Luis Cardoza y Aragón y el Grupo SAKER-TI

Garlos Navarrete Gáceres

Universidad Nacional
Autónoma de México

Las puertas del departamento de Luis siempre estuvieron abiertas para los
miembros del Grupo Saker-Ti que lo frecuentaban: Huberto Alvarado, José Enri-
que Torres, Jacobo Rodríguez Padilla, Manolo Herrarte yjosé Arévalo Guerra. Gon
los tres primeros me colé para ir a recibirlo al aeropuerto en 1950, cuando regresó
de Francia al terminar su gestión diplomática en Europa. Mientras corrían los
trámites y luego en el taxi, Luis fue directo a las preguntas y comentarios. Iba en
el asiento delantero y volteaba ligeramente al hablar. Mirada de águila y perfil de
lobo {«Lobo para mis amigos, para usted Luis Cardoza y Aragón que a los
diecinueve años había escrito su primer libro», le espetó a un impertinente
que lo llamó por su apodo). «Vi a Arturo (Martínez) en París. Trabaja bien,
metido en exposiciones y museos. De Cántela París con escala en New York,
¡quién lo creyera! Traigo una carpeta de litografías de los artistas latinoa-
mericanos residentes en Francia: Chavez Morado, Wilfrido Lam, Arturo... »

La conversación continuó en el Gonversación de atrás, continúa-

Hotel San Marcos. Preguntó por Raúl
Leiva {«Tenemos que lograr la con-
tinuidad de Revista de Guatemala,
voy a hablar de eso con Arévalo»),
por don Ricardo Gastillo {«Lo que
manda el gobierno a Europa son
discos con sonedtosy telas tpicas. La
obra de Ricardo tiene que salir, es
de lo poco nuestro con interés allá.
Los funcionarios tienen marim-
bizado el gusto»).
ción de la carta enviada por él desde
París, motivada por los ataques en
contra de él, por parte del periodista
Glemente Marroquín Rojas. El Saker-
Ti le respondió al agresivo polemista y
Luis consideró oportuno escribir unas
ocho cuartillas con datos de su vida y
trayectoria como escritor, desconocidos
en Guatemala. Garta apresurada, en lí-
neas apretadas a máquina sobre papel
aéreo, corregida a mano, frases senti-

27
das y alusiones severas para ciertos per- No tenía el mal gusto de ponerse
sonajes de la política, colérica a veces. en cátedra a recomendar lecturas. Lo
Creo que nunca más volvió a expre- hacía en forma natural, los títulos vo-
sarse en esa forma de sí mismo.' lando entre frases. Al enterarse de la
inclinación de José Enrique Torres por
Era notoria la influencia de Luis las películas de arte le entregó un ejem-
sobre los fundadores del Saker-Ti, y el plar recién editado de la Historia del
atractivo aumentó durante su última Cine de Georges Sadoul, encargándo-
estancia en Guatemala, al tratarlo la le escribir una reseña ÇÎLÎZ Revista de
nueva generación. Pláticas informales Guatemala. En los últimos años de su
sobre los surrealistas -sus amigos vida Enrique fundó la cineteca de la
Breton, Aragon y muy de cerca Paul USAC, cerrando el círculo comenzado
Eluard-, alusiones frecuentes al «par- con aquella lectura.
tido de la inteligencia», el Comunista
francés -recibía el periódico A pesar de tener un horario estric-
L'Humanité-, de sus conversaciones to, participaba en forma espontánea en
con Picasso. En la página semanal del algunas actividades del grupo. Cuan-
Diario de Centro América publicamos do dirigíamos con Ricardo Toledo Pa-
la fotografía donde posa j unto con Lya, lomo la página semanal, criticó el for-
el pintor y su familia, en la playa de mato y se presentó una mañana en la
un pueblecito del sur de Francia. Hubo redacción solicitando una regla de
un tema controversial: sus preocupa- cuadratines para enseñarnos a
ciones acerca de las carencias mate- diagramar una página cultural, a
riales entre la población y la rigidez equilibrar el tipo adecuado para los
oficial que notó durante su estancia en poemas con los artículos y gráficas
la Unión Soviética. «Son difíciles de{«Después de los futuristas,
entender el mal trato y bs juicios a Huidobro y los experimentos
que han sido sometidos ciertos artis- creadonistas, nadie tiene derecho a
tas y escritores marginados por la hacer páginas planas»).
academia: Pasternak, laAjmatova,
Mandelstam...» Nombres desconoci- En la página de los jueves salió
dos, imposibles sus libros en las biblio- una larga entrevista que le hizo Óscar
tecas que frecuentábamos.^ Edmundo Palma (2.11.50), y con mo-
tivo del homenaje a Federico García
Lorca en el Ateneo Español, se repro-

28
dujo el ensayo "Federico en Nueva
York" tomado de Apolo y Coatlicue
(1944), de poca circulación en el me-
dio. En la misma entrega (14.6.51)
intercalamos el "Pequeño poema in-
flnito" que el poeta español le dedica-
ra.
Por lo menos dos exposiciones
fueron organizadas con materiales
enviados por él. Una muestra de gra-
bados mexicanos originales de la me-
jor época del Taller de la Gráfica Po-
pular, con firmas de Leopoldo Méndez,
Alberto Beltrán, Pablo O'Higgins,
Alfredo Zalee. A solicitud de Luis, Car-
los Mérida publicó en Revista de Gua-
temala (año 1, n.4) una selección de
grabados mexicanos anti facistas, y
calaveras de la tradición iniciada por
José Guadalupe Posada. Fina insinua-
ción para los artistas plásticos
guatemaltecos, ávidos de formas na-
cionales de expresión. La otra muestra
fue una excelente colección de repro-
ducciones seriadas, de limitada circu-
lación, con dibujos a tinta de artistas
contemporáneos: Braque, Cezanne,
Matisse, Picasso,- Portocarrero,
Tamayo, etc. El montaje fue de Jacobo
Rodríguez Padilla.
Si se carece de la capacidad de ver
el pasado en su contexto histórico, di-
fícilmente se entenderá lo que signifl-
caban estos sucesos en la vida cultural
de Guatemala a principios de la déca-
da revolucionaria. La exposición de
Mérida en 1945 cimbró a la crítica tra-
dicional y a una mayoría de público
ingenuo, desatando el regocijo de los
artistas jóvenes. Respaldo para la com-
prensión de Mérida fue La nube y el
reloj, libro polémico acerca de la pin-
tura mexicana contemporánea y toque
de atención sobre los excesos del
muralismo político desenfrenado.
Cada número de Revista de Gua-
temala era un acontecimiento en el
medio cultural, limitado a pocas pu-
blicaciones periódicas. Había acceso a
Cuadernos Americanos, gracias a las
suscripciones que el gobierno de
Arévalo tomó para los planteles de edu-
cación superior y a la librería Cosmos,
que la distribuía a un público reduci-
do. Algunos ejemplares de SUR llega-
ban de la Argentina a la Librería Gua-
temala, fundada en esos años. Se co-
nocían dos revistas centroamericanas:
La pajarita depapel, dirigida en Hon-
duras por Clementina Suarez, ) El Re-
pertorio Americano, del maestro cos-
tardcense Joaquín García Monge, edi-
tor de abolengo con un catálogo irre-
prochable: Amado Ñervo, Guido Spano,
Enrique Gómez Carrillo, Rubén Darío;
en los cuarenta, y anciano, incorporó
a la joven vanguardia. Al Ministedo de
Educación pertenecía la Revista del
Maestro, de grandes altibajos en el con-
tenido. La nueva generación contaba
con Viento Nuevo, dirigida por Miguel
Ángel Vázquez, y la m\s\zSaker Ti, con
ediciones de libros, suplemento y pá-
gina semanal.^
En Guatemala, Luis era un hom-
bre solitario. Sus relaciones con el
mundo exterior las conversaba por co-
rrespondencia, y en el ambiente local
promediaban cenas {«Cené anoche
con Godoy Urrutia», «Hace una se-
mana cené con Muñoz Meany»...
