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El folclore más tradicional ha sido ejecutado a través del tiempo por diversos artistas,
destacando algunos como Margot Loyola, Nicanor Molinare y conjuntos como Los de
Ramón y Los Huasos Quincheros. Desde principios de los años 1960, con el llamado
Neofolklore, y sobre todo durante los años 1970, con la llamada Nueva Canción Chilena,
se produjo un resurgimiento de la música de raíz folclórica, con artistas que investigaron
los orígenes musicales de su país y compusieron e interpretaron sus propios temas
inspirados en estas investigaciones. De este movimiento destacan músicos como Víctor
Jara, Patricio Manns, Violeta Parra y grupos como Illapu, Inti-Illimani, Los Jaivas y
Quilapayún. También se han encargado de difundir y mantener vivo el acervo musical
chileno distintos grupos de danza, como el Bafona (Ballet Folclórico Nacional, 1965) y el
Bafochi (Ballet Folclórico de Chile, 1987).
Zona Norte
En el norte el folclor está fuertemente influenciado por la música andina del Perú y Bolivia,
como también por las bandas militares que en tiempos de la colonia fueron traídas por los
españoles. Es generalmente instrumental, y utiliza instrumentos como la caja, el bombo, la
trompeta y la tuba, en las bandas, y la zampoña, la quena, el charango y la guitarra, en la
andina. De esta zona, es especialmente famosa la Fiesta de La Tirana, con sus típicos bailes
religiosos.
Origen
La música de las regiones nortinas del país dejan ver la rica y pesada tradición aymara que
deja su impronta en la diversidad de manifestaciones musicales que podemos distinguir en
esta zona.
Quizás como en ninguna otra área cultural de Chile, el sincretismo entre la tradición
aymara y el catolicismo se demuestra aquí en forma intensa y es así como buena parte de la
música está dedicada a festividades religiosas en que se difuminan los límites entre el
carnaval y la devoción popular. Las mayores y mejor conocidas manifestaciones musicales
son las festividades dedicadas a la Virgen del Carmen en La Tirana (Norte Grande) y a la
Virgen de Andacollo (Norte Chico).
Formas
Diablada
Huayno
Tinku
Instrumentos
Zona Central
En la zona central, la cueca y la tonada son los estilos más característicos de la zona.
Generalmente se utilizan instrumentos como el acordeón, el arpa, la guitarra, el guitarrón
chileno, la pandereta y el tormento. Además de la cueca, son muy comunes la "sajuriana"
(originaria de Argentina) y la "refalosa" (originaria de Perú). También es característico el
baile del "sombrerito", en que el pañuelo se sustituye por el sombrero. El folclore de esta
zona está estrechamente ligado a la cultura rural del país y a la herencia española, así como
a su personaje emblemático: el huaso.
Zona Sur
Los alemanes que inmigraron a las provincias de Valdivia, Osorno y Llanquihue trajeron
consigo el acordeón y el piano que luego se extendió a todo el sur del país y se integró a la
música ya existente.
Zona Insular o Rapa Nui
Música antigua. Se ha dicho del pueblo rapanui que es una de las culturas más
musicales del planeta. Tratándose de la isla más aislada de otra tierra en el mundo,
su música más antigua nos resulta sorprendente tanto por sus expresiones y modos
de interpretación como por el hecho de que la tradición e historia de este pueblo se
transmiten a través del canto. Completamente vigente, el canto de Rapa Nui se
distingue por el uso de múltiples recursos vocales como quejidos, pausas y acentos ,
una rica polifonía e improvisación. Los cantos suelen ser de origen ritual y recrean
historias tanto previas como posteriores al origen mítico con Hotu Matu'a. Por la
escasez de recursos físicos, los instrumentos musicales se restringían a la percusión
de conchas, piedras (maea), maderas (ua, parecido a un remo) y un tambor muy
original (keho). Los bailes antiguos también son rituales y recrean sus leyendas al
compás del canto o la percusión.
Música moderna. La influencia de los visitantes hizo que los pascuenses adoptaran
y personalizaran otras formas musicales polinésicas, sobre todo danzas entre las que
encontramos el opa-opa, el sau-sau (en la práctica el baile isleño oficial), el tamuré,
el tari-tarita y el ula-ula, todas ellas introducidas durante el siglo XX desde regiones
como Samoa y Tahití. La liturgia católica de la isla, por otro lado, se ha beneficiado
del desarrollo de temas que aportan el rico aire antiguo. La música se enriqueció
también con la adopción de instrumentos como el ukelele, la guitarra, diversos tipos
de tambores, flautas (hio, hecha de bambú), la cacharaina (kauaha, quijada de
equino) y el acordeón (upa-upa).