El premio Nobel de Literatura

El ganador más joven de la historia del premio Nobel de Literatura no necesito

escribir ninguna obra para llegar a ser acreditado con dicho galardón. Tan solo necesitó
algunas ideas medianamente originales, la voluntad de comenzar a escribir en algún
momento y unas ansias terribles de ganarlo.

Recibió felicitaciones y halagos de todo el mundo, desde familiares a simples

conocidos, pasando por altas personalidades y mandatarios de su país. Uno ha de estar
muy preparado para encajar todas estas muestras de alegría o de hipocresía. Hay quien
preferiría no ganar nunca ningún premio con tal de no pasar por el mal rato
consiguiente.

Es ahora cuando un joven de 19 años, que nunca ha escrito ningún texto con
consistencia o con una extensión superior a 4 páginas, comienza a redactar su primera
obra destinada a un gran público. El discurso de recepción del premio Nobel.
 Para evitar pensar que todo se hunde sin movimiento

La franja rojiza que veo en mi refresco cuando la luz lo golpea

Me sirve de escusa

Por eso me sabe la boca a sangre

Porque en realidad, es lo que estoy bebiendo, burbujeante y edulcorada.

La mancha bermellón que veo ahí, en la parte baja del sofá de enfrente

Me sirve de escusa

Por eso me sabe la boca a sangre

Porque en realidad, apoyo mis pensamientos en las sangrientas butacas.

Me veo adscrito al hundimiento sin movimiento que trajo el tiempo libre

Necesito escusas

No por justificar lo hecho, sino

Porque no hallo la manera de desprenderme del férreo sabor a sangre.