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AÑO lxxXII N° 226 Tomo La Ley 2018-F

BUENOS AIRES, argentina - Viernes 30 de noviembre de 2018 ISSN 0024-1636

La Convención sobre Reconocimiento y

Ejecución de Sentencias Arbitrales Extranjeras
Una red de cooperación jurídica internacional
Guillermo Argerich (*)

SUMARIO: I. Relación entre el arbitraje comercial internacional y el derecho internacional privado.— II. La Convención de Nueva York de 1958.— III. La Convención de Nueva York como red de
cooperación jurídica internacional.— IV. ¿La Convención de Nueva York se presenta como una red coherente?— V. Conclusiones.

La red de cooperación jurídica creada mite, actividades probatorias, pasando por la
traba de medidas cautelares en el extranjero,
contiene los instrumentos necesarios ello nos permite llegar al grado máximo de
para asegurar su duración en el tiempo, a cooperación: la eficacia extraterritorial de
sentencias y laudos extranjeros.
la vez que permite a los tribunales de los
Estados contratantes superarla conti- Esta necesidad de incluir la eficacia de las
decisiones dictadas en el territorio de un país
nuamente. Esta finalidad pone de relieve para surtir efectos en otros se basa en que
en definitiva el valor del arbitraje como la justicia en la solución de una controversia
multinacional depende de que el caso sea re-
método de solución de controversias en suelto en su totalidad e integridad. El DIPr no
las relaciones comerciales internaciona- debe quedarse a mitad de camino; la natura-
leza multinacional de los casos en su ámbito
les, contribuyendo a la armonía de las exige una solución efectiva mediante la rea-
relaciones de intercambio, estimulando lización de conductas en dos o más ordena-
mientos jurídicos. Así, expresa Boggiano (2)
el comercio internacional y el desarrollo, que, de no haber efectividad en una solución
y promoviendo el estado de derecho a uniforme, ésa simplemente no sería realizada.
Estos principios de uniformidad, efectividad y
nivel nacional e internacional. justicia, a través del sistema normativo, per-
mitirán encontrar las soluciones a las contro-
versias multinacionales (3).
I. Relación entre el arbitraje comercial internacio-
nal y el derecho internacional privado La cooperación judicial internacional, que
constituye, medularmente, toda actividad
Para poder concluir que la Convención sobre que tenga por finalidad el coadyuvar con la
el Reconocimiento y la Ejecución de las Senten- justicia extranjera en su ejercicio jurisdic-
cias Arbitrales Extranjeras firmada en Nueva cional en todos sus niveles (4), ha crecido de
York en 1958 constituye una verdadera red de manera espectacular en las últimas décadas.
cooperación jurídica internacional debemos De hecho, algunos estudiosos consideran que
partir desde su inserción en el derecho inter- la cooperación internacional es actualmente
nacional privado (en adelante, DIPr) y su efecto un cuarto tema del DIPr, junto con la juris-
facilitador de las situaciones privadas interna- dicción internacional, el derecho aplicable y
cionales. Existe una estrecha relación entre el el reconocimiento y la ejecución de senten-
arbitraje comercial internacional y el DIPr. En- cias extranjeras (5). María B. Noodt Taquela
tendemos que dentro del objeto del DIPr nos en- sostiene que en lugar de mencionar el recono-
contramos con tres pilares básicos: el estudio de cimiento y la ejecución de sentencias extran-
la jurisdicción internacional, el derecho aplicable jeras se debe ampliar este tercer tema para
y la cooperación jurídica internacional (1). incluir la cooperación judicial internacional,
que incluye el reconocimiento y la ejecución
Nos abocaremos, en esta ponencia, al úl- de sentencias extranjeras (6). Entonces, coin-
timo de los aspectos integrantes del objeto cidiendo con su punto de vista, los tres asun-
del DIPr. Desde los primeros escalones, que tos que aborda el DIPr son la jurisdicción
comprenden el auxilio a través de la facilita- internacional, el derecho aplicable y la coope-
ción en la ejecución de medidas de mero trá- ración jurídica internacional.
II. La Convención de Nueva York de 1958
Con 159 Estados parte al 19/10/2018, la
Convención de Nueva York es uno de los ins-
trumentos internacionales que posee mayor
cantidad de adhesiones en la actualidad. Es
considerada el instrumento fundacional del
arbitraje internacional moderno y se ha cons-
tituido en uno de los tratados más importan-
tes y de mayor aceptación de las Naciones
Unidas en la esfera del derecho mercantil in-
ternacional. Seguramente uno de los factores
que han coadyuvado a ello es que es el fruto
de una tarea mancomunada entre los Esta-
dos y la colaboración del sector privado en su
elaboración, la valiosa tarea desarrollada por
la Cámara de Comercio Internacional. Es de-
cir, la labor de la CNUDMI, basada en parte
en la experiencia del sector privado.
II.1. Finalidad principal de la Convención
Su objetivo primordial es el de establecer un
límite o nivel máximo de control en la etapa de
reconocimiento y ejecución. Y, de esa manera,
obtener una ejecución sencilla de las senten-
cias arbitrales en todo el mundo.
Esta finalidad principal se traduce en la
práctica en lograr evitar que las sentencias
arbitrales, tanto extranjeras como no nacio-
nales, sean objeto de discriminación, por lo
que obliga a los Estados partes a velar por
que dichas sentencias sean reconocidas en su
jurisdicción y puedan ejecutarse en ella, en
general, de la misma manera que las senten-
cias o laudos arbitrales nacionales.
II.2. Objetivo secundario de la Convención
Un objetivo secundario de la Convención es
exigir que los tribunales de los Estados partes den
pleno efecto a los acuerdos de arbitraje negándo-
se a admitir demandas en las que el demandante
esté actuando en violación de un acuerdo de re-
mitir la cuestión a un tribunal arbitral.
Esta finalidad no es menor, ya que todo el
basamento del arbitraje lo encontramos en
la autonomía de la voluntad. El ejercicio de
esta autonomía, que se refleja en la facultad
de celebrar acuerdos de elección de foros
arbitrales, está plenamente respaldado por
la misma Convención. Por lo que si bien su
objeto es lograr el efecto en el extranjero de
decisiones arbitrales, establece la fortaleza
del acuerdo arbitral válido como cimiento
fundante del andamiaje arbitral que, en la
actualidad, es la forma normal de resolver
controversias comerciales internacionales.
II.3. Disposición del derecho más favorable
Explicaremos brevemente esta disposición
que se ha convertido, al decir de Fouchard (7),
en el “tesoro, la ingeniosa idea” que cimenta
la red.
El art. VII.1), conocido como la disposición
del “derecho más favorable”, establece que
no se privará a la parte que procura obtener
el reconocimiento y la ejecución de un laudo
del derecho a invocar, además de la Conven-
ción, una ley nacional o tratado que sean más
favorables a la ejecución (8).
En algunas circunstancias, otros tratados
internacionales, o el derecho interno del país
en que se procura obtener la ejecución, tam-
bién se aplicarán para decidir si debiera re-
conocerse u ordenarse la ejecución de un lau-
do arbitral. La genialidad de los autores de la
Convención de Nueva York es haber previsto
la progresiva liberalización del derecho de
arbitraje internacional y haber establecido
disposiciones en ese sentido. El art. VII.1),
que rige la relación que existe entre la Con-
vención y otras leyes y tratados aplicables,
se aparta de las normas que habitualmente
rigen la aplicación de disposiciones contra-
dictorias de los tratados y establece que en
caso de que más de un régimen resulte apli-
cable, la disposición que prevalezca no será

DOCTRINA. La Convención sobre Reconocimiento y Ejecución de Sentencias Arbitrales Daños y perjuicios. Caída de un peatón en la vereda. Responsabilidad del Estado por
Extranjeras. Una red de cooperación jurídica internacional deterioro de la acera (CNCiv.)........................................................................................ 5
Guillermo Argerich........................................................................................................................ 1
CORREO
ARGENTINO

CENTRAL B
NOTA A FALLO. La responsabilidad del Estado por omisión Beneficio de litigar sin gastos. Acción tendiente a promover el amplio y efectivo
María Florencia Ramos Martínez............................................................................................... 3 ejercicio de los derechos que asisten a los consumidores. Beneficio de justicia gratuita.
Arts. 53 y 55 de la ley 24.240. Tramitación del beneficio de litigar sin gastos. Cuestión abs-
FRANQUEO A PAGAR

jurisprudencia tracta (CNCom.)........................................................................................................... 7

