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No habrá aquí un Big Ben, pero algunos dicen que esta zona se parece al
Reino Unido porque al igual que esas tierras, produce cerca de US$ 37 mil per
cápita. Otros, todavía más entusiastas, se refieren a la ciudad como “la nueva
Dubai”: ambas están insertas en el desierto, las dos viven un boom inmobiliario
y mientras una brilla por el petróleo, la otra lo hace por el cobre.
Y hay una tercera visión: “la fiebre del oro” que se vivió en Nueva California
durante la década de 1850, donde miles de personas llegaron desde otras
ciudades de Estados Unidos buscando oro para hacerse ricos.
¿La razón principal? No más del 10% de sus habitantes recibe los millonarios
bonos que entrega la minería –que en diciembre pasado bordeó, en el caso de
Codelco y Escondida, los $20 millones–, y, en cambio, todos conviven con una
ciudad con altos costos de vida, arriendos caros, escasez de fuerza laboral
capacitada, pocos espacios públicos, una zona industrial saturada y un largo
etcétera.
Antofagasta tiene muchas caras. Aquí, siete claves de esta ciudad al borde del
desborde.
Los antofagastinos sostienen que una de las razones de los elevados precios
se debe a que el 70% de los terrenos de esta ciudad son fiscales. Por lo tanto,
advierten, las transacciones son mayores con el Estado que entre privados y
los precios del Estado son caros.
La cadena de los altos costos sigue. Si más cara es la vivienda, más cara es la
vida. El tema lo ha estudiado bien el sociólogo de la Universidad de
Antofagasta, César Trabucco. Para él, este hecho lleva a que las cifras de
pobreza en esa ciudad sean “mentirosas”. “Acá el sueldo de una empleada
doméstica que trabaja medio día es de $200 mil, que está sobre el básico, pero
resulta que el costo de vida es dos y tres veces superior al resto y por tanto,
ella es una persona pobre en la región de Antofagasta, pero no en la medición
nacional”. Dos cifras más: el arriendo de una pieza en la zona norte cuesta casi
$100 mil y el kilo de manzanas cuesta 500 pesos más que en Santiago.
“No es lo mismo ganar $300 mil acá que en el sur”, sostiene el gobernador de
la ciudad, Constantino Zafirópulos. Claro que no.
2. Ya no sólo croatas
Así como los Luksic, otras familias también integran la lista de croatas que
armaron su fortuna en Antofagasta. Están los Trevizan y los Kutulas, por
ejemplo.
Y hay un grupo que todavía no ha sido cifrado pero que se deja sentir en la
ciudad. “Han empezado a llegar españoles con títulos universitarios, técnicos e
ingenieros. No están cifrados, pero deben andar en el orden de 800 estos dos
últimos años”, explica el gobernador Zafirópulos. Otro dato: el aeropuerto Cerro
Moreno es el segundo más importante de Chile. Una losa testigo de la enorme
población flotante de esta ciudad nortina.
3. Ciudad-campamento
4. Saturación industrial
De la minería se descuelga otra industria, y que es cada vez más fuerte. Una
serie de empresas que le prestan servicios y que están instaladas
mayoritariamente en “La Negra”, una zona industrial a 20 kilómetros de la
ciudad, donde hay 400 hectáreas saturadas de instalaciones.
“Hoy hay 100 empresas esperando un sitio industrial. No hay suelo, Bienes
Nacionales no se organiza para disponer terrenos industriales a la venta y
cuando los pone, los valores son altísimos”, dice Mauricio Medel, gerente de
Alta Ltda. y uno de los “fundadores” de La Negra.
800 millones de pesos cuesta actualmente una hectárea en esa zona. Una cifra
que asombra si se repasa la historia de este paño en medio del desierto donde
hace 15 años sólo había un servicentro y el metro cuadrado costaba 0,19 UF.
Hoy hay dos terrenos a la venta por 4,5 UF el m2.
Pero como todo en la vida, este consumismo también tiene una contracara: el
antofagastino es mal pagador. Según un estudio de realizado por la
Universidad San Sebastián en abril pasado, esta ciudad ocupa el primer lugar
en el ranking de morosidad.
6. El colegio top
El AIS está ubicado en el sector abc1 de la ciudad –el sector sur– es el colegio
más caro de Antofagasta y entre sus alumnos está la mayoría de los hijos de
ejecutivos foráneos que llegan a trabajar a esta localidad. A la fecha sólo
quedan cupos en playgroup. Todo un fenómeno por el nivel de inglés que
adquieren los alumnos.
“Es el único colegio en Chile –a excepción del Nido de Águilas– que entrega
educación bilingüe con profesoras de lengua nativa desde playgroup hasta
octavo básico. Además, certificamos el colegio a través de la Universidad de
Cambridge. Es un lujo de educación para esta región”, explica Carlos Figueroa,
director del colegio AIS.
A su vez, un importante número de apoderados del colegio AIS son socios del
Autoclub, un club deportivo también ubicado en el sector sur. Su mayor
atractivo es que posee cancha de golf frente al mar, playa privada, canchas de
tenis y piscina. La cuota de incorporación para ser socios es de
aproximadamente 500 UF con una mensualidad de $100 mil. Además el
Autoclub es un punto de reunión social porque en Antofagasta la oferta de
restaurantes, eventos culturales o recitales es bastante escasa.
7. Planes de cirugía
Otro de los rostros detrás de esta idea es el sociólogo Eugenio Tironi. Con su
consultora está asesorando al proyecto en el área de participación y
comunicación. Así, sostiene que “el gran problema es que el actual crecimiento
de Antofagasta puede ser caótico y dañar mucho a la ciudad. El proyecto Creo
apunta a que ese crecimiento sea armónico y permita transformar Antofagasta
en una ciudad de nivel mundial”.