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SOCIOLINGÜÍSTICA
Gabriel Martínez Cortes Y David Andrés Gómez Rojas
Bogotá D.C / 25 de febrero de 2019
1. Introducción
El gran chaco, un territorio de bosques secos, en su mayoria, de aproximadamente
1.000.000 km2 ubicado entre Argentina, Paraguay, Bolivia y, una muy peña parte, en
Brasil, es la segunda zona boscosa más importante de sudamérica después del amazonas. El
quebracho blanco, esparcido por la mayor parte de su territorio, es una de sus características
principales como ecosistema, así como su enorme diversidad de flora y fauna, las plantas
espinosas de hojas coriáceas, las maderas robustas y duras; y el agua algo limitada. Es
un territorio con un clima un tanto árido, pero su tierra es particularmente fértil y
productiva, llegando incluso, en algunos casos, a ser más fértil que la del amazonas. Este
hecho la ha convertido en objeto de gran interés para terratenientes y multinacionales que
han explotado las tierras de este territorio con monocultivos de caña, algodón, soja, entre
otros, deteriorandola y alterando el hábitat de las diversas especies de plantas y animales
que allí se pueden encontrar. Reviste una especial importancia para cronistas, misioneros,
lingüistas y antropólogos desde hace más de un siglo por cuenta de su diversidad
demográfica, lingüística y cultural. Decenas de pueblos indígenas han habitado en el Chaco
durante siglos, por lo que el multilingüismo y el contacto permanente de lenguas no
emparentadas caracterizan la situación sociolingüística de la región. Como consecuencia de
siglos de convivencia, los grupos indígenas chaqueños presentan características
cosmológicas, socioculturales y lingüísticas semejantes. Más aún, para especialistas como
Cristina Messineo (2010) y Bernard Comrie et al. (2010), los fenómenos de contacto
lingüístico en el Chaco son de especial atención, ya que las lenguas chaqueñas han
influenciado mutuamente sus códigos a nivel fonológico y morfosintáctico, incorporando
rasgos gramaticales entre sí, llegando a presentar perfiles tipológicos similares a pesar de
no estar emparentadas filogenéticamente. Para Messineo y especialmente para Comrie et
al., este fenómeno lingüístico puede explicarse teniendo en cuenta el prolongado contacto
geográfico, sociocultural y lingüístico entre los pueblos chaqueños, factores que
configuraron la región como un área lingüística (Comrie et al., 2010; Golluscio & Vidal,
2010).
El presente texto se propone, en primer lugar, revisar la especial situación sociolingüística
de la región del Chaco y, en segundo término, dar cuenta de las evidencias que presentan en
sus investigaciones Messineo y Comrie et al. para demostrar la mezcla de códigos
lingüísticos en las lenguas chaqueñas.
Enlhet-enenlhet o -angaité
Maskoy -guaná o vaná
-enlhet
-enxet Paraguay
-sanapaná
-toba-enenlhet o toba-maskoy
4. Conclusiones
Tanto Messineo (2010) como Comrie et al. (2010), han presentado evidencias suficientes
para demostrar la mezcla de códigos lingüísticos en las lenguas del Gran Chaco. Frente a la
pregunta de por qué lenguas pertenecientes a familias lingüísticas distintas presentan un
perfil tipológico similar, encontramos que ambos están dispuestos a otorgarle al contacto un
gran peso. Por su parte, Messineo (2010, p. 119) admite que puede haber otros factores
involucrados como la filiación genética o la experiencia compartida, y que la convergencia
de rasgos estudiados como el orden de los constituyentes puede deberse a tendencias
tipológicas. Sin embargo, también es claro que algunos de estos fenómenos, por sus
características semánticas y pragmáticas, como la clasificación nominal, la deixis y la
negación, estén más ligados a factores culturales, ecológicos y de la manera en que los
hablantes organizan la experiencia. Por otra parte, estas categorías presentan rasgos muy
inusuales poco documentados en lenguas del mundo, de forma que, por ambas razones, la
similitud puede atribuirse al contacto histórico entre las lenguas a través de interacciones
socioeconómicas, así como al entorno cultural y ecológico de los hablantes. Comrie et al.
(2010, p.125), por su parte, reitera la hipótesis del área lingüística, atribuyendo los
fenómenos documentados al contacto en el área lingüística. Concluye que esta se
conformaría por un área núcleo constituido por las lenguas mataco-mataguayas y
guaycurúes, y una periferia ocupada por el vilela y el tapiete, esto con base en el análisis se
los resultados que demuestran una mayor cercanía entre las lenguas de las familias
mencionadas (pilagá, wichí), lo que está en consonancia con los descubrimientos de
Messineo (el toba y el maká pertenecen a esas familias).