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Historia de la música
Los Orígenes
El Siglo XVI
El Barroco
Historia de la música
Los Orígenes
Historia de la música
El Siglo XVI
Es notable el hecho que Fernández Hidalgo tuviera una vida trashumante, pues se
sabe que estuvo en Bogotá, donde se conserva una gran parte de su obra, Quito,
Lima, Cuzco y La Plata. Fernández Hidalgo continuó en el cargo de maestro de
Capilla hasta 1620. Es difícil precisar cuál fue el desarrollo de su estilo en su
época platense por la pérdida de su obra como señaláramos antes, pero una clara
muestra de su calidad la tenemos en sus obras tempranas de las cuales se
conservan manuscritos en el Archivo de la Catedral de Santa Fe, de Bogotá, y
entre las que se cuenta un excelente Magnificat del 4°. Tono.
Fernández Hidalgo pudo contar por otro lado, con la colaboración de excelentes
músicos en su capilla como Luis Enríquez, maestro de coro y Juan de Minuera,
presbítero de sobresaliente voz. En 1618, llega a la sede de la audiencia el
soprano castrato Francisco de Otal, que causó sensación en el medio musical y
religioso platense, hasta tal punto que para empezar fue contratado con un salario
de 1000 pesos, el doble de lo que recibía el propio Fernández Hidalgo: no se
conoce ningún otro ejemplo de este tipo de refinamientos de la ya naciente música
barroca europea en otra parte de América.
Ya en esta época ase evidencia el hecho que los autóctonos rivalizaba con criollos
y españoles en el arte de la música sagrada; así tenemos el indio Joan, corneta
que estaba encargado de enseñar la música a otros indios que en total eran cinco
pares de instrumentistas de viento (bajones, chirimías y cornetas).
Baltazar Fernández de Los Reyes es organista en estos tiempos, y además hace
funciones de afinador y reparador; así lo hallamos en 1596 limpiando, arreglando y
afinando los dos órganos catedralicios y adicionándoles registros de mixturas y
dulzaynas. El total del personal adulto en la Capilla platense es en estos años de
siete músicos, a los que se añadía un número variable de niños cantores.
Historia de la música
El Barroco
A partir del segundo tercio del Siglo XVII, el estilo musical converge hacia los
postulados del barroco que surge en Italia a través de la obra de algunos
madrigalistas como Caccini, Peri, Monteverdi y otros. Sus características
principales son el gran auge de la música instrumental, un mayor apego a la
tonalidad, la ornamentación, y la utilización de la cifra para los instrumentos
acompañantes o bajo continuo.
Pedro Villalobos, maestro de capilla en La Plata por varios años, trató inútilmente
de lograr puesto en Lima alrededor de 1650 Cometió el error de renunciar a su
puestos en tener aún la confirmación de su nombramiento. A pesar de haber sido
considerado por el cabildo según el sentir de todos, el mejor que se halla en todo
el reino, no fue recontratado debido a su avanzada edad que le perjudicaba en el
nada grato oficio de enseñar a los niños del coro Su sucesor fue Antonio Crespo
Bruno, de quienes esperaba mayor actividad en ese rubro la autoridad
catedralicia, no obteniendo lo que deseaba sino cuatro años más tarde con Joan
Candidato de Cárdenas y el cantor Manuel de Possadas.
Araujo vivió los años más brillantes de la Plata; durante los gobiernos episcopales
de Melchor de Liñán y Cisneros, Cristóbal de Castilla y Zamora, Bartolomé
González y Poveda y Juan Queipo de llano y Valdéz El auge económico fue tal
que el Cabildo Catedralico por si solo ofreció suficiente cantidad de dinero para
equipar una flora contra el enemigo pirata Ingles, que infestaba las aguas de las
costa peruanas. El desarrollo de las artes marca también puntos altos con la
conclusión de la Catedral, obra de Miguel de Veramendi y José González
Merguete, el pintado de los netos de los arcos torales de la Iglesia de la Merced
por Melchor Pérez Holguin, para citar solamente los eventos principales.
Encontramos nuevamente muestras del carácter agresivo de nuestros músicos en
el incidente del cual fue fogoso protagonista ocurrido el 16 de agosto de 1696, tal
como lo atestiguan la actas Capitulares de la Catedral de Sucre en pequeña
iglesia da San Roque. Irritado por lo que consideraba una falta de atención a su
rango, fue puesto en prisión eclesiástica y sometida al juicio del Cabildo
Extraordinario presidido por el propio arzobispo Queipo del Llano, acusado de
cometido contra Dios. Afortunadamente Araujo pudo capear el temporal a fuerza
de diplomacia y cumpliendo a plena conciencia sus funciones hasta el día mismo
de su muerte a fines de 1714.
Antonio Durán de la Motta fue llamado por el cabildo platense desde Potosí para
reemplazar a Araujo, pero este rehusó el cargo y continuo en la Matriz de la Villa
Imperial. Sin embargo, algunas de sus obras se encuentran en el archivo de la
Sala Capitula de la Catedral de Sucre, en la Colección de Julia Elena Fortún y en
la Biblioteca del Seminario de San Antonio Abad del Cuzco. Parece ser Durán en
iniciador del movimiento de renovación que significo la utilización en forma
concertada de los violines que tendría su máxima expansión a partir de la segunda
mitad de S. XVIII. En este proceso evolutivo hacia lo que prodríamos llamar una
técnica scarlattiana, tenemos a Juan Guerra de Biedma y Blas Tardío de Guzmán
en la Plata y desde Córdoba llegan algunas obras del hermano Doménico Zipoli,
cuya Misa en Fa Mayor a tres voces fue copiada en Potosí y llevada a La Plata; su
Letania y Tantum Ergo eran aún interpretadas hace algunos años por los músicos
de la Iglesia de San Ignacio de Moxos en el Beni.
