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GRACE MAGNIER

Hay que observar a cada individuo para explicar bien la lección: LOS MORISCOS EN LA ALGABA EN EL SIGLO XVI
«Conviene examinar la direccion, y noticia de cada uno de los que son enseñad(ls para
suplir lo que les falta, yllevarlos adelante, dandoles aentender, lo que les propone para creer,
de otra manera no sera aquella audicion apta para hacer fee) sin inteligencia, ni aprobacion,
ni eleccion. Asi que vale mas decirles cuatro, o cinco palabras sensu propio: esto escogiendo César Gutiérrez Moya
el Maestro con direccion, lo [que] a la persona, y disposicion de el Discipulo le conviene oir
entonces que recitarle de palabra diez mil veces el simbolo, y las oraciones, y Mandamientos,
sin que el oyente entienda) ni se aficione, ni crea mis un dia que otro" 5-'.
Aquí Valencia se muestra no solamente buen pedagogo, sino que también care-
ce del desprecio inherente a la mentalidad que inspira la limpieza de sangre.

!NTRODUCCIÓV,

La Algaba se encuentra enclavada en pleno valle del Bajo Guadalquivir a unos


escasos cinco kilómetros de la ciudad de Sevilla. El terreno está totalmente ocupa-
do por arcillas, siendo aprovechado para la agricultura. Esta presencia masiva de la
arcilla ha cogdicionado que el material constructivo por excelencia haya sido, a lo
largo del tiep-ipo, el ladrillo, como aún se observa en los edificios de mayor anti-
güedad: la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves, la Torre de los
Guzmanes y la ermita de la Purísima. Fueron abundantes, en otro momento, los
hornos dedicados a la fabricación de ladrillos y tejas. La población está situada en
la confluencia del Guadalquivir con su afluente la Ribera de Huelva. Este hecho ha
motivado que hayan sido frecuentes las riadas, algunas de ellas de especial virulen-
cia y que dieron lugar a la destrucción de la mayor parte del caserío (1485, 1554,
1596, 1626, etc.).
Carecemos por completo de datos que hagan referencia al pueblo en época
anterior a la conquista castellano-leonesa de Fernando IIL Solamente han apareci-
do diseminados restos sueltos por el término 1nunicipal, donde debieron abundar
las "villae" del Bajo Imperio. Posiblemente por evolución de una de estas villae, se
formaría una alquería en época musulmana 1 •
En 1247 tiene lugar la llegada de las tropas castellano-leonesas, la toma de La
Algaba se incluye en los movimientos de tropas tendentes al cerco de Sevilla, que
tienen lugar desde 1246. En este mismo año de 1247 caen Cantillana, Tocina, Alcalá
del Río, Guillena y Gerena. En el Repartimiento de la ciudad y su tierra el rey se
reserva la propiedad de ciertas posesiones que conforman el llamado "Almacén del
Rey"'. Lo integran Huévar, Gelves, La Algaba, etc. En 1253 el pueblo es entrega-
do al infante D. Fadrique. En 1288 la adquiere Alonso Pérez de Guzmán. Durante
los siglos XIV y XV cambia continuamente de dueño, pasando por las manos de
D. Alfonso de la Cerda, Fernán Sánchez de Tovar. Finalmente, en 1440 Juan de

