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5. El nuevo contexto del siglo XXI Sin embargo, la llegada del siglo
XXI nos coloca frente a un nuevo contexto, que importa un cambio
sustancial de las circunstancias que dieron lugar a la reformulación del
pacto que se gestó a lo largo del siglo XX y obtuvo su marco normativo
constitucional recién con la reforma de 1994. Entre las circunstancias
que caracterizan al nuevo contexto es necesario destacar: 1) La crisis
del Estado intervencionista en todo el mundo y la marcada tendencia a
la descentralización de las funciones estatales, que produjo un notable
achicamiento de las funciones y responsabilidades que había asumido
el gobierno central, tanto como consecuencia de la progresiva
privatización de servicios y funciones, cuanto por el proceso de
provincialización y municipalización de éstas, que en nuestro país se
viene desarrollando a partir de la década de 1980 y en virtud del cual,
gran parte de los servicios y funciones que continúan a cargo del
Estado ha sido transferida a las provincias y municipios. 2) El modelo
de país encerrado en su mercado interno se ha tornado inviable como
consecuencia de la globalización. Por otra parte, a partir del 2002 y
como consecuencia de la política cambiaria adoptada por el gobierno
central a partir de la caída del régimen de convertibilidad de la
moneda, parece advertirse en gran medida un retorno al modelo de
país agroexportador. Aquel con “la próxima cosecha” superaba las
crisis económicas y ello ha permitido al gobierno central hacerse de
una nueva y formidable fuente de ingresos con las denominadas
“retenciones agropecuarias”, que en definitiva no son otra cosa que
impuestos externos, que le corresponden en forma exclusiva al
gobierno federal y, por ende, no son coparticipables. Esta nueva y
cuantiosa fuente de ingresos ha generado, como es de público
conocimiento, un fuerte y sostenido superávit fiscal federal pero, como
contrapartida, la nueva política económica y cambiaria nos muestra a
fiscos provinciales que, de no contar con ingresos provenientes de
regalías, languidecen día a día, porque sus tributos de recaudación
propia no se actualizan automáticamente con el avance de la inflación.
Es decir que el llamado “impuesto inflacionario” tampoco es
coparticipable. Por eso es cierto que, como se ha afirmado, los
ingresos fiscales nacionales están “dolarizados”, mientras que los
ingresos fiscales provinciales están “pesificados”.
1 Esta idea está desarrollada con mayor amplitud en el libro de mi autoría titulado Provincias y
Nación, Buenos Aires, Ciudad Argentina, 1996, cap. 1. 2 Horacio Daniel PIOMBO, Teoría general y
derecho de los tratados interjurisdiccionales internos, Buenos Aires, Depalma, 1994, pág. 18. 3 F.
PI Y MARGALL, Las nacionalidades, 3ª ed., Madrid, Imprenta de Enrique Rubiños, 1882, pág. 446.
4 Se alude al acuerdo suscripto el 12 de agosto de 1992, ratificado por ley 24.130, generalmente
conocido como “Pacto Federal Fiscal” y al que se suscribiera el 12 de agosto de 1993, denominado
“Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento” y conocido como “Segundo Pacto
Fiscal Federal”. 5 Esto ocurrió en 1866, bajo la presidencia de Mitre, al agregarse entre las
atribuciones del Congreso la de establecer impuestos a las exportaciones, y en 1994, con las
modificaciones introducidas en los incs. 2 y 3 del art. 75. 6 Esta idea está desarrollada con mayor
amplitud en Provincias y... cit., cap. 3. 7 Adviértase que la reforma de 1860 eliminó del texto de la
Constitución Nacional, salvo la mención que conserva en el art. 35, la palabra “Confederación”,
sustituyéndola por “Nación”. Así el “Presidente de la Confederación”, pasó a ser el “Presidente de
la Nación”, el “Congreso de la Confederación”, pasó a ser el “Congreso de la Nación”, la “Corte
Suprema de Justicia de la Confederación” pasó a ser la “Corte Suprema de Justicia de la Nación”,
etc.. 8 Pedro J. FRÍAS, El comportamiento federal en Argentina, Córdoba, Academia Nacional de
Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, 1964, pág. 11. 9 Juan FERRANDO BADÍA, “El
pensamiento político de Pi y Margall: las claves de su sistema”, en Estudios en Homenaje al Prof.
Diego Sevilla Andrés”, Universidad de Valencia, pág. 403.