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(Noroeste argentino)
Claudia Alicia Forgione
PRESENTACIÓN
Nuestro mundo tal como lo piensa -desde un enfoque global- el hombre occidental del
siglo XXI, difiere en muchos aspectos del mundo tal como es pensado y vivido por el
hombre contemporáneo que participa hoy de amplios sectores de la cultura oral del
noroeste andino argentino. Por este motivo, proponemos una breve evasión de lo
cotidiano ciudadano para experimentar la alteridad de la cultura en el interior de nuestra
propia sociedad. El estudio del familiar, en el área donde están emplazados los
ingenios azucareros de Jujuy, Salta y Tucumán, en el noroeste argentino, es uno de
estos casos y el propósito que nos anima es analizarlo, como un hito más dentro de
nuestra investigación sobre religiosidad del pueblo andino, desde una perspectiva que
nos permita enriquecerlo de actuales y olvidadas vivencias. Estas vivencias serán las
que los mismos integrantes de la cultura expresan relacionadas a sentires,
comportamientos y gestos rituales que definen una forma de percibir la realidad,
siempre en su carácter de protagonistas culturales. Los seres que -al igual que el
familiar- integran este sistema de representaciones, tienen una existencia concreta cuyo
conocimiento se transmite a través de las generaciones por la oralidad, lo que significa,
a nuestro modo de ver, que esta es una circunstancia que le permite al hombre seguir
aferrado a un mundo conceptual mediante el cual se siente representado, que lo aglutina,
e identifica. Dicho de otro modo, si es cierto que nuestro país, como todo el mundo
occidental, avanza hacia una progresiva igualación cultural -¿los mass media y la
informática tienen o tendrán, la palabra... y la imagen?- no es menos real que estas
culturas populares, subalternas, campesinas, tradicionales, folk, o como queramos
llamarlas (siguiendo una u otra tendencia metodológica, ideológica y, o de moda)
siguen manteniendo, quizás merced a la fuerza de la palabra oral, "las preocupaciones
fundamentales de la existencia" dentro de un plano cosmovisional hacia cuya
comprensión dirigimos nuestro esfuerzo. Desde la perspectiva histórica las creencias
en diablos tutelares, personales y familiares, incluidos los dovendis o duendes, parecen
acomodar sus raíces en la cultura andina prehispánica,pero indubitablemente también
en la España medieval y renacentista, a la que ingresan, a su vez, desde Grecia,
Roma, ...y de mucho más allá, siendo la doctrina cristiana, dentro de esta última
tradición, su primera vía de penetración en América. Siendo tan amplias las
posibilidades que se nos ofrecen en el análisis del familiar vamos a centrar nuestra
atención en la apercepción que, de la realidad, tiene el campesino de los Andes
meridionales y comprender cómo percibe y siente y cómo se proyecta en el mundo si
logramos, de su mano, desentrañar el haz de significaciones que se encuentran en este
temible personaje. En síntesis, intentaremos un análisis hermenéutico de esta
representación mítica de la cultura andina, teniendo en cuenta los atributos, contenidos
y entidades que lo conforman para alcanzar, como lo anticipáramos, su comprensión en
términos cosmovisionales.
LA PRESENCIA ÉTNICA
"(...) entonces el boliviano le dijo que él iba a encontrarse con el diablo y peliar
(<pelear) con él y si salía con vida le tendría que pagar mucho dinero. El dueño
aceptó y le dió lo que él le pidió, una cruz y agua bendita. Lo llevaron hasta una pieza
que está abajo de la tierra y cerca de la fábrica de papel y lo encerraron ahí. El
boliviano luchó toda la noche con el familiar que tiene forma de perro y se
transforma en una víbora grande, dicen que esa víbora se enroscaba en el cuerpo, pero
con el agua bendita y la cruz que estaba bendita también hacía que lo suelte y no se
le acerque. Cuando amaneciófueron a ver y el boliviano estaba vivo, aunque un poco
lastimado. El dueño del ingenio cumplió y le pagó pero el hombre contó a todos lo
que pasó aquella noche y cómo venció al familiar. Nadie sabe dónde está la pieza ni
tampoco cuándo el diablo vendrá por alguna alma, pero todos los años desaparece un
hombre para la zafra". En este testimonio, resulta interesante la mención de la variable
étnica ya que el hombre que es capaz de enfrentar al familiar, y salir airoso de la
disputa, es de nacionalidad boliviana. Al respecto es importante aclarar que los
zafreros argentinos no ven con buenos ojos la contratación temporaria de los bolivianos
por parte de los ingenios pues, como se trata de personas, en su mayoría,
indocumentadas, se avienen a aceptar pagas muy exiguas y se convierten, por este
hecho, en abiertos y desleales competidores ya que además trabajan incansablemente
de sol a sol, sin quejarse. Sin embargo, en la versión que comentamos y en otras que
nos han sido confiadas, el boliviano, si bien es la víctima elegida porque no tiene
familia que reclame su desaparición, es colocado en un envidiable rango ya que por su
presencia de ánimo es capaz de vencer al diablo.