CUENTA N° 10269F1

Responsabilidad de la Superintendencia de Seguros de la Nación. Acci-

dente fuera del país. Cuestionamiento del monto de la cobertura. Poder de policía del orga- jurisprudencia agrupada. Error de prohibición
nismo (CS)................................................................................................................... 3 Jorge A. Diegues........................................................................................................................... 7
2 | Viernes 30 de noviembre de 2018
ni la más reciente ni la más específica, sino
la que sea más favorable al reconocimiento
y la ejecución.
III. La Convención de Nueva York como red de coo-
peración jurídica internacional
III.1. Redes de cooperación internacional
Según el Diccionario de la Real Academia
Española, el término “red” —en su séptima
acepción— significa un “Conjunto de elemen-
tos organizados para determinado fin” (9).
¿Cuál sería el fin de esta red? La cooperación
jurídica internacional. Veremos cómo una red
puede coadyuvar a su desarrollo e incremento.
En el ámbito del auxilio internacional detec-
tamos la existencia de redes de Autoridades
Centrales, redes de jueces y redes de puntos de
contacto. Todas estas redes funcionan como
un escenario específico donde la actividad de
cooperación jurídica es el objeto de mecanis-
mos reforzados, dinámicos. Se encuentran
basadas en la simplificación y agilización en
aras de obtener la consecución de una tutela
judicial efectiva.
Estas redes contribuyen al buen y eficaz de-
sarrollo y agilización de los procedimientos que
tengan una actividad transfronteriza. El obje-
tivo es mejorar la aplicación efectiva y práctica
de los convenios de cooperación en vigor entre
Estados aprovechando las sinergias derivadas
de la integración de todos los actores implica-
dos en el auxilio judicial internacional.
Una red de cooperación debe tener como
norte el concretar una justicia ágil, eficaz y
accesible para el ciudadano, en general, y los
operadores jurídicos y judiciales, en particu-
lar. Ejemplos de esta tarea son la Red Inter-
nacional de Jueces de La Haya, la Red Ibe-
roamericana de Cooperación Jurídica Inter-
nacional (IberRed), la Red Judicial Europea
en Materia Penal y la Red Judicial Europea
en Materia Civil y Mercantil (RJE Civil), en-
tre otras.
III.2. La Convención de Nueva York como red
de cooperación
Consideramos que constituye una verda-
dera red de cooperación jurídica interna-
cional, ya que establece un procedimiento
que es útil para facilitar la eficacia de un
laudo arbitral que debe surtir efecto en una
jurisdicción extranjera con la finalidad de
arribar a la solución justa del caso con ele-
mentos foráneos.
Esta red de cooperación se hace indispen-
sable para garantizar la seguridad jurídica y
el acceso a la justicia, generando un impacto
concreto en el desarrollo de los negocios in-
ternacionales. Este espacio de justicia mun-
dial que ha creado la red de la Convención
de Nueva York, donde toda persona tiene
garantizado el acceso a la justicia y a una
tutela efectiva de sus derechos, se despliega
en todos los países parte. Sin lugar a dudas,
el arbitraje comercial internacional es una
de las piezas fundamentales en la construc-
ción de este gran espacio de justicia.
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(*) Profesor de Derecho Internacional Privado (UBA).
Consultor en Derecho Internacional. Con la colaboración
de Paloma HERNÁNDEZ.
(1) PARDO, Alberto J. Derecho internacional privado,
Ed. Ábaco, Buenos Aires, 1975, p. 9.
(2) BOGGIANO, Antonio, “Curso de derecho interna-
cional privado. Derecho de las relaciones privadas inter-
nacionales”, Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 1993, 1ª
ed., p. 27.
(3) FREIRE AZEVEDO, André, “Antonio Boggiano
y el pluralismo metodológico”, en Revista do CAAP, Belo
Horizonte, 1, v. XVII, 2012, ps. 30-31.
(4) VILLALTA VIZCARRA, Ana E., “La cooperación
Desde sus albores, al decir de Pieter San-
ders (10), los delegados que participaron en las
largas negociaciones del instrumento, a pesar
de sus diferencias, pasaron de situaciones de
respeto mutuo a situaciones de amistad y lue-
go a relaciones de larga duración. ¿No es esto
la génesis de una verdadera red? Otro elemen-
to constitutivo de la red, expresa, es su idioma,
que resulta común a todas las naciones civiliza-
das, y se lo ha resumido en las palabras en latín
Vivat, Floreat et Crescat.
Esta composición universal que diera naci-
miento a la Convención ha brindado y brinda
soluciones a Estados con distintos ordena-
mientos jurídicos, e incluso a países que se
encuentran en diferentes etapas de desarrollo
económico, formando una gran red de coope-
ración judicial internacional.
La Asamblea General de las Naciones Unidas,
en 2007, puso de relieve la necesidad de que se
realizaran mayores esfuerzos a nivel nacional
para lograr la adhesión universal a la Conven-
ción, así como su interpretación uniforme y
aplicación efectiva. Todas estas características
fomentan y fortalecen la red, asegurando el goce
universal de la certeza jurídica y reduciendo el
nivel de riesgo y los costos de las operaciones
realizadas en el mundo de los negocios.
III.3. La Convención como red de información
Una de las características de la red de coo-
peración jurídica internacional es consistir en
una red de información. Se cumple este obje-
tivo a partir de determinadas acciones que se
llevan a cabo en su entorno, que redundarán,
entre otros efectos, en la facilitación de la elec-
ción del lugar en un arbitraje internacional.
La Guía relativa a la Convención de Nueva
York —2016 (11)— presenta información de-
tallada artículo por artículo. En cada sección
figura un resumen de la jurisprudencia sobre
el artículo de que se trate, se ponen de relie-
ve las posiciones comunes y se muestran los
criterios divergentes. Esta Guía, si bien no
constituye una fuente de autoridad indepen-
diente que indique cómo debe interpretarse
una determinada disposición, más bien sirve
como instrumento de referencia que reúne
una amplia gama de sentencias judiciales de
varias jurisdicciones. Permite a la red nutrirse
de información sobre la Convención, y de esa
manera se sigue promoviendo su adopción, así
como su interpretación uniforme y aplicación
efectiva. Los miembros de la red, tales como
jueces, árbitros, profesionales del derecho,
académicos y funcionarios gubernamentales,
son animados a hacer un uso más eficaz de la
jurisprudencia relacionada con la Convención
a partir de la información ofrecida.
No escapa esta red a la influencia de la tec-
nología, la explosión del conocimiento, la infor-
mática y las comunicaciones. Ello ha permi-
tido sortear la importancia tradicional de las
fronteras, acercando a los actores económicos
e internacionalizando aceleradamente los di-
versos procesos de producción y las relaciones
económicas en general.
El sitio web de la Convención de Nueva
York (12) ha sido creado por Shearman & Ster-
judicial internacional”, http://www.oas.org/es/sla/ddi/
docs/publicaciones_digital_XL_curso_derecho_internacio-
nal_2013_Ana_Elizabeth_Villalta_Vizcarra.pdf.
(5) FERNÁNDEZ ARROYO, Diego P., “Derecho in-
ternacional privado de los Estados del Mercosur”, Ed.
Zavalía, Buenos Aires, 2003, cap. I, ps. 70 y ss.; BOELE-
WOELKI, K., “Unifying and harmonizing substantive law
and the role of conflict of laws”, Recueil des Cours, vol. 340
(2009), ps. 288 y ss.
(6) NOODT TAQUELA, M. B., “Applying the most fa-
vourable treaty or domestic rules to facilitate private in-
ternational law cooperation”, Recueil des Cours Collected
Courses of The Hague Academy of International Law, Bill
Nijhoff, Leiden/Boston, 2016, t. 377, ps. 166-168, esp. 166.
ling LLP, la Facultad de Derecho de Columbia
y la CNUDMI para poner a disposición del pú-
blico la información que se ha reunido para pre-
parar la Guía relativa a la Convención de Nueva
York. El sitio contiene una versión electrónica
de la Guía en todos los idiomas oficiales de las
Naciones Unidas, un corpus significativo de tex-
tos sobre la interpretación judicial de la Con-
vención de Nueva York en los Estados partes,
información sobre la ratificación de la Conven-
ción, la labor preparatoria, y referencias biblio-
gráficas, que constituyen un directorio integral
de publicaciones relacionadas con la aplicación
y la interpretación de la Convención. En el sitio
se vinculan los contenidos y los índices de for-
ma interactiva, lo que permite que los distintos
elementos que contiene se relacionen unos con
otros y formen un tejido único.
Otra valiosa herramienta es el CLOUT, por el
cual la Secretaría de la CNUDMI ha establecido
un sistema para recopilar y difundir informa-
ción sobre decisiones judiciales y laudos arbitra-
les relativos a las convenciones y leyes modelo
elaboradas por la Comisión. La finalidad de este
sistema es promover, a nivel internacional, el
interés por los textos jurídicos elaborados por
la Comisión y facilitar la interpretación y aplica-
ción uniformes de esos textos (13).
III.4. La Convención como red de asistencia
Esta red de cooperación no puede dejar de
contener un componente de asistencia técni-
ca para la aplicación de la Convención. Luego
de la entrada en vigor de la Convención, la
CNUDMI puede asistir al nuevo Estado parte
de la Convención para facilitar su aplicación.
El fortalecimiento de la red también se logra
a través de la organización de programas de
formación destinados a jueces y demás profe-
sionales del derecho que les permita aplicar e
interpretar la Convención con mayor facilidad.
La asistencia técnica gratuita es suministrada
en cuanto un Estado formula la solicitud oficial
a la Secretaría de la CNUDMI.
Esta asistencia técnica persigue el apunta-
lamiento institucional con el que debe contar
todo sistema organizado.
IV. ¿La Convención de Nueva York se presenta
como una red coherente?
En este punto analizaremos a la de Conven-
ción de Nueva York y su posicionamiento fren-
te a distintas alternativas a efectos de verificar
si nos encontramos frente a una red coherente
en cuanto a sus finalidades arriba descriptas.
Para efectuar esta evaluación partiremos
de un análisis realizado sobre los cuarenta y
cuatro national reporters que participaron de
la obra dirigida por George A. Bermann (14),
donde se visualiza que la mayor cantidad de
Estados representados en el General Report
expuesto en Viena en 2014, durante el con-
greso de la International Academy of Compa-
rative Law, aplican la Convención de Nueva
York para el reconocimiento y ejecución de
laudos arbitrales extranjeros.
Se advierten diversos matices en cuanto
a la forma de aplicación del Convenio, como
(7) FOUCHARD, Philippe, “Suggestions pour accroî-
tre l’efficacité internationale des sentences arbitrales”,
Revue de l’Arbitrage, 1998, ps. 653-663.
(8) NOODT TAQUELA, M. B. “Applying the most fa-
vourable treaty or domestic rules to facilitate private in-
ternational law cooperation”, Recueil des Cours Collected
Courses of The Hague Academy of International Law, Bill
Nijhoff, Leiden/Boston, 2016, t. 377.
(9) http://dle.rae.es/ ?w=diccionario.
(10) SANDERS, Pieter, “The making of the Conven-
tion”, en Enforcing arbitration awards under the New York
Convention. Experience and prospects, Naciones Unidas,
Nueva York, 1999, ps. 3-5.
(11) http://www.uncitral.org/pdf/spanish/texts/arbi-
también la prevalencia en algunos Estados
de otros tratados e incluso aquellos donde se
imponen las normas de fuente interna, aunque
éstas no resulten ser las más favorables.
Entre los Estados que disponen que exclu-
sivamente se aplique la Convención de Nueva
York en la materia y que no ofrecen alternati-
vas normativas, se encuentran la República de
Corea —donde la propia Ley de Arbitraje cita
directamente a la Convención—, Singapur,
Hungría, Indonesia y Noruega.
Por otra parte, diversos Estados legislan el
reconocimiento y ejecución de laudos arbitra-
les en su dimensión autónoma de DIPr; es el
caso de, p. ej., Portugal, Japón, Hong Kong,
Vietnam, Grecia, México, Argentina, gran par-
te de los Estados de Canadá, Australia y Tur-
quía, donde los reporters afirman que podría
invocarse tanto la normativa de fuente interna
como los instrumentos internacionales. Mas
cabe resaltar que las primeras no resultan
aplicables en la práctica, puesto que no resul-
tan más favorables que las disposiciones de la
Convención de Nueva York.
En la misma línea, tanto en India como en
el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte la opción de recurrir a la fuente interna
para el proceso de reconocimiento de senten-
cias judiciales no resulta ser una alternativa
favorable. En India, porque, en palabras de su
national reporter, las demandas civiles a menu-
do tardan varios años en llegar a una decisión,
y en el Reino Unido porque se realiza a través
de la Ley de Sentencias Extranjeras, para el
reconocimiento y ejecución de laudos extran-
jeros, dictados sólo en ciertos países del Com-
monwealth que otorguen tratamiento recípro-
co a sentencias dictadas en el Reino Unido.
En otros Estados es la ley interna la que
prevalece, ya sea porque los tribunales esta-
tales en algunos casos la utilizan a pesar de no
ser la que favorezca al reconocimiento o por
ser efectivamente facilitadora del reconoci-
miento y ejecución.
En el primer supuesto se encuentra la Re-
pública Argentina, donde la Cámara Nacio-
nal de Apelaciones en lo Comercial de Bue-
nos Aires, en el caso “Reef Exploration Inc. c.
Compañía General de Combustibles SA” (15),
dispuso el reconocimiento en el país de un
laudo arbitral dictado en los Estados Unidos
de América, fundamentando su decisión en
el Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación sin siquiera mencionar la Convención
de Nueva York. Más tarde, en el año 2007,
la Cámara en lo Contencioso Administrativo
de la ciudad de La Plata, provincia de Bue-
nos Aires, en el caso “Milantic Trans SA c.
Ministerio de la Producción (Astilleros Río
Santiago)” (16), deniega el reconocimiento de
un laudo arbitral dictado por un tribunal con
sede en Londres, basándose también en nor-
mativa interna. Cabe destacar que en julio
del corriente año se sancionó en Argentina
la Ley de Arbitraje Comercial Internacional,
normativa que, desde su sanción, derogó el
art. 519 bis del Cód. Proc. Civ. y Com. de la
Nación; por lo tanto, se posiciona como la
fuente interna aplicable al reconocimiento y
ejecución de laudos arbitrales extranjeros.
tration/NY-conv/2016_Guide_on_the_Convention.pdf.
(12) www.newyorkconvention1958.org.
(13) http://www.uncitral.org/uncitral/es/case_law.
html.
(14) BERMANN, George A., “Recognition and enfor-
cement of foreign arbitral awards”, Springer Internatio-
nal Publishing, 2017, vol. 23.
(15) CNCom., sala D, 05/11/2002, “Reef Exploration
Inc. c. Compañía General de Combustibles SA”, disponi-
ble en: http://fallos.diprargentina.com.
(16) CCont. Adm. La Plata, 11/12/2007, “Milantic
Trans SA c. Ministerio de la Producción (Astilleros Río
Santiago)”, disponible en: http://fallos.diprargentina.
com.