Enrique Torres le puso «El cenador»)
y mucho café en la pequeña antesala
donde recibía.
La mayoría de intelectuales con
los que hubiese podido congeniar se
encontraban en el servicio exterior. Con
César Brañas, su amigo de juventud,
se visitaban en La Antigua algunos fi-
nes de semana, {«más nos reíamos
del gusto de vernos que
platicábamos»). Intercambiaban li-
bros por señas debido al impedimento
auditivo de aquel. En sus memorias se
traduce esa soledad de relación, sole-
dad de entendimiento...
La extrema derecha acusaba a Luis
de ser ideólogo del comunismo, no per-
donaba su voto obrerista en la Consti-
tuyente de 1945 y su aceptada propues-
ta para que el Día de los Trabajadores,
el 1° de Mayo, fuera declarado fiesta oñ-
cial. El suplemento dominical úáDia-
riodela Mañana publicó «El Prime-
ro de Mayo en Moscú», capítulo ade-
lantado de su libro sobre la Unión So-
viética, razón de más para quedar se-
ñalado. Le atribuían la iniciativa para
el rompimiento de relaciones con Fran-
co y el establecimiento de las mismas
con la URSS. La cerrada sociedad
guatemalteca no podía tolerar la pre-
sencia de alguien que hubiese vivido en
la URSS y, peor aún, que escribiera po-
sitivamente de sus vivencias.
Con la generación consagrada de
escritores agrupados en los periódicos
La Hora y El Imparcial existía un to-
tal distanciamiento ideológico; empe-
ro, Luis invitó a algunos a colaborar
en Revista de Guatemala. La misma
aversión se dio entre ellos y nosotros.
El Imparcial jamás cubrió los concier-
tos, lecturas y exposiciones organiza-
dos por el grupo. Aunque respetábamos
a don César Brañas, quien gustoso
hubiese dado espacio a nuestra produc-
ción en la página editorial, rehuimos
colaborar en un medio constituido en
baluarte de la extrema derecha.**
Política e intelectualmente, tam-
poco para la izquierda radical era fi-
gura cómoda. En 1951, a raíz de la
publicación del cuaderno colectivo 12
poemas, dedicados a Gardoza, el Se-
cretario General del Partido Gomunis-
ta consideró el contenido demasiado
personalista, poco acorde con el «pen-
samiento nuevo». Los militantes del
grupo fuimos convocados auna sesión
de crítica y autocrítica llevada a cabo
en la Escuela Jacobo Sánchez. La co-
misión nombradapara juzgar nuestras
desviaciones de la línea correcta am-
paraban su improvisación aplicando el
método de la «cnticacolectiva», en este
caso personificada por dos obreros, un
locutor, el director de Octubre, y el alto
dirigente (Virgilio Guerra, José Luis
Ramos, Garlos Alvarado Jerez, Alfredo
Guerra Borges y José Manuel Fortuny,
respectivamente).
Discusión de un solo lado, la voz
acusadora blandiendo el garrote del
realismo socialista (Dzdanov
emplumado de Tecún Umán). Ortodo-
xia extrema, se hablo de línea justa,
del artista comprometido, de arte
proletarizado, de desviaciones y
revisionismo. Enrique Torres y Jacobo
Rodríguez Padilla intentaron defender
la libertad de creación, Huberto hizo
equilibrios entre apoyarlos y no con-
tradecir a los representantes del Gomi-
téGentral.5
La crítica abundó en lugares co-
munes folletimescos y en vulgaridades
de apreciación respecto a la obra de los
artistas jóvenes {«Esos pintores que
pintan muñequitos», «De qué sirve
ser un gran pianista si no se sabe
acompañar La Internacional», en
alusión directa a José Arévalo Guerra).
Un integrante del Gomité sugirió que,
en vez de publicar el suplemento, el
dinero de la impresión podía servir
para agregarle al periódico Octubre
una o dos hojas de lectura revolucio-
naria.
Alguien citó a Gardoza y la res-
puesta fue virulenta. Habíamos descui-
dado nuestras lecturas de literatura
revolucionaria y nos dejábamos con-
ducir intelectualmente por un hombre
que nunca había querido comprome-
terse con el partido, aunque dijese res-
petarlo. «Cardoza fue surrealista y
sigue siéndolo. Su libro Retomo al
Futuro es surrealista hasta en el tí-
tulo, es la visión abstracta de un país
socialista. Ustedes dicen ser marxis-
tas leninistas, pero citan La nube y
el reloj que tomaprestadosjuicios de
Trotsky y su visión revisionista de la
teoría del arte». La Pequeña Sinfo-
nía del Nuevo Mundo que con tanto
entusiasmo leímos en la preciosa edi-
ción guatemalteca, venía a constituir
una prueba de las tendencias
31
artepuristas y de la persistencia
surrealista del autor. De una frase la-
mentable me acuerdo: «Ningún obre-
ro de Guatemala entiende ese li-
bro».^
Varios de los escritores y artistas
reunidos manejaban la poesía de
Neruda mejor que la mayoría del Co-
mité, apenas enterados de la parte
discursiva y declamatoria política del
chileno. Pese a reiterar nuestra identi-
ficación con el movimiento de poesía
comprometida, fuimos lanceteados
con nuestro alto héroe poeta: dale y
dale con el Neruda antiimperialista,
con el Neruda luchador por la paz, con
el Neruda de la denuncia y el canto
proletario, el que renegó de los poemas
de amor individualista...^
«Pues a mí me gusta más el
poema Las furias y las penas», les
confesé en voz baja cuando caminá-
bamos de regreso, tratando de romper
el silencio. Era sábado de noche fría.
En los años que siguieron ninguno
varió de pensamiento político; por el
contrario, el trabajo en las organiza-
ciones democráticas se incrementó y el
Saker-Ti se volvió beligerante. Algunos
miembros militaban hasta en tres fren-
tes.^ No era solo asunto de disciplina
partidista, había alegría en las empre-
sas culturales, entusiasmo por el úni-
32
co camino que considerábamos correc-
to para renovar a fondo la sociedad
guatemalteca. Algo concreto dejó la
«crítica colectiva»: la certeza de que
entre los camaradas de mayor jerar-
quía privaba un sectarismo imposible
de conmover con argumentos
«intelectualistas». Hubo frío esa no-
che, y desencanto.
La influencia de Luis continuó
aún después de establecerse en Méxi-
co. A partir de 1952 su corresponden-
cia con el grupo -vía Raúl Leiva-
mantuvo firme la relación. Hay nos-
talgia en unas frases:
Tú puedes con Revista de Gua-
temala, apóyate en Huberto, en To-
rres, renueva el Consejo Editorial
con gente activa. Me parece que no
se entendió el valor de contar con
una publicación de alto nivel. El
rostro internacional de un buen
gobierno.
Si no hay continuidad y cola-
boraciones de calidad mejor suspen-
derla. Yo intenté dedicarme a tiem-
po completo a mi país, presenté pla-
nes de trabajo, pero tú sabes que al
final no tenía ñipara la renta del
departamento. Con lo que nos pa-
gaban en México por nuestras cola-
boraciones (lo digo también por Lya)
era imposible vivir, menos intelec-
tualmente. Esta última palabra es
ánima en pena para muchos. Des-
de que llegué tengo ofertas. Estudio
laformadeservira Guatemala. Es-
tamos viviendo nuestra mejor opor-
tunidad en la historia.
