco, ocupándose de
boldt es un espíritu por completo sistemático, pero enemi-
la lengua eusquera. En 1799 tuvo éxito su primer escrito
go de toda técnica exterior de sistematización. Así ocurre
amplio: Ensayos estéticos, 1: Sobre «Rermann y Doro-
tea» de Goethe. De 1802 a 1808 -años napoleónicos- fue que en el esfuerzo de presentamos en cada pU~,to ~isl~~o
de su investigación la totalidad de su concepCIOn lmguIs-
enviado prusiano ante la Santa Sede, y tuvo ocasión de
tica, se opone a la neta y clara diferenciación de esa to-
conocer, con los jesuitas, la obra lingüística de Hervás y
talidad. Sus conceptos no son jamás productos despren-
Panduro y los materiales que habían acumulado sobre las
didos y puros del análisis lógico, sino que late en ellos un
lenguas de sus tierras de misión -sobre todo, las de in-
ostensible tono estético, un talante artístico, que vivifica
dios americanos. De Roma volvió para dirigir la Sección
la comprensión, pero que oscurece al propio tiempo la
de Culto y Enseñanza del Ministerio del Interior, esta-
articulación y el análisis del pensamient<?» 1
bleciendo la gran organización que culminaría en la crea-
ción de la Universidad de Berlín y en la institución del En efecto, en Humboldt, frases o párrafos bien elegi-
Gymnasium, bajo un nuevo espíritu humanístico y liberal,
con consecuencias para más de un siglo: lo importante 1. Citado en J. M. VALVERDE, Guillermo de Humboldt y la filo-
sofía del lenguaje, Madrid, p. 31,
dos resultan más impresionantes que la totalidad del texto ergon sino enérgeia, expresión que, por cierto, queda inex-
en que figuran; y los textos breves, a su vez, atraen más plicada en su contexto, y que seguramente arranca de la
que los largos. Esto tiene que ver con lo que indicábamos terminología aristotélica, en la Etica a Nicomaco: «Ellen-
más arriba: en Wilhelm van Humboldt no hay una sola guaje es algo en cada instante permanentemente transito-
perspectiva, sino más bien una dualidad de horizontes lin- rio. No es un producto (ergol1) sino una potencia (enér-
güísticos, en último término contrapuestos, a partir de geia). Su verdadera definición sólo puede ser genética. Es
una gran intuición común. la labor, perennemente renovada, del espíritu, para hacer
Esa gran intuición básica es que el lenguaje constituye al sonido articulado capaz de la expresión del pensamien-
la forma única y necesaria de operar para el pensamien- to.» 7 La fluidez del lenguaje, aun atenida a límites -fo-
to: no hay pensar sin lenguaje. «El pensamiento tiene lu- néticos, sintácticos, léxicos- no tiene límites en sus po-
gar mediante el lenguaje; ... el lenguaje debe acompañar sibilidades de uso, en su enérgeia: «El lenguaje no con-
al pensamiento»; 2 «el lenguaje es el órgano del ser inte- siste sólo en sus producciones concretas, sino en la posi-
rior; este mismo ser, en cuanto logra paso a paso reco- bilidad de obtener otras innumerables.» 8 Y después:
nocerse interiormente y exteriorizarse».3 O de otro modo: «Debe hacer un uso ilimitado de medios limitados, y lo
«El lenguaje es el órgano formador del pensamiento. La logra merced a la identidad de la fuerza que produce el
actividad intelectual, por completo espiritual, por com- pensamiento y el lenguaje.» 9 El lenguaje, pues, no es una
pleto interior y en cierta medida desapareciendo sin hue- suma de palabras, ni aun una SlUna de palabras y silen-
lla, mediante el sonido se hace exterior en el habla y per- cios, además de todas las reglas que las estructuran, sino
ceptible para los sentidos. Aquélla y el lenguaje son, pues, una movediza y fecunda disponibilidad organizada: «Su
una sola cosa ... Tiene que unirse al sonido lingüístico: si organismo no yace como una masa inerte en lo oscuro
no, el pensar no alcanza claridad, ni la representación se del alma, sino que actúa, determinando como ley, las fun-
hace concepto. La unión inseparable de pensamiento, ór- ciones de la mente, y por eso la primera palabra ya pro-
gano vocal y audición descansa en el sentido originario de clama y anuncia el lenguaje entero.» 10 Sobre la palabra
la naturaleza humana» 4 y «el pensamiento sin lenguaje es, aislada, advierte: «La palabra no constituye el lenguaje,
sin más, imposible».5 Y el lenguaje no es una iluminación pero es su parte más importante, o sea, lo que en el mun-
instantánea y total, sino un desgranarse sucesivo de una do viviente es la célula individual.» 11
palabra tras otra, hasta redondear la frase: «La operación El lenguaje, así, es tan subjetivo como objetivo -y
del lenguaje consiste en obligar al espíritu a desarrollar sería mejor evitar la aplicación de un esquema dialéctico
todo el conjunto del pensamiento en palabras que se su- en que se viera como síntesis de una tesis y una antítesis,
ceden, en dar cuerpo al pensamiento, en detener su ola porque ninguno de aquellos términos tiene en él prioridad
[vague, en el original en francés] por la impresión que lógica o temporal sobre el otro: el lenguaje establece el
dejan los sonidos articulados.» 6 Tal es el sentido de la ámbito de comunidad que hace posible la comunicación:
famosa expresión humboldtiana, de que el lenguaje no es «La producción del lenguaje es una necesidad íntima de

2. Edición Flitner-Giel, vol. III, p. 56-57. 7. Ed. Flitner-GieI, p. 418.


3. Ibidem, p. 383. 8. Ibidem, p. 418.
4. Ibidem, p. 426. 9. Ibidem, p. 477.
5. Ibidem, p. 429. 10. Ibidem, p. 10.
6. De la Carta a M. Abel-Rémusat ... 11. Citado en VALVERDE, op. cit., p. 37.
la naturaleza humana, no sólo un comercio social para la prensión, apuntando a un ideal de lenguaje científico, se
comunicación, sino algo asentado en su misma esencia, mata el espíritu matando el lenguaje: «Con signos lógico-
imprescindible para el funcionamiento de sus potencias matemáticos sólo se podría agotar una pequeña parte
espirituales.» 12 El lenguaje impone el reconocimiento de de lo pensable, pues estos signos, por su naturaleza, sólo
los demás espíritus, y así, permite el reconocimiento del se podrían aplicar a conceptos producidos por elabora-
propio, que sólo se ve a sí mismo como si fuera otro: «El ción previa o por convenio. Pero cuando hay que acuñar
hombre habla, aunque sea en pensamientos, sólo con otro, en conceptos la materia de la experiencia interior y de la
o consigo mismo como si fuera otro.» 13 Y: «El hombre sensibilidad, entonces es cuestión de la facultad de re-
tiende, aun a instancia de su pensamiento aislado, hacia presentación individual del hombre, de que es inseparable
un tú que corresponda al yo; el concepto sólo le parece . 18 Con ese empuJe
su 1enguaJe.» . creativo es como el len-
que consigue determinación y certeza cuando viene refle- guaje forma mundo: «El lenguaje es indispensable para
jado desde una mente ajena.» 14 Pero eso da lugar a la pa- que la representación se objetive, al regresar al oído la
radoja de que, al comprendemos unos a otros, y, por tan- propia creación verbalizada. El lenguaje no actúa como
to, al comprendernos mejor a nosotros mismos, acaba- partiendo de los objetos ya plenamente percibidos. Pues
mos por sentirnos más distantes de los demás, percibien- sin lenguaje no habría ante la mente objetos (como tales).
do mejor las diferencias: «El lenguaje tiende puentes Ya en la percepción hay una cierta subjetividad; incluso
desde una individualidad a las demás, y da lugar a la mu-
cabe considerar a cada individuo como un punto de mira
tua comprensión, pero más bien aumenta la diferencia
en la visión del Universo.» 19 En análogo estilo, con vagos
[de concepción personal] al producir más distintamente
ecos kantianos e idealistas, dice Humboldt: «El hombre
en la conciencia un refinamiento y aclaramiento de las
se rodea de un mundo de sonido para asumir en sí el
ideas, tal como se enraízan en la situación anímica de que
mundo de los objetos, y manejado. El hombre vive con
proceden.» 15
los objetos tal como el lenguaje se los trae.» 20 O de' otro
De todo esto deriva el carácter creativo, de lujo, pla-
modo: «La peculiaridad del lenguaje consiste en que, sir-
cer y regalo que es propio del lenguaje -manifiesto en
viendo de mediación, funda entre el nombre y los objetos
su «redundancia», de que hablan los lingüistas-, rq.ás allá
de la mera comprensión: «La más elemental, pero más exteriores un mundo de pensamiento en el sonido.» 21 Y, en
limitada concepción del lenguaje es la de considerado tono un poco más técnico: «La esencia del lenguaje con-
como un mero medio de comprensión» 16 y, refiriéndose siste en verter la materia del mundo fenoménico en la
al tema del dual cuando escribe esta frase, añade: «Si los forma del pensamiento; todo su esfuerzo es formal, y
pueblos que han formado las lenguas tuvieran meramente como las palabras toman el lugar de los objetos, debe
como objetivo la mutua comprensión, como afortunada- también oponérseles, en cuanto materia, una forma a la
mente no es el caso, entonces sería superfluo un plural de que estén sometidas.» 22 Y aquí puede aplicarse la idea de
dualidad propio.» 17 Si se privilegia la exactitud en la com- «símbolo», que luego desarrollaría Cassirer: «Sólo así se
logra la transmutación del mundo en lenguaje, y se cum-
12. Ibidem, p. 32.
13. Ed. Flitner-Giel, pp. 137-138. 18. Ibidem, p. 16.
14. Ibidem, p. 138-139. 19. En VALVERDE, op. cit., p, 34.
15. En VALVERDE, op. cit., p. 34. 20. Ed. Flitner-Giel, p. 434.
16. Ed. Flitner-Giel, p. 134. 21. Ibidem, p. 85.
17. Ibidem, p. 134. 22. Ibidem, p. 13.
pIe la acción simbolizadora de la lengua, incluso mediante mite ejemplificar, no advierte Wilhelm von Humboldt que
su estructura gramatical.» 23 . . también para el alemán cabría defender tal tesis, ya que
Hasta aquí, estamos dando el núcleo _sólido de las in- sus raíces suelen ser monosilábicas, a pesar de la longitud
tuiciones humboldtianas,· pero moviéndose desde él, so- de sus palabras, que, como dijo alguien, «tienen perspec-
brevienen ciertas indecisiones; así, en cuanto al origen y tiva». Pero después de escribir a Abel Rémusat sobre su
el desarrollo del lenguaje. El punto de partida es impeca- gramática china, al reflexionar más sobre el asunto, modi-
ble: más vale no hablar de cómo empezó el lenguaje, se- fica su idea: habría una curva histórica en la marcha de
gún venían haciéndolo otros en el siglo XVIII: «El lengua- las lenguas, que, tras alcanzar un máximo de flexión en
je ... debe considerarse como. puesto originariamente en sus palabras, la irían perdiendo parcialmente; por otra
los hombres; pues es totalmente inexplicable como pro- parte, la falta de flexión en el chino podría no entenderse
ducto de la razón en la claridad de su conciencia... El como pobreza espiritual, sino al contrario, haciendo así
lenguaje no se podría inventar si su prototipo no estuvie- justicia a la gran cultura china: «En cuanto que requiere
ra ya existente en la razón humana.» 24 En algún momen- al entendimiento un trabajo mucho mayor de lo que exi-
to lo considera «una emanación involuntaria del espíritu, ge de él ninguna otra lengua, le sugiere meramente las re-
no una obra de las naciones». Y seguramente con recuer- laciones de los conceptos, le priva casi de toda ayuda me·
do de la célebre paradoja establecida por Rousseau, dice cánica para la comprensión, e incluso funda casi solamen-
en otro lugar: «El hombre es sólo hombre mediante el te la construcción de las palabras en la secuencia de pen-
lenguaje; pero, para inventar el lenguaje, debería ser ya samientos y la mutua determinabilidad de los conceptos,
hombre previamente.» 25 Además, como ya se mencionó lo despierta y lo mantiene en la actividad espiritual diri-
antes, el lenguaje, una vez que empieza a existir, debe exis- gida al mero pensar, y aleja de todo lo que pertenece sólo
tir ya en plenitud; Wilhelm von Humboldt admite, no sin a la expresión y al lenguaje.» 26 La posible perfección se
vacilaciones y arrepentimientos parciales, que haya una alcanzaría en una lengua en que el pensamiento llegara a
evolución en él, una mejora o un empeoramiento en los dar forma a todo lo material, sin residuo inerte, hacién-
diversos caminos de las lenguas. Su criterio valorativo es dose él mismo plenamente sensible y estructurando todo
la mayor o menor riqueza de flexiones y formas gramati- lo sensible: «Cuanto más individualizado [y ello significa:
cales, llegando a poner el sánscrito como caso de madu- sensible] está el pensamiento según todas las relaciones,
rez ejemplar, en contraste con el chino, por su yuxtaposi- más anima y mueve: y cuanto más colaboran todas las
ción de términos invariables -y, por cierto, monosilábi- potencias anímicas en su expresión, más se individua-
cos-: aquél representaría más espíritu; éste, más mate- liza.» 27
ria. En su más extensa obra póstuma -la llamada Kawi- La lingüística actual -recordémoslo- no ve sentido
werk-, Wilhelm von Humboldt llega a basarse en el chi- en la idea de mayor o menor perfección de una lengua, ni
no para propugnar la tesis del monosilabismo originario en su evolución cronológica a la deriva, ni en comparación
de todas las lenguas. Por cierto que, paradójicamente cie- con otra. Todo lo que se puede decir en una lengua se pue·
go ante su propia lengua alemana, en contraste con su de decir en otra, aunque a veces con más palabras y más
perspicacia ante otras lenguas exóticas de las que se per- rodeos: lo que no se puede traducir es el «aura» -o el

23. Ibidem, p. 141. 26. Citado en M. BOHLER, epílogo a Wilhehn van Humboldt,
24. Ibidem, p. 10. Schriften zur Sprache, Stuttgart, 1973,pp. 245-246.
25. Ibidem, p. 11. 27. Ibidem, p. 247.
«aroma», que decía Nietzsche- de ciertos términos por uno al otro, presupone en aquél algo común con éste.» 30
su uso dentro de una tradición cultural nacional. Si quie- Pero lo más «romántico», en el sentido peligroso del
ro mencionar la ide~ de Weltanschauung, o la dejo en ale- término, es que Wilhelm van Humboldt, heredando el sen-
mán o la traduzco entre comillas. tir herderiano, piensa que el lenguaje, al darse de hecho
Con esto tocamos algo, en la lingüística humboldtia- en diversas lenguas e idiomas, aparece dividido en «visio-
na, donde aparece, hasta cierto punto, un elemento «ro- nes nacionales del mundo»: con ello, cada lengua supone
mántico»: el lenguaje como visión del mundo (Weltan- y legitima una nacionalidad -y de sobra es sabido cuán-
sicht). Esta visión se puede entender, ante todo y partien- to hubo de lingüístico en los nacionalismos del siglo XIX,
do de Kant, como conjunto de las formas o categorías y cuánto sigue habiendo en los de hoy. Cada lengua -ya
mentales -el aire de la paloma a que aludíamos-, un lo decíamos- expresaría una peculiaridad nacional, in-
sistema formal que por un lado sería común a «toda cluso un humor, un modo de ser, una «raza» no en senti-
mente posible», pero por otro lado se daría configurada do corporal: «Cada lengua, cualquiera que sea, lleva en
según las naciones o idiomas, y aun según los individuos: su seno en cada momento de su existencia la expresión
«El pensar no depende meramente del lenguaje en gene- de todos los conceptos que se puedan desarrollar alguna
ral, sino, hasta cierto grado, también de cada lengua de- vez en la nación. Cada una, incluso, en cada momento
terminada.» 28 (Se comprende que el neokantiano Cassirer de su vida, equivale exactamente al alcance de pensamien-
hiciera tanto por difundir la obra humboldtiana, al pro- tos de la nación en ese momento. Cada cual, finalmente,
pugnar, como decíamos, su idea de las «formas simbóli- en cada una de sus situaciones, forma la totalidad de una
cas».) Con todo, Wilhelm van Humboldt da más poder ac- visión del mundo (WeltansichtJ, al contener expresión
tivo al lenguaje que Kant a sus formas y categorías a prio- para todas las representaciones que la nación se haga del
ri: «Mediante la mutua dependencia del pensamiento y la mundo, y para todos los sentimientos que produzca el
palabra se echa de ver claramente que las lenguas no son mundo en ella.» 31
propiamente medios para presentar la verdad ya cono- Esto, aunque en política siga siendo un factor podero-
cida, sino mucho más para descubrir la antes desconoci- so, no es de recibo en la lingüística. Con tal creencia, se
da.» 29 De modo un poco confuso pero sugestivo -como podía creer, como Goethe, que aprender otra lengua era
de costumbre-, Wilhelm van Humboldt incluye una di- tomar posesión del espíritu de otra nación, idea fomen-
mensión social en esa función de captación de la reali- tada hoy día por los departamentos universitarios y las
dad: «El hombre, en su mutable limitación, puede consi- academias de lenguas extranjeras, pero irreal: si no se
derar la verdad como lo ilimitadamente sólido, que sola· usa la lengua para conocer su cultura, su sociedad y su
mente existe fuera de él, y todo su esfuerzo espiritual es historia, su mero dominio práctico no permitirá poseer
una pugna hacia ella, y el medio más poderoso para acer- otra alma más. Con todo, hay que advertir, Wilhelm van
cársele, para medir su distancia a ella, es la unión social. Humboldt no desarrolla apenas las implicaciones de aque·
Así el lenguaje es un requisito necesario para la primera lla creencia, tan aprovechada por otros incluso hoy día.
creación del pensamiento, y para la progresiva forma- Hay también en Wilhelm van Humboldt un concepto,
ción del espíritu. La comunicación espiritual, pasando del lanzado de pasada, igual que el de ergon-enérgeia, -con-

28. Ed. Flitner-Giel, p. 16. 30. En BOHLER, op. cit., p. 239.


29. Ibidem, p. 19. 31. Ibidem, op. cit., p. 238.
cretamente un par de veces- 32 y que ha sido muy mano- de un teclado de fonemas, su repertorio de combinaciones
seado, quizá por lo ambiguo y aun enigmático: el de inne- posibles, no conectado con el orden de las categorías gra-
re Sprachform, que a la hora de traducir a nuestra len- maticales: por efecto de un capricho que llegara a ser
gua se echa de ver que funde dos sentidos bastante diver- moda, podría modificarse sin afectar a nada sin táctico o
sos: «forma interior del lenguaje» -y aun si se quiere, el semántico. Michael Bohler ha puesto en paralelo esta ex-
lenguaje en cuanto forma interior-, y «forma interior presión de Goethe: «En la naturaleza viva no ocurre nada
de la lengua» (de cada lengua). En el primer sentido, ven- que no esté en un enlace con el todo», y éstas de Wilhelm
dría a ser esa formalización -más o menos kantianamen-· von Humboldt: «en el lenguaje todo está determinado por
te a priori- de que se hablaba antes, si bien, quizá, en cada cosa y cada cosa por todo», y «cada cosa, en el len-
un sentido dinámico y orgánico, como forma rectora del guaje, sólo subsiste por lo otro, y todo sólo por la única
desarrollo del lenguaje humano en sus aspectos y estruc- fuerza que penetra la totalidad».33 Como lemas románti-
turas, a través de los tiempos; en el segundo sentido, esa cos, son muy sugestivos, pero hoy sabemos que el lengua-
niisma forma rectora, pero en cuanto existiera dentro de je no es orgánico.
cada lengua, como si cada idioma estuviera movido y Ahora, sin embargo, después de haber empezado por
orientado, en su evolución histórica, por una suerte de es- señalar la poderosa intuición central que revolucionó la
quema genético, de «genoma», que marcara su destino. Se- comprensión del lenguaje -que el pensamiento sólo exis-
guramente, en este sentido Wilhelm von Humboldt se ha- te en lenguaje- y de haber indicado unos aspectos en
ría eco de la célebre idea de Goethe del Ur-phiinomenon, que Wilhelm von Humboldt quedó sujeto a los equívocos
con una base prístina de «protoplanta» y -digámoslo románticos que eran posibles desde ese punto de partida,
así- de «protoanimal», que se desarrollaría dando lugar nos queda lo más importante: indicar por qué Wilhelm
a cada especie diversa -y, en definitiva, a cada individuo van Humboldt, en otra cuestión esencial, va más allá -o
conforme a su especie. Para Goethe, como es sabido, las más acá, mirando desde nosotros- de esa primera revo-
especies de plantas eran variaciones sobre el tema bási- lución. Y es muy sencillo: el lenguaje consiste en estruc-
co «hoja»: las especies animales derivarían, en diversos turas -en las cuales es donde las palabras llegan a valer
caminos, desde un núcleo que aproximadamente estaría como tales, pues no viven por sí solas, según se las en-
en el conjunto básico de cráneo-arranque de vértebras. cuentra en el diccionario. Así se echa de ver en el título
Aplicada a las lenguas, esa idea era muy sugestiva, pero Sobre las diversidades de la estructura lingüística huma-
hoy día no nos sirve de mucho: ahora se piensa que las na, de un escrito de 1827-29, modificado en el título de
modificaciones y diferenciaciones en las lenguas van a la su gran obra incompleta, sobre la lengua kawi de Java,
deriva, sin razón especial, y sin perjuicio ni beneficio. No que, en su segunda parte, dice Introducción sobre la di-
se pretende que haya un núcleo o un modelo orientador versidad lingüística humana y su influjo en el desarrollo
en la marcha milenaria de una lengua, que sirva de crite- espiritual del género humano. (La cuestión de ese influjo
rioregulador de su unidad: las formas que componen una quedaría apenas insinuada.) El designio del trabajo, que
lengua son heterogéneas y pueden asociarse o estar ausen- resulta sólo esbozado alusivamente como ilustración de
tes, o perderse o adquirirse sin perturbar a las de otra unas teorías lingüística s también ilustradas con referen-
índole. Toda observación es empírica, fáctica: por ejem- cias a otras lenguas, era analizar la lengua kawi, una len-
plo, en el orden de la fonética, cada lengua tiene, a partir gua malaya, para mostrar que, aunque abundaba en pala-
bras sánscritas, su estructura era totalmente diversa. Tras- lenguaje, guardando un respetuoso silencio sobre la cues-
ladándonos a un ejemplo más cercano: la lengua vasca, tión de su origen.
eusquera, está mechada de palabras españolas y latinas, Aquí no vamos a intentar una historia del impacto
pero su gramática es radicalmente diversa. Wilhelm von humboldtiano en este siglo, sino meramente anotar un
Humboldt, en sus incursiones por variadas lenguas del par de detalles: en el siglo XIX, aunque algunos filólogos
mundo, no se interesaba tanto por los nombres sustanti- tomaran en cuenta la edición -presuntamente comple-
vos cuanto por las formas gramaticales, coleccionando ta- de sus obras en 1841-1852,sus grandes intuiciones no
ejemplos sorprendentes, libre ya del inconsciente hábito podían tener eco apropiado. Es de notar que Nietzsche,
tradicional de dar por supuestas las formas gramaticales que era quien podía entender el sentido humboldtiano
europeas, del griego hasta hoy. Así se permite, por ejem- como precedente del suyo propio, no se dio cuenta de tal
plo, sin saber japonés, criticar una gramática japonesa de cosa, y las dos o tres veces que le nombró fue para ata-
cierto jesuita vasco, señalando que era inverosímil que en carle por su «clasicismo». (Cierto que aquí se plantea
japonés hubiera cosa tal como el supino de pasiva. En otra cuestión que quizás abordemos en otra ocasión: que
efecto, la jungla mundial de las gramáticas es inagotable . la conciencia lingüística de Nietzsche no haya sido obser-
en sus categorías, e incluso en comparación entre lenguas vada hasta los franceses que cabría etiquetar como «del
próximas siempre hay matices -así, ciertos «aspectos» 68»: Foucault, Derrida, Barthes, etc.) Ni siquiera Witt-
del verbo-, que difícilmente llega a dominar quien no genstein toma a Wilhelm van Humboldt como base, según
sea un hablante nativo. Un ejemplo: ingleses y alemanes, podía haber hecho. Para su redescubrimiento -ya lo de-
aunque lleguen a hablar con familiaridad el español al cíamos- fue decisivo que Ernst Cassirer apelara a él en
cabo de décadas de residir en nuestro país, es probable su Filosofía de las formas simbólicas -que en su forma
que se equivoquen ocasionalmente entre el imperfecto y abreviada norteamericana, An essay on man, se tradujo
el indefinido de indicativo. Y, por lo que he oído decir, como Antropología filosófica. Pero al presentar -según
ningún foráneo llega a acertar siempre en el perfectivo indicábamos- el lenguaje como el a priori del pensamien-
ruso. to, Cassirer no fue del todo consecuente, porque lo vio
Eso es lo vivo del pensamiento lingüístico de Wil- como una forma simbólica, junto a otras posibles, como el
helm von Humboldt, lo que le hace padre de la concien- mito, cuando es obvio que el mito implica ya el lenguaje.
cia del lenguaje en este siglo: el vedo como una superpo- Entre los que deben a Cassirer, y su remisión a Wilhelm
sición de redes formales -no conectadas lógicamente en- von Humboldt, la plena conciencia del lenguaje, estaría
tre sí-, en las cuales vive el léxico sus significaciones nada menos que Heidegger: es curioso que éste no deba
siempre concretadas dentro de lo que Wittgenstein llama- tal conciencia a Nietzsche, sobre el cual, como es sabido,
ría un determinado «juego de lenguaje». Pero significati- escribió una gruesa obra, pero de planteamiento temático.
vamente, en la medida en que asumía ese punto de vista, Como episodio largamente arrinconado queda el hecho
al trabajar en su exploración de lenguas, reducía su su- de que, durante la Primera Guerra Mundial, Walter Ben-
gestivo don de comentario intuitivo, que tanto hemos vis- jamin oyó hablar de Wilhelm von Humboldt, y ello debió
to brillar en su punto central de la consustanciación de influir en su escrito: Sobre el lenguaje en general ... , pero
lenguaje y pensamiento; punto desde el cual dejó también Benjamin parece que tomó a Wilhelm van Humboldt sólo
esbozados esos que llamábamos equívocos románticos. como tránsito, en camino hacia atrás, para acercarse a
Lo esencial es que él abrió la puerta a la perspectiva for- Herder, a quien sólo alude implícitamente, y, sobre todo,
mal en que cabe comprender y analizar la realidad del a Hamann, a quien sí nombra.
Desde ahí -sin olvidar a Sapir, Whorf y otros-, Wil-
helm van Humboldt llega a ser una referencia común
-como es sabido- en la teoría lingüística, si bien no sue-
la advertirse su ambivalencia, sus indecisiones y el carác-
ter de esbozos intuitivo s que tienen sus grandes momen-
tos. Algo de eso pasa -para aludir a un caso eminente-
con Chomsky, acaso menos humboldtiano de 10 que él
mismo supone, así, en sus «estructuras profundas» de ca-
rácter innato -«gramática en los genes», dijo alguien. tJber Denken und Sprechen (<<Sobre pensar y hablar») (1795/
Pero quede esto sólo como una insinuación en medio de la 1796).
jungla de la lingüística de este siglo. tJber die Natur der Sprache im allgemeinen (en «Latium und
Hellas», 1806) «<Sobre la naturaleza del lenguaje en gene·
ral» ).
Einleitung in das gesamte Sprachstudium (<<Introducción al
estudio lingüístico en su conjunto») (1810/1811).
Berichtigungen und Zusatze zum 1. Abschnitt des 2. Bandes
des Mithridates über die Cantabrische oder Baskische
Sprache «<Rectificaciones y adiciones a la 1.a sección del
2.° tomo del Mithridates sobre la lengua cántabra o vasca»)
(1811).
tJber Sprachverwandtschaft «<Sqbre el parentesco lingüísti-
co») (1812·1814).
Ankündigung einer Schrift über die Vaskische Sprache und
Nation, nebst Angabe des Gesichtpunktes und Inhalts der-
selben «<Anuncio de un escrito sobre la lengua y la nación
vasca, junto con indicación de su punto de vista y conte-
nido») (1812).
Essai sur les langues du nouveau Continent (<<Ensayo sobre las
lenguas del nuevo continente») (1812).
tJber das vergleichende Sprachstudium in Beziehung auf die
verschiedenen Epochen der Sprachentwicklung (<<Sobre el
estudio comparado de las lenguas en relación con las di-
versas épocas de su evolución») (1820) (traducido en esta
selección).
Prüfung der Untersuchungen über die Urbewohner Hispaniens
vermittelst der Vaskischen Sprache «<Examen de las in-
vestigaciones sobre los habitantes primitivos de Hispania
mediante la lengua vasca») (1820-1821).
Versuch einer Analyse der Mexikanischen Sprache (<<Ensayo
de un análisis de la lengua mexicana») (1821).
tJber den Einfluss der verschiedenen Charakters der Spra-
c1zen aut Literatur und Geistesbildung (<<Sobre la influen-
cia del diverso carácter de las lenguas en la literatura y Grundzüge des allgemeinen Sprachtypus (<<Rasgos básicos del
en la formación del espíritu» (1821) (traducido en esta se- empleo universal de lenguaje») (1824-1826).
lección). Vber den Dualis (<<Sobre el dual») (1827) (traducido en esta
Vber das Entstehen der grammatischen Formen, und ihren selección).
Einfluss auf die 1deenentwicklung (<<Sobre la génesis de Memoire sur la séparation des mots dans les textes sanscrits
las formas gramaticales y su influencia en la evolución de (<<Memoria sobre la separación de las palabras en los textos
las ideas») (1821) (traducido en esta selección). sánscritos») (1827).
Vber die allgemeinsten Grundsiitze der W ortbetonung mit be- Vber die Sprachen der Südseeinseln «<Sobre las lenguas de
sondrer Rücksicht auf die griechische Akzentlehre «<Sobre las islas de los mares del Sur») (1827).
los principios más universales de la acentuación de las Vber die Verwandtschaft der griechischen Plusquamperfek-
palabras con especial referencia a la teoría griega de los tum, der reduplizierenden Aoriste und der attischen Per-
acentos») (1821). fekta mit einer sanskritischen Tempusbildung (<<Sobre el
Vber die in der Sanskrit-Sprache durch die Suffixa twa und ya parentesco del pluscuamperfecto, el aoristo reduplicativo
gebildeten Verbalformen «<Sobre las formas verbales cons- en griego, y el perfecto ático, con una forma verbal sanscrí-
tituidas en la lengua sánscrita mediante los sufijos twa y tica») (1828).
ya») (1822). An Essay on the best Means of ascertaining the Affinities of
Vber den Nationalcharakter der Sprachen (<<Sobre el carácter Oriental Languages, contained in a letter adressed to Sir
nacional de las lenguas») (1822). Alexander lohnston (<<Unensayo sobre los mejores medios
de determinar las afinidades de las lenguas orientales, con-
Inwiefern liisst sich der ehemalige Kulturzustand der einge-
tenido en una carta dirigida a Sir Alexander J ohnston» )
bornen Volker Amerikas aus dem Vberresten ihrer Spra-
(1828).
chen beurteilen? «<¿En qué medida se puede valorar la an-
tigua situación cultural de los pueblos indígenas de Amé-
Vber die Verschiedenheiten des menschlichen Sprachbaues
(<<Sobre las diversidades de la estructura del lenguaje hu-
rica por los residuos de sus lenguas?») (1823).
mano») (1827-1829).
Vber den Zusammenhang der Schrift mit der Sprache (<<So-
Vber die Verwandtschaft der Ortsadverbien mit dem Prono-
bre la conexión de la escritura con el lenguaje») (1823-
men in einigen Sprachen (<<Sobre el parentesco de los ad-
1824). verbios de lugar con los pronombres en algunas lenguas»)
Vber die Buchstabenschrift und ihren Zusammenhang mit (1829).
dem Sprachbau (<<Sobre la escritura alfabética y su cone- Von dem grammatischen Baue der Sprachen (<<Dela estruc-
xión con la estructura de las lenguas») (1824) (traducido en tura gramatical de las lenguas») (1287-1829).
esta selección). Lettre a Monsieur lacquet sur les alphabets de la Polynésie
Notice d'une grammaire japonaise imprimée a Mexico «<No- asiatique «<Carta a Monsieur J acquet sobre los alfabetos
ticia de una gramática japonesa impresa en México») de la Polinesia asiática») (1831).
(1825). Vber die Kawi-Sprache auf der Insel lava, nebst einer Einlei-
Lettre a Monsieur Abel-Rémusat, sur la nature des formes tung über die Verschiedenheit des menschlichen Sprach-
grammaticales en général, et sur le génie de la langue chi- baues und ihren Einfluss auf die geistige Entwicklung des
noise en particulier (<<Carta al señor Abel-Rémusat sobre Menschengeschlechts «<Sobre la lengua kawi de la isla de
la naturaleza de las formas gramaticales en general, y so- Java, junto con una Introducción sobre la diversidad de
bre el genio de la lengua china») (1825-1826). la estructura del lenguaje humano y su influencia en la
Vber den grammatischen Bau der Chinesischen Sprache (<<So- evolución espiritual del género humano») (vols. 1-3) (1830-
bre la estructura gramatical de la lengua china») (1826). 1835).
Untersuchungen über die amerikanischen Sprachen (Fragmen-
to) (<<Investigaciones sobre las lenguas americanas») (1826).
Las traducciones de los textos aquí incluidos siguen la edi-
ción más accesible de obras selectas (tercer volumen de los
cinco) Wilhelm von Humboldt Werke in fünf Biinden, al cui·
dado de Andreas Flitner y Klaus Giel, Wissenschaftliche Buch-
gesellschaft, Darmstadt, 1963 (quinta edición, 1979). Esta edi-
ción es fiel reflejo de la edición canónica de las obras como
pletas, Gesammelte Schriften, al cuidado de Albert Leitzmann,
Bruno Gebhardt y Wilhelm Richter, Koniglich Preussischen
Akademie der Wissenschaften, 17 vols., Berlín 1903-1936. El
prologuista, sin embargo, por gratitud personal, quiere hacer
De los casi cuarenta textos sobre asuntos lingüísticos
constar que le fue posible hacer su ya remota tesis doctoral redactados por Wilhelm van Humboldt a lo largo de su
sobre Wilhelm von Humboldt (abreviada en el librito incluido vida (véase la lista complet~ antes, en las pp. 25-28), la
en la bibliografía) porque encontró en la biblioteca del Ate· inmensa mayoría de ellos fueron escritos en su vejez, en-
neo de Madrid la edición decimonónica, presuntamente com- tre los años 1820 Y 1835, en que falleció. Pocos fueron,
pleta, en siete volúmenes, al cuidado de Carl Brandes (G. Rei- sin embargo, los que el propio autor dio en vida a la im-
mer, Berlín, 1841-1852). Quede aquí este homenaje a los pró- prenta. Entre ellos destacan, por la brillantez de exposi-
ceres de nuestra vieja cultura liberal que hicieron posible la ción, por la concentración de pensamiento Y por la varie-
presencia de semejante monumento en el entrañable caserón dad de intereses, las célebres conferencias que pronunció
de la calle del Prado. en la Academia de las Ciencias de Berlín. Junto a la obra
denominada Kawiwerk, que fue publicada póstumamente,
es en esas conferencias donde se encuentra lo esencial del
pensamiento lingüístico de Wilhelm van Humboldt. En
este volumen se han recogido cuatro de tales conferen-
BERGLAR,Peter: Wilhelm von Humboldt (obra breve, de ca- cias, las más importantes, a las que se ha agregado un
rácter general) (Rowohlt) Hamburgo, 1970. breve pero decisivo texto de 1821.
BOHLER,Michael: (epílogo a Wilhelm von Humboldt, Schrif-
ten zur Sprache), (Reclam) Stuttgart, 1973.
BORSCHE,Tilman: Sprachansichten. Der Begriff der mensch-
lichen Rede in der Sprachphilosophie Wilhelm von Hum-
boldts, Stuttgart, 1981.
EVANs,Charlotte, B.: Wilhelm von Humboldt Auffassung vom
Ursprung der Sprache (tesis doctoral, ühio State D., 1967).
HEESCHEN,Volker: Die Sprachphilosophie Wilhelm von Hum-
boldts (tesis doctoral, Ruhr-DniversWit, Bochum, 1972).
Ross, Roberta Graber: Wilhelm von Humboldt's philosophy
of language (tesis doctoral, Stanford Dniv., 1970).
TRABANT, Jürgen: (epílogo a Wilhelm von Humboldt, Vber die
Sprache, Ausgewiihlte Schriften (dtv». Munich, 1985.
VALVERDE, José María: Guillermo de Humboldt y la filosofía
del lenguaje (Gredos), Madrid, 1955 (en bibliografías ale-
manas. 'Y alguna italiana se atribuye a «José María Ve-
larde»).
Sobre el estudio comparado de las lenguas
en relación con las diversas épocas
de su evolución *

1. El estudio comparado de las lenguas no podrá con-


ducir a averiguaciones seguras y significativas sobre el
lenguaje, la evolución de los pueblos y la formación de
los seres humanos hasta tanto no hayamos hecho de él un
estudio específico, que tenga en sí mismo su propia utili-
dad y su propia finalidad. Es cierto, desde luego, que con
ello se torna difícil hasta el trabajar una sola lengua. Pues
si bien resulta fácil captar la impresión total producida
por cada una, no es menos cierto que, al pretender inves-
tigar las causas, nos perdemos en una gran cantidad de
detalles que en apariencia son insignificantes y pronto ve-
mos que la acción de las lenguas no depende tanto de
ciertas peculiaridades grandes y decisivas, sino que estri-
ba más bien en la impresión regular, apenas perceptible
en los casos singulares, de la índole de sus elementos. Y es
precisamente aquí donde la universalidad de ese estudio se
convierte en el medio idóneo para colocar nítidamente
ante nuestros sentidos ese organismo dotado de un te-
jido tan fino que es la lengua, pues la claridad de la for-
ma, la cual, aunque adopte figuras múltiples y diferentes,
es siempre idéntica en la totalidad, facilita la investi-
gación.