PROCESO COGNOSCITIVO DE LA EXISTENCIA DEL FAMILIAR
Todo lo que se conoce del familiar es producto de lo que, según se cree, han
experimentado varias personas, entre las que están las que lograron sobrevivir al
encuentro y a la consecuente lucha con el diablo, siendo la totalidad de estas
experiencias de exclusiva injerencia masculina correspondiendo a los operarios solteros
o a los que iban solos a la zafra, el infeliz privilegio de enfrentarse con este abogado del
diablo y del propietario. "El familiar (viene a recoger lo que le pertenece. /El/
boliviano pidió hablar con el dueño y el dueño le contó que él había hecho un trato
con el diablo y que le había prometido todos los años un alma y /que/ el diablo tiene que
cuidar la empresa, el ingenio /azucarero y papelero/ (...)". El canal que procura el
conocimiento de este fenómeno metasensible es un hombre común, que por el hecho de
estar solo adquiere un determinado status en el contexto del pacto; este hombre forma
parte -aunque sin su consentimiento y muy a pesar suyo- del contrato secreto entre el
dueño del ingenio y el diablo, que lo enfrenta con un fenómeno inusitado -el familiar-
que le revelará su poderío en un espacio y tiempo desconocidos para la víctima:
"(...) Nadie sabe ni cuándo ni dónde están esos sótanos exactamente, ni cuando el
familiar se come a una persona". Mientras en algunas narraciones se afirma que el
dueño entregaba, como parte de la diabólica transacción, al trabajador más aplicado en
sus tareas, en otras, se hace hincapié que la elección recaía en los menos competentes o
en los que buscaban pleitos laborales o promovían disturbios en contra de las
autoridades del ingenio, es decir, en aquellos elementos decididamente perturbantes de
la organización empresarial.
LOS FAMILIARES
Son varón y mujer y por consiguiente estamos hablando de la presencia de dos
familiares. En el caso que nos relata Ceferino se señala que el familiar es identificado
en un atractivo niño rubio que una vez ingresado a la casa jamás la abandonó, de
manera tal que no sólo crece biológicamente a lo largo del tiempo, al igual que una
persona, sino que además lo heredan los sucesivos propietarios del ingenio "Me ha
contado el finadito Ibarra que aquí en la sala también tiene un familiar porque cuando él
era sereno de la sala, una noche (...) había yegado /llegado/ un auto grande y negro
que adentro iba, además del chofer, un niño bien rubio y que ese niño nunca más salió
de la sala y no se lo veía ni caminar por allí. (...) él decía que ese era el familiar
chiquito, y cuando él me ha contado dice que ya podía ser grande. (...) decía que de
noche debe recorrer la sala, porque toda esa zona antes, hace mucho, pertenecía a los
jesuitas y abajo había muchos sótanos (...). Entonces, uno de los sótanos, es
utilizado por el familiar para vivir allí. Y en las noches (...) se escucha los gritos de
la gente que allí murió. Así que aquí en Calilegua hay dos familiares, el que aparece en
esta sala, y me han contao /contado/ que hay otro en el Empaque (...)" .
LA VISIÓN DE LA NATURALEZA HUMANA EN LA CONCIENCIA CULTURAL
ANDINA
Como primera observación surge la misión del familiar como protector del propietario
del ingenio, que realza una percepción cultural del mundo, por parte del pueblo andino,
en la cual la naturaleza humana queda limitada en sus logros ya que, si nos atenemos a
estos testimonios y a la vigencia de la creencia, el empresario, siguiendo el argumento
de las versiones, no estaría en condiciones de alcanzar por sí mismo: por su trabajo,
tenacidad y conocimientos, ni la riqueza, ni el bienestar, ni el poder. De ser cierta esta
apreciación podríamos afirmar que dentro de esta cosmovisión cultural la
diferenciación entre pobres y ricos estaría fundamentada en la certeza de que los
gringos poseen algo semejante al manaque adquieren aquí por el pacto con el diablo,
antes que contar con la inteligencia y las habilidades personales como medios válidos
para obtener éxito en los negocios y lograr una buena posición económica mediante los
propios talentos. La riqueza y el progreso, forzosamente, parecen deberse al obrar
exclusivo del diablo