Acompañé a Huberto a visitar a
Luis. Vivía en casa de sus cuñados, los
pintores José Chavez Morado y Olga
Costa. Habló cortante: «Revista de
Guatemala va en picada, voy a reti-
rar mi nombre del directorio. No es
justo sacarla en ese papel». Mucho
de lo que escribe en La Revolución
Guatemalteca (1956) lo maduraba
entonces -estábamos en 1954-; las no-
ticias que recibía de la corrupción as-
cendente, de la falta de liderazgo real
del Presidente sobre el ejército, del
triunfalismo desbordado de los líderes
de izquierda... y otros temas que dos
años después fueron impresos. Huberto
no estuvo de acuerdo con algunas opi-
niones: «Este Luis ve la Revolución
desde México, pierde la realidad»,
me dijo al salir. A los cuatro meses cayó
Arbenz.
En esos días Luis trabajaba afa-
nosamente en organizar la Sociedad
Amigos de Guatemala, donde conver-
gieron importantes individualidades
políticas e intelectuales de México. Uno
de los propósitos de la visita fue entre-
garle varios paquetes del folleto Elpue-
blo de Guatemala, la United Fruit
Company y la protesta de Washing-
ton (Febrero, 1954), paraser distribui-
do por la asociación.'
Huberto -y lo digo con el mayor
respeto- constituía un puente de tole-
rancia entre la línea cultural ortodoxa
del Partido y el libre albedrío de expe-
rimentar en arte que planteaban los
miembros de mayor criterio estético del
grupo. Se percibe en la interpretación
de la personalidad de Cardoza (ambos
se tenían mutua simpatía) que ofrece
Huberto en Exploración de Guatema-
la (1961). Resulta curioso que lo trate
únicamente como ensayista:'"
Cardoza y Aragón, formado en
Europa, ha mantenido especialpre-
ocupación por los problemas estéti-
cos del nuevo mundo, realizando
estudios que demuestran su gran
capacidad crítica e interpretativa,
tales como su discutida La nube y el
reloj (1940) y Apolo y Coatlicue
(1944).
Cardoza y Aragón ejerció con su
obra poética y crítica y su posición
política democrática, considerable
influencia en lajuventud intelecttml
de Guatemala, que lo aclamó como
33
 uno de sus maestros. Complejo y malteca, concebida como centro ideo-
contradictorio, revolucionario y lógicamente abierto, de convocatoria
estetizante, personalísimo en muchos democrática. Un presupuesto más que
juicios, inditndualista por formación pobre y el apoyo organizativo del Saker-
y socialista por convencimiento, la Ti."
obra crítica de Cardoza y Aragón
corresponde a una etapa de nuestra Las presiones del Partido sobre
época. Su inquebrantable dignidad Luis continuaron y, en cierta medida,
humana, su diáfana responsabili- repercutieron en el grupo. Luis no fue
dad política y su labor de intelectual para nada mencionado en el manifies-
serio y disciplinado, son caracterís- to redactado por Huberto Por un Arte
ticas del escritor del siglo XX. Nacional, Democrático y Realista
(1953) y, lógicamente, no figura entre
Cardoza y Aragón se räncorpo- los escritores de tradición realista en
ró a la Revolución de Octubre y a su Guatemala. Incluso borró su nombre
pueblo, después de una larga ausen- reduciéndolo al anónimo «un valio-
cia material, con uno de los libros so escritor», al referirse a la frase con
guatemaltecos más importantes: la que aquel saludó la fundación del
Guatemala las líneas de su mano grupo. Catorce años después, en el en-
(1955), obra que es un volcarse ar- sayo Preocupaciones (1967), Huberto
diente, y lúcido, en elpasado, elpre- rectificó: «En pleno optimismo y ado-
sente y el porvenir de nuestro pue- lescencia de la Revolución de Octu-
blo, escrita en una prosa de una ri- bre, en 1947, adoptamos como di-
queza lírica extraordinaria, en que visa de combate una frase que nos
se combinan la poesía y el análisis dijo Luis Cardoza y Aragón: «Todo
de Guatemala, y en la que partici- nos está permitido, menos fraca-
pan la fuerza de la vida, la emo- sar». '^
ción, la realidady el sueño, la ima-
ginación y la razón, en un fervoro- Al repasar la obra sakertiana pien-
so y, en muchos aspectos, acertado so que la aportación más débil es la
estudio de nuestro país. literaria. Quizá los escritores fueron
quienes menos rebasaron los límites
Una tarea emprendida con gran del «arte de tesis». Hubo demasiada
entusiasmo por Luis y Lya fue la crea- preocupación por darle «solución po-
ción de la Casa de la Cultura Guate- sitiva» a los relatos, y los poemas se
cargaron de pesado contenido políti-
co. La novelaba vida rota (I960), de
José María López Valdizón, será en el
futuro referencia obligada de lo que fue
la aplicación del realismo socialista a
la narrativa guatemalteca. Estoy segu-
ro de que la poesía de Rafael Sosa,
Werner Ovalle López y Óscar Arturo
Palencia, se estudiará con respeto. En
un ensayo sobre la obra poética de Raúl
Leiva, Sosa habló de paradigmas
,nos.l3yl4,1951):
La poesía de Guatemala co-
mienza a tallar su propiaforma, su
indispensable unidad gracias a la
fecunda obra de Miguel Angel
Asturias y Luis Cardoza y Aragón.
Con ambos, nuestro país ha reali-
zado una de las poesías más cons-
cientes y fundamentales de nuestro
tiempo. Su conducción indígena, su
magia relampagueante y ron un recital de flauta, fagot y viola.
popolvúhica hincan definitivamen-
te elpunto departida para nuestras
futuras empresas literarias.
Lástima no haber entendido a
tiempo unas frases de Cardoza: «Cui-
dado con aceptar el realismo dicta-
do por decreto que encubre la reali-
dad. Cuidado con la línea única de
Dzdanov: sepropuso politizar el arte
y lo despolitizó. Lo mab no tiene que
ver con la política, es simplemente
malo». Había algo de lapidario que
costaba reconocer: «Los suicidios de
Mayakovsky y Essenin son la res-
puesta real al realismo totalitario de
la estética de Estado». Años después
repetiría conceptos parecidos en las
notas sobre el pintor Malevich (1983).
Lo importante fue la advertencia tem-
prana, cuando las ideas de Stalin do-
minaban el pensamiento latinoame-
ricano de extrema izquierda.
En los músicos y pintores se en-
cuentra lo mejor del Saker-Ti. Luis se
interesaba mucho en los pianistas José
Arévalo Guerra y Manuel Herrarte, a
quien envió la partitura de Ginopedies,
de Erik Satie. Recuerdo la emoción de
Lya en una de las reuniones organiza-
das para despedirlos de Guatemala,
cuando Héctor Dávila, Héctor
Lainfiesta y Milton Kabnal improvisa-
El cariño y admiración por Jorge Sar-
mientos se tornó familiar."
En los artistas plásticos las con-
cepciones estéticas cardozianas germi-
naron. Fue determinante La nube y
el reloj (1946) y hubo cercanía con la
clásica monografía sohrejoséClemen-
te Orozco (1944), publicada por
Losada. Contribuyó a que los pintores
en busca de «las raíces nacionales»
pelearan el derecho a expresarse con
35
libertad, a tratar la realidad
imaginativamente. Empaña un tanto
el diálogo su negativa a comprometer
por escrito alguna opinión sobre la si-
tuación de la pintura y los pintores
DOS TEXTOS DE LUIS GARDOZA Y ARAGÓN
En 1950 el Saker-Ti organizó una
mesa redonda sobre el tema El artista
y los problemas de nuestro tiempo,
con participación de Huberto Alvarado,
Raúl Leiva, Otto-Raul González,
Guillermo Noriega Morales y Gardoza.
