Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
17:19 No comments
Una de las principales tareas del intérprete de la Biblia es determinar o hallar el significado de las
palabras. En este trabajo, el estudiante se aproxima al texto bíblico usando una determinada
metodología.
Vamos a los idiomas originales (hebreo, arameo y griego) para rastrear el significado de una
palabra o grupo de palabras. Es en este proceso que recurrimos a los diccionarios o léxicos. Es
común encontrar en los léxicos definiciones basadas en la etimología de las palabras. Este método
es, desde la obra de Saussure, conocido como diacrónico. Por ello, la lingüística tiene mucho que
aportar respecto a la metodología dentro del campo semántico en particular y del campo de la
hermenéutica en general.
La lingüística sincrónica se ocupará de las relaciones lógicas y psicológicas que unen términos
coexistentes y que forman sistema, tal como aparecen a la conciencia colectiva.
La lingüística diacrónica estudiará por el contrario las relaciones que unen términos sucesivos no
percibidos por una misma conciencia colectiva, y que se reemplazan unos a otros sin formar
sistema entre sí.[3]
¿Cómo las llamaremos? Los términos que se ofrecen no son apropiados por igual para señalar la
distinción. Así historia y “lingüística histórica” no son utilizables, porque evocan ideas demasiado
vagas; como la historia política comprende tanto la descripción de épocas como la narración de los
acontecimientos, podría imaginarse que al describir estados de lengua sucesivos se estudia la
lengua según el eje del tiempo; para eso habría que encarar separadamente los fenómenos que
hacen pasar a la lengua de un estado a otro. Los términos evolución y lingüística evolutiva son más
precisos, y nosotros los emplearemos con frecuencia; por oposición se puede hablar de la ciencia
de los estados de lengua o de lingüística estática.
Pero para señalar mejor esta oposición y este cruzamiento de dos órdenes de fenómenos relativos
al mismo objeto, preferimos hablar de lingüística sincrónica y de lingüística diacrónica. Es
sincrónico todo lo que se refiere al aspecto estático de nuestra ciencia, y diacrónico todo lo que se
relaciona con las evoluciones. Del mismo modo sincronía y diacronía designarán respectivamente
un estado de lengua y una fase de evolución.[4]
La posición de Saussure es radical con respecto al uso de la diacronía:
Lo primero que sorprende cuando se estudian los hechos de lengua es que para el sujeto hablante
su sucesión en el tiempo es inexistente: el hablante está ante un estado. Así el lingüista que quiere
comprender ese estado tiene que hacer tabla rasa de todo lo que lo ha producido y desentenderse
de la diacronía. Nunca podrá entrar en la conciencia de los sujetos hablantes más que suprimiendo
el pasado. La intervención de la historia sólo puede falsear su juicio. Sería absurdo dibujar un
panorama de los Alpes tomándolo simultáneamente desde varias cumbres del Jura; un panorama
tiene que trazarse desde un solo punto. Lo mismo para la lengua: no se puede ni describirla ni
fijarle normas para el uso más que colocándose el lingüista en un estado determinado. Cuando el
lingüista sigue la evolución de la lengua, se parece al observador en movimiento que va de un
extremo al otro del Jura para anotar los desplazamientos de la perspectiva.[5]
___________________________
[1] 1857-1913, considerado como uno de los padres del estructuralismo que es una “tendencia
metodológica que se manifiesta hoy en muchos campos del saber y que puede tener relaciones
más o menos estrechas con distintas orientaciones filosóficas” (Abbagnano, Nicolás, Historia de la
Filosofía [4ª ed.; Barcelona: Hora, 1994], vol. 3, pp. 785-786).
[2] Cf. Wallace, Daniel B., Greek Grammar Beyond the Basics: An Exegetical Syntax of the New
Testament (Grand Rapids: Zondervan, 1996), p. 4; Osborne, Grant R., The Hermeneutical Spiral: A
Comprehensive Introduction to Biblical Interpretation (Downers Grove: Inter Varsity, 1991), p. 69.