También en Brasil, Croacia y Georgia los
tribunales reconocieron laudos arbitrales ex-
tranjeros basándose en fuente interna, omi-
tiendo los tratados aplicables. En cambio,
en Irlanda, Italia y Malasia, la legislación de
fuente interna es la única que puede invocarse
para el reconocimiento o ejecución de senten-
cias arbitrales extranjeras.
En el segundo supuesto de prevalencia de
la ley interna, el ejemplo por excelencia es
Francia, puesto que su legislación interna es
más favorable que la Convención, donde in-
cluso se han reconocido y ejecutado laudos
anulados en su Estado de origen.
Entre las alternativas convencionales a
la Convención de Nueva York, los tratados
más recurrentes son la Convención Europea
sobre Arbitraje Comercial Internacional,
firmada en Génova el 21/04/1961 y la Con-
vención Interamericana sobre Arbitraje Co-
mercial Internacional, firmada en Panamá el
30/01/1975.
En lo que concierne a la Convención Euro-
pea, en su art. IX, párr. 2º, dispone: “En las
relaciones entre aquellos Estados contratan-
tes que sean al mismo tiempo partes en el
Convenio de Nueva York de 10/06/1958 sobre
Reconocimiento y Ejecución de Sentencias
Arbitrales Extranjeras, el párr. 1º del presen-
te artículo viene a restringir la aplicación del
art. V, párr. 1.e) del Convenio de Nueva York
{ NOTAS }
(17) La reserva que implica la elección de la ley entre las
Convenciones de Panamá y Nueva York determina que, a
menos que las partes acuerden expresamente lo contra-
NOTA A FALLO
Responsabilidad de una cobertura exigua, U$S 210.000 en épo-
ca de paridad cambiaria. Deducido el recur-
la Superintendencia so extraordinario, cuya denegatoria motivó
la queja. La Corte Suprema de Justicia de la
de Seguros de Nación dejó sin efecto el fallo.
la Nación 1. - La condena a resarcir los daños impues-
ta a la Superintendencia de Seguros
Accidente fuera del país. Cuestionamien-
to del monto de la cobertura. Poder de po-
licía del organismo.
Hechos: La Superintendencia de Seguros
de la Nación fue condenada a indemnizar los
daños derivados del accidente ocurrido fuera
del país en el que fallecieron 42 personas. El
tribunal entendió que en el caso se configura-
ba un supuesto de responsabilidad por activi-
dad ilícita porque el organismo omitió ejercer
el poder de policía a su cargo al permitir que
saliera del país un vehículo de pasajeros con
La responsabilidad del Estado por omisión
María Florencia Ramos Martínez (*)
SUMARIO: I. Planteo.— II. El caso.— III. La responsabilidad del Estado por omisión.— IV. Apre-
ciaciones finales.
I. Planteo
En el presente fallo la Corte Suprema de
Justicia ha vuelto a pronunciarse en rela-
ción con la responsabilidad del Estado por
omisión, confirmando el lineamiento soste-
nido hasta el momento por respecto la ti-
pificación de la conducta esperable. En ese
únicamente en los casos de anulación expues-
tos en dicho párr. 1º”.
Esta disposición tiene como consecuen-
cia que en Estados como Austria, República
Checa, Alemania, Rumania, Rusia, Eslovenia,
España y todos aquellos que formen parte de
ambos instrumentos, se aplique la Convención
Europea por ser considerada la norma más fa-
vorable en los términos del art. VII de la Con-
vención de Nueva York.
En cuanto a la Convención de Panamá fir-
mada en el marco de la CIDIP I el 30/01/1975,
su relación con la Convención de Nueva York
es conflictiva, aunque pocas diferencias prác-
ticas surgen de ellas. El único Estado que hizo
una reserva relativa a la relación entre ambos
instrumentos fue Estados Unidos (17).
Se entiende que en el resto de Estados,
dado que los 19 Estados que ratificaron la
Convención de Panamá son parte también de
la Convención de Nueva York y que las dispo-
siciones de ambas convenciones en cuanto al
reconocimiento y ejecución de laudos arbitra-
les son similares, es decir que los requisitos
de la Convención de Panamá no resultan ser
más beneficiosos que los de la Convención de
Nueva York, es esta última la que prevalece en
los Estados contratantes en los dos tratados.
No existen criterios para establecer, en cada
caso concreto, a primera vista, cuál de las dos
Convenciones resulta aplicable.
rio, si la mayoría de las partes involucradas en un arbitraje
son ciudadanos de los Estados que ratifican o se adhieren
a la Convención de Panamá y estos Estados también son
de la Nación por permitir una cobertu-
ra exigua en un contrato de responsa-
bilidad civil en el transporte celebrado
—U$S 210.000 en paridad cambiaria—
debe ser dejada sin efecto, pues la imputa-
ción basada en el art. 25 de la ley 20.091, al
referirse estrictamente a la protección de
las condiciones contractuales en defensa
de su equidad, no permite atribuir respon-
sabilidad, pues no se ha demostrado que
ese límite de cobertura desnaturalizaba el
seguro, lo tornaba inútil o carente de toda
finalidad, máxime cuando el reclamo se
basó en la circunstancia sobreviniente de
sentido, reafirma la necesidad de acreditar
la existencia de un deber normativo previo,
expreso y determinado como presupuesto
indispensable para reconocer la omisión
estatal.
De este modo, consolida posiciones res-
tringidas en torno a la valoración de lo anti-
A modo de conclusión, de los cuarenta y
cuatro Estados analizados, se verifica que en
sólo ocho prevalecen otros tratados y se da
únicamente en las relaciones donde los Esta-
dos involucrados hayan ratificado el tratado
alternativo. A su vez, únicamente en nueve de
ellos prevalece la normativa interna por sobre
la Convención de Nueva York, y en general las
disposiciones son similares a las del art. V.
Puede afirmarse entonces que la Conven-
ción de Nueva York es, en la actualidad, la nor-
mativa más importante para el reconocimien-
to y ejecución de laudos arbitrales dictados en
el extranjero, constituyendo una coherente red
de cooperación jurídica internacional.
V. Conclusiones
Existe una inescindible relación entre el
arbitraje comercial internacional y el DIPr.
Todos los elementos de este último se hallan
presentes en el medio por excelencia para la
solución de controversias en el ámbito mer-
cantil internacional.
Hemos demostrado la existencia de una
verdadera red de cooperación jurídica inter-
nacional y que, a pesar de la diversidad de los
sistemas jurídicos existentes en los Estados
contratantes, la interpretación y la aplicación
de la Convención ha sido más bien sistemática
y acorde con el criterio establecido en ella de
favorecer el reconocimiento y la ejecución.
miembros de la OEA, la Convención de Panamá se aplica-
rá y, de hecho, prevalecerá sobre la Convención de Nueva
York.
que la empresa de transporte demandada
se encuentra en una crisis que obsta a que
satisfaga por sí la reparación. (Del dicta-
men de la Procuradora Fiscal que la Corte,
por mayoría, hace suyo).
2. - El art. 25 de la ley 20.091 fija una pau-
ta genérica sobre cómo deben ser regu-
lados los contratos de seguro, pero en
modo alguno pone en cabeza de la Super-
intendencia de Seguros de la Nación un
mandato expreso y determinado sobre el
contenido de los contratos, por lo tanto,
no puede afirmarse la existencia de una
falta de servicio imputable a ese organis-
mo en los términos del art. 1112 del dero-
gado Cód. Civil, al autorizar un seguro de
transporte con tope de cobertura. (Del
voto del Dr. Rosenkrantz).
3. - El art. 25 de la ley 20.091, que establece
la obligación de la Superintendencia de
jurídico en materia de responsabilidad patri-
monial por daños.
II. El caso
II.1. Antecedentes
La sentencia de la Corte Suprema que co-
mentamos resuelve un planteo de reparación
de daños y perjuicios derivados presuntamen-
te de una omisión estatal en el ámbito del Po-
der Ejecutivo nacional. La actora, reclamaba a
la Superintendencia de Seguros de la Nación,
los daños derivados de un accidente de tránsi-
to que se produjera en Brasil, y que acarreó la
Viernes 30 de noviembre de 2018 | 3
Si bien en años pasados recientemente al-
gunos reconocidos académicos han sugerido
que ya era hora de emprender una reforma
de la Convención de Nueva York, se decidió
no innovar al respecto, ya que la red constitui-
da era lo suficientemente sólida y abarcativa,
y se convertiría en cada vez más importante
con la continua modernización de las leyes de
arbitraje nacionales, asegurando que la Con-
vención acompañe el desarrollo del arbitraje
internacional.
La red de cooperación jurídica creada
contiene los instrumentos necesarios para
asegurar su duración en el tiempo, a la vez
que permite a los tribunales de los Estados
contratantes superarla continuamente. Esta
finalidad pone de relieve en definitiva el va-
lor del arbitraje como método de solución de
controversias en las relaciones comerciales
internacionales, contribuyendo a la armonía
de las relaciones comerciales, estimulando el
comercio internacional y el desarrollo y pro-
moviendo el Estado de derecho a nivel nacio-
nal e internacional. l
Cita on line: AR/DOC/2549/2018
MÁS INFORMACIÓN
Rothenberg, Mónica, “Principales lineamientos de
la nueva Ley de Arbitraje Comercial Internacional”, RC-
CyC 2018 (octubre), 50, LA  LEY, 23/11/2018, 1; AR/
DOC/1907/2018.
Cracogna, Dante, “Evolución y perspectivas del arbi-
traje en la Argentina”, RDCO 292, 503.
Uzal, María Elsa, “La internacionalidad, la arbitrabi-
lidad y el derecho aplicable en la nueva Ley de Arbitraje
Comercial Internacional”, RDCO 292, 619.
Seguros de la Nación de protección de
las condiciones contractuales, no puede
concebirse como una garantía de que se
reparará todo daño derivado de la acción
de terceros, ni menos aún que el Esta-
do deba suplir la insuficiencia de un se-
guro contratado según el ordenamiento
jurídico vigente. (Del voto del Dr. Ro-
senkrantz).
121.578 — CS, 06/11/2018. - Albo, Modesta
del Valle y otros c. Giménez Viajes SRL y
otros s/ daños y perjuicios.
[Cita on line: AR/JUR/56317/2018]
[El fallo in extenso puede consultarse en el Dia-
rio LA  LEY del 20/11/2018, p. 10, Atención al
Cliente, http://informacionlegal.com.ar o en
Proview]
muerte de 42 pasajeros. Como consecuencia
de una póliza de seguros reducida, la empre-
sa de transporte demandada, Giménez Viajes
SRL, no cubre los rubros indemnizables por
los que ha sido condenada.
Tal como surge de los considerandos, la
actora afirma que es responsabilidad de la
Superintendencia controlar y autorizar la sa-
lida del país de un vehículo de transporte de
pasajeros. Asimismo, sostiene que conforme
a lo dispuesto por el art. 25 de la ley 20.091 es
un deber que pesa sobre tal organismo con-
trolar la cobertura de la póliza en función de
la actividad desarrollada. Solicita también la
4 | Viernes 30 de noviembre de 2018
condena por aplicación de los principios re-
guladores de la responsabilidad estatal lícita.
La Cámara Federal de Tucumán revocó la
sentencia de primera instancia y condenó a
la Superintendencia a indemnizar a la actora
los daños derivados del siniestro que no han
sido resarcidos.
Ante ello, la demandada interpuso recur-
so extraordinario fundado en la inexistencia
de la facultad de control de circulación de
automóviles en materia de seguros. En ese
sentido, afirma que la ley 20.091 no dispone
la potestad de corroborar la contratación
de pólizas aseguradoras y mucho menos su
monto.
Pone de resalto que no surgiendo un deber
específico de actuación, su conducta no puede
ser calificada como irregular. En ese sentido,
recuerda que la potestad genérica de control
no es suficiente para atribuir responsabilidad,
máxime cuando no puede advertirse un nexo
causal adecuado entre la supuesta omisión y
el accidente de tránsito que motivó el reclamo.
Asimismo, en relación con el pedido de recla-
mo fundado en la actividad lícita estatal, la de-
mandada puntualiza que la resolución cuestio-
nada no tiene en cuenta que la res. 25.281/1997
objetada respeta el piso de cobertura previsto
para las operaciones de transporte internacio-
nal por los Estados parte y condensado en con-
venios complementarios al Acuerdo de Trans-
porte Internacional Terrestre.
II.2. El voto mayoritario
La mayoría de la Corte —integrada por
los jueces Highton de Nolasco, Lorenzetti,
Maqueda y Rosatti— decide adherir su voto
al dictamen de la Procuración General de la
Nación, mientras que el juez Rosenkrantz
formula su voto.
En la referida instancia, el procurador ge-
neral enmarca el eje de la pretensión en la res-
ponsabilidad ilegítima fundada en una omisión
antijurídica derivada del ejercicio del poder de
policía. Estructura los requisitos de proceden-
cia partiendo de la falta de servicio, un daño
cierto y la existencia de una relación de causa-
lidad directa entre la omisión y el daño.
Siendo estas las premisas de atribución de
responsabilidad estatal por actividad ilícita,
considera la insuficiencia de la potestad de
control de la Superintendencia para justifi-
car la procedencia del reproche resarcitorio
por los montos insolutos. La res. 25.281 esta-
blece la obligación de las empresas de trans-
porte que realicen viajes internacionales de
contratar un seguro de responsabilidad civil.
Atento a que no fuera declarada inconstitu-
cional, su validez impide considerar la irre-
gularidad de una póliza acorde con tal dispo-
sición normativa. El límite legal reconocido
de U$S 200.000 por muerte y/o daños perso-
nales ha sido respetado en el caso de examen.
Por este motivo no halla sustento suficien-
te para justificar la imposición de responsa-
bilidad a la demandada.
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(*) Abogada. Doctora en Derecho. Profesora de Dere-
cho de Daños (U.N.C.).
(1) Fallos 330:563; 333:2426.
(2) A modo de ejemplo, podemos mencionar el inte-
rrogante referido a su existencia pretípica, la fuente
del deber de actuación y su emplazamiento en el dia-
grama de lo antijurídico, así como también la posible
vinculación causal entre omisión y delito, u omisión y
daño.
(3) Así lo refiere Mezger al expresar que quien omi-
te “no es que no haga nada, sino que no hace algo”. Su
posición al respecto es muy interesante por introducir
en la valoración de las omisiones la referencia a la ac-
ción esperada, aunque no llega a resolver el problema
II.3. Voto del juez Rosenkrantz
El decisorio del aludido magistrado, si bien
se inclina en un sentido similar a la posición
adoptada por la Procuración, profundiza el
análisis de la omisión estatal.
Toma como punto de partida la res.
25.281/1997 dictada por la Superintendencia, en
la cual se fijaron las condiciones generales del
seguro de responsabilidad civil del transportis-
ta de viajes internacionales por los países del
Cono Sur. Pese a ello, expresa, la Cámara en-
tiende que se configura la falta de servicio toda
vez que permite la salida del país a la empresa
demandada con una póliza de seguro del valor
de U$S 200.000 por todo concepto.
Recuerda que para la configuración de la
conducta omisiva estatal, la Corte ha deter-
minado la necesidad de existencia previa de
un mandato expreso y determinado que de-
venga vulnerado. Sólo así podría configurar-
se una falta de servicio, de otro modo, la sim-
ple alegación de objetivos generales deviene
inconducente para la atribución de responsa-
bilidad ilícita al Estado, puesto que se trata
de simples lineamientos y buenos propósitos
que pueden concretarse dentro de un mar-
gen de posibilidades.
Puntualiza que en los supuestos de omi-
siones derivadas del ejercicio del poder de
policía, el reproche sólo puede sustentarse
en un incumplimiento de un deber legal de
evitación del hecho dañoso.
Desde esta perspectiva, el reconocimiento
formulado por la Cámara sobre la responsa-
bilidad de la Superintendencia fundado en el
art. 25 de la ley 20.091, que dispone velar por
condiciones contractuales equitativas, luce
insuficiente para justificar el deber de resar-
cimiento por los daños derivados de un acci-
dente. El referido precepto constituye una
pauta genérica reguladora de la dinámica
contractual, por lo que corresponde descar-
tar la configuración de una falta de servicio.
El art. 25 de la ley 20.091 no puede inter-
pretarse como una garantía de resarcimien-
to absoluto, ni de subsidiariedad estatal ante
la insuficiencia del seguro contratado.
Por último, en relación con el reclamo de
una posible responsabilidad lícita, deviene
improcedente atento a la inexistencia de una
relación causal directa, inmediata y exclusiva.
III. La responsabilidad del Estado por omisión
El abordaje de la temática impone formu-
lar algunas consideraciones en torno a las
diversas aristas que revisten el análisis pro-
puesto.
Partiendo de la referencia formulada al
caso de estudio, los lineamientos de la Corte,
tanto del voto mayoritario como del expresa-
do por el Dr. Rosenkrantz consolidan la ten-
dencia avistada en fallos anteriores (1).
En ese sentido refuerzan la noción de omi-
sión ligada a la necesidad de un mandato
de la fuente de la obligación de actuar. (MEZGER, Ed-
mund, “Derecho Penal, Parte General”, Ed. Bibliográ-
fica Argentina, Buenos Aires, 1958, trad. Conrado A.
FINZI, p. 103).
(4) BONINI, Giotto, “L’ omissione nel reato”, Frate-
lli Bocca, Milano, 1947, p. 30.
(5) Zaffaroni expresa que por fuera del tipo penal,
es decir, con ajenidad a la selección de conductas, se
advierte un “enjambre de infinito efectos posibles de
un acción exteriorizada”. Ello es predicable de las
acciones en sentido amplio, comportamientos posi-
tivos y negativos. Ambas categorías de la conducta
humana, para operar como base de un reproche jurí-
dico, precisan de una labor selectiva y valorativa en
orden a la protección de bienes jurídicos tutelados.
normativo expreso, que delimite con claridad
la conducta esperable del Estado, descartan-
do la virtualidad de un deber genérico como
fuente de ilicitud.
III.1. La omisión como concepto jurídico
Sin lugar a dudas, la singularidad de la con-
ducta omisiva nos obliga a detenernos unos
instantes para descifrar sus contornos con-
ceptuales y verificar si tal exigencia emerge
de un presupuesto esencial de la omisión o si,
por el contrario, se sustenta en valoraciones
doctrinarias.
La figura de referencia presenta aristas
complejas que la tiñen de cierta dificultad
en su funcionalidad como elemento de la res-
ponsabilidad civil y penal (2).
En el caso que nos ocupa, el dilema de la
exigencia de un deber normativo expreso y
previo, es un punto central en el estudio de la
responsabilidad estatal omisiva. Por lo tanto,
se plantea el interrogante sobre la fuente de
la obligación de actuar en aras a determinar
la antijuridicidad de una abstención.
Desde esta perspectiva, nos parece váli-
do, atendiendo a la naturaleza de la omisión
como categoría de la conducta humana so-
metida al análisis de lo ilícito, poner de re-
salto su vinculación esencial a un mandato
normativo de actuación positiva.
Cabe, pues, reconocer un vínculo esencial
con la conducta esperable y exigible, lo que
precisamente diferencia el concepto aborda-
do, de las simples abstenciones (3). La acción
debida, indudablemente precisa de un marco
normativo, excluyendo de tales valoraciones,
patrones de comportamiento puramente
morales. En ese sentido, se pregona la natu-
raleza jurídica de la omisión, como concepto
esencialmente ligado a la contrariedad de
una disposición normativa (4). De este modo,
no es posible predicar comportamientos omi-
sivos lícitos.
Sin embargo, no debe entenderse por ello
que allí anida la diferencia con la acción, ya
que esta también precisa, como presupuesto
de reproche, la referencia normativa con lo
prohibido. Ambos conceptos presuponen va-
loraciones normativas previas, de hacer o no
hacer  (5).
Ahora bien, reconocer la naturaleza jurídi-
ca de la omisión, en referencia a la necesidad
de un mandato imperativo, no implica, como
lo hace la Corte, exigir la tipicidad del com-
portamiento alegado como fuente de la omi-
sión.
El punto medular de la cuestión, nos pare-
ce, radica en la determinación del sustento
normativo que justifica la exigencia de un de-
ber de actuación positivo, legal pero expreso.
Como se advierte, la discusión no se traba en
la proclamación de una obligación puramen-
te moral, excluida del orden jurídico, sino en
la tipificación de conductas y a veces, como
vemos, en la exigencia de que aquella tipifica-
ción resulte extremadamente detallada.
(ZAFFARONI, Eugenio R., “Derecho penal, Parte
general”, Ediar, Buenos Aires, p. 398).
(6) El citado precepto disponía: “Toda persona que
por cualquier omisión hubiese ocasionado un perjuicio
a otro será responsable solamente cuando una dispo-
sición de la ley le impusiere la obligación de cumplir el
hecho omitido”.
(7) MARIENHOFF, Miguel S., “Responsabilidad
extracontractual del Estado por las consecuencias
de su actitud omisiva en el ámbito del derecho públi-
co”, RDA, 19/20, mayo-diciembre 1995, ps. 193 y ss.;
TAWIL, Guido, “Omisión, guerra y responsabilidad
del Estado”, LA  LEY, 1991-D, 362; ZAVALA de GON-
ZÁLEZ, Matilde, “Resarcimiento de daños, Presu-
puestos y funciones del Derecho de Daños”, Ed. Ham-
En el caso que comentamos, la Corte no
remite a un basamento normativo, a dife-
rencia de los anteriores pronunciamientos
que se referían a la posición restringida del
art. 1074 (6) del Cód. Civil, sino que su posi-
ción se nutre de los precedentes jurispruden-
ciales.
El Código Civil y Comercial descarta la
posible dicotomía entre acciones y omisio-
nes, superando la errada posición de quienes
entendían debía exigirse un deber normati-
vo previo específico (7). No obstante ello, su
aplicación deviene inoperante, habida cuenta
de lo dispuesto por los arts. 1764 y 1765 del
referido cuerpo legal, por lo que corresponde
tomar como referencia el bloque de constitu-
cionalidad en aras a determinar un correcto
encuadre de la cuestión debatida.
III.2. La exigencia de un deber normativo ex-
preso y determinado. Improcedencia de antijuri-
dicidad formal en la responsabilidad por daños
En nuestro sistema, la determinación de
lo antijurídico se corresponde con la máxima
constitucional prevista en el art. 19 de nues-
tra Carta Magna. Allí contempla con alcance
general los patrones que habilitan el reproche
estatal frente a la esfera de libertad e intimidad.
Como desprendimiento lógico de ello, la
Corte Suprema reconoce el principio alterum
non laedere (8), otorgándole jerarquía cons-
titucional, por su vinculación sustancial a lo
dispuesto en el aludido precepto del art. 19.
A resultas de ello, la dimensión de lo ilícito
como regla, se infiere de la producción de un
daño sin causal justificativa. Y esta máxima
no se limita exclusivamente al ámbito del de-
recho civil, sino que por su carácter de prin-
cipio general debe impregnar todo el ordena-
miento. De tal modo, no se advierte una dis-
tinción entre acciones y omisiones en cuanto
a la naturaleza de lo antijurídico.
Sólo excepcionalmente, el derecho penal se
ve excluido en atención a los fines y objeti-
vos que persigue. De este modo, la tipicidad
aparece como un instrumento más o menos
certero de conjugación entre libertad y ga-
rantías constitucionales y la protección de
los ciudadanos (9).
La antijuridicidad formal, asociada a las
elaboraciones de tipos de conducta espera-
bles, se enfrenta en la responsabilidad por
daños, con un inconveniente insuperable: la
imposibilidad fáctica de determinar a priori
la conducta dañosa (10). Pero más aún, la re-
gulación de deberes de conducta positivos
para la omisión, bajo el paradigma sostenido
por la Corte, es decir, mandatos determina-
dos y expresos, importa establecer de ante-
mano, con extremo detalle las obligaciones
de hacer que pesan sobre la Administración.
Tal suposición, resulta contraria a dinámica
propia del Estado en su rol actual, que asume
innumerables prestaciones, y actividades de
desarrollo industrial, tecnológico, y hasta de
esparcimiento, tal como sucede en la organi-
zación de espectáculos públicos, competen-
cias deportivas, etcétera.
murabi, Buenos Aires, 1999, t. 4, ps. 345 y ss.
(8) Fs. CS 308:1160, 1986; 308:1118, 1986.
(9) Zaffaroni pone de resalto que a los fines de la
vigencia plena de la máxima nullun crimen sine lege, es
preciso circunscribir el concepto natural de acción.
Esta tarea selectiva de conductas se expresa mediante
tipos penales (ZAFFARONI, E., ob. cit., p. 390).
(10) Resulta evidente que la tarea legislativa no
puede materialmente, determinar en forma minucio-
sa y preestablecida, los supuestos de conductas daño-
sas tanto positivas como negativas, ya que el resulta-
do lesivo puede derivar no sólo de acciones u omisio-
nes que obedecen a la intervención humana, sino que
puede surgir de cosas que cuya intervención causal
provoca el resultado lesivo. Por otra parte, la dinámi-