2. De igual manera que nuestro globo terráqueo pasó


por grandes convulsiones antes de que los mares, las mon-
tañas y los ríos adoptasen la configuración que ahora tie-
nen, pero a partir de ese instante es poco lo que se ha
modificado, así también hay en las lenguas un punto en
que su organización se halla acabada y a partir del cual
no varía ya su estructura orgánica, su figura fija. Lo que
en las lenguas, como productos vivos que son del espíri-

* Texto leído en la Academia de las Ciencias de Berlín el 29 de


junio de 1820.
tu, sí puede progresar sin fin, dentro de unos límites da- 4. La lengua tampoco puede surgir de otro modo que
dos es su perfeccionamiento formativo, que les otorga de una sola vez, o, para expresarme con mayor exactitud,
un; mayor finura. Una vez que una lengua ha adquirido es preciso que en cada instante de su existencia posea lo
su figura propia, las formas gramaticales esenciales no que hace de ella una totalidad. Emanación inmediata de
cambian. La lengua que no ha distinguido los géneros, los un ser orgánico en su validez sensible y espiritual, la len-
casos, el tiempo pasivo o el medio, no subsana ya tale~ :a- gua participa de la naturaleza de todas las cosas orgánicas
gunas; tampoco se incrementan ya las grandes famIhas en que, en ella, cada uno de los elementos subsiste única-
de las palabras, las formas principales de la derivación. mente por medio de los otros, y todos ellos subsisten úni-
Sólo mediante la derivación en las ramificaciones más camente por medio de la fuerza única que penetra la tota-
finas de los conceptos, sólo mediante la combinación de lidad. La esencia de la lengua se repite también incesan-
las palabras, sólo mediante su enlace ingenioso, sólo me- temente dentro de ella misma, en círculos más reducidos
diante el uso imaginativo de sus significados originarios, o más amplios; en cuanto estriba en la forma gramatical,
sólo mediante la separación, sentida correctamente, de tal esencia está ya en unidad completa en la simple frase.
ciertas formas para ciertos casos, sólo mediante la elimi- y como el enlace de los conceptos más sencillos excita la
nación de lo superfluo, sólo mediante el pulimento de los trama entera de las categorías del pensar, y como lo po-
sonidos ásperos: sólo mediante todas esas cosas van emer- sitivo exige y trae lo negativo, y lo mismo hace la parte
giendo en la lengua, pobre, torpe e inaparente en el ins- con el todo, y la unidad con la pluralidad, y el efecto con
tante en que adquirió su figura, yeso si le sonríe el favor la causa, y la realidad con la posibilidad y con la necesi-
del destino, un mundo nuevo de conceptos y un brillo de dad, y lo condicionado con lo incondicionado, y una di-
la elocuencia antes desconocido. mensión del espacio y del tiempo con la otra, y cada gra-
do de sensación con la sensación que lo circunda inme-
3. Merece atención el fenómeno siguiente: hasta aho- diatamente, como ocurren todas esas cosas, tenemos que
ra no hemos encontrado ninguna lengua allende la línea está presente una totalidad de lengua, también en su ri-
fronteriza de su configuración gramatical completa, hasta queza léxica, desde el momento mismo en que se ha logra-
ahora no hemos sorprendido a ninguna en el tumultuoso do de manera clara y distinta la expresión del más sencillo
devenir de sus formas. Para examinar aún más, en el as- enlace de ideas. Todo lo expresado forma lo inexpresado
pecto histórico, la aseveración anterior, es preciso que, al o lo prepara.
estudiar los dialectos de las naciones salvajes, aspiremos
constantemente de manera principal a determinar el nivel 5. En el ser humano se juntan, por tanto, dos áreas
más bajo de su formación, con el fin de conocer así por que son susceptibles de división hasta un número calcu-
experiencia al menos el tranio inferior de su organización. lable de elementos fijos y susceptibles de unión hasta el
La experiencia que yo he tenido hasta ahora me ha pro- infinito, y en ellas cada una de las partes manifiesta siem-
bado que también los denominados dialectos toscos y bár- pre a la vez su naturaleza peculiar como relación con aque-
baros poseen ya todo aquello que se requiere para su uso llas partes que pertenecen a ella. El ser humano posee la
completo y que son formas en cuyo molde podría verterse fuerza de dividir esas dos áreas, de divididas espiritual-
con el paso del tiempo, igual que lo han experimentado mente mediante la reflexión y corporalmente mediante la
los dialectos mejores y más excelentes, la totalidad del áni- articulación, y posee también la fuerza de reunir sus par-
mo, para acuñar así en ellas de manera más o menos per- tes, de reunidas espiritualmente mediante la síntesis del
fecta todas las especies de ideas. entendimiento y materialmente mediante el acento; éste
junta las sílabas en la palabra y junta las palabras en el haber recibido población y lengua de otro lugar; y ni si-
discurso. En consecuencia, tan pronto como la conscien- quiera estamos en condiciones de pronunciamos acerca
cia humana ha llegado a ser lo bastante poderosa para de la distribución que los mares y la tierra firme tuvieron
hacer que esas dos áreas se interpenetren en ella con la en otro tiempo, y que acaso fue muy distinta de la actual.
fuerza que efectúa esa misma interpenetración en el oyen- La naturaleza misma del lenguaje y el estado del género
te, también éste se encuentra en posesión de ambas. La humano mientras es inculto son circunstancias que abo-
mutua interpenetración de esas dos áreas puede ocurrir nan la mencionada conexión universal. La necesidad de
únicamente por medio de una y la misma fuerza y, a su ser entendido obliga a buscar cosas ya existentes y com-
vez, ésta puede brotar sólo del entendimiento. Tampoco prensibles, y, antes de que la civilización junte más a las
la articulación de los sonidos, la enorme diferencia que naciones, las lenguas permanecen largo tiempo en pose-
hay entre el mutismo de los animales y el habla de los sión de poblaciones pequeñas; éstas, poco inclinadas a
hombres, cabe explicadas físicamente. Sólo el vigor de la mantener duraderamente los sitios donde habitan y poco
consciencia de sí impone a la naturaleza corporal esa divi- capaces de defenderlos con éxito, a menudo se expulsan
sión precisa y esa delimitación fija a la que damos el nom- unas a otras, se sojuzgan y entremezclan; yeso, como es
bre de «articulación». natural, repercute sobre sus lenguas. Aun cuando no se
admita una procedencia común de las lenguas, es fácil
6. Es difícil que el perfeccionamiento formativo, que que ninguna familia lingüística haya dejado de mezclarse
otorga mayor finura a la lengua, haya ido asociado en se- posteriormente con las demás. Por tanto, en la investiga-
guida al primer devenir de ésta. Tal perfeccionamiento ción de las lenguas ha de estar vigente la máxima siguien-
presupone unas circunstancias que las naciones sólo atra- te: buscar la conexión entre ellas mientras sea reconocible
viesan en una larga serie de años, y lo habitual es que las cualquier rastro de tal conexión y examinar con cuidado
acciones de una lengua se entrecrucen con las acciones de a propósito de cada lengua si está formada de manera
otras. Esta confluencia de varios dialectos es uno de los independiente, de una sola pieza, o si en su formación gra-
momentos más principales en la génesis de las lenguas; matical o léxica está mezclada con elementos ajenos y de
puede ocurrir que la nueva lengua que está surgiendo re- qué manera lo está.
ciba elementos más o menos significativos de las otras
lenguas que con ella se mezclan, y puede ocurrir, que es 8. Tres son, pues, los momentos que cabe diferenciar
lo que sucede cuando las lenguas cultas se barbarizan y a fin de examinar y analizar las lenguas:
degeneran, que los elementos nuevos que se agreguen sean
escasos y que sólo quede interrumpida la tranquila mar- - La formación primera, pero completa, de su estruc-
cha de la evolución, y que la forma culta sea malentendi- tura orgánica.
da y desfigurada, remodelada y usada de acuerdo con - Las variaciones debidas a añadidos ajenos, hasta
otras leyes. que las lenguas vuelven a alcanzar una situación de esta-
bilidad.
7. En general no cabe negar la posibilidad de que ha- - Su perfeccionamiento formativo, que les otorga ma-
yan surgido varios dialectos sin ninguna comunión entre yor finura, una vez que su delimitación (frente a otras
ellos. Tampoco hay una razón que obligue a rechazar la lenguas) y su estructura de conjunto están ya fijas y son
hipótesis de una conexión universal de todos ellos. Nin- inalterables.
gún rincón de la Tierra es tan inaccesible que no pueda
Los dos primeros momentos no cabe disociarlos con dad más grande de los productos intelectuales, como ar-
seguridad. El tercero, en cambio, funda una diferencia tífice de una unión de la parte culta del género humano,
esencial y decisiva. El punto que lo separa de los otros unión que está basada en el sentimiento recíproco de la
dos es el punto de la organización acabada; en él la lengua individualidad y que por ello mismo es más íntima. Este
se encuentra ya en posesión y en libre uso de todas sus último fenómeno es propio únicamente de la Edad Moder-
funciones y después de él no consiente ya más modifica- na; la Antigüedad lo conoció tan sólo en la unión de la
ciones en su estructura propiamente dicha. En las lenguas literatura griega y la romana; pero como esas dos litera-
hijas del latín, así como en el griego moderno y en el in- tur~jSno floreCieron al mismo tiempo, lo conoció sólo de
glés -este último es uno de los fenómenos más instructi- manera imperfecta.
vos en lo referente a la posibilidad de que una lengua se
componga de elementos muy heterogéneo s y uno de los 10. Por mor de la brevedad, y pasando por alto la
más agradecidos objetos de la investigación lingüística- pequeña inexactitud que resulta del hecho de que el per-
cabe incluso efectuar un seguimiento histórico del perío- feccionamiento formativo de una lengua influye también
do de organización y averiguar hasta cierto punto el grado en su organismo ya consolidado, así como en el hecho de
de acabamiento; la lengua griega la encontramos, ya en que éste mismo puede haber experimentado los efectos de
su primera aparición, en un grado de acabamiento que aquél antes incluso de haber llegado a tal situación, voy
no nos es conocido en ninguna otra, y a partir de ese mo- a designar las dos partes arriba descritas del estudio com-
mento recorre, desde Homero hasta los alejandrinos, una parado de las lenguas del modo siguiente:
senda de progresivo perfeccionamiento formativo; la len-
gua romana la vemos reposar, por así decirlo, durante - la investigación del organismo de las lenguas, y
algunos siglos, antes de que en ella comience a resultar - la investigación de las lenguas en la situación de su
visible una cultura más refinada y científica. perfeccionamiento formativo.

9. La disociación aquí ensayada da lugar a dos par- El organismo de las lenguas brota de la facultad uni·
tes distintas en el estudio comparado de las lenguas; y de versal y de la necesidad universal de hablar que el ser hu-
que ambas sean tratadas por igual depende que ese estu- mano posee y procede de la totalidad de la nación; la
dio sea completo. La diversidad de las lenguas es el asun- cultura de una nación singular depende, en cambio, de
to que aquí vamos a trabajar; debemos hacerla a partir disposiciones y destinos especiales y en gran parte se basa
de la experiencia y de la mano de la historia, debemos en individuos que van surgiendo en ella uno tras otro. El
estudiar esa diversidad en sus causas y en sus efectos, así organismo de las lenguas pertenece a la fisiología del hom-
como también en su relación con la naturaleza, destinos y bre intelectual; el perfeccionamiento formativo, por el
fines de la humanidad. La diversidad de las lenguas se cOl1trario, a la serie de las evoluciones históricas. El aná-
presenta, empero, en una doble figura: por un lado, como lisis de las diversidades de organismo lleva a medir y exa-
fenómeno de la historia natural, como consecuencia ine- minar el área del lenguaje y la capacidad de lenguaje del
vitable de la diversidad y separación de los pueblos, como ser humano; la investigación en la situación de la cultura
obstáculo a la unión inmediata del género humano; por superior lleva a conocer la consecución de todos los fines
otro, como fenómeno de la teleología del entendimiento, humanos mediante la lengua. Los estudios del organismo
como medio de formación de las naciones, como instru- exigen una comparación continuada, hasta donde sea po-
mento de una multiplicidad más rica y de una peculiari- sible; la indagación de la marcha del perfeccionamiento
formativo requiere concentrarse en la misma lengua y ellas. Pues lo que sigue faltándole a la lingüística general
adentrarse en sus peculiaridades más finas; de ahí que lo es esto: una penetración suficiente en el conocimiento de
primero exija extensión de la investigación, mientras que las lenguas singulares. Sin eso será escasa la ayuda que
lo segundo demanda profundidad. En consecuencia, quien podrá aportar la comparación de las lenguas, por muy
de veras desee enlazar estas dos partes de la ciencia del grande que sea el número de las comparadas. Se ha con-
lenguaje, habrá de ocuparse, desde luego, de lenguas muy siderado suficiente con señalar peculiaridades singulares
dispares, más aún, si ello fuera posible, habrá de ocupar- divergentes en la gramática y con comparar entre sí lis-
se de todas las lenguas, pero tendrá que partir siempre tas de palabras más o menos extensas. Pero también el
del conocimiento preciso de una sola o de unas pocas. Los dialecto de la más tosca de las naciones es una obra de-
fallos en esto último son castigados de manera más sen- masiado noble de la Naturaleza como para que la rompa-
sible que las lagunas en la totalidad, nunca alcanzable por mos en pedazos tan casuales y la presentemos de manera
entero. Trabajado de ese modo, el estudio empírico com- fragmentaria a la consideración. Ese dialecto es un ser
parado de las lenguas podrá mostrar las diversas mane- orgánico y hemos de tratado como tal. De ahí que la pri-
ras en que el ser humano ha hecho realidad el lenguaje, mera regla sea estudiar antes que nada cada lengua co-
la parte del mundo de los pensamientos que ha consegui- nocida en su conexión interna, perseguir y ordenar siste-
do llevar a él, el modo en que la individualidad de las na- máticamente todas las analogías que en ella quepa encon-
ciones actúa sobre la lengua y el modo en que esta últi- trar, con el fin de llegar a conocer así, de manera intuiti-
ma vuelve a operar sobre aquélla. Pues los cuatro objetos va, el enlace gramatical de las ideas que en ella existen,
que la investigación comparada de las lenguas ha de con- la extensión de los conceptos designados, la naturaleza de
siderar en su conexión recíproca son los siguientes: la esa designación y el impulso espiritual más o menos vivo
lengua; los fines del ser humano que mediante ella pue- que la acompaña y que tiende hacia la ampliación y el re-
den alcanzarse; el género humano en su evolución pro- finamiento.
gresiva; y, por último, las naciones singulares. Pero, además de esas monografías de las lenguas en su
conjunto, la lingüística comparada demanda otras mono-
11. Todo lo concerniente al organismo de las lenguas grafías de partes singulares de la estructura lingüística,
me lo reservo para un trabajo detallado que he empren- del verbo por ejemplo, a través de todas las lenguas. Lo
dido sobre las lenguas de América. Las lenguas de un gran que mediante ellas debe buscarse y enlazarse son todos
continente, de un continente que ha estado habitado y re- los hilos de la conexión; algunos de tales hilos se extien-
corrido por múltiples poblaciones y del cual es dudoso den, por así decido, a lo ancho, a través de las partes ho-
incluso que alguna vez haya estado unido con otros, ofre- mogéneas de todas las lenguas, pero también hay otros
ce un objeto muy favorable para esta parte de la lingüís- hilos que se extienden a lo largo, a través de las distintas
tica. Aun contando sólo aquéllas de las que poseemos no- partes de cada lengua. Los primeros reciben su orienta-
ticias bastante detalladas, encontramos allí una treintena ción de la identidad en todas las naciones de la necesidad
de lenguas que todavía son en realidad completamente de lenguaje y de la facultad de lenguaje; los segundos,·
desconocidas y a las que podemos considerar como otras de la individualidad de cada nación. Esa doble conexión
tantas nuevas especies naturales; a esas treinta lenguas permite conocer la extensión de las diversidades con que
habrá que añadir un número mucho mayor de otras de el género humano forma el lenguaje y la coherencia con
las que no tenemos otra cosa que datos incompletos. De que un pueblo singular forma su propia lengua; y ambas
ahí que sea importante analizar con detenimiento todas cosas, el lenguaje y el carácter lingüístico de las naciones,
se presentan a una luz muy clara cuando hemos visto rea- indagar la estructura del lenguaje en general y para efec-
lizada en formas individuales tan múltiples la Idea del tuar investigaciones históricas singulares, pero no sin ra-
lenguaje y, al mismo tiempo, hemos visto contrapuesto zón asustará al espíritu y lo disuadirá de aprender multi-
el carácter lingüístico de las naciones a la universalidad tud de formas y sonidos que a la postre conducen siempre
y a sus géneros próximos. Sólo de ese modo cabrá dar una a la misma meta y significan lo mismo, sólo que con tim-
respuesta radical a la importante cuestión de si es posi- bres diferentes. Prescindiendo del uso inmediato para la
ble, y cómo lo es, clasificar las lenguas por su estructura vida, el único estudio de lenguas que conserva importan-
interna, más o menos como las familias de las plantas. cia és el de aquéllas que poseen una literatura, y tal estu-
Lo dicho hasta aquí, por muy profundos que sean los dio está subordinado a la atención prestada a ésta. Tal es
atisbas qué en ello se encierren, no es, con todo, más que el punto de vista, muy correctamente adoptado, de la fi-
una mera conjetura si no es sometido a un examen empí- lología, en la medida en que cabe contraponerIa al estu-
rico más riguroso. Pues la lingüística de que aquí esta- dio general de las lenguas. Este estudio se llama así por-
mos hablando habrá de apoyarse únicamente en hechos, que trata el lenguaje en general, no porque pretenda abar-
y claro está no en hechos coleccionados de manera unila- car todas las lenguas; a esto último es forzado, antes bien
t~ral e inco~pleta. También para juzgar si las naciones únicamente con vistas a aquel fin. '
proceden unas de otras en lo referente a sus lenguas es
preciso encontrar los principios básicos mediante un aná- 13. Pero si ahora somos empujados de ese modo ha-
lisis preciso, que aún nos falta, de las lenguas y dialectos cia las lenguas cultas, lo primero que hay que preguntar
cuyo parentesco esté ya probado históricamente por otras es lo siguiente: ¿es cada una de las lenguas capaz de idén-
vías. Hasta que no avancemos, también en este campo, de tica cultura significativa o es capaz sólo de alguna?, ¿hay
lo conocido a lo desconocido, nos encontraremos en una formas lingüísticas que hubieron de ser destruidas antes
senda resbaladiza y peligrosa. de que las naciones pudieran alcanzar mediante el dis-
curso los fines superiores de la humanidad?
12. Mas, aunque investiguemos de manera muy exac- Desde luego, yo estoy plenamente convencido de ello,
ta y completa las lenguas en su organismo, es su uso el hemos de ver el lenguaje como algo situado inmediata-
que decide lo que ellas pueden llegar a ser mediante éste. mente en el ser humano; pues en modo alguno cabe ex-
En efecto, lo que el uso adecuado conquista al área de plicarIo como obra producida por su entendimiento a la
los conceptos vuelve a operar a su vez sobre éstos, enri- claridad de la consciencia.
queciéndolos y configurándolos. Son, por tanto, esas in- De nada sirve conceder milenios y más milenios para
vestigaciones, que de modo completo sólo cabe efectuar su invención. Si su tipo no preexistiese en el entendimien-
en las lenguas cultas, las que muestran la idoneidad de to humano, no cabría inventar el lenguaje. Para que el
éstas para alcanzar los fines de la humanidad. La clave hombre comprenda de verdad una sola palabra, para que
de bóveda de la lingüística, su punto de unión con la la comprenda no como un mero estímulo sensible, sino
ciencia y el arte, reside, pues, en esto. Mientras no haya- como un sonido articulado que designa un concepto, para
mos llevado la lingüística hasta ese punto, mientras no es~ es menester que en él preexista el lenguaje en su to-
hayamos considerado la diversidad de organismo con las tah~a~ y en su conexión. No hay en el lenguaje nada que
miras puestas en indagar la capacidad de lenguaje en sus este aIslado, cada Uno de sus elementos se presenta úni-
aplicaciones más excelsas y variadas, el conocimiento de camente como parte de una totalidad. De igual manera
un gran número de lenguas será fecundo a lo sumo para que resulta muy natural la hipótesis de un perfecciona-
miento formativo de las lenguas, así también la invención la cual es, sí, producto de la Naturaleza, pero de la natu-
de éstas no pudo acaecer más que de un solo g?lpe. Sólo raleza de la razón humana. Coherencia, uniformidad, y
por el lenguaje es hombre el hombre, mas para mventarIo ello incluso en una estructura compleja, son en todos los
tenía ya que serio. . sitios la impronta que llevan grabada los productos de
Es cierto que hay quien se figura que esto pudo Ir ocu: la Naturaleza, y la dificultad de hacerla s brotar no es la
rriendo poco a poco, gradualmente, por rondas, por a;)1 principal. La verdadera dificultad de la invención de la
decirIo; hay quien se figura que gracias a una pa~te mas lengua no está tanto en la coordinación y subordinación
de lengua inventada pudo el hombre llegar a ser mas ho~- de una multitud de circunstancias interrelacionadas cuan-
bre y que gracias a tal incremento pudo él, a su ve~, 1I~- to en la insondable profundidad de la sencilla operación
ventar más lengua; también hay quien desconoce la mdI- del entendimiento que en general se requiere para com-
sociabilidad de la consciencia humana y la lengua huma- prender y hacer surgir la lengua aun en uno solo de sus
na, así como la naturaleza de la operación intelectual que elementos. Una vez dado eso, todo lo demás se sigue por sí
se requiere para concebir una única palabra. mismo, y no puede aprenderse, sino que es menester que
No por eso es lícito, sin embargo, imaginar la lengua preexista originariamente en el ser humano.
como algo dado de manera acabada; si así fuera, tampo- Pero el instinto de los hombres se halla menos sujeto
co cabría concebir cómo el ser humano podría compren- que el de los animales y deja espacio a la influencia de la
der la lengua dada y servirse de ella. La lengua emerge individualidad. De ahí que la obra producida por el ins-
necesariamente del hombre mismo y, además, emerge de tinto de la razón pueda florecer en una perfección mayor
él poco a poco, pero lo hace de tal manera. que su o,rga- o menor, mientras que el producto del instinto animal
nismo no yace desde luego como una masa merte alla en conserva una uniformidad más persistente; y no es con-
la oscuridad del alma, sino que condiciona como ley las tradictorio con el concepto de lengua el que algunas, en el
funciones de la fuerza del pensar; en consecuencia, la pri- estado en que se nos aparecen, sean realmente incapaces
mera palabra hace resonar ya, y presupone, la lengua en- de un perfeccionamiento formativo acabado. La experien-
tera. De ahí que, si con algo cabe comparar eso que en cia de traducciones de lenguas muy dispares, así como el
realidad no tiene igual en toda el área de 10 pensable, es uso de lenguas muy toscas e incultas para instruir con
del instinto natural de los animales de lo que podemos ellas en las doctrinas más misteriosas de una religión re-
acordamos, y al lenguaje podemos llamarIo un instinto velada, muestran ciertamente que en cada una de las len-
natural de la razón. guas cabe expresar toda una serie de ideas, bien que con
De igual manera que no cabe explicar el instinto de éxitos muy diversos. Pero esto es mera consecuencia del
los animales por sus disposiciones espirituales, así tam- parentesco universal de las lenguas y de la ductilidad de
poco es posible dar cuenta de la invención de las lenguas los conceptos y de sus signos. Lo único que aporta prue-
recurriendo a los conceptos y a la facultad de pensar de bas en favor de las lenguas mismas y de su influencia so-
las naciones toscas y salvajes que fueron sus artífices. De bre las naciones es lo que surge naturalmente de ellas; no
ahí que yo nunca haya podido hacerme a la idea de que aquello a lo que son forzadas, sino aquello a lo que por
una estructura lingüística que esté dotada de una gran sí mismas invitan y animan.
coherencia y que sea muy artificios a en su pluralidad
deba presuponer una gran ejercitación en el pensar y ser 14. Será el examen histórico el que habrá de investi-
prueba de una cultura anterior perdida. Del más tosco gar en concreto las razones de la imperfección de algunas
estado de naturaleza puede surgir una lengua como ésa, lenguas. Pero yo he de abordar aquí una cuestión diferen-
te, a saber: si hay alguna lengua que esté madura para en aquel~os sitios donde, por así decido, viene exigida por
una formación acabada antes de haber atravesado ya va· la materIa, y no en aquéllos donde viene exigida formal-
rias situaciones intermedias, precisamente aquellas situa· mente por el enlace de las ideas. Sin duda el plural es
ciones que de tal modo rompen el modo originario de re- pensado como una multiplicidad, pero el singular no es
presentar que ya no está del todo claro el significado inicial pensado exactamente como una cosa única, sino sólo como
de los elementos. Ello resulta verosímil tanto por la nota- el concepto en general; el verbo y el nombre coinciden en
ble observación de que la coherencia es una propiedad a.quellos casos en que no es precisamente la persona o el
característica de las lenguas toscas, mientras que en las tlemp? lo '!ue h~y que expresar; la gramática no ejerce
cultas lo es la anomalía en muchas partes de su estructura, t~davIa su ImperIO sobre la lengua, sino que aparece tan
cuanto por razones sacadas de la naturaleza misma del 010 en el caso de que se tenga necesidad de ella.
asunto. Al tercer nivel se ha ascendido tan sólo cuando ningún
El principio que domina en la totalidad de la lengua elemento es .pensado ya como huérfano de forma y cuan-
es la articulación; en cada una de las lenguas, la más im- do la materIa como tal es vencida totalmente en el dis-
portante de sus excelencias es una articulación sólida y curso; mas ese nivel, si es entendido como aquél en el
ágil; pero esto tiene como presupuesto unos elementos cua~ hay en cada uno de sus elementos una indicación
simples y en sí mismos indivisibles. La esencia de la len- audIble de, la forma, es un nivel al que apenas llegan las
gua consiste en verter la materia del mundo fenoménico lenguas ma~ ~~ltas, aun cuando sea él aquello en que se
en el molde de la forma de los pensamientos; todas sus basa la pOSIbIlIdad de una euritmia arquitectónica en la
aspiraciones son formales. Y dado que las palabras están estructura de los períodos. A mí no me es conocida nin-
en lugar de los objetos, es menester también que a las guna lengua, ni siq~iera en su acabamiento supremo, cu-
palabras en cuanto materia se les oponga una forma a la ~as forma.s gramatIcales no sigan llevando en sí rastros
cual estén sujetas. Ahora bien, son precisamente las len- InconfundIbles de la originaria aglutinación silábica.
guas primitivas las que acumulan una multitud de deter- Así, pues, en tanto la palabra, en el nivel inferior, apa-
minaciones en el mismo grupo silábico y las que son vi- rezca compuesta con su modificación y no como modifi-
siblemente deficientes en el dominio de la forma. El sen- cada en su sencillez, faltará la fácil divisibilidad de sus
cillo secreto de tales lenguas, un secreto que indica la vía e!e~entos y el espíritu será oprimido por la torpeza del
que siempre será preciso seguir para descifrar su enigma, s~gmficad~ con que cada partícula básica se presenta, no
olvidándonos completamente de nuestra gramática, es el SIendo estImulado al pensar formal por el sentimiento de
siguiente: que alinean inmediatamente lo que es signifi- lo formal. El ser humano, próximo todavía al estado de
cativo en sí. La forma es añadida mentalmente; o bien naturaleza, fácilmente lleva también demasiado lejos un
viene dada por una palabra que en sí está dotada de sig- modo d~ representar, una vez que lo ha adoptado; piensa
nificado y a la que también se toma como tal, por lo que, c~da obJeto. y cada operación con todas sus circunstan-
en consecuencia, la forma viene dada como materia. CIasconcomItantes, transfiere esas cosas a la lengua y lue-
En el segundo gran nivel del avance, el significado ma- go vuelve a quedar avasallado por ésta, ya que en ella el
terial cede ante el uso formal y ahí es donde se generan concepto viviente queda congelado, reducido a mero
las palabras dotadas de un significado gramatical y, por cuerpo.
tanto, formal. Pero la forma es indicada únicamente en Un me~lio su.mamente eficaz de reducir esto a sus ver-
aquellos sitios donde viene exigida por una circunstancia ~aderas dl~Ile:lS1onesy de disminuir la fuerza de lo que
inherente al sentido del discurso, es indicada únicamente tIene un sIgmficado material es el entrecruzamiento de
las naciones y de las lenguas. Una maner~ ~ueva de reo portancia condicionada y subalterna nada- mas; en el caso
presentar se asocia entonces a la que eXlstIa hasta ese contrario, su importancia seria incondicional y. decisiva.
momento; las poblaciones que se mezc1an no conocen mu-
tuamente la composicion singular de las palabras de sus 16. El modo mas seguro de dilucidar esta cuestion
dialectos, sino que las acogen meramente c~mo formulas est a en comparar la palabra simple con el concepto sim-
en conjunto; puesto que resulta posible eleglr, ~os.elemen- ple. Es cierto que la palabra no constituye la totalidad de
tos mas incomodos y torpes ceden ante los mas hgeros y la Jengua, pero es su parte mas significativa, aquello que
ductiles; y como el espiritu y la lengua ~o estan. ya entr~. en el mundo de 10 vivo es el individuo. En modo alguno
lazados con tanta unilateralidad, el pnmero eJerce mas resulta indiferente el que una lengua exprese con una pe-
libremente su imperio sobre la segunda. Es cierto que el rifrasis aquello que otra expresa con una sola palabra. No
organismo originario queda perturbado, pero, l~ nueva resulta indiferente con respecto alas formas gramaticales,
fuerza que se agrega es tambien una, ~uerza ~~gam<:a,y de ya que en la perifrasis estas no aparecen como ideas mo·
este modo se continua sin interrupclOn el teJldo, solo que dificadas, por contraste con el concepto de la forma pura,
ahora de acuerdo con un plan dotado de una mayor am· sino que aparecen como ideas que indican la modifica-
plitud y variedad. Asi, pues, 10 q~e hizo la ama.lgama ap~- cion; pero tampoco resulta indiferente con respecto a la
rentemente confusa de las poblaclOnes en los tlempos pn- designacion de los conceptos. La ley de la articulacion su-
mitivos fue preparar el florecimiento del discurso y del fre necesariamente quebranto cuando aquello que en el
canto en siglos que llegarian mucho mas tarde. concepto se presenta como unidad no aparece como uni·
dad tambien en la expresion, y un concepto al que Ie falte
15. Pero aqui no vamos a fijarnos en esa imperfeccion tal expresion carece de la entera eficacia viva de la pala-
de algunas lenguas a la que acabamos de referirn~s. E1 bra en cuanto individuo. Al acto del entendimiento que
examen de las lenguas dotadas de identica perfecclon 0 hace brotar la unidad del concepto corresponde como sig-
de aquellas cuya diferencia no puede medirse de manera no sensible la unidad de la palabra, y ambas unidades han
puramente cuantitativa es 10 unico que permite dar re~- de ir juntas, y 10 mas cerca posible, en el pensar mediante
puesta a esta cuestion general: <.como hemos de ver la dl- el discurso. Pues de igual manera que el vigor de la refle-
versidad en cuanto tal de las lenguas en su relacion con xion hace surgir la separacion y la individuacion de los
la formacion del genero humano?, <.hemos de verla como sonidos mediante la articulacion, asi tambien esta a su
una circunstancia fortuita que acompafia la vida de las vez ha de volver a operar sobre la materia de los pensa-
naciones y que puede aprovecharse con hab~lid~d y s~e~· mientos, separando e individualizando, y ha de hacerle
te, 0 hemos de verla como un medio necesano, msustltUl- posible a esa materia el que, partiendo de 10 no-separado
ble, de trabajar el area de las ideas? Pues to~as las Jen. y aspirando a 10 no-separado, aspirando a la unidad ab·
guas se inc1inan cual radios convergentes hacla esa a~ea, soluta, recorra ese camino a traves de la separacion.
10 cual hace que su relacion con ell~, que ~s s~,con~emdo,
constituya el punto final de nuestra mvestlgaCl~m.51 fuera 17. Mas el pensar no depende solo del lengl,laje en ge-
posible independizar de la lengu,a e.se contemdo ~ ha.cer neral, .sino que hasta cierto punto depende tambien de
de la expresion lingiiistica algo mdlferer:te para ~l, SI la cada lengua determinada y singular. Es cierto que ha ha-
lengua y su contenido fueran d~ suy<;>mde~endle~tes e bido quien ha querido sustituir las palabras de las diver-
indiferentes entonces el perfecclOnamlento formatlvo de sas lenguas por unos signos dotados de validez universal,
las lenguas ~ el estudio de su diversidad tendrian una im- por unos signos como los que la matematica posee en las
lineas, los numeros y el algebra. Con e110sno cabe ago- la palabra; el parentesco de esta con otras de significado
tar, empero, mas que una exigua parte de la mas a de 10 parecido; el concepto transitorio, casi siempre contenido
pensable, ya que por su propia naturaleza tales signos no en la palabra y que 11evahacia el objeto design ado de un
convienen mas que a aque110s conceptos que pueden ser modo nuevo y al cual es ella asimilada; las relaciones con-
el producto de una mera construcci6n mental 0 que son comitantes de la palabra con la percepci6n 0 la sensaci6n:
fomados puramente pOI' el entendimiento. Pero en aque- todas esas cosas hacen que surja una impresi6n determi-
110ssitios don de ha de ser troquelada en conceptos la ma- nada, y esa impresi6n, al convertirse en habito, aporta
teria de la percepci6n interna y de la sensaci6n, 10 que una dimensi6n nueva a la individualizaci6n del concepto,
importa es la facultad individual de representaci6n del el cual es de suyo mas indeterminado, pero tambien mas
ser humano, de la cual es indisociable su lengua. Todas libre. Pues con cualquier palabra dotada de significado
las tentativas de colocar en el centro de las diversas len- se enlazan las sensaciones que ella misma va estimulando
guas singulares unos signos universales para los ojos y los poco a poco, las intuiciones y nociones surgidas ocasio-
oidos son simplemente metodos abreviados de traducci6n, nalmente; y palabras distintas, si se ponen juntas, perma-
y seria una necia ilusi6n el figurarse que con ellos sali- necen identicas a si mismas tambien en las proporciones
mos fuera, no digo que de toda lengua, pero ni siquiera graduales en que actuan. De igual manera que una pala-
del circulo restringido y determinado de la nuestra pro- bra transforma un objeto en una representaci6n, asi tam-
pia. Cabe desde luego buscar tal pun to central de todas bien hace resonar, aunque a menudo de manera imper-
las lenguas y encontrarlo realmente, y resulta necesario ceptible, una sensaci6n que corresponde simultaneamente
no perderlo de vista tampoco en el estudio comparado de ala naturaleza de la palabra y ala naturaleza del objeto;
las lenguas, tanto en su parte gramatical cuanto en su y la serie ininterrumpida de los pensamientos en el ser
parte lexica. Pues en ambas partes hay un buen numero humano va acompafiada asimismo de una secuencia inin-
de cosas que pueden ser determinadas enteramente a prio- terrumpida de sensaciones. Tal secuencia viene desde lue-
ri y que pueden ser separadas de todas las condiciones de go determinada pOl' los conceptos representados, pero es
una lengua particular. Pero frente a eso hay una cantidad ante to do la naturaleza misma de las palabras y de la len-
mucho mayor de conceptos y tambien de deta11es grama- gua 10 que determina su grade y su colorido. EI objeto,
ticales que se hallan tan indisolublemente entretejidos con cuya aparici6n en el animo va siempre acompafiada de
la individualidad de su lengua que no es po sible mante- una impresi6n que es individualizada por la lengua y que
nerlos suspendidos del mere hilo de la percepci6n inter- se repite siempre de manera regular, es tambien repre-
na, flotando entre todas las lenguas, ni cabe traspasarlos sentado en si de una manera modificada por tal proceso.
sin alteraci6n a una lengua diferente. Una parte muy sig- Esto resulta poco observable en el caso singular, pero el
nificativa del contenido de cada lengua depende de e11a poder del efecto causado en la totalidad consiste en la
tan indudablemente que la expresi6n lingiiistica no puede regularidad y en la continua reiteraci6n de tal impresi6n.
ya continual' siendo indiferente para el contenido. El caracter de la lengua se adhiere a cada impresi6n y a
cada uni6n de expresiones y, en consecuencia, el acervo de
18. La palabra, que es la que en realidad hace del las representaciones adquiere un colorido que procede
concepto un individuo en el mundo de los pensamientos, de aquel caracter.
Ie agrega muchas cosas suyas significativas; y la idea, al
recibir nitidez de la palabra, queda al mismo tiempo en- 19. Pero la lengua no es un producto libre del hom-
cerrada dentro de ciertos limites. El sonido articulado de bre singular, sino que pertenece siempre a la totalidad de
la naClOn; tambien en 6sta las generaciones posteriores rirse materialmente a los sonidos articulados, aclarando-
reciben la lengua de quienes han vivido antes. El hecho se de ese modo a si mismas, es en el entendimiento don-
de que en la lengua se mezcle, acendre y reconfigure el de tienen su sede.
modo de representar propio de todas las edades, sexos, Esto comporta que entre las generaciones eternamen-
estamentos, variedades de canicter y de espiritu de un te .cambiantes de los seres humanos y el mundo de los
mismo pueblo, y luego de varias naciones -merced al ?bJe~os susceptibles de representaci6n haya un numero
traspaso de palabras y lenguas-, y a la postre del genero mfimto de palabras, las cuales, aun cuando originariamen-
humano entero -al ir aumentando la comunidad de los t~ fueran producidas segun leyes de libertad y en 10 suce-
pueblos-, ese hecho comporta que la lengua sea el gran SIVO. fueran empleadas de ese modo, nosotros no podemos
punta donde se realiza el tnlnsito de la subjetividad a la ver.Igual que vemos a los hombres y los objetos, sino como
objetividad, el tnlnsito de la siempre limitada individuali- entIdades que tienen su sede en si mismas, como entida-
dad a la existencia omnicomprensiva. des 9-ue solo cabe explicar historicamente, y que han ido
La invencion de unos signos foneticos nunca antes oi- surglendo poco a poco merced a la fuerza conjunta de la
dos es algo que solo cabe imaginar en el origen de las nat.uraleza, los seres humanos y los acontecimientos. La
lenguas, origen que queda allende toda experiencia huma- sene de las palabras se extiende de tal modo hasta las
na. En los sitios donde el ser humano ha recibido por o~curida?~s .de los primeros tiempos que ya no es posible
tradicion unos sonidos articulados, los cuales esttm de al- fiJar su mlClO; la ramificacion de las palabras abarca la
guna manera dotados de significado, forma su propia len- ~o.talidad del.~enero h?-mano hasta donde hubo union bajo
gua adhiriendola a tales sonidos y amplia su propio dia- el, la actuaclOn ultenor y la produccion ulterior de las
lecto de acuerdo con la analogia proporcionada por ellos. palabras podrian encontrar un pun to final unicamente si
Esto se basa en la necesidad que el hombre siente de ha- quedaran extirpadas de golpe todas las generaciones que
cerse comprender, en la conexi on universal de todas las a~ora viven y si quedasen cortados de repente todos los
partes y elementos de cada lengua y de todas las lenguas hI10s de la tradicion.
entre si, y en la identidad de la facultad de lenguaje. Dado que las naciones se sirven de los elementos lin-
Tambien para la aclaracion gramatical de las lenguas giiisticos preexistentes, y dado que estos mezclan su na-
tiene importancia el no perder de vista que no es facil t~raleza co~ ,Ia re~res.entacion de los objetos, ocurre que
que las poblaciones que formaron las lenguas llegadas m la expreSlOn es mdlferente ni el objeto es independien-
hasta nosotros hubieran de inventarlas, sino que, mas bien, te de la lengua. Pero el ser humano, que esta condiciona-
en aquellos sitios donde actuaron autonomamente hubie- do por la lengua, a su vez vuelve a operar sobre ella, y
ron de repartir y aplicar aquello con que se toparon. Solo esto hace que cada una de las lenguas particulares sea a su
asi cabe dar cuenta de muchos matices finos de las for- vez el resultado de tres acciones distintas y coincidentes,
mas gramaticales. Es dificil que para tales matices se in- a saber: la naturaleza real de los objetos, pues ella es la
ventaran designaciones distintas; 10 natural seria, por e1 que hace que brote la impresion en el animo· la naturale-
contrario, que no se usasen indiferentemente las distin- za subjetiv~ de la nacion; y la naturaleza p~culiar de la
tas designaciones que preexistian. Lo que preponderante- lengua, deblda a la materia basica que se Ie mezcla y a la
mente pasa de una nacion a otra son los elementos capi- fuerza con que todo 10 que alguna vez ha sido transferido
tales dellenguaje; es decir, las palabras. Alas formas gra- a ella permite un perfeccionamiento formativo solo den-
maticales eso les resulta mucho mas dificil, pues, al tener tro de ciertos Iimites de la analogia, aunque en su origen
una naturaleza intelectual mas fina, mas bien que adhe- fuera creado c::ontot;;11libertad.
20. La dependencia reciproca del pensamiento y .el dad de to do conocimiento de la verdad, va siendo, por
lenguaje hace claro y evidente que las lenguas son propla- tanto, recuperada fragmento a fragmento y de manera
mente un medio no tanto de presentar la verdad ya cono- progresiva por la via de los fen6menos. Pero nunca deja
cida cuanto, mucho mas, de descubrir la verdad antes de ser 10 objetivo aquello que hay que conquistar; y si
desconocida. La diversidad de las lenguas no es una diver- bien el ser humano se acerca a ello poria via subjetiva
sidad de sonidos y signos, sino una diversidad de vistas de una lengua particular, su segundo esfuerzo consiste en
del mundo. La raz6n y la finalidad ultima de toda inves- aislar 10 subjetivo, aunque s6lo sea trocando una subjeti-
tigaci6n lingiiistica residen en eso. ,E.l acervo de 10 .co- vidad pOl' otra, y en disociarlo de 10 objetivo con la ma-
nocible, que es el campo que el esplntu ha de ~rabaJar, yor fuerza posible.
hallase en el centro entre todas las lenguas e mdepen-
diente de ellas; a la zona puramente objetiva no puede 21. Si comparamos en varias lenguas las expresiones
acercarse el ser humano sino de acuerdo con su modo que se emplean para designar los objetos no-sensibles, en-
propio de conocer y de sentir, es decir, s6l~ ~>uedehacer- contraremos que s6lo son sin6nimas aquellas expresiones
10 pOl' una via subjetiva. Cabalmente, los S1tl0Sdonde la que, por ser construibles mentalmente de un modo puro,
investigaci6n toca los puntos mas altos y profund~s ~on 10 unico que pueden contener y que contienen es aquello
aquellos donde el uso mecanico y l6gico del en~e~dlmlen- que se deposita en ellas.
to -el uso mas f,kH de separar de toda pecuhandad es- Todas las demas expresiones recortan y seccionan de
pecial- se encuentra al final de su operatividad y donde manera distinta el area que esta en su centro -si es que
se inicia un metodo de percepci6n y creaci6n internas del podemos denominar as! el objeto designado por ellas-,
cuallo unico que esta claro es que la verdad objetiva bro- todas ellas tienen un contenido mayor 0 menor y encie-
ta de la totalidad de la fuerza de la individualidad subje- rran otras muchas determinaciones. Las expresiones em-
tiva. Tal cosa es posible linicamente con Y mediante plead as para designar los objetos sensibles son sin6nimas,
lengua. desde luego, en la medida en que en todas ellas se piensa
Ahora bien, en cuanto obra de la naci6n y del pasado, el mismo objeto; pero su significado diverge en el modo
la lengua es algo que Ie resulta extraiio al ser humano; de expresar su representaci6n. Pues, mientras permanece
esto hace que pOl' un lado este que de atado pOl' 10 que viva, la influencia ejercida por la visi6n individual del
todas las generaciones anteriores han ido depositando en objeto en la formaci6n de la palabra determina tambien
la lengua, pero pOl' otro lado salga enriquecido, reforzado la manera como esta reevoca a aquel.
y estimulado pOl' ello. La lengua, que se contrapone con:o Un gran numero de palabras brota, empero, de la uni6n
algo subjetivo a 10 conocible, se enfrenta como algo obJe- de expresiones sensibles y expresiones no-sensibles 0 de
tivo al ser humano. Pues cada una de las lenguas es un la elaboraci6n de las primeras por el entendimiento; ello
eco de la naturaleza universal del hombre; y si bien es hace que todas las palabras compart an la impronta indi-
cierto que ni siquiera todas las lenguas juntas pueden vidual, que no vuelve a encontrarse tal como era, de las
lleaar a convertirse nunca en una copia compIeta de la
b •
segundas, mientras que la impronta de las primeras va
subjetividad de la humanidad, no es menos Clerto que es- necesariamente extinguiendose con el discurrir del tiempo.
tan aproximandose continuamente a esa meta. Pero a su Pero dado que la lengua es copia y signa al mismo
vez la subjetividad de la humanidad entera va convirtien- tiempo, y que no es enteramente producto de la impronta
dose en si en algo objetivo. La coincidencia originaria en- causada por los objetos ni es tampoco enteramente pro-
tre el hombre y el mundo, en la cual se basa la posibili- ducto del arbitrio de los hablantes, todas las lenguas par-
ticulares llevan en cad a uno de sus elementos rastroS de ventud y la fuerza, el esplendor y la belleza. En esa zona
la primera de esas propiedades; y el que tales ra~tro~ ~ean es donde esta la autentica sede de la elocuencia, si por
reconocibles estriba, si dejamos aparte su propm mtldez, elocuencia entendemos, en una acepcion muy amplia y
en la disposici6n del animo a querer tomar las palabras no precisamente usual, el tratamiento de la lengua en la
mas como copia 0 mas como signo. El animo puede llegar medida en que esta 0 bien influye esencialmente por si
a 10 segundo merced a la fuerza de la abstracci6n, per? misma en la presentacion de los objetos 0 bien es usada
tambien puede, abriendo todas las puertas de la recep~l- adrede para tal fin. En este ultimo modo, la elocuencia
vidad, acoger la entera influencia ejercida por la matena puede pasar tambien, con raz6n 0 sin ella, al uso cientifi-
peculiar de la lengua. Mediant~ el tratamien~o da.~o a esa co y al comercial.
materia puede el hablante onentarla en dlrecclOn a la A su vez, es preciso disociar el uso cientifico de la len-
copia o. en direccion al signo, y a menud.o el uso de una gua de su uso convencional. Ambos pertenecen a una uni-
expresi6n poetica ajena a la prosa no tlene otro efecto ca clase, en cuanto que, eliminando el peculiar efecto de
que el de disponer el animo a que no contemple como la lengua como materia aut6noma, quieren verla unica-
signo la lengua, sino a que se entregue a ella en su entera mente como signo. Pero el uso cientifico hace eso en el
peculiaridad. campo donde result a pertinente y 10 lleva a cabo inten-
Si ese uso doble de la lertgua queremos contraponerlo tando apartar de la expresi6n toda subjetividad, 0, mas
en generos, los cuales establecen ciertamente en el una bien, intentando disponer el animo de una manera com-
separaci6n mas neta que la que el mismo puede tener en pletamente objetiva; en ello Ie sigue el tranquilo y razo-
la realidad, entonces podemos llamar a uno de el!os el nable uso comercial. El uso convencional traslada ese tra-
uso cientifico de la lengua y al otro su uso oratOrIo. El tamiento a un campo que necesitaria de la libertad de la
primero es al mismo tiempo el uso del comercio; el se- receptividad; es un uso que imp one a la expresi6n una
gundo, el de la vida en sus circunstan~ias naturales. Pues subjetividad determinada en cuanto a su rango y su colo-
el trato libre desata los lazos que pudleran haber encade- rido, y que intenta conducir el animo a tal subjetividad.
nado la subjetividad del animo. Con ello el uso convencional pas a luego al oratorio, pro-
En el sentido en que aqui 10 tomamos, el uso cientifi- duciendo una elocuencia y una poesia degeneradas. Hay
co es aplicable tan s610 alas ciencias d~ la pura const~c- naciones a las que la individualidad de su caracter hace
cion mental y a ciertas partes y tratamlentos de las CIen- tomar uno u otro de esos caminos errados 0 seguir de ma-
cias de la experiencia; en todo conocimiento que exij.a las nera unilateral el correcto; hay naciones que tratan con
fuerzas indivisas del ser humano aparece, en camblO, el mayor 0 peor fortuna su lengua. Pero si el destino quiere
uso oratorio. Y es de esta ultima especie de conocimiento que llegue exactamente al punto decisivo de congelaci6n
de la que fluyen directamente la luz y el calor que se de- del organismo de un dialecto un pueblo al que su animo,
rraman sobre todas las demas especies; solo en aquella su oido y su entonaci6n disponen de manera preferente
se basa el avance en la cultura espiritual general, y una para el discurso y para el canto, surgen entonces lenguas
nacion que no busque y encuentre el punto central de su magnificas, admiradas en todos los tiempos. El nacimien-
cultura en la poesia, la filosofia y la historia -las cuales to del griego no podemos explicarnoslo sino por uno de
pertenecen a la mencionada especie de conocimiento- es esos lances afortunados.
una nacion que pronto se ve privada de la benefica reper-
cusi6n de la lertgua, pues por su propia culpa no alimenta 22. A estas ultimas y esencialisimas aplicaciones de
ya a esta con la unica materia capaz de conservarle la ju- la lengua no puede ser ajeno su organismo originario. En
el reside el primer germen del perfeccionamiento form~- ese ideal universal este presente en su pureza en algun
tivo que viene a continuaci6n, y las dos partes del estudlO genero de excelencias; y si quisieramos exponer hist6ri-
comparado de las lenguas, que en 10 anterior estaban se- camente de ese modo las diversidades del caracter 0 de
paradas, encuentran aqui su uni6n. Una exposici6n lumi- las lenguas violentariamos la realidad.
nosa y coherente del modo y el grado de la producci6n de Lo unico que hay son las disposiciones, asi como unas
ideas a que han llegado las lenguas humanas y una expo- direcciones que no estan recorridas de manera pura. Y ni
sici6n tambien, en la estructura de estas, de la influencia en los seres humanos, ni en las naciones ni en las lenguas
de sus diversas propiedades sobre su culminaci6n ultima, cabe imaginar una formaci6n del caracter (cosa que, por
son cosas que s6lo resultan posibles a partir de la inves- cierto, no equivale al sometimiento de los fen6menos a
tigaci6n de la gramatica y ellexico de todas las lenguas, una ley, sino que es el acercamiento del ente a un ideal)
en la medida en que haya recursos para realizarla, y a par- de otro modo que viendonos a nosotros mismos recorrer
tir del examen de los monumentos literarios de las na- una via cuya direcci6n, dada por la noci6n del ideal, pre-
ciones cultas. sup one otras direcciones determinadas, las cuales son las
que agotan todos los lados del ideal.
23. El unico prop6sito que yo he tenido aqui ha sido: El estado de las naciones en el cual puede encontrar
trazar en su conjunto el perimetro del campo de las in- aplicaci6n este ideal en sus lenguas es el estado ultimo y
vestigaciones comparadas de las lenguas, fijar la meta de supremo a que puede conducir la diver sid ad de sus po-
tales investigaciones y mostrar que para llegar a esa meta blaciones; ese estado presupone una mas a humana rela-
es menester tomar juntos e1 origen y la culminaci6n de tivamente grande, ya que las lenguas las exigen para al-
las lenguas. S610 pOl' esa via pueden llevar tales investi- zarse hasta su culminaci6n. En la base de ese estado se
gaciones aver cada vez menos las lenguas como unos sig- halla e1 estado mas bajo de todos, del cual hemos parti-
nos arbitrarios y a buscar en la peculiaridad de su estruc- do, el estado que surge del inevitable fraccionamiento y
tura, penetrando mas hondamente en la vida espiritual, ramificaci6n del genero humano y al que deben su origen
recursos para investigar y conocer la verdad y para for- las lenguas; ese origen presupone unas masas humanas
mar los sentimientos y el caracter. Pues si en las lenguas multiples y pequefias, porque en ellas resulta mas facilla
que han florecido en un perfeccionamiento formativo su- genesis de las lenguas. Y si han de surgir lenguas ricas y
perior hay unas vistas espedficas del mundo, entonces ha flexibles, es preciso que esas masas confluyan y se mez-
de existir una relaci6n no s6lo de tales vistas entre s1, den. En ambos estados se da una conjunci6n de 10 mis-
sino tambien entre ellas y la totalidad de todas las vistas mo que hallamos en la economia entera del genero hum a-
del mundo imaginables. Iio en esta Tierra, a saber: que e1 origen esta, si, en la
Ocurre con las lenguas, pues, 10 mismo que ocurre con necesidad natural que se siente y tambien en la necesidad
e1 caracter de los seres humanos, 0, para elegir un objeto fisica, pero, en la evoluci6n progresiva, ambas necesida-
mas sencillo de comparaci6n, 10 mismo que sucede con des sirven a los mas altos fines espirituales.
los ideales de los dioses de las artes plasticas; en tales
ideales podemos bus car tambien la totalidad y trazar un
drculo cerrado, ya que cada uno expone desde un deter-
minado lado el ideal universal, ideal que no es individua-
ble como recopilaci6n simultanea de todas las sublimida-
des. Es cierto que 110nos esta permitido figurarnos que
Sobre la influencia del diverse caracter
de las lenguas en la Iiteratura
y en la' formacion delespiritu *