[3] Saussure, Ferdinand de, Curso de Lingüística General (trad. Amado Alonso, 24ª edic.; Bs. As.:
Losada, 1945), p. 124.
Buenos Aires
Mayo 2009
Introducción
Partimos de la base, de que una exégesis digna de confianza no se puede fijar sólo en un método.
La perspectiva particular que asume cada exégeta determina en gran medida las cosas que él
puede captar en el texto1; es importante para esto, ver las diversas lecturas que se dan en el
estudio del texto bíblico.
Por este motivo, se introducirá al análisis de cada crítica en particular, destacando los aspectos
sobresalientes de cada estudio, y viendo así el aspecto relacional que surge entre partes, para un
mejor aprovechamiento de la tarea exegética del Nuevo Testamento.
Desarrollo:
En cuanto a la teoría literaria, a través de una lectura sincrónica intentamos desvelar los modelos
de organización de un texto, haciendo visibles sus líneas de significado. En una aproximación de
lectura sincrónica, primero se establecen los límites del texto (marcan donde empieza y donde
termina: son cuestiones relacionadas con la demarcación8); como segundo paso se estudian
aquellas técnicas más apropiadas para el estudio de ese texto: con esto de destaca su estructura,
es decir, la manera en que está construido (se interesa por el desarrollo y ejecución de lo
narrado)9. Luego se estudia el análisis narrativo (las características de un tipo particular de textos),
y se introduce a la semántica del texto, que permite exponer los aspectos básicos del significado
de un texto dentro de su contexto10. Strecker dice en su estudio, que se requiere un análisis del
contexto para poder determinar el lugar de la perícopa dentro de una unidad de sentido más
amplia (macrocontexto) y de su entorno inmediato (microcontexto)11.
Con respecto a los “límites del texto”, Weren menciona que todo análisis textual comienza con su
demarcación12, que a su vez conforma una unidad con sentido propio, pero la longitud de esta
unidad puede variar: a) a veces constituye una simple sentencia, por ejemplo, “Amarás a tu
prójimo como a ti mismo”13;b) se entiende también como una pequeña unidad redondeada
(perícopa); c) dos o tres perícopas conforman un texto14; d) texto también conforma la totalidad
de un libro de la Biblia. Los que considera como relevantes en su estudio de exégesis bíblica, son
los puntos b) y c), considerando los niveles de demarcación a) y d) como superfluos, ya que los
límites de este tipo de textos se encuentran establecidos de antemano15. Ciertos rasgos literarios
pueden ayudar a descubrir los límites del texto, que se despliegan en forma de paralelismos; o que
siguen un modelo quiástico, o un orden concéntrico16 (respecto de estos temas, el estudio de
Krüger, Croatto y Míguez, muestra el “análisis de estructuras manifiestas”, donde desarrolla estos
aspectos)17. El lector puede descubrir también que un texto forma un conjunto coherente por el
hecho de que una palabra particular se repite varias veces, funcionando así como tema básico de
fondo18. Strecker muestra la importancia de la uniformidad de un texto, diciendo que es
necesario corroborar la consistencia del texto por sí mismo, en cuanto al vocabulario y al uso de la
lengua; en cuanto al desarrollo de la acción y en cuanto a la teología, porque algunas
particularidades idiomáticas, repeticiones innecesarias e incompatibilidades, pueden apuntar a
autores distintos; y si se detectan, se deben mencionar19. La manera en que se resuelve la
demarcación, tiene consecuencias para todos los pasos siguientes de la investigación, sea cual
fuere el método que se utilice20.