De este modo, la pretendida conexión en-
tre omisión y tipicidad, no resulta operativa
en el ámbito de análisis propio de la responsa-
bilidad estatal por daños. En ese sentido, vale
rescatar que la acción esperada como patrón
de licitud, puede provenir de mandatos gené-
ricos, incluso surgir de una valoración de lo
esperable conforme a las circunstancias del
caso. El rol del Estado modela y fija estánda-
res de conducta aun cuando no se detalle su
accionar concreto.
Como sabemos, la actividad de la Admi-
nistración, rara vez se encuentra explicitada.
Por el contrario, su gestión se desenvuelve a
partir de facultades y funciones expresadas
en la Constitución Nacional, y reglamentadas
en diferentes normativas, pero sin el grado de
especificidad que la Corte entiende aceptable.
Esta posición reduccionista de lo antijurídico,
opera como válvula de cierre a numerosos re-
clamos legítimos que, por no acreditar la vio-
lación de un deber especial, ven cercenado su
reclamo a la reparación.
Parte de la problemática apuntada, se vis-
lumbra a partir de mandatos normativos
que proponen líneas de actuación, califica-
das como objetivos generales en el fallo que
comentamos (11). Sobre este punto, conviene
recordar que las normas constitucionales, y
especialmente las que consagran derechos
fundamentales, no representan meras expre-
siones de deseos, sino que se consideran direc-
tivas para la Administración que no pueden
ignorarse (12). Las cláusulas constitucionales
vinculadas a los derechos fundamentales aun
{ NOTAS }
ca propia de la responsabilidad por daños se ilustra
cotidianamente con situaciones muchas veces impen-
sadas de vulneración de derechos e intereses, como
consecuencia de conductas en principio inocuas. A
ello debe adicionarse el incesante avance de la tecno-
logía y desarrollo industrial, que con su tarea innova-
dora proporciona mayores riesgos de los que hasta un
jurisprudencia
Daños y perjuicios Actividad: Vendedora productos para peluquería.
Observaciones: Se reducen los montos otorgados en
Caída de un peatón en la vereda. Responsa-
bilidad del Estado por deterioro de la acera.
Hechos: La sentencia hizo lugar a la deman-
da que inició una persona contra el Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires por indemni-
zación de los daños que, según afirmó, sufrió
cuando circulaba por la vereda, cuyo mal es-
tado la hizo caer en un pozo abierto en ella,
sufriendo diversas lesiones. Ambas partes se
agraviaron. La Cámara confirmó la respon-
sabilidad del municipio, aunque redujo el
monto de la indemnización.
El municipio demandado es responsable
por la caída de la actora en un pozo abier-
to en la vereda, dado que además de las
pruebas testimoniales, también hay re-
gistro de la propia demandada acerca de
la existencia de obras en la zona en cues-
tión en la fecha cercana a la del accidente,
y era su deber mantener en condiciones
esa senda peatonal para evitar perjuicios
a terceros, tanto dentro de las funciones
de policía que le atañen, cuanto por ser la
vía pública parte del dominio público del
Estado.
CUANTIFICACIÓN DEL DAÑO
El hecho dañoso:
Caída en la vereda.
Referencias de la víctima:
Sexo: Femenino.
Edad: 51 años.
Estado civil: Casada.
genéricas, constituyen mandatos de actuación
positiva que no pueden ser desatendidos por
el Estado, so pretexto de la ausencia de regla-
mentación  (13).
III.3. Omisión lícita
También, en el caso, la actora reclama la
procedencia de responsabilidad lícita por omi-
sión. El voto de la Corte centra su negativa
en la excepcionalidad de tal instituto y en la
inexistencia de relación causal directa, inme-
diata y exclusiva entre la conducta de la Su-
perintendencia y el daño.
Nos parece que en razón de la esencia mis-
ma del comportamiento omisivo, que supone
ontológicamente el apartamiento de una ac-
ción jurídicamente esperable, no corresponde
proclamar su existencia.
La omisión representa un concepto jurídico,
ligado inexorablemente al incumplimiento de
lo debido, de un estándar de conducta espera-
ble conforme un patrón normativo. De allí su
incompatibilidad con una categoría de absten-
ción lícita.
IV. Apreciaciones finales
En el fallo que comentamos, el deber objeto
de reclamo por su supuesta omisión se halla
normativizado. No obstante ello, la Corte es-
tima que se trata de una pauta de actuación
general y no específica, por lo que debe des-
cartarse su valoración como fuente de anti-
juridicidad.
determinado momento se tenían como probables.
(11) En su voto, el juez Dr. Rosenkrantz expresa que la Cor-
te distingue entre las omisiones de mandatos expresos y de-
terminados de “aquellos casos en los que el Estado incurre
en alguna inacción cuando está obligado a cumplir una serie
de objetivos que son fijados por la ley solo de un modo gene-
ral e indeterminado, en todo caso, como propósitos a lograr
primera instancia.
Componentes del daño:
Daño extrapatrimonial
Daño moral genérico: $50.000
Daño psicológico: $52.000
Daño patrimonial
Incapacidad sobreviniente: $140.000
Daños varios: Gastos médicos: $2.000
121.579 — CNCiv., sala E, 10/10/2018. - D. P. M.
A. c. GCBA s/ daños y perjuicios.
[Cita on line: AR/JUR/53913/2018]
COSTAS
Se imponen a la demandada.
INTERESES
Se fija una tasa del 8% anual entre la fecha del hecho y el
pronunciamiento de primera instancia.
2ª Instancia. — Buenos Aires, octubre 10
de 2018.
¿La sentencia apelada es arreglada a derecho?
A la cuestión planteada el doctor Dupuis
dijo:
I. La sentencia de fs. 370/375 hizo lugar a
la demanda que iniciara M. A. D. P. contra el
A nuestro entender, el art. 25 de la ley 20.091
es suficientemente claro al expresar que “la
autoridad de control cuidará que las condicio-
nes contractuales sean equitativas”. No caben
dudas de que le corresponde no sólo el control
sino el cuidado, lo que conlleva tomar recau-
dos para evitar situaciones de injusticia. A
tales fines, y teniendo presente que la Super-
intendencia es organismo de control, nos pa-
rece artificioso negar la incidencia del deber
normativo previsto en el art. 25 como fuente
de una obligación de actuación positiva y ex-
presa, a cargo del Estado.
Ahora bien, situándonos en el punto central
del reclamo, donde la actora predica la res-
ponsabilidad de la Superintendencia por falta
de control, nos parece necesario formular las
siguientes observaciones.
El daño alegado proviene, de acuerdo con el
reclamo, de la lesión provocada por un acci-
dente de tránsito donde el seguro de la empre-
sa no cubrió todos los rubros. Atento a la in-
suficiencia de la póliza, hace derivar de ello la
ausencia de control y, por lo tanto, anidar allí
la responsabilidad de la institución pública.
A nuestro entender, el razonamiento es in-
correcto. La deducción de ausencia de control
por el monto reducido de la cobertura del segu-
ro luce inadecuada. No parece lógico deducir
que el incumplimiento como causa del daño,
es decir, de la limitación en la indemnización.
Ello se verifica si tomando la teoría de la cau-
salidad adecuada, y recurriendo al método de
la inclusión mental hipotética, aun cuando la
en la medida de lo posible”. En este caso, señala, la posición
de la Corte es “sumamente restrictiva” (consid. 6º).
(12) Expresa Lorenzetti que “todos los derechos son
operativos, en el sentido que si están consagrados en
una norma jurídica no son una mera declaración. La
configuración deóntica de una norma jurídica es un
mandato, una prohibición o permisión, pero no una
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por
indemnización de los daños que, según afir-
ma, sufrió el 6 de septiembre de 2013, aproxi-
madamente a las 10.00 horas, cuando circu-
laba caminando por la vereda de la calle Ro-
jas, próxima a la intersección con Bacacay, y
a raíz del mal estado de ésta cayó en un pozo
abierto y sufrió diversas lesiones. Condenó a
la demandada al pago de $226.500 como in-
demnización por los daños sufridos.
De ello se agravian ambas partes. La acto-
ra porque considera reducida la indemniza-
ción concedida por incapacidad psicofísica,
daño moral y que no se haya fijado un monto
independiente para solventar el tratamiento
psicológico, sino que se haya incluido dentro
de la incapacidad psicofísica. También se
queja por la tasa de interés fijada por la a
quo. La demandada lo hace de la atribución
de responsabilidad porque considera que
la actora no logró probar la existencia del
hecho y su nexo causal. Además, cuestiona
los montos concedidos para incapacidad
sobreviniente, gastos médicos y daño mo-
ral por considerarlos elevados y la forma en
que fueron fijados los intereses. Solicita la
aplicación del plazo previsto en el art. 22 de
la ley 23.982 y que las costas sean impues-
tas en la proporción en que prosperaron los
montos indemnizatorios solicitados en la
demanda.
II. Se ha sostenido, con criterio que la
Sala comparte, que la carga de la prueba de
la necesaria relación de causalidad entre el
hecho y el daño se encuentra —en princi-
pio— en cabeza de la víctima, demostración
que si no se concreta conduce inexorable-
Viernes 30 de noviembre de 2018 | 5
Superintendencia ejerciera adecuadamente el
control de las pólizas, ello no garantiza la mo-
dificación de los montos contratados, atento
a que el valor de los U$S 200.000 resultaba
acorde a lo estipulado por la res. 25.281/1997.
La ausencia de control no debe identificarse
como la supuesta causa del daño, puesto que
el cumplimiento del deber normativo previsto
por el art.  25 de la ley 20.091 no garantiza la
modificación del monto de la póliza.
De este modo, podemos observar el erró-
neo planteo de la cuestión, centrando la causa
del daño en una presunta conducta omisiva
incorrectamente identificada. Como se puede
apreciar, no se verifica la relación de causali-
dad adecuada, por lo que la desestimación de la
demanda a nuestro entender corresponde fun-
darse en la ausencia de tal presupuesto, y no en
una pretendida antijuridicidad omisiva típica.
Como puede advertirse, la valoración de lo
antijurídico en materia omisiva debe ampliar
sus alcances. Ello no implica por sí mismo una
admisión irrestricta de la responsabilidad por
daños a cargo del Estado. Cabe recordar, que
la valoración de la antijuricidad representa
sólo uno de los aspectos a considerar. En ge-
neral, y como surge del caso que analizamos,
la relación de causalidad adecuada exhibe la
debilidad o inexistencia de la intervención en
el plano autoral, liberando al Estado por la au-
sencia de vínculo causal. l
Cita online: AR/DOC/2544/2018
mera declaración” (LORENZETTI, Ricardo L., “Res-
ponsabilidad del Estado frente a los derechos huma-
nos”, RDD, 2000, p. 265).
(13) La Corte expresa que “la primera caracterís-
tica de esos derechos y deberes es que no son meras
declaraciones, sino normas jurídicas operativas con
vocación de efectividad” (Fs. CS 335:452).
mente al rechazo de la acción (conf. Busso,
“Código Civil Anotado”, T. III, p. 408 n° 35;
Llambías, “Tratado de Derecho Civil - Obli-
gaciones”, T. III, p. 716, n° 2286; Cifuentes en
Belluscio, “Código Civil y leyes complemen-
tarias comentado, anotado y concordado”,
T. 4, p. 53, n° 5 y doctrina y jurisprudencia
citados en p. 54, nota 29), sin que se logre
comprender su pretensión de hacer pesar
sobre su contrario la prueba de la carencia
de responsabilidad (conf. CNCiv., esta Sala,
voto del Dr. Calatayud en causa 136.026 del
13/09/1993 con cita de Devis Echandía, “Teo-
ría general de la prueba judicial”, 5ª ed., T.
I, ps. 210/13 y de Palacio, “Derecho Procesal
Civil”, T. IV, p. 371, n° 410, aps. a y c. 230.905
del 14/11/1997). Ello así, a la víctima del ac-
cidente sólo le incumbe probar la existencia
del hecho y su relación causal con el daño,
corriendo por cuenta de la emplazada la
acreditación de la ruptura de dicho nexo
causal (ver, además, voto del Dr. Calatayud
en causa 286.674 del 14/03/2000). Y a mi jui-
cio, como se analizará, ambos recaudos están
acreditados.
A fs. 96 obra la declaración de V., quien
conoce a la actora del barrio y porque tenía
un local para fiestas y la actora ha llevado a
los chicos en varias oportunidades. Refiere
que el día del accidente caminaba por la calle
Rojas, ya había atravesado las vías del tren
hacia el Cid Campeador, y vio que del lado de
enfrente “se caía alguien, como que se caía,
no era que se había tropezado”. Que ella es-
taba para cruzar para ese lado y reconoció
a la actora por tenerla vista del barrio, que
estaba caída en un pozo profundo, tenía las
piernas metidas en el pozo.
6 | Viernes 30 de noviembre de 2018
A fs. 126 declara F., quien también conoce a
la actora porque jugó con su hijo al vóley. Que
el día del accidente salió de su casa (el testigo
vivía sobre la calle Rojas y Aranguren) para ir
al banco y luego buscar a su hijo, cuando está
cruzando la calle Bacacay observó un grupo
de personas reunidas como que había pasado
algo. Se acercó y pudo reconocer a la actora
“metida en un pozo” y le comentaron que se
había caído allí. Se quedó un rato y la ayudó
a salir. No tenía sangre ni ningún corte, pero
tenía los pies y las rodillas doloridas. El pozo
era profundo estaba casi hasta la cintura, afir-
ma que es un pozo que “estaba hace un tiempo
allí”. La letrada de la demandada repreguntó
acerca de si era visible el pozo, a lo que el testi-
go contestó que “más o menos”.
De lo hasta aquí reseñado, tengo en claro
que, si bien los testigos son conocidos de la
actora, declaran acerca de situaciones que
ocurrieron y que pudieron percibir con sus
sentidos. La primera de ellos declaró concreta-
mente (tal como lo resalte ut supra) que vio que
“se caía alguien” y si bien luego agregó “como
que se caía”, considero que ello se debe a una
aclaración acerca de la forma en que ocurrió lo
que ya había expresado. Y si bien el segundo
testigo no vio el momento exacto de la caída
de la actora en el pozo, instantes después la vio
dentro del pozo y la ayudó a salir de él.
La alegación que efectuó la demandada so-
bre la idoneidad de los testigos, no encuentra
sustento suficiente, si se repara que ellos mis-
mos reconocieron conocer a la actora. Por lo
demás, la parte impugnante no demostró la
falsedad que le atribuye a los testigos, de allí
