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El masculino genérico

De acuerdo con el precepto académico, «los sustantivos masculinos no solo se


emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también, en los contextos
apropiados, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la
especie sin distinción de sexos». Gramática, RAE, 2009.
Sucede en cada vez más foros que las mujeres son una mayoría. Esto pasa no solo en
reuniones y encuentros profesionales de muy diversa índole, sino también, por ejemplo,
en el deporte femenino, que cada vez cuenta con más presencia en los medios, o en la
composición de los distintos Gobiernos. Muchos hablantes sienten que, para recoger
convenientemente este hecho, el llamado masculino genérico se queda corto. Esto es,
que ante una mayoría, por ejemplo, de ministras lo más adecuado sería hablar de las
ministras del Gobierno, englobando con esta denominación a hombres y mujeres, en
lugar de hacerlo al revés.

La postura académica es clara a este respecto: en español el masculino es