El análisis estructural, incluye dos momentos: 1) Primero se divide el texto en pequeñas unidades
(secciones o secuencias: demarcación de las unidades textuales); 2) Se investigan las relaciones
que existen entre las subdivisiones del texto y precisamos la función que ejercen dentro del
conjunto: se debe ver variaciones de espacio y tiempo, coincidencias y diferencias en la utilización
del vocabulario, contrastes y oposiciones21. Krüger dice que los pasos exegéticos histórico –
críticos investigan el texto y su detrás o su antes: su historia oral y escrita, su prehistoria, sus
etapas y formaciones remotas, su compaginación. El método histórico – crítico ve el texto como
fuente para reconstruir procesos históricos: el origen, la formación, las fuentes, la redacción, la
situación histórica del texto, tratando de echar luz sobre la composición del texto, sus diversos
elementos, la organización de todo su material por el redactor final y su singular proyecto
querigmático y teológico. Hay diversos tipos de análisis estructural, pero todos tienen el mismo
punto de partida: ven el texto como estructura y organización que produce sentido más allá de la
intención del autor. Se dedican al texto en sí, tomando en cuenta el hecho de que todo texto,
además de su historia, tiene identidad propia y una autonomía22. La estructura misma de una
obra literaria también es un mensaje, por ser fruto de un proceso que incluye elementos lógicos,
concientes, intencionales y -pensados, a la vez que naturales de la cultura del escritor: se
introducen inconcientemente en la obra. Las estructuras no son adornos, sino esquemas mentales
y culturales traducidos al plan fundamental de un texto: cuando este es simétrico, le cabe
importancia fundamental al centro como foco teológico y/o narrativo, como condensación del
mensaje, quicio, clave de comprensión y análisis23. Uniendo este método con el que se explica a
continuación, Strecker y Schnelle dicen que la estructura del texto se interesa por el desarrollo y
ejecución de lo narrado (la observación de las personas intervinientes; cambio en la alocución), el
análisis de la concatenación del texto (mediante conjunciones, repeticiones, partículas, adverbios
de tiempo), la observación del tiempo del texto (cambio de tiempo) y una articulación del texto. El
análisis del texto nos permite detectar su estructura narrativa24.
En cuanto al análisis narrativo, Weren dice que éste, parte de la disciplina llamada narratología; es
el mundo-en-palabras que puede ofrecer una nueva perspectiva para comprender el mundo en
que los lectores se encuentran viviendo. La aplicación de los métodos narratológicos a la exégesis
debe ir unida al uso de otros métodos complementarios y a una contribución propia y creadora de
la exégesis bíblica que sea fiel a los textos de la Escritura y que capacite para elaborar nuevas
formulaciones teóricas del mismo método. El análisis narrativo pone mucho énfasis en el lector
implícito, que va siendo guiado por las perspectivas del narrador o del autor implícito25. Krüger no
usa los mismos conceptos para describir el análisis narrativo, sino que destaca el trabajo de la
semiótica, como disciplina para poder distinguir tanto el componente narrativo (sujetos y objetos,
estados y cambios) como el descriptivo (formas y modos específicos que derivan de un análisis
cuidadoso de las figuras y conjuntos figurativos), ya que este descubre la “cara” del texto, a nivel
interno. Dice también que este análisis describe el comportamiento de los actantes a través del
decorrer del texto26.
Acerca del análisis semántico y sintáctico, Weren es el único que los destaca: dice que el tema de
la semántica se plantea desde dos perspectivas: la diacrónica (mayoritaria en la exégesis, que
intenta destallar los cambios de significado que una palabra particular ha recibido en el transcurso
del tiempo) y la sincrónica (que refiere a que el significado de una palabra depende de una red
textual más amplia en la que ella está incluida: cada palabra recibe su sentido a través de sus
conexiones con otras palabras)27.
El término diacronía: El término se emplea en la teoría literaria, cuando estudia especialmente los
modos en los que las tradiciones y textos se han ido desarrollando a lo largo del tiempo28. El
análisis diacrónico resulta muy significativo para textos que han circulado en versiones distintas,
en comunidades diferentes, en distintos lugares y tiempos diferentes29. Congrega dentro de su
estudio, la crítica textual, la crítica histórica, la crítica literaria, la crítica de formas y la crítica de la
redacción.