que, al tratarse de testigos presenciales, cuyos
dichos no se encuentran desmentidos por otras
pruebas, es que habré de darles crédito, por
cuanto ellos, apreciados conforme a las reglas
de la sana crítica, se encuentran corroborados.
Estimo oportuno en este punto recordar que,
conforme criterio de la Sala, debe prevalecer
como elemento idóneo para formar convicción
las manifestaciones de quienes han tomado co-
nocimiento del hecho a través de sus propios
sentidos y dan su versión de como aconteció
(conf. esta Sala, votos del Dr. Calatayud en cc.
155.662 del 24/02/1995, 215.543 del 05/05/1997
y expte. 10.693/2011 del 12/03/2014).
Cabe analizar la responsabilidad del GCBA
por el estado de la vereda y la existencia del
pozo.
En la contestación de oficio por parte del
GCBA, la Dirección General Técnica Adminis-
trativa y Legal, informó que la Gerencia Ope-
rativa tiene registro de dos permisos para obra
en la intersección de las calles Rojas y Bacacay
en fecha cercana a la denunciada (conf. fs. 201
oficio de fecha 28/09/2016). Es decir que más
allá de las testimoniales, también hay registro
de la propia demandada acerca de la existen-
cia de obras en la zona en cuestión en la fecha
cercana a la del accidente.
Esta Sala, en un caso que tiene cierta ana-
logía con el de autos, con voto mío en primer
término —al que adhirieran el Dr. Mirás y
Dr. Calatayud— señaló que el municipio no
sólo detenta el dominio o propiedad del lugar,
sino el deber de evitar riesgos a los habitantes
de la ciudad que transitaran por el lugar. Si
la cosa cuyo riesgo o vicio produjo el daño se
encontraba —como en la especie— en la vía
pública, en tanto las aceras forman parte del
dominio público del Estado y se encuentran
bajo la guarda de la municipalidad (arts. 2339,
2340, inc. 7° y 2342 del Cód. Civil), es éste el
factor de imputación jurídica para que ella
responda por el perjuicio ocasionado en la ór-
bita del art. 1113 del mismo cuerpo legal, pues
era su deber mantener en condiciones la vere-
da para evitar perjuicios a terceros, tanto den-
tro de las funciones de policía que le atañen,
cuanto por ser la vía pública parte del domi-
nio público del Estado (ver CNCiv., Sala “H”,
causa 305.220 del 25/04/2001; Sala “M” causa
320.078 del 31/08/2001).
También se ha sostenido que el hecho de
que la víctima conociera o debiera conocer
el estado de la vereda carece de significación
en orden a la responsabilidad, pues ninguna
razón justifica que se valore o se admita esa
causal de exención, ni tampoco que se consi-
dere como un factor de inversión de la carga
probatoria. Es que “en verdad, caminar por
la vereda, aunque sea por un lugar conocido,
no implica aceptar un altísimo riesgo de daño-
sidad o pueda considerarse temeraria la con-
ducta que provoca serias lesiones físicas y psí-
quicas. (CNCiv., Sala G., voto de la mayoría en
causa N° 224.985 del 22/09/1997). Nótese que
el testigo Fuchs menciona que hace un tiempo
que estaba ese pozo en el lugar y que además
frente a la pregunta concreta acerca de si era
visible, respondió “más o menos” de lo que de-
duzco que no tenía una adecuada señalización
tal como debiera hacerse en el caso de obras
en la vía pública.
Las precedentes razones resultan más que
suficientes para propiciar que se confirme la
sentencia de la anterior instancia en cuanto a
la responsabilidad de la demandada.
III. En la pericia médica producida a fs. 213/215
el perito concluyó, luego del examen de la actora,
y apoyado en los estudios médicos complemen-
tarios obrantes en autos, que la actora, como
consecuencia del accidente sufrió una fractura
de falange distal de 5to. dedo de pie izquierdo,
cervicalgia, lumbalgia y gonalgia derecha. Afir-
ma que teniendo en cuenta las lesiones sufridas,
es verosímil la relación causal, por lo que deter-
mina una incapacidad total del 6%, discriminan-
do en 5% por Lumbalgia con moderada contrac-
tura muscular y 1% por fractura no desplazada
de falange de 5to. dedo de pie izquierdo. Esta
pericia fue observada por la demandada quien
acompañó un informe de consultor de parte a
fs. 226/27, y a pesar de que se corrió el traslado
al perito, éste no lo contestó.
Desde el plano psicológico, la pericia obran-
te a fs. 138/147 describe los test que le fueron
practicados y luego de las entrevistas, la ex-
perta concluye que la Sra. D. P. posee una per-
sonalidad de base neurótica con rasgos fóbicos
y utiliza como mecanismos de defensa la re-
presión, la intelectualización y el aislamiento.
Considera que la actora podría estar atrave-
sando una neurosis postraumática y que según
el baremo Castex-Silva presenta Desarrollo
psicopatológico Postraumático moderado con-
figurando una incapacidad del 15%. Recomien-
da un tratamiento psicológico individual de
un año como mínimo, a razón de dos sesiones
semanales. Este informe fue impugnado por la
demandada a fs. 160 con un informe de consul-
tor de parte. El experto lo contestó a fs. 164/66
ratificando sus conclusiones.
A los fines de establecer la indemnización por
incapacidad, tiene dicho la Sala que debe apre-
ciarse un cúmulo de circunstancias, entre las
que si bien asume relevancia lo que la incapaci-
dad impide presuntivamente percibir durante
el lapso de vida útil de la víctima, también es
preciso meritar la disminución de sus posibili-
dades, su edad, cultura, estado físico, es decir,
todo aquello que se trasunta en la totalidad de
la vida de relación (conf. mis votos en L. 34.743
del 10/03/1988; idem, n° 44.825 del 03/05/1989;
idem, id., c. n° 61.742 del 27/02/1990; idem, id.,
107.380 del 23/04/1992, entre varios otros),
aunque sin atenerse a pautas matemáticas
(ver, entre otras, causa mencionada n° 61.742;
idem, c. 106.654 del 14/04/1992, etcétera).
Por lo demás, es criterio de la Sala que para
establecer este género de indemnizaciones no
cabe aplicar pautas matemáticas, sino que es
preciso valorar las circunstancias de la cau-
sa (conf. voto del Dr. Mirás en c. 114.858 del
30/09/1992 y citas ahí formuladas; c. 56.566
del 28/02/1990; mis votos en cc. 61.742 del
27/02/1990, 106.654 del 14/04/1992 y 45.012 del
07/07/1989).
Finalmente, los cálculos porcentuales de
incapacidad establecidos pericialmente no vin-
culan al juzgador, constituyendo una referen-
cia a considerar (conf. esta Sala en c. 114.450 y
114.451 del 07/09/1992 y 114.858 del 30/09/1992,
entre otros), debiendo aquél pronunciarse so-
bre la incidencia en la vida de relación de la
víctima de las dolencias verificadas por el pro-
fesional y, a partir de estas comprobaciones, fi-
jar la cuantía resarcitoria por este rubro (conf.
esta Sala en c. 113.816 del 28/08/1992 y 114.858
del 30/09/1992, entre otros).
Y en el caso, cuadra tener en cuenta la im-
portancia de las lesiones sufridas por la actora;
edad a la época del evento (51 años), el hecho
de que se trata de una mujer casada con dos
hijos mayores de edad y que convive con uno
de ellos, se dedica a la distribución de artículos
de peluquería (ver declaraciones de testigos
de fs. 27/28 del beneficio de litigar sin gastos),
incidencia de la incapacidad en su vida de rela-
ción; nivel socio-económico de la víctima que es
de presumir; la circunstancia de que el resarci-
miento no contempla únicamente el aspecto la-
boral, sino la totalidad de los del ser humano y
la incidencia que la incapacidad habrá de tener
en ellos (ver L. 61.903, con voto del Dr. Mirás,
del 12/03/1990; L. n° 45.086 del 10/05/1989, con
voto del Dr. Calatayud; mi voto en L. n° 45.623
del 22/05/1989, entre varias otras).
En base a tales pautas y computando las
particularidades de autos, es que considero
que el importe concedido en concepto de in-
capacidad resulta elevado por lo que habré de
propiciar se reduzca a la suma de pesos ciento
cuarenta mil ($140.000) comprensiva de la físi-
ca y la psíquica.
En lo que hace al tratamiento por incapa-
cidad psicológica, al que la experta recomen-
dó dos sesiones semanales de psicoterapia
durante un año como mínimo (ver pericia de
fs. 138/39), cuadra admitir su procedencia fi-
jándolo en la suma de pesos cincuenta y dos
mil ($52.000) fijado a valores actuales.
IV. En lo atinente al daño moral, como lo se-
ñalara esta Sala en numerosos precedentes, a
los fines de su fijación deben ponderarse diver-
sos factores, entre los que merecen señalarse
la gravedad de la culpa, la existencia de perjui-
cios materiales, las condiciones personales de
aquélla y de la víctima, etc., quedando también
todos ellos librados al prudente arbitrio judi-
cial (conforme causas n° 43.169 del 18/04/1989;
81.134 del 24/12/1990 y 81.236 del 25/04/1991;
Sala D, ED, 43-740; Sala F, ED, 46-564, etcé-
tera).
En base a tales pautas, teniendo en cuenta la
entidad de las secuelas descriptas, sufrimien-
tos, desasosiego, tiempo probable de recupe-
ración, durante el cual la actora vio mermadas
sus posibilitados de ejercer sus actividades o
se vio limitada en ellas, es que considero que
el monto fijado resulta elevado por lo que ha-
bré de propiciar que se fije el presente rubro
en la suma de pesos cincuenta mil ($50.000)
(art. 165, ya citado).
V. En lo atinente a los gastos médicos, de far-
macia, radiografías y asistencia médica, etc., la
jurisprudencia ha prescindido de la exigencia
de la prueba concreta y documentada de este
tipo de gastos que, como los de farmacia, son
necesarios para el tratamiento y recuperación
de la víctima, dejando librado a la apreciación
judicial la fijación de su monto, siempre que la
acreditación del perjuicio esté debidamente
comprobada y tengan adecuada relación con la
importancia del tratamiento (conf. esta Sala, L.
n° 7356 del 29/08/1984 y sus citas; L. n° 51.594
del 20/09/1986; L. n° 41.431 del 03/03/1989;
idem, L. n° 64.814 del 26/04/1990; Sala C, ED,
98-508 y sus citas; entre muchos otros). Por
ello, y teniendo en cuenta que la actora debió
adquirir medicamentos (antiinflamatorios,
ansiolíticos, calmantes, etc.), y necesitó segu-
ramente movilidad para trasladarse como po-
dría ser, por ejemplo, la utilización de autos ta-
xímetros (conf. CNCiv., Sala D, en ED, 34-328;
esta Sala, causas 81.236 del 25/04/1991, 96.383
del 13/11/1991 y 121.482 del 14/12/1992, entre
otras), considero que el monto fijado resulta
reducido por lo que habré de propiciar se eleve
a la suma de pesos dos mil ($2.000).
VI. Ha sostenido esta Sala en la causa 338.469,
“Mopin SACIFI c. MCBA s/ expropiación indi-
recta”, del 09/05/2002, que el Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires adhirió al régimen del
art. 22 de la ley 23.982, aunque con modifica-
ciones, cuando aprobó el Código Contencioso
Administrativo y Tributario local, mediante el
dictado de la ley n° 189. En este sentido, el orde-
namiento legal citado señala el carácter declara-
tivo de las sentencias que condenan al pago de
una suma de dinero a las autoridades adminis-
trativas, sujetándolas a la inclusión presupuesta-
ria (art. 398, Cód. cit.), con excepción de los cré-
ditos de carácter alimentario cuyo importe total
no sobrepase el doble de la remuneración del
Jefe de Gobierno (art. 395, apartado segundo).
Por ende, habrá de aplicarse a la especie para el
pago del importe de la condena el procedimien-
to previsto en el art. 22 de la ley 23.982 y en los
arts. 398 y 399 del ya citado Código Contencioso
Administrativo y Tributario de la Ciudad Autó-
noma de Buenos Aires.
VII. En materia de intereses, la actora cri-
tica la tasa impuesta desde la fecha del hecho
y hasta la de la sentencia y a partir de allí la
activa porque solicita se imponga esta última
solamente desde la ocurrencia del accidente.
La demandada se queja porque aduce que en la
anterior instancia se impuso la tasa activa des-
de la fecha en que se produjo cada perjuicio.
No es lo que dispone la sentencia de fs. 370/75,
por lo que no hay agravio de esta parte que
atender.
Con fecha 20 de abril de 2009 el Tribunal en
pleno dejó sin efecto la doctrina fijada en los
fallos “Vázquez, Claudia A. c. Bilbao, Walter y
otros s/ daños y perjuicios” del 02/08/1993 y
“Alaniz, Ramona E. y otro c. Transportes 123
SACI interno 200 s/ daños y perjuicios” del
23/03/2004 —que ratificó el anterior—, esta-
bleciendo como doctrina legal obligatoria la
tasa activa cartera general (préstamos) nomi-
nal anual vencida a treinta días del Banco de
la Nación Argentina, la que debe computarse
desde el inicio de la mora hasta el cumplimien-
to de la sentencia, salvo que su aplicación en el
período transcurrido hasta el dictado de dicha
sentencia implique una alteración del significa-
do económico del capital de condena que con-
figure un enriquecimiento indebido (ver autos:
“Samudio de Martínez Ladislaa c. Transportes
Doscientos Setenta SA s/ daños y perjuicios”),
lo cierto es que esta Sala lo ha interpretado de
la misma manera a la que lo hiciera la magis-
trada de la anterior instancia.
En efecto, considera que aceptar que la tasa
activa mencionada se devengue desde el mo-
mento mismo de producido el evento dañoso
y hasta el del efectivo pago, arrojaría un resul-
tado objetivamente injusto y representaría lisa
y llanamente un enriquecimiento indebido en
favor del acreedor y en detrimento del deudor
que la Justicia no puede convalidar. Es que,
sin lugar a dudas, se estaría computando dos
veces la misma cosa: la desvalorización mo-
netaria operada entre el hecho y la sentencia,
dado que en esta se contemplaron valores a la
época de su dictado; en tanto la referida tasa
capta, en cierta medida y entre otros elemen-
tos, la depreciación de la moneda (ver fallos de
esta Sala —aunque referidos a la tasa pasiva
promedio— en causas 146.971 del 16/06/1994,
144.844 del 27/06/1994 y 148.184 del 02/08/1994,
463.934 del 01/11/2006 y 492.251 del 19/11/2007,
entre muchas otras; Borda, “Tratado de De-
recho Civil – Obligaciones”, 8ª ed., T. I, p. 338,
n° 493; Casiello, “Los intereses y la deuda de
valor [Doctrinas encontradas y una saludable
evolución de la jurisprudencia]”, en LA  LEY,
151-864, en especial, p. 873 cap. V; Durañona y
Vedia y Quintana Terán, “La depreciación de
la moneda y los intereses”, en JA, 1970-7-332,
en especial, cap. V).
Ahora bien, no obstante que este tribunal
en situaciones similares se inclinó por reco-