RESPUESTA DE LUIS GARDOZA Y ARAGÓN
No sé de un solo gran hombre en
el arte que esté fuera de su tiempo. Los
evasivos, los escépticos, los decepciona-
dos, los puristas, los románticos
recitadores a la hora de los tamales en
las fiestas domésticas, están vergonzo-
sa, tonta o anacrónicamente, o todo a
la vez, en oposición a su tiempo: están
con el pasado, con las fuerzas
retardatarias. En ellos, más que inspi-
ración, que emoción o pensamiento,
encontraremos siempre ineptitud y
oportunismo. Un artista es siempre un
gran responsable. Se es artista en sen-
tido directo de su responsabilidad. Qué
36
guatemaltecos. El único texto, breve
por cierto, lo escribió para el catálogo
de la exposición de Arturo Martínez en
octubrede 1951.'''
Todos respondieron por escrito, menos
Luis, que improvisó. La transcripción
taquigráfica, publicada en las edicio-
nes del grupo, es prácticamente desco-
nocida. Son líneas de concordancia
que condujeron nuestra relación.'^
no se me hable más de arte de evasión.
No hay tal evasión, sino deserción.
La vida y la obra deben ser y son
la misma cosa, aunque no lo quera-
mos. Se escribe lo que se es. Se es lo
que se escribe. Nuestros actos son nues-
tras obras. Una obra es un acto. Un acto
de fe, una posición, un autorretrato,
una afirmación o un sometimiento. La
obra es un puñado de espigas, de ba-
sura o de ignominia.
El inmenso retraso de muchos de
nuestros países es solo su deserción
 misma, de cuerpo entero y presente. La
plenitud de la deserción. Hay que oír a
centenares de «vates» latinoamerica-
nos declamar sus cantos a la libertad
-en abstracto- y tener miedo de po-
ner una firma por la paz, una firma
condenando matanzas imperialistas o
la persecución -por ejemplo- de refu-
giados españoles. La deserción es tan
absoluta que lo que firman ios carde-
nales y arzobispos de Francia parece,
entre nosotros, por propaganda inte-
resada, algo diabólico. Desde luego,
esos altos prelados han hecho declara-
ciones conjuntas y precisas por la paz.
Ni siquiera como intelectual, sino sim-
plemente como hombre ¿cómo no se
va a firmar por la defensa de la cultu-
ra y el riesgo de su destrucción por
medios bárbaros como la bomba ató-
mica? Debemos condenar no sólo la
bomba atómica, sino todas las armas
de destrucción. Condenar la guerra
misma. La guerra imperialista que en-
gendrará siempre el capitalismo, según
el clásico, axiomático, pensamiento de
Jaurès. Porque ¿cómo el capitalismo
podrá dejar de ser imperialista?
Y bien, mi respuesta está en mis
libros y en mi conducta pasada y pre-
sente. No la busquéis en un solo mo-
mento, en una sola de mis páginas.
Está en todas ellas, y creo que guarda
unidad y que ha sido consecuente. He
defendido los derechos de la imagina-
ción y he mostrado los riesgos de una
imposible codificación de la poesía, del
arte. Son problemas de conciencia. No
podemos hacer arte místico o arte re-
volucionario de acuerdo con un pro-
grama simplemente: necesitamos te-
ner conciencia mística o conciencia
revolucionaria. No hay receta posible.
Pero ¿cómo no estar en la lucha
por salir de la barbarie presente y crear
una civilización en que la convivencia
humana se establezca sobre bases más
justas?
¿Gomo no luchar por la civiliza-
ción y su desarrollo, dando a hombres
y pueblos libertad e independencia po-
lítica, social y económica, para que ter-
minen las guerras, que son la muestra
más patente de la barbarie? Y casi va-
mos para tres conflagraciones mundia-
les en una sola generación. ¿Gomo no
luchar porque desaparezca la explota-
ción del hombre por el hombre, las
desigualdades humanas, la sujeción de.
pueblos, los racismos? ¿De qué lado
está la luz?
Tener más conciencia. El artista, el
intelectual, es un virtuoso de la imagi-
nación, de la memoria, de la fantasía,
de la inteligencia, del genio creador. Su
misma conciencia, siempre ejercitada
37
y alerta, le hace ver claramente la in-
justicia. Y la ofensa que la injusticia
hace a su espíritu habrá de ser funda-
mental en su vida y en su obra.
He estado, estoy y estaré con mi
pueblo y los pueblos oprimidos que
luchan por la luz. La eterna batalla del
hombre. Que nuestra América, Nuevo
Mundo, sea un Mundo Nuevo. La lu-
cha por la luz en nuestros días es la
lucha por la paz, por el pan, por la de-
mocracia. La vieja lucha del hombre
creador: la de Sócrates y Confucio, la
de Cristo y Buda, la de los grandes re-
volucionarios de cualquier época. Y
todos bajo el signo de Prometeo.
Veamos algunos nombres: Joliot
Curie, Thomas Mann, Charles Chaplin,
González Martínez, Picasso, Einstein,
Paul Eluard, Pablo Neruda, Niemayer,
Paul Robeson, García Lorca, León Fe-
lipe, Alberti, Marinello, el abate Boulier,
Langevin, Jean Richard Bloch, Gorki,
Barbusse, Romain Rolland, Alfonso
Reyes, Lázaro Cárdenas, Alfonso Caso,
Narciso Bassols, Howard Fast, Antonio
Machado, y miles de nombres más. La
élite en su significación pura, sencilla
y verdadera, flor de la humanidad en
nuestra época, no puede desertar sin
traicionarse del movimiento universal
que destruye la podredumbre de los
mercaderes provocadores de la guerra.
38
organizados en un sistema de vida con-
denado por la historia, condenado has-
ta por sus propios pensadores más ca-
racterizados.
Pero, observemos también la uni-
dad de la conducta. No nos engañemos
con frutos de épocas con vientos favo-
rables. En horas de prueba, en épocas
difíciles como la actual, conoceremos
la calidad de los hombres, quiénes son
falsos y quiénes verdaderos.
El arte es una espada flamígera.
Y no un cortapapel para hacernos una
cultura libresca, inútil, estéril, sin co-
munión con los hombres. Nuestra obra
no puede tener fuerza, encerrar conte-
nido humano general, si no vivimos
con honda y clara pasión, con el pue-
blo, con nuestra tierra, con nuestro
tiempo.
Los problemitas personales, sin
trascendencia y profundidad verdade-
ras, nos parecen insoportables hasta en
las canciones de Agustín Lara. La poe-
sía nada, absolutamente nada, tiene
que ver con toda esa cursilería. La poe-
sía es una espada flamígera para can-
tar y defender con pasión el amor y la
libertad. Para cantái- y luchar. Una es-
pada, he dicho.
 La relación de Luis con el Saker-
Ti señalo mucho de su sentimiento-
memoda hacia Guatemala. Fuimos
esperanza y respuesta, esperanza y ne-
gación. En El Río. Novelas de caba-
llería (1986) se refiere al Saker-Ti en
párrafos cadñosos, nostálgicos aveces;
en otros marca distancias y se aleja
-aunque siempre fue así-, se siente
padre condescendiente y hermano del
cuarto de ardba, reprueba él desperdi-
cio aldeano y valora individualidades
y el impulso grupal, sobre todo de 1947
a 1951. Escdbe con respeto de aque-
llos que padecieron el exilio extedor y
la soledad interna, y por quienes mu-
deron fieles a sus convicciones.'^
No da fechas pero es evidente que
marcados momentos: antes de 1951 y
después, cuando los sakertianos «ma-
sivamente» ingresaron al Partido Co-
munista. A partir de aquí Luis escdbe
sarcástico y dolido, trasluce la soledad
de los años guatemaltecos. Identiflca
al Saker-Ti con el Partido, y ya expli-
qué del vínculo sostenido después de
su partida a México, independiente de
si en ello hubiese tenido que ver la ac-
titud de la dirección comunista.