1. J. BoscH VILA, La Sevilla islámica., Sevilla, 1984, pp. 324-325.


55. Ibídem, ff. 106 r -106 v. 2. M.A. LADERO QUESADA, La ciudad medieval, Sevilla, 1979, p. 25.

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Guzmán, dueño de Medina Sidonia, hace un trueque con el III Conde de Niebla, rasgos urbanísticos de esta comunidad en el citado barrio. En el centro histórico
Juan Alonso de Guzmán: a cambio de Medina Sidorúa recibe La Algaba, Alarás y del pueblo quedan, no obstante, varios adarves con puerta a la calle principal y
el Vado de las Estacas 3 . Juan de Guzmán co1nienza a titularse «señor del algava". varias calles interiores en las manzanas de mayor tamaño, que per1niten el acceso
El señorío lo convierte en marquesado Felipe II en 1565, el primer marqués es D. de los vecinos al único pozo que los abastecía.
Francisco de Guzmán y Manrique, V señor de La Algaba. En la primera mitad del siglo XVI escasean las noticias referentes a la antigua
Desde los primeros momentos de la conquista aparece un núcleo de mudéjares comunidad mudéjar, ya transformada en morisca. Sólo tenemos algunas noticias
en el pueblo 4 • Parece que incluso después de la gran revuelta de mediados del siglo sueltas referidas a moriscos, de los que no se dan nombres ni apellidos. Así, en
XIII, los mudéjares algabeños permanecieron en la localidad, como ocurrió en 1556, se pagan dos reales y medio a seis moriscos por transportar hasta los muelles
otras del Reino de Sevilla (Écija, Carmona, Constantina, Niebla, Moguer y del río utensilios de la iglesia".
Sevilla)'. Esta morería parece ser que pervivió a lo largo de la Edad Media, pues Aparecen durante esta primera mitad del siglo, en los libros parroquiales, per-
volvemos a tener datos de ella en el siglo XV, y a mediados de dicho siglo las cono- sonajes cuyos apellidos delatan su pertenencia a la antigua comunidad mudéjar,
cidas son sólo cuatro: Sevilla, Córdoba, Palma del Río y La Algaba'. De esta últi- pero en absoluto se refiere a ellos el mayordomo de fábrica como moriscos u otro
ma sí tenemos de nuevo abundante documentación de fines del XV y principios del calificativo que los delatara como descendientes de cristianos nuevos. Parece como
XVI', concretamente desde 1465 a 1502. Igualmente queda atestiguada para estos si tras la conver.sión se hubiese producido una total integración en la cotnunidad de
años una importante comunidad judíaª. En la documentación recogida por el pro- cristianos viej?fo. 12 •
fesor Wagner aparecen 54 1nudéjares en La Algaba, se trata de una comunidad emi-
nentemente rural, ya que hace relación de 31 labradores frente a 2 labradores y 1
herrero. De seis de estos mudéjares se sabe que eran propietarios de una casa y dos LA COMUNIDAD MORISCA
de ellos eran poseedores de tierras 9 • Ignoramos cuál sería la suerte de estos mudé-
jares después de la conversión de 1502, aunque por los registros parroquiales
vemos que sus apellidos continúan a lo largo del XVI y principios del XVII. Esta
Fuentes
minoría sí supo dejar su impronta en los principales edificios del lugar. En primer
lugar la Iglesia priora!, que deja ver una influencia mudéjar bastante clara. Más La antigua iglesia priora! de La Algaba era conocida en el siglo XVI como de
patente es esa huella en la Torre de los Guzmanes, mandada construir en 1446 por Santa María la Blanca y es la única con que cuenta el pueblo.
D. Juan de Guzmán. Es toda de ladrillo, siguiendo fielmente los principios cons- Las fuentes utilizadas proceden, casi exclusivamente, del Archivo Parroquial, el
tructivos de la arquitectura musulmana. único del pueblo cuyos fondos son de una cierta antigüedad; pues la mayor parte
Aunque no hay constancia documental de ningún tipo, la tradición local seña- de los fondos antiguos del Archivo Municipal se hallan en manos de particulares.
la que este grupo mudéjar tuvo asignado un barrio separado del resto de la pobla- Nos hemos centrado para nuestro trabajo en las actas de matrimonios y bautismos.
ción. Hablamos del barrio de Almachar. Allí contaron con cementerio propio y era De los libros de desposorios la serie está completa a partir de 1665, pero hemos
el barrio en el que también vivieron los 1noriscos 10 • No son perceptibles hoy en día encontrado en el Archivo un pequeño cuaderno que corresponde a los años que
discurren de 1575 a 1589. Desgraciadamente el estado de conservación no es todo
lo bueno que sería de desear, está atacado por los insectos y la humedad y en varios
folios falta la mitad superior.
3. ].J. AN'fEQUERA LUENGO, /-listoria de La Algaba, Sevilla, 1985. En estas actas el párroco no sólo hace constar los nombres de los contrayentes,
4. M. GONZÁLEZ }IMÉNEZ, La repoblación de la zona de Sevilla durante el siglo XIV. Estudio y docu- padrinos y fechas de amonestaciones, sino que completa la información, en la
mentación, Sevilla, 1975, p. 21, nota 2. mayoría de los casos, con los nombres de los padres de los contrayentes y sus luga-
5. M. GoNZALEZ }IMÉNEZ, Historia de Andalucía, Tomo II, p. 255. res de procedencia. Cuando se trata de moriscos coloca el nombre del pueblo de
6. Ibídem, To1no III, p. 273. origen, unas veces con el añadido "en el reino de granada", otras "moriscos" o
7. K.WAGNER, Regesto de Documentos del Archivo de Protocolos de Sevilla referentes a judíos y
moros, Salamanca, 1978.
8. De las dos 1ninorías supo sacar provecho el señor del lugar, los mudéjares tuvieron importante papel
en la construcción de la torre señorial en 1446 y a los judíos encargó la llamada "Biblia de la Casa de Alba".
9. De la importancia de la comunidad da cuenta que en 1501 pecharon, en concepto de servicio y 11. A(rchivo) P(arrroquial) de L(a) A(lgaba), Libro de cuentas de fábrica nº 1, 1556.
medio servicio, 2.500 maravedíes. Vid., M.A. LADERO QUESADA, Los mudéjares de Castilla y otros 12. En 1554 aparece Antón García Zorzal pagando 25 maravedís de tributo perpetuo a la parroquia
estudios de historia medieval andaluza, Granada, 1989, p. 95. por unas casas que "son en esta dicha villa junto a la torre del señor don Luis" [A.P.L.A., Libro de cuen-
10. Al construir las casas del barrio citado es frecuente encontrar, en nuestro tien1po, a no den1asiada tas de fábrica nº 1, 1554). En el regesto de Klaus Wagner, en el documento de martes 5 de febrero de
profundidad, cadáveres sin ningún tipo de ajuar y debajo de tejas curvas de gran tamaño. 1499 aparece Abdallah Zorzal.