El nombre del célebre músico áulico limeño nacido en Milán aparece en varios de
los ejemplares del Archivo sucrense junto con su antecesor José de Orejón y
Aparicio y otro inmigrante radicado en la capital del virreinato. Bartolomé Massa.
Historia de la música
Julián de Vargas había sido maestro de Capilla de la Iglesia Matriz de Potosí hasta
1811, y luego fue promovido a la sede metropolitana de Chuquisaca donde se
mantuvo hasta la época de la presidencia de Ballivian (1840-1847): claro que en
esta época, ya completamente opacado por Abril Tirado. Al igual que Franco, en
sus obras, de las que se conservan algunas en el archivo de la Sala Capitular de
la Catedral, de Sucre, figura un cuidadoso ordenamiento con número de opus .
De esta época data también una copia de la Misa de Ocho Voces de Domingo
Arquimbau. Maestro de Capilla d la Catedral de Sevilla entre 1795 y 1829.
Otra figura descollaste de estos años es Mariano Pablo Rosquellas, uno de los
más importantes músicos llegados a América en la primera mitad de Siglo XIX. De
ascendencia Catalana, había nacido en Madrid el año 1790. Actuó en Londres,
París, Barcelona y otras capitales europeas. De sus actuaciones en el "King´s
Theatre", aún se mantiene gratos recuerdos en 1826, según señala el periódico
musical Opera Glass de Londres . En 1815 fue nombrado violinista de cámara de
la Corte de Fernando VII, quien como muestra de aprecio le obsequió un valioso
Stradivarius.
Así pasaron los últimos años de don mariano. El 2 de junio de 1859, murió doña
Leticia, su esposa de un ataque al corazón; su esposo no pudo sufrió el golpe y
debilitado por un violento ataque de neumonía falleció el 12 de julio de ese mismo
año. Sus restos reposan en la capilla del Hospital de Santa Bárbara de Sucre, del
que fue benefactor.
Esta fue la primera aparición pública de Pablito ante el éxito logrado repite sus
actuaciones y en ellas canta, baila, recita y toca el piano con gran maestría. La
Argentina del 27 de mayo de 1831 dice: "Don Luis Pablo Rosquellas, que apenas
cuenta con siete años, es un genio de los que no aparecen dos en un siglo. Es
precioso como un ángel, no hay expresiones que puedan hacer su elogio como se
merece. La función estuvo muy linda. Sentiremos que apuren al chiquito, porque
perderá su voz. Debería cantar una sola vez al mes. Una alhaja como ésta se
debe conservar mucho".
En Montevideo actúa el año 1831, catando con su padre y Luis Foresti La
Cavatina y una aria de Tancredo de Rossini y Luego desempeña el papel de Otelo
el niño.
Radicado en sucre Junto con sus padres dejó pronto la actividad teatral, aunque
siguió componiendo. Se graduó en Derecho en la Universidad de San francisco de
Xavier, donde también ejerció una cátedra; llegó a ser Ministro de la Corte
Suprema de Justicia Cónsul de Bolivia en Tacna y Secretario de la Legación de
nuestro país en Lima. En 1854 casó con Teresa Torre Tagle, pero esta unión
constituyó un romance apasionado e infeliz que hundió a Luis Pablo en la
melancolía; de este matrimonio nacieron tres hijos: Clorinda, Leticia y Pablo.T Sus
Obras musicales más notables son : las canciones Atala, Una Lagrima, A tu
retrato, Sublime editadas por la casa Choudens de París "Mucha fue la música
compuesta por Luis Pablo Rosquellas - dice Juan de la Ermita pero muy poca se
ha conservado: existe aún originales sus Cuadrillas a cuatro manos variaciones
Brillantes sobre el Kaluyo, soledad, Armonías de Mi Bemol, Himno a la Patria
Canción Guerrera (estas dos últimas de la época de la guerra del Pacífico),
Himnos Americano de 1881, Fandango, variaciones en semifusas sobre el Barbero
de Sevilla, tu Mirada, meditación al Piano, Misa mayor arreglada para orquesta, y
la Salve que se mantuvo en el repertorio del coro y la orquesta de la Catedral de
Sucre bajo la dirección del Maestro Lorenzo Andreotti hasta las primeras décadas
del siglo XX. En 1863 compuso un Himno a la Unión Americana, y una fantasía
para piano dedicada a Simón Bolívar, hijo del prócer. El golpe sufrido por el
fracaso matrimonial fue minando poco a poco su salud hasta que completamente
debilitado falleció en Sucre el 13 de 1883 a los sesenta años de edad.
En la mañana de aquel día se canto en la catedral una misa de Gloria a tres voces
de Vincenti, ejecutada por una orquesta bastante grande y un coro formado por
seis señores y cinco monacillos. Más adelante nos referimos a la actividad
desplegada por Vincenti en el campo de la música lírica en la Paz.
En el campo de la creatividad musical figuran en la Paz durante estos años: los
hermanos César y Luis Nuñes del Prado, Juan José Arana y Eloy Salmón, notable
intelectual y abogado nacido en Sorata en 1842, quien dejo más de sesenta obras
musicales entre las que sobresale el Himno Paceño, dedicado a la Unión
Americana, que fue estrenada el 16 de julio de 1863. Entre sus obras figuran los
Mártires de la Compañía: 6 de Octubre, y la Paceña. Su marcha Fúnebre a la
Memoria de Pablo Sotomayor, le valió el destierro en tiempos del Presidente
Melgarejo, Salmón murió en 1889.
Adolfo Ballivián, hijo del vencedor de Ingavi, nació en La Paz, el año 1833. Recibió
una esmerada educación y visitó varios países del continente. Preferido por los
jóvenes intelectuales y políticos civilistas, fue elevado a la primera magistratura de
la nación y murió en ejercicio de ella en 1874, en la hacienda Mucho de propiedad
de Gregorio Pacheco, próxima a Sucre.
