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IDENTIFICAR LAS APLICACIONES PRACTICAS DE LOS SATÉLITES

ARTIFICIALESY LA PROBLÉMATICA PLANTEADA POR LA BASURA


ESPACIAL QUE GENERAN.

1.-Señalar y comentar las aplicaciones de los satélites de comunicaciones y el GPS.

2.-Explicar la aplicación de los satélites meterológicos a la predicción del tiempo.

3.-Comentar y valorar los problemas que plantea la basura espacial.

SÁTELITES CIENTÍFICOS: Tienen como principal objetivo estudiar la tierra: superficie, atmósfera
y entorno.

SATÉLITES DE COMUNICACIONES: Para la difusión directa de servicios de televisión y radio,


telefonía y comunicaciones móviles

SATÉLITES DE METEOROLOGÍA: Son aparatos especializados que se dedican exclusivamente a


la observación de la atmósfera en su conjunto.

SATÉLITES DE NAVEGACIÓN Desarrollados originalmente para marcar el rumbo de misiles,


submarinos, bombarderos y tropas, ahora se usan como sistemas de posicionamiento global .

8. SATÉLITES MILITARES Son aquellos que apoyan las operaciones militares de ciertos países,
bajo la premisa de su seguridad nacional .

9. SATÉLITES DE TELEDETECCIÓN Permite localizar recursos naturales, vigilar las condiciones


de salud de los cultivos, el grado de deforestación, el avance de la contaminación en los mares
y un sinfín de características más.

https://es.slideshare.net/Sanoh17/los-satlites-y-sus-aplicaciones

USO EN TELEFONÍA Y TELEVISIÓN: En una primera fase, los satélites nacionales


estadounidenses se utilizaron principalmente para comunicaciones telefónicas de larga
distancia; las transmisiones televisivas aparecían sólo esporádicamente. En 1975. Un servicio
estadounidense de televisión de pago, con menos de 60.000 abonados, anunció que utilizaría
un satélite nacional para distribuir sus programas a las redes de TV vía cable de todo el país. El
30 de septiembre de 1975, Home Box Office Inc. (HBO) distribuyó a redes vía cables afiliados,
de Florida y Mississippi, la retransmisión en directo del encuentro de boxeo, válido para el
campeonato mundial de los pesos pesados, entre Muhammad Allí y Joe Frazier.

USO EN METEOROLOGÍA: Aunque las imágenes del tiempo proporcionadas por el Meteosat
aparecen todos los días en las televisiones europeas, la mayoría de nosotros no nos damos
cuente de hasta qué punto dependemos de las previsiones meteorológicas precisas.
Solamente en términos de ahorro de recursos, la contribución de la meteorología europea es
considerable.

La importancia de la meteorología en muchos campos de la actividad humana hizo


comprender rápidamente a Europa que, para las previsiones del tiempo, no era posible
depender de otros países. Así, uno de los primeros empeños de la Agencia Espacial Europea
fue precisamente lanzar satélites meteorológicos.

El primero de la serie fue puesto en órbita en noviembre de 1977. Se trataba del Meteosat-1,
seguido del Meteosat-2 en junio de 1981. El Meteosat-3 fue llevado al espacio en junio de
1988; en marzo de 1989 le tocó el turno al Meteosat-4, llamado también MOP-1; en marzo de
1991 partió el Meteosat-5 o MOP-2 y, en noviembre de 1993, el Meteosat-6 o MOP-3.
Actualmente, tres de ellos todavía están en activo: el MOP-1, el MOP-2 y el MOP-3, que giran
alrededor de la Tierra a 36.000 km de altura en órbita geoestacionaria.

Constituyen la familia más numerosa, si se exceptúa la de los utilizados con fines militares. Ello
es así por varias razones: en primer lugar, el espacio que circunda la Tierra es poco conocido;
desde muchos puntos de vista interesa conocer la distribución de las radiaciones que abarcan
toda la gama del espectro, desde los rayos X a las ondas de radio, meteoritos, capas ionizadas,
campos magnéticos de origen no sólo terrestre, sino también solar e interplanetario, etc.

Algunos satélites han sido diseñados para obtener información sobre diversos aspectos
relacionados con nuestro planeta: las capas ionizadas que lo rodean, la densidad y
composición de la alta atmósfera, la intensidad de la radiación térmica recibida por la Tierra y
el porcentaje que vuelve al espacio al reflejarse en las nubes o en la superficie, la confección
de un mapa del campo magnético en torno al planeta, la naturaleza y energía de las partículas
que componen los cinturones de radiación, características de la ionosfera en cuanto a
transparencia a diversas frecuencias de radio, etc.

A INVESTIGACIONES ASTRONÓMICAS: Sobre todo en el campo de la radioastronomía. A este


respecto, los satélites artificiales son muy útiles, ya que las radiaciones de determinadas
longitudes de onda de procedencia interplanetaria son filtradas por la atmósfera y no pueden
ser captadas por los radiotelescopios instalados en la superficie terrestre. Por tanto, la única
manera de detectarlas es instalando equipos receptores por encima de la atmósfera.
Ø ESTUDIO DEL SOL: las tormentas que a veces se desencadenan en la fotosfera, la evolución
de las manchas solares y el “viento solar” o chorro de partículas subatómicas que
continuamente son emitidas por nuestra estrella. También los hay especializados en la
fotografía estelar, no ya en la gama de la luz visible, sino en la del ultravioleta, gran parte de la
cual es retenida por la atmósfera. En cambio, los observatorios en órbita terrestre nunca se
emplean para fotografiar planetas; es mucho más provechoso recurrir a sondas
interplanetarias que sobrevuelan el objetivo a poca distancia, obteniendo imágenes mucho
más detalladas.
Ø USO COMO G.P.S.: El Global Positioning System es una red de satélites que identifica con
extrema precisión cualquier posición, y gracias a la cual es imposible perderse. Hasta no hace
mucho, todo aquel que se aventuraba en pleno océano sólo disponía para calcular su posición
de la observación de las estrellas o del uso de la brújula y el sextante. Ahora, gracias a la
moderna tecnología de los satélites, es posible efectuar esta operación de un modo más
sencillo.

Con la simple presión de un botón de un pequeño instrumento portátil, el Global Positioning


System (Sistema de Posicionamiento Global), podemos determinar nuestra posición con un
error de pocos metros. Esta tecnología va destinada a pilotos, marinos, alpinistas y a cualquier
individuo que desee o deba conocer su propia posición con un margen de error muy pequeño.

El empleo de satélites para la navegación o la determinación de localizaciones no son nuevo.


En 1959, la Marina militar norteamericana lanzó su primer satélite Transit para uso de los
submarinos lanzamisiles Polaris y de los buques de combate de superficie; este sistema
permitía determinar la posición con un error de 150 metros.

El Global Positioning System es todavía más preciso. Establecido y controlado por las fuerzas
armadas estadounidenses, utiliza una red de 24 satélites Navstar, 21 de los cuales están en
activo y tres son de reserva, colocados en seis planos orbitales que se cruzan a una altura de
20.000 km. El primero de estos satélites fue lanzado en 1978, pero el sistema no llegó a ser
operativo hasta 1987, cuando hubo en órbita 12 satélites; en diciembre de 1993, la red quedó
completada.

REGISTRO DE METEORITOS: Desde los primeros años de la investigación espacial, uno de los
puntos de estudio más importantes fue investigar acerca de la abundancia y distribución de
micro-meteoritos en las proximidades de la Tierra. Estos son partículas que en general no
superan el milímetro de diámetro y que, moviéndose a enormes velocidades, a veces entran
en la atmósfera terrestre, donde la fricción del aire los desintegra.

Al principio se exageró mucho acerca del peligro que los meteoritos representarían de cara a
futuros viajes espaciales tripulados. Hoy se sabe que las partículas de más de un milímetro de
diámetro son muy raras, tanto que una nave podría permanecer en el espacio durante años sin
encontrar ninguna en su camino. En cuanto a los granos de polvo cósmico, aunque más
abundantes, tampoco ofrecen motivo de preocupación. Por lo general se volatizan al chocar
contra las paredes del vehículo, por muy delgadas que éstas sean.

En 1965 se lanzó el primero de los grandes satélites Pegasus, destinados exclusivamente al


estudio de los meteoritos, listaban equipados con unas grandes “alas” constituidas por más de
doscientos elementos sensores: dos láminas de cobre o aluminio separadas por una de
material aislante, con lo que formaban otros tantos condensadores eléctricos, cargados a una
tensión de 40 voltios. Cada vez que un meteorito atravesaba una de tales células, el calor
desarrollado en el impacto vaporizaba parte del metal y el aislante, estableciendo un
momentáneo corto circuito entre las dos láminas. A continuación, el condensador se
descargaba y transmitía a In Tierra la correspondiente señal. Una vez disipado el vapor, el
condensador volvía u cargarse y quedaba en disposición de registrar nuevos choques.

Durante su primer año de funcionamiento, y por metro cuadrado de superficie sensible,


el Pegasus 1 detectó 57 partículas con energía suficiente para atravesar 37 milésimas de
milímetro de aluminio; cinco en sus células de 2 décimas de milímetro y sólo dos en las de 4
décimas. MEDIDA DE LAS RADIACIONES: La radiación es una forma de energía que se
encuentra en el espacio en múltiples formas. La luz corriente es radiación; las ondas de radio,
los rayos X e incluso el calor emitido por un cuerpo a cualquier temperatura también lo son.
Todas ellas se agrupan bajo la denominación común de “radiación electromagnética”; el único
factor que permite diferenciarlas es su frecuencia o longitud de onda.

En cuanto a la medición de las radiaciones ultravioletas e infrarrojas, existen dispositivos


fotoeléctricos sensibles a diferentes bandas de frecuencias, de modo que resulta muy fácil
seleccionar la que se desea estudiar. Ciertos tipos de satélites disponen de mecanismos de
orientación para mantener tales sensores continuamente dirigidos hacía la fuente de
radiación, por lo general el Sol o la propia Tierra.

Ø ESTUDIO DEL MAGNETISMO: El campo magnético que rodea nuestro planeta es el resultado
de la superposición de varios campos de origen diverso: el propio campo magnético terrestre,
el solar y el de origen galáctico, que en conjunto originan un cuadro de enorme complejidad,
sujeto, además, a incesantes variaciones.

Por lo general, los magnetómetros de que van provistos los satélites artificiales son
instrumentos tan sensibles que pueden ser perturbados incluso por las corrientes eléctricas
que circulan por los equipos de a bordo del satélite o por sus piezas metálicas. Por tanto, los
dispositivos sensores se mielen situar en el extremo de largas pértigas que se despliegan
automáticamente al entrar en órbita.

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