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''Vezinos nuevos". Los curas que aparecen casando son dos, Alonso Martín y el La revuelta de los moriscos que tuvo lugar en el reino de Granada desde 1568,
Bachiller Sebastián Cordobés. parece que afectó poco a esta zona. De~de un prim~r momento, ~nero de 1?69, se
La se~ie de ~ib:os de ba~;ismo es la más completa de la parroquia, se inicia en pensó en Comares como un lugar especialmente peligroso por la 1rnportancia de. la
1526 y ~1gue, sin 1ntcrrupc1on, hasta. nuestros ,d~as. Hemos utilizado los dos pri- plaza, su estratégica situación y por estar "~odeado de muchos lugares de m~r1s­
1:
mero~ libros, que abarcan secuenc1a cronolog1ca. que hemos escogido para este cos"17, La acción del marqués de Comarcs dio como resultado que el levantamien-
estud10, esto es, de 1570, ano en que llegan los primeros moriscos granadinos al to apenas afectara a la zona. En marzo de 1570. comienzan las expul~iones de los
pueblo, hasta 1582. El grado de conservación de los dos libros es excelente. En las moriscos de esta área, aun así no fue una expuls1ón completa, en noviembre toda-
actas ap_arece refle1ado el nombre del párroco (Alonso Martín y Sebastián vía quedan 165 moriscos en Comares 18 • Después de la expulsión se encaminan a
Cordobes), fecha, nombre del bautizado, nombre y apellidos de los padres y padri- Córdoba, de aquí algunos vau a Extremadura y otros a la zona de Sevilla. .
nos y, en algunos casos, lugares de procedencia. Centrándonos en la información que proporcionan las actas matrimoniales
Cuando ~os bautizados so-:i hijos de moriscos granadinos, en un primer momen- podemos saber la procedencia de los padres de los contrayentes, a los que llamare-
to el cura senala el_Jugar de or1gen de los padres, para más adelante, en torno a 1576 mos primera generación. El total de parejas de moriscos que se casan durant~ es~os
P.ª,sar al :nás ~enér1co de "m~~iscos" o "vezinos nuevos". En un principio la indica~ años asciende a 44, son por tanto 88 parejas de padres, de 34 de ellos no se rnd1ca
cion_ va .1nclu1d.a en la reda.cc1on del acta, más adelante deja de consignarlo y apare- el lugar de procedencia, el cura anota sólo los términos "moriscos" o "vezinos nue-
e~ anadido al fI~al de la misma o al margen, con letra y tinta distintas. Parece corno vos". Las 54 'parejas restantes proceden de las poblaciones ya reseñadas.
si ~n un determ1i:ado momento (¿con la expulsión decretada en tiempos de Felipe Claramente se· &bserva la concentración de lugares en la parte oriental de la actual
!
III. el cura hubiese hecho un r~paso de todas las actas de bautismo, señalaudo provincia de Málaga, en concreto la zona de Vélez-Málaga. .
aquellas que van referidas a los h.1jos de los r:ioriscos. Hay que señalar, que en el De todas estas poblaciones la mayor parte, 44 pare1as, proceden exclusivamen-
mar~en. ~el ~eta," en_ to,?as las part1das de mor1scos, el cura creyó necesario colocar te de dos pueblos: Cútar, con 31 parejas, y Benamargosa, con 13. Tenemos, por
un s1gmf1cat1vo jOJO! , desde 1570 hasta las vísperas de la expulsión de 1611. tanto, que eV50% de los padres de las parejas que contraen matrimonio en estos
años proceden de dos poblaciones; y si tomamos el número total de aquellos
padres cuya procedencia conocemos el porcentaje sube hasta el 88%. Se deduce
Los moriscos que es una zona muy concreta la que aporta el mayor número de moriscos a La
Algaba, las poblaciones de Cútar y Benamargosa.
Los mor!scos que llegan a La Algaba proceden de una zona geográfica muy En esta primera generación vemos cómo la gran mayoría de parejas procede del
concreta: Cutar, Benamargosa,
. Benamocarra' Comares, Cómpeta, Tolox , Gua di x. mismo pueblo o del entorno más inmediato, las poblaciones más cercanas. Dan la
E sta zona f ue conquistada por los Reyes Católicos a principios de mayo de 1.487, idea de ser comunidades muy cerradas, cuyos miembros buscan pareja en los pue-
Comares concretamente ~
lo fue el día 3. Uno de los lugares de su tér mino, · blos de alrededor o entre sus propios vecinos, cuando no dentro de su propia fami-
B enamocarra, qued o en manos de una mayoría de población mudéjar, 40 vecinos
lia. De todos los matrimonios cuyos padres son de pueblos distintos sólo se da un
musuhna~es , En 1492, Comares cuenta con 98 pechas inudéjares, Benamargosa
13
caso en que los pueblos de procedencia son realmente distantes, él es de
con 47, C?mpeta con 88, y Benamocarra con 56 14 • Algo similar ocurriría en el resto Bcnarnargosa y ella de Guadix. Tampoco es un caso muy significativo, ya que
d,e pob!,ªc.iones de la zo:ia, s: ~lu~e a el~as como lugares de moros y eran diezme-
1
ria del dleZmo de rnor1scos ·. En la decada de 1560 volvemos a tener noticias de
ambos son viudos y la fecha de rnatriinonio es bastante avanzada, 1583, ya debían
llevar unos 13 años en el pueblo y suponemos que por el hecho de ser viudos y los
uno de los lugares_d,e la zona, que confirma la presencia mayoritaria de cristianos padres haber fallecido no debían ser muy jóvenes.
nue"."os sobre los. VI.eJOS: B~i:amocarra cuenta con una población de 115 familias, 87 Hay que destacar que en todos los casos los dos cónyuges son moriscos, en nin-
moriscas y 28 cristianas vteJas 16 ,
guna ocasión se menciona, corno ocurrirá al analizar los bautismos, que algun~ de
los miembros de la pareja no sea morisco. Las diferencias entre las dos comunida-
des debieron ser tantas que harían imposible los matrimonios mixtos. Pasando a
analizar los nombres y apellidos de estos moriscos vemos, con total claridad, cómo
13. E. LóPEZ OE co:A ~ASTA~ER y M. ~CIÉN ALtvl~SA.' «Los mu?éiares del obispado de Málaga
(1485-1501)>» Actas del I Simposio lnternaaonal de Mude1ansmo Madnd-Terucl 1981 se han atenido estrictamente a lo dispuesto por las leyes, ya que en 1565 laJunta de
1 ' , ,p. 325 ,nota 105 .
14. M.A. LADERO QUESADA, Granada después de la Conquista: repobladores y mudéjares Granad
1988, pp. 240-241 , , . o,
15. ~·GARCÍA ARENAL, «Las Actas parroquiales de Cornares. Málaga (1564-70)», Al-Andalus XLII
Madnd-Granada, 1977, p. 454. ' '
17. M. GARCÍA ARENAL, «Las Actas parroquiales de Comares ... », p. 454.
16. B. VINCENT, «El nombre cristiano de los moriscos», Minorías y marginados en la España del si ¡ 18. A. DoMÍNGUEZ ÜRTfZ, B. Vincent Historia de los moriscos. Vida y tragedia de una minoría,
XVI, Granada, 1987, p. 132. g0
Madrid, 1985, p. 54.

