Вы находитесь на странице: 1из 1

Marcadores Textuales

Había una vez, en una tierra llamada Narnia, un grandioso pero penoso chango. ​Por un
lado​,​ tenía habilidades como mesero, ​por otro​, era malo para el óleo,​ aunque​ quería aprender no
importando que le costara todas las bananas que ganaba en su empleo. ​Consecuentemente
comenzó a ir con un búho enano que le había dado clases cuando era un simple niño chango, y
aunado​ a sus grandes ganas de aprender, esperaba lograr un avance en poco tiempo. ​Después​ de
un tiempo, fue adquiriendo las habilidades que lo pondrían a la altura de increíbles artistas como
la famosa Petra, la guacamaya. ​Sin embargo​, estaba el Tigre Toño, quien envidiaba a cualquier
animal que tuviera talento,​ debido a que​ nadie podía ser más majestuoso que él, no permitiría la
competencia. ​Por ejemplo​, se comió a un inocente ratón por que era muy bueno con el saxofón;
más adelante​, devoró a toda su familia. “Si yo no tengo talento, ¡Nadie lo tendrá!”. ​De modo que
nuestro amigo chango decidió hacer algo al respecto. “¡Debemos apreciar el talento, no
envidiarlo o suprimir su grandeza!”. ​Posteriormente​ se dirigió a los aposentos del tigre para…
“dialogar” con él. “Toño, es hora de que te detengas, no puedes seguir devorando a los animales
talentosos”. ​A lo cua​l Toño respondió: “Pero ¡Talentosos son más deliciosos!”. Esto enfureció al
chango y procedió a lanzarle almendras que consiguió con un buen amigo contrabandista.
“¡Detente chango malnacido!”. ​Seguidamente​, el Tigre Toño sacó de su saco un par de guantes
con afiladas navajas y procedió a amenazar al ahora valiente chango que solo contaba con
algunas almendras. “Esto no será suficiente para detenerlo” pensó el chango. “Es tu última
oportunidad, nadie talentoso ha sobrevivido a mi arremetida” dijo finalmente el Tigre Toño con
voz amenazadora. Casi por empezar esta batalla final, totalmente épica, el chango recordó su
habilidad especial, nadie en el condado de Brisbane, de donde provenía, podía lanzar cáscaras
más rápido que él, nadie. ​En resumen​, fue una dolorosa batalla para el Tigre Toño, no podía dar
un paso sin salir herido ​debido a​ una cáscara en sus pies, ​al fin y al cabo​ se trataba de “él tirador
de Brisbane”, como lo apodaban sus amigos changos. “Detente Tigre” gritó el chango
desesperado al ver que el Tigre Toño no pararía de arremeter, lo que provocaría su propia
muerte, pero su propia furia lo controlaría. Más tarde apareció en las noticias: “Tigre Toño
muerto por sobredosis de plátano…”, “Tigre Toño un final resbaladizo…”, cada historia
contando los hechos como les convenía a los periódicos. El valiente chango, y ahora lanzador
profesional de plátanos en las grandes ligas, salió victorioso de tal abrumador encuentro. Muchas
cosas pasaron ​después ​de aquel día, ​aunque como conclusión ​podemos decir que estuvo lleno de
monerías.
El Fin.

Вам также может понравиться