nocer una tasa “pura” del 6% anual entre la
fecha del hecho y la del pronunciamiento de
primera instancia (ver votos del Dr. Calatayud
en causas 527.451 del 12/05/2009, 579.837 del
31/10/2011, 615.823 del 14/08/2013, expedientes
nros. 105.395-10 del 31/08/2015 y 85.237-11 del
07/09/2015, entre muchas otras), un nuevo
examen de la cuestión analizada a la luz del
nuevo panorama económico que se advierte
en el país, llevó a propiciar que se fije para el
período mencionado una tasa del 8% anual,
devengándose con posterioridad la activa pre-
vista en la sentencia, según lo propuesto por el
Dr. Calatayud en la c. 66.993 caratulada: “Flo-
res, Sebastián M. c. Expreso Nueve de Julio SA
y otros s/ daños y perjuicios” del 13/03/2017, de
manera que propicio se confirme este aspecto
del anterior pronunciamiento.
En suma, si mi criterio fuera compartido, de-
berá confirmarse la sentencia apelada en todo
cuanto decide salvo en cuanto al monto de con-
dena que prosperará por la suma de pesos dos-
cientos cuarenta y cuatro mil ($244.000), que
se hará efectivo en la forma y modo establecido
en el considerando VI, con más los intereses en
la forma dispuestos en el considerando VII, e
imponiéndose las costas de Alzada a la deman-
dada perdidosa por aplicación del criterio ob-
jetivo de la derrota.
Por análogas razones a las expuestas por el
Dr. Dupuis, el Dr. Racimo votó en el mismo sen-
tido. El Dr. Galmarini no firma por hallarse en
uso de licencia (art. 106 del Reglamento para la
Justicia Nacional).
En virtud de lo que resulta de la votación
de que da cuenta el acuerdo que antecede, se
confirma la sentencia apelada en todo cuanto
decide salvo en cuanto al monto de condena
que prospera por la suma de pesos doscientos
cuarenta y cuatro mil ($244.000), que se hará
efectivo en la forma y modo establecido en el
considerando VI, con más los intereses en la
forma dispuestos en el considerando VII. Las
costas de Alzada a la demandada. Notifíquese
y devuélvase. — Juan C. G. Dupuis. — Fernando
M. Racimo.
Beneficio de litigar
sin gastos
Acción tendiente a promover el amplio y
efectivo ejercicio de los derechos que asis-
ten a los consumidores. Beneficio de justi-
cia gratuita. Arts. 53 y 55 de la ley 24.240.
Tramitación del beneficio de litigar sin gas-
tos. Cuestión abstracta.
Hechos: Una asociación civil de consumido-
res dedujo recurso de apelación contra la sen-
jurisprudencia agrupada
con Legislación y Doctrina
Error de prohibición
I. Legislación aplicable
1. Cód. Penal, art. 34, inc. 5º.
II. Jurisprudencia
II.1. Abuso de armas
1. Corresponde absolver en orden al de-
lito de abuso de armas calificado a quien
habría disparado contra una comisión
policial que intentaba concretar un alla-
namiento en su vivienda, si al momento
tencia que desestimó su petición de declarar
abstracta la tramitación del beneficio de liti-
gar sin gastos, en virtud del alcance del art. 55
de la ley 24.240. La Cámara revocó el deciso-
rio y admitió el planteo.
1. - La tramitación del beneficio de litigar sin
gastos no resulta necesaria —en el caso, se
declaró abstracta— para conceder el be-
neficio de justicia gratuita, por cuanto las
disposiciones de los arts. 53 y 55 de la Ley
de Defensa del Consumidor no remiten al
ordenamiento procesal que rija en la tra-
mitación del proceso, sino que ciñen a con-
ferir la gratuidad, sin otro aditamento ni
exigencia.
2. - La circunstancia que las acciones tendien-
tes a promover el amplio y efectivo ejerci-
cio de los derechos que asisten a los con-
sumidores gocen del beneficio de justicia
gratuita no es óbice para que se exima al
tribunal de expedirse respecto a quien re-
sultó perdidoso o ganador en el pleito, pues
esto es al solo y único efecto de proceder a
estimar honorarios de los restantes acto-
res procesales de acuerdo al éxito procesal
obtenido y para que estos puedan percibir
su remuneración por las tareas cumplidas
y desarrolladas en el proceso.
121.580 — CNCom., sala F, 11/10/2018. - ACY-
MA Asociación Civil por los Consumidores y
el Medio Ambiente c. Diffupar S.A. s/ Benefi-
cio de litigar sin gastos.
[Cita on line: AR/JUR/58022/2018]
2ª Instancia. — Buenos Aires, octubre 11 de
2018.
1. Apeló ACYMA Asociación Civil por los
Consumidores y el Medio Ambiente la decisión
de fs. 26, en la que el Magistrado de grado des-
estimó su petición de declarar abstracta la tra-
mitación de este beneficio de litigar sin gastos,
señalando el alcance que otorga al artículo 55
de la ley 24.240.
Los agravios se encuentran agregados a
fs. 31/34 y su traslado respondido por el Repre-
sentante del Fisco en fs. 36 vta., señalando que
comparte la postura de la actora.
La señora Fiscal ante esta Cámara se expi-
dió sobre la cuestión en el punto 4 del dicta-
men de fs. 52/60, propiciando la revocación de
lo decidido en la instancia anterior.
2. Tiene dicho este Tribunal que el art. 55 de
la ley 24.240 (T.O. por el art. 28 de la ley 26.361)
se enrola dentro de la innegable finalidad pro-
tectoria del ordenamiento en la materia, orde-
nada a promover el amplio y efectivo ejercicio
de los derechos que asisten a los consumidores
y usuarios, cuando dispone que las actuacio-
nes judiciales que se inicien en defensa de in-
de efectuar el disparo el encartado creyó
obrar amparado bajo un supuesto de legíti-
ma defensa por entender que se trataba de
una represalia por parte de quienes lo ha-
bían amenazado de muerte, pues aquél in-
currió en un error de prohibición indirecto
invencible, en tanto no era posible exigirle
que se cerciore la identidad de los sujetos
que ingresaban a la finca previamente a
efectuar el disparo.
Cas. Penal Buenos  Aires, sala III,
19/05/2010, “Núñez, Diego L.”, LA  LEY,
tereses de incidencia colectiva cuentan con el
beneficio de justicia gratuita. Desde esta con-
ceptualización se ha propugnado la irrestricta
gratuidad de los procesos que se inician en de-
fensa de los derechos de los usuarios y consu-
midores, entendiéndoselo integrativo tanto del
pago de impuestos y sellados de actuación —
que concierne al acceso a la jurisdicción como
de los demás gastos que genere la tramitación
del proceso—, tales las costas causídicas.
Conteste con tal amplitud conceptual se juz-
gó que la promoción del incidente que prevé
el ordenamiento procesal en su art. 78 y ss. no
resulta necesaria para conceder la franquicia
pretendida, por cuanto las disposiciones de los
arts. 53 y 55, LDC no remiten al ordenamiento
procesal que rija en el lugar de tramitación del
proceso, sino que se ciñen a conferir la gratui-
dad, sin otro aditamento ni exigencia (cfr. esta
Sala, 30/11/2010, “Consumidores Financieros
Asociación Civil para su defensa c. Hexagon
Bank Argentina SA s/ beneficio de litigar sin
gastos”; id., 17/03/2011, “Unión de Usuarios y
Consumidores c. Banco Macro SA s/ sumarísi-
mo”; id., 27/09/2011, “Asociación Proconsumer
c. Cencosud SA s/ ordinario”; id., 22/11/2012,
“Proconsumer c. Corefin SA y otro s/ benefi-
cio de litigar sin gastos”, id., 17/10/2013 “Con-
sumidores Financieros Asociación Civil p/
su defensa c. Banco de la Provincia de Bue-
nos Aires s/ beneficio de litigar sin gastos”;
21/10/2014, “Asociación Prot. Cons. del Mer.
Co.D. Sur Proconsumer c. Mutualidad del
Personal de Intendencias Militares s/ benefi-
cio de litigar sin gastos; en igual orientación y
con base en el art. 53, LDC: 29/06/2010, “San
Miguel, Martín Héctor y otros c. Caja de Se-
guros SA s/ ordinario”; id., 18/03/2010, “Maero
Suparo, Hernán Diego y otros c. Banco Fran-
cés SA s/ ordinario”; id., 09/11/2010, “Roldán
de Bonifacio, Elizabeth T. c. Fiat Auto SA de
Ahorro p/fines determinados y otros s/ ordi-
nario”; id., 11/11/2010, “Aparicio, Myriam S. y
otros c. Caja de Seguros SA s/ ordinario”; id.
22/03/2011, “Manjón, Pablo A. c. Stampa Auto-
motores SA s/ beneficio de litigar sin gastos”;
id., 08/08/2017, “Asociación por la Defensa de
Usuarios y Consumidores (ADUC) c. Banco
Comafi SA y otro s/ beneficio de litigar sin gas-
tos”, Expte. N° com 36.561/2015, entre muchos
otros).
3. Por las consideraciones expuestas, y oída
la señora Fiscal se resuelve: estimar los agra-
vios incoados por la actora y revocar lo deci-
dido en la instancia anterior (fs. 26) en los tér-
minos que surgen del presente, declarándose
abstracta la tramitación de este expediente.
Costas por su orden con el alcance que surge
del fallo de esta Sala, “Zenobio, Marcela A. s/
pedido de quiebra por Delucchi, Martín C.” del
25/09/2014.
Notifíquese a la actora y al Ministerio Públi-
co (Ley N° 26.685, Acs. CSJN N° 31/2011 art. 1°,
N° 3/2015 y N° 23/17). Fecho, devuélvase a la
instancia de grado.
2010-C, 584 con nota de Carlos I. Ríos – DJ,
20/10/2010, AR/JUR/16957/2010.
II.2. Comunidades originarias
2. Integrantes de una comunidad mapu-
che que ingresaron a un predio en forma
violenta y clandestina deben ser absueltos
del delito de usurpación, pues desde su
cosmovisión y por su legado, consideran-
do que por esos lugares transitaron sus
antepasados, obraron con error cultural-
mente condicionado, lo cual obstaculizó
la meridiana comprensión de la norma
penal, extremo que se concluye en el aná-
lisis de la culpabilidad, razón por la cual
Viernes 30 de noviembre de 2018 | 7
Hágase saber la presente decisión a la Se-
cretaría de Comunicación y Gobierno Abierto
(cfr. Ley N° 26.856, art. 1°; Acs. CSJN N° 15/13,
N° 24/13 y N° 42/15). Firman solo los suscrip-
tos por encontrarse vacante la vocalía N° 17
(art. 109, RJN). — Rafael F. Barreiro. — Ale-
jandra N. Tevez (con las consideraciones que
siguen).
La doctora Tevez dijo:
Tal como esta Sala ya expuso en el prece-
dente, “Consumidores Financieros Asociación
Civil p/ su defensa c. Zurich Argentina Cía. De
Seguros SA s/ ordinario”, del 20/12/2016 la cir-
cunstancia que este tipo de acciones gocen del
beneficio de justicia gratuita no es óbice para
que se exima al tribunal de expedirse respecto
a quien resultó perdidoso o ganador en el plei-
to. Y esto es al solo y único efecto de proceder
a estimar honorarios de los restantes actores
procesales (vgr. peritos, letrado de la acciona-
da, terceros) de acuerdo al éxito procesal obte-
nido y para que, luego, estos puedan percibir
su remuneración por las tareas cumplidas y
desarrolladas en el proceso en los términos
y con los alcances previstos en el art. 84 del
CPr. y 77 del CPr. y art. 49, 2° párrafo de la
ley 21.839 y art. 57 de la ley 27.423.
Coadyuvante, como fin mediato tales de-
cisiones también podrán considerarse entre
otras variables, para meritar la necesaria
idoneidad de quien pretende asumir la repre-
sentación del colectivo en claro resguardo del
derecho de los afectados.
En tal orden de ideas, esta Sala ya ha di-
cho con base normativa en el art. 161, inc. 3 y
art. 163, inc. 8 del CPr., que todo pronuncia-
miento exige imposición de costas, las cuales
incluso deben fijarse, aunque el vencedor no
las requiera (conf. arg. art. 68 del CPr.; esta
Sala, “Zenobio, Marcela A. s/ pedido de quie-
bra por Delucchi, Martín C.” del 25/09/2014).
Es que una solución contraria —en la que nada
se diga con relación a la calificación de venci-
do— conllevaría consecuencias negativas en
este tipo de procesos frente a la incertidum-
bre, principalmente, de los auxiliares respecto
a quien será en definitiva el obligado a su pago
o a la extensión en que deberán ser soportados
(conf. arg. art. 77 del CPr.).
Eventualmente, el alcance interpretativo
que esta Sala acuerda al beneficio previsto
en el art. 55, LDC impone concluir en el sen-
tido que, aun mediando condena en costas, la
Asociación se encontraría igualmente eximi-
da de su pago (v. esta Sala, mutatis mutandi,
03/12/2013, “Consumidores en Acción Asocia-
ción Civil c. Coviares SA s/ beneficio de litigar
sin gatos “; id., 01/09/2016, “Orozco Sergio
Eugenio c. General Motors de Argentina SRL
y otros/ sumarísimo”, Exp. COM. 35.637/11,
especialmente el apartado 8°; id., 30/03/2017,
“Abdala, Belén y otros c. HSBC Bank Argen-
tina SA s/ sumarísimo”). — Alejandra N. Tevez.
se impone su absolución en orden al hecho
de reproche.
Colegio de Jueces del Interior de la Pro-
vincia del Neuquén, con sede en la ciudad
de Zapala, 09/11/2016, “N., M. M. y otro
s/ usurpación”, LA  LEY, 2017-C, 45 AR/
JUR/101520/2016.
3. La sola invocación de la escasa culturi-
zación del autor del delito no alcanza a sa-
tisfacer las exigencias que la ley, por vía de
la interpretación doctrinal y jurisprudencial
imperante, requiere a los fines de la existen-
cia de un error de prohibición culturalmen-
te motivado, pues si bien el imputado forma
8 | Viernes 30 de noviembre de 2018 Síganos en /thomsonreuterslaley @TRLaLey