La obra intelectual de Ballivián es vasta en lo que a la música se refiere, publicó
en Valparaíso y Londres obras que sobrepasan el Op. 60. Entre esta figuras varias
Fantasías y Variaciones de óperas, Variaciones sobre un canto popular de
Bohemia, Variaciones sobre un tema original dedicado a Mariano Pablo Rosquella,
Gran Marcha Militar para orquesta y la ópera Atahuallpa que sigue los
lineamientos italianos a la manera de Verdi Juvenil.
Modesta Sanginés Uriarte, (La Paz, 1832 - Francia, 1887) fue confundadora, junto
con Bernardino Sagárnaga, de la sociedad Filarmónica en la ciudad de la Paz, el
12 de diciembre de 1863. Poetisa de gran sensibilidad y ardiente feminista, dio a
publicidad interesantes composiciones poéticas en París una parte de su obra
pianística; se conserva un álbum manuscrito con piezas inéditas.
Dos músicos militares importantes son Mauricio Mancilla, nacido en 1846 y falleció
en la Guerra del Pacífico, autor de música militar y patriótica; y Francisco Suárez
clarinetista y compositor de marchas.
Historia de la música
Con la inauguración del teatro de la Paz, conocido ahora como Teatro Municipal
obra del arquitecto don José Nuñez del prado se abre una camino nuevo en el
gusto municipal nacional, gusto que tendrá fundamental importancia, pues
aproxima al público a las tendencias de moda Europea. El teatro es escenario de
funciones operáticas y conciertos junto con dramas y comedias . El propio director
musical de la función inaugural, Leopoldo Benedetto Vincenti, se encarga de abrir
la brecha estrenando el 24 de septiembre de 1847 el Elisir d'amore de Donizetti la
primera ópera completa cantada en nuestro país. Vincenti fue colaborado en la
preparación de solistas y coro por otro italiano, Pablo Ferretti.
Estos años son de gran actividad, en los que tienen papel descollaste los
hermanos César y Luis Nuñez del Prado y Eloy Salmón. Este último estrena el 16
de julio de 1863 su Himno Paceño con letra de Ricardo J. Bustamante, en una
ceremonia realizada en la Universidad, al instalarse la Sociedad de la Unión
Americana. El Himno Paceño fue repetido al mediodía y por la noche en el Teatro
Municipal, antes de la representación del drama el 16 de Julio de Benjamin Lenz.
Con motivo de este estreno, Bartolomé Danayre, maestro de capilla de la
Catedral, dirigió estas líneas a Eloy Salmón: "Una música más consecuente la
expresión poética, estoy cierto que no se podría desear, pues, doy a Ud. el
parabién por el acierto, gusto y elegancia con que se ha vertido musicalmente...".
Podemos concluir, luego de esta apretada reseña, que a lo largo del siglo XIX
fueron dos las tendencias y aficiones del género en el país: la ópera Italiana de la
línea Rossini, Donizetti y Verdi; y la zarzuela, vista a través de ojos nacionales. La
zarzuela que puede decirse con justicio, fue el género de carrera más meteórica
de todos los cultivados en Europa en el siglo XIX, contribuyó grandemente al
desarrollo del gusto teatral y musical del público boliviano durante toda la segunda
mitad del siglo pasado. A través de ella se conoce y percibe el romanticismo
musical: la zarzuela verdadera comedia lírica española según Peña y Goni, es un
producto híbrido, de resultados de la mezcla de estilos de la ópera italiana (Rossini
y Donizetti), la tonalidad española (Bretón de los Herreros y Larra).
Historia de la música
Los últimos veinte años del siglo XIX significan para la vida musical nacional un
repunte que perdura hasta bien enterrado el nuevo siglo. Así lo señalan multitud
de actuaciones que son detalladamente reseñadas por los periódicos locales.
Causantes de este repunte son esencialmente los músicos, y las sociedades
filarmónicas que contribuyeron a dar vida a un movimiento musical de
proporciones. En movimiento musical de proporciones. En primer lugar cabe
señalar a diferentes artistas nacionales y otros radicados, algunos de ellos con
formación y otros radicados, algunos de ellos con formación Europea, que
movidos por el entusiasmo se lanzan a diferentes empresas musicales, es decir,
conciertos, recitales y funciones que incluyen óperas completas. Merece ser
nombrado en primer lugar, el pianista y compositor español Juan José Arana, que
luego de permanecer algunos a los en La Paz, parte pocos años después y
reintegrarse, aún con más entusiasmo y una mejor formación al que hacer
musical, paceño Francisco J. Molina, pianista, director y excelente teórico, se da a
conocer desde 1881en diferentes campos, especialmente en la música religiosa.
En el campo de la composición descuella Manuel Norberto Luna quien funda la
"Sociedad Haydn" en 1888. No menos importante en estos años es Lorenzo
Andreotti, cantante y director italiano que a temprana edad inició sus actividades
musicales en La Paz, en el Colegio San Calíxto, el Colegio Seminario San
Gerónimo y varias agrupaciones filarmónicas, una de las cuales el Orpheón
Paceño, es creación suya. Ya en 1896 lo encontramos en el cargo de Maestro de
capilla de la Catedral de Sucre, cargo que ocupará hasta 1927 en forma por
demás eficiente.
Existe también la Asociación Julio, cuya sección de bellas artes organiza veladas
en la casa de José Rosendo Gutiérrez, que es su principal propulsor. En estas
ocasiones se dan a conocer obras de compositores nacionales. El 17 de mayo de
1882 tiene lugar un concierto en honor del General Eliodoro Camacho, donde se
interpretan algunas obras de compositores nacionales, sobresalientes alguna de
Luis Pablo Rosquellas, como el yaraví El manto de Granaderos.
