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He aquí el fin de esta historia. Dilatado, remontado, reintentado... y ahora,
simplemente el fin.
Cada vez más pude darme cuenta que la mujer de la cual me enamoré ya no
está. Se esfumó, me la cambiaron en estos dos meses. En primer lugar, su
aspecto físico ya no muestra ese aspecto agraciado y atrayente que me cautivó,
dejando ahora reducido a mínimo aquellas sensaciones (visuales, táctiles, y de
aromas) que me llevaban a transportarme por las redes del enamoramiento... y
su manera de ser, su alma, su sensibilidad, todo ha cambiado... entre los dos ya
no fluye ni una gota de pasión, ni de amor, ni de encanto, quizá algo de cariño
aún queda. Ya me cuesta reconocerla, reconocer lo que me encantó de ella, sé
cuando he hablado con ella que estoy frente a su presencia, pero no hay nada o
casi nada que me lo advierta.
Después de hacer este intento por venir a "rescatar lo perdido", donde partí
sondeando, continué insinuando y terminé dudando para cerrar todo con un
"no", aunque ilusamente pensando en que algo de contacto podríamos
mantener, un contacto mínimo en paz, parece que fue imposible. Las puertas
que no cerré ni quise cerrar yo con mi "no", ella las terminó cerrando sin dejar
opción a un vuelta atrás.
Ello me da pie también para aclarar mis dudas sobre otro asunto que me
inquieta... esas señales insondables de Dios, que me llaman para sí...
Sin embargo, esta vez, después de que quedó todo (aunque nunca todo,
siempre queda una mínima rendija que deja pasar aunque sea el aire) cerrado
entre nosotros, mi corazón y mi ánimo se quedan en paz a diferencia de
aquella tarde en que ella, atormentada, quiso poner fin a esta relación. Mi
corazón herido sangró ya demasiado, ahora lo siento en vías de sanarse.
Hasta ahora, esta ha sido la mayor empresa que he realizado en mi vida. No
me arrepiento de nada de lo que hice, fui inmensamente feliz y supe de verdad
lo que es amar con pasión a una mujer, y sentirme pleno con ella, aunque
fuera por un tiempo que pasó como un instante... estoy agradecido de Dios y
de la vida por haberme permitido esta experiencia, porque de los errores
aprendiendo hoy me siento más hombre y más libre, y de las grandes alegrías
vividas atesoro no sólo recuerdos, sino realidades de mí que permanecían
ocultas y que ella con su amor fue capaz de sacar a la luz... y sin duda me
hacen crecer...
Hoy puedo respirar más hondo y sentir que he avanzado más que ayer, en este
peregrinar gradual que es la vida: está la cima así como también el valle...
tiene de todo: gozos, lágrimas, esperanzas, sueños, como también
decepciones, aunque en este caso prevalecen las demás antes que estas
últimas.
Ha sido un enorme paso que he dado, sin vuelta atrás!!! Esto no puede
hacerme menos que sentirme feliz por todo esto, confiando en que el porvenir
se abre de par en par ante mis ojos. No será fácil, es incierto lo que me espera,
pero en Dios confío que será lo que Él quiera y yo me pondré solícito y atento
a seguir su camino por amor.
Y para ti, aunque ya te lo dije y ni me pescaste mucho, gracias por haberte
lanzado a esta aventura conmigo. Te amé y me amaste, lo sabemos. Gracias
por haber compartido esto, y estoy seguro que desde ahora en adelante
nuestras vidas ya no serán más las mismas. Si no nos necesitamos ya es
porque simplemente aprendimos lo suficiente (y lo mejor) del otro para poder
seguir el viaje, desde un nuevo punto de partida. Confío en que serás muy feliz
y que Dios también hará contigo una obra magnífica... me gustaría algún día
ver los resultados, sólo verlos... al final sólo Él dirá, ya no pido nada más...
Ya descansado en el oasis, provisto de sustento, me echo mi capa y tomo el
cayado... y sigo caminando... ¿dónde pararé de nuevo? Donde me pille la
noche y otra vez sea necesario descansar.
Felipe .