En nadie que haya dedicado a1guna reflexi6n, por exi-


gua que haya sido, a 1a natura1eza de 1as 1enguas presu-
pondremos opiniones como 1as siguientes: que una 1engua
es un mero conjunto de signos conceptua1es arbitrarios
o que se han vuelto habituales por azar; que el tinico des-
tino y la {mica fuerza que tiene una palabra es la de evo-
car un cierto objeto que, 0 bien existe fuera de ella en 1a
realidad, 0 bien es pens ado en el espiritu; y que, por tan-
to, puede considerarse en cierto modo indiferente emU sea
la 1engua de que se sirve una naci6n.
Al contrario, podemos dar por general mente aceptado
10 siguiente: que las divers as lenguas constituyen los 6r-
ganos de 10s modos peculiares de pensar y sentir de 1as
naciones; que son muchisimos los objetos que en realidad
son creados por 1as palabras que 10s designan (esto po-
demos extenderlo propiamente a todos ellos, si considera-
mos e1 modo en que son pensados en la palabra y e1 modo
en que, en el pensar, actuan mediante la 1engua sobre el
espiritu); y, finalmente, que 1as partes fundamentales de
1as lenguas no han surgido de manera arbitraria y, por
asi decirlo, por convenci6n, sino que son sonidos articu-
1ados que han brotado de 10 mas intimo de la natura1eza
humana y que se conservan y se reproducen (y podria aiia-
dirse: como entidades en cierto modo aut6nomas en una
determinada persona1idad).
Ahora bien, continua aun abierto e1 campo de 1a inves-
tigaci6n acerca de cuestiones como 1as siguientes: 1a na-
turaleza de la actuaci6n de 1a 1engua sobre el pensar; 1a
indicaci6n de aquellas propiedades de 1a 1engua en que se
basa tal actuaci6n; 1a fijaci6n de los requisitos que deb en
darse en la lengua para que se alcance este 0 aquel gra- lengua es (~ero no la lengua tal como llega a la posteri-
do 0 para que se produzca esta 0 aquella precisa diver- dad e? son~dos,y obras fragmeptarios, sino la lengua en
sidad del pensar; la dependencia 0 independencia en que su eXIsten~la v~va y,agitada, y tampoco la mera lengua
se encuentra la nacion con respecto a su lengua; el poder ~xter~a, smo sImultaneamente la lengua interna, en su
que la nacion puede ejercer sobre la lengua, 0 la coaccion IdentIdad con el pensar, el cual es hecho posible unicamen-
que necesariamente ha de sufrir por part.e de esta. ~l ab.or- te ~or ella), en el fondo la lengua es la nacion misma la
dar todas est as cuestiones penetramos sm duda, mas bIen naCIon en el autent.ico senti do del termino. cPues que C:tra
preocupados, en un territorio que es poco accesible y que cosa es la lengua smo la flor a la que aspira unitariamen-
.aun no ha sido recorrido con mucha frecuencia. t~ to do aquello que hay en la naturaleza corporal y espi-
La finalidad de este trabajo consiste en emprender esa ntua~ del ser humano, la flor en la que por vez primera
investigacion y en proseguirla hasta donde parezca nece- adqUIeren figura todas las cosas que, de 10 contrario per-
sario y posible, y proceder en ello tanto de manera pur~- man~cen ,indeterminadas y fluctuantes, y que es ma~ fina
mente reflexiva, penetrando en la naturaleza del lengua]e y mas eterea que la accion, la cual va siempre mezclada
en general, como de manera historica, examinando las de u~ ~odo mas profundo con 10 terrenal? Pero la lengua
lenguas mas significativas que realmente existen, para lle- es aSImIsmo la flor del organismo de la nacion entera. No
gar asi a determinar cual es la influencia que el diverso puede,. en ~f~cto, el ser humano ni hacerla surgir por sf
caracter de las lenguas ejerce sobre la literatura y la for- solo m recIbIrla meramente de otros; yel secreto del ori-
macion del espiritu (el mero fijar con exactitud esa in- gen de la lengua esta en el secreto de una individualidad
fluencia no es en si una tarea faci!). sep?rada y qu~, sin embargo, en un sentido mas elevado,
De igual modo que la gramatica y la lexicologia pue- esta a su vez mnegablemente unida.
den considerarse como el analisis anatomico de las len- !al vez p~rezca extrafio que, a proposito de la investi-
guas, asi en esta investigacion somos llevados, por asi de- gacIO~ de la mfluencia de las lenguas sobre las naciones,
cirlo, a sus funciones fisiologicas, a conocer el modo en ~encIOnemos la literatura; pues a menu do ocurre que
que actuan sus componentes, individualmente 0 en con- e~ta ~s meramente ~na obra artificiosa y no algo que por
junto, y la manera en que a partir de eso y mediante eso SI mI~mo haya surgIdo de la propia lengua y gracias al
se configura su vida organica. Esta no puede negarseles, entu~Ia~m? aportado por ella. Aunque nunca haya llega-
en efecto, alas lenguas. do m sI,qUIeraa un inicio de literatura, un pueblo brinda
Las generaciones pasan, pero la lengua permanece; en su vIda d~~estica y publica unos fenomenos muy dig-
cada una de las generaciones encuentra ya ante si la len- nos de atencIOn y unas energfas mas grandes, que desde
gua y la encuentra como algo que es mas fuerte y podero- luego no se hallan menos sujetos a la influencia de la len-
sa que ella misma; jamas consigue una generacion llegar gua; y,las m~s de las veces esta no pasa a los escritos y
del todo al fondo de la lengua y la deja como legado a la a los hbros s~no empobrecida y debilitada, mientras que
generacion que la sigue; solo mediante la serie entera de su plena eornente se derrama energica y llena de sentido
las generaciones resulta posible conocer el caracter de la sobre el habla cotidiano de un pueblo.
lengua, pero esta establece un vinculo entre todas las ge- ., La formacion de una literatura se asemeja ala forma-
neraciones, y todas tienen en ella su representacion; ve- CIOnde puntos de calcifieacion en la anatomfa de un hom-
mos 10 que la lengua debe a tiempos singulares, a varones bre q~e va h~ciendose viejo; y a partir del instante en que
singulares, pero siempre permanece indeterminable aque- el somdo artIculado que resuena libremente en el discur-
llo de que todos Ie son deudores a ella. En el fondo la so y en el canto queda encerrado en la caree1-de la escri-
tura, la lengua se encamina, por muy rica que sea Y por que estemos libres de to do menosprecio -y al investiga-
muy ampliamente difundicia que este, primero a una pre- dor de las lenguas es precisamente, al que menos Ie cua-
sunta depuraci6n, despues a su empobrecimiento y, final- dra eso- por aquellas lenguas que presumiblemente nun-
mente, a su muerte. pues la letra vuelve a operar con ca poseyeron una literatura ni la poseenin; de ellas pue-
efectos petrificadores sobre la lengua hablada, que por de ob.t~nerse ciertamente un provecho grande y poderoso
algun tiempo continua subsistiendo libre y varia a sU tamblen para esta investigacion.
lado; mediante su clara perceptibilidad, la letra rebaja a ., Un examen imparcial mostrara, en efecto, que tam-
lenguaje popular las explosiones desatadas de la lengua, bIen las len,guas que en apariencia son pobres y toscas
sus formas multiples, sus modificaciones, las cuales de- portan en Sl un abundante material para una cultura re-
signan figurativamente los mas nimios matices, y pronto finada y compleja, un material que no deja de causar
no soporta. en su entomo otra cosa que aquello que Ie es e~ecto en lo~ hablantes por el hecho de que estos no hayan
semejante. sldo perfecclOnados efectivamente mediante escritos. Pues-
Esto es, por otro lado, un mal inevitable, que no pro- to que el animo del ser humano es la cuna, la patria y el
viene sino de que la lengua comparte con todas las demas hogar, de la lengua, todas las propiedades de esta pasan
cosas terrenales una eXlstencia perecedera. Pues si la es- a aqu,el.de m~ne:a oculta e inadvertida para el mismo. En
critura no hja la lengua, si el presente no tiene, para per- las pag~nas slg~lentes volveremos de manera especial so-
cibir los sonidos de 10s tiempos pasados, otra cosa que bre la mfluenCl~ aqui ~nsinuada que la escritura ejerce
la tradicion, siempre oscura Y tluctuante, entonces no que- sobre la ~engua, mfluencla que, por cierto, ya ha sido apun-
da retenido ningun progreso Y todas las cosas corren mez- t~da vanas veces, especialmente con ocasion de las anota-
cladas en una marcha circular que se hal1a entregada uni- ClOnespuestas a los cantos homericos. No son po cas las
camente al azar. lenguas cuya marcha no puede explicarse sino mediante
Se necesitan, ademas, unas concatenaciones de cir- esa per~grina~ion que las lleva de la lengua vulgar a la
cunstancias que raras veces retornan en la historia uni- leng~a hterana; y comparando a Montaigne con Voltaire,
versal, para que no Ie falten pureza, nobleza y dignidad habnamos de pensar que la lengua de una nacion ha pa-
a una lengua una vez que, saliendo del habla cotidiana sado a ser la lengua de un barrio urbano.
del pueblo, queda recogida en la region mas separada de 1 No deja d,e ha.ber personas, y no pocas, que, teniendo
las ideas. a lengua mas bIen por un instrumento que en cierto
Sin considerar, pues, ya que ello seria desde luego mo~? es de suyo indiferente, adjudican al caracter de la
muy errado, que la existencia 0 inexistencia de una lite- naClOn aquellas cosas que se afirman del caracter de su
ratura sea precisamente la caracteristica determinante de l~~gua. Para ellas habra siempre, en toda esta investiga-
la influencia ejercida por las lenguas en la formacion del
~l~n, al~o torcido, y segun ellas se tratara aqui no de la
espiritu, 10 que no podemos pasar por alto en una inves-
lr: uenCla de las lenguas, sino de la influencia de las na-
tigacion como esta son las literaturas de las naciones. Y no
ClOnessobre su propia literatura y su propia cultura. Para
solo eso, sino que en tal investigacion es preciso incluso
~efutar esa opini?n podemos llamar la atencion sobre el
empezar dirigiendo la atencion a ellas, pues sonlas unicas
echo de que ~s mnegable que ciertas formas lingiiisticas
que p.roporcionanunas formas estables y seguras en las
cuales deja su impronta la influencia de las lenguas y me- o~organ una. ~lerta direccion al espiritu y Ie imponen una
diante las cuales es posible aportar pruebas seguras de tal Clerta COaCCl?n,y que para expresar las mismas ideas en
influencia. De todos modos, al mismo tiempo es preciso una lengua nca y en una lengua pobre de lexico es preci-
so cuando menos seguir una marcha distinta y, por t~n- Sobre la genesis de las formasgramaticales
to trocar unas ventajas por otras, 10 cual puede ser 1m· y su influencia en la evoluci6n de las ideas .••
p~sible si no se da ninguna otra influencia. Despues pue-
de mostrarse ademas que ...

Al intentar describir el origen de las formas gramati-


cales y su influencia en la evoluci6n de las ideas, no es mi
intenci6n examinar uno por uno los generos de tales for-
mas. Al contrario, me limitare unicamente a su concepto
en general, para dar respuesta a esta doble pregunta:
l C6mo se genera en una lengua ese modo de designar
las relaciones gramaticales que merece llevar el nombre
de «forma»?, Y lhasta que punto es importante para el
pensar Y para la evoluci6n de las ideas el que esas rela-
ciones sean designadas mediante formas propiamente di-
chas 0 10 sean con unos medios diferentes?
Puesto que aqui se hablara del devenir gradual de la
gramatica, las diversidades de las lenguas, contempladas
desde este lade, se ofrecen como los escalones del pro-
greso de estas.
S6lo que hemos de guardarnos bien de pretender bos-
quejar un tipo universal de conformaci6n gradualmente
progresiva del lenguaje y de querer juzgar por ese tipo
todos los fen6menos singulares. En todas partes la acci6n
del tiempo va emparejada en las lenguas con la acci6n de
la peculiaridad nacional, y 10 que es caracteristico de las
lenguas de las toscas hordas de America y del norte de
Asia no por ello necesita haber pertenecido tambien a
las familias originarias de la India y de Grecia. Ni a la len-
gua de una naci6n singular ni a aquellas lenguas que han
pas ado por varias naciones cabe asignarles un camino
evolutivo completamente regular y prescrito en cierto
modo por la Naturaleza.
Ellenguaje, tomado en su maxima extensi6n, conoce,
sin embargo, en el genero humano como tal un punto cen-

