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LA FUENTE DE AGUAS CRISTALINAS
EN EL DIVINO NARCISO DE SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
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LA FUENTE DE AGUAS CRISTALINAS
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LA FUENTE DE AGUAS CRISTALINAS
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otorgándole base para su relación con las y aguas vivíficas mana” (1033-103619)
aguas cristalinas y vivíficas del bautismo, por
una parte, y las aguas emponzoñadas por el
pecado, por otra: Se refiere Sor Juana a una fuente que apa-
“bien que los raudales torpes rece en el capítulo IV del poema de Salomón20,
de las aguas de mis culpas en el que encontramos (en traducción de Fray
toda mi belleza borren: Luis de León):
que a las culpas, el sagrado “Huerto cercado, hermana mía, Esposa; huerto
texto en muchas ocasiones cercado, fuente sellada” (IV 12)
aguas llama (…) Es interesante el comentario de Fray Luis ad
y así, bien es que yo nombre hoc, pues señala precisamente que esta fuente
aguas turbias a mi culpa” (El Divino Narciso, 216- está sellada para que no pueda ser enturbiada
233) por nadie:
“Y fuente sellada, que es cercada con diligencia
para que nadie enturbie su claridad.”
La descripción de la fuente en El Divino
Narciso, que sigue la descripción ovidiana, se
basa, por tanto, en dos ideas: una descripción Aunque Eco representa el intento demo-
positiva de las aguas cristalinas, y otra negativa níaco de enturbiar las aguas cristalinas de la
de la ausencia de elementos que puedan per- fuente de El Divino Narciso con el pecado, aca-
turbarlas. Ambas en el ámbito del auto sacra- bando así con su belleza divina, la fuente per-
mental se han transformado en representacio- manecerá impoluta, de modo que en ella pue-
nes relacionadas con el pecado, ya que la pu- da reflejarse con veracidad la Naturaleza Hu-
reza y la transparencia representan la falta de mana.
pecado, y la redención y la comunión con Cris- Por otra parte, las aguas que dan la vida
to que se ensalzarán al final de la obra. Por otra aparecen también en el Evangelio de San Juan:
parte, frente al ganado y las bestias salvajes
que Ovidio había apartado de las aguas de la “et dedisset aquam vivam21” (Juan 4, 10).
fuente, aquí se centra la poetisa en la identifi-
cación entre el Demonio y la serpiente, de raí-
ces bíblicas, como sabemos: En Sor Juana, las aguas son vivíficas porque
permitirán, en último término, otorgar la Euca-
“Sed et serpens erat callidior cuntis animanti- ristía a la Naturaleza Humana para que se libre
bus terrae quae fecerat Dominus Deus. Qui dixit de las insidias de la Eco demoníaca, aunque en
ad mulierem...”
un primer momento provoquen la muerte de
Cristo-Narciso. Esta fuente del paraíso que sur-
ge al pie del árbol de la vida es para el Diccio-
LA FUENTE DEL PARAÍSO.
nario de Chevalier- Gheerbrant:
Una última relación terminará de marcar la “según las terminologías, la fuente de vida o de
capacidad redentora de estas aguas en las que inmortalidad, o de juventa, o también la fuente
se reflejará la belleza, identificada a su vez con de enseñanza22.”
la Divinidad, de este Cristo Narciso de El Divino
Narciso: la relación con la fuente del Paraíso. La 19
1121-1124 MP.
Gracia, personaje alegórico que favorecerá el 20
De él ha tomado también algunas referencias para la
encuentro, explica las cualidades de esta fuen-
descripción de la belleza de Narciso, por ejemplo
te liberadora haciéndola corresponder con la encontramos en el auto sacramental “leche y miel
fuente del Paraíso del Cantar de los Cantares: vierte la boca / panales destila el labio” (1266-
“aquesta es de los cantares 1267- 1354-1355 MP) y en el poema de Salomón:
aquella fuente sellada, “Panal que destila tus labios, Esposa; miel y leche
que sale del Paraíso, está en tu lengua” (Cantar de los Cantares, IV 11).
21
Sobre el agua bautismal o como símbolo de la gra-
cia, cf. Mateo 3, 11ss., Juan 3,5; 2,6ss.; 19, 34.
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CONCLUSIONES.
La fuente se convierte así en centro y ori-
La fuente que en las Metamorfosis de Ovi-
gen que simboliza la fuerza vital23, de modo
dio servía para llevar a Narciso a la perdición se
que su agua tiene efectos enérgicos y benefi-
ha transformado en El Divino Narciso de Sor
ciosos. Es, por tanto, lugar apropiado para que
Juana Inés de la Cruz en una fuente redentora.
se encuentre Cristo con su Naturaleza Humana.
Para ello, la poetisa ha recogido de los versos
El reconocimiento no ya de sí mismo, como
ovidianos las aguas cristalinas nunca turbadas
recogía Ovidio, sino de la semejanza con su
y los ha transformado en aguas redentoras, sin
propia Naturaleza Humana24, conducirá a Cris-
mácula, sin pecado alguno que las perturbe, y
to a su muerte por amor, que, sin embargo, se
alejadas de la ponzoña de la serpiente demo-
convertirá en nueva esperanza gracias a la
níaca representada por Eco. Además, las ha
redención de la Eucaristía. Frente a un mundo
relacionado con las aguas de la fuente del Pa-
mortal efímero, la fuente permite que se nos
raíso. De este modo, la fuente del mito que
presente la esperanza de una eternidad por la
toma también las propiedades de la fuente
Gracia de Cristo. El encuentro en la pureza y la
bíblica permitirá ensalzar la redención eucarís-
belleza de las aguas de una fuente libre de
tica al final del auto sacramental.
pecado permitirán que el auto acabe con la
resurrección de Cristo, que le regala la Eucaris-
tía a la Naturaleza Humana para que se libre de
las insidias demoníacas25.
22
Cf. CHEVALIER, GHEERBRANT (1986: s.v. Fuente).
23
CIRLOT (1969: s.v. Fuente).
24
Recordemos que según el Génesis el hombre está
hecho a imagen y semejanza divina: “et ait: Fa-
ciamus hominem ad imaginem et similitudinem
nostram (...) Et creavit Deus hominem ad
imaginem suam” (I 26-27). Cf. COLUNGA, TURRADO
(1965).
25
Sobre la importancia simbólica de este reflejo en el
auto, véase OLIVARES ZORRILLA (2010) y propio.
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