parte de una comunidad aborigen, ello no
es suficiente para acreditar su ignorancia
respecto de la prohibición de mantener rela-
ciones sexuales no consentidas con sus hija
menor de edad ni la caracterización de di-
cha conducta como una costumbre arraiga-
da y aprobada —o, al menos tolerada— por
la comunidad.
CPenal Jujuy, sala II, 06/11/2012, “R. D. T.
s/ abuso sexual con penetración agravado
por el vínculo (dos hechos)”, LLNOA 2013
(mayo), 421, AR/JUR/64668/2012.
II.3. Contrabando de divisas
4. Toda vez que los imputados intentaron
extraer del país una suma de dinero mayor
a la permitida, empleando el ardid consis-
tente en acondicionarlo en fajos que fueron
distribuidos dentro del equipaje y entre la
ropa y efectos personales, y burlaron de
esa forma el control aduanero al momento
de la revisión, cabe condenarlos por el deli-
to de contrabando de mercadería en grado
de tentativa, en tanto la finalidad apuntada
se vio frustrada por causas ajenas a la vo-
luntad de aquellos —art. 871, Cód. Aduane-
ro—.
TOral Penal Económico Nº 1, 22/12/2014,
“C., B.; C., Z. s/ contrabando”, LLOnline, AR/
JUR/84685/2014.
II.4. Delitos sexuales
5. El error de prohibición invocado por la
defensa del condenado en orden al delito de
abuso sexual con acceso carnal cometido
respecto de su hermana menor no puede ser
admitido en tanto no se expusieron aque-
llas causales que impedían al autor conocer
la antijuridicidad de su conducta y, por el
contrario, del dictamen médico psiquiátrico
surge que su nivel cognitivo está dentro de
la normal, es consciente de las consecuencias
de sus actos y puede controlar sus acciones.
STJ Corrientes, 14/03/2012, “R., J. G. p/
abuso sexual agravado p/ el acceso carnal
por el vínculo y por el aprovechamiento
de la convivencia - P. Libres”, LA  LEY,
2012-C, 565 - DJ 19/09/2012, 49, AR/
JUR/3907/2012.
II.5. Impedimento de contacto
6. Corresponde sobreseer en orden al de-
lito de impedimento de contacto a la madre
que viajó con su hijo en la misma semana que
según lo decidido por el juez civil le corres-
pondía al padre no conviviente vacacionar
con el niño, si la imputada había deducido
recurso de revocatoria contra la decisión
que fijara el régimen de visitas cuya resolu-
ción se encontraba pendiente, pues la falta
de pronunciamiento judicial respecto de la
revocatoria planteada permite inferir que
aquélla tuvo razones para suponer que su
conducta no era contraria a derecho, es decir
que habría actuado amparada por un error
de prohibición.
CNCrim. y Correc., sala IV, 03/11/2010,
“T., L. B.”, LA  LEY, 2010-F, 522 - LA  LEY,
2011-A, 447 - DJ 30/03/2011, 93, AR/
JUR/70716/2010.
II.6. Lesa humanidad
7. La naturaleza manifiestamente ilegal
de las órdenes cumplidas por los imputados
como miembros de las Fuerzas de Seguridad
durante el Proceso de Reorganización Na-
cional impide considerar cualquier hipótesis
que contemple el desconocimiento sobre la
antijuridicidad de los actos verificados en la
encuesta para encauzar el planteo de error
de prohibición como causal de inculpabilidad
por inexigibilidad de otra conducta.
CFed. Cas. Penal, sala IV, 13/02/2012,
“Reinhold, Oscar L. y otros s/ recurso de
casación”, LA  LEY, 2012-C, 541 - DPyC 2012
(junio), 170 con nota de Ricardo A. Grisetti -
LEY, 2012-D, 426, con nota de Ricardo A. Gri-
setti - DJ 25/07/2012, 51, AR/JUR/1825/2012.
II.7. Habilitaciones
CApel y Garantías Penal San Martín,
sala II, 06/06/2011, “Jofre, Carlos M. s/ inf.
Ley 14.050 y dec. 2589”, LLOnline, AR/
JUR/27815/2011.
II.8. Propiedad intelectual
9. Quien fue imputado por el delito previsto
en el art. 72, inc. a, de la ley 11.723 por ofrecer
a la venta obras fílmicas sin debida autoriza-
ción incurrió en un error de prohibición in-
vencible, pues tuvo la falsa creencia de que
estaba autorizado para llevar a cabo dicho
comportamiento, dado que es extranjero y
pudo tener una sensación de permisión gene-
rada derivada de la aceptación de la conduc-
ta en el ámbito social.
CNCrim. y Correc., sala I, 30/05/2014, “F.
V., R. C. s/ procesamiento”, LA  LEY, 2014-D,
158, con nota de Roberto J. Porcel – ED, 258-
289 - DJ 12/11/2014, 52 - LA  LEY, 2014-F, 327,
AR/JUR/22899/2014.
10. Corresponde procesar en orden a los
delitos previstos en los arts. 72 bis, inc. d)
de la ley 11.723 y 31, inc. d) de la ley 22.362 al
propietario de un local comercial donde pre-
suntamente se efectuaba la venta mediante
exhibición al público de discos compactos fal-
sos, en tanto este reconoció que el local era
de su propiedad y el hecho que se ofrecieran
a la venta a un precio irrisorio, algunos en
cajas plásticas y otros en bolsas de nailon,
echa por tierra el alegado desconocimiento
sobre el carácter espurio de los ejemplares
secuestrados, tornando inaudible el preten-
dido error de prohibición en el que quiso am-
pararse.
CFed. San Martín, sala II, 14/12/2010,
“Unamuno, Mariana J.”, LLBA 2011 (abril),
335, AR/JUR/91523/2010.
III. Doctrina
1. TERRAGNI, Marco A., “Legítima defen-
sa, exceso y error de prohibición”, LA  LEY,
2016-F, 180, AR/DOC/3193/2016.