Huberto Alvarado no queda bien
parado en las memorias. Considero
que en esto Luis fue víctima del tiem-
po e hizo de los recuerdos un solo
momento. Hay un Saker-Ti activo y
beligerante, ciertamente stalinistapero
respetuoso de la estatura política e in-
telectual de Cardoza, aun en oposición
a los «comisados», antedor a julio de
1954; y otro postedor a la caída de la
revolución, cuando deja de existir
como grupo y unos adoptan la clan-
destinidad política, algunos desapare-
cen en el anonimato y otros soportan
los años de represión o se exilian en
diaspora recurrente.
A partir de esa fecha y en el exilio,
la relación de Cardoza con el Partido
fue tirante. El análisis crítico de Luis
expuesto en La Revolución Guate-
malteca (Montevideo: Ediciones Pue-
blos Unidos, 1956) fue rechazado por
la Comisión Política del Comité Cen-
tral del Partido Guatemalteco del Tra-
bajo, que diera su propia versión de las
causas que contdbuyeron al derroca-
miento del presidente Arbenz (México,
Los siguientes fragmentos están
tomados de la edición del Fondo de
Cultura Económica (México, 1986).
39
El Saker-Ti en, El río. Novelas de caballería.
P.615
Mi compañía, muy breve, fue
la de los jóvenes de Saker-ti (Ama-
necer, en quiche); no conocí sus ca-
sas, sus familias. No tuve como los
demás, relación con los compañe-
ros de escuela, por no haber vivido
en mi patria, y cuando en ella viví,
todo me esperaba de sus domésticas
virtudes. Libros apenas sipodía con-
servarlos en tales circunstancias. El
presidente Arévalo me llamó en al-
guna ocasión con el objeto de decir- gos, stalinistas noveles. Quería que
me que los servicios de inteligencia lo suyo naciera de convicciones en-
del ejército leían mis cartas.
(•••)
pp.633-634
Vivía nostálgico en mi patria,
pleno de expulsión tácita o explícita
que se me reiteraba. Los más distan-
tesfueron los de mi generación, mis
compañeros de escuela.
¿Por qué losjóvenes que encon-
tré eran más viejos que yo?
40
Losjóvenes de Saker-ti andaban
entre veinte y treinta años. Su líder,
Huberto Alvarado, en 1948postula
y lo acepta el grupo: Por un arte
nacional, democrático y realista.
Tres puntos atendibles...de Mao Tse-
tung. La interpretación se orientó a
lo sabido y consabido, algo semejan-
te a lo que viví en 1936 con la Liga
de Escritores y Artistas Revoluciona-
rios (LEAR) en México.
No traicioné a misjóvenes ami-
trañables; que losjóvenes pensaran
y actuaran sin esquematismos, se-
guro de que habrían de ser en su
terreno los iniciadores del cambio.
Quería para ellos una cultura
viva, no una estorbada con recetas
mecánicas, animar en ellos el espí-
ritu crítico, que conocieran a
Góngora y a Lenin, tanto como el
Popol Vuh; fortalecerles las alas, no
atrofiárselas con gregaria supedita-
ción a consignas eclesiales, que no
hablasen con lengua depalo, que no
tuviesen alma monótona.
 Sólo así podía ayudarlos, no si- pp.635-639
guiéndolos. Pronto apareció la res-
puesta del dogmático, la idea Revista de Guatemala apenas la
castrante deformas e ideas más o dirigí De 1944 a 1954 (la década
menos uniformadas «para el pue- civilizada) parte la viví fuera, no por
blo», sin que por nuestro agresivo mi gusto: el gobierno prefería man-
subdesarrollo no se dieran cuenta tenerme a distancia. La revista mo-
de que se comportarían como vieji- ría y renacía, más pobremente; a
tosfabricantes de lastres y bazofias. nadie interesaba dentro de Guate-
mala. Boicot del medio y los gobier-
Presencié cómo alguno de mis nos mismos. La hacía volver a la
caros yjóvenes amigos, con una piz- vida, encaminaba un número a mi
ca depoder y con ignorancia y dog- paso. Raúl Leiva y compañeros de
mas y buena voluntad se convertía su generación y más tarde con los
en dictadorcito, y cómo al instante jóvenes del grupo Saker-ti, la cuida-
no pocos de sus compañeros consti- ban y publicaban sus obras com-
tuían rebaño aquiescente. pletas.

De lo que ocurría en Guatema- Los sakertianos masivamente

la, en los años delpresidente Arbenz,ingresaron al Partido Comunista, en
mi entendimiento fue nacional, de- los años del presidente Arbenz
mocrático y realista. Por tal virtud (1951-1954), igual que si hiciesen
fui proscrito por el burócrata y el la primera comunión. Tuvieron
comisario. consistencia ideológica, más her-
mandad de secta. Fueron como el
Al hablar de sí mismo se auspi- lirio de los valles en el Cantar de los
cian sentimientos de desdén; lo he cantares.
preferido a desdibujar la crónica de
tales años. Mi carácter se desgaja con ¿Cómo entrar alpartido? Yo era
sencilla congruencia, pero no es mi simpatizante del partido y muchísi-
carácter lo que aspiro a mostrar sino mos de sus miembros no b eran. Por
el medio, envilecido por ambienta- su oficialismo y por su divorcio de
les herencias de autócratas. la realidad, en parte hoy resalta
(...) como cristalización pequeñobur-
guesa del estancamiento. Había un

41
partido, escasos comunistas: los co- Pablo había dado ya el salto
munistas hubiesen peleado. Para cualitativo de sus Residencias a Can-
algunos jóvenes que vivían días to general. Se había librado de
virginales, entrar al Partido Comu- González Videla, a quien se le recuer-
nista significaba asumir un noble da nada más por haberlo persegui-
rechazo y, con emoción de audacia do. Entonces estuvo enraizado en el
y sorpresa, tocar algo más allá de lo stalinismo monoteísta de esos años.
prohibido, algo maldito. Encontró en los jóvenes de Saker-ti
mentalidades ávidas y frescas que lo
En verdad lafundación delpar- recibieron como se lo merecía y dejó
tido ocurre con la caída del presi- en ellos posiciones cuadradas, que
dente jacobo Arbenz, caída que nun- él con talento vencía en lo suyo.
ca siquiera imaginaron. En el par-
tido hubo más que doctrina Neruda confesó haber vivido el
caudillismo. Fue un partido infla- stalinismo que asolaba el pensa-
do: las fracciones surgieron en sus miento revolucionario, particular-
endebleces, y no éstas de aquéllas. mente en nuestra América. Había
Paulatina o rápidamente, entre ellos desaparecido toda posición crítica y
varios capaces, supieron mostrar objetiva. La exigencia era
personalidad. Destacaría de Saker- maniquea, religiosa, dogmática. Las
ti a Huberto Alvarado (1927-1974). cosas venían del «realismo socialis-
Le sacaron los ojos, murió en la tor- ta» y otros catecismos. Desde luego,
tura. Como siempre, aparecieron poraparte y años antes, sitúo a José Car-
millares los devotos del oportunismo, los Mariátegui Fue nuestro Gramsd
obedientes a simples frivolidades, a
prácticas de economía doméstica. Al caer el presidente jacobo
Arbenz, en 1954, casi todos los diri-
Pablo Neruda visita de nuevo gentes se salvaron exiliándose.
Guatemala en 1949, después del Huberto Alvarado era secretario ge-
congreso de la Paz celebrado en neral del Partido Comunista cuando
México, al cual asistió Paul Eluard murió asesinado en 1974, por el ge-
y se llevó a Dominique, a quien tanto neral Fjell Laugerud (1974-1978);
quiero, tan ligada a dichas y penas otros murieron de muerte natural,
y furias nuestras. algunos vivenproscritos. Ninguno de
ellos se dedicó a la coprofagia.