* Texto leido en la Academia de las Ciencias de Berlin el 17


de enero de 1822.
tral ultimo; y si partimos de esta pregunta: len que gra- el uso correcto, sino tambien para el usa mas cumplido.
do de acabamiento ha hecho realidad el ser humano el Y cuando alguien que ha obtenido su formacion en otras
lenguaje?, en seguida hay un punto fijo, de acuerdo con lenguas estudia una lengua cualquiera menos perfecta y
el cual cabe determinar a su vez otros puntos igualmente la domina, ese alguien puede producir mediante ella un
fijos. De esa manera es po sible reconocer una evolucion efecto que en si y par si a ella Ie resulta ajeno; 10 que con
progresiva de la facultad de lenguaje y reconocerla por ello se hace es traspasar a esa lengua una vista del mun-
unos signos seguros, y en ese sentido podemos hablar con do que es completamente distinta de la que can· respec-
todo derecho de una diversidad gradual entre las len- to a ella alberga la naci6n que se hall a unicamente bajo
guas. su influencia. Par un lado, Ia lengua es sacada un poco
Puesto que aqui vamos a hablar solamente del concep- de su circulo; por otro, puesto que to do camp render esta
to de las relaciones gramaticales en general y de su ex- compuesto de alga objetivo yalgo subjetivo, se introduce
presion en el lenguaje, de 10 unico que habremos de ocu- e~ ella a!go diferente; y de ese modo apenas result a po-
parnos es de exponer el primer requisito de la evolucion SIble declr 10 que puede ser producido y 10 que no puede
de las ideas y de determinar el nivel mas bajo de la per- ser producido en ella y mediante ella. .
feccion lingliistica. Si nos fijamos meramente en 10 que cabe expresar en
En un primer momento parecera extrafio, sin embar- una lengua, no seria de extrafiar que acabasemos deda-
go, que se suscite siquiera la duda, como si no poseyeran rando que en 10 esencial todas las lenguas son aproxima-
todas las lenguas, tambien las mas imperfectas e incultas, damente iguales en excelencias y en defectos. Las relacio-
formas gramaticales en el senti do verdadero y propio de nes gramaticales en particular dependen completamente
la palabra. Las diversidades entre las lenguas, se dira, ha- de la. intenci6n que vinculamos a ellas. Mas que estar
bra que buscarlas unicamente en la idoneidad, totalidad, adhendas alas palabras, esas relaciones son afiadidas
claridad y concision de tales formas. Tambien se invoca- mental mente por el que habla y par el que escucha. Pues-
ra el hecho de que sean precisamente las lenguas de los to que ni el hablar ni el comprender son pensables sin la
salvajes y, en concreto, las americanas las que exhiban designaci6n de las relaciones gramaticales, es precis a que
formas particularmente numerosas, producidas de una todas las lenguas, aun las mas toscas, posean ciertos mo-
manera planificada y artificiosa. Todo eso es perfectameri- dos de designarIas; y por muy menguados, raros y, sobre
te verdadero; la unica cuesti6n es si esas formas han de todo, materiales que esos modos sean, el entendimiento
ser consideradas tambien verdaderamente como tales. De que ha sido formado por lenguas mas perfectas se servira
ahi que 10 importante sea el concepto que vinculemos can con exito de ellos y sabra indicar suficientemente can
la palabra «forma». Para hacer perfectamente claro esto ellos todas las relaciones de las ideas. Resulta mucho
es preciso, antes de nada, eliminar dos malentendidos mas facil introducir mental mente la gramatica en una
que aqui pueden surgir con mucha facilidad. lengua que i~troducir en ella una gran ampliaci6n y un
Al hablar de las excelencias y los defectos de una len- gr~n refinamiento de los significados de las palabras; y
gua no deberiamos tamar como criteria 10 que en ella aSI no ha de sorprendernos que en las exposiciones de
seria capaz de expresar una mente cualquiera, no forma- lenguas enteramente toscas e incultas encontremos los
da exclusivamente par tal lengua. A pesar de su influen- nombres de todas las formas de las lenguas sumamente
cia poderosa y viva sabre el espiritu, todas las lenguas son cultas. Estan real mente presentes alIi todas las indicacio-
tambien al mismo tiempo un instrumento inerte y pasivo nes de todas las formas, pues el lenguaje habita en el ser
y todas ellas llevan en si una predisposicion no s610 para humano siempre de manera completa y nunca de manera
fragmentaria, y es facil pasar por alto la distinc~6n, mas producto material y en la acci6n formal. La continuaci6n
sutil, de si y hasta que punto esos modos ~e des1gn~r las de esta investigaci6n expondni esto con mayor claridad.
relaciones gramaticales son formas prop1amente d1chas Para eliminar el primer malentendido que aqui podia te-
y actuan como tales en la evoluci6n de las ideas de los merse bastaba en este momenta con separar aquello que
nativos. una fuerza cualquiera es capaz de producir con una len-
Lo que decide de las excelencias 0 defectos de una gua de aqueIIo otro que eIIa rnisma esta en condiciones
lengua no es, pues, aquello que logra expresarse e~ ella, de efectuar mediante la influencia continua y habitual so-
sino aquello para 10 que ella misma infl.am~ y entus.lasma bre las ideas y sobre su evoluci6n.
con su fuerza interna y propia. El cnteno para Juzgar El segundo malentendido se genera en la confusi6n
una lengua es la claridad, precisi6n y vivacidad de las de una forma con otra. Dado, en efecto, que el estudio de
ideas que ella despierta en la naci6n a que pertenece, na- una lengua desconocida se aborda de ordinario desde la
ci6n por cuyo espiritu esta formada y en l~ que ella. ha perspectiva de una mas conocida, como la lengua mater-
vuelto a operar a su vez de manera formatlVa. Mas Sl.~e na 0 el latin, 10 que se hace es 10 siguiente: indagar el
deja de lado esa influencia de la lengua sobre la e~oluclO~ modo en que las relaciones gramaticales de la lengua mas
de las ideas y sobre la suscitaci6n de las sen.saclOnes, Sl conocida suelen ser designadas en la lengua extrafia y dar
se intenta examinar 10 que es capaz de produc1r y aportar precisamente alas flexiones 0 alas ordenaciones de pala-
ella misma en cuanto instrumento en general, entonces bras usadas en esta para ese fin los nombres de la forma
se cae en u~ terreno que ya no es susceptible de ninguna gramatical que para eIIo sirve en la lengua conocida, 0
delimitaci6n, dado que falta el concepto precise del espi- tambien segun leyes lingiiisticas universales. Ahora bien,
ritu que debe servirse de la lengua, y dado que todo 10 con mucha frecuencia ocurre que en la lengua extrafia
efectuado por el discurso es siempre un producto com- no estan presentes en absoluto esas formas, sino que SOIl
puesto de espiritu y de leng~a. Cada una de.las lenguas sustituidas 0 parafraseadas por otras. De ahi que, para
ha de ser tomada en el sentldo en que ha sldo formada evitar el citado error, sea menester estudiar cada lengua
por la naci6n y no en un sentido que Ie resulte ajeno. en su peculiaridad, de tal manera que por el analisis ri-
Aun cuando una lengua no posea formas gramaticales guroso de sus partes se conozca la forma precisa con la
autenticas, no s6lo puede existir muy bien el discurso, cual eIIa designa, de acuerdo con su estructura, cada una
puesto que nunca Ie faltan a aquell~ otros modo~, de de- de las relaciones gramaticales.
signar las relaciones gramaticales, smo que tamb1en pu~- Las lenguas de America proporcionan frecuentes ejem-
den ser traspasados tal vez a una lengua tal todos los. ge- plos de tales nociones erradas, y 10 mas importante que
neros del discurso y ser form ados en ella. Ahora bIen, ha de hacerse en las reelaboraciones de las gramaticas
estoultimo es s6lo el fruto de una fuerza ajena, que se espafiolas y portuguesas es desembarazarse de las torci-
sirve de una lengua mas imperfect a en el senti do de una das consideraciones de esa indole y fijar los ojos pura-
mas perfecta. ..' mente en la estructura original de aquellas lenguas.
No porque quepa indicar con las deslgnaclOnes de caSl Vnos cuantos ejemplos ilustraran mejor 10 que deci-
cada lengua todas las relaciones gramaticales posee ya mos. En la lengua caribe el vocablo aveiridaco viene in-
tambien cada una formas gramaticales, en el sentido en dicado en las mencionadas gramaticas como la segunda
que las conocen las lenguas do:adas de una ~levada for- persona del singular del imperfecto de subjuntivo: «fue-
maci6n. La diferencia, que es Clcrtamente sutll, pero que ses». Pero si analizamos con mas exactitud esa palabra,
resulta muy perceptible con el sentimiento, reside en el veremos que veiri es «ser», a el pronombre de la segunda
persona del singular, que se une tambien a sustar,ttivos, y sola palabra. Pero ese mismo futuro puede tambien ir
daco una particula que indica el tiempo. ~s poslble .que pospuesto, como una palabra propia, al verbo que rige, y
esa particula signifique una parte determmada de hem- entonces, como ocurre en la lengua mexicana en general,
po, aunque yo no la he encontrado citad~ ~e ese modo es indicado sola mente en el verbo por la intercalacion de
en los diccionarios. Pues oruacono daco slgmfica «al ter- un pronombre, c; ni-c-nequia tlacotlaz, «yo 10 queria», es
cer dia». La traduccion literal de aveiridaco es, por tan- decir: «yo amare». Esa misma ordenacion doble con res-
to: «.en el dia.de tu ser», Y 10 que con esa perifrasis se pecto al verbo es propia -tambien de los sustantivos. La
expresa es la suposicion hipoteticaque hay en el subjun- lengua mexicana reline en el infinitivo, por tanto, el con-
tivo. Lo que aqui se denomina «subjuntivo» es, pues, un cepto de futuro y el concepto de sustantivo, e indica el
sustantivo verbal unido a una preposicion, 0, si se quiere primero con la flexion y el segundo con la ordenacion.
expresarlo acercandolo a una forma verbal, es un ablativo En la lengua lule se ponen inmediatamente uno detras
de infinitivo 0 el gerundio latino en do. De esa manera e,s del otro, meramente como dos verba finita, los dos ver-
como se indica el subjuntivo en muchas lenguas de Ame- bos, uno de los cuales rige el infinitivo; caic-tucuec, «yo
rica. suelo comer», pero que literalmente dice: «yo como, yo
En la lengua lule se indica un participio pasiv?: por suelo».
ejemplo, a-Ie-tipan, «hecho de tierra». Pero esta umon de Tambien en el antiguo indio, como 10 ha mostrado agu-
silabas significa literalmente: «tierra de ellos hacen» Cter- damente el profesor Bopp, el infinitivo es un sustantivo
cera personal del plural del presente del verbo tic, «yo verbal que esta en acusativo y que en la forma es del todo
hago»). semejante al supino latino.! De ahi que no pueda usarse
Solo por confusion con otras form as se atribuye tam- con tanta libertad como el infinitivo griego 0 ellatino, los
bien· el concepto de infinitivo, tal como fue conoCldo por cuales quedan mas proximos a la naturaleza del verbo.
los griegos y los romanos, si no.a la totalidad, si ala ma- El antiguo indio no tiene tampoco una forma pasiva. Don-
yoria de las lenguas de America. El in~nitivo de la .1engua de resulta necesaria, la asume en si, en vez del infinitivo,
brasilefia es un sustantivo perfecto: luca es «asesmar» y el verbo que 10 rige. En consecuencia se dice «es podido
<,asesinato», caru es «comer» y «comida». «Yo quiero co- comer», en vez de «puede ser comido».
mer» se dice 0 bien che caru ai-pota, que significa literal- De estos ejemplos se sigue que en ninguna de esas
mente: «mi comer yo quiero», 0 bien ai-caru-pota, con el lenguas deberia registrarse el infinitivo como una forma
acusativo incorporado al verbo. Esta construccion U or- propia, sino que deberian exponerse en su propia natura-
denacion de palabras conserva la naturaleza verbal tan leza las maneras con que es sustituido y observar cuMes
solo en el sentido de que rige otros sustantivos en acusa- son las condiciones del infinitivo que son cumplidas por
cada una de ellas, ya que ninguna las satisface todas.
tivo.
En la lengua mexicana hay esa misma incorporacion Si son, pues, frecuentes los casos en que la designa-
del infinitivo, entendido como acusativo, al verbo que 10 cion de una relacion gramatical no corresponde exacta-
rige. Solo que el infinitivo es repres~ntado por la p.ersona mente al concepto de la verdadera forma gramatical, y si
del futuro de la cual se habla, m-tlacotlaz-neqwa, «yo son esos casos los que constituyen la peculiaridad y el
queria amar» , es, literalmente: «yo, yo ar~are, queri~». caracter de la lengua, entonces tal lengua, aunque estu-
Ninequia significa «yoqueria», y en la medlda en que m- viera en condiciones de expresar en si todas las cosas, se
corpora a si la primera persona del singular. del futuro,
tlacotlaz, «yo aman~», la frase entera se conVlerte en una
encuentra todavia muy lejos de ser id6nea para la evolu- esta sea designada por la lengua del mismo modo que 10
ci6n de las ideas. Pues el punto en que esa evoluci6n co- son las palabras. Pues todo el afan gramatical de la len-
mienza a lograrse es aquel en el cual al ser humano, f~er~ gua consiste en presentar medianteel sonido la acci6n del
del fin ultimo material del discurso, no Ie resulta ya mdl- entendimiento. Los signos gramaticales no pueden ser,
ferente su indole formal; y ese punto no es posible alcan- empero, palabras que designen tambien cosas; pues en-
zarlo sin la acci6n de la lengua 0 sin su re-acci6n. tonces esas palabras se encuentran otra vez aisladas y pi-
Las palabras y sus relaciones gramaticales son dos co- den nuevos enlaces.
sas del todo diversas en la representaci6n. Las primeras Si esos dos medios, a saber: la ordenaci6n de las pa-
son los autenticos objetos en la lengua, las segundas son labras, con la relaci6n afiadida mentalmente, por un lado,
meramente los enlaces, pero el discurso es posible s6lo y la designaci6n de las cosas; por otro, quedan excluidos
mediante la uni6n de las unas con las otras. Las relacio- de la autentica designaci6n de las relaciones gramaticales,
nes gramaticales pueden afiadirse mentalmente sin que entonces 10 unico que Ie queda a esta es la modificaci6n
ellas mismas tengan en la lengua signos en todas partes, de las palabras que designan cosas, y s6lo este es el ver-
y la estructura de la lengua puede ser tal q,:e, pese a ello, dadero concepto de una forma gramatical. Hacia eso se
se eviten las imprecisiones y los malentendldos, al menos lanzan las palabras gramaticales, esto es, aquellas que en
hast a cierto grado. Pero cuando alas relaciones grama- general no designan en absoluto un objeto, sino meramen-
ticales les es propia una expresi6n determinada, entonces te una relaci6n y, en concreto, una relaci6n gramatical.
tal lengua po see, para el uso, una gramatica sin formas La evoluci6n de las ideas puede tomar un impulso pro-
gramaticales propiamente dichas. Si, por ejemplo, una pio tan s6lo cuando el espiritu experimenta satisfacci6n
lengua forma los casos mediante preposiciones adjunta- en la mera producci6n del pensamiento, y esto es algo
das a la palabra, la cual permanece siempre inmodificada, que depende siempre del interes por la mera forma de
entonces 10 que ahi existe no es una forma gramatical, este. Tal interes no puede despertarlo una lengua que no
sino s6lo dos palabras cuya relaci6n gramatical es afiadi- este habituada a presentar la forma en cuanto tal, y tam-
da mentalmente; en la lengua mbaya etiboa no significa, poco ese interes, al generarse por si mismo, puede encon-
tal como se traduce, «por mi», sino «yo por». El enlace trar complacencia en semejante lengua. Ese interes, por
esta s6lo en la mente del hombre que tiene la representa- tanto, alli don de se despierta, remodelara la lengua, y alIi
ci6n, no esta como signo en la lengua. En esa misma len- donde la lengua haya acogido en si por otra via tales for-
gua L-emani no es «el desea», sino que es «el» y «d~seo» mas, sera impulsado de subito por ella.
o «desear», unidos entre si sin nada que Ie sea peculIar al En las lenguas que aun no han alcanzado ese nivel no
verbo, y se asemeja tanto mas a la expresi6n «su deseo» es raro que el pensamiento vacile entre varias formas gra-
cuanto que el prefijo I es propiamente un pronombre po- maticales y se contente con el resultado de hecho. En la
sesivo. Tambien aqui, por tanto, la cualidad verbal es afia- lengua brasilefia el vocablo tuba significa tanto, en expre-
dida mentalmente. Sin embargo, muchas formas expre- si6n sustantiva, «su padre», cuanto, en expresi6n verbal,
san con suficiente comodidad el caso del sustantivo y la «el tiene un padre»; mas aun, ese vocablo se usa tambien
persona del verbo. . para decir «padre» en general, pues «padre» es siempre,
Mas para que la evoluci6n de las ideas se efect{le con claro esta, un concepto de relaci6n. De igual manera xe-y-
verdadera precisi6n y a la vez con rapidez y fecundidad, uba es «mi padre» y «yo tengo un padre», y asi en todas
es preciso que el entendimiento quede dispensado de ese las demas personas. La indecisi6n del concepto gramati-
puro afiadir el mentalmente la relaci6n gramatical y que cal en este caso llega todavia mas lejos, y tuba puede sig-
nificar ta,p:1bien,segun otras analogias presentes en la len- singular, nana es tanto «yo» como «mio», «;para ml», «a
gua, «el es padre», de igual modo, que la pa~abra enter~- mi», e indica meramente el concepto de «yoidad». En nin
mente sem,ejante iaba, form ad a solo en el dialecto men- yen el prefijo ta 10 unico que hay, desde el punto de vista
dional de lei lengua, significa «el es hombre». La forma gramatical, es que el pronombre de la primera persona
gramatical· es meramente la yuxt.ap?sici6n de un pronom- del singular es regido pOI"el verbo? Esto hace vel" con
bre y un, sustantivo, y el entendlmlento ha de agregar el claridad que no es tanto que el sentir de los indigenas
enlace qu,ecQrresponde al sentido. . capte aqui la diferencia de la forma activa 0 la forma pa-
Es claJ;o que 10 unico que el indigena piensa conJu?- siva cuanto meramente que el concepto de «yoidad», re-
tamente en esa palabra es «e1» y «padre», y que cos.tana modelado gramaticalmente, es unido a la repn~sentaci6n
no pocas fatigas aclararle la distinci6n de las expreslOnes de la influencia ajena ejercida sobre aquella.
que nosotros encontramos ahi confundidas la una con la Que abismo tan inmenso hay entre una lengua como
otra. La· naci6n que se sirve de esa lengu~ ~me~e se: en esa y la lengua mas culta que nosotros conocemos, a sa-
muchos aspectos una naci6n razonable, habll e mtehgen~ ber, la lengua griega. En la artistica construcci6n del pe-
te, pero de tal estructura lingiiist~ca no J?ueden brotar m dodo griego, la ordenaci6n de las formas gramaticales
una evoluci6n libre y pura de las Ideas m una complace~- produce un to do especifico que refuerza el efecto de las
cia en el pensar formal; antes bien, tal estructura expen~ ideas y que suscita en si alegda pOI"su simetda y su eurit-
mentada forzosamente unas modificaciones violent as SI mia. Brota de ahi un encanto propio que acompafia a 10s
desde otros lados se provo case en la naci6n semejante pensamientos y que, pOI"asi decido, flota levemente a su
transformaci6n intelectual. alrededor, mas 0 menos a la manera como, en algunas
De ahi q:ue, a prop6sito de las traducciones que de fra- obras phisticas de la Antigiiedad, ademas de la disposici6n
ses de esa naturaleza se hacen de tales lenguas, sea me- misma de las figuras, brotan formas muy agradables de
nester tem~~bien presente que esas transcripciOries, en l~ los meros contornos de sus grupos. Pero en la lengua esto
medida eQ que atafien alas formas gramat!cales, son caSI no es meramente una fugaz satisfacci6n de la fantasia. La
siempre fa,lsas y ofrecen una visi6n gramatIcal entera~en- agudeza del pensar se acrecienta cuando tambien las for-
te diferente de la que tenia en ese caso el hab~an~~. 51 se mas gramaticales corresponden exactamente alas relacio-
quiere e~itar eso, sera preciso que a la transcnpclO~ se Ie nes l6gicas, y el espiritu es atraido con fuerza cada vez
de una ~orma gramatical unicamente en. ~a medlda en mayor hacia el pensar formal y, pOI"tanto, hacia el pensar
que esta se halle presente en la lengua ongmal; y se tr?- puro, cuando la lengua 10 habitua a la separaci6n neta
pieza con casos en los que ha?ria qu; abstenerse 10 mas de las formas gramaticales.
posible de tada forma gramatIcal. ASl, en la lengua hU,as- Aun sin tener en cuenta esta enorme diferencia entre
teca se dice nana tanin-tahjal, «yo soy tratado pOI"el»,
pero una traducci6n mas exacta da: «yo, ami, el trata». 2. Al igual que la mayor parte de las lenguas de America,
Aqui, pOl" tanto, una forma verb.al activa va unida al tambien la lengua huasteca tiene, en efecto, diversas formas pro-
objeto pasivo entendido como sUJeto. El p~eblo parece nominales,segun que los pronombres sean usados autonomamen-
haber teniclo el sentimiento de una forma paSlva, pero ha- te 0 10 sean como rigiendo el verbo 0 como regidos por el; nin
sirve unicamente para el ultimo caso. La silaba ta indica que el
bel" sido llevado alas formas activas pOI"la lengu~, que objeto esta expresado en el verbo, pero solo va antepuesta cuando
conoce solamente estas. Ahora bien, es precise conslderar el objeto esta en la primera persona 0 en la segunda. El modo en·
que en la lengua huasteca: no hay en absoluto formas de tero de designar el objeto en el verbo es muy notable en la lengua
casos. En cqanto pronombre de la primera persona del huasteca.
dos lenguas situadas· en dos niveles tan diversos del per-
se necesita es reconocer 10 que en ella es indiscutiblemen-
fecdonamiento formativo, es predso confesar que tam~
te verdadero y, luego, determinar que es 10 que, no obs-
bien entre aquellas a las que cabe reprochar gran pobreza
tante eso, sigue siendo correcto tam bien en las asevera-
de formas hay muchas que, de todos modos, poseen una ciones atacadas.
muchedumbre de recurs os para expresar una multitud de
Aquello que en una lengua designa caracteristicamente
ideas, para designar multiples reladones de las ideas me-
(de tal manera que retorna siempre en el mismo caso)
diante el enlace artistico y regular de pocos elementos, y
una relacion gramatical, eso es para esa lengua una for-
para unir en ello la concision y la fuerza. La diferencia
ma gramatical. En la mayoria de las lenguas de formacion
entre esas lenguas y las lenguas dotadas de una forma-
mas perfecta cabe reconocer todavia hoy el enlace de ele-
cion mas perfecta no reside en eso; tant? unas co~o otr~s
mentos que no han sido unidos de manera diferente que
alcanzaran, una vez elaboradas con cmdado, caSI el mlS-
en las lenguas mas toscas; y ese modo de generarse tam-
mo resultado en aquello que se trata de expresar; pero
bien las formas gramaticales autenticas mediante afijacion
aun cuando posean realmente tantas cosas, 10 que alas
de silabas significativas (aglutinacion) hubo de ser casi
primeras les falta es esto: la expresion deJa forma gra~a-
tical en cuanto tal y la importante y benefica repercusion
10 general. Esto es algo que brota claramente de la enu-
de esta sobre el pensar. meracion de los recursos que la lengua posee para desig-
nar esas formas. Pues esos recurs os son los siguientes:
Sin embargo, si nos detenemos un instante en esto y
volvemos la vista de igual manera alas lenguas dotadas
- Afijacion 0 intercalacion de silabas significativas
de una formacion elevada, puede parecer que tambien en
que, por 10 .demas, constituyeron en otro tiempo palabras
estas acontece algo similar, bien que de un modo algo di- proplas 0 Siguen constituyendolas.
ferente, y que se comete injusticia con aquellas al hacer-
. - .Afijacion 0 intercalacion de letras 0 silabas no sig-
les el reproche que les hemos hecho.
mficatlVas, con la mera finalidad de indicar las relaciones
Cabe decir ciertamente que toda ordenacion 0 cone- gramaticales.
xion de palabras que ha sido dedicada una vez a desig?ar
- Mutacion vocalica mediante el paso de una vocal a
una determinada relacion gramatical puede ser cons lde-
otra 0 mediante la modificacion de la cantidad 0 de la
rada tambien como una forma gramatical propiamente acentuacion.
dicha, y que poco importa que esas designaciones se rea-
- Modificacion de consonantes en el interior de las
licen mediante palabras significativas de por si, denota- palabras.
doras de algo real, y que solo la relacion formal haya de
- Ordenacion de las palabras independientes las unas
ser afiadida mentalmente. Pues, en efecto, apenas puede
de las otras de acuerdo con leyes invariables.
estar presente de otra manera tambien la verdadera for- - Repeticion silabica.
ma gramatical; y aquellas lenguas situadas a mayor altu-
ra y dotadas de un organismo mas, artificioso han emp~-
. La mera ordenacion proporciona solo pocas modifica-
zado tambien por una estructura mas tosca y llevan en SI,
ClOnes,y, si quiere evitarse toda posibilidad de equivoco,
visibles todavia, las huellas de ella.
puede designar tambien solo pocas relaciones. En la len-
Si se quiere que esta investigacion que aqui estamo~
g~a mexicana y en algunas otras lenguas de America es
realizando descanse en un fundamento seguro, es precI-
clerto que este uso se extiende merced a que el verbo aco-
so dilucidar con to do detalle la citada objecion, que inne-
ge en si 0 anexiona a si sustantivos. Pero tambien en ellas
gablemente es muy importante; y para eso 10 primero que los limites continuan siendo estrechos.
La afijaci6n 0 la intercalaei6n de elementos de pala- la formaci6n del plural, en las palabras que terminan en
bras no significativas y la modificaei6n de vocales y con- vocal 0 que rechazan adrede en elplural sus consonantes
'sonantes sedan el· recurso mas natural e id6neo si una finales, consiste en que la vocal final es pronunciada con
lengua se generase por una autentica convenei6n. La ver- una fuerte aspiraei6n, propia de esa lengua, q'ue provoca
dadera flexi6n contrasta con la afijaei6n, y puede haber una pausa en la pronunciaci6n. A ello se agrega tambien
tanto palabras que correspondan a conceptos de formas a ~eces la reduplicaci6n silabica: ahuati, mujer, teoti,
cuanto palabras que correspondan a conceptos de obje- «DlOS»;plural: ahua, teteo. No cabe designar mas grafica-
tos. Antes hemos visto incluso que, en el fondo, estas ulti- me~t.e mediante el sonido el concepto de pluralidad que
mas no son aptas para designar formas, pues tales pala- repltIendo la primera silaba, quitandole a la ultima silaba
bras quieren ser enlazadas de nuevo con otras mediante su consonante final, que la corta de manera seca y preci-
una forma. Pero resulta difieil pensar que en la genesis de sa, y dando asi a la restante vocal final una acentuaci6n
una lengua haya predominado alguna vez tal modo de tan prolongada y reforzada que el sonido se pierde en la
designaei6n, que presupondria una noei6n y una distin- vastedad del aire, por as! decirlo.
ei6n claras de las relaciones gramaticales. Si se dice que . En el dialecto meridional de la lengua guarani el sufi-
bien puede haber habido naciones que hayan poseido un JO y.ma del ~erfec~o es pronunciado con mayor 0 menor
sentido lingiiistico claro y penetrante de esa manera, eso lentltud segun este hablandose de un pas ado remoto 0 de
significa cortar el nudo en vez de solucionarlo. Si nos reo un pasado proximo. Tal modo de designaci6n se sale casi
presentamos las cosas de manera natural, veremos faeil- del ambito dellenguaje y confina con el gesto. Tambien la
mente la dificultad. experiencia habla en contra de la originariedad de la fle-
En las palabras que designan cosas el concepto se ge· xi6n en las lenguas, si excluimos unos pocos casos seme-
nera por la percepci6n del objeto; el signa, por la analo- jantes a los que acabamos de to car. Pues tan pront~ como
gia que con facilidad cabe extraer de el; y la comprensi6n, se comienza a analizar una lengua de un modo mas exac-
por la mostraci6n del signo. En la forma gramatical todo to, muestrase en todos los sitios la afijacion de silabas
esto es distinto. Puede ser reconocida, designada y com· significativas; yen los sitios donde no cabe ya demostrar-
prendida unicamente segun su caracter 16gico 0 segun un l~, se la puede deducir por analogia, 0 al menos queda in-
oscuro sentimiento que la acompafia. S610 de una lengua clert~ q~~ no h~ya estado presente en otro tiempo. Que
ya existente cabe extraer el concepto, y faltan tambien la afiJaclOn mamfiesta puede convertirse con mucha faci-
analogias suficientemente determinadas para designarlo 0 Iidad en. una flexion aparente es algo que cabe mostrar
para hacer clara la designaci6n. Sin duda pueden haberse con clandad en algunos casos en las lenguas de America.
genera do en el sentimiento algunos modos de designaei6n, E.n la le?gua rr:baya daladi significa «tu arrojaras», ni.
como, por ejemplo, las vocales largas y los diptongos y, labUltet~ «~l ha hI1ado»; las letras iniciales d y n son las
con ella, una prolongaei6n de la voz en griego y en aleman caractenstlcas del futuro y el perfecto. Esta conjugaci6n
para el subjuntivo y el optativo. Ahora bien, puesto que e~ectuada mediante un unico sonido parece, por tanto, exi-
tambien alas relaeiones gramaticales les consiente su na- glr que se la ca!ifi9-~e de verdadera flexion. Sin embargo,
turaleza enteramente 16gica muy pocos contactos con la es una pu:? a~JaclOn. ~ues las caracteristicas completas,
imaginaci6n y el sentimiento, tales casos podran haber que tam bIen slguen usandose realmente con frecuencia
sido s610 pocos. de esos dos tempora son quide y quine, pero el qui e;
Algunos casos notables se encuentran todavia, con abandonado y el de y el ne pierden su vocal final delante
todo, en las lenguas de America. En la lengua mexicana de otras vocales. Quide significa «tardio», «venidero», co-
quide (co de noco, «dia»), «el atardecer». Quine es una tad a por la propia experiencia cuando se estudian con
particula que significa «y tambien». Es posible que las de- detenimiento muchas y diversas lenguas. .
nominadas silabas flexivas de nuestras lenguas deban su A la aglutinaci6n y a la flexi6n se anade todavia un
origen a algunas de tales abreviaciones de palabras en tercer modo, muy frecuente, de formaci6n, un modo al
otro tiempo significativas, y seria muy incorrecto aseve- que, por ser siempre intencional, es preciso ponerlo en la
rar que es una hip6tesis vacia e ilicita el presuponer la misma clase que la flexi6n y que se da en aquellos sitios
afijaci6n alIi donde ya no cabe demostrarla. En todas las donde el uso marca una forma lexica para que sea exclu-
lenguas la flexi6n verdadera y originaria es ciertamente sivamente una forma gramatical determinada, sin que
un fen6meno raro. Eso no obstante, es preciso tratar lleve en si, ni mediante afijaci6n ni mediante flexi6n, algo
siempre con to do cuidado 105 casos dudosos. Pues, por 10 caracteristico precisamente de la forma gramatical.
dicho mas arriba, a mi me parece cosa decidida que la La repetici6n silabica descansa en un oscuro senti-
flexi6n estuvo presente tambien originariamente, y por miento suscitado por ciertas relaciones gramaticales. Alli
tanto puede estar presente, 10 mismo que la afijaci6n, en donde esto comporta repetici6n, reforzamiento, amplia-
rormas en las que ahora no cabe ya discernirla. Mas aun, ci6n del concepto, la repetici6n silabica esta justificada.
yo creo que es menester llegar mas lejos, y no deberia 01- AlIi donde eso no ocurre, como es el caso con tanta fre-
vidarse que la individualidad espiritual de un pueblo pue- cuencia en algunas lenguas de America y en todos los ver-
de ser mas id6nea que otras para la formaci6n de la len- bos de la tercera conjugaci6n del antiguo indio, la repeti-
gua y para el pensar formal (y esas dos cosas van insepa- ci6n silabica se origina en una peculiaridad meramente
rablemente unidas). Tal pueblo, si, como todos los demas, fonetica.
llega originariamente al mismo tiempo a la flexi6n y a la Eso mismo cabe decir de la mutaci6n vocalica. En nin-
aglutinaci6n, hara de esta ultima un uso mas frecuente y guna lengua es esta tan frecuente, importante y regular
sutil, transformara mas rapida y establemente la primera como en el sanscrito. Pero son muy pocos los casos en
en la segunda y pronto abandonara completamente la via que 10 caracteristico de las formas gramaticales se bas a
de la primera. En otros casos, circunstancias externas, en ella. La mutaci6n vocalica va unida s6lo a algunas de
como los traspasos de una lengua a otra, pueden dar a la esas formas, y luego, en la mayoria de los casos, a varias
formaci6n lingiiistica de la aglutinaci6n un impulso mas a la vez, de tal manera que es preciso buscar 10 caracteris-
rapido y elevado, de igual manera que influjos opuestos tico de cada una en algo diferente.
pueden ser culpables de que las lenguas vayan arrastran- La afijaci6n de silabas significativas continua siendo,
dose con una torpe imperfecci6n. por tanto, el recurso mas importante y frecuente para
Todas estas son vias naturales, explicables por la esen- producir las formas gramaticales. En esto son iguales las
cia del hombre y por las vicisitudes de las naciones, y 10 lenguas toscas y las cultas; pues se cometeria un gran
unico que, yo pretendo es no compartir la opini6n que error si se creyese que tambien en las primeras toda for-
atribuye a ciertos pueblos, desde el primer origen, una ma se fracciona en seguida en elementos reconocibles en
formaci6n lingiiistica que progresa meramente por fle- si mas claramente. Tambien en ellas las diferencias de
xi6n y por desenvolvimiento interno, y no reconoce a otros formas se basan en sonidos enteramente singulares, que,
pueblos ninguna formaci6n de esa especie. A mi me pa- sin pensar en la afijaci6n, podrian sin duda tenerse por
rece que esa clasificaci6n demasiado sistematica se sale sonidos flexivos. En la lengua mexicana el futuro es de-
de la via natural de la evoluci6n humana; y si puedo con- signado, segun la diversidad de las radicales, por varias
fiar en las investigaciones que he emprendido, queda refu- de esas letras singulares, y el imperfecto por un sufijo· ya
o a 0 es el incremento del preterito, como a en sanscrito significado de las partes; el enlace fijo de estas bajo un
y 'E. en griego. En la lengua no hay nada que pueda indi- solo acento modifica a la vez su acentuaci6n separada y,
car que estos sonidos sean residuos de palabras que hubo a mertudo, incluso su sonido; y la unidad de la forma en·
en otro tiempo; y si no quiere hacerse valer cas?s .~e. tera, que con frecuencia el gramatico especulativo es in-
mejantes en latin y en griego como casos de ~fiJaclOn capaz ya de analizar, conviertese ahora en la designaci6n
cuyo origen no se conoce ahora, entonces ~s.preciso C?~- de una relaci6n gramatical determinada. Se piensa como
ceder la flexi6n, igual que a estas lenguas c1aslcas, tamblen uno aquello que nunca se encuentra separado; se cons ide-
a la lengua mexicana. En la lengua tamanaca tareccha ra como verdadero cuerpo, una vez firmemente organiza-
(este verbo significa «portar») es un presente, tare~che un do, aquello que no puede descomponerse ni trasladarse a
preterito, tarecchi un futuro. Aduzco estos ca~os solo para otras uniones cualesquiera; no se ve como parte aut6no-