Primeramente, por medio de la crítica textual, se intenta establecer el tenor del texto original (es
la crítica diacrónica más antigua). Su investigación se hace necesaria cuando sólo se poseen copias,
de las cuales se intenta ofrecer una versión fiable del texto original. Esto se aplica a todos los
textos del pasado, cuyo autógrafo no ha sido preservado. La crítica textual resulta también
indispensable para el estudio de los libros del Nuevo Testamento30. Krüger menciona en su
estudio, que esta crítica posee criterios externos (se refieren a calidad de los testigos, los mejores
y más antiguos, los más cercanos al autógrafo; tienen prioridad para la desición) y criterios
internos (contexto, estilo, estadística de términos, mundo teológico del autor)31.
La crítica histórica, constituye una rama distinta de la investigación: se ocupa de la historia que
está detrás del texto: partiendo de la forma actual y de los estadios de su desarrollo, el crítico
histórico intenta llegar hasta los hechos y acontecimientos de que los habla (o a los que alude) el
texto. En su uso, proporciona datos valiosos sobre el mundo en que Jesús vivió: hechos
geográficos y topográficos, informaciones sobre las condiciones socio-económicas y sobre las
costumbres religiosas. También este método, ha servido de estímulo para el surgimiento de la
crítica literaria32. Strecker y Schnelle, consideran está crítica como parte de los métodos histórico-
críticos, diciendo que la aplicación de este método, no sólo tiene el objetivo histórico de analizar e
interpretar un texto del pasado teniendo en cuenta los condicionamientos de su tiempo, sino que
pretende, en última instancia, lograr que el creyente lo haga suyo y que la iglesia lo actualice en su
predicación33. A este tema, Weren dice que la vieja crítica histórica (el resumen de todos los
métodos diacrónicos como pertenecientes al método histórico-crítico), tiene una desviación
racionalista, ya que buscó una explicación natural para los acontecimientos que se relataban, de
manera que pudieran cuadrar dentro de un conjunto de sucesos que sean capaces de probarse de
manera científica34.
La crítica literaria y la crítica de formas, se ocupan de los estadios literarios que preceden a la
formación final del texto (que es el que ahora tenemos). Junto con la crítica de la redacción, estas
tres en forma conjunta, ofrecen una visión de la historia del desarrollo de un texto.
La crítica literaria se aplica a la investigación y solución científica de los problemas que plantea la
identidad del autor: su método nos ayuda a examinar el lenguaje, estilo y motivos teológicos de un
texto. Este método también se ocupa de mostrar si el contenido de un libro responde a los que
nosotros conocemos sobre la vida de su pretendido autor. Normalmente, la crítica literaria
coincida con la crítica de las fuentes. Partiendo del texto, los exégetas intentan reconstruir
tradiciones más antiguas, que originalmente poseían una existencia independiente, fuera del
actual contexto literario: esa crítica, implica una búsqueda de las fuentes del texto35. Dice Krüger,
que la gran mayoría de los autores no indicaban su fuente, sino que usaban la que querían o
podían, sin ninguna indicación. En el estudio actual de un escrito antiguo el conocimiento de sus
fuentes puede ayudar grandemente en su comprensión e interpretación, y en la precisión de su
grado de veracidad. De ello se deriva la importancia de la crítica literaria para el estudio de la
Biblia36.
La crítica de formas, pone de relieve los estadios preliminares del texto, y sobre todo, las
pequeñas unidades literarias a partir de las cuales se construyen los evangelios (pone el énfasis en
el proceso de la tradición oral de las unidades, antes de que estas fueran puestas por escrito);
intenta reconstruir esas unidades y trazar un esbozo de la historia de las mismas: se concentra en
el “Sitz im Leben” o contexto vital, para denotar las situaciones históricas y sociológicas con las
que está conectado el origen y despliegue posterior de una forma literaria37. Strecker y Schnelle
desarrollan lo mismo que explica Weren, agregando también una crítica por parte de algunos
estudiosos, como lo son Bultmann y Dibelius38. También dicen que el axioma fundamental de la
historia de las formas es la suposición de la existencia originaria de una “forma pura” (según esto,
la tradición que más se corresponde con la forma normal exigida por un género es más antigua
que una forma que se aparte de los rasgos típicos de un género). Una última crítica que dan a este
tema, es que en general, no se puede obtener el “Sitz im Leben” sólo a partir del género, sino que
en cada unidad de tradición ha de determinarse por separado, siguiendo el análisis de la historia
de las formas39. Cuando un fragmento transmitido por vía oral se convierte en una obra literaria,
no sólo surge una situación comunicativa distinta, sino que el texto recibe además en el contexto
una nueva función que hay que distinguir del primer “Sitz im Leben” no literario40.