42
 Fui el mejor amigo que pude y Formaron una bandada, entre elk:
me defendieron en periódicos de ata- Melvín René Barabona, quien mu-
ques en serie con cualquierpretexto; rió en la miseria, quizá en Buenos
se alejaron de mí, como un solo Aires o en Córdoba, Argentina, repi-
hombre, por órdenes partidarias de tiendo poemas míos, cada vez que
un subdesarrollo incalculably me como niño huérfano deliraba. En-
adversaron cuando novatos «comu- rique Torres, musicólogo, regresó a
nistas». Retomo al futuro se volvió Guatemala, tras no sé cuántos
«trotskista» para su flamante lustros y murió de un ataque al co-
dogmatismo. Esta obra la cuidó en razón al sentirse en el páramo. Ra-
la imprenta Juan Rejano, responsa- fael Sosa vive en Moscú, hace más
blepara América Latina del Partido de un cuarto de siglo, con terque-
Comunista Español. Elpartido gua- dad inconsciente de ser guatemalte-
temalteco no se dio cuenta por biso- co sólo comparable a la mía, a José
ño de que publicar mis páginas en María López Valdizón, cuentista que
seguida del «bogotazo» a mí atri- moraba en las nubes y hablaba con
buido, era enfrentarse definitiva- pálidos colores lo despertaron de un
mente, con intrepidez y energía culatazo que la destrozó el cráneo,
moral, a la mediatización, a la bur- jacobo Rodríguez Padilla, suspiro
guesía. Dificultades clásicas de cul- que pinta, se ha vuelto faquir y ha
tura y poder, de poema y acción. conseguido en París nutrirse con el
aire.
Noble fue la ansia de servir de
Saker-ti; mitológica, su credulidad El grupo lo veo como una celdi-
primaria. Eran tanjóvenes mis úni- lla eléctrica cuya influencia algo
cos amigos que se equivocaban con trascendía, y por constituir la agru-
perseverancia implacable. pación de jóvenes más puros de la
década 1944-1954, había que apa-
¿Cuálfue el destino de estos mu- garlos al nacer. Fueron entonces so-
chachos que tanto quise? Ah, cómo lemnes y didácticos, sintiendo sobre
los recuerdo, con lágrimas de emo- sí enormes responsabilidades. Com-
ción: eran el Saker-ti de Guatemala prendo bien, masque bien, su con-
y tuvieron destinoßero y duro, como ducta y no puedo olvidar que la
el amanecer que está labrando la noche anterior a mi ostracismo obli-
nueva ola del mar guatemalteco. gado a Enrique Torres lo vi lamen-

43
tarse con más sentimiento que el nes de Saker-ti. Definitivamente, el
muy grande mío. Quizá no capta- Partido tuvo algo más contra mí. No
ron que si no los acompañaba como había tomado en cuenta al realismo
socialista, recusaba la posición de
ellos lo entendían entonces se debió,
precisamente, al respeto y el cariñoZdanov y apenas citaba a Stalin en
que les profesaba. Retomo al futuro, libdto de apuntes sin
stalinismo, que tuvo una edición en
Estoy recordándolos con alegría hebreo, con influencia del Douannier
y dolor Con su pensar o con el mío Rousseau en su esperanza.)
de entonces y ahora, nuestra tierra,
por tanto amarla, nos rechazaba. El noviciado político devino con-
Eramos seres anómalos en el am- tagioso y agudo como el cólera. Súbi-
biente, pletóricos de afanes que per- tamente se obnubilaron con la creen-
manecen siendo los mismos, que a cia de haber tocado el límite de una
ellos les costó la vida o el destierro, y epifanía total y no supieron que al con-
a mí me costópartir sin perder nun- vertir el marxismo en religión dejaban
ca la amistad de mis compañeros. de ser marxistas. Se enredaron en pdn-
Sigo estando con ustedes y no sé si cipios únicos y absolutos. Amo que la
equivocan o si me equivocaba; seque excepción sea la regla. Lo que más cui-
cada día estuvimos ardiendo en solo da el oscurantismo es que no haya li-
fervor bertad de la imaginación.
(...)
¿Quien de ustedes no me visitó en
el exilio y chadamos lo mismo que en
p.735 días mejores? Los recuerdo con ternu-
ra que quizá ni sospecharon. Cuanto
Logré que viniese a impartir en- mejor fuese Revista de Guatemala,
señanzas de grabado el mexicano mejor serviríamos: abierta, exigente,
Arturo García Bustos. ¿Cómo comuni- sin populismo, crítica y antidogmática,
carnos con los analfabetos? revolucionaria sin exhibiciones al uso,
sin confundir lo exacto con la dema-
(Antes, de París, envié una colec- gogia y aborreciendo al fascistoide na-
ción de reproducciones en color de clá- cionalismo payaso.
sicos europeos y de la Escuela de París,
para inquietar e informar a los jóve-

44
 p.739
Del grupo que se llamó Saker-ti
quedan aún uno o dos amigos fuera
de Guatemala, que adentro no habrían
sobrevivido. El amanecer ya despunta.
Por ser más jóvenes no conocí a
Roberto Obregón, asesinado por esbi-
rros guatemaltecos. Obregón es menos
popular que Otto René Castillo (1936-
1967), poeta guerrillero capturado en
la Sierra de las Minas con Nora Paiz,
su amor, también combatiente, y que-
mados vivos el 17 de marzo de I967,
durante el gobierno de Méndez
Montenegro. De aquel combate según
se cuenta sólo salvó la vida el legenda-
rio Pablo Monsanto. Vivió 31 años. Dio
a su pueblo su canto y su vida. ¿Qué
más puede dar un poeta?
Buscando departamento o casa
pequeña en dónde vivir, encontramos
una en buen sitio y decidí fundar la
Casa de la Cultura. Se organizó con
unas cuantas obras donadas por los
amigos, algunos discos, una mesa para
periódicos y revistas. Arreglamos, con
el siempre desmayado apoyo a la cul-
tura, una salita de conferencias. Los
jóvenes manejaron la Casa, tal les co-
rrespondía.
La Casa se animó por el empeño
de todos. Descollaba Huberto Alvarado.
Escribió ensayo. Su vida de acción la
estimo primordial. Cuando el PGT ne-
cesitó combatirme, él sirvió a su parti-
do como había de ser. Su nombre en-
tró en la historia de las luchas del pro-
letariado.
45
Notas
1 Las cartas de Luis, todo el Archivo
Saker Ti y el acervo de la Gasa de la
Gultura Guatemalteca (había un
telegrama de Picasso, mensajes de
Louis Aragón, Pablo Neruda, Paul
Eluard, Rómulo Gallegos, Nicolás
Guillen, Raúl González Tbñón y
muchos documentos y manuscri-
tos inéditos) fueron incinerados en
la pira de libros «rojos» al triunfo
del MLN, 1954.
2 La segunda vez que oímos de
Pasternak fue en la conferencia «El
esplendor del mundo», leída por
Neruda en el teatro al aire libre de
la Giudad Olímpica en 1950, cró-
nica de sus vivencias en la URSS y
de otros países socialistas durante
el centenario de Pushkin.
3 A mediados de 1953 Jaime Díaz
Rozzotto fundó el mensuario Ho-
rizontes, de buen formato y papel,
en colaboración con los escritores
peruanos exiliados José Luis
Balcárcel y Eduardo Jibaja, luego
convertido en suplemento úá Dia-
rio de Centro América. Para la
historia del realismo socialista en
Guatemala es necesario adentrarse
en su contenido: artes plásticas,
ciencia, fotografía, literatura, en-
46
sayo y colaboración internacional.