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Madrid prohibió que los inoriscos usasen nombres o sobrenombres musuhnanesl9. es similar para ellos y para ellas, 15 de hombre frente a 14 de mujer. El total de
Tan sólo se observa la presencia de tres apellidos, entre los moriscos de esta primera ~:robres que conocemos es de 83, en ningún caso hay nombres compuesto~. De los
generación, de clara raigambre musulmana, Layren, Calix y Pizpiz, y tan sólo apa- .nos dos son los nombres más usados, Alonso y Hernando, un terc10 de los
mas Culi ' . Ad'
recen, a lo sumo, un par de veces. Curiosamente desaparecen en la segunda gene- h bres se llama así; si a ellos sumamos los que se llaman Francisco, Juan Y n res
ración, formada por los hijos de éstos y otros que contraen matrimonio en La ,-, ,___ ommos el 61 o/o del total. Con respecto a las mujeres, los más usados son María e
tene . l El"
Algaba o son padres de hijos nacidos aquí. De este modo, el hijo de García Layren, I bel la mitad de las moriscas llevan esos nombres, s1 1es sumamos as viras Y
se llama Alonso Ponce; al hijo de Juan Calix se le conoce como Alonso Martín· la ¿~tal~as, cuatro nombres suponen el 69°/o de las mujeres. Cla~amente se observa
hija de Luisa Layren torna el apellido del padre y se llama Luisa Porree; igual h~rá la preferencia por nombres concretos: Alonso, Hernando, Maria e Isabel.
el hijo de Angelina de Pizpiz, Bartolomé Alonso, este mismo apellido aparece tam- No suele suceder que los hijos hereden el nombre del padre o la madre. De las
bién en segundo lugar, y así tenemos un Francisco Hernández Pizpiz. U no de estos 44 parejas que se casan en la parroquia, ocho moriscos llevan el nombre del padre
apellidos también se da en Comares y en Cútar, de donde proceden las dos perso- (tres de ellos Hernando) y seis moriscas el de la madre. ., ,
nas .que aparecen en La Algaba, allí se registra escrito como Lairin y Lairini. Pasamos ahora a estudiar lo que llamaremos segunda generac1on, seran aquellos
Posiblemente para no tener problemas legales o por seguir a la mayoría estos ape- > __ ,-moriscos que se casan o tienen hijos en su nuevo. lugar de resi~encia. Los que a~uí
llidos acaban desapareciendo 20 • '· se casan son, a su vez, hijos de la primera generación. Los analizaremos en el perio-
El resto de los apellidos son totalmente castellanos, abundan especialmente los do que va de 151,0 a 1582. Son en total 164 parejas.
García, Pérez, Hernández, Sánchez, es decir, los más comunes también entre los De los casados en La Algaba o que tienen sus hijos aquí, los casados lo hac~n
cristianos viejos. Se aprecia como si hubiera un claro interés, en el caso concreto de por primera vez, .debeinos pensar, por tanto, e.°- parejas jóvenes. I-Iay, en camb.10,
los apellidos por pasar desapercibidos, por integrarse dentro de la mayoría. No ejemplos de nupcias entre viudos, a veces del mismo pueblo. Son en t.otal ~cho viu-
sabemos si son nombres y apellidos, escogidos libremente por los moriscos o vinie- dos los que s~ casan en este periodo. Supone el 18o/o de los matr1momos entr~e
ron impuestos de algún modo por párrocos o padrinos. Un caso significativo es el moriscos, de ~~los cinco son entre dos viudos y de los tres restantes en dos cas.os el
apellido Coalla (otras veces aparece escrito Ocalla) entre los moriscos procedentes es el viudo y ·en uno ella es la viuda. En tres ocasiones los cónyuges son del mismo
de Cútar. Debieron escogerlo al tratarse del apellido del alcaide de la fortaleza de pueblo, Cútar, en uno no se especifica y en los ?tros cu~tro cada cónyuge es de _una