La Actividad de música en el escenario se reanuda con la interpretación de la
ópera cómica Las Hijas de Madana Angot que pone en escena un grupo de
jóvenes de la Escuela de Contabilidad y Finanzas y que se efectúa el 7 de junio de
1882. Debido al éxito obtenido este grupo monta otras obras del mismo género.
Al Abrirse la Exposición Nacional con motivo del centenario de Bolívar, tiene lugar
un concierto, donde toma parte la orquesta preparada y dirigida por Manuel
Norberto Luna; aquí vuelve a notarse el inmenso gusto por el arte lírico de Rossini,
Donizetti, Verdi y Meyerbeer; actúan en esta velada, como concertino el violinista
Vicente Molina y Froilan Villalobos como pianista; se presenta además en esta
oportunidad un coro de 22 vocees. El evento se realiza el 27 de julio de 1883 y
merece elogios comentarios de la prensa.
A las nueve de la noche del día 23 de octubre de este año, tiene lugar una velada
dramático-musical en casa de don Julio Lucas Jaimes (Brocha Gorda) donde se
da a conocer la comedia en dos actos la Media naranja obra del dueño de casa y
actúan varios artistas músicos, dirigidos por Juan José Arana interpretando trozos
de óperas.
La compañía Jarques Segura, que tenía en su elenco figuras de primera línea, dio
a conocer también algunas óperas, probablemente traducidas al castellano; La
Hija del Regimiento de Donizetti, Zampa de Herold y Adriana Angot. La compañía
permanece en La Paz el mes de junio e inicia una gira por el interior del país:
Cochabamba, Sucre Oruro y Potosí. En marzo de 1884 la encontramos en Sucre,
mientras en La Paz se anuncia la llegada de otra compañía similar, la del señor
Amurrio.
Así, sin solución de continuidad marcha la vida musical de La Paz y de las otras
ciudades bolivianas en una intensidad que sólo será atenuada por la aparición del
cinematógrafo, cuyas primeras exhibiciones se realizan en el Teatro Municipal a
partir del 21 de junio de 1897, pero no se exhibe en forma comercial sino varios
años después, cerca de la década del veinte.
Historia de la música
El siglo XX
Historia de la música
Bolivia logra en este siglo una primera y auténtica identificación artística nacional.
Su fuente inspiradora es el riquísimo acervo popular y folklórico y sus
constructores, un pequeño grupo de compositores muy dotados y entusiastas
investigadores. Ellos son la piedra fundamental de nuestra música seria. El
primero de ellos, Simeón Roncal, había nacido en Sucre en 1870 y se formó
musicalmente como niño cantor en la capilla de la Catedral compuso marchas
militares que han llegado hasta nuestros días: Tres de febrero y las Campanas de
la Catedral; esta última es una marcha fúnebre. Alrededor de 1910 se radicó en
Potosí, donde fue profesor del Colegio Pichincha y donde fundo el Círculo de
Bellas Artes. En este medio dio a conocer sus más importantes composiciones,
sus cuecas, que no han sido superadas, bailecitos, tonadas y kaluyos. Su obra
está parcialmente editada y es de desear que su segundo álbum de cuecas que
tiene unas cuantas copias manuscritas pueda ser pronto entregada a la imprenta
Roncal murió en La Paz en 1953.
Antonio González Bravo, paceño nacido en 1885 y falleció en 1961, fue el primer y
auténtico musicólogo boliviano, pues recorrió el territorio nacional recopilando
melodías que después publico: hizo inteligente uso de ellas en arreglos sinfónicos,
pianísticos y de cámara. Su labor pedagógica fue importante habiendo sido
director del Conservatorio Nacional en tres diferentes período. Su obra sinfónico-
coral Trova a la Virgen de Copacabana es su producción más significativa.
José María Velasco Maidana, nacido en Sucre en 1901, puede ser considerado el
mayor pionero de la moderna escuela de composición boliviana. Dueño de una
técnica sólida resulta de sus años como director de orquesta, refleja en sus obras
ese oficio, tanto en su producción orquesta: el Ballet Amerindia la obertura Los
hijos del Sol, y los poemas Vida de Cóndores y Corykuayra, como en su música
de cámara Pensamientos Indios para oboe, clarinete y fagot, Paisaje Andino para
cuarteto de cuerdas, Río Quirpinchaca, etc. Todas ellas con una marcha unidad
estilística.
Humberto Viscarra Monje (1891 - 1971), formado por Pietro Bruno en La Paz y por
Giobanini, Decreus e Isidore Philipp en parís, pudo alcanzar los más altos niveles
en su arte pianístico. Su fina sensibilidad y su vasta cultura le permitieron abordar
diversos géneros creadores, desde la poesía, el ensayo y la critica, a veces
acerada, hasta la composición musical, de estilo cuidadoso y elegante de Caba.
Sus Impresiones del Altiplano son un ejemplo de ello. Viscarra dio su gran aporte a
la pedagogía musical, siendo por varios años los director del Conservatorio
Nacional de Música y fundando la Academia Man Césped de Cochabamba.
Historia de la música
Walter Ponce es otro valor joven valor que cosecha cada vez más triunfos.
Directores bolivianos que han logrado prestigio en el exterior son: Hugo Patiño
Torre, Klaus Lindeman, Juan Pablo Urioste y Carlos Rosso.
Las temporadas musicales paceñas van cada día en aumento, y desde hace
pocos años se han extendido al campo del ballet y la Opera. Quienes son sus
propulsores, mentores, intérpretes y patrocinadores están frescos en la memoria
del público; ellos forjan la historia de la nueva música boliviana e indudablemente
quedarán en su páginas con la calificación de pioneros y realizadores; se espera
mucho de ellos y de todos los demás músicos bolivianos, creadores e intérpretes.
El nuevo interés del público por su trabajo en su mayor aliento.
BIBLOGRAFIA CONSULTADA
Han sido consultados además los periódicos del siglo XIX y los primeros años del
S. XX en la Biblioteca Universitaria de San Andrés y la Biblioteca Municipal Andrés
de Santa Cruz.