8. El error de prohibición invencible no es 2. CASTILLO ARA, Alejandra, “La pon-

invocable para eximir de responsabilidad al
comerciante que omitió exhibir en un lugar
visible y a la vista del público el certificado
emitido por la Dirección de Bomberos de la
Provincia de Buenos Aires con relación al
cumplimiento de las medidas de seguridad
antisiniestral establecidas en la resolución
ministerial 2740/2003, pues la exigibilidad
de comprensión de la conducta reprochada
se acredita con su calidad de comerciante
que procuró habilitar su comercio y no lo-
gró dar cumplimiento total a la normativa
vigente.
deración de las valoraciones culturales en el
error de prohibición”, Sup. Act. 11/02/2014, 1
- DPyC, 2014 (mayo), 20, AR/DOC/298/2014.
3. SPOLANSKY, Norberto E., “Error de
prohibición o error acerca de la crimina-
lidad”, DPyC, 2012 (septiembre), 12, AR/
DOC/4486/2012. l
Jorge A. Diegues
Cita on line: AR/DOC/2411/2018

edictos
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil y Comercial Federal N° 10, Secre-
taría N° 19, sito en Libertad 731, 9° piso de
esta Ciudad, informa que MARÍA ELENA
JIMENEZ BARRANTES, de nacionalidad
peruana con DNI 94.048.773, ha iniciado los
trámites tendientes a obtener la Ciudadanía
Argentina. Por ello cualquier persona que tu-
viere conocimiento de algún acontecimiento
que estimara podría obstar a dicha conce-
sión, deberá hacerlo saber a este Juzgado.
Publíquese por dos días en LA LEY.
Buenos Aires, 8 de noviembre de 2018
Matías M. Abraham, sec. int.
LA LEY: I. 28/11/18 V. 29/11/18
3857/2017 GARCÍA ALARCON, RUBI NO-
HEMI S/Solicitud de carta de ciudadanía. El
Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil y Comercial Federal N° 3, a cargo del Dr.
José Luis Cassinerio, Secretaría N° 6, a car-
go de la Dra. María Florencia Millara, sito en
Libertad 731, piso 4to., de esta Ciudad, hace
saber que RUBI NOHEMI GARCIA ALAR-
CON, D.N.I. N° 95.293.628, de nacionalidad
colombiana ha solicitado la declaración de la
“Ciudadanía Argentina”. Cualquier perso-
na que conozca algún impedimento para la
concesión de dicho beneficio podrá hacerlo
saber a través del Ministerio Público, dentro
del plazo de quince días. Publíquese por dos
días en “LA LEY”.
Buenos Aires, 5 de noviembre de 2018
María Florencia Millara, sec. fed.
LA LEY: I. 28/11/18 V. 28/11/18
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil y Comercial Federal N° 5, Secre-
taría N° 10, sito en Libertad 731, piso 10° de
Capital Federal, hace saber que BRAINER
YOHANSER GRULLART MUÑOZ, DNI N°
94.539.541, de nacionalidad dominicana
y de ocupación empleado, ha iniciado los
trámites tendientes a la obtención de la Ciu-
dadanía Argentina. Cualquier persona que
tuviere conocimiento de algún acontecimien-
to que pudiere obstar a dicha concesión,
deberá hacer saber su oposición fundada
al Juzgado. Publíquese por dos veces, en el
lapso de quince días en “LA LEY”.
Buenos Aires, 31 de octubre de 2018
M. Andrea Salamendy, sec.
LA LEY: I. 28/11/18 V. 28/11/18

Propiedad de La Ley S.A.E. e I. - Administración, Comercialización y Redacción: Tucumán 1471 (C. P. 1050 AAC) Teléfono: 54-11-4378-4765 - Bs. As. Rep. Arg. - Registro Nacional de la Propiedad Intelectual Nº 5074180
Impreso en La Ley, Rivadavia 130, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires.