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El art. 43 cita los casos más comunes de representantes legales de una persona: el padre o
madre, el adoptante o su tutor o curador.
Este art. 43 no es taxativo, puesto que hay otros representantes. Así, en las ventas forzadas
que se hacen por decreto judicial a petición de un acreedor, en pública subasta, la persona
cuyo dominio se transfiere es el tradente, y el juez su representante legal (art. 671); en las
enajenaciones que se hacen en una partición por conducto del partidor, se considera a éste
representante legal de los vendedores y en tal carácter debe suscribir la correspondiente
escritura (art. 659).
2.- Representación voluntaria: Es aquella que emana de la voluntad de las partes. Puede
tener su origen en el contrato de mandato o en el cuasi contrato de agencia oficiosa (art.2286).
Requisitos de la representación
1.- Declaración de voluntad del representante.
2.- Existencia al contratar de la contemplatio domini, y
3.- Existencia de poder.
1.- El representante debe declarar su propia voluntad, ya que es él quien contrata, como
lo dice el art.1448: es él quien ejecuta un acto a nombre de otra persona.
El problema se plantea en relación a determinar si quien concurre a la celebración del acto
debe ser plenamente capaz.
La doctrina y la jurisprudencia estiman que basta que el representante tenga capacidad
relativa, pues el acto no va a comprometer su patrimonio, sino del representado, y la
capacidad plena se exige cuando se comprometen los propios derechos. Por eso, los
relativamente incapaces pueden ser mandatarios (arts. 1581 y 2128).
Tratándose de la representación voluntaria, la que sólo puede emanar del mandato, hay que
distinguir dos casos:
a.- celebración del contrato de mandato: si una de las partes es incapaz relativa debe cumplir
con las formalidades habilitantes.
b.- acto que realice el mandante: no es necesario que se cumpla con las formalidades
habilitantes.
2.- Contemplatio domini. El representante ha de manifestar de un modo inequívoco su
intención de obrar en nombre y por cuenta de otro, y que la persona que contrata con el
representante, si el acto es bilateral, participe de esa intención.
La contemplatio domini significa que el negocio no es para sí, sino para el representado. Es
indiferente que la doble intención (la del representante y la del sujeto con quien se contrata)
sea expresa o tácita.
No es necesario que se manifieste el nombre del representado, basta que se obre a nombre
de otro.
3.- El representante tiene que tener poder de representación. Esto es, la facultad dada
por la ley o la convención para representar. Es lo que dice el art. 1448 y ratifica el art. 1160:
Lo que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella o por la ley para
representarla.
Efectos de la representación
Todos los actos que el representante ejecute dentro de los límites del poder de representación
serán oponibles al representado. Pero si excede su poder de representación, los actos serán
inoponibles al representado. Lo mismo sucede cuando el representante ejecuta actos
habiéndose extinguido su poder de representación.
Hay ciertos casos en que actuando incluso el representante con su poder extinguido, sus actos
pueden obligar al representado, como sucede cuando ha ignorado la extinción del mandato y
contrata con terceros de buena fe (art. 2173).
La ratificación
Cuando el que se da por representante de otro sin serlo realmente o cuando se extralimita en
sus poderes el representante verdadero, el representado, en general, no queda afectado por
el contrato concluido sin su poder o más allá de éste. Pero nada impide que el representado
voluntariamente apruebe lo hecho por el representante y recoja para sí los beneficios y las
cargas del contrato. Este acto del representante se denomina ratificación, la que nada tiene
que ver con la ratificación como medio de sanear la nulidad relativa de un acto.
De esta manera, se define a la ratificación como un acto jurídico unilateral en virtud
del cual el representado aprueba lo hecho por el representante o lo que éste hizo
excediendo las facultades que se le confirieron.
Características de la ratificación
- Si el acto por ratificar es solemne, la ratificación también deberá ser solemne y deberán
llenarse las mismas solemnidades que la ley exija para ejecutar el acto de que se trata.
- Como la ratificación es un acto unilateral, declarada la voluntad en cualquiera de las formas,
la ratificación surte efectos, aun cuando no sea conocida y aun cuando no sea aceptada.
- Para que produzca sus efectos propios, basta únicamente la declaración de voluntad del
representado, porque los actos unilaterales son aquellos que para generarse requieren de la
manifestación de voluntad de una sola persona.
- La ratificación debe emanar necesariamente del representado, sus herederos o
representantes legales y, en todo caso, el que ratifica debe tener capacidad suficiente para
ejecutar el acto a que se refiere la ratificación.
- La ratificación puede hacerse en cualquier tiempo, aun después de la muerte de la otra
parte, del representante o del representado, si bien siempre debe emanar del representado o
de sus herederos, porque ella es independiente del contrato a que se refiere. El contrato
produce sus efectos, los que, si se quiere están en suspenso, esperando que el representado
los haga suyos.
- La ratificación una vez producida es irrevocable; no podría dejarse sin efecto por la sola
voluntad del interesado, aunque la otra parte no la haya aceptado o siquiera conocido.
- Sólo podría dejarse sin efectos por causas legales o de común acuerdo, porque los actos
jurídicos unilaterales (con excepción del testamento) no pueden dejarse sin efecto por la sola
voluntad de su autor. Si bien basta la voluntad de una sola persona para generar los actos
unilaterales, no siempre basta para dejarlos sin efecto; porque producen consecuencias en el
patrimonio ajeno, que no pueden ser destruidas por la sola voluntad del que las creó.
De esta manera se ha pronunciado la Corte Suprema En fallo de 1941 al expresar: no cabe la
revocación unilateral de la ratificación que ha producido efectos respecto de terceros.
Consisten en los derechos y obligaciones que el acto jurídico genera y estos efectos alcanzan,
por regla general, sólo al autor del acto o a las partes, porque él o ellas son los que con su
voluntad han creado el acto.
Para estudiar los efectos del acto jurídico hay que distinguir los efectos que producen entre
las partes y respeto de terceros.
El art.1545 contiene una imprecisión. Señala que el contrato no puede ser invalidado sino por
el consentimiento mutuo o por causas legales.
Nosotros que ya hemos estudiado la nulidad sabemos que ésta sólo se puede declarar por
sentencia judicial, las partes nunca lo pueden hacer, por lo tanto, en este articulo la ley empleó
mal la palabra invalidada, debió decir dejar sin efecto.
Sabemos que el acto o contrato puede terminar sea por consentimiento mutuo, resciliación o
mutuo disenso, siguiendo el aforismo que ―en derecho las cosas se deshacen de la misma
manera como se hacen‖ (regla general en materia patrimonial) o por cualquiera otra forma de
extinguirse las obligaciones (art.1567, entre las cuales se encuentra la declaración de nulidad),
por la revocación (mandato) o terminación (arrendamiento), la resolución, y en ciertos actos
la muerte (tratándose de los contratos intuito personae).
Los herederos son los únicos terceros que se van a ver afectados de todos los derechos y
obligaciones que haya contraído el causante.
b.- Terceros absolutos: son aquellos que no se ven afectados por actos jurídicos celebrados
por terceras personas y constituyen la regla general.
Excepciones:
1) Si el deudor comienza a ejecutar actos de enajenación de su patrimonio sabiendo el mal
estado de sus negocios y estando consiente de que con esos actos va a caer o agravar su
insolvencia, en este caso el acreedor tiene una acción llamada acción pauliana o revocatoria
por cuya virtud el acreedor puede pedir al juez que revoque o deje sin efectos los actos y
contratos celebrados con fraude de los acreedor. Este fraude se conoce como Fraude
Pauliano.
2) Disponen los acreedorres además de la acción oblicua o indirecta cuando el deudor
pudiendo incrementar su patrimonio no lo hace o se comporta negligentemente ya sea
remitiendo o condonando créditos o no ejerciendo las acciones a que tenía derecho para cobrar
esos créditos e incrementar su patrimonio.
3) Dispone además de la acción de simulación que es aquella que tienen los acreedores
cuando el deudor finge celebrar actos jurídicos para perjudicarlos.
Hay dos casos excepcionales en que la relatividad de los contratos se ve alterada:
Como se puede apreciar ese alumno no interviene en el contrato, incluso ignora que yo
contraté, de ahí que se estudie como una excepción al principio de relatividad o efecto relativo
de los contratos.