Himnos Bolivianos
Himno Nacional
Himno a la Bandera
Salve Oh Patria
CORO
CORO
CORO
CORO
Himno a la Bandera
CORO
¡Salve, salve, oh tierra feraz, bendecida!...
¡Salve, salve, oh Patria, fecunda en valor ....
¡Nuestro orgullo es deberte la vida!...
¡Nuestro anhelo es morir por tu honor!...
¡Salve, oh Patria!... ¡Salve!...
CORO II
Danzas Bolivianas
Danzas Populares
Mas tarde, los cronistas españoles en innumerables legajos sobre la cultura del
imperio incaico, relatan algunas danzas observadas en este imperio. Todos están
de acuerdo en que la danza se cultivaba con esmero y que había cierta
depuración continuamente, en razón de representar dentro de la organización una
necesidad social. No había una sola festividad religiosa o de orden social que no
alternara con danzas, así refieren los cronistas consultados.
Hubo danzas de carácter ceremonial como la que cita Cristóbal de Molina en Ritos
y Fábulas de los Incas, que se la ejecutaba en ocasión de ungir caballeros a los
mancebos del país. El nombre de dicha danza - Según Molina- era Huari. También
tenían festivas, semejantes a nuestros carnavales que "Arraiga las denomina
Ayrihua, y que el estudioso Ernesto Morales explica "era a la manera de nuestro
bailes de mascaras del carnaval", que se la bailaba con cantos y movimientos
como "jolgorios que se entregaban después de la recolección de los granos en las
piruas (trojes, depósitos)" . Una de las características de las danzas kollas e
incaicas es que en general eran acompañadas por estrofas de canto. Bertonio
asevera que "Baylar y cantar fiempre van juntos"
Fray Martín de Morúa, también da algunas noticias sobre danzas indígenas que
había observado en estas tierras del Tahuantinsuyu y cita dos que los indios las
bailaban aprovechando la fiesta de Corpus y que pertenecía a la época del incario,
denominadas "las danzas de Llama-Llama y las Guacones, y otras conforme a sus
ceremonias antiguas en lo cual se debe mirar mucho" agrega.
Otro sacerdote también se ocupa con detenimiento de las danzas que existía en
estas tierras en la época del incario; el padre Joseph de Acosta en su "Historia
Natural y Moral de las Indias", libro que se publico en Sevilla el año 1590. Acosta
refiriéndose al Perú, "vi también mil diferencias de danzas, en que imitaban
diversos oficios, como ovejeros, labradores, de pescadores, de monteros;
ordinariamente eran todos con sonido, paso y compás muy espacioso y flemático.
Otras danzas había de enmascarados, que llaman Guacones; y las máscaras y su
gesto eran del puro demonio. También danzaban unos hombres sobre los
hombros de los otros, al modo que en Portugal llevan Pelas, que ellos llaman. De
estas danzas la mayor parte era superstición y genero de idolatría, porque así
veneraban sus ídolos y guascas por lo cual han procurado los prelados evitarles lo
mas que pueden semejantes danzas, aunque por ser mucha parte de ella creación
pura, les dejan que todavía dancen y bailen a su modo. Tañen diversos
instrumentos para estas danzas: unas como flautillas o canutillos; otros como
tambores; otros como caracoles: lo mas ordinarios es en voz de cantar todos,
yendo unos odos diciendo sus poesías, y acudiendo los demás a responder con el
pie de la copla".
De la revisión ligera a la obra de los pocos cronistas citado, que dan suficientes
elementos de análisis, se concreta que durante los varios periodos históricos que
vivió la raza kolla, el culto a la danza ha representado para ella un todo, pleno de
telurismo, significación social y precepto religioso. Esta es la herencia ancestral
que ha recibido y que la cultiva actualmente con la misma pasión y jubilo que sus
antepasados en remotas épocas.
Después de 1825, el indígena había quedado en igual o peor situación social que
durante el gobierno español. Continuaba siendo el mismo para el coloniaje y para
él la independencia y el paso a la república no fue sino un cambio de autoridades
más crueles que las anteriores. Si en el transcurso de la Colonia hubo algún
interés pro conocerlo, en la república para criollos y mestizos solo representaba la
bestia fácil de explotación.
Por ello no se tiene una noticia cierta sobre sus costumbres y actividades de ese
tiempo. Para este olvido también tenia parte la política conspiratoria en que se
debatía Bolivia, que a la ciudadanía no daba tiempo de ocuparse de otra cosa que
no fuera conspirar, encumbrar caudillos y derrocarlos. Etc. Mientras tanto, el
indígena, ajeno a toda actividad nacional de la nueva república vivía solo, con sus
costumbres milenarias, mascullando su desventura y hablando su propio idioma,
tratando, en lo posible, de evitar contacto con el blancoide y mestizo. Por estas
razones que en Bolivia como en ninguna otra república sudamericana se hubiera
mantenido hasta ahora las costumbres nativas con alguna pureza, y en la
actualidad nuestro país fuera un ejemplo por su rico folklore.
Las danzas del área kolla, propiamente aimara, D'Orbigny las describe de esta
manera: "me asombró el conjunto de burlesco de los disfraces de cada banda de
danzantes y la originalidad de ese vestido. Unos tenían en la cabeza un
monumento de plumas de avestruz tan alto como sus cuerpos, otros llevaban una
máscara enorme, que sostenían levantando el brazo. Cada banda, compuesta de
ocho a diez individuos, estaba formada de seis a ocho músicos y de dos
bailarines. Los músicos tenían en la mano izquierda, sea una flauta de tres
agujeros, sea flautas de diversas octavas, mientras que, con la derecha golpeaban
acompasadamente sobre un tamboril chato y ancho, colgado del lado izquierdo.
Con esos instrumentos formaban acordes, o mejor dicho, cada una ejecutaba una
nota; y del conjunto de esos sonidos, sobre diversas octavas, resultaban aires
monótonos y tristes. Los músicos de una de estas bandas llevaban sobre la
cabeza una enorme corona formada de plumas de avestruz, y los bailarines
estaban vestidos con trajes de arlequín (¿). Otro grupo se componía de hombres
disfrazados con un inmenso bonete adornado de espejos y plumas de los mas
vivos colores, sacadas a los mas brillantes pajaros de las regiones cálidas. Los
miembros de una tercera banda de distinguían por un bonete chino, adornado de
cintas y plumas coloreadas. Esos indígenas en el momento de la procesión,
bailaban delante de los magníficos altares levantados en las cuatro esquinas de la
plaza. Los indígenas bailaban y jugaban así sin descanso tres noches y dos días".
José Domingo Cortés, intelectual de nacionalidad chilena, escribió tres libros sobre
Bolivia: un "Parnaso Boliviano", una "Estadística bibliográfica de Bolivia", y "Bolivia
apuntes geográficos, estadísticos, de costumbres, descriptivos e históricos". En
este último libro se ocupa de las danzas criollas o mestizas y autóctonas de
Bolivia; en forma somera pero lo suficientemente informado para darnos un
panorama del folklore del país, en lo que respecta al capitulo de la danza, que
Crotes lo titula "Bailes caseros": " en los saraos de primer orden se bailan algunos
bailes europeos, en los demás tienen lugar los alegres bailecitos llamados de
tierra en algunas partes, y que necesitan mucha agilidad y gracia. En esta clase de
bailes tienen gran fama las paceñas, que son las que mejor imitan a las chilenas y
peruanas"
"En las fiestas publicas bailan los indios sin que los exite la alegría. Aun las
reuniones privadas, en que celebran algún suceso feliz, se nota su carácter poco
expansivo. En las danzas que tienen lugar en las reuniones privadas, en que se
celebran algún suceso feliz, se nota su carácter poco espansivo. En las danzas
que tienen lugar en las solemnidades religiosas, llevan los indios disfraces y
adornos caprichosos: algunos tienen una mascara que figura la cara de alguna
animal. Los Ayarachis llevan una especie de enagua y sombrero rodeado de
grandes plumajes; tocan el instrumento llamado sicu que consta de nudos de caña
colocados uno después de otros, y de cuyas aventuras están en una misma línea;
el primero es mas grueso i mas largo que el segundo, este mas que el tercero i así
los otros. Los llamados Danzantes llevan una capa tiesa que se asemeja a las alas
de la mariposa, se compone de un armazón de madera, cubierta de paño grana,
sobre el cual ahí algunas planchas delgadas de plata; el sombrero es del mismo
metal. En la corva se ciñe el danzante una correa de la que penden otras
perpendiculares, cuyo extremo inferior esta pegado a otra correa circular que
corresponde al tobillo. El todo esta cubierto de gruesos cascabeles. El danzante
lleva una espada corta en la mano derecha, i un broquel en la izquierda. Los
danzantes son probablemente de un tiempo posterior a la conquista. Aunque el
baile de los indios no carece de ritmo, nada tiene de gracioso y expresivo.".
"La música, tan monótona como el baile, no solo es melancólica sino lúgubre". "los
guaiños son composiciones musicales en que se cantan cuartetas de versos de
siete a ocho sílabas con el mismo estribillo; los de cada provincia tienen un aire
particular que les distingue; la plebe los canta aun en las calles". "Son escasos en
Bolivia los pascos, las tertulias, las representaciones teatrales y todas esas
diversiones que estrechan los vínculos sociales".
"los indios de las inmediaciones de Santa Cruz emplean como adornos para sus
danzas nocturnas, guirnaldas hechas de un colcoptero, llamado curucusi: este
insecto tiene dos discos que en la oscuridad arrojan una luz brillante: los curucusis
son joyas vivas a que no pueden igualarse las mas preciosas pedrerías".
Huititis
La danza del Huititis es una danza muy tradicional del altiplano boliviano. Segun la
tradición simboliza la caza de aves de la región andina. Avez como la perdíz u
otras.
Kusillos
Lleva una vestimenta muy característica cuya careta tiene pequeños cuernos y
una nariz larga y delgada.
Mohoseñada
Tonada Potosina
La tonada potosina tiene relación con el tinku donde los varones pelean cuerpo a
cuerpo, en la que la valentía y la crueldad, estimulada por el alcohol para el limite
humano.
El tinku que en su origen presumiblemente fue una diversión popular hoy se ha
convertido en dirimidora de pleitos, rencillas, enemistades familiares, odios
personales desvirtuando el motivo de su creación
Vestimenta:
Tundiqui
Este baile tiene sus orígenes en los valles subtropicales de los Yungas paceños.
Sus raices son semejantes a la famosa Saya en la cultura afro - boliviana.
La danza del Tundiqui sigue siendo una de las danzas más tradicionales
que aún se siguen bailando dentro del folklore boliviano.
Trajes de Bolivia
Textilería
La Chola
Kullawada
Mimula
Pujllay
Sikuris
Tinku
Textilería popular
"El sahú está compuesto de cinco palos de metro y medio de largo, de los cuales
dos son guesos y sirven para tesar los hilos, dos delgados y una caña bambuesa,
cuatro estacas pequeñas destinadas a ser clavadas en el suelo y de un hueso
proveniente de la canilla de la llama o vicuña, terminando en una de sus
extremidades en punta ligeramente encorvada, el que es empleado para ordenar
los hilos, apretar la trama en la urdiembre y regir el tejido, que llaman hichuña".
Este es el telar de hoy día, descripción debida a un serio investigador boliviano.
No varía en nada de la que se utilizaba en tiempo del Incario, cuya información del
padre Cobo, es la siguiente: "los telares eran siempre horizontales y estaban
formados de do maderas gruesas como el brazo de un largo de tres a cuatro
codos; en una de ellas envuelven la urdiembre y en la otra la tela y para asegurar
que se halle tensa hincan en el suelo cuatro estacas largas de un palmo, de a dos
en cada lado y a una distancia como de vara y media las unas de las otras y
según la pieza que tejen; la tela queda sujeta a los palos y estos a las estacas y
como un palmo levantada del suelo. Poco a poco se van apretando y haciendo
más tupida la tela con un hueso puntiagudo y liso, por, por toda herramienta.
Por medio del tejido, se puede tipificar una región boliviana. Que el colorido, el
laboreo, los dibujos aún la calidad del hilado de la lana es diferente en cada lugar.
Los ponchos, ponchillos y fajas de los indígenas de Tarabuco del departamento de
Chuquisaca no son iguales ni parecidos, a los que se tejen en Charazani del
departamento de La Paz. Los tarabuqueños disponen los colores del tejido en
angostas fajas horizontales, donde tienen mayor acomodo el rojo, el naranja y el
amarillo; a ellos no les interesa el laboreo del dibujo como a los nativos de
Charazani, Curva, Amarete, grupo conocido más con el hombe de Kallawayas.
"La rabona es tan sufrida como e3l soldado, lo sigue a todas partes y lo acompaña
en sus marchas por largas e penosas que sean, el soldado que soporta con
paciencia toda fatiga no soporta la falta de su rabona; cuando algunas veces los
jefes han querido impedir la compañía de esas mujeres han notado que el soldado
estaba violento y que las deserciones eran considerables".
ORIGEN DEL NOMBRE DE LA CHOLA
Viene del español chulo "individuo del pueblo bajo de Madrid, que se distingue por
cierta afectación y guapeza en el trabajo y en el modo de producirse". El chulo es
ayudante del torero en el ruedo, tiene por trabajo distraer al toro cuando el lidiador
debe cambiar de capa o instrumentos para continuar la faena. Al chulo alguna vez
se le permite clavar las banderillas.
LA CHOLA PACEÑA
El traje actual ha variado muy poco del antiguo; lijeras innovaciones han sido
impuestas para mayor comodidad en el trabajo o debidas a la situación
económica. Si aparentemente es el mismo, un observador detenido puede
encontrar variantes inherentes al afán femenino de estar a tono con la moda.
De esta manera describe tal traje una investigadora de nuestro folklore: "En el
Departamento de La Paz -dice Nelly Fajart y de Vargas- la chola lleva el siguiente
traje: pollera de seda oscura con alforzas en el vuelo, saco de seda floreada,
manta chalón sujeta al hombro derecho con topo de plata, sombrero de fieltro tipo
hongo, en el brazo un chalón doblado".
El escritor y novelista Antonio Díaz Villami, en su novela "La niña de sus ojos, es
mejor informado, dando en su descripción veracidad y pinceladas sobre la
psicología de ésta mujer del pueblo. Dice así: "Algo que la destacaba entre las
chollas "recoveras" era el color blanco y sonrosado de su cutís, resultado de un
mestizaje que llegó a mostrar en ella cierta preponderancia de raza blanca. Los
ojos negros y vivaces conjugaban su brillo de azabache con sus espesas cejas y
su abundante cabello celidamente peinado en dos trenzas. Solamente los pomúlos
prominentes, que acusaban su relieve aun sobre sus carrillos mofletudos,
denotaban su parte de ascendencia indígena. A pesar de que el género de su
actividad diaria, manejando frutas; no le permitía estar limpia de manos y de traje,
vestía con cierto relativo lujo. Su polleras eran de telas finas y costosas, la
chaqueta era casi siempre de seda sobre la que invariablemente llevaba un
magnífico chal de vicuña, "prendido" sobre el hombro izquierdo con un enorme
gancho de oro de cuya cadena pendía una bellísima perla neta. Más que cubrir, se
equilibraba sobre su cabeza un sombrero "Borsalino" cuya problemática
estabilidad era conservada mediante constantes movimientos de cabeza, sin que
fuera necesario emplear en ello las manos".
Los cambios sufridos en su traje tiene mucha relación con los que observan las
mujeres vestidas a la europea. El más notorio es el largo de la saya, fotografías
del siglo pasado presentan a la chola con la saya a ras del duelo, botines de medi
caña y mantas gruesas sobre los hombros. A principios del siglo, la chola
suspende la altura de su pollera hasta los tobillos y sistemáticamente continúa
acotándola, hasta que en el año del centenario de la república, el traje de la chola
tenía en la altura de la saya un punto afin con el de la mujer de clase burgesa:
había suspendido exactamente a la rodilla, usando entonces las famosas y
coquetas botas que les cubrían media pierna. Con tal corte su figura adquiere
donaire, contoneo en el caminar y belleza en la confección, porque deja las telas
burdas para utilizar sedas y brocatos a cual más costosas.
Calzaban las cholas botas de media caña, con tacón alto y abotonadura a los
lados. En las partes delanteras, ojetillo de adorno que remataban con pequeñas
borlas. Tenían colores peculiares: para uso diario, negras o color paja, y en las
fiestas las famosas botas color champan, dorados o blancas. Las piernas cubrían
con medias de seda japonesa color carne, o sean rosadas tirando a rojo. La
escarcela era la cartera, de mayor tamaño que las ordinarias: las colgaban de un
brazo y les servía para guardar dinero. En la mayoría de los casos dicha prenda
era distintivo de las cholas ricas o de cierta posición social.
Lo que más cuidaban de lucir eran las joyas, trabajadas solamente en oro, perlas
netas y diamantes. Los pendientes de suma calidad artística por la forma se
llamaban, faluchos, filigranas, carabanas o rosquetes. Los prendedores de fina
orfebrería y los anillos, innumerables en todos los dedos. Siempre fue para ella
motivo de orgullo el mayor número de joyas que lucía.
Una chola bien trajeada tiene donaire, y solo ella puede dar el vaiven peculiar a
sus polleras cuando se contonea al camina. Al respecto en parla popular se decía:
es una chola bien kallallquiri, cuando hacia fru frú con el almidonado de sus
centros y polleras.
Psico Kullawada
Mimula
La Mimula tiene mucho en común con los Suris y otros bailes. Además es
conocida con otros nombres en varias regiones como ser Jacha Sikuris o Suri
Siku. La Mimula solamente es ejecutada por las mujeres ya que los varones
cumplen la función especifica de interpretar el instrumento, ellas acompañan el
ritmo con un paso que se asemeja al pisoteo o un zapateo suave. La mimula usa
sicus de 13 cañas de escala contínua, es decir que en un solo siku esta la escala
completa.
Pujllay
Las características del vestuario de las mujeres son variados, el tocado del
sombrero tiene forma de guerrero kolla de la época de la colonia, luego lleva una
chaqueta negra, pantalón capaneado destacando la parte del botapié que es de
color blanco se denomina "armilla", también llevan una chalina que esta
caracterizada por dibujos que se refieren a su tradición histórica y tiene un largo
aproximado de tres metros por cuarenta centímetros.
Sikuris
Sikuri, es una voz aymara que significa soplador de sicu a zampoña, es decir que
un sicuri es el artista que ejecuta la zampoña o sicu. En sus principios esta danza
estuvo compuesta de "sicuris" solamente de varones, pues para la mujer aymara
es "tabú" ejecutar o tocar el sicu, ellas en grupos de 3 a 8 solamente
acompañaban al grupo de 14 sicuris.
Vestuario
La indumentaria que utilizan en esta danza, varia ligeramente entre las
comunidades del cantón Italaque y más aun con los sicuris de otros pueblos, se
deben destacar los siguientes:
Varones:
Condor
Xilacata (Jilacata)
Sicuris de fila izquierda
Sicuris de fila derecha
Danzarines
Mujeres:
Mamatallas
Danzarines
Instrumentos nativos
Zampoñas
Pututu
Bombo
Los alférez son los que se encargan de distribuir la bebida y las wawaimillas son
quienes miden los excesos o alientan a que la pelea se haga más intensa.
Concluido el tínku vencidos y vencedores se dan la mano y se unen a los bailes y
danzas propias de la fiesta, en caso de fallecer un contrincante el ritual señala que
habrá una temporada de prosperidad en los sembradíos y cosechas de la comuna.
Vestimenta
Los Layme tienen una montera más pequeña y semi redonda de color café y
negro, llevan plumas de colores de la wipala, en el contorno de la montera llevan
un chuspi delgado de colores con figuras y signos de la naturaleza.
Las chaquetas que llevan son de color anaranjado, violeta y rojo en vertical, todo
es llantío en la punta de la manga llevan un borde negro con signos característicos
de las constelaciones.
Mientras que los Jukumaris llevan una montera gris ovalada, con plumas de suris
de color oscuro, llevando en el contorno de la misma una faja muy diferente al del
otro ayllu.
Los Sipayas llevan los mismos adornos que los característicos del ayllu, tienen un
sombrero realizado en lana de oveja con bordes de color negro y una serie de
plumas.
Mitos y Leyendas
Los Dialos
El Mojon con cara
Diablos Rojos
Hasta mediados del siglo XVIII la calle hoy denominada republiquetas era de las
mas apartadas y menos concurridas del vecindario que había en esta ciudad.
Las viviendas edificadas sobre ambas aceras no seguían una tras de otra sino con
la breve separación de solares vacíos separados de la vía publica por cercos de
cuguchi o follaje de lavaplatos.
Hacia la primera cuadra y con frente a la acera norte de dicha calle vivía por
aquella época una moza en la flor de la edad bonita, graciosa y llena de todos los
atractivos. Su madre la mimaba y la cuidaba mas que a la niña de sus ojos.
Reservándola en mente para quien la mereciera por el lado de los bienes de
fortuna, la buena posición y la edad del sereno juicio.
Pero sucedió que la niña puso sus ojos y luego el corazón en un mozo que, aparte
de buena estampa y desenvueltos ademanes, nada mas tenia a la vista.
Cuando la celosa mama se hubo dado cuenta de que el fulano rondaba a su joya
viviente, redoblo la vigilancia sobre ella a extremos de no dejarla salir un paso.
Pero el galán resulto tan enamorado como paciente y tan firme como tenaz en
conseguir el logro de sus ansiedades amorosos. Desde por la mañana hasta por la
noche, ahí estaba en la esquina, plantado y enhiesto, a la espera de que su
amada asomase al corredor o siguiera a la puerta, para cambiar con ella algún
tiroteo de miradas o recibir su dulce rociada de una sonrisa.
Por aquellos felices tiempos del rey había en todas las esquina recios troncos de
cuchi, al ras de las aceras, para proteger las casas de los encontrones de un
carretón o servir de señal para la línea de lo edificado. Se les daba corrientemente
el nombre de mojones.
Con el filoso trazao que llevaba al cinto, como todos los gañares de su tiempo y
condición, empezó a labrar el duro palo, con miras a darle en la parte superior de
una cabeza humana. Como disponía de sobrado tiempo, hizo en ello cuanto pudo.
Una madrugada de esas, advirtió la mama, con el natural sobresalto, que la niña
había desaparecido de la casa, creyendo hallarla en palique con el aborrecido,
corrió a la esquina. Pero la mimosa no estaba ahí, ni en la otra, ni en las demás
esquinas, ni en parte alguna de la ciudad. Paloma con ansias de volar, había
alzado el vuelo con el palomo de la noche anterior.
Pero quedaba en la esquina el mojón con la cara que la paciente mano del galán
había tallado en sus horas de amante espera.