Comares, Francisco de Coalla21 • Curiosamente, dos de estos moriscos de la prime- localidad distinta, dándose el caso de un morisco vecino de Santa Ana de Triana
ra generación traen el apellido Guzmán, que luego vere1nos multiplicarse en la que se casa con una ?1orisca resi.dente en La Alg.aba. Sólo sabemos de ~no de los
segunda, uno procede de Cútar y otro de Benamargosa. Resulta llamativo que uno matrimonios entre viudos que tiene descendencia, entre 1576 y 1582 tienen tres
de los casos sea el de Brianda de Guzmán, igual nombre y apellido que la que en hijos. Vemos cómo aun en el caso de casarse en segundas nu.J?cias, ~igue~ siendo con
esos momentos es primera marquesa de La Algaba, aunque ella procede de Cútar. gente del mismo pueblo o del entorno. Parece claro un ~terto mt~res entre los
La diversidad de apellidos utilizados es relativamente amplia. Entre todos ellos la moriscos por continuar con la vida familiar, no hay ningún inconveniente en reha-
mayoría opta por los más usuales dentro de los cristianos viejos, como ya vimos. cer la familia después de la muerte de un miembro de la pareja.
Así, tres apellidos, Hernández, Pérez y García, lo usan el 28% de los moriscos, y La procedencia de estas parejas es la misma que vimos para la primera genera-
si unimos los apellidos que usan más de cinco personas (son un total de 10 apelli- ción, es decir, la zona oriental de la provincia de Málaga. Sí empiezan a ~?arecer
dos de los 53 usados) arroja un porcentaje del 54%. De ellos varios aparecen en las ahora entre los contrayentes personas ajenas a ese entorno y ajenas tambien a los
actas parroquiales de Comares antes de la expulsión, como Ponce, Coalla, inoriscos algabeños, pero en escaso número. Es preciso tener en cuenta que en las
Santiago, de Luna y Hernández22 • partidas de bautismo, sólo hasta 1577 se indica la procedencia de los padres.
Es imposible saber con certeza el origen de aquellos moriscos que el párroco En todos los casos de esos 164 matrimonios, excepto uno, los dos miembros de
asienta con el genérico "vezinos nuevos", lo más lógico sería pensar que procedan la pareja son moriscos. Continuamos, por tanto, dentro de una minoría comp.leta-
de esa misma zona. mente cerrada, seguramente ellos no aceptarían a nadie de fuera ~e. su comuni?ad,
En esta que hemos dado en llamar primera generación, los nombres que usan, ni los cristianos viejos aceptarían a un morisco den~ro de la farn1ha .. Se menciona
ateniéndose a las leyes, son todos cristianos. La variedad de nombres que se adop- un solo caso en que la pareja es mixta, y el párroco .de Ja clara constancia de ello ~~da
vez que anota en el libro correspondiente el bautismo de uno de sus. cu~;ro htJOS,
con el significativo "el padre es de venamargosa, la m~dre no es mor1sc~ . Se trata
de Casilda de Heredia, quien por el apellido es posible que perteneciese a otra
19. B. VINCENT, «El no1nbrc cristiano de los ... », p. 31. minoría, de las pocas en estos momentos capaz de emparent~r con los moriscos,
20. M. GARCÍA ARENAL, «Las Actas parroquiales de Co1narcs ... >>, p. 454. nos estarnos refiriendo a los gitanos. Con respecto a los apellidos, ya no aparecen
21. M.A. LADERO QUESADA, Granada después de la Conquista .. ., p. 212. los apellidos musulmanes que anotamos en la primera generación, todos son c~ste­
22. M. GARCÍA ARENAL, «Las Actas parroquiales de Comares ... », p. 35. Uanos. Al aumentar el número de datos, aumenta también el número de apellidos:

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CÉSAR GU1'1ÉRRRZ MOYA LOS MORISCOS 1':NLA ALGABA EN EL SlGL0 XV!

66 ,distintos en un total de 164 parejas. El más utilizado es Gar~ía (26), le siguen supone el 15 o/o de los nacidos en el pueblo entre esos años. Al no incluir las actas
Gálvez (23), Valenciano (15) -también aparece como de Valencia~, Escobar (13 ), los apellidos del bautizado no podemos saber si se advierten cambios en los mis-
Luna (11), Coalla (9) y Guzmán (9). En el pnmero _de ellos qmza "'.esconda un mos con respecto a los de los padres. Sin embargo en los nombres que se imponen
oculto deseo, por parte de quienes lo usan, por diluirse en la mayor1a. Los otros sí se introducen cambios significativos y dispone1nos de datos de los cristianos vie-
deben corresponder a grandes familias que han conseguido seguir unidas, aun des- jos con los que poder comparar.
pués de Ia expulsión, y que emparentan continuamente entre sí. Suponen un total El número de nombres usados entre los niños es de 19, se ha reducido con res-
de 80 personas las que aparecen en las actas referidas a estas familias. pecto a la generación anterior, que subía a 25, entre las niñas los nombres usados
Los nombres usados se han diversificado mucho más, al ser más amplia la mues- son 13, dos más. Entre los cristianos viejos la cantidad de nombres es significativa-
tra. De 164 parejas, ellos usan un total de 25 nombres distintos, mientras que las mente mayor, 39 y 28 para niños y niñas, respectivamente, pero sigue dándose el
mujeres utilizan 11. En esta segunda generación los nombres masculinos se amplían caso de mayor cantidad de nombres para los niños. La concentración de nombres
considerablemente con respecto a la primera (de 15 se pasa a 24), mientras que, es similar a la de la segunda generación, cuatro nombres de niños CTuan, Alonso,
curiosamente, los femeninos disminuyen (de 14 a 11 ). Los padres son mucho más Luis y Hernando) suponen el 58% del total, mientras que en las niñas otros cua-
tradicionales en los nombres que han puesto a sus hijas antes de ser expulsados, se tro (María, Isabel, Luisa y Elvira) suman el 77%. Los nombres más habituales
repiten casi los mismos en la primera y en la segunda generación, sin embargo, en coinciden con los más usados por los cristianos viejos, Juan y María. En el caso
los que eligen para sus hijos la gama es ahora mucho más amplia. Aún así, los nom- femenino se c,bntinúa entre las moriscas con el mismo nombre como el más usado
bres más usados en los dos casos son los mismos que para la primera generación. a lo largo de tres generaciones, 1nuy posiblemente ocurra lo mis1no entre las cris-
Los más repetidos son Hernando y Alonso, suponen el 37%, y seis de esos 25 nom- tianas viejas. Sin embargo, entre los niños la situación cambia. Tanto en la primera
bres CTuan, Francisco, Andrés y Luis, además de los dos anteriores) suman el 73o/o. como en la segunda generación coinciden los nombres más usados, Alonso y
La relación de nombres más repetidos es la misma que para la primera generación, Hernando, pero la tendencia se modifica en la tercera, ahora es el de Juan el prefe-
con la incorporación de Luis. Los porcentajes suben algo con respecto a la primera rido. Igual~ente hay nombres que usan los moriscos y no los cristianos viejos,
generación, ahora hay más personas que se llaman Hernando y Alonso. como Gon:zalo y Lorenzo, o Mayor entre las mujeres, y otros que son usados
Con respecto a las mujeres el comportamiento es similar, María e Isabel siguen mayoritariamente por los recién convertidos, como Hernando, Luis y Lucía.
