cerradas. Entramos en octubre, mes de definiciones en algunas áreas de la vida política del país, como el Presupuesto Nacional. Han circulado algunas informaciones acerca del mismo, pero escasas. Este Presupuesto se caracteriza por su discusión a puertas cerradas en el Parlamento, tal vez más que los anteriores. Promesas, discursos generales, slogans, es lo que mayormente ha circulado en la prensa. El famoso 4,5% para la Educación sigue incluyendo otros rubros además de ANEP y UDELAR, tales como INAU pero también la “Educación” Militar y Policial que giraban anteriormente en la órbita de los respectivos Ministerios. Esto además, se consagra en la Ley de Educación. Pero lo que interesa resaltar es que no habrá mensaje complementario del Poder Ejecutivo en materia educativa para este Presupuesto. No se atienden los reclamos sindicales ni de los gremios estudiantiles. Pero sí se negocia y conversa con los militares cuando se quejan de que el Poder Ejecutivo pretende achicar las FFAA, y eso iría acompañado de una reducción presupuestal. En este marco, las FFAA han logrado moverse como corporación en forma efectiva. Presionan al gobierno por varios lados, desde lo presupuestal y desde sus funciones. Pero también salen actores políticos de primer orden a cuestionar algunas cosas y de paso, respaldar a las FFAA. Es el caso de Pedro Bordaberry, quien fustigó el intento del gobierno de anular la Ley de Caducidad por vía parlamentaria, argumentando que dicha ley ha sido ratificada dos veces por el pueblo uruguayo. Nos escupe en la cara con su lascivia fascista. No sólo defiende a quienes como su padre torturaron y asesinaron al pueblo, sino que deja en pie las garantías para repetirlo en el futuro. Y carga los problemas de “inseguridad” sobre los menores. Se castiga a un niño –que consumido por la pasta base y el hambre sale a cometer un asalto- y se exige la inocencia para quienes secuestraron niños, asesinaron a sus padres, torturaron a miles de uruguayos y compañeros de la región, a quienes participaron del Plan Cóndor… Sigue abierta la herida, no cierra, no cicatriza, cada vez se abre más. Y no es un tema del pasado. Si queda sin solución, está en juego el futuro de nuestra sociedad. La derecha hace esta jugada porque sabe que el gobierno es sensible a estas presiones. Sabe que cede. Pero los números siguen cerrando: el Producto Bruto Interno crecerá y seguirá creciendo, según las proyecciones; la inflación será menor al 7% se estima. Pero hay cosas que no cierran: se hablan de fabulosas inversiones que no aparecen, al menos por ahora. Aparecen “puchos”: se largó al mar la barcaza para ANCAP, hay otra más para construir más un remolcador, pero no hay una proyección de trabajos seria. Salvo éstas inversiones de ANCAP, el resto de las inversiones esperadas son privadas, y de carácter multinacional. En clave de Plan IIRSA. O sea, para saquear nuestros recursos. Pero hay una nota nueva: el Presidente de la República pidiendo al PITCNT resolver su discusión interna respecto al paro de 24 horas de octubre y al sindicato bancario (AEBU) para que los trabajadores del BANDES acepten las jubilaciones anticipadas. Una suerte de “consejero externo” parece ser el Presidente respecto al movimiento sindical. Lo que busca es condicionar al movimiento sindical desde sus oratorias diarias en la radio, de poner elementos arriba de la mesa “de costado”, como se dice comúnmente. Lo cierto, en definitiva, es que hay un consenso general acerca de la “inseguridad” y de cargar todas las tintas allí para evitar hablar de los reales problemas: los bajos salarios, las condiciones de trabajo y de vida en general, de la Educación, de la pobreza, del hambre que sigue existiendo… Todos los días el morbo en cada uno de los informativos alentando la justicia por mano propia, incluso cuando comerciantes disparan por la espalda a niños, luego de cometido el asalto. Esa incitación es la base para justificar cualquier cosa: una represión, un golpe de Estado, etc. Es que sobre el tema seguridad gira gran parte del discurso reaccionario, de su ampliación en el espectro social y su intención es generar la sensación de que la inseguridad ha copado todo. Entonces, más policías, más cárceles, más cámaras de vigilancia, más represión. Pero el reverso de la moneda es el asesinato del joven mecánico en Pirlápolis. Fue un fusilamiento, fue “gatillo fácil”. No fue un policía “sacado de sí”; es la misma lógica que operó en el asesinato de la cárcel de Rocha. Es la veta más abyecta, más asquerosa del sistema represivo. Nos están diciendo que la vida de los de abajo nada vale, que están en manos de quienes detentan el uso legal de la fuerza. Desde estas páginas nuestro repudio a estos hechos y nuestra solidaridad con familiares y amigos. Este tipo de cosas no deben contar con el consenso de nosotros, de los de abajo. Allí hay mucha tarea militante para realizar.