El primer número reprodujo el ca-
pítulo «Estética del Nuevo Mun-
do», del \hxQ Pintura Mmcana
Contemporánea (1953)-
4 Recién llegado del exilio en 1945,
el diario El lmparcial lo invitó a
colaborar en la página editorial
que dirigía Gesar Brañas. Atenua-
dos políticamente, tratándose de un
periódico conservador, sus artícu-
los eran atractivos. Escribió sobre
personalidades de la izquierda
mundial: Langston Huges, Lázaro
Gárdenas, León Felipe, Lombardo
Toledano, Juan Marineüo. Marco
Vinicio Mejía agrupó los artículos
de tema político bajo el rubro «La
Revolución» (}\.kW]Í2i. Para de-
letrear el nombre de los colores.
Editorial Gultura, 1995. Recopila-
ción de los artículos publicados en
Ellmpardat). Larelaciónno duró
más de un año. Igual sucedió con
el Saker-Ti. Quizá la última vez que
el grupo ocupó un lugar destaca-
do en la página editorial del perió-
dico «de mayor circulación en
Guatemala», fue en septiembre de
1948, con la declaración de apoyo
a Gardoza y Aragón frente a los ata-
ques del periodista Glemente
 Marroquin Rojas. Los ataques ra-
yaron en la ignorancia y el mal
gusto. Respondieron Raúl Leiva y
el Saker-Ti (¿a Hora, 2.09.1948 y
Ellmparcial, 17.09.1948).
5 Otro ejemplo extremo de
«autocn'tica pública» ocurrió con
Raúl Leiva: «Poesía, crítica y
autocrítica» {Horizontes,
31.12.53). Respuesta a los comen-
tarios de «un amigo, defina sen-
sibilidad y de agudapenetradón
para juzgar losfenómenos esté-
ticos» (el Partido), vertidos respecto
al libro Oda a Guatemala.
6 Después de la primer andanada de
ataques, Marroquín Rojas la em-
prendió durante meses con Retor-
no al Futuro en una serie de artí-
culos titulada «Retornando al
futuro...» {La Hora, 22 de sep-
tiembre en adelante. Incluida pos-
teriomiente en el volumen En el
mundo de ¡apolémica. Tipogra-
fía Nacional, 1971: 67-129). La
nobleza de don Cesar Brañas se
manifestó al margen, en los sobrios
y atinados comentarios de su artí-
culo «Ideas predominantes en
Retomo al futuro» {Ellmparaal,
18.09.1948). La remla Saker-Ti
(n.7, septiembre-octubre, 1948:36-
38) publicó una nota de Garlos
Illescas sumamente elogiosa del
libro.
7 Garlos Navarrete, en proceso:
Neruda en Guatemala, reedición
comentada del cuaderno editado
porelSaker-Ti, 1950.
8 Miembros del grupo participaban
en Alianza de la Juventud Demo-
crática Guatemalteca, cuyas bases
provenían de las escuelas de segun-
da enseñanza, las nomiales y cír-
culos universitarios de las faculta-
des de Derecho, Humanidades y
Economía. El periódico Alianza
publicaba poseía revolucionaria,
como el largo poema de Huberto
Alvarado «Pedimos la palabra y
exigimos la Paz». En agosto de
1951 Alianza y el Saker-Ti convo-
caron a un concurso de poesía de
tema pacifista, y el presidente del
jurado fue Gardoza y Aragón.
9 El folleto salió como suplemento
de Revista de Guatemala y la
Gasa de la Gultura Guatemalteca.
Pocas veces se ha logrado reunir,
en una agrupación de apoyo in-
temacional, un conjunto tan se-
lecto de personalidades del mun-
do intelectual de México, como el
que signó la fundación de la So-
ciedad Amigos de Guatemala.
47
 «La agresión a Guatemala es ame-
naza a los pueblos de América La-
tina» se tituló el llamado a solida-
rizarse con el pueblo guatemalte-
co. En el medio académico circuló
por medio del boletín Problemas
de Latinoamérica (v.l, n.l,
14.O6.54), dirigido por Manuel
Marcué Pardiñas y Jorge Cardón;
este último, colaborador de Revis-
ta de Guatemala, trabajó estre-
chamente con Luis en la organi-
zación de las jornadas anti-
imperialistas. Entre tanto, Lya ani-
mó la constitución del Comité Fe-
menino Pro Guatemala.
El segundo número (l6.07.54) sa-
lió a los pocos días de consumarse
la intervención. Entre las organi-
zaciones que protestanfigurala So-
ciedad Amigos de Guatemala con
una impresionante cantidad de fir-
mas. Los boletines salían bajo pa-
trocinio ùë. Problemas Agrícolas e
Industriales de México, revista te-
mática de gran prestigio, en la cual
fueron redactores Alfonso Bauer
Paiz y Augusto Monterroso duran-
te el exilio de los cincuenta.
10 Arturo Arias {Gestos ceremonia-
les, 1998) escribe de las «heren-
cias estalinistas» en la literatura
guatemalteca. Las hay y fuertes.
48
pero se empeña más en atender
las diferencias del discurso estéti-
co-político entre Cardoza y el
Saker-Ti que las concordancias.
Interpreta más que investiga, le
hace falta hemeroteca, recoger
testimonios de protagonistas y tes-
tigos, precisar fechas y aconteci-
mientos, pues de 1947 en que se
lanzaron las 7 aflrmadones, a
1950 en que ingresó al Partido
Comunista un número significa-
tivo de sakertianos, y de entonces
al Congreso del Saker-Ti y la fun-
dación de la Casa de la Cultura
Guatemalteca en 1952, la relación
con Luis no decayó, al margen de
nuestra militancia. Recuérdese la
entrevista que a solicitud del
Saker-Ti le concedió a Óscar
Edmundo Palma, miembro fun-
dador del grupo.
No todo fue estalinismo galopan-
te, ni todos los miembros del
Saker-Ti fueron comunistas.
Orlando Vitola, por ejemplo, estu-
diaba a los escritores surrealistas
y allí buscó insertar su poesía. O
el personaje extraño, místico, que
fue José María Herrera y sus fór-
mulas poéticas tomadas del
creacionismo sudamericano. Ma-
yor apertura se dio a través de la
Casa de la Cultura, pese a trans-
curdr un momento social tenso,
de presiones de toda índole sobre
el gobiemo de Arbenz -recorde-
mos la Conferencia de Caracas-,
con la consiguiente poladzación
política. La pdmera actividad li-
terada de la nueva institución
consistió en el ciclo de lecturas
«Medio siglo de poesía
guatemalteca» y conferencias
sobre Cados Wyld Ospina, Rafael
Arévalo Martínez, Alberto
Velazquez, Felix Calderón Ávila,
Alfonso Orantes, Miguel Ángel
Astudas, Luis Cardoza y Aragón,
Cesar Brañas, Osear Mirón
Alvarez, Humberto Hernández
Cobos, Francisco Méndez, Cados
Illescas, Raúl Leiva, Otto Raúl
González, Endque Juárez Toledo,
Huberto Alvarado, Rafael Sosa,
Olga Martínez Torres y Werner
Ovalle López. El caso de este últi-
mo es interesante, pues de ser an-
tagonista del grupo ingresó al
Saker-Ti en los días álgidos, des-
pués de escdbir el Poema con la
sien izquierda a manera de ma-
nifiesto personal.
La polémica con Cardoza a la que
se refiere Arturo Arias, fue en rea-
lidad con el español Eugenio
Fernández Granell, un tardío pin-
tor surrealista, quien había cobra-
do influencia en la Asociación
Guatemalteca de Escdtores y Ar-
tistas Revolucionados. En la dis-
cusión se involucraron otros in-
telectuales. La polémica sirvió
para que el Saker-Ti fljara nueva-
mente su posición frente al arte y
la literatura.
Cuando de estas cosas se escdben
en calidad de juez diseccionador
del pasado, suele olvidarse que, en
esos años, se conocía poco de la
realidad interna de la URSS, para
nosotros el gigante -era, además,
ejemplo de vida nueva- capaz de
enfrentarse de tú a tú con el mons-
truo impedal que sofocaba nues-
tra endeble democracia.