encabezando la lista de nombres más usados, lo llevan el 52% de las moriscas, y si También encontramos otros nombres que cuentan con una gran acogida entre los
le sumamos las que se llaman Elvira, Lucía y Leonor el porcentaje se eleva hasta el cristianos viejos, y que los moriscos parece que se resisten a iinponer a sus hijos. El
87º/o. En la primera generación, María e Isabel suponían el 50%, ahora Catalina segundo nombre más usado por aquéllos es Diego, 59 niños lo llevan y sólo hay un
pasa a un segundo plano y suben Lucía y Leonor. Al contar con escasos datos acer- morisco que se lla1ne así. Algo parecido ocurre con las niñas, el segundo nombre
ca de los padres de este grupo no podemos concluir nada sobre la pervivencia de más usado es Ana, con un total de 66, y solamente dos niñas moriscas lo llevan.
los nombres de padres o padrinos en ellos. Los nombres más utilizados tanto para Parece que interviene poco la tradición familiar o los padrinos a la hora de ele-
hombres como para mujeres coinciden con los que se utilizan en Granada para esta gir el nombre, es mínimo el número de niños que toman el de los padres y menor
segunda mitad de siglo. El hecho debe ser similar para toda Andalucía y, posible- aún los que adoptan el del padrino. Con respecto a los abuelos, sí resulta cuando
mente, se trate de nombres que se han puesto de moda23 • menos curioso y a tener en cuenta, que de 14 parejas de la segunda generación
Conocemos varios nombres de padrinos de boda de esta minoría y en un caso, cuyos padres conocemos y que a su vez tienen hijos, siete llevan el nombre de uno
al menos, constatamos que se trata de una persona cuyo apellido es netamente de los abuelos.
mudéjar, se trata de Juan Con;o 24 • Entre los padrinos de bautismo aparecen personas cuyos apellidos dejan claro
Los hijos de los moriscos nacidos en La Algaba entre 1570 y 1582 constituirán que son descendientes de los antiguos mudéjares, y que se hallarían perfectamente
la tercera generación. Son un total de 205, frente a 1.193 hijos de cristianos viejos integrados en la comunidad de cristianos viejos cuando no hay ningún inconve-
(incluyendo entre ellos un grupo relativamente numeroso de hijos de antiguos niente para que ejerzan de padrinos de moriscos. Así también se evita que el padri-
mudéjares cuyos apellidos delatan su origen)25 • El grupo de hijos de moriscos no, si es cristiano viejo, se inmiscuya demasiado en los asuntos de la familia. Todos
los padrinos que aparecen recogidos en las actas son vecinos de La Algaba, no se
recurre en ningún caso a personas ajenas a la comunidad. La nómina de padrinos
es realmente extensa y variada, hay muchos más hombres que mujeres y se repiten
23. B. V!NCENT, «El non1bre cristiano de los ... », p. 35.
pocos nombres, aunque hay algunos ejemplos significativos. Uno de ellos es
24. A un Suleymán Corzo y a su hijo de La Algaba en 1455, se les concede carta de vecindad en Sevilla
(A. CoLI.ANrES DE TERÁN SANCHEZ, «Los mud.éjares sevillanos», Actas del I Simposio Internacional
Baltasar de Heredia, quien actúa de padrino en este periodo 13 veces, y dos su
de Mudejarismo, Madrid-Teruel, 1981, p. 230, nota 35). mujer Doña Catalina de Santa Cruz, matrimonio que debió contar con un nivel
25. Coinciden algunos de ellos con los del grupo de mudéjares recogido por el profesor Wagner, así ocu- social alto (la mujer aparece varias veces sólo como doña Catalina), eran dueños de
rre con Chan1orro, Lobato, Durán, Calvo, Bencano, Giralda, Ortelano, Zorzal y el significativo Horro. varios esclavos y la calle donde vivían se conoció, al menos hasta el siglo XVIII,