Conclusión
El armado del presente trabajo, se desprende de la investigación desarrollada por algunos autores,
las cuales constituyen fuentes de gran aporte significativo para la aplicación del estudio exegético
al texto bíblico, comparando sus opiniones, y destacando algunos aspectos que sobresalen en sus
análisis particulares.
El aporte al análisis exegético del texto neotestamentario, nos hace ver que se debe prestar
cuidadosa atención, tanto a la dimensión sincrónica (demarcación, estructura, narración y
significado del texto) como a la dimensión diacrónica (diversas críticas: textual, histórica, literaria,
crítica de las formas, crítica de la redacción), cuya finalidad sería la de captar la unidad /
uniformidad del texto, y la totalidad del contenido del mensaje: cada aspecto en particular,
representa un aporte significativo.
Con estas herramientas en mano, el lector puede servirse de datos que amplíen su panorama de
“interacción” con el texto bíblico, y le permitan penetrar en la realidad del relato.
Bibliografía consultada
Krüger René, Severino Croatto y Néstor Míguez, Métodos exegéticos, ISEDET: Publicaciones
EDUCAB, Buenos Aires, 1996.
Strecker, G. y Schnelle U., Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento, traducción de Rafael
Puente, Barcelona: Herder, 1974.
Weren, Wim. Métodos de exégesis de los evangelios, Traducción: Xabier Pikaza. Estella, Navarra:
Verbo Divino, 2003.
1 Wim Weren, Métodos de exégesis de los Evangelios, traducción de Xabier Pikaza. Estella,
Navarra: Verbo Divino, 2003, Pág. 13
2 Ibíd., 15-16.
3 Ibíd., 17
4 René Krüger, Severino Croatto y Néstor Míguez, Métodos Exegéticos, ISEDET, Publicaciones
EDUCAB, Buenos Aires, 1996. Pág. 257.
5 Georg Strecker y Udo Schnelle, Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento, traducción de
A. Olivera y J. M. Hernández B. Salamanca: Sígueme, 1997. Pág. 198.
6 “Diacronía y Sincronía”; Términos introducidos por F. de Saussure (1857 – 1913). Wim Weren,
Métodos de exégesis de los Evangelios, Pág. 15. (Nota al pie)
7 Georg Strecker y Udo Schnelle, Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento, Pág. 196.
9 Ibíd, Pág. 56
11 Georg Strecker y Udo Schnelle, Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento, Pág. 56.
18 Ejemplo: en los dos primeros capítulos del libro de Jonás, la repetición de la palabra “bajar”
muestra el tema básico de fondo: Jonás está escapando de Dios. La ruta de esta huida, que se
repite una vez y otra, muestra que Jonás ha iniciado un movimiento en espiral que le va
conduciendo hasta la muerte. Wim Weren, Métodos de exégesis de los Evangelios, Pág. 31.
19 Georg Strecker y Udo Schnelle, Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento, Pág. 56.
24 Georg Strecker y Udo Schnelle, Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento, Pág. 56.
26 René Krüger, Severino Croatto y Néstor Míguez, Métodos Exegéticos, Págs. 276-278.
28 Ibíd., Pág. 17
29 Ibíd., Pág. 19
31 René Krüger, Severino Croatto y Néstor Míguez, Métodos Exegéticos, Págs. 52-53.
33 Georg Strecker y Udo Schnelle, Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento, Pág. 207.
36 René Krüger, Severino Croatto y Néstor Míguez, Métodos Exegéticos, Pág. 83.
40 Ibíd. 99.
42 Georg Strecker y Udo Schnelle, Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento, Pág. 148.