11 La Casa de la Cultura Guatemal-
teca contaba con buen café, una
biblioteca creciente, una magní-
fica colección de discos, pdncipal-
mente de los países socialistas,
grabaciones de Manolo Herrarte,
canciones de la Guerra Civil Es-
pañola cantadas por Paul
Robeson. El Saker-Ti aportó pin-
turas de su colección. Comenzó a
funcionar el pdmer cine-club de
Guatemala. Por gestiones de
Cardoza se organizó un taller de
grabado dirigido por el artista
mexicano Arturo García Bustos,
49
 cuyo primer resultado fue el ál-
bum colectivo de grabados
agraristas. Luis fue jurado del Cer-
tamen Nacional de Carteles sobre
la Reforma Agraria (23 Exposi-
ción Saker-Ti, pasaje del Palacio
Nacional, agosto de 1952). El
triunfador fue Víctor Manuel
Aragón, autor, con Juan de Dios
González y Miguel Ángel Ceballos
Millán, de los murales del Congre-
so de la República, quizá el ejem-
plo público más ambicioso de la
pintura de mensaje social en Gua-
temala. Otros premiados fueron
Jacobo Rodríguez Padilla, Arturo
Martínez, Dagoberto Vásquez
-miembros del grupo-, Max
Saravia Gual y Roberto Ossaye.
12 A pesar de su abnegada dedicación
a mantener de pie un Partido Gua-
temalteco del Trabajo en desinte-
gración, Huberto le dedicó tiempo
a actividades culturales. En 1959-
60, junto con José María López, lo-
graron sacar dos números de la
fallida tercera época de Revista de
Guatemala, uno de ellos dedica-
do a celebrar los sesenta años de
Miguel Angel Asturias. Luis se des-
lindó de los dos únicos números,
pero su nombre apareció como
fundador y miembro de un amplio
consejo editorial. En el ensayo/Ve-
50
ocupadones (Ediciones Vanguar-
dia, editorial dirigida por Marco
Antonio Flores, 1967), expuso con
amplitud la evolución ideológica
y programática del Saker-Ti).
13 En 1946, Manolo Herrarte como
director y José Arévalo Guerra in-
terpretándolo, realizaron la haza-
ña musical de poner, con la joven
Sinfónica Nacional, el Concierto
Número 1 para Piano y Orquesta
de Cámara de Shostakovich. La
partitura orquestal, con imposi-
bles señalamientos en ruso, la
consiguió Luis durante su gestión
diplomática en la URSS.
14 El pintorjacobo Rodríguez Padilla
dictó un intenso testimonio, veraz
y humano. Destacado animador
del Saker-Ti, reacio a aceptar dog-
mas. En su biografía destaca el ma-
gisterio de Mérida y de Cardoza (Es-
tela Quan Rossell: Guatemala:
una cultura de la ignominia,
siete biografías y una entrevista.
México:ENAH, 1972).
15 Uno de los argumentos de la in-
tervención de Cardoza es el papel
de los intelectuales frente al peli-
gro -en ese tiempo latente- de
una tercera guerra mundial, ob-
viamente desatada por los países
 capitalistas contra la URSS, Ghi-
na y sus aliados. Luis fue uno de
losflrmantesporGuatemala de la
Gonvocatoria para la Gonferencia
Gontinental por la Paz celebrada
en México en septiembre de 1949-
Guatemala tuvo su propia Asam-
blea Nacional por la Paz, de la que
Luis fue presidente. A través de esa
campaña los artistas del Saker-Ti
manifestaron su criterio sobre el
compromiso social de los intelec-
tuales. Un ejemplo, la declaración
de Jacobo Rodríguez Padilla: «La
Guerra destruye el Arte y la Gultu-
ra» {Octubre, n.75, Órgano del
Partido Gomunista de Guatema-
la, 27.03.52).
16 Tanto Gardoza y Aragón como el
Saker-Ti flguran entre las perso-
nas y organizaciones que propi-
ciaron la penetración comunista
en Guatemala, según Ronald M.
Schneider {Comunismo en
Latinoamérica; el caso Guate-
mala, 1959) • De Luis ignora toda
actividad cultural, relacionándo-
lo únicamente con «la colección
de libros de la Biblioteca Popu-
lar escrita por escritores
prosoviéticos como Raúl Lava y
Luis Cardoza y Aragón (...) edi-
tados por el Ministerio de Edu-
cación Pública». El papel de
Gardoza en la «Golección 20 de
Octubre»-eminentemente cultu-
ral- fue de consejero, nunca «es-
critor». La otra mención se refle-
re a la organización del Gomité
Nacional por la Paz:
En 1951 se reorganizó el CNPy
se intensificaron sus actividades.
Con el intelectual procomunista
Luis Cardoza y Aragón como
presidente, y con los comunis-
tas Alfonso Solórzano, Marco
Antonio Blanco y Mario Silva
jonama como secretario gene-
ral, secretario de organización
y secretario de relaciones, res-
pectivamente, el CNP empren-
dió una campaña para obtener
firmas en un petitorio en el cual
se exigía un pacto de paz entre
las cinco grandes potencias en-
tre ellas China comunista.
Del Saker-Ti soslaya cualquier in-
tención no política, y aun en esto
se quedó corto:
Grupo Saker-Ti de Artistas y Es-
critores jóvenes. Este grupo dejó-
venes intelectuales radicales,
creado apríncipiosde 1947, sir-
vió para centralizar los esfuer-
zos por crear un nuevo arte y
literatura « revolucionaria ».
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 (Saker-Ti es palabra india que
significa «amanecer»). En
1953 esta agrupación estaba
encabezada por comunistas
como Huberto Alvarado, Otto
Raúl González, Raúl Leiva,
Augusto Cazali y Melvin René
Barahona. Además de colocar
a las artes el arnés ideológico
del comunismo, el grupo pa-
trocinó actividades políticas
como el Comité de Amigos del
Pueblo Cubano, organización
fundada para ayudar a los co-
munistas cubanos, y participó
en muchas actividades
procomunistaspropiciadaspor
otros grupos de frente.
El libro de Schneider sirvió al Mo-
vimiento de Liberación Nacional
para justificar la intervención del
Departamento de Estado norte-
americano. También hicieron
suya la visión estrecha de juzgar
como comunista el proyecto cul-
tural de la Revolución.
17 Insisto en precisar que el acoso es-
talinista sobre Luis se dio a partir
de 1951, año de la «crítica colec-
tiva» al Saker-Ti, y con mayor
acritud al salir su libro sobre la
revolución guatemalteca. Tiempo
atrás había soportado denuestos y
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la descalificación política de par-
te del grupo radical de muralistas
mexicanos. Diego Rivera lo cali-
ficó de «pequeño burgués
socializante» y de «compañero
de viaje», y en el periódico mu-
ral Arte público, que dirigía
Siqueiros, lo repitió. Lo mismo
hizo Garlos Navarrete en un irres-
ponsable artículo: «Del ubiquis-
mo académico a las actuales po-
sibilidades de la pintura
guatemalteca» {Cuadernos Uni-
versitarios, vi, n.l, AEU, 1954).
Roberto Díaz Gastillo recuerda
esas páginas perdidas - l a totali-
dad de la revista fue destruida por
las autoridades universitarias con-
servadoras-; «En tomo a las ideas
estéticas durante nuestra revolu-
ción de octubre» {Polémica, Re-
vista Gentroamericana de Giencias
Sociales, FLAGSO, Guatemala, Ju-
lio-Diciembre 1994).
José Luis Balcárcel analizó el pa-
norama cultural y el sectarismo
político de entonces: «Gardoza y
Aragón: una posición estética
frente al dogmatismo en el movi-
miento democrático de Guatema-
la» {JÚero, tercera época, n.2O,
Universidad de San Garlos de Gua-
temala, 1976).
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