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CÉSAR GUTIÉRREZ MOYA LOS MORISCOS EN LA ALGABA EN EL SIGLO XVI

corno de Baltasar de Heredia. También es significativo que actúen como padrinos Rojas, Moreno o Bermejo 30 • De todos los apellidos que comentamos los netamen-
el alguacil, el alcalde y varias veces el escribano público Francisco Ruiz de Medina, te moriscos han desaparecido entre las familias algabeñas y perviven algunos de los
parece como si se quisiera dar a los moriscos la impresión de que el poder real está mudéjares, los más extendidos son Bencano, Cano y Calvo.
cerca de ellos.
De la documentación manejada poco podemos intuir acerca de la posición
social y económica de esta minoría. Corno en general ocurrió, no debieron contar CONCLUSIONES
con las simpatías del resto de la población. En todos los casos son moriscos libres,
no aparece ninguno que sea esclavo. Algunos llegaron a ser propietarios, así, Diego Aunque no conozcamos datos totales del aporte demográfico que supuso la lle-
López Franco vende una casa en el barrio de Villanueva a Francisco Pérez, moris- .gada de los moriscos granadinos, suponemos que debió ser considerable si tenemos
co, y después de la expulsión las posee el rnarqués 26 • Sí parece que se dedicaron a en cuenta que el 15o/o de los nacidos entre 1570-82 y en esos años no hallarnos que
tareas que el resto de la población consideraba poco dignas o nobles. Así, en 1573 el número de hijos de las parejas moriscas consignadas sea especialmente llamativo
son tres moriscos los encargados de limpiar el pozo ciego de la parroquia27 • En un por su cantidad (sólo tres parejas del total llegan a tener cuatro hijos).
primer momento, la llegada de este contingente de granadinos parece que dio la Parece darse una doble tendencia dentro de la minoría morisca. Por un lado
impresión de no ser definitiva, al menos para el párroco, sino algo pasajero. Así se quienes permanecen como tal minoría practican una endogamia acusada, recorde-
deduce de la redacción de las actas de bautismo, en los años 1570, 1571 y 1572 el mos que de 164 ¡parejas sólo una es mixta cristiano nuevo-cristiano viejo. Usan
párroco explica que los moriscos son naturales de tal sitio y "estantes en esta villa". algunos nombre~ 'que los cristianos viejos no utilizan demasiado (Hernando, Lucía,
Hasta algunos años después de su llegada no los definirá co1no "vezinos desta Mayor), aunque ninguno es privativo· del grupo.
villa". Es como si su llegada y estancia en el pueblo fuese algo pasajero y esperase Por otro lado, se esfuerzan en seguir algunas normas de vida propias de la
su remoción pasado algún tiempo. La pertenencia de estos moriscos a otra comu- mayoría, sobre todo en lo referente a cuestiones religiosas. Así, algunos dotan fies-
nidad distinta, a todos los niveles, de la de los cristianos viejos está muy clara, y tas en la parro4uia, Alonso de Escobar costeaba una fiesta de la Encarnación, que
también que entre los 1noriscos no existen distinciones, pertenecen todos al mismo pasa al marqu.és de La Algaba después de la expulsión31 • Otros se integran en una
grupo, son "de na\:ion moriscos". cofradía de sangre 32 , la del Espíritu Santo y Soledad de la Madre de Dios, saliendo
con la procesión de disciplina en la tarde del Viernes Santo. Qué mejor ejemplo de
integración en la comunidad de cristianos viejos que seguir sus propias costumbres
El fin de la comunidad y salir azotándose por las calles. Aunque la penitencia era anónima, recordemos
que se sale con el rostro cubierto, en una comunidad pequeña, prácticamente toda
Esta importante comunidad morisca, como era de esperar, no sobrevivió a los la población sabía que un grupo más o menos numeroso de moriscos (el total de
decretos de expulsión de Felipe III, aunque el marqués intentó sin éxito sustraer- hermanos de la cofradía era de 86) salía por las calles disciplinándose.
los a la ley general, lo único que consiguió fue retrasar la expulsión hasta 1611 28 •
A partir de esa fecha siguen los apellidos de los antiguos mudéjares a quienes
no afectó la expulsión, Ortelano, Lobato, Giraldo, Bencano, Zorro, y perviven
algunos de los usados por los moriscos (Osuna, Gálvez, Bermejo, Gaitán, Peña).
Cabe la posibilidad de que sean hijos de esos moriscos a los que se permitió que-
darse, o también simple coincidencia de apellidos. Sí desaparecen, definitivamente,
los Gálvez, Andía, Luna, Coalla, Valencia, Escobar, etc. Lo cierto es que en una
fecha tan tardía como es el primer tercio del siglo XVIII aún se consigna la pervi-
vencia de un grupo de 10 moriscos agrupados en el barrio al que fueron confina-
dos, el de Almachar29 • En el padrón de 1713 los habitantes del Barrio (es así como
se conoce en el pueblo el barrio de Almacbar) llevan aún apellidos como Gaittan,

30. Archivo Municipal de La Algaba, Legajo nº 2, Actas Capitulares (1712-84), Padrón de 1713.
26. A.P.L.A., Libro de memorias de misa a cargo desta fábrica, f. 231.
31. A.P.L.A., Libro de memorias de misas a cargo desta fábrica, f. 226.
27. A.P.L.A., Libro de cuentas de fábrica n" 1, s.f.
32. C. GuTJÉRREZ MOYA, «Un enfrentamiento con la autoridad religiosa: el caso de la Hermandad de
28. A. DoMINGUEZ ÜRTfZ y B. VtNCENT, Historia de los moriscos, pp. 190-198. la Soledad de La Algaba», Actas del!!! Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa, Córdoba,
29. Archivo General del Arzobispado de Sevilla, Libro de Visitas, oº 24. To1no I, 1997, pp. 757-767.

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