probar que, cuando se penetra con ~a~ cUldad,o e~ !as ma aquello que no aparece de ordinario de esa forma en
lenguas singulares y se tiene un conoclI~:l1entoma~ b~,SICO la lengua. Para el efecto resulta indiferente c6mo se ha
de su estructura la aseveraci6n que aSlgna la afiJaclOn a generado esto. La designaci6n de la relaci6n, por muy
ciertas lenguas ~ la flexi6n a otras no aparece sostenible aut6noma y significativa que pueda haber sido, se trans-
por ninglin lado. . forma ahora, como debe, en la mera modificaci6n que se
Si, por tanto, estamos constrefiidos a suponer la a~J,a- adhiere al concepto siempre identico. La relaci6n, que
ci6n tambien en las lenguas dotadas de una formaclOn primero tenia que ser afiadida mentalmente a los elemen-
elevada, y en varios casos se la reconoce de manera visi- tos significativos, esta ahora realmente presente en la len-
ble, entonces es enteramente correct a la objeci6n de que gua, merced precisamente al crecimiento conjunto de las
tambien en ellas es precise afiadir mentalmente la verda- partes para formar un todo fijo, y es oida con los oidos y
dera relaci6n gramatical. En amavit y en hcoirwa; van jun- vista con los ojos.
tas, y eso sin duda no podria negarse, las designaciones Las lenguas a las que afecta el reproche de que sus
de la raiz, del pronombre y del tiempo; y la verdadera formas gramaticales no son de naturaleza tan formal ase-
naturaleza verbal, que esta en la sintesis del sujeto y el mejanse de todos modos tambien en muchas cosas alas
predicado, no tiene ahi una designaci6n particular, sino lenguas descritas antes.
que es precise afiadirla mentalmente. Si quisiera decirse Los elementos que estan alineados sucesivamente, bien
que sin pretender decidir precisamente acerca de tales que s6lo de manera laxa, confluyen en la mayoria de los
for~as, a algunas de ellas puede estarles incorporado el casos tambien en una unica palabra y se agrupan bajo un
verbo auxiliar y que este puede indicar esa sintesis, esto unico acento. Mas, por un lado, eso no ocurre siempre, y,
no bastaria, sin embargo, ya que tambien es precise ex- por otro, aparecen aqui otras circunstancias accesorias
plicar el verbo auxiliar, y no puede estar incluido conti- que perturban mas 0 menos la naturaleza formal. Los ele-
nuamente un verbo auxiliar en otro. mentos de las formas son separables y desplazables; cada
Pero nada de 10 aqui admitido suprime la diferencia uno mantiene su sonido completo, sin abreviaci6n ni mo-
entre las verdaderas formas gramaticales, como amavit, dificaci6n; en general esos elementos estan presentes en
lnoir]O'a;, y esas ordenaciones de palabras y silabas que la la lengua de manera aut6noma 0 sirven tambien para
mayoria de las lenguas mas toscas necesita para designar otras uniones gramaticales, asi por ejemplo los afijos pro-
las relaciones gramaticales. La diferencia consiste en que nominales como pronombres posesivos en el sustantivo,
esas expresiones aparecen realmente fundidas en una sola como personas en el verba; las palabras que aun no se
forma. El crecimiento conjunto del todo hace olvidar el flexionan no llevan ya en si caracteres de diversas partes
del discurso, como es necesario que ocurra en una lengua rarse una pluralidad mucho mayor de esas formas. Pues
en la que la formacion gramatical haya pene~rado prof~n- el espiritu humano tiende por su mera disposicion natu-
damente, sino que son hechas asi solo medIante la afi]a- ral a 10 completo, y cada relacion, aunque se presente
cion de los elementos gramaticales; la estructura de la muy raramente, se convierte en una forma gramatical en
lengua entera es tal que la investigacion es conducida en el mismo sentido que todas las demas. Alli donde, por el
seguida a separar esos elementos, y esa ~epar~,cion se. con- contrario, se toma la forma en un senti do mas riguroso
sigue sin grandes fatigas; junto ala desIgnaCI?n medIante yes formada por el uso, pero no por ello el hablar habi-
formas 0 mediante enlaces de palabras seme]antes a for- tual se convierte en 10 sucesivo en una nueva actividad
mas, las mismas relaciones gramaticales son indicadas formativa, alli hay formas solo para aquello que hay que
tambien mediante la mera yuxtaposicion acompafiada del designar con frecuencia y, en cambio, es parafraseado y
manifiesto afiadido mental del enlace. designado con palabras independientes aquello que apa-
Cuanto mas confluyen en una lengua las circunstancias rece raramente. A este procedimiento se afiaden todavia
aqui enumeradas, 0 cuanto mas se encuentran solo aisla- estas dos circunstancias: la de que al hombre aun no culti-
damente tanto menos 0 tanto mas promueve esa lengua vado Ie gusta representar cada cosa particular en todas
el pensa~iento formal, y tanto mas 0 tanto menos esta sus particularidades, no solo en aquellas que son necesa-
alejado del verdadero concepto de las formas gramatica- rias para el fin pretendido en cada caso; y la de que cier-
les su modo de designar estas. Pues 10 que aqui puede de- tas naciones tienen la costumbre de condensar frases en-
cidir no es 10 que aparece aislado y disperso en la lengua, teras en presuntas formas, y asi, par "ejemplo, acogen en
sino aquello que constituye la accion de esta sobre el es- el seno del verbo el objeto regido por el, especialmente si
piritu. Esto depende, empero, de la impresion total y del es un pronombre. De ahi se origina que sean precisamen-
caracter del todo. Los fenomenos singulares pueden ser te las lenguas que estan privadas esencialmente de un ver-
aducidos unicamente para refutar, como ha ocurrido en dadero concepto de forma las que posean, sin embargo,
10 que antecede, aseveraciones demasiado osadas. Pero no en estrecha analogia con esto, junto a un numero comple-
pueden hacer que se desconozca la diversidad de los nive- to, tam bien una admirable multitud de presuntas formas
les en los que se hallan dos lenguas con respecto al todo constitutivas.
de su estructura. Si la excelencia de las lenguas dependiese de la plura-
Cuanto mas se aleja una lengua de su origen, tanta lidad y de la rigurosa regularidad de las formas, de la
mas forma adquiere, si permanecen identicas las demas multitud de las expresiones para designar diversidades
circunstancias. EI mero uso prolong ado fusiona mas fir- enteramente particulares (como ocurre en la lengua de los
memente los elementos de las ordenaciones de palabras, abipones, en la que el pronombre de la tercera persona es
lima sus sonidos singulares y hace irreconocible su ante- diferente dependiendo de que el ser humano sea pensado
rior forma autonoma. Pues yo no puedo alejar de mi el como presente 0 como ausente, como erguido 0 como sen-
convencimiento de que todas las lenguas han partido prin- tado, como echado 0 como en movimiento), entonces se-
cipalmente de la afijacion. ria preciso colocar muchas lenguas de los salvajes por en-
Mientras se considere que las designaciones de las re- cima de las lenguas de los pueblos de alta cultura, y eso
laciones gramaticales consisten en elementos singulares es algo que se hace no raramente incluso en nuestros dias.
mas 0 menos separables, puede decirse que el hablante, Ahora bien, dado que, como es razonable, la excelencia
mas que servirse de las formas existentes, 10 que hace es de unas lenguas sobre otras puede ser buscada unicamen-
formarlas el mismo en cada momento. De ello suele gene- te en su idoneidad para la evolucionde las ideas, las co-
sas son exaetamente al reyes. En efeeto, la mencionada Ilhuicatl itic no significa, pues, tal como se 10 traduce, «en
idoneidad es difieultada mas bien por esa pluralidad de el cielo», sino «en el estomago del cielo», pues «cielo»
formas y eneuentra fastidio en tener que aeoger en tantas esta en genitivo. Solamente alas dos ultimas especies
palabras tambien determinaciones aeeesorias, de las eua- citadas de preposiciones son unidos los pronombres; y
les no tiene ninguna neeesidad en eada easo. dado que luego no son tornados nunca los pronombres
Hasta este momenta he venido hablando unicamente personales, sino los posesivos, esto indica claramente el
de formas gramaticales; ahora bien, hay en cada lengua sustantivo escondido en la preposicion. Notepotzco se tra-
tambien palabras gramaticales y a ellascabe aplicar asi- duce, es cierto, por «detras de mb, pero propiamente sig-
mismo la mayor parte de 10 dicho sobre las formas. Esas nifica «detras de mi espalda», de teputz, «1a espalda».
palabras gramaticales son preponderantemente las pre- Aqui se ve, por tanto, la sucesion gradual en que ha ido
posiciones y las conjunciones. Por ser designaciones de perdiendose el significado originario, y se ve al mismo
relaciones gramaticales, al origen de esas palabras, enten- tiempo el espiritu de la nacion, artifice de la lengua, espi-
didas como verdaderos signos de relacion, se oponen las ritu que, si un sustantivo, «estomago», «espalda», debia
mismas dificultades que al origen de las formas. Hayen ser usado en el sentido de una preposicion, afiadia a ese
esto una unica diferencia, y es que no todas ellas pueden sustantivo una preposicion ya existente, con el fin de no
ser derivadas, como ocurre con las formas puras, de las dejar desunidas gramaticalmente las palabras (al modo
meras ideas, sino que han de recurrir a conceptos de la dellatin ad ins tar 0 del aleman inmitten). La lengua mix-
experiencia, como el espacio y el tiempo. De ahi que con teca, que en este punto tiene una formacion gramatical-
razon pueda dudarse, aunque recientemente Lumsden 10 mente mas imperfecta, expresa «delante, detras de la casa»
haya aseverado con vehemencia en su Gramatica persa, precisamente con chisi, sata huabi, «estomago», «espal-
que haya habido originariamente preposiciones y conjun- da», «casa».
ciones en el verdadero sentido de la palabra. Segu.n la tea- La relacion que aqui se constituye en las lenguas en-
ria, mas correcta, de Horne Took, todas ellas tienen pre- tre las flexiones y las palabras gramaticales funda nuevas
sumiblemente su origen en palabras propiamente dichas, diferencias entre ellas. Esto se manifiesta, por ejemplo,
designadoras de objetos. El efecto formal-gramatical de en el hecho de que una lengua haee determinaciones en
la lengua se basa tambien, por tanto, en el grade en que mayor medida a traves de casos y la otra las hace mas me-
esas particulas se encuentren todavia mas cerca 0 mas le- diante preposiciones; una hace tiempos en mayor medida
jos de su origen. a traves de la flexion y la otra los hace mas mediante la
Un ejemplo notable de 10 aqui dicho 10 ofrece, mas aca- combinacion con verb os auxiliares. Pues estos ultimos,
so que ninguna otra lengua, la lengua mexicana en sus cuando designan meramente relaciones de las partes de
preposiciones. Posee tres especies distintas de ellas: 1. la frase, son asimismo solo palabras gramaticales. Del
Aquellas en las cuales ya no cabe descubrir en modo al- griego 'rurxavEw no nos es ya conocido un significado ver-
guno el concepto de un sustantivo, aun cuando ese origen daderamente material. De igual modo, pero mucho mas
sea muy verosimil; por ejemplo, c, «en». 2. Aquellas en raramente, se usa en sanscrito schtha, «estar». Pero en
las cuales encontramos una preposicion unida a un ele- este punto podemos servirnos de principios generales para
mento desconocido. 3. Aquellas que contienen claramente establecer la norma con que juzgar las excelencias de las
un sustantivo unido a una preposicion, como, por ejem- lenguas. Alli don de las relaciones que han de ser designa-
plo, la preposicion itic, «en», que propiamente esta com- das resultan meramente de la naturaleza de una relacion
puesta de ite, «estomago», y c, «en», «en el estomago». superior y mas general, sin el afiadido de un concepto par-
ticular, la designación se realiza mejor mediante la fle- puntos finales la entera cuestión aquí abordada, sin mez-
xión; en el caso contrario, mediante palabras gramatica- clar ahora en ella nada fáctico.
les. Pues la flexión, que en sí no está dotada en absoluto Aquello a lo que aboca todo en la investigación de la
de un significado, no contiene nada más que el puro con- génesis y la influencia de la formalidad gramatical es la co-
cepto de la relaciÓn. En la palabra gramatical está, ade- rrecta distinción entre la designación de los objetos y la
más, el concepto accesorio que es referido a la relación designación de las relaciones, entre la designación de las
para determinarla y que siempre es menester que se aña- cosas y la designación de las formas.
da allí donde no basta el puro pensar. De ahí que el caso E! hablar, entendido materialmente y como consecuen-
tercero y aún el séptimo de la declinación sánscrita no cia de una necesidad realmente sentida, va de manera in-
sean ventajas precisamente envidiables de esa lengua, ya mediata tan sólo a la designación de cosas; el pensar, en-
que las relaciones designadas por ellos no están suficien- tendido idealmente, va siempre a la forma. De ahí que
temente determinadas como para poder prescindir de una una preponderante facultad de pensar otorgue formalidad
delimitación más precisa mediante una preposición. Un a una lengua, y que una preponderante formalidad en ésta
tercer nivel, que, sin embargo, excluyen siempre las len- eleve la facultad de pensar.
guas que tienen una formación realmente gramatical, se
da cuando una palabra es marcada en su entero significa-
do material para ser una palabra gramatical, como hemos
visto anteriormente a propósito de las preposiciones.
Tanto si nos fijamos en las flexiones .como si nos fija-
mos en las palabras gramaticales, siempre regresamos al La lengua designa originariamente objetos y deja al
mismo resultado. Puede ocurrir que las lenguas designen que la comprende la tarea de añadir mentalmente las for-
de manera suficientemente clara y precisa la mayoría y, mas que enlazan el discurso.
acaso, la totalidad de las relaciones gramaticales, más Pero intenta facilitar esa tarea mediante la ordenación
aún, que posean una gran pluralidad de presuntas formas, de las palabras y mediante palabras que designan objetos
y que, sin embargo, les falte en conjunto o en lo particu- y cosas, pero que están orientadas hacia la relación y la
lar una auténtica formalidad gramatical. forma.
Hasta aquí he pretendido sobre todo establecer una Así es como, en el nivel más bajo, la designación gra-
diferenciación entre los analoga de las formas gramatica- matical se realiza mediante locuciones, frases, enunciados.
les, con los que las lenguas intentan al principio aproxi- Este medio auxiliar es llevado luego a una cierta re-
marse a éstas, y las formas mismas. Convencido en esto gularidad; la ordenación de las palabras se vuelve estable,
de que nada causa a los estudios lingüísticos un daño tan las palabras mencionadas van perdiendo poco a poco su
sensible como los razonamientos generales, no fundados uso autónomo, su significado material, su sonido origi-
en un conocimiento pertinente, he documentado con ejem- nario.
plos cada caso singular, en la medida en que podía hacer- Así es como, en el segundo nivel, la designación gra-
la sin caer en una excesiva prolijidad, aunque siento muy matical se realiza mediante ordenaciones fijas de palabras
bien que el verdadero convencimiento puede brotar úni- y mediante palabras que oscilan entre un significado ma-
camente del estudio completo de al menos una de las len- terial y un significado formal.
guas aquí consideradas. Para llegar a un resultado decisi- Las ordenaciones de palabras adquieren posteriormen-
vo será necesario todavía, sin embargo, resumir en sus te unidad, a ellas se agregan las palabras de significado
formal, que se convierten en afijos. Pero la unión no es sión de formas nuevas es algo que no lo consigue sino el
todavía firme, los puntos de enlace continúan siendo visi- acto energético de una fuerza de pensar vigorosa y ten-
bles, el todo es un agregado, pero no una única cosa. dente a una delimitación formal. Esa fuerza se revela
Así es como, en el tercer nivel, la designación grama- también en las ~emás propiedades de las formas, y es irre-
tical se realiza mediante analoga de formas. futablemente CIerto que, sean cuales sean las vicisitudes
Finalmente la formalidad se impone. La palabra es por las que atraviese una lengua, nunca llegará a poseer
una unidad, modificada únicamente en sus referencias una estructura gramatical excelente si no tiene la suerte
gramaticales por sonidos flexivos cambiados; cada pala- de s.er ha.blada al. menos alguna vez por una nación que
bra pertenece a una parte determinada del discurso y po- sea mgemosa y pIense con profundidad. De lo contrario,
see individualidad no sólo léxica, sino también gramati- nada podrá salvada de la mediocridad de unas formas
cal; las palabras que designan la forma no tienen ya un que están unidas de manera laxa y que en ningún lugar
significado accesorio que las perturbe, sino que son puras hablan incisivamente a la fuerza del pensar.
expresiones de relaciones.
Así es como, en el nivel más alto de todos, la designa-
ción gramatical se realiza mediante verdaderas formas:
la flexión y lás palabras puramente gramaticales. 2. LA INFLUENCIA DE LAS FORMAS GRAMATICALES
La esencia de la forma consiste en su unidad y en el
preeminente dominio que sobre los sonidos accesorios aña- El pensar, que acontece mediante la lengua, está diri-
didos a ella ejerce la palabra a la que pertenece la forma. gido o bien hacia fines externos, materiales o bien hacia
Esto es sin duda facilitado por la pérdida de significado sí mismo y, por tanto, hacia fines espirit~ales. En esa
de los elementos y por el desgaste de los sonidos en el doble dirección necesita .de la claridad y precisión de los
uso prolongado. Ahora bien, la génesis de la lengua no es conceptos, y en la lengua esa claridad y esa precisión de-
nunca explicable del todo por una acción tan mecánica penden en gran parte del modo de designar las formas
de unas fuertas muertas, y es preciso no olvidar en ningún grama ticales.
momento la influencia que tienen el vigor y la individua- Las paráfrasis de éstas mediante frases, ordenaciones,
lidad de la fuerza del pensar. no convertidas todavía en regla segura, de palabras, y aun
La unidad de la palabra es formada por el acento. En analoga de formas, producen no raras veces ambigüe-
sí éste es de naturaleza más espiritual que los propios dades.
sonidos acentuados; si se dice del acento que es el alma Pero si está oculta también la comprensión, y con
del discurso, no es meramente porque aquél sea el que ella el fin externo, entonces ocurre con mucha frecuencia
introduce en éste la comprensión propiamente dicha, sino que ~l .concepto en sí permanece indeterminado y que, en
también, realmente, porque es aquél el que se convierte, los SItIOSdonde manifiestamente puede ser tomado, en
con mayor inmediatez que ninguna otra cosa en la len- cuanto concepto, de dos maneras diversas permanece in-
gua, en emanación del sentimiento que acompaña al dis- distinto. '
curso. El acento es eso también en los sitios donde, me- Si el pensar se vuelve hacia la efectiva consideración
diante la unidad, troquela las palabras para hacer de ellas interior y no meramente hacia la actividad exterior en-
formas gré;lmaticales; y de igual modo que los metales, tonces también la mera claridad y distinción de los 'con_
para fundirse de manera veloz e íntima, necesitan de una ceptos produce otras exigencias, que son siempre difíciles
llama que arda con rapidez y fuerza, así también la fu- de alcanzar por aquella vía.
Pues todo pensar aspira a la necesidad y a la unidad. el objeto y la relación, y que no los mezcle. La lengua pa-
La aspiración de conjunto de la humanidad tiene es~ ~is- raliza y falsifica la entera actividad interior del espíritu
ma dirección, ya que no pretende como resultado último desde el momento en que lo habitúa a tal mezcla o le di-
otra cosa que encontrar la legalidad mediante la investi- ficulta la separación. Pero precisamente esta última es
gación o fundada mediante la definición. ejecutada con limpieza tan sólo en la constitución de la
Ahora bien si la lengua debe adaptarse al pensar, en- forma auténticamente gramatical mediante la flexión o
tonces en su ~structura ha de corresponder lo más posi- mediante palabras gramaticales, como hemos visto antes,
ble al organismo de aquél. De lo contrario, dado que debe es decir, en la designación gradual de las formas grama-
ser símbolo en todo, la lengua será precisamente un sím- ticales. bn todas las lenguas que conocen úmcamente ana-
bolo imperfecto de aquello a lo que está unida del modo Zoga de formas subsiste siempre en la designación gra-
más inmediato. Mientras que, por un lado, la masa de sus maücal, que debía ser meramente formal, algo material.
palabras representa la extensión de su m~~do, por <:tro AHí donde no se logra de manera perfecta la fusión de
su estructura gramatical representa la VISIón que tIene la forma, tal como la hemos descrito más arriba, allí el
del organismo del pensar. espírItu sigue creyendo siempre que está viendo separa-
La lengua debe acompañar al pensamiento. Por tanto, dos lOSeH::1ilenWS y al1í no tlene la lengua para él la exi-
éste ha de poder pasar en la lengua continuamente de un gida concordancia con las leyes de su propia actividad.
elemento a otro y encontrar también en ella signos para El espíritu tiene el sentimiento de que hay lagunas, se
todo aquello de 10 que necesita para su propia conexión. esfuerza por llenarlas, ha de habérselas no con un número
De lo contrario, allí donde la lengua, en vez de acompañar moderado de magnitudes en sí sólidas, sino con un nú-
al pensamiento, lo abandona, se originan lagunas. mero desconcertame <:lemagnitudes unidas a medias, y no
Aunque a la postre el espíritu tienda siempre y en to- trabaja con igual rapidez y destreza, ni con igual compla-
das partes hacia la unidad y la necesidad, sin embargo no cenCIa, en enlazar con tácl1 fortuna, por medio de formas
puede desenvolver ambas, sacándolas de sí, de otra man~- lingülsticas apropiadas y concordantes con sus propias
ra que gradualmente y sólo con la ayuda de recursos mas leyes, conceptos partIculares con otros más generales.
sensibles. Entre éstos, uno de los que más le ayuda es la En ello se revela, si planteamos la cuestión con toda
lengua, la cual, en razón ya de sus fines muy condiciona- su agudeza, que, a hn de cuentas, si bien es cierto que una
dos y muy bajos, necesita de la regla, de la forma y de la forma gramancal no incluye en sí ningún otro elemento
legalidad. En consecuencia, cuanto más perfecciona~~ e~- que ay'uel que nay tamOlen en sus anawJ5a, lOs cuales nun-
cuentre el espíritu en la lengua aquello a que tamblen el ca la reemplazan del todo, sin embargo ya es, en su efec-
aspira para sí mismo, tanto más íntimamente podrá unj- to soore el eSpIrItu, algo enteramente dlterente; y se re-
vela también que esto se basa en su umdad, en la cual
ficarse con ella.
Si ahora consideramos las lenguas en lo que respecta ella porta en sí el retlejo del poder de la fuerza del pensar
a todas estas exigencias que aquí les hemos hecho, vere· por la que fue creada.
mas que las cumplen bien solamente, o preferentemente, En una lengua que no posea semejante formación gra-
cuando poseen formas auténticamente gramaticales, y no matlcal el eSplrItu encuentra acuñado de manera incom-
sólo analoga de ellas, y así es como esta diferencia se re- pleta e impertecta el esquema general del enlace del dis-
vela en toda su importancia. curso, esquema cuya adecuada expresión en la lengua es
Lo primero y más esencial es esto: el espíritu exige la condlClOn mdlspensable de todo pensar que haya de
de la lengua que separe limpiamente la cosa y la forma, lograrse con facilIdad. No es necesario que ese esquema
llegue hasta la consciencia; eso es algo que les falta inclu- De esta manera quedan, pues, fijados, hasta donde tal
so a naciones muy cultas. Dado que el espíritu procede cosa puede ocurrir en o objetos de esta o,naturaleza los cri-
siempre inconscientemente según ese esquema, basta con terios por los que cabe distinguir de las otras las lenguas
que para cada parte singular encuentre una expresión tal que tienen una formación gramatical. Es cierto que acaso
que le permita volver a aprehender con correcta precisión ninguna pueda ufanarse de una concordancia perfecta con
otra parte. las leyes lingüísticas generales; es cierto que acaso nin-
Al reobrar la lengua sobre el espíritu, la forma autén- guna esté conformada completamente en todas sus par-
ticamente gramatical suscita la impresión de una forma, tes; y es cierto que también entre las lenguas del nivel
aun cuando la atención no esté dirigida expresamente a más bajo existen a su vez muchos grados de aproxima-
ella, y produce una educación formal. Pues, dado que la ción. Sin embargo, aquella diferencia, que separa de ma-
lengua contiene con limpieza la expresión de la relación nera precisa dos clases de lenguas, no es una diferencia
y no contiene ninguna otra cosa material sobre la cual relativa, consistente meramente en un más o un menos
pudiera divagar el entendimiento, sino que éste ve modi- sino que es efectivamente una diferencia absoluta, pue~
ficado allí el concepto originario de la palabra, es preciso la presencia o la ausencia del dominio de la forma es
que el entendimiento aferre la forma misma. En el caso algo que se acusa siempre de manera visible.
de la forma inauténtica no puede hacerlo, pues no ve sufi- Es innegable que las lenguas dotadas de una forma-
cientemente determinado en ella el concepto de relación ción gramatical poseen una idoneidad perfecta para la
y todavía se halla distraído por conceptos accesorios. En evolución de las ideas. De todas maneras, serán el ensayo
ambos casos esto ocurre en el hablar más usual y se ex- o la experiencia los que aportarán pruebas de cuánto po-
tiende a todas las clases de nación; y allí donde la influen- dría lograrse también con las demás lenguas. Lo que des-
cia de la lengua es favorable, surgen una claridad y pre- de luego es seguro es que éstas nunca estarán en condi-
cisión generales de los conceptos y una disposición gene- ciones de actuar sobre el espíritu en el mismo grado y
ral a captar con mayor facilidad lo puramente formal. del mismo modo que las otras.
Está también en la naturaleza misma del espíritu el que El. ejemplo más notable de una literatura que viene
esa disposición, una vez existente, se perfeccione conti- florecIendo desde hace milenios en una lengua que está
nuamente; por el contrario, cuando una lengua ofrece de desprovista casi de toda gramática, entendida esta pala-
manera impura y defectuosa las formas gramaticales, el bra en su sentido usual, nos lo ofrece la lengua china. Es
salir de esa ofuscación de la visión puramente formal re- sabido que precisamente en el denominado «estilo anti-
sulta tanto más difícil cuanto más dure esa influencia. guo», en el cual fueron redactados los escritos de Confu-
Por tanto, sea lo que sea aquello que pueda decirse de cio y de su escuela, y que todavía hoyes el estilo general-
la idoneidad que para la evolución de las ideas tiene una mente usado para todas las grandes obras filosóficas e
lengua no dotada de semejante formación gramatical, históricas, las relaciones gramaticales son designadas úni-
siempre será muy difícil concebir que una nación vaya a ca y exclusivamente por la posición de las palabras o por
poder llegar por sí misma, sobre la base inmodificada de palabras separadas, y que con frecuencia se le deja al lec-
tal lengua, a un gran desarrollo científico. Aquí el espíritu tor la tarea de adivinar por el contexto si debe tomar una
no recibe de la lengua, ni ésta recibe de él, aquello de lo palabra por un sustantivo, por un adjetivo, por un verbo
que ambos tienen necesidad, y el fruto de su recíproca o por una partícula.3 Es cierto que el estilo mandarín y
influencia, para convertirse en beneficioso, tendría que ser
en primer lugar una modificación de la lengua misma.
el estilo literario se han cuidado de introducir una mayor nuncian un juicio favorable sobre la literatura de ese pue-
precisión gramatical en la lengua, pero tampoco .en ellos blo, que es un estilo vago y entrecortado, de tal manera
posee ésta unas formas verd~deramente, graI?atIcales, y que el estilo que lo siguió, mejor adaptado a las necesida-
la liter"atura a que antes aludImos, la mas celebre d~ la des de la vida, hubo de trabajar por darle más claridad,
nación, es completamente independiente de este tratamIen- precisión y variedad. Y esto es algo que prueba, por tan-
to moderno de la lengua. . to, lo que nosotros hemos afirmado.
Si es cierto, como ha tratado de probar agudamente De la literatura egipcia antigua no nos es conocido
Etienne Quatremere,4 que la lengua copta fue la lengua nada; pero las demás cosas que sabemos de los usos, de
de los antiguos egipcios, entonces también entra aquí. t;n la constitución, de los edificios y del arte de esas notables
consideración la elevada cultura científica que esa naClOn regiones, hacen pensar en una cultura rigurosamente cien-
tuvo según se dice. Pues también el sistema gramatical tífica más bien que en una fácil y libre dedicación del es-
de l~ lengua copta es, como dice Silvestre de .Sacy,5 un píritu a las ideas.
sistema perfectamente sintético, es decir, un sIstema en y si estos dos pueblos hubiesen alcanzado precisamen-
el cual las designaciones gramaticales están separadamen- te las excelencias que con razón hemos de guardarnos de
te antepuestas o pospuestas a las palabras que significan atribuirles, no por ello estaría refutado, sin embargo, lo
cosas. Silvestre de Sacy lo compara expresamente en esto que antes hemos expuesto.
con el sistema gramatical chino. Allí donde el espíritu humano, merced a un concurso
Si, por tanto, dos de los pueblos más notables han lo- de circunstancias favorables, empeña sus fuerzas en una
grado alcanzar el nivel de su cultura intelectual con unas labor afortunada, allí llega a la meta con cada uno de los
lenguas a las que les faltan del todo o en gran pa~te las instrumentos, aunque sea por una vía más trabajosa y
formas gramaticales, de ello pare~~ resultar una. Impor- lenta. Ahora bien, no porque él supere la dificultad deja
tante objeción contra la aseveraClOn de la necesIdad de ésta de hallarse presente. Que las lenguas que tienen po-
tales formas. Sin embargo, de ninguna manera está de- cas o muy imperfectas formas gramaticales son lenguas
mostrado que la literatura de esos dos pueblos posea pre- que, en vez de favorecer la actividad intelectual, causan
cisamente las excelencias en las que influye preferente- en ella efectos perturbadores, eso es algo que, como creo
mente esa propiedad de la lengua de que aquí estamos ha- haber mostrado, brota de la naturaleza misma del pensar
blando. Pues es innegable que la rapidez y la agudeza del y del discurso. Otras fuerzas pueden reducir o suprimir
pensar, favorecidas por una rica ~~tiplici~ad de formas en la realidad tales obstáculos. Sólo que en la considera-
gramaticales plasmadas con preclslOn y hgere~a:, don~e ción científica es preciso, para llegar a consecuencias ne-
más brillantemente se muestran es en la exposlclOn dIa- tas, juzgar cada influencia como un momento aislado y
léctica y oratoria, y de ahí que sea en la prosa ática don- tal como si no fuera perturbado por nada ajeno a él;
de se desplieguen con fuerza y finura supremas. y esto es lo que aquí se ha hecho con las formas grama-
Del estilo antiguo chino admiten, incluso quienes pro- ticales.
Para saber hasta qué punto se alcanzó también en las
4. Recherches critiques et historiques sur la langue et la lit- lenguas de América un nivel superior de cultura, no cabe
térature de l'Egypte. . pedir consejo a la pura experiencia. Los escritos de indí-
5. En MILLIN, Magasin encyclopédique, t. IV, 1808,p: 225,.don-
genas 6 en la lengua mexicana que nosotros poseemos pro-
de al mismo tiempo se exponen ideas muy nuevas e mgemosas
sobre la influencia de la escritura jeroglífica y alfabética en la
formación gramatical de las lenguas.
ceden únicamente del tiempo de la Conquista y de ahí Sobre la escritura alfabética y su conexión
que respiren ya una influencia extranjera. Sin emb~rgo, con la estructura ·de las lenguas *
es muy de lamentar que en Europa no se conozca mngu·
no. Antes de la Conquista no había en aquella parte del
mundo ningún medio de registro escrito. Eso podría ver·
se ya como una prueba de que ningún pueblo se alzó allí
con ese decidido vigor de la fuerza del pensar que que- Siempre he tenido la impresión, al reflexionar sobre
branta los obstáculos hasta llegar a la invención del alfa· el nexo de la escritura alfabética con la lengua, de que la:
beto. Sólo que sin duda ese invento ha ocurrido muy ?o· primera estaba en proporción directa a las excelencias de
cas veces, ya que la mayoría de los alfabetos han surgIdo la segunda y de que la aceptación y la elaboración del al·
por traspaso unos de otros. fabeto, más aún, su contextura, y tal vez su invención,
De las lenguas que nos son conocidas es la sánscrita dependieron del grado de perfección de la lengua y, más
la más antigua y la primera en poseer una verdader~ es- originariamente todavía, de las disposiciones para ella.
tructura de formas gramaticales, y ello con un orgamsmo Una larga dedicación a las lenguas de América, el es-
tan perfecto y completo que en ese aspecto ha sido poco tudio del antiguo indio y de algunas lenguas emparenta·
lo que posteriormente se ha añadido. A su lado se encuen- das con él, y la consideración de la estructura del chino,
tran las lenguas semíticas; ahora bien, la culminación su- parecen también confirmarme históricamente esta tesis.
prema de la estructura la ha alcanzado indiscutiblemente Las lenguas de América, con las que ciertamente se co-
la lengua griega. El modo en que esas diversas lenguas se metería una gran injusticia calificándolas de toscas y sal-
relacionan las unas con las otras, y los nuevos fenómenos vajes, pero a las que su propia estructura las diferencia
que han surgido por el nacimiento de nuestras lenguas decididamente de la perfección de las lenguas cultas, no
modernas a partir de las clásicas, son asuntos que ofre· han poseído nunca, en 10 que hasta ahora sabemos, una
cen un abundante material para ulteriores, pero más fi· escritura alfabética. Este género de escritura se halla tan
nas y difíciles, investigaciones. íntimamente entrelazado con las lenguas semíticas y las
de la India que no existe ni la menor huella de que éstas
se hayan servido nunca de otro género distinto de· escri-
tura. Si los chinos rechazan los alfabetos de los europeos,
que les son conocidos desde hace mucho tiempo, tal cosa
no se debe meramente, a mi parecer, a que estén muy
apegados a sus tradiciones y a que repudien las cosas ex-
tranjeras, sino, mucho más todavía, a que en ellos, dado
el grado de sus disposiciones para el lenguaje y dada la
estructura de su lengua, no se ha despertado todavía en
absoluto la necesidad interna de una escritura alfabética
Si no fuera ése el caso, ya habrían llegado por sí mismos,
mediante su propia gran capacidad inventiva, y mediante

velle Espagne, p. 93. Del mismo, Vues des Cordilléres et Monu- * Texto leído en la Academia de las Ciencias de Berlin el 20
ments des peuples de l'Amérique, p. 126. de mayo de 1824.
los signos de su lengua, a formar un alfabeto propiamente de la escritura alfabética sobre los demás modos de es-
dicho, puro y completo, en vez de liJ1litarse a usar signos cribir. Me limitaré meramente a la influencia de la escri-
fonéticos como una ayuda accesoria, que es lo que hacen tura alfabética sobre la lengua y su tratamiento. Si esa in~
ahora. fluencia es realmente significativa, si la conexión de la
Únicamente a Egipto parece no adaptarse bien este lengua con el uso de un alfabeto es íntima y firme, enton-
modo de pensar. Pues la actual lengua copta prueba inne- ces no pueden seguir siendo dudosas por más tiempo las
gablemente que también la lengua egipcia antigua pose- causas de la afanosa apropiación de la escritura alfabéti-
yó una estructura que no testifica grandes disposiciones ca o de la fría indiferencia frente a ella.
de la nación para el lenguaje; y, sin embargo, no sólo Ahora bien, dado que hasta de las propias lenguas se
poseyó Egipto una escritura alfabética, sino que, según ha aseverado con frecuencia· que su diversidad no es de
testimonios que en modo alguno cabe rechazar, fue su gran importancia, puesto que, suene como suene el soni-
cuna. Con todo, aunque una nación fuese la inventora de do y se enlace como se enlace el discurso, al final lo que
una escritura alfabética, queda su modo de tratada, de siempre destaca es el pensamiento, sin duda podría en-
acuerdo con su disposición, queda su modo de captar tonces tenerse por algo mucho más indiferente la índole
el pensamiento y de apresarlo y conformado mediante la de los signos de la escritura, con tal de que no comporte
lengua; y la verdad de esta aseveración brota con claridad incomodidades demasiado grandes o la nación se haya ha-
precisamente del modo tan maravilloso como los egipcios bituado a vencer las que van unidas a ella. Por otro lado,
hicieron que se compenetrasen las imágenes y la escritu- se dice, la parte de cada pueblo que se sirve de la escritu-
ra alfabética. ra es siempre pequeña y son menos todavía los que se
La escritura alfabética y la disposición para el lengua- sirven de ella con tino. Por tanto, no sólo cada lengua ha
je están, pues, estrechísimamente conectadas y se hallan existido largo tiempo sin escritura, sino que, además, en
en constante relación la una con la otra. Esto es lo que gran parte continúa viviendo de ese mismo modo.
aquí voy a esforzarme en probar, tanto conceptual como Ahora bien, la palabra hablada, la palabra-sonido, es
históricamente, en la medida en que ello pueda hacerse por así decirlo una corporificación del pensamiento, y la
dentro de la brevedad que conviene a estas conferencias. escritura, una corporificación del sonido. El más univer-
Me ha parecido que la elección de esta materia resultaba sal de los efectos de la escritura es que liga firmemente
adecuada por una doble razón, a saber: porque de hecho la lengua y hace así posible una reflexión sobre ésta que
no es posible entender de manera completa la naturaleza es enteramente diferente de la que se da cuando es mera-
del lenguaje si no se investiga al mismo tiempo su cone- mente en la memoria donde tiene un .asiento permanente
xión con la escritura alfabética; y porque precisamente la palabra hablada. Al mismo tiempo, también es inevita-
las recientes dedicaciones a la lengua egipcia redoblan en ble que a la influencia de la lengua sobre el espíritu se
el momento presente el interés por las investigaciones so- mezcle algún efecto producido por esa designación me-
bre la invención de la escritura y sobre su apropiación. diante escritura y por la índole determinada de esa desig-
Aquí no me ocuparé en absoluto de nada de lo concer- nación en general. No es, por ello, indiferente cuál sea la
niente a las finalidades externas de la escritura, a su utili- índole del estímulo que la actividad espiritual recibe de
dad en el uso para la vida y a la difusión de los conoci- la naturaleza especial de la designación escrita. En las le-
mientos. Es tan evidente la importancia de la escritura, yes de esa actividad está el considerar lo pensable e in-
si se la considera desde ese lado, que sin duda serán muy tuible como signo y designado, el provocados recíproca-
pocos los que desconozcan en este aspecto las ventajas mente y el enfrentar lQ uno a lo otro; es propio de esa
actividad el hacer intervenir, a propósito de una idea o
de exponer y justificar esa visión de las cosas y me he es-
una intuición, también las ideas o intuiciones emparen- forzado en mostrar:
tadas con ellas; y así es como la conversión en· un objeto
visual de los pensamientos que están primeramente liga- 1. Que el sistema léxico de cada lengua, también el
dos como sonido puede dar orientaciones muy distintas no enlazado, forma un mundo de pensamientos que se sale
al espíritu, según cuál sea la manera en que se produzca completamente del área de los signos arbitrarios y posee
esa conversión. Pero resulta evidente que, para que el de suyo esencialidad e independencia.
efecto total no quede perturbado, es preciso que estén 2. Que esos sistemas léxicos nunca pertenecen única-
formados de maneras concordantes, y estén fundidos como mente a un pueblo, sino que, por una vía de transmisión
en un único molde, el pensar en lenguaje, el discurso y la que ni la historia ni la investigación de las lenguas están
escritura. en condiciones de seguir del todo, se convierten en la
La influencia ejercida sobre la lengua por la escritura obra de la humanidad entera a lo largo de todos los siglos
no es menos importante porque esta última sea siempre de su existencia, y que, con ello, cada palabra porta en sí
propiedad únicamente de una parte pequeña de la nación, un doble elemento formativo: uno fisiológico, que brota
ni tampoco porque sin duda haya surgido en todas partes de !a naturaleza del espíritu humano, y otro histórico, que
tan sólo cuando la estructura ya fija y determinada de la reSIde en su modo de generarse. y además:
lengua no consentía más modificaciones esenciales. Pues 3. Que el carácter de las lenguas perfectamente forma-
el habla común envuelve a la totalidad del pueblo (aun- das está determinado por el hecho de que la naturaleza de
que, desde luego, menos en una forma de vida que en su estructura prueba que lo que al espíritu le importa no
otra), y aquello que en los individuos actúa sobre el habla es meramente el contenido, sino preferentemente la for-
común pasa inmediatamente a todos. La elaboración más ma del pensamiento.
fina de la lengua, sin embargo, cuyo punto inicial viene
designado propiamente por el uso de la escritura, es pre- , C.reo que. también aquí puedo seguir esa vía, y es por
cisamente la más importante de todas las elaboraciones, SI mIsmo eVIdente que la escritura alfabética favorece de
y en sí misma, y en su acción sobre la cultura de la na- modo negativo la idealidad de la lengua ya por el mero
ción, diferencia la peculiaridad de las lenguas mucho más hech~ de no estimular el espíritu de ninguna manera que
de lo que lo hace la estructura originaria, que es más sea dIvergente de la forma de la lengua, y que el sistema
basta. ~e .los sonidos puede alcanzar firmeza y totalidad merced
La peculiaridad de la lengua consiste en que, median- U?;ICamentea la escritura alfabética, dado que la designa-
do entre el ser humano y los objetos exteriores, liga a so- ClOnde los sonidos articulados constituye su esencia.
nidos un mundo de pensamientos. Todas las propiedades Por sí mismo salta a la vista que toda escritura me-
de cada lengua singular podemos referidas, por tanto, a diante imágenes, toda pictografía, necesariamente ha de
los dos grandes puntos capitales que hay en el lenguaje perturb.ar, en vez de apoyar, la acción de la lengua, dado
como tal, a saber: su idealidad y su sistema fonético. Las que estImula la visión intuitiva del objeto real. La lengua
deficiencias de integridad, claridad, precisión y pureza en demanda también intuición, pero la liga a la forma léxica
la idealidad y las deficiencias de perfección en el sistema unida mediante el sonido. A ella ha de subordinarse la re-
fonético son los defectos de la lengua; lo contrario, sus presentación del objeto para pertenecer como eslabón a
excelencias. la cadena infinita a la que tiende por todas las direcciones
En dos textos ya leídos ante este auditorio he tratado e~pensar m~diante Jengu~. Cuando la imagen se forja me-
dIante un SIgno grafico, mvoluntariamente reprime aque-
110 que la palabra pretende designar. El dominio de la externo e interno; pero la lengua debe contener ese mun-
subjetividad, esencia del lenguaje, queda debilitado; su do mismo -cierto que convertido en signos de pensa-
idealidad sufre a causa del poder real del fenómeno; el mientos- en la entera plenitud de su rica, polícroma y
objeto actúa sobre el espíritu con todas sus propiedades, viviente multiplicidad.
no con aquellas que la palabra, en concord~ncia con ~l Tampoco ha habido nunca, sin embargo, una escritura
espíritu individual de la lengua, elige ~ recopila;.!a eSCrI- conceptual, ni puede haber ninguna escritura que esté
tura, que debe ser tan sólo sig~o del sIgn?, convIe:-tese al formada puramente según conceptos y en la que no ha-
mismo tiempo en signo del objeto, y, al mt.r?dUCIr e~ ,el yan ejercido una importantísima influencia las palabras
pensar la manifestación directa de éste, debIlIta la aCClOn de la lengua, recogidas en sonidos determinados, para las
que la palabra ejerce precisamente por el hecho de que- cuales fue ésta inventada. Pues dado que la lengua existe
rer ser únicamente signo. En vivacidad no puede ganar con anterioridad a la escritura, busca naturalmente un
la lengua merced a la imagen, pues ese género de vivaci- signo para cada palabra, y busca esos signos en el sentido
dad no corresponde a su naturaleza, y las dos distintas que tienen las palabras subyacentes a los signos, aun cuan-
actividades del alma, que aquí se querría estimul.ar al do éstos, por una subordinación sistemática a un siste-
mismo tiempo, no pueden tener como consecuenCIa un ma de conceptos, tuviesen una validez independiente del
reforzamiento de la acción, sino su dispersión. sonido. Por tanto, toda escritura conceptual es siempre
En cambio, una escritura figurativa que designe con- a la vez una escritura fonética; y el que también valga, de
ceptos parece favorecer muy pro?iament~ la i~ealidad del manera marginal, como una verdadera escritura concep-
lenguaje. Pues sus signos, elegIdos arbItranamente, no tual, y en qué grado lo valga, eso es algo que depende del
tienen, como tampoco lo tienen los signos d~ las. letras, grado en que quien la usa conozca y respete la sistemáti-
nada que pueda distraer al espíritu, y la legalIdad mterna ca subordinación de otros signos, clave lógica de su for-
de su formación reconduce el pensar a sí mismo. mación. Quien conoce sólo mecánicamente signos corres-
No obstante también tal escritura se opone directa- pondientes a palabras no posee en la escritura concep-
mente a la nat~raleza ideal -es decir, convertidora del tual otra cosa que una escritura fonética. Cuando seme-
mundo externo en ideas- del lenguaje, aun cuando estu- jante escritura pasa a una lengua diferente, ocurre lo
viere articulada en todas sus partes de acuerdo con la mismo. Pues también en esta otra lengua, si la escritura
más estricta legalidad. Pues para la ,lengua es ~e nat~ra- ha de ser realmente escritura, es preciso que el uso con-
leza material no meramente el fenomeno sensIble, smo signe a cada signo su validez en una sola palabra o en
también el pensar indeterminado, en tanto en c.uanto no varias palabras determinadas. Los signos escritos son, por
está unido de un modo firme y puro por el somdo; pues tanto, sinónimos en las dos lenguas tan sólo en la medida
tal pensar carece de la forma que le es esencialmente pe- en que son sinónimas las palabras que subyacen a ellos,
culiar. La individualidad de las palabras, en cada una de y el leer lo escrito en una de las dos lenguas se convierte
las cuales hay siempre algo más que meramente su defi- siempre, para el que la desconozca, en un acto de traduc-
nición lógica, está ligada al sonido en tanto en. ~uanto ción en el cual queda abandonada en todos los casos la
éste despierta inmediatamente en el alma la aCClOnque individualidad de la lengua original. En el uso de tal es-
les es peculiar a las palabras. Un' signo que busque el con- critura entre naciones distintas lo único que se traspasa
cepto y descuide el sonido puede expresarlas, por tanto, siempre es, en lo fundamental, sólo el contenido; la forma
sólo de manera imperfecta. Un sistema de tales signos re- es modificada esencialmente; y la innegable ventaja de
produce únicamente los conceptos abstractos del mundo una escritura conceptual, el ser comprensible a naciones
de lenguas distintas, no compensa las desventajas que la impresión hecha por el sonido, y la escritura no debe
desde otros lados comporta. retener el pensamiento en sí, sino en esa figura determi-
Como escritura fonética, una escritura conceptual es nada.
imperfecta, y lo es porque da los sonidos como palabras Mediante esa estrecha adherencia a la naturaleza pe-
y sustrae así a la lengua toda la ganancia que, como ve- culiar de la lengua, la escritura alfabética refuerza preci-
remos, brota de la designación fonética de los elementos samente la acción de ésta, al renunciar a las pomposas
de la palabra. Pero tampoco la escritura fonética actúa excelencias de la imagen y de la expresión de los concep-
nunca puramente como tal. Dado que, por la validez y la tos. No perturba la pura naturaleza de pensamiento que
conexión de sus signos, puede perseguir conceptos, dado es propia de la lengua, sino que más bien la refuerza
que puede formar inmediatamente el pensamiento, pasan- con el sobrio uso de rasgos que en sí no tienen significa-
do por encima del sonido, por así decido, ocurre que se do, y depura y eleva su expresión sensible al descomponer
convierte así en una lengua propia y debilita la expresión en sus partes básicas el sonido unido en el hablar, al ha-
natural, completa y pura de la lengua verdadera y nacio- cer evidente el nexo de esas partes entre sí y en el enlace
nal. Por un lado lucha por librarse del lenguaje como tal con la palabra, y al volver a operar también sobre el dis-
o, al menos, de una determinada lengua, y por otro lado curso audible, fijándolo ante los ojos.
introduce en la expresión natural de la lengua, en el so- Por ello nosotros debemos atenernos a esa escisión del
nido, la intuición visual, que es mucho menos adecuada. sonido unido, escisión que es la esencia de la escritura al-
Actúa, por tanto, directamente en contra del sentido li~- fabética, si queremos juzgar la influencia interna que ésta
güístico instintivo del ser humano y destruye, cuanto. mas ejerce sobre la lengua.
se hace valer con éxito, la individualidad de la deSIgna- Hasta que agota un pensamiento, el discurso forma en
ción lingüística; ésta, desde luego, no reside meramente el espíritu del hablante un todo unido en el cual la refle-
en el sonido de cada una de las designaciones, pero se xión ha de buscar las secciones singulares. Esto es algo
halla unida a él en virtud de la impresión que todo enlace que lo experimentamos ante todo al ocuparnos de las
determinado de sonidos articulados produce innegable- lenguas de naciones incultas. Es preciso dividir y dividir,
mente de manera específica. y sospechar siempre que acaso lo que parece simple conti-
El esfuerzo de una lengua determinada por independi- núa siendo algo compuesto. Desde luego en cierta medida
zarse ha de producir en el espíritu efectos desventajosos esto ocurre también con las lenguas muy cultas, sólo que
y devastadores, pues es imposible el pensar sin l~ngua. ocurre de manera distinta; en éstas ocurre sólo etimológi-
Una escritura conceptual no produce esas desventajas, en camente, con miras a ver la génesis de las palabras; en
el grado que aquí hemos descrito, sólo si su sistema no es aquellas ocurre gramatical y sintácticamente, con miras a
desarrollado de manera coherente y ella misma, en el uso, ver el enlace del discurso. El unir lo que hay que separar
es asumida fonéticamente. es siempre una propiedad del pensar y el hablar no ejerci-
La escritura alfabética está libre de esos defectos; es tados: es difícil que del niño y del salvaje recibamos pa-
un signo del signo, un signo sencillo, que no distrae con labras, en vez de ellas recibimos frases. Las lenguas que
ningún concepto concomitante, un signo que acompaña a tienen una estructura más imperfecta sobrepasan también
la lengua en todas partes, sin adelantarse a ella ni despla- con facilidad la medida de aquello que debe estar unido
zarla, un signo que no evoca otra cosa que el sonido y en una forma gramatical. La división lógica, que desata
que, por ello, conserva esa subordinación natural en la el enlace de los pensamientos, llega, empero, únicamente
cual el pensamiento debe ser estimulado de acuerdo con hasta la palabra simple. La escisión de ésta constituye la
tarea de la escritura alfabética. Una lengua que se sirva nunciación, que se corrobora y depura mediante el cono-
de una escritura diferente no culmina, por tanto, la tarea cimiento yla ejercitación de los elementos fonéticos en una
divisora de la lengua, sino que produce una detención allí figura separada. Así como está dado un signo para cada
donde el perfeccionamiento de la lengua manda ir más allá. sonido, así el oído y los órganos del lenguaje se habitúan
Es cierto que también sin el uso de la escritura alfabé- a exigir y reproducir siempre exactamente de la misma
tica cabe imaginar la búsqueda de los elementos fonéticos, manera ese sonido; al mismo tiempo, al ser amputado del
y los chinos en concreto poseen un análisis de los sonidos sonido indeterminado, con el cual un sonido invade a otro
unidos, ya que indican de manera precisa y exacta el nú- en las lenguas incultas, queda delimitado con mayor ri-
mero y la diversidad de sus articulaciones iniciales y fina- gor y exactitud. Esta pronunciación más pura, este desa-
les y de las acentuaciones de sus palabras. Mas como ni rrollo más fino del sonido y de los instrumentos del len-
en la lengua usual ni en la escritura (en la medida es que guaje, es de la máxima importancia; lo es en sí y lo es
ésta es realmente, en efecto, una escritura de signos, dado también en su acción sobre la interioridad de la lengua;
que, como es bien sabido, los chinos mezclan en ella tam- la separación de los elementos fonéticos ejerce, empero,
bién una designación de los sonidos) hay nada que obligue también una influencia más profunda todavía sobre la
a ese análisis, ocurre que, por ese motivo, éste tampoco esencia de la lengua.
puede ser general. Como, además, el sonido singular (con- Tal separación muestra, en efecto, ante el alma la ar-
sonante o vocal) no es representado aisladamente median- ticulación de los sonidos, al individuar y designar los so-
te un signo que sea propio sólo de él, sino que únicamente nidos articulados. La escritura alfabética hace eso con
es escuchado de los comienzos y de las terminaciones de mayor claridad y de manera más vigorosa que como po-
los sonidos unidos, ocurre que esa represención de los dría ocurrir por cualquier otra vía, y no es exagerado afir-
elementos del sonido no es nunca tan pura y manifiesta mar que mediante el alfabeto le nace a un pueblo una
como lo es mediante la escritura alfabética, y el análisis visión completamente nueva de la naturaleza del lenguaje.
de los sonidos, aunque en lo que respecta a su integridad Dado que la articulación constituye la esencia del lengua-
y exactitud no le faltase nada, no hace sobre el espíritu je, el cual ni siquiera sería posible sin ella, y dado que el
la impresión de una división completamente acabada de concepto de la articulación se extiende sobre la totalidad
la lengua. Pero en la acción interna de las lenguas, única del área del lenguaje, incluso allí donde no se habla me-
que determina las verdaderas excelencias de éstas, lo que ramente de sonidos, por ello la sensibilización y la repre-
importa es la acción pura y plena de toda impresión, y la sentación del sonido articulado han de estar por fuerza
deficiencia más mínima de una de esas dos acciones tiene, en conexión sobre todo con la exactitud originaria y con
aunque ello no se note en el resultado exterior, conse- la paulatina evolución del sentido lingüístico. Allí donde
cuencias enormes. El leer y el escribir alfabéticos, por el ese sentido es fuerte y está vivo, allí marchará un pueblo
contrario, obligan en cada instante a reconocer los ele· por su propio impulso hacia la invención del alfabeto; y
mentas fonéticos que pueden ser sentidos al mismo tiem- allí donde a una nación le viene del extranjero un alfabe-
po por el oído y por el ojo y habitúa a la separación y a la to, allí éste favorecerá y acelerará en ella el perfecciona-
reunión sencillas de tales elementos; generalizan, por tan- miento formativo de la lengua.
to, una visión acabada y correcta de la divisibilidad de la Aunque el sonido articulado es producido de manera
lengua en sus elementos en el mismo grado en que eso corporal y como por instinto, propiamente su esencia pro-
está difundido en la nación. cede, sin embargo, tan sólo de la disposición interna del
Esa visión corregida se exterioriza primero en la pro- alma para el lenguaje; los instrumentos lingüísticos po-
seen meramente la capacidad de configurarse de confor- ble únicamente porque sale a su encuentro el impulso in-
midad con tal disposición. Me parece imposible, por tan- terno del alma que tiende a vestir de palabras los pensa-
to una definición del sonido articulado que esté hecha mientos y sustituye el defecto y vence los obstáculos por
m~ramente de acuerdo con su contextura física, sin asu- mediación de una instrucción facilitadora. De donde bro-
mir en ella la intención o el res1,Jltado de su producción. ta el particular sistema fonético de cada lengua es de la
El sonido articulado es un sonido que se separa e indivi- contextura individual de ese impulso que tiende a produ-
dualiza, no un sonido o un ruido unido y mezclado, como cir sonidos comprensibles, de la individualidad del senti-
lo son la mayor parte de los que expresan sentimientos. miento fonético (en general con respecto al sonido como
Su diferencia característica no consiste, musicalmente ha- tal, con respecto a la articulación), y, por fin, de la indi-
blando, en la altura o la gravedad, dado que se puede vidualidad del oído y de los instrumentos lingüísticos; y
entonarlo en la totalidad de la escala. Tampoco consiste ese sistema fonético se convierte, tanto por su originaria
en la dilatación o el acortamiento, en la nitidez o la bo- homogeneidad con la entera disposición lingüística del
rrosidad, en la dureza o la suavidad, dado que estas di- individuo, cuanto en sus numerosísimas influencias -im-
versidades en parte pueden ser propiedades de todos los posibles de seguir una a una- sobre todas las partes de la
sonidos articulados y en parte forman géneros de ellos. estructura lingüística, en el fundamento de la peculiaridad
Pero el intento de reducir las diferencias entre la a y especial de la lengua entera. La disposición lingüística
la e, la p y la k, etc., a un concepto sensible universal, es específica que resuena en el alma se refuerza en su pecu-
algo en lo que yo he fracasado siempre, al menos hasta liaridad al percibir a su vez su propio sonar como un so-
ahora. No queda otra cosa sino decir que, independiente- nar extraño.
mente de aquellas características, esos sonidos son espe- Si bien es cierto que toda actividad verdaderamente
cíficamente distintos y que su diferencia brota de una de- humana necesita de la lengua y que ésta constituye inclu-
terminada acción conjunta de los órganos; o puede inten- so el fundamento de la totalidad de esas actividades, no
tarse dar otra descripción semejante, pero que nunca pro- lo es menos que una nación puede, sin embargo, entrete-
porciona una verdadera definición. De manera completa jer su lengua de manera más o menos estrecha con el
y exclusiva se describe la esencia de esos sonidos única- sistema de sus pensamientos y sus sensaciones. Esto no
mente cuando se les adscribe la propiedad de producir es tampoco algo que se base meramente, como a veces
inmediatamente conceptos con su sonar, por cuanto en suele creerse, en su espiritualidad en general, en su orien-
parte cada sonido está formado para eso, y en parte la tación mayor o menor hacia lo sensible, en su inclinación
formación del sonido singular hace posible y exige un hacia la ciencia y el arte, y menos todavía se basa en su
número, determinable en clases determinables, de sonidos cultura, palabra ésta, por cierto, que es sumamente equí-
homogéneos, pero especrncamente distintos, los cuales son voca y que debe usarse con el más exquisito cuidado. Una
aptos para unirse unos a otros de manera necesaria o nación puede destacar en todos esos aspectos y, sin em-
de manera arbitraria. Pero con ello lo único que se ha di- bargo, apenas conceder a la lengua los derechos que le
cho es que los sonidos articulados son sonidos lingüísti- corresponden.
cos y que los sonidos lingüísticos son sonidos articulados. La razón de esto se halla en lo siguiente. Aunque el
Pero es en el alma donde reside la lengua, y ésta puede área de la ciencia y el arte nos la imaginemos completa-
ser producida aunque a ello se opongan los órganos y mente separada de todo aquello que se refiere a la orde-
aunque falte el sonido externo. Eso lo vemos en la ins- nación de la vida física, hay, sin embargo, para el espíritu
trucción de los sordomudos; tal instrucción resulta posi- muchos caminos de llegar hasta allí y no todos ellos re-
claman la lengua con igual fuerza y viveza. Esos caminos dades espirituales, aquella que con más éxito lleve a la
pueden determinarse en parte según los objetos del co- meta, pues el ser humano lo es sólo mediante lengua, y
nocimiento, y aquí no necesito recordar más que las artes la lengua lo es tan sólo porque busca únicamente en la
plásticas y la matemática, y pueden determinarse en par- palabra el eco del pensamiento. Pero ahora nosotros po-
te según la índole del instinto espiritual; éste puede bus- demos pasar por alto esto y quedamos tan sólo con que,
car más la intuición sensible, o puede aficionarse a la cuando menos, por ningún camino distinto de ése puede
seca reflexión, o puede, en fin, tomar una dirección que alcanzar la lengua una perfección mayor. Lo que la arti-
no necesite de la entera plenitud y finura de la lengua. culación de los sonidos, o, como también podría decirse,
También hayal mismo tiempo en la lengua, como ya lo que su propiedad formadora de pensamientos destaca
señalamos antes, una duplicidad, y en virtud de ella el y expone a la luz, será buscado o captado afanosamente
ánimo no es conmovido siempre con la necesaria unifica- en esa afinación espiritual; y de ese modo la escritura al-
ción; la lengua forma conceptos, introduce en la vid~ el fabética, que presenta continuamente al alma la articula-
dominio del pensamiento, y hace eso mediante el somdo. ción de los sonidos, que se la presenta primero al anotar-
La estimulación espiritual producida por la lengua puede la, y luego al producir de la manera más íntima los pen-
llevar a que, afectados preferentemente por el pensamien- samientos, a medida que va generalizando tal hábito, la
to intentemos al mismo tiempo aprehenderlo por otra escritura alfabética, pues, ha de estar estrechísimamente
Ví~ más inmediata, o aprehenderlo de manera más sensi- conectada con la disposición lingüística individual de cada
ble, o más pura, más independiente de un sonido qu: ~pa- nación. Sea inventada o sea dada, esa escritura ejercerá
rece como fortuito; la palabra es entonces tratada umca- su acción plena y peculiar únicamente allí donde haya
mente como una ayuda accesoria. Pero también puede ido ya precedida de una oscura sensación de su necesidad.
ocurrir que sea precisamente el pensamiento vestido de
Enlazada inmediatamente de esa manera con la natu-
sonidos el que ejerza la acción principal sobre el ánimo,
raleza más íntima de la lengua, la escritura alfabética
que sea precisamente el sonido conformado en palabra
ejerce necesariamente su influencia sobre todas las par-
el que entusiasme; y entonces lo principal es la lengua,
tes de ella y es exigida desde todos los lados. Pero yo
y el pensamiento aparece sólo como algo que brota de
sólo quiero recordar dos puntos con los cuales es parti-
ella y que está entrelazado inseparablemente con ella.
cularmente evidente su conexión: las excelencias rítmicas
Al comparar, pues, las lenguas con la individualidad
de las lenguas y la formación de las formas gramaticales.
de las naciones, lo primero que hay que hacer es, cierta-
Sobre el ritmo apenas es necesario añadir algo en este
mente, prestar atención a su orientación general, pero, en
aspecto. La producción plena y pura de los sonidos, la
segundo lugar, prestar siempre atención sobre todo a esa
separación de los sonidos singulares, la cuidadosa consi-
diferencia que acabamos de mencionar, a la inclinación
deración de su diversidad peculiar, son cosas de las que
por el sonido, al fino sentimiento discemidor de sus infi-
no puede prescindirse allí donde su mutua relación forma
nitos ecos del pensamiento, a la leve efervescencia que
la regla de su alineación conjunta. Es cierto que en todas
permite ser afinados por él y dar al pensamiento mil for-
las naciones ha habido poesía rítmica antes de que se usa-
mas a las que nunca podría llegar el espíritu desde arri-
se la escritura y también es cierto que en algunas nacio-
ba, mediante una clasificación de los pensamientos, pre-
nes ha habido de manera regular excelencia en la medi-
cisamente porque esas formas encuentran su estimulación
ción de las sílabas, y que en unas pocas, dotadas de una
en la plenitud de su materia sensible. Fácil resultaría mos-
organización particularmente feliz, ha habido una elevada
trar que esa orientación ha de ser, para todas las activi-
excelencia en ese tratamiento. Pero es innegable que tal ex-
celencia ha de salir ganando cuando se agrega el alfabe- de la excitabilidad del oído y del ánimo, cosa que los hace
to, y antes de esa época ella misma testifica ya un tal senti- ser. afectados y conmovidos de tal manera por la relación
miento de la naturaleza de los sonidos singulares de la de las articulaciones, que en las articulaciones unidas son
lengua que propiamente 10 único que falta es el signo de distinguidas las articulaciones singulares, y su validez so-
eso, de igual modo que, también en otros empeños, el ser nora es conocida de manera precisa y correcta.
humano ha de aguardar con frecuencia que le llegue de la Esto, de todos modos, es algo que en parte se debe
mano del destino la expresión sensible de aquello que ya también al sentimiento musical, que no pertenece inme-
desde mucho antes lleva él espiritualmente dentro de sí. diatamente a la lengua. Pues el sonido posee la afortuna-
Pues lo que principalmente hay que tener en cuenta al da peculiaridad de poder tocar por dos vías 10 ideal, a sa-
apreciar la influencia que sobre el lenguaje ejerce la escri- ber, mediante la música y mediante el lenguaje, y de po-
tura alfabética es que también en ésta hay propiamente der unir una a otra esas dos vías; con ello el canto acom-
dos cosas: la separación de los sonidos articulados y sus pañado de palabras produce indiscutiblemente en el área
signos externos. Ya antes, a propósito del chino, hemos entera del arte, al combinarse en él dos de sus formas
señalado (y esa observación puede extenderse también, en más significativas, la sensación más plena y más excelsa.
determinadas circunstancias, a la escritura verdaderamen- Pero cuanto mayor es la viveza con que aquellos metros
te alfabética) que no todo uso de una designación fonética silábicos hablan en favor de la disposición musical de
produce sobre la lengua la influencia decisiva que la es- sus inventores, tanto más testifican el vigor del sentido
critura alfabética en su verdadero espíritu asegura en to- lingüístico de éstos, ya que es precisamente en virtud de
dos los casos a la nación y a su lengua. En cambio, allí tales metros como se le conservan sus plenos derechos al
donde, aun sin la posesión de signos alfabéticos, en virtud sonido articulado, es decir, a la lengua, junto a la fuerza
de la destacada disposición lingüística de un pueblo, es arrebatadora de la música. Pues por lo que más general-
preparada y generada esa percepción interna del sonido mente difieren los antiguos metros silábicos de los moder-
articulado (la parte espiritual, por así decido, del alfabe- nos es precisamente porque aquéllos tratan verdadera-
to), allí el pueblo disfruta ya de una parte de las ventajas mente el sonido siempre, también en la expresión musi-
de la escritura alfabética incluso antes de que haya sur- cal, como sonido lingüístico, porque desdeñan la identi-
gido. dad repetida, completa o incompleta, de los sonidos uni-
Por ello los metros silábicos que desde la más remota dos (rima y asonancia), los cuales abocan a la mera sono-
antigüedad se han conservado y han llegado hasta noso- ridad, porque sólo muy raramente se permiten extender
tros, como el hexámetro y el verso de dieciséis sílabas de o reducir las sílabas en contra de su naturaleza, obede-
la sloca, metros cuya mera cadencia silábica mece toda- ciendo meramente a la fuerza del ritmo, y porque se cui-
vía ahora el oído con una magia inimitable, son tal vez dan muy precisamente de que suenen claras e inmodifica-
pruebas más fuertes y seguras del profundo y refinado das y armoniosas en su validez natural.
sentido lingüístico de aquellas naciones, que los restos La flexión, en la cual se basa la esencia de las formas
mismos de sus poemas. Pues, por muy estrechamente her- gramaticales, lleva necesariamente a distinguir y conside-
manada que esté la poesía con la lengua, son varias, claro rar las articulaciones singulares. Si una lengua enlaza en-
está, las disposiciones espirituales que actúan conjunta- tre sí únicamente sonidos dotados de significación, o, por
mente sobre ella; el hallazgo de un entrelazamiento armo- lo menos, no sabe fundir de manera fija las designaciones
nioso de sílabas cortas y largas da testimonio, empero, gramaticales con las palabras, tal lengua se las ve única-
del sentimiento lingüístico en su verdadera peculiaridad, mente con un todo fonético y no es estimulada a distin-
guir una articulación singular, como sí lo es por la apari- su estructura y de su uso. Pero la articulación es precio
ción de la palabra distinta sólo en sus flexiones. Por tan- samente la esencia de la lengua y no hay en ella nada que
to, de igual manera que la finura y la viveza del sentido no pueda ser parte y todo; el efecto de su tarea constante
lingüístico llevan a formas gramaticales fijas, así también se basa en la facilidad, exactitud y concordancia de sus
éstas propician el reconocimiento del alfabeto en cuanto separaciones y agrupaciones. El concepto de articulación
sonido, y de ese reconocimiento se siguen después más es la consecuencia lógica de la lengua, igual que lo es del
fácilmente la invención o el fecundo empleo de los signos pensar mismo. Por tanto, allí donde, en virtud de la agu-
visuales. Pues allí donde a una lengua todavía imperfecta deza del sentido lingüístico, la lengua es sentida en un
gramatical mente se le ofrece un alfabeto, allí la flexión pueblo en su peculiaridad auténtica, espiritual y fonética,
puede ser formada mediante la añadidura y la modifica- allí ese mismo pueblo es estimulado a avanzar hasta los
ción de letras singulares, y la flexión existente puede ser elementos de la lengua, hasta sus sonidos básicos, y a dis-
conservada con más seguridad, y la que todavía se en- tinguidos y designados, o, para decido con otras pala-
cuentre medio afijada puede ser separada con mayor pu- bras, es estimulado a inventar la escritura alfabética o a
reza. tomar afanosamente la que se le ofrece.
Pero mucho más esencialmente todavía actúa la escri- Por tanto, la exactitud de la visión intelectual de la
tura alfabética sobre la lengua, aunque ello no sea reco- lengua, la elaboración de sus sonidos, que testifica viveza
nocible tan visiblemente en las contexturas singulares, por y finura, y la escritura alfabética, son cosas que se recla-
el hecho de que sólo ella lleva a su culminación la inteli- man y propician mutuamente, y, reunidas, consuman la
gencia de la articulación de la lengua y difunde de mane- aprehensión y la formación de la lengua en su auténtica
ra más general su sentimiento. Pues sin la distinción, de- peculiaridad. Todo fallo en uno de esos tres puntos se
terminación y designación de las articulaciones singulares deja sentir en la estructura o en el uso de la lengua; y allí
no son conocidas las partes fundamentales del hablar ni donde la actuación natural de las cosas no experimenta
es hecho efectivo en la totalidad de la lengua el concepto desviaciones debidas a circunstancias particulares, allí es
de articulación. Pero el hacer efectivo en su integridad lícito abrigar la esperanza de encontrar juntos esos tres
todo concepto que esté en un objeto, eso es siempre y en puntos y, además, unidos a la fijeza de las formas grama-
todas partes algo de la máxima importancia, y lo es toda- ticales y al arte del ritmo.
vía más allí donde el objeto es completamente ideal, como La restricción aquí hecha previene el afán de querer
ocurre en el caso de la lengua, y donde, en parte simultá- probar en seguida con la historia de los pueblos (aunque
neamente, en parte sucesivamente, el instinto actúa, el hubiera que imponérsela), o de pretender refutar precipi-
sentimiento vislumbra, el entendimiento entiende, y la tadamente con ella, aquello que resulta de la mera teoría.
intelección del entendimiento vuelve a operar a su vez so- Mas no por ello debería decirse que es inútil el desarrollo
bre el sentimiento, corrigiéndolo, y éste hace lo mismo a partir de meros conceptos, a condición de que sea co-
con el instinto. En el caso de las lenguas que no tienen rrecto y completo. Antes bien, ese desarrollo ha de acom-
escritura alfabética y en las que no hay huellas visibles pañar, donde proceda, el examen de los hechos y ha de
de que se haya sentido su necesidad, las consecuencias ayudarle a determinar los puntos de la investigación. Se-
de la ausencia de eso se extienden mucho más allá de la gún lo dicho antes acerca de la conexión de la estructura
parte que ha quedado imperfecta, se extienden no mera- de las lenguas con la escritura alfabética, las investigacio-
mente a la inteligencia correcta y completa de la articu- nes exhaustivas sobre la difusión de esa escritura no de-
b.dón de los sonidos, sino también a la entera índole de berían separarse de la historia misma de las lenguas, y
lo que habrá que plantearse será siempre esto: si han sede de ésta meramente en la antes citada escritura de-
sido la contextura de la lengua y la disposición lingüística mótica.
de la nación, que en ella se expresa, o si han sido otras El hundimiento en América de un estado de cultura
circunstancias las que han influido esencialmente en el anterior, situado allende los más antiguos inicios de la
modo de inventar y apropiarse un alfabeto, y hasta qué historia que a nosotros nos es conocida, está probado por
punto esa manera de generarse ha determinado o modi- una serie de monumentos, constituidos en parte por edi-
ficado la contextura de éste, y cuáles son las huellas que ficios y en parte por la artificios a elaboración del suelo,
eso ha dejado en la lengua, una vez que se generalizó los cuales se extienden desde los grandes lagos de la zona
su uso. norte hasta el extremo más meridional de Perú; de esos
Tras el desarrollo hasta ahora intentado, a partir de monumentos he compilado yo un catálogo, con una fina-
ideas, no puede ser aquí mi propósito el entrar también lidad distinta, sacado en parte del viaje de mi hermano,
en una investigación histórica de las lenguas con respecto el cual indica exactamente sus fronteras, los centros de
a los medios de escritura de que se sirven. Únicamente esa civilización y la línea que sigue, y que demuestra con
con el fin de aclarar en el conjunto también con un hecho mucha fortuna las causas de esta última, y en parte de
la aseverada conexión entre la escritura alfabética y el otras fuentes, principalmente de las obras de los primeros
lenguaje, permítaseme concluir esta relación con algunas conquistadores.
consideraciones acerca de las lenguas de América, vistas Por tanto, al investigar las lenguas de América mi
en este aspecto. atención ha estado siempre dirigida al mismo tiempo a
Puede darse por hecho que en ninguna parte de Amé- averiguar si su estructura lleva las huellas del uso de al-
rica ha aparecido el menor rastro de una escritura alfa- fabetos perdidos. Pero nunca he encontrado tal cosa; an-
bética, aunque a veces se ha aseverado o sospechado. Es tes bien, el organismo de esas lenguas es precisamente de
cierto que entre los jeroglíficos mexicanos se encuentra tal naturaleza que, partiendo de las anteriores considera-
un género de escritura que en parte es similar a las couas ciones generales sobre la conexión de la lengua con la es-
chinas y que aún no ha sido aclarado exactamente; pro- critura alfabética, puede atinadamente concebirse que esas
bablemente no permitirá una aclaración, dados los pocos lenguas no llevaron a la invención de un alfabeto y que,
restos que quedan. Pero si en ese género de escritura si se les hubiera ofrecido uno, lo único que habría ocurri-
hubiese de alguna manera signos fonéticos, las noticias do hubiera sido una indiferente apropiación de él. La
que poseemos sobre el país y su historia contendrían ras- aceptación de la escritura europea llegada a América no
tros de ello. Podría ciertamente objetarse que tampoco la prueba, empero, ciertamente nada en favor de esto. Pues
antigüedad dice nada de que hubiera signos de letras en aquellas infortunadas naciones fueron oprimidas en se-
los jeroglíficos egipcios. Sólo que aquí el caso es entera- guida y sus más nobles etnias fueron exterminadas en su
mente diferente. De la posesión por Egipto de una escri- mayor -parte, de tal manera que no cabe pensar en una
tura alfabética ha empezado a dudarse únicamente en los actividad nacional libre, al menos en una actividad nacio-
tiempos más recientes, cuando se declaró que también la nal espiritual. Algunos mexicanos, sin embargo, asimila-
escritura demótica eran signos conceptuales; por lo de- ron realmente el nuevo medio de anotación y dejaron
más, había una multitud de testimonios que lo pro- obras en la lengua indígena.
baban o que permitían sospechado. El único objeto de Como ha quedado mostrado en lo dicho antes, todas
discusión era cuál de entre las especies egipcias de escri- las ventajas del uso de la escritura alfabética se refieren
tura había sido la alfabética; o, más bien, se buscaba la principalmente a la forma de la expresión y, por medio
de ella, a la evolución de los conceptos y a la ocupación y como esto va unido a enormes dificultades, seguramen-
con ideas. En eso reside su efecto, de eso brota la necesi- te la prolongada privación de una escritura alfabética in-
dad que de ella se siente. Mas precisamente la forma del fluyó de manera no insignificante sobre la estructura de
pensamiento no es favorecida de modo preferente, y a sus lenguas. Asimismo, tal influencia pudo ser modificada
menudo es descuidada del todo, por la estructura de las especialmente por el hecho de que tampoco el género de
lenguas de América, las cuales, es cierto, tienen una ho- escritura que poseían algunos pueblos americanos fuese
mogeneidad sorprendente, aunque no, desde luego, ni mu- de índole tal como para ejercer una influencia significati-
cho menos, la que hasta ahora ha venido diciéndose; y va sobre la lengua y el sistema de los pensamientos.
los pueblqs americanos no se encontraban, tampoco en Esto lo toco, sin embargo, sólo de pasada, pues para
tiempos de la Conquista, ni en sus reinos más florecien- poder poner pie realmente en ello sería necesario hacer
tes, en aquel nivel en el cual brota en el ser humano el una comparación de las lenguas de América con las len-
pensamiento como algo que ejerce su dominio en todas guas de los pueblos de otros continentes que tampoco se
partes. sirvieron de signos de escritura, y con la lengua china, a
Aquí sólo recordaré de pasada la rareza y, en parte, la la cual le son ajenos cuando menos los signos alfabéticos;
completa falta de esas designaciones gramaticales a las pero no es éste el lugar de hacer tal cosa.
que cabría calificar de auténticas formas gramaticales. En cambio está más próximo a las consideraciones
Pero no creo equivocarme si también cuento en esto la que aquí hay que hacer, y resulta por sí mismo eviden-
analogía rigurosa y uniforme de esas lenguas, interrum- te, que la prolongada privación de la escritura favorece
pida sólo por desviaciones sumamente infrecuentes, la la uniformidad regular de la estructura lingüística, a la
acumulación de todas las determinaciones accesorias da- cual se tiene equivocadamente por una excelencia. A la me-
das por un concepto también allí donde su mención re- moria le resulta más dificultoso retener las desviaciones,
sulta innecesaria, la predominante tendencia a la expre- especialmente cuando aún no se ha despertado una refle-
sión particular en vez de a la más general. No sólo el uso xión sobre la lengua suficiente para descubrir y apreciar
duradero de una escritura alfabética habría modificado y sus razones internas, o no se ha despertado aún espíritu
cambiado, a mi parecer, esas cosas, sino que una espiri- investigador suficiente para buscar sus razones meramen-
tualidad nacional más viva habría sabido desprenderse te históricas. El predominio de la memoria habitúa tam-
también de esas torpes cadenas, habría captado los con- bién al alma a producir los pensamientos con la impron-
ceptos en su universalidad, habría aplicado de manera ta más idéntica posible; y finalmente, a la atención diri-
más enérgica y adecuada la articulación que reside en el gida a la investigación exacta del lenguaje no le son aje-
pensamiento y en la lengua, y habría sentido el impulso nos los casos en que la escritura misma, la alineación de
a asegurar mediante signos visuales la timorata conser- las letras, produce abreviaciones y modificaciones.
vación de la lengua en la memoria, con el fin de que la
reflexión pudiera ejercer más sosegadamente su dominio No debería confundirse con esto el hecho de que la
sobre ella y el pensamiento pudiera moverse dentro de escritura da a las formas también más firmeza y, con ello,
formas más fijas, pero más libres y cambiantes. Pues si la en otro aspecto, más uniformidad. De ese modo actúa en
escritura alfabética no había hecho compañía a la pobla- contra sobre todo de la escisión en dialectos demasiado
ción de América (en la medida, en efecto, en que se acep- numerosos, y es difícil que con un uso duradero de la es-
ta una del e~tranjero), entonces las naciones americanas critura se hubieran conservado las diversidades, presen-
estaban sin duda consignadas a inventarIa por sí mismas; tes en las más de las lenguas americanas, de expresiones
propias para varones y para mujeres, para niños y para América de los demás continentes. Ni siquiera en los si-
adultos, para nobles y para el pueblo llano. Por lo demás, tios donde estaban muy cerca unas de otras lenguas deci-
en la misma población y en la misma clase muestran las didamente distintas, como ocurría en la actual Nueva Es-
lenguas americanas una admirable fijación de las mismas paña, he podido yo notar jamás en su estructura, por nin-
formas mediante la mera tradición. Eso hay ocasión de guna huella segura, la influencia vivificadora o conforma-
observado al comparar los escritos de los misioneros, coin- dora de las unas sobre las otras. Pero las lenguas ganan
cidentes con los primeros tiempos de los asentamiento s fuerza, riqueza y configuración sobre todo por el choque
europeos, con el modo actual de hablar. Esa misma oca- de una diversidad grande e incluso constante, ya que por
sión se ofrece sobre todo en el caso de las tribus de Nor- esa vía pasa a ellas un contenido más rico de existencia
teamérica, pues en los Estados Unidos (y, por desgracia, humana, conformado ya en lengua. Pues su ganancia real
ahora únicamente allí) se preocupan, de una manera es sólo ésa, la ganancia que en ellas, igual que en la Natu-
muy digna de aplauso, por la lengua y el destino de los raleza, se genera de la plenitud de las fuerzas creativas,
indígenas. Sería, pues, muy deseable que la atención se sin que el entendimiento pueda llegar al fondo del modo
orientase más precisamente a esa comparación de los de ese crear, la ganancia que se genera de la intuición, de
mismos dialectos en tiempos distintos. La fijeza produci- la imaginación, del sentimiento. Sólo de ellas ha de aguar-
da por la escritura es, por tanto, más una universalización dar la lengua materia y enriquecimiento. Y es más bien
de la lengua, que va pasando poco a poco a formar un sequedad y pobreza lo que ha de temer de la elaboración
dialecto propio, y es muy distinta de la implantación, a por el entendimiento, cuando esa elaboración va más allá
que antes nos referimos, de una única regla en una multi- de procurar a la materia su plena validez en el pensar
tud de casos que ciertamente son parecidos, pero que no claro y preciso. La escritura puede ahora difundirse, e in-
siempre son enteramente idénticos, si se consideran con cluso originarse, con mayor facilidad allí donde una pe-
exactitud el concepto y el sonido. culiaridad se enfrenta vivamente a otra; una vez surgida
Todo lo aquí dicho puede aplicarse también a la acu- y desarrollada, la escritura puede, sin embargo, ser des-
mulación de demasiadas determinaciones en una única ventajosa también para la vitalidad de la lengua y para
forma; y al investigar más a fondo las razones se ve que su influencia sobre el espíritu, lo mismo que la elabora-
todos los fenómenos aquí mencionados dependen de la ción lógica, en cuya proyección es ella la que más pode-
actividad, orientada más o menos enérgica y peculiarmen- rosamente colabora.
te a la lengua, del espíritu, actividad de la cual la escritu- Pero en las lenguas americanas aquello que las man-
ra es prueba y a la vez causa propiciadora. Allí donde fal- tuvo alejadas de la escritura a1fabética, dado que ni si-
ta esa actividad, su ausencia se muestra en la estructura quiera les llegó una de fuera, estaba sobre todo, desde
imperfecta de la lengua; y allí donde esa actividad ejerce luego, en la ausencia de una cultura espiritual, más aún,
su dominio, esa estructura experimenta una remodelación en la falta de una general orientación intelectual. De ello
saludable, o ya desde el inicio no aparece. Pero la escritu- ofrecen los mexicanos un ejemplo sorprendente. Al igual
ra, la necesidad que se siente de ella y la indiferencia fren- que los egipcios, los mexicanos poseyeron imágenes y es-
te a ella, son cosas que están constantemente unidas a critura jeroglíficas, pero nunca dieron los dos pasos im-
la una o la otra de esas situaciones. portantes con los que aquel pueblo de la Antigüedad pro-
Al enumerar las causas de la peculiaridad de las len- bó en seguida su profunda espiritualidad: el de separar
guas americanas, no debería olvidarse tampoco su antes de la imagen la escritura, y el de tratar la imagen como
mencionada homogeneidad ni tampoco la separación de un símbolo sensible. Esos pasos, que emergen de la indi-
vidualidad espiritual del pueblo, dieron su forma durade- los que esas excelencias precisamente no pueden ser de-
dera a la entera escritura egipcia, y a mi parecer no se rivadas del trato con europeos. Puesto que todo lo que
deberían considerar como una evolución gradualmente mueve a los seres humanos pasa a su lengua, sin duda
progresiva del uso de la escritura por imágenes, de la pic- habrá que hacer una distinción entre la fortaleza y la pe-
tografía, sino que se asemejan a chispas espirituales que culiaridad del modo de sentir y del carácter en la vida en
brillan en una nación o en un individuo, produciendo re- general, por un lado, y la orientación intelectual y la in-
pentinamente una remodelación. La jeroglífica mexicana clinación hacia las ideas, por otro. Ambas cosas vuelven
tampoco llegó a la forma de arte. Y, sin embargo, entre a irradiar en la expresión, pero sin la última no cabe in-
las naciones americanas que nos son conocidas, me pare- fluir poderosa y duraderamente sobre la configuración y
ce a mí que los mexicanos son los que tienen el carácter la estructura de la lengua.
yel espíritu más excelentes, así como también creo poder Es muy probable que, aunque el imperio mexicano 'V
probar las excelencias de su lengua con respecto a la pe- el peruano hubieran continuado existiendo durante siglos
ruana. La atrocidad de sus sacrificios humanos muestra, sin ser conquistados por extranjeros, esas naciones no hu-
de todos modos, a los mexicanos en una figura increíble- bieran llegado por sí mismas a la escritura alfabética. La
mente tosca y horrible. Sólo que no puede decirse que sea pictografía y las cuerdas de nudos, poseídas por ambos
menos cruel la fría política con que los peruanos, guián- pueblos, pero de las cuales, por causas aún no aclaradas
dose por meras ocurrencias de sus soberanos, y con la decididamente, la primera entre los mexicanos y las se-
apariencia de una sabia tutela, arrancaron a naciones en- gundas entre los peruanos permanecieron exclusivamente
teras de los lugares donde residían y emprendieron gue- en el uso estatal y en el uso nacional propiamente dicho,
rras sangrientas con el fin de imprimir en los pueblos, cumplían los fines externos de la anotación de los pensa-
hasta donde pudieron hacerla, la impronta de su unifor- mientos, y difícilmente se habría despertado una necesi-
midad monacal. En la historia mexicana hay un movi- dad interna de medios más perfectos.
miento más vivo y más individual, y ese movimiento se Sobre las cuerdas de nudos, que también eran usadas
alza, cuando se agrega la cultura, a una espiritualidad su- en otras zonas de América además de en Perú y en Méxi-
perior, aunque las pasiones denuncien tosquedad. El ur- co, y que han llevado a sospechar una conexión de la po-
banismo de los mexicanos, la serie de sus luchas con sus blación de América con China, así como los jeroglíficos
vecinos, la victoriosa ampliación de su imperio, esas co- han llevado a sospecharla con Egipto, recopilaré en otro
sas traen al recuerdo la historia romana. No es posible lugar las noticias que acerca de ellas se encuentran. Esas
pronunciar un juicio exacto acerca del uso de su lengua noticias son, desde luego, muy escasas, pero resultan su-
en la poesía y en la elocuencia, pues es difícil que los ficientes, con todo, para dar de ese género de signos un
discursos públicos y familiares que aparecen en los escri- concepto más preciso y exacto que el que se obtiene de
tores estén recogidos con fidelidad suficiente. Sólo que los relatos de Robertson y de otros escritores modernos.
cabe muy bien imaginar que a la expresión no le habrán La significación de esas cuerdas residía en el número de
faltado, sobre todo en los discursos políticos, ni la agu- sus nudos, en la diversidad de sus colores y también, pre-
deza ni el fuego, ni tampoco la arrebatadora fuerza de sumiblemente, en el modo de hacer los nudos. Sin duda
todos los sentimientos. Pues todas esas cosas se encuen- esa significación no era la misma en todas partes, sino
tran todavía en nuestros días en los discursos de los cabe- distinta según los objetos, y cabe sospechar que, para co-
cillas de las salvajes hordas de Norteamérica, discursos nocerla, era preciso saber de quién procedía la comunica-
de cuya autentIcidad no parece que pueda dudarse, y en ción y a qué se refería. Pues de la conservación de esas
cuerdas estaban encargados, según la diversidad de las de una explicación oral y los signos no conservaban por
ramas de la Administración, funcionarios distintos. Final- sí mismos de manera auténtica y completa el pensamien-
mente, su desciframiento era una cosa artificiosa y se re- to (como sí debe hacer la escritura, a condición de que
querían unos intérpretes específicos. Por ello parecen per- esté dada la clave de su significado).
tenecer en general a la misma clase que los bastones con Pero sobre esto no cabe pronunciarse con seguridad.
muescas, sólo que esas cuerdas fueron medios artificiales, y si yo he abordado la contextura presumible de esas
con un grado de perfeccionamiento muy elevado, prime- cuerdas de nudos, de las cuales todavía en el siglo pasado
ro de la memoria, y luego de la comunicación, cuando se encontraba una (pero una mexicana) en la Colección
era conocida la clave de la conexión de los signos con lo Boturini, ha sido únicamente para mostrar de qué mane-
designado. Lo único que continúa siendo dudoso es el gra- ra conocían los pueblos de América el doble género de
do en que, de ser convenciones subjetivas para casos de- signos a que pertenece, sea como fuere, toda escritura: la
terminados y exactamente condicionados, pasaron a ser escritura, comprensible por sí misma, mediante imágenes,
verdaderos signos de pensamientos. Es manifiesto que fue- y la escritura mediante un enlace, formado arbitrariamen-
ron ambas cosas a la vez, pues, por ejemplo, en aquellas te para la memoria, de ideas, allí donde el signo recuerda
cuerdas con las que los jueces comunicaban la índole y la lo designado mediante una tercera cosa (la clave de la
cantidad de los castigos impuestos, los colores de las designación). La distinción de esos dos géneros -que se
cuerdas indicaban los crímenes, y los nudos, los tipos de compenetran allí donde la pictografía alegorizante renun-
pena. Pero no es claro que en esas cosas fuera posible cia también a su comprensibilidad inmediata, y que, por
también una expresión más general de los pensamientos; su masa, y en el avance de signos aparentemente arbitra-
es algo que ha de ponerse muy en duda, pues tampoco el rios, eran en parte originariamente imágenes- es de gran
hacer nudos en cuerdas de colores parece proporcionar importancia precisamente con vistas a la lengua, como
una diversidad suficiente de signos. puede mostrarse en las lenguas mexicana s y peruanas.
En cambio sí había tal vez en ese arte de las cuerdas Los jeroglíficos mexicanos habían alcanzado un grado
de nudos unos métodos especiales de mnemónica o ayuda no pequeño de perfección; es manifiesto que conservaban
a la memoria, que tampoco a la Antigüedad clásica le fue- el pensamiento por sí mismo, pues todavía hoy resultan
ron ajenos. Parece que entre los peruanos tuvieron real- comprensibles, y también se diferenciaban a veces clara-
mente vigencia tales métodos. Pues se cuenta que los ni- mente de las meras imágenes. Pues aunque, por ejemplo,
ños, para retener las fórmulas de plegaria que les comu- el concepto de conquista es representado en ellos casi
nicaban los españoles, alineaban piedras de colores, es de- siempre por la lucha de dos guerreros, también se encuen-
cir, observaban un método similar a las cuerdas de nu- tra al rey sentado con el signo de su nombre, y luego ar-
dos, sólo que con objetos diferentes. Si se presupone esto, mas figuradas como trofeos, y el símbolo de la ciudad
entonces las cuerdas de nudos fueron, desde luego, escri- conquistada; todas esas cosas, tomadas juntas, son esta
tura en el sentido más amplio de la palabra, pero queda- nítida frase: el rey conquistó la ciudad, y son una ins-
ban muy lejos de ese concepto, pues en la comunicación cripción mucho más precisa que la famosa frase saíta,
a distancia la comprensión se basaba en el conocimiento que suele ser citada como la única en la que se han con-
de las circunstancias exteriores; y allí donde servían para servado, en el testimonio de la Antigüedad, el significado
la transmisión histórica y estaba reservado a la memoria y el signo al mismo tiempo. Por lo que acabamos de decir
el trabajo más principal, al cual los signos le servían úni- se ve asimismo que no había falta de medios para escri-
camente de ayuda, allí tenía que añadirse la propagación bir también nombres y que, por tanto, se estaba en cami-
no de poseer signos fonéticos a la manera de los chinos. la situación de estar consignado sin escritura a la mera
Sin embargo, puede ponerse muy en duda que la jeroglí- memoria. Pero el punto más importante de distinción en
fica mexicana llegase a ser alguna vez una verdadera es- la situación con escritura y en la situación sin escritura
critura. es precisamente éste: que en la primera la memoria no
Pues sólo puede calificarse de tal aquella que indica desempeña ya el papel principal en los empeños espi-
palabras determinadas en una secuencia determinada, cosa rituales.
que también sin letras es posible, mediante signos con- Sean cuales sean, empero, las ventajas y las desventa-
ceptuales e incluso mediante imágenes. Si, por el contra- jas de cada uno de esos dos sistemas de escritura, a las
rio se llama escritura, en el sentido más amplio de la naciones que se los habían apropiado les resultaban sufi-
paíabra, a toda comunicación de pensamientos que acon- cientes; se habían habituado a ellos, y cada sistema, y so-
tezca mediante sonidos, es decir, aquélla en la que el es- bre todo el peruano, estaba incluso entretejido con la
cribiente se imagina también palabras y que el lector tra- constitución del Estado y con el modo de administrado.
duce a palabras, bien que no a las mismas (una definición Por ello no cabe ver cómo uno de esos pueblos habría lle-
sin la cual no habría ninguna frontera entre la imagen y gado por sí mismo a la escritura alfabética; no cabe ne-
la escritura), entonces hay entre esos dos puntos extremos gar, con todo, tal posibilidad. El ejemplo de Egipto mues-
un vasto espacio para múltiples grados de perfección de tra el cercano parentesco de los jeroglíficos fonéticos y
la escritura. Tal perfección depende, en efecto, del grado las letras; de la presentación gráfica de las anudaciones
en que el uso ha unido más o menos la contextura de los de las cuerdas de nudos pudieron surgir signos que se
signos a determinadas palabras o aun sólo a pensamien- asemejasen en su figura a los signos chinos. Para ello hu-
tos; con ello el desciframiento se acerca más o menos a biera sido precisa, empero, una disposición espiritual se-
la verdadera lectura; y en ese espacio también la escritu- mejante a la que acusaron ya muy pronto los egipcios y
ra jeroglífica mexicana parece haberse quedado dete?ida que también la más antigua tradición nos presenta de
únicamente en un nivel que ahora ya no cabe determmar, igual manera; y es en todos los casos un signo desfavora-
sin alcanzar el concepto de verdadera escritura. La posi- ble para la evolución futura de una nación el que alcance
bilidad de conservar jeroglíficamente poemas, de los cua- ya un grado tan significativo de cultura y unas fo~~as
les había algunos famosos, citados expresamente, es algo sociales tan múltiples y fijas, como fue el caso en MeXICO
que ahora ya no cabe decidir, dado que la poesía va unida y en Perú, sin que salga a luz al mismo tiempo aquella
irrevocablemente por su forma a palabras determinadas en disposición. Cabe sospechar que en ambos imperi~s hu-
una secuencia determinada. Si eso no era posible, enton- biera habido un rechazo, como lo hay hoy en Chma, a
ces los peruanos se encontraban al respecto en una situa- aceptar el uso de la escritura alfabética, si ese, uso se ~u-
ción más ventajosa. Pues una escritura, o un analogon biera ofrecido voluntariamente, y no por la VIa constnc-
de escritura, que no represente los objetos mismos, sino tiva de la conquista.
que sea más un medio interior de memoria, puede adhe- De igual manera que, a propósito de las formas grama-
rirse muy exactamente a la lengua, aun cuando sea menos ticales, he intentado mostrar que su puesto puede ser ocu-
capaz de pasar a otro pueblo o a un tiempo lejano. No pado vicariamente por meros analoga, así también oc~rre
debería olvidarse, con todo, que un pueblo que se sirve eso con la escritura. Allí donde falta la verdadera escntu-
de tal escritura en tal sentido, no es que posea realmente ra, la única acomodada a la lengua, también otras escr~-
una escritura, sino que, más bien, lo único que ha hecho turas vicarias pueden satisfacer todos los fines y neceSI-
ha sido perfeccionar en alto grado con medios artificiales dades externos y, hasta cierto grado, también los internos.
Lo único que nunca y por nada puede reemplazarse es la
acción peculiar de aquella verdadera y adecuada escritu-
ra, como tampoco la acción peculiar de la auténtica forma
gramatical; y esa acción consiste en la aprehensión inter- Ex quo intelligimus, quantum
na y en el tratamiento de la lengua, en la configuración dualis numerus, una et simplice
del pensamiento, en la individualidad de la facultad de eompage solidatus, ad rerum
pensar y sentir. valeat perfectionem.
Sin embargo, allí donde hayan echado raíces unos me- Lactantius de opiticio dei
dios vicarios (ahora esta expresión resultará comprensi-
ble sin duda), allí donde el sentido, dirigido instintivamen-
te en la nación hacia lo mejor, no haya impedido su en- Entre los múltiples caminos que ha de recorrer el es-
cumbramiento, en esos lugares tales medios embotarán tudio comparado de las lenguas para resolver la tarea de
todavía más ese sentido, mantendrán el sistema de la len- cómo se manifiesta el lenguaje humano universal en las
gua y del pensamiento en la dirección falsa que con ellos lenguas particulares de las diversas naciones, uno de los
se corresponde, o darán a ese sistema la misma dirección, que indiscutiblemente conducen de manera más acertada
y ya no será posible expulsados, o su efectiva expulsión a la meta es aquel que consiste en considerar una sola
ejercerá ahora de una manera mucho más débil y lenta la parte del lenguaje, siguiéndola a través de todas las l~n-
aguardada acción saludable. Por tanto, allí donde la escri- guas conocidas de la Tierra. Puede hacerse esto o bIen
tura alfabética debe ser tomada y apropiada con alegre con palabras singulares o clases singulares de palabras,
ardor por un pueblo, allí es preciso que le sea ofrecida por lo que respecta a la designación de los conceptos, o
tempranamente, en el tiempo de su frescor juvenil, al me- bien con una forma gramatical, por lo que respecta a la
nos en un tiempo en que el pueblo no haya formado ya, construcción del discurso. Ambas cosas han sido ya ensa-
por vías artificiosas y fatigosas, un género diferente de yadas de varios modos, pero lo único que ha solido hac~r-
escritura y se haya habituado a él. Mucho más, todavía, se ha sido alinear al azar un cierto número de lenguas, sm
habrá de ser ése el caso cuando la escritura alfabética prestar atención a la aspiración, que aquí no es indiferen-
deba ser inventada por una necesidad interna y, precisa- te en modo alguno, a la totalidad.
mente, sin pasar por la mediación de otra diferente. Si Si se dirige una mirada de conjunto al modo como, en
eso ha sucedido realmente alguna vez, o si es tan impro- las diversas lenguas, una forma gramatical -puesto que
bable que debería ser visto tan sólo como una lejana po- yo, de conformidad con mi finalidad actual, me limito a
sibilidad, es una cuestión sobre la que me reservo el vol· éstas- es tratada, destacada o descuidada, modelada de
ver en otra ocasión. manera peculiar, puesta en conexión con otras, expresada
de manera directa o con una perífrasis, tal yuxtaposición
arroja con mucha frecuencia una luz enteramente nueva
sobre la naturaleza de esa forma y, a la vez, sobre la con-
textura de las lenguas singulares tomadas en considera-
ción. Cabe establecer entonces una comparación entre el

* Texto leído en la Academia de las Ciencias de Berlín el 26 de


abril de 1827.
carácter particular que tal forma asume en las diversas lo es la de si ciertas peculiaridades de las lenguas africa-
lenguas y aquel carácter que portan en sí las demás for- nas y americanas proceden únicamente del estado de ca-
mas gramaticales de esas mismas lenguas y juzgar de ese rencia de civilización que les es común en conjunto a los
modo el entero carácter gramatical de estas últimas, así pueblos que las hablan, o tienen otras causas, que habrá
como su coherencia gramatical. Con respecto a la forma que buscar. La respuesta a tales cuestiones conecta el es-
misma, sin embargo, el uso q\le realmente se ha hecho tudio comparado de las lenguas con la historia filosófica
de ella se contrapone al uso que cabe deducir de su mero del género humano y señala a éste una finalidad superior
concepto, lo cual nos pone a salvo de la unilateral manía que lo transciende. Pues el estudio de las lenguas ha de
de sistema en que necesariamente se cae cuando se quiere ser elaborado por sí mismo. Mas no por ello porta en sí
determinar por meros conceptos las leyes de las lenguas mismo su finalidad última, como tampoco la porta nin-
efectivamente existentes. Precisamente, la circunstancia guna parte de la investigación científica, sino que está
de que el procedimiento aquí recomendado insista en la subordinado, igual que todas las demás, a la finalidad su-
búsqueda lo más completa posible de los hechos, pero prema y universal a la que tiende en su totalidad el espí-
haya necesariamente de unir a ella la derivación a partir ritu humano, la finalidad de que la humanidad se escla-
de meros conceptos, con el fin de introducir unidad en la rezca a sí misma y esclarezca su relación con todas las
multiplicidad y adquirir el punto de vista correcto para cosas visibles e invisibles que hay alrededor y por encima
la observación y el juicio de las diversidades singulares, de ella.
precisamente esa circunstancia, decimos, previene el peli- Yo no creo que pueda darse nunca una respuesta com-
gro que de lo contrario amenaza, con efectos igualmente pleta a las cuestiones mencionadas, aunque se realice un
perniciosos, a un estudio comparado de las lenguas que estudio muy completo y muy preciso de las lenguas. Son
emprenda unilateralmente o la vía histórica o la vía filo- demasiadas las cosas concernientes tanto a las lenguas
sófica. Nadie que se ocupe de ese estudio y al que su in- como a las condiciones de las naciones que el tiempo ha
clinación y su talento inviten a recorrer preferentemente sustraído a nuestro conocimiento, y los fragmentos que
el uno o el otro de esos dos caminos debería olvidar que han quedado no permiten dar un juicio decisivo. Ahora
la lengua, por proceder de la profundidad del espíritu, de bien, la experiencia que ya he tenido hasta este momento
las leyes del pensar, y de la totalidad de la organización me ha enseñado de varias maneras que la ininterrumpida
humana, pero hacerse real en una individualidad aislada, atención dirigida a esas cuestiones proporciona aclaracio-
y, dividida en fenómenos singulares, volver a operar so- nes singulares muy apreciables y en todo caso previene
bre ella, es algo que exige la aplicación, dirigida por una errores y destruye prejuicios.1 A este respecto, sin embar-
metódica correcta, del pensar puro y, a la vez, de la inves-
tigación rigurosamente histórica. 1. El señor SCHMITTHEUNER (Ursprachlehre, p. 20) dice: "Sin
Una segunda e importante ventaja de las descripciones, considerar que merezca la pena exponer detalladamente que las
realizadas a través de todas las lenguas, de las formas lenguas de América y de África han de ser tanto más imperfectas
y tanto más divergentes las unas de las otras, cuanto menos
gramaticales, consiste en la comparación de los diversos
se han alzado los pueblos que las hablan desde la obtusidad de
modos en que son tratadas estas últimas con el estado cul- la vida en el estado de naturaleza hasta la luz de la razón y desde
tural e incluso con el estado lingüístico de una nación. Es la dispersión de la tosquedad hasta la unidad de la cultura, vamos
una cuestión de la máxima importancia la de si un cierto a proceder ..., etc.» No sé si serían muchos los que estarían dispues-
grado de perfeccionamiento formativo de una lengua pre- tos a suscribir una sentencia tan reprobatoria y que de antema-
no coarta la investigación. Yo no puedo dejar de tener una opi-
supone o produce un cierto estado de cultura, y también nión enteramente opuesta. No voy a invocar aquí la notable es-
go, hay que dirigir la mirada no meramente al estado de semejanza de la estructura gramatical que autoriza a
familiar y social de las naciones, sino principalmente a inferir el parentesco de las lenguas? Es un fenómeno es-
los destinos que sus lenguas han experimentado, hasta pecífico el que para ningún otro fin haya sido empleado
donde quepa sondear1as a partir de su estructura o sean el estudio de las lenguas de manera tan varia como para
conocidas históricamente. Así, por ejemplo, el perfeccio- éste, más aún, el que muchísimos suelan restringir aún hoy
namiento formativo gramatical, fino y completo, de las su utilidad casi sólo a eso y el que hasta ahora sigan fal-
lenguas letonas, que ahora casi se han convertido en me- tando del todo unos principios debidamente asegurados
ros dialectos, no está en absoluto en conexión con el esta- que permitan dar un juicio sobre el parentesco de las len-
do cultural de los pueblos que las hablan, sino sólo con guas y sobre el grado de ese parentesco. Según mi convic-
uria conservación más fiel de los restos de una lengua ori- ción, el método habitualmente seguido hasta ahora es sin
ginaria y que en otro tiempo tuvo un elevado perfeccio- duda suficiente para reconocer las lenguas cuya concor-
namiento formativo. dancia recíproca es muy estrecha, así como para pronun-
Por fin, seguramente no es fácil que exista un medio ciarse sobre la compleja divergencia de otras, si bien esto
mejor que la observación de la misma forma gramatical último exige proceder con una cautela mucho mayor. Sólo
en un gran número de lenguas para alcanzar una contes- que en el medio entre esos dos extremos, es decir, justo
tación más completa a esta pregunta: ¿cuál es el grado allí donde más necesaria sería la solución del problema,
los principios me parecen que son todavía tan fluctuan-
tructura que tienen muchas lenguas africanas y americanas. Sin tes que resulta imposible dedicarse a su aplicación con
duda no todos los investigadores de las lenguas sentirán dentro confianza. Nada sería tan importante al mismo tiempo
de sí una inclinación a tal estudio, pero todo el que se haya ocu- para la lingüística y para la historia como la comproba-
pado, aunque haya sido sólo superficialmente, en él admit~rá des-
de luego que su conocimiento tiene la máxima importanCIa para ción de esos principios. Pero tal comprobación va unida
él estudio de las lenguas. Sólo que el estado cultural de tales po- a grandes dificultades y exige unos trabajos previos en
blaciones, especialmente de las americanas, no es siempre el que varias direcciones.
se describe en el pasaje citado, y no lo es precisamente en lo que En primer lugar habrá que analizar todavía muchas
se refiere a la expresión de los pensamientos. Los relatos sobre
las asambleas populares de las naciones de Norteamérica y los
más lenguas, y algunas habrá que analizar1as con una pre-
discursos que se han difundido de algunos de sus cabecillas dan cisión mayor que la empleada hasta ahora. Para poder
un concepto enteramente diferente de esas naciones. Muchos pa- comparar con buen éxito, desde un punto de vista grama-
sajes de tales discursos son de una elocuencia verdaderamente
conmovedora, y si bien es cierto que esas tribus mantienen un na, de GILIJ, que trata de sus leyendas y narraciones. Pero aunque
estrecho contacto con los habitantes de los Estados Unidos, es todos los indígenas actuales de América se hubiesen rebajado a
imposible no reconocer en sus expresiones la impronta de una un estado de tosquedad asboluta y de obtusa vida de naturaleza,
peculiaridad pura y originaria. Esas tribus se oponen, ciertamen- cosa que ciertamente no ocurre, de ninguna manera cabría afir-
te, a cambiar la libertad de sus bosques y montañas por el traba- mar, sin embargo, que las cosas fueran siempre así. Es bien co-
jo de la agricultura y por el confinamiento en casas y aldeas, nocido el floreciente estado del imperio mexicano y el imperio
pero en su vida nómada conservan una mentalidad simple, aman- peruano; y huellas de la antigua cultura de los muiscas y de los
te de la verdad, y en ocasiones grandiosa y noble. Véase, de MOR- panos, que han sido encontradas por azar, muestran que varioS
SE: Report to the Secretary of war of the United States on Indian pueblos de América habían llegado a un alto grado de desarrollo.
Affairs, p. 71, ap. 5, 21, 53, 121, 142, 153. Las lenguas de los hom- (A. v. HUMBOLDT, Monuments des peuples de l'Amerique, pp. 20,
bres que saben dar a su expresión esa claridad, esa fuerza y esa 72-74,128,244, 246, 248, 265, 297.) ¿No debería considerarse, pues,
viveza no pueden ser indignas de la atención de los lingüistas. que vale la pena investigar si las lenguas americanas que actual.
De algunas tribus de Sudamérica nos ofrecen testimonios muchas mente sori conocidas llevan en sí la impronta de aquella cultura
cosas que se encuentran dispersas en el Saggio di storia america- o de la presunta tosquedad de hoy?
tic al, dos palabras tan sólo, únicamente dos, es necesario sobre todo, un estudio, que debe sacar sus datos de la
preparar antes exactamente para esa comparación a cada historia, acerca del modo en que se ramifican, mezclan y
una de las palabras de por sí, en la lengua a que pertenece. unen las naciones.3
Mientras se siga meramente, yeso es lo que ahora se hace Sólo uniendo esas múlitples investigaciones será po-
con mucha frecuencia, la semejanza general del sonido, sible establecer principios para conocer lo que en las len-
sin buscar las leyes fonéticas de las lenguas mismas y su guas ha pasado efectivamente de unas a otras en la his-
analogía, se corre inevitablemente el doble peligro de de· toria. Todo procedimiento que sea menos profundo y cui-
clarar que son idénticas palabras que son distintas y de dadoso que éste deja siempre subsistente el peligro de
declarar que son distintas palabras que son idénticas, para confundir aquello que realmente pertenece al parentes-
no mencionar los casos más burdos, pero todavía frecuen- co con las metamorfosis causadas por el tiempo o de
tes, en que las palabras comparadas no son tomadas en mezclado con aquellas cosas que se generan de manera
su forma fundamental, y son pasadas por alto las añadi- similar, con independencia entre sí, meramente por cau-
duras y las flexiones gramaticales que en ellas hay? sas similares, en lugares distintos y en tiempos distintos.
A continuación, la investigación habrá de volverse ha· De lo que aquí se ha dicho síguese ya por sí mismo
cia las metamorfosis de las lenguas en el curso de los si- que el estudio de la gramática ha de constituir la base
glos, para conocer qué peculiaridades encuentran su ex- en cada una de tales investigaciones. Ese estudio aporta
plicación meramente en tales metamorfosis. Tras la ela- una utilidad doble: una utilidad mediata, la de preparar
boración de las lenguas singulares, que es la que en pri- las palabras para la comparación, y una utilidad inmedia-
mer lugar ofrece un material puro y utilizable, es nece· ta, la de examinar la concordancia o diversidad de la es-
saria la comparación de aquellas lenguas cuya conexión tructura gramatical. Sólo de este último trabajo resulta
esté probada efectivamente con argumentos históricos, su con precisión qué es aquello que nunca queda en seguida
comparación en su exacto grado de parentesco, para po- aclarado por meras comparaciones de palabras, a saber:
der juzgar por estas analogías las analogías que aún son la cuestión de si las lenguas comparadas pertenecen efec-
desconocidas. tivamente a una única familia o si simplemente han inter-
Así es como, finalmente, podría ser muy útil el segui- cambiado palabras entre sí. Sólo por esta vía se obtiene,
miento aquí intentado de las formas gramaticales singu- por tanto, un concepto preciso de aquella particular se-
lares a través de todas las lenguas conocidas. Pues sólo paración y unión de los pueblos a la que corresponden
de ese modo cabe examinar cuál es el recíproco compor- determinados grados de parentesco de los dialectos. Aho-
tamiento, en otros puntos, de las lenguas que son seme- ra bien, en todas estas investigaciones es preciso tomar
jantes entre sí en tales puntos singulares y cuál es la pro- el concepto de «parentesco» únicamente en el sentido de
fundidad, mayor o menor, con que interviene en el todo «conexión histórica», y no dar demasiado peso al sentido
de la estructura de la lengua la influencia de las formas literal de la palabra. Esto último induce, por motivos que
singulares. Es obvio que además de estos trabajos prepa- aquí sería muy largo discutir, a varios errores.4
ratorios concernientes a las lenguas se requiere también,
3. Los Tableaux historiques de l'Asie, de KLAPROTH, prueban
2. En los escritos recientes de Bopp, Grimm y Schlegel se en- cómo las investigaciones históricas de esta especie pueden ilumi-
cuentra un gran número de comparaciones de palabras, compara- nar muy excelentemente la lingüística.
ciones tan merecedoras de imitación como difíciles de evitar, y 4. Sobre este problema ha llamado ya muy justamente la aten-
ción KV-PROTH (Asia polyglotta, p. 43).
que están fundadas en un análisis exacto y completo.
En esto, como en tantos otros puntos, me parece, en más universal), que están tan entrelazadas con la totalidad
efecto, que habremos de limitamos por mucho tiempo de la estructura gramatical que su descripción es en cier-
todavía a investigaciones singulares, antes de que resulte to modo la descripción de la gramática entera. Con ello,
posible establecer afirmaciones generales. Entretanto, des- naturalmente, se acrecienta la dificultad.
de luego, ya ahora es necesario algo general, sólo que A elegir el dual invita también, empero, el hecho de
dentro de límites bien determinados; es necesario algo que la existencia de esta notable forma lingüística quepa
general, en primer lugar, en aquella parte que el estudio explicar1a tanto a partir del sentimiento natural del hom-
de las lenguas posee también ciertamente, la parte que bre inculto cuanto a partir del fino sentido lingüístico
puede ser sacada únicamente de ideas; y es necesario, en del hombre muy culto. Por un lado, esa forma se encuen-
segundo lugar, porque de vez en cuando se precisa tener tra en las naciones incultas, como Groenlandia, Nueva
una visión de conjunto de los progresos que se han he- Zelanda, etc., y, por otro lado, en el griego la ha conser-
cho, de acuerdo con la situación actual de la investigación vado precisamente el dialecto más cuidadosamente elabo-
singular, en la construcción de la totalidad de la ciencia. rado, el ático.
Sólo hay dos cosas que nunca ni de ninguna manera de- Si se comparan varias lenguas con respecto a la misma
berían admitirse: el traspaso de la deducción conceptual forma gramatical, yo creo que es preciso seleccionar para
a un campo que no le pertenezca, y la inferencia de con- ello las formas que se encuentran en el nivel más bajo de
clusiones generales a partir de la observación incompleta. la clasificación gramatical, sin temer, llenos de angustia,
Si la descripción completa de formas gramaticales sin- que con ello escindamos cosas que están estrechamente
gulares puede proporcionar las diversas ventajas que aquí hermanadas. De esa manera se abarca una extensión me-
se han descrito, de ello se sigue también por sí mismo nor y se puede entrar mejor en lo que es enteramente sin-
que es preciso emprender tal descripción de acuerdo, pre- gular. Tal es la razón de que yo haya escogido el dual, y
cisamente, con esos distintos puntos de vista. Ya por esta no el número en general, aunque necesariamente habré
razón he creído que necesitaba permitirme estas observa- de tener siempre en cuenta al mismo tiempo el plural,
ciones introductorias, que, de lo contrario, podrían pare- que se halla tan estrechamente conectado con el dua!' Sin
cer sin duda una divagación que me apartaba de mi embargo, el plural exigirá siempre una exposición espe-
asunto. cífica.
En este ensayo mi elección ha recaída precisamente
sobre el dual; y si eso necesitase una justificación, la en-
contraría ya en el hecho de que, entre todas las formas SECCIÓN PRIMERA.
gramaticales, es ella la que tal vez más cómodamente pue- DE LA NATURALEZA DEL DUAL EN GENERAL
de separarse de la restante estructura gramatical, por cuan-
to incide en ella de un modo menos profundo. Esto, y el Considero oportuno indicar ante todo la extensión es-
hecho de que el dual no se encuentre en un número dema- pacial en la que se encuentra el dual en las diversas áreas
siado grande de lenguas, hace más sencillo su tratamien- lingüísticas de la Tierra.5
to, de acuerdo con el método aquí seguido. Pues aunque,
según mi convicción, la descripción de formas gramatica- S. Está en la naturaleza de las cosas el que no pueda ser com-
les singulares puede intentarse sin excepción en todas las pleta la enumeración aquí intentada de las lenguas que poseen
el dual. Con todo, me ha parecido necesario comunicarla aquí,
lenguas, hay algunas formas, como, por ejemplo, el pro- como una enumeración que ha de ser completada por investigacio-
nombre y el verbo (este último, también en su acepción nes ulteriores.
La geografía exige, en la aplicació~ a objet?s .~~st.in. Europa, por tanto, el dual procede principalmente del an-
tos, clasihcaciones. dIstintas; en cambIo en la lmgUlstlca tiguo indio. .
no cabe separar convenientemente una de otra ASia, Euro- Es cierto que se habla también de un dual en la, leD:gu~
pa y Africa del Norte. de Gales y de la Baja Bretaña, el así llamado CImnco.
Si ahora tomamos junta esta parte del viejo mundo, Pero consiste únicamente en el hecho de que se antepone
encontramos el dual principalmente en tres puntos, en el número dos a las denominaciones de los miembros do-
dos de los cuales se ha difundido ampliamente y en diver· bles, cuyo femenino pierde en el bajo-bretón, en esa unión,
sas direcciones: su sílaba final. Dado que esto parece suceder de manera
constante y regular, y la palabra permanece en singular,
mientras que el plural reaparece tan pronto aquélla es
- En las sedes originarias de las lenguas semíticas.
trasladada a otros conceptos (por ejemplo, la pata de la
- En la India.
mesa), aquí hay ciertamente un sentimiento del dual, y
- En la familia lingüística, hasta ahora considerada
ese fenómeno merece ser señalado. Mas no por eso cabe
idéntica, que se extiende por la península de Malaca, las
incorporar el címrico al número de las lenguas que po-
islas Fílipmas y las islas de los Mares del Sur.
seen realmente el dual. Investigaciones recientes, pero
que aún no están acabadas, me hacen suponer que tam-
En las lenguas semíticas el dual domina principalmen- bién esta lengua y la gaélica están relacionadas con el
te en el árabe y ha dejado cuando menos huellas de sí en sánscrito en su estructura gramatical.
las lenguas arameas. Con el árabe el dual pasó a Africa
Con Africa ocurre algo parecido a lo que ocurre con
del Narre, mientras que en Europa llegó solamente hasta
Europa. Africa conoce el dual únicamente en el árabe. La
Malta y no ha penetrado en la lengua turca, ni siquiera
lengua capta no lo posee, y tampoco lo encuentro en nin-
con las palabras de ésta que fueron tomadas del árabe.6
guna de las otras lenguas africanas, muy numerosas, aun·
El sánscrito ha transmitido, pero muy poco, el dual en que algunas, como por ejemplo la lengua bunda, poseen
primer lugar al pali, y no lo ha transmitido nada al pra- una gran riqueza de formas gramaticales.
krit' del sánscrito o, más bien, de la misma fuente que lo En el viejo mundo es, pues, Asia la auténtica sede del
recibió él, ha recibido Europa el dual en la lengua griega, dual.
en las lenguas germánicas y eslavas y en el lituano; en El dua! no aparece en las lenguas asiáticas que proce-
todas ellas su extensión y su conservación han sido dis- den de la misma familia que el sánscrito. Sólo la lengua
tintas, según los dialectos y los tiempos, como precisare- malabar constituye, a lo que parece, una excepción.8 En
mos a continuación. general resulta notable el fenómeno de que haya trans-
Entre las restantes lenguas europeas encuentro el dual mIgrado por entero a Europa la elaborada y acabada es-
únicamente en el lapón. Es notable, sin embargo, el he- tructura de la gramática sánscrita, excepto el sánscrito y
cho de que ni en la lengua finlandesa ni en la lengua esto·
niana, que están emparentadas con el lapón, ni tampoco 7. W. OWEN: Dictionary of the Welsh Language, vol. 1, p. 36.
en el húngaro se encuentre ningún rastro del dual. En Gram. Celto-Bretonne, de Legonidec, p. 42. Owen menciona úni·
camente la circunstancia de que el número dos sea antepuesto,
6. S6lo algunas fórmulas tradicionales, como «~as dos ciuda- no las otras dos circunstancias, que son las únicas decisivas para
des antiguas y santas» (Jerusalén y La Meca) constltuy~n una ex- la forma dual. Pero sin duda eso habrá que cargarlo a la cuenta
cepción. P. AMÉDÉE JAUBERT, Elements de la grammaLre turke, de su inexactitud, no a la cuenta de la lengua.
p. 19, § 46. 8. Mithridates, de ADELUNG, 1, p. 211.
el pali mismos y, en cambio, las restantes lenguas asiáti- del sistema fonético originario de todos esos pueblos que
cas conectadas con el sánscrito hayan conservado mucho nunca se ha perdido, no obstante todas las convulsiones
menos esa gramática. Es cierto que esto se explica con la lingüísticas.
hipótesis,9 tan aguda como exacta, de que las lenguas euro- El dual no es ajeno a la lengua zend. Pero como
peas aquí aludIdas son tan originarias como el propio también a ella hay que contarla indiscutiblemente entre
sánscrito y que, por el contrario, aquellas lenguas asiáti- las lenguas sánscritas,lO con esto no se produce ninguna
cas tienen su origen en el sánscrito, y en su mayor parte modificación en la triple sede, antes mencionada, que el
merced a su mezcla con otras lenguas, y que, en conse- dual tiene en Asia.u
cuencia, han compartido el destino de la decadencia de Si ahora nos detenemos aquí un momento todavía, lo
las formas gramaticales, destino que es general en tales que vemos es que en Europa, en África y en el continente
traspasos y convulsiones. También en Europa la estructu- asiático, excepto el área lingüística malaya, el dual se en-
ra gramatical más rica se encuentra principalmente sólo cuentra principalmente sólo en lenguas muertas, y que
en lenguas muertas, y aquellas lenguas asiáticas no pue- sólo continúa vivo:
den ser comparadas con éstas, sino que han de serlo más
- En Europa, en el arabemaltés, en ellituano, en el
bien con nuestras lenguas de hoy. También por esto es
lapón, en algunos dialectos de la población rural de algu-
evidente la superioridad de las lenguas europeas en la con- nos distritos del Reino de Polonia,l2 en las islas Feroe, en
servación más fiel del carácter lingüístico originario, y no Noruega, y en algunas regiones de Suecia y de Alemania,
hay en Asia ningún ejemplo de que se haya conservado aunque aquí el pueblo ya no lo entiende y está en uso úni-
una parte tan grande de la más antigua estructura de la camente como pluralY
lengua india, y conservado de un modo tan vivo y puro, - En África, en el árabe moderno.
en boca de todo un tronco étnico, como se conserva en - En la parte descrita de Asia, también en el árabe
Europa entre los lituanos y los letones. En cambio resulta moderno y en la lengua malabar.
muy sorprendente el hecho de que aquella parte de la
gramática sánscrita que estamos obligados a calificar de Ahora bien, puesto que sólo las lenguas del viejo mun-
muy artificiosa y difícil, pero muy prescindible para los do poseen una literatura, puede considerarse que el dual
fines generales de la lengua -es decir, la modificación de está muerto para la lengua literaria (a excepción del
las letras, esa sensible susceptibilidad de los sonidos con árabe).
la cual se modifica casi cada uno de ellos tan pronto como En el este de Asia (tercer punto de su patria) se en-
entra en contacto con otros-, parezca haber dominado cuentra el dual, aunque ya sólo con huellas muy débiles,
siempre poco en las lenguas sánscrito-europeas, incluidas
las más antiguas, mientras que, en cambio, con respecto 10. Eso parece ser lo que opina también el señor Bopp, Annals,
a varias de las lenguas sánscrito-asiáticas, no sabe uno si cit., p. 2.
debe decir que esa parte mencionada de la gramática ha 11. Sobre la vana tentativa de introducir el dual en la lengua
armenia, véase la Grammaire de la langue Arménienne, de CIR-
pasado a ellas, o si lo que ocurre es que era tan peculiar BIED, p. 37.
12. Según me ha asegurado de palabra el señor profesor Pu-
9. Analytical comparison of the Sanscrit ... languages, de Bopp, HARSKA, mediante cuya misión científica el gobierno polaco está
en los Annals of Oriental literature, p. 1 Yss., Y en la recensión de dando un ejemplo extremadamente raro de un noble celo por la
la gramática de GRIMM en los lahrbücher für wissenschaftliche lengua patria y por el estudio de las lenguas en general.
Kritik, 1827, pp. 251 Y ss. 13. GRIMM, Gramm., 1, p. 814, n. 35.
en el malayo; más desarrollado está en la lengua tagala
en Chile. También los cherokees, en el noroeste de Geor-
así como en la lengua pampang, estrechamente emparen~
gia y en las regiones limítrofes, poseen, según se dice, un
tada con la anterior, en las islas Filipinas; y finalmente,
dual en su lengua.15
en gradaciones que, en lo que yo conozco, no aparecen
Por esta breve exposición se ve que el número de las
en ningún otro lugar, se encuentra el dual en Nueva Ze-
lenguas madres que han acogido en sí el dual es muy pe-
landa, en las islas de la Sociedad y en las islas de la Amis-
queño, mientras que, por el contrario, es muy grande el
tad. Los dialectos de las restantes islas de los Mares del
Sur, por desgracia, no son todavía conocidos debidamen- área en la cual se afirmó, especialmente en los tiempos
te en lo que respecta a su gramática. Pero es muy proba- antiguos, ya que el dual pertenece precisamente a las fa-
ble que todos coincidan entre sí, sobre todo en ese punto. milias lingüísticas más difundidas: el sánscrito y el semí-
La cuestión de si todas esas lenguas, desde la malaya has- tico. Sin embargo, una vez más he de repetir aquí que la
ta la tahitiana, están conectadas, y cómo lo están la in- enumeración que acabo de hacer no puede pretender ser
vestigaré detenidamente en otro lugar. Aquí las re~o so- completa. Sin hacer mención siquiera de aquello que en
lamente porque su tratamiento del dual es semejante. En- el estudio comparado de las lenguas se opone a toda pre-
teramente distintas de la familia lingüística malaya pa- tensión de completitud, a saber: el hecho de que ni con
recen ser las lenguas de los aborígenes de Nueva Holanda mucho nos son conocidas todas las lenguas de la Tierra,
y. de Nueva Gales del Sur. Pero la lengua de quienes ha- tampoco existen todavía medios auxiliares gramaticales
bItan alrededor del lago Macquarie posee el dual,14y por de muchas lenguas que nos son conocidas en general. De
ello es probable que se encuentre también en otros dia- otras, esos medios no son tan exactos como para que po-
lectos australianos. damos fiamos de ellos con la seguridad de que no haya
En las lenguas de América aparece raramente esta foro podido pasar desapercibida sobre todo una forma como
ma de pluralidad, pero lo hace en diversos puntos, casi a el dual, que aparece raras veces. Finalmente, resulta muy
todo lo largo de aquel inmenso continente: en el extremo difícil, y a menudo presupone un conocimiento muy pro-
Norte aparece en la lengua groenlandesa; en forma muy fundo de una lengua, el descubrir en ella las huellas de
restringida, en la lengua totonaca, en la parte de Nueva formas que ya no se mantienen vivas allí. Trabajos como
España donde se encuentra Veracruz; además, en la len- éste pueden y deben acrecentarse siempre, por tanto;
gua de los chaymas, que es común a casi todas las tribus sólo con el fin de evitar continuas interpolaciones limita-
de la provincia de Nueva Andalucía; también aparece en tivas me he expresado en lo anterior con mayor firmeza
la lengua tamanaca, en la orilla derecha del Orinoco al al hacer aseveraciones negativas. Ya se entiende, por otro
s~d~ste de la misión de Encamarada; con huellas ~uy lado, que no he omitido ningún esfuerzo para alcanzar al
debI1es, en el quechua, que en otro tiempo fue la lengua menos aquella completitud y aquella exactitud que son
común del imperio peruano; y, por fin, esa forma de plu- posibles en las circunstancias dadas, y he tenido la suerte
ralidad aparece muy desarrollada en la lengua araucana de poder aprovechar aquí, también para las lenguas ex-
traeuropeas, una significativa multitud de medios auxilia-
14. El misionero L. E. THREDKELD ha publicado en Sidney en res. Sólo muy raras veces me he visto obligado a limitar-
~ueva Gales del Sur (sin indicación de año), unos diálogos en' ese
dJaI~ct?, ord~nados de ~cuerdo con las formas gramaticales, con 15. Esto último se basa únicamente en una noticia aislada que
el sIgUIentetltu!o: Specu?,zens of a dialect of the aborigens of New el señor Du PONCEAU agrega a la nueva edición de Grammar of the
S0L!th-Wales bezng the ,fzrst attempt to form their speech into a
wrztten language, 4. Vease el dual, p. 8. Massachussetts Indian language, p. 20, de EUOT, y en la que él
mismo se expresa de modo inseguro.
me a usar únicamente obras tan generales como el Mi-
thridates o el reciente Atlas de Balbi. Toda lingüística haré aquí. Así, en los dialectos alemanes aducidos ante
cuidadosa evitará sin duda, al juzgar la estructura gramá- el dual se muestra ya tan sólo en las dos primeras perso-
tical de las lenguas singulares, el apoyarse sólo en esas nas del pronombre, y en el siriaco aparece, además d~ en
obras, sin remontarse a las fuentes originales, aunque el el propio número dos, meramente en el nombre Egrpto,
valor de tales obras sea innegable en otros aspectos y al que la gente se había habituado a pensar, según se ve
aunque concretamente el Mithridates resulte indispensa- por esto, como Alto Egipto y Bajo Egipto.16
ble para el estudio comparado de las lenguas. Las lenguas investigadas por mí se reparten del modo
Si ahora examinamos el distinto modo como las len- siguiente por las clases que acabamos de enumerar:
guas aquí enumeradas tratan el dual, en conjunto pode- 1. A la primera clase, en la que el dual tiene su sede
mos subdivididas convenientemente, dejando de lado las en el pronombre, pertenecen: a) las lenguas antes nom-
gradaciones singulares, en las tres clases siguientes: bradas del Asia oriental, de las Filipinas y de las islas de
Algunas de estas lenguas toman la idea del dual de la los Mares del Sur, y b) la lengua chayma y la tamanaca.
persona que habla y de la persona a que se habla, del yo 2. A la segunda clase, en la que el dual procede del
y del tú. En ellas el dual está adherido al pronombre y nombre, pertenecen: a) meramente la lengua totonaca, ""t
pasa al resto de la lengua sólo hasta donde se extiende la b) la lengua quechua, en la medida en que pueda atn-
influencia del pronombre; más aún, a veces el dual se li- buírsele un dua!'
mita únicamente al pronombre de la primera persona del 3. A la tercera clase, en la que el dual se extiende a
plural, es decir, al concepto nosotros. la totalidad de la lengua, pertenecen: a) las lenguas sáns-
Otras lenguas extraen esa fonna lingüística del fenó- critasp b) las semíticas, e) la groenlandesa, d) la araucana,
meno de los objetos que en la Naturaleza aparecen por y e) si bien de manera menos completa, la lapona.
parejas, como son los ojos, los oídos, todos los miembros
dobles del cuerpo, los dos grandes astros. En ellas esa for- 16 VATER Handbuch der Hebraischen ... , gramática, p. 121.
ma lingüística no va más allá del nombre de tales objetos. También en hebreo el nombre de Egipto, Mizraim (GENESIUS, Wi:ir-
En otras familias, por fin, el dual invade la totalidad terbuch, palabra mazor), es un dua!. Sin embargo, por un instan-
de la lengua y aparece en todas las partes del discurso en te nos sentimos dudosos de interpretar esa palabra como Alto
Egipto y Bajo Egipto, ya que el Alto Egipto, es decir el Egipto
las que puede tener vigencia. En ellas, por tanto, no es de meridional, tiene un nombre propio, Patras (GENESIUS, Hauptver-
un género particular de dualidad de donde procede, sino sammlung). También el señor GENESIUS (Lehrgebiiude, p. 539, 2)
que se deriva de su concepto general. deriva el dual en Mizraim de la bipartición debida al Nilo, bipar-
Es obvio que las lenguas pueden llevar en sí también tición que, sin embargo, no es ciertamente apropiada para el
delta. Sólo que, de acuerdo con comunicaciones posteriores, el
huellas de más de una de esas maneras de concebir el señor GENESIUS se inclina ahora a mi opinión, que dice que la
dual e incluso de todas ellas a la vez. Mayor importancia división en Alto Egipto y Bajo Egipto es la razón de la forma
tiene la observación de que en las tres familias lingüísti- del nombre; cuando llegue al dual hebreo explicaré con más de-
cas pertenecientes originariamente a la tercera clase se talle la mucha agudeza con que él, diferenciando el tiempo de su
encuentra también lo siguiente: bien de manera general, uso, armoniza todas las denominaciones mencionadas más arriba.
17. Debería recomendarse esta expresión para las lenguas eo-
bien con el transcurso del tiempo, lenguas singulares pue- nexionadas con el sánscrito, que recientemente han sido llama-
den conservar el dual sólo con la restricción que tiene en das también indogermánicas, y ello no sólo por su brevedad, sino
las dos primeras clases. Aun en ese caso son añadidas con también por su adecuación interna, dado que las lenguas sáns-
justicia, sin embargo, a la tercera clase, que es lo que yo critas son, según el significado de la palabra, lenguas de estruc-
tura elaborada y delicada.
En esta visión de conjunto, en la que adrede he sido desinencia ripi y se pone el sustantivo en el plural restrin-
muy conciso, se observa que en la realidad efectiva de las gido. No encuentro, sin embargo, que ripi sea usado por
lenguas conocidas el dual se presenta aproximadamente sí solo, y se ha convertido hasta tal punto en una desinen-
con la misma diversidad de concepto y de extensión que cia que no va adherido ni al singular ni al plural restrin-
podría habérsele asignado en un puro análisis de ideas. gido, sino que adopta una formación particular mediante
y.o he preferido, sin embargo, buscar esas diversas espe- una modificación específica de la desinencia de la palabra.
CIes de dual por la vía de la observación, con el fin de es- Eso es al menos lo que ocurre en los ejemplos siguientes:
capar así al peligro de imponer1as a las lenguas partiendo
de conceptos. Pero ahora será necesario desarrollar tam-
bién a partir de ideas generales la naturaleza de esta for-
ma lingüística, con independencia del conocimiento de las choale, «hombre» choalec o
lenguas reales. choaleena,
Un punto de vista que tal vez no es todavía completa- ahopegak, «caballo» ahopega
n:ente insólito, pero que es del todo errado, es el que con-
SIdera .el dual meramente como un plural restringido, in- La lengua de los mocoví,20en.la provincia del Chaco,
troducIdo por azar para el número dos; con ello autoriza emparentada muy estrechamente con la de los abipones,
a preguntarse por qué no posee cualquier otro número no posee este plural doble, pero forma el plural de todas
su propia forma de plural. En el ámbito de las lenguas las palabras no terminadas en i mediante el añadido de la
aparece, de todos modos, semejante plural restringido, palabra ipi, sin que esta última, a lo que parece al menos
que, cuando se refiere a dos objetos, trata la dualidad me- por los ejemplos, modifique nada en la desinencia del sus-
ramente como un número pequeño; sólo que ese plural tantivo; choale, «hombre», choaleipi, «hombres». En esta
no ha de ser confundido en modo alguno, tampoco en lengua ipi es en realidad la palabra «mucho», y lo que
este caso, con el verdadero dual. resulta incierto es si la r añadida en la lengua abipona es
En la lengua de los abipones, una tribu del Paraguay, una letra formativa o si su omisión es una peculiaridad
hay un plural doble: un plural restringido, para dos o más del dialecto mocoví.
objetos, pero siempre pocos, y un plural amplio, para mu- La lengua tahitiana, que no distingue en el sustantivo
chos objetos.IB El primero parece corresponder auténtica- el dual, conoce también el plural amplio y el plural res-
mente a lo que nosotros llamamos plural. Su formación tringido de que antes se ha hablado, pero los indica mera-
se realiza mediante sufijos que ocupan el lugar de la desi- mente con palabras específicas antepuestas al sustantivo;
n.encia del ~ingular, o bien mediante modificaciones pare- esas palabras aún no están aclaradas en su significado ori-
CIdas a flexlOnes de esa desinencia; es muy varia esa for- ginario y sólo impropiamente podrían ser llamadas for-
mación, si bien sólo podemos juzgar1a en una serie de ca- mas gramaticales.21
sos que han sido transmitidos. El otro plural, el amplio,
conoce meramente la desinencia ripio En ella se encuen- 19. DOBRIZHOFFER escribe joale y ahepegak, pero con la j quie.
tra el concepto de pluralidad, lo cual se infiere del hecho re expresar el sonido español de la ch alemana, y con la e, la o.
d~ que, tan pronto como ese concepto es designado en el 20. Gramática de la lengua mocoví, 3, que me ha sido comuni-
dIscurso con una palabra específica, se deja de lado la cada en manuscrito por el abate Hervás y que está redactada de
acuerdo con los papeles del abate don Raimondo de Termaier.
21. A Grammar of the tahitian dialect of Polynesian language,
Tahití, 1823,pp. 9·10.
La lengua árabe es la que posee del modo más deter. mo al plural, prueba que la primera de esas dos relacio-
minado formas de plural para varios números; posee, en nes interesa más al sentir natural de las naciones; ahora
efecto, el dual para dos, el plural restringido para los nú. bien, su uso espiritual e ingenioso retendrá siempre la
metros tres a nueve, y el plural de pluralidad o plural de segunda de ellas, es decir, la del colectivo-singular. Tam-
plurales -en el cual a partir del plural de algunas pala- bién en otras lenguas cabe demostrar esa relación como
bras se forma, mediante una flexión regular, un plural el fundamento del dual, si bien todas ellas, en el uso su-
nuevo- para el diez y más o para un número indetermi- cesivo, mezclan la noción correcta y la noción errada, que
nado. También para indicar la unidad se sirve el árabe aquí hemos separado, y convierten el dual tanto en expre·
(lo hace en los sustantivos en cuya naturaleza está el re- sión de dos como en expresión de dualidad.
coger bajo sí una pluralidad, como ocurre con los géneros Toda la diversidad gramatical de las lenguas es, según
de los animales y los vegetales) de una característica es- mi opinión, triple, y no se obtiene un concepto completo
pec~al, desconocida por el singular de otras lenguas, y hace de la estructura de una lengua concreta si no se toma
de este un plural.22 Este punto de vista, que considera que en consideración según esa triple diversidad. Las lenguas
el concepto de género se halla en cierto modo fuera de la son, en efecto, gramaticalmente distintas:
categoría de número y que diferencia de él, mediante una
flexión,. el plural y el singular, es innegablemente un pun. 1. Primero, en la concepción de las formas gramati·
to de vIsta muy filosófico y su carencia obliga a otras len- cales según su concepto.
guas a recurrir a otros medios auxiliares. Ahora bien, 2. Después, en la índole de los medios técnicos de su
como estas formas árabes del plural no pueden ser nunca designación.
confundidas con el dual, cosa que sí ocurre con las formas 3. Finalmente, en los sonidos reales que sirven para
del abipón, resulta innecesario tratarlas aquí en detalle. designadas. En el momento presente hemos de habérnos-
A esa noción del dual, que acabamos de señalar como las solamente con el primero de esos tres puntos; los otros
errada, que se limita al concepto del mero número dos dos pueden ser objeto de reflexión sólo en una considera-
como uno de los muchos números progresivos en la serie ción de las lenguas que tenga como mira el dual.
numérica, se opone la noción que se funda en el concepto
de dualidad y que asigna el dual, al menos de manera pre- Mediante el segundo y el tercero de esos puntos, sobre
ferente, a aquel género de casos que dan ocasión de llegar todo mediante el último, alcanza una lengua su individua-
a ese concepto. Según esta noción el dual es, por así decir- lidad gramatical, y la semejanza de varias lenguas en este
lo, un singular colectivo del número dos, dado que el plu- punto es la señal más segura de su parentesco. Pero el
ral reconduce de nuevo la pluralidad a la unidad sólo oca- primer punto es el que determina su organismo, y es muy
sionalmente y no según su concepto originario. Como for- importante, y lo es no sólo porque actúa principalmente
ma de pluralidad y como designación de una totalidad sobre el espíritu y el modo de pensar de la nación, sino
cerrada, el dual comparte, por tanto, al mismo tiempo la también porque constituye la piedra de toque más segura
naturaleza del plural y la del singular. El hecho de que de que en ella existe aquel sentido lingüístico que ha de
empíricamente, en las lenguas reales, se halle más próxi- ser considerado en cada una como el principio auténtica-
mente creador y transformador de la lengua.
.22. Silvestre DE SACY, Grammaire arabe, t. l, pp. 72, 74, 710, con Si se pensase con cierto acabamiento el estudio como
qmen merece ser comparado también OBERLEITNER (Fundamenta parado de las lenguas, sería preciso examinar el diverso
linguae Arabicae, p. 224).
modo como son asumidas en ellas la gramática y sus for-
mas (pues esto es lo que yo entiendo por «concepción se-
gún el concepto»), examinado primero en las formas gra- cuando la designación de la pluralidad es omitida en el
maticales singulares, como aquí en el dual, y luego en las nombre, o del nombre, cuando es omitida en el verbo, etc.
lenguas singulares, cada una en su conexión; finalmente, La lengua no es en modo alguno, sin embargo, un mero
ese doble trabajo habría de utilizarse para trazar un com- medio para entenderse, sino que es la impronta del espí-
pendio del lenguaje humano -pensado como algo uni- ritu y de la vista del mundo propia de los hablantes; la
versal- en su extensión, en la necesidad de sus leyes socialidad es el medio auxiliar indispensable para su de-
y sus hipótesis, y en la posibilidad de la admisión de senvolvimiento, pero no es ni mucho menos la única fina-
éstas. lidad para la que ella trabaja; esa finalidad encuentra más
La idea de lenguaje que primero se ofrece, pero que bien su punto final en la persona singular, en la medida
es la más limitada, es la idea que lo considera como un en que es posible separar a ésta de la humanidad. Por tan-
mero medio de entenderse. Tampoco en este aspecto, sin to, aquello del mundo exterior y de la interioridad del es-
embargo, resulta enteramente superfluo el dual; de hecho píritu que consigue pasar a la estructura gramatical de
contribuye a veces a una comprensión mejor y más pro- las lenguas, eso puede ser asumido, aplicado y perfeccio-
funda, como tendremos ocasión de mostrar al estudiar nado en ellas, y lo es realmente, en la medida de la vita-
su uso en la lengua griega. Pero sin duda esos casos apa- lidad y pureza del sentido lingüístico y en la medida de
recen tan sólo en el ámbito del estilo; y si los pueblos ar- la peculiaridad de su vista del mundo.
tífices de lenguas tuviesen como finalidad meramente la Mas aquí aparece en seguida una diversidad sorpren-
mutua comprensión, cosa que afortunadamente no es el dente. La lengua lleva en sí huellas de que en su forma-
caso, entonces un específico plural de dualidad habría ción fue sacada principalmente de la visión sensible del
sido tenido ciertamente por superfluo. Hay, en efecto, mundo o de la interioridad de los pensamientos, en la
varios pueblos que no aplican las formas de plural efecti- cual aquella visión había pasado ya por el trabajo del es-
vamente presentes en sus lenguas ni siquiera allí donde píritu. De ese modo algunas lenguas tienen como pronom-
la mentada pluralidad brota de otras circunstancias: de bres de la tercera persona expresiones que designan al
un número añadido,23 de un adverbio numeral, del verbo, individuo en una posición bien determinada: erguido, ya-
cente, sentado, etc. Esas lenguas poseen, por tanto, mu-
23. De ese mismo modo parece tomarIo ADELUNG. (Worterbuch, chos pronombres particulares y carecen de uno general.
vocab.lo «Mann», p. 349,Y en otros lugares), cuando en alemán se
combman algunas palabras en singular con números y se dice Hay otras que diversifican la tercera persona según su
sechs Loth, zehn Mann, etc. En parte esto es también enteramen-
te correcto, algunos de esos modos de hablar son incluso tolera-
dos sólo en el ~abla vulg<;tr,p~ro no en la elocución noble, y en creído que tenía que hacer esta observación porque este singu-
todos ellos dom.ma la arbltr<;tnedad fortuita del sentido lingüísti- lar anómalo es propiamente, lo mismo que el dual, un singular
co, pues, p,-?r ejemplo, se dIce zehn Pfund, pero jamás se dice colectivo, un singular-plural, y estas locuciones proporcionan una
z~hn Elle. SI.n embar~o, precisamente allí donde ese uso lingüísti- prueba de cómo las lenguas, a falta de formas correctas, aplican,
tICO,ha ~rralg~do mas, en el caso de Mann, hay en la expresión, para alcanzar su finalidad, formas incorrectas, pero que son ca-
seg~ mI. sentIr, una hermosa fineza, no destacada por Adelung. racterísticas en el instante de su uso en cada caso. En la base de
AqUlel smgular pretende señalar que el número indicado es VIsto la expresión zehn Fuss hay sin duda algo diferente, a saber, la
c.o~o. un t.odo cerr~do; por eso la palabra es arrancada a la mul- distinción entre el concepto propio y el concepto figurado, si bien
tIplICIdad mdetermmada del plural. Esto es visible sobre todo en a ese propósito se distingue un doble plural, Fusse y Füsse. Una
la locución distributiva: vier Mann hoch, donde cada cuatro hom- confusión semejante del número, que debería ser comparada con
bres que están juntos de pie deben valer como una única fila. He estos casos, se encuentra en el hebreo (GENESIUS, Lehrgebiiude,
p. 538). Sobre el címrico véase lo dicho antes.
proximidad o su lejanía con respecto a las personas que ración de su cuerpo y de los cuerpos de los animal" en
hablan. Otras, en fin, conocen al mismo tiempo un él puro dos mitades iguales y con miembros e instrumentos . n.•
-mera antítesis de yo y tú- resumido en una única ca- bles que están presentes por parejas. Por fin, precisam 'n·
tegoría. El primero de estos puntos de vista es entera- te algunos de los fenómenos más poderosos y grandes qu .
mente sensible; el segundo se refiere ya a una pura forma hay en la Naturaleza, y que rodean en todo instante tamo
inmanente de la sensibilidad; el último se basa en la abs- bién al hombre en estado de naturaleza, se presentan como
tracción y en la división lógica de los conceptos, aunque dualidades o son concebidos como tales: los dos grandes
con mucha frecuencia habrá sido seguramente el uso el astros que determinan el tiempo, el día y la noche, la tie-
que haya marcado algo que tal vez tenía un origen com- rra y el cielo que la cubre como una bóveda, la tierra fir-
pletamente distinto. En general, apenas se necesita seña- me y las aguas, etc. Lo que así se muestra presente en
lar que estos tres puntos de vista diversos no han de ser todas partes a la intuición, eso el sentido interno lo tras-
considerados como tres niveles que van avanzando en el pasa de modo natural y expresivo a la lengua, mediante
tiempo. Todos ellos pueden encontrarse juntos, en huellas una forma dedicada especialmente a ello.
más o menos visibles, en una y la misma lengua.24 Pero es en el invisible organismo del espíritu, en las
El concepto de dualidad pertenece al área de lo visible leyes del pensar, en la clasificación de sus categorías don-
y al área de lo invisible y, mientras se presenta de mane- de el concepto de dualidad está arraigado de una manera
ra viva y excitante a la intuición sensible y a la observa- mucho más originaria y profunda todavía: en la tesis y la
ción ext~rna, al mismo tiempo es predominante en las antítesis, en el poner y el quitar, en el ser y el no-ser, en
leyes del pen~ar, en las tendencias de la sensibilidad y en el yo y el mundo. Aun allí donde los conceptos se dividen
el organismo, imposible de investigar en sus fundamentos en tres o más, el tercer miembro o bien brota de una di-
más hondos, del género humano y de la naturaleza. cotomía originaria o bien, sobre su base, es reconducido
Para p~rtir aquí de la observación más simple y su- con gusto a ella en el pensar.
perficial, lo primero que destaca por sí mismo, como algo El origen y el final de todo ser dividido es la unidad.
cerrado y abarcable con la mirada, es un grupo de dos Sin duda a eso se debe el que la división primera y más
objetos situado entre un objeto singular y un grupo de sencilla, en la cual el todo se separa únicamente para
varios objetos. Luego la percepción y la sensación de la reunirse inmediatamente después en forma articulad a, sea
dualidad pasan al hombre en la división de los dos sexos la división que predomina en la Naturaleza y sea en el
y en todos los conceptos y sentimientos referidos a ellos. hombre la más luminosa para el pensamiento y la más
Esa división acompaña más tarde al hombre en la configu- agradable para la sensación.
Especialmente decisivo para la lengua es el hecho de
. 24. En la lengua abipónica, por ejemplo, hay seis palabras dis- que la dualidad ocupe en ella un lugar más importante
tmtas, que recorren los dos géneros, el masculino y el femenino,
para expresar autónomamente el pronombre de la tercera perso.
que en ninguna otra parte. Todo hablar se basa en el diá·
nao Todas esas palabras terminan con la sílaba ha, pero ésta nun. lago; en él, también cuando intervienen varios interlocu·
ca aparece sola y es difícil que designe «él», pues desaparece del tores, el hablante se contrapone siempre como una uni·
tod? cuando con ese s~xtuple pronombre se combina, y ello es dad a aquéllos a quienes habla. Incluso mentalmente ha-
pOSIble,el concepto «solo». Para el pronombre posesivo, en cam. bla el hombre tan sólo con otro, o habla consigo mismo
bio, hay un~ designación simple, que, sin embargo, es omitida
c~:mfrecuencIa, de manera que la faIta de la designación de pose. como si fuera otro; traza con ello los círculos de su pa-
sIón se convierte luego en indicación del posesivo de la tercera rentela espiritual y establece una separación entre los que
persona. DOBRIZHOFFER, op. cit., t. n, pp. 168-170. hablan como él y los que hablan de manera diferente. Esa
separaclOn, que divide al género humano en dos clases, plasma como objeto. Pero la objetividad aparece de una
los de la propia tierra y los extranjeros, es el fundamen- manera aún más acabada cuando esa escisión no acontece
to de toda unión social originaria. únicamente en el sujeto, sino que aquel que tiene la re-
Podría haberse hecho ya antes la observación de que presentación ve realmente fuera de sí el pensamiento, cosa
la dualidad que se manifiesta exteriormente en la Natura- que sólo es posible en otro ser que, como él, tiene repre-
leza puede ser aprehendida o bien de una manera más su- sentaciones y piensa. Y el lenguaje es el único mediador
perficial o bien en una penetración más íntima del pen- que hay entre dos fuerzas del pensar.
samiento y del sentimiento. En este aspecto bastará re- En sí misma la palabra no es un objeto, sino que es
cordar una sola cosa. Recientemente A. W. van Schlegel más bien, frente a los objetos, algo subjetivo; sin embar-
ha mostrado de una manera sorprendentemente acertada go, en el espíritu de quien piensa debe convertirse en un
y sumamente ingeniosa que la simetría bilateral del cuer- objeto, en un objeto engendrado por él y que reabra so-
po de los hombres y de los animales penetra muy pro- bre él. Entre la palabra y su objeto queda un abismo muy
fundamente en la fantasía y en el entendimiento y se con- sorprendente; nacida solamente en la persona singular, la
vierte en una de las fuentes capitales de la arquitectónica palabra se asemeja mucho a un mero pseudoobjeto; la len-
del arte.25 Tomada en su configuración más general y espi- gua no puede ser tampoco hecha real por la persona sin-
ritual, la diferencia de sexo hace que la consciencia de una gular, eso sólo puede ocurrir de manera social, en la me-
unilateralidad que sólo puede sanarse mediante el com- dida en que a un ensayo osado se le agrega otro nuevo. La
plemento recíproco traspase todas las relaciones del pen- palabra, por tanto, ha de adquirir esencialidad, y la len-
sar y del sentir humanos. gua ampliación, en alguien que oye y contesta. Este pro-
Adrede no he mencionado hasta aquí esta doble apre- totipo de todas las lenguas lo expresa el pronombre dis-
hensión, una más superficial y otra más profunda, una tinguiendo la segunda persona de la tercera. Yo y él son
más sensible y otra más espiritual, porque aparece sobre objetos realmente distintos y con ellos se agota propia-
todo allí donde la lengua se basa en la dualidad del diálo- mente todo, ya que significan, con otras palabras, yo y
go. En lo anterior he señalado tan sólo la manifestación no-yo. Pero tú no es un él contrapuesto al yo. Mientras
enteramente empírica de esto. Pero en la esencia origina- que yo y él se basan en la percepción interna y externa,
ria del lenguaje hay un dualismo inmodificable, y la pro- hay en el tú la espontaneidad de la elección. También el
pia posibilidad del hablar está condicionada por el dirigir tú es un no-yo, pero no lo es, como el él, en la esfera de
la palabra a alguien y el recibir de él una contestación. Ya todos los seres, sino en una esfera diferente, en la esfera
el pensar va acompañado esencialmente de la inclinación del actuar común mediante la influencia recíproca. En el
a la existencia social, y el ser humano, prescindiendo aquí él mismo hay por ello, además del no-yo, también un no-
de toda relación corporal y afectiva, anhela, también con tú, y el él no está contrapuesto meramente a uno de los
vistas a su mero pensar, un tú correspondiente al yo, y le dos, sino a los dos. A esto alude también la circunstancia
parece que el concepto alcanza su precisión y su certeza antes mencionada de que en muchas lenguas el pronom-
tan sólo cuando una fuerza del pensar ajena le devuelve, bre de tercera persona diverge entera y esencialmente, en
reflejándolos, los propios rayos emitidos por él. El con- su designación y en su formación gramatical, de las dos
cepto es engendrado cuando él mismo se arranca de la primeras personas, y unas veces su concepto no está pre-
agitada masa del representar y, de frente al sujeto, se sente de manera pura, y otras no está presente en todos
los casos de la declinación.
Únicamente con la unión, ejecutada por medio dellen-
guaje, de un otro al yo se generan ahora todos los senti- efectivamente en diversas lenguas, una diferencia qu 10
mientos profundos y nobles que afectan al hombre en su debe descuidarse. En la formación de las lenguas ejer
integridad, sentimientos que en la amistad, en el amor y su imperio, en efecto, además del propio sentido lingüí -
en toda comunión espiritual, convierten la unión entre tico creador, también la imaginación, afanosa en .gener~l
dos en la más alta e íntima de las uniones. de traspasar a la lengua todo aquel~o qtl;e l~ ,e~oclOna ~1-
El que aquello que mueve interna y externamente al vamente. Aquí no siempre es el sentldo lmgulstlco el ~mn-
ser humano pase a la lengua es algo que depende de la cipio dominante, aunque debiera serIo, y el ac~bamlento
vitalidad de su sentido lingüístico, con la cual hace él de de su estructura prescribe a las lenguas la ley mmutable
la lengua el espejo de su mundo. El grado de profundidad de que todo aquello que es llevado a ellas abando,ne su for-
de la concepción en que eso ocurra es algo que depende de ma originaria y asuma la forma de la lengua. Solo de esa
la disposición más o menos pura y delicada del espíri- manera se consigue la metamorfosis del mundo en lengua
tu y de la imaginación, disposición en la cual el ser hu- y sólo así se consuma la actividad simbolizadora d~ la
mano, antes aún de haber llegado a la clara consciencia lengua también por medio de su estructura gramatlcal.
de sí mismo, influye involuntariamente sobre su lengua. El género de las palabras puede servi~nos aq?-í de :jem-
El concepto de dualidad, en cuanto concepto de un nú- plo. A mi parecer, toda lengua que acoJa en Si ~l ?:n~ro
mero y, por tanto, de una de las intuiciones puras del es- está ya un paso más cerca de la pura forma ImgulStlCa
píritu, posee también, sin embargo, esa afortunada homo- que una lengua que se contente con el concepto de lo vivo
geneidad con la lengua que lo hace particularmente apto y lo inerte, aunque es cierto que ese. con~ep.~? ~s el fun-
para pasar a ella. Pues no todo está capacitado para lo- damento del género. Sólo que el sentldo lmgmstlco mues-
grar eso, por muy poderosamente que, por otra parte, tra su dominio no sólo cuando el género de los seres ha
conmueva al ser humano. Así, no es fácil que haya entre sido hecho realmente un género de las palabras, cuando
los seres una diferencia que más salte a la vista que la no hay ninguna palabra que no esté asignada a uno de
existente entre los seres vivos y los carentes de vida. Va- los tres géneros, de acuerdo con los múlt.iples ~unto.s. de
rias lenguas, principalmente americanas, fundan en esa vista de la fantasía artífice de lengua. Si algmen dijeSe
diferencia también diferencias gramaticales y descuidan, que esto no es filosófico, desconocería el sentido verdade-
en cambio, la diferencia del género. Mas, dado que la mera ramente filosófico de la lengua. Todas las lenguas que de-
circunstancia de estar dotado de vida no contiene en sí signan únicamente los géneros naturales y no reconocen
nada que cupiera fundir íntimamente en la forma de la un género designado metafóricamente, lo que prueban es
lengua, ocurre que las diferencias gramaticales basadas que, bien originariamente, o bien en la época en que no
en aquélla permanecen en la lengua como una materia ex- prestaron ya atención a esta diferencia de las palabras, o
traña y testifican que el dominio del sentido lingüístico bien porque cayeron en confusión acerca de ella, mezcla-
no ha logrado una penetración perfecta. El dual, en cam- ron en el mismo montón el masculino y el neutro, no es-
bio, no sólo conecta con una forma que le es estrictamen- tuvieron penetradas enérgicamente por la forma lingüís-
te necesaria a la lengua, el número, sino que además, tica pura, no comprendieron la sutil y delicada interpreta-
como antes se ha mostrado, tiene un puesto fundado y ción que la lengua hace de los objetos de la realidad. .
específico también en el pronombre. El dual, por tanto, También en el duallo importante es, en consecuenCia,
necesita únicamente ser introducido en la lengua para si ha pasado al sustantivo sólo como percepción empírica
sentirse en ella como en su propio hogar. de los objetos existentes por parejas en la Naturaleza, o
Con todo, también en el dual puede haber, y la hay al pronombre -y con él, ocasionalmente al verbo- como
sentimiento de la apropiación y la repulsión de hombres de la lengua griega el que no se deje arrebatar el der h
y tribus, o si, por el contrario, está realmente fundido en a usar el plural también como forma colectiva de plura.
la forma universal de la lengua y se ha unificado verdade- lidad, con tal de que retenga, allí donde el énfasis lo exija,
ramente con ella. Una de las señas características de que la ventaja de designar de una manera específica la duali·
esto ha ocurrido es, desde luego, su asunción general en dad. Pero desarrollar esto con más amplitud e investigar-
todas las partes de la lengua; con todo, esta circunstancia lo, bien que en los mejores escritores griegos domine ge-
no puede ser decisiva por sí sola. neralmente una sensibilidad muy sutil y acertada para el
Será difícil que alguien ponga en duda que el dual en- plural, es algo que sólo será posible al final de este estudio,
caja bellamente en la construcción del discurso, dado que cuando se considere especialmente el dual griego.
acrecienta las mutuas relaciones de las palabras entre sí, Después de todo lo que hasta aquí se ha dicho, me
y también eleva de por sí la impresión viva de la lengua, parece que no es necesario refutar ya a quienes dicen que
y en la discusión filosófica viene en ayuda de la nitidez y el dual es un lujo o una excrecencia de la lengua. La visión
brevedad del entenderse. En esto el dual es superior a de la lengua que la pone en conexión con el hombre en-
aquello por lo que toda forma gramatical se diferencia, en tero y pleno y con lo más hondo que hay en él no puede
agudeza y viveza del efecto, de una perífrasis realizada con llevar hasta ella, y es con esa visión solamente con la que
palabras. Basta con comparar los pasajes de los poetas aquí hemos de habérnoslas. Por ello concluyo aquí la par-
griegos y.latinos en que se habla de los Tindáridas, que te general de estas investigaciones y en las siguientes pa-
saltan a la vista también como astros vecinos, o de otras saré a la consideración de las lenguas singulares de acuer·
parejas de hermanos. Las sencillas desinencia s del dual do con las tres clases de que antes hablamos con vistas a
en Hornero: tratar el dual.

presentan la naturaleza de los gemelos de un modo mu-


cho más vivo y expresivo que la perífrasis de Ovidio:

...at gemini, nondum coelestia sidera, fratres,


ambo conspicui, nive candidioribus ambo
vectabantur equis.

Esta impresión no queda disminuida por el hecho de


que en el primero de los dos pasajes homéricos mencio-
nados, yen otros semejantes, después del dual venga in-
mediatamente el plural. Una vez que la imagen ha sido
introducida con el dua!, tampoco el plural es sentido de
una manera diferente. Es más bien una hermosa libertad
Prólogo, de José M. Valverde . 5
Bibliografía 25
Nota a la edición . 29

Sobre el estudio comparado de las lenguas en relación


con las diversas épocas de su evolución . 33

Sobre la influencia del diverso carácter de las lenguas


en la literatura y en la formación del espíritu. 61

Sobre la génesis de las formas gramaticales y su influen-


cia en la evolución de las ideas . 67

Sobre la escritura alfabética y su conexión con la es-


tructura de las lenguas 101
Wilhelm von Humboldt nació en Pots- De los casi cuarenta textos sobre asun-
dam en 1767 y murió en Tegel en 1835. tos lingüístico s redactados por Wilhelm
Tuvo estrecha amistad con Schiller y van Humboldt a lo largo de su vida, la
Goethe y estuvo casado con Karoline von inmensa mayoría de ellos fueron escritos
Dacheroden. Erudito y estadista eminen- en su vejez, entre los años 1820 y 1835,
te, fue entre 1809 y 1810 director del Mi- en que falleció. Pocos fueron, sin embar-
nisterio prusiano de instrucción; en tal go, los que el propio autor dio en vida
condición creó el bachillerato humanís- a la imprenta. Entre ellos destacan, por
tico prusiano y fundó la universidad de la brillantez de exposición, por la concen-
Berlín. Su liberal política cultural estu- tración de pensamiento y por la variedad
vo impregnada de las ideas del clasicis- de intereses, las célebres conferencias que
mo, que tendía a fundir el espíritu y la pronunció en la Academia de las Cien-
política. Tras haber desempeñado diver- cias de Berlín. Junto a la obra denomi-
sas embajadas (Roma, donde conoció la nada Kawiwerk, que fue publicada pós-
obra lingüística del jesuita español Her- tumamente, es en esas conferencias don-
vás y Panduro, Viena, Londres), en 1820 de se encuentra lo esencial del pensamien-
se retiró definitivamente a su propiedad to lingüístico de Wilhelm van Humboldt.
rural de Tegel, en las cercanías de Ber- En este volumen se han recogido cuatro
lín. Allí se dedicó casi exclusivamente, en de tales conferencias, las más importan-
los quince años que le quedaban de vida, tes, a las que se ha agregado un breve
a estudios Iingüísticos, materia a la que pero decisivo texto de 1821. Los textos
se había sentido atraído ya desde su ju- de Humboldt van precedidos de un pró-
ventud. Las intuiciones lingüísticas de logo de José María Valverde, catedráti-
Wilhelm von Humboldt, desatendidas co de Estética de la Universidad de Bar-
durante casi un siglo, han vuelto a cobrar celona,
actualidad en nuestro tiempo y se hallan
en la base de algunas de las más signifi-
cativas corrientes de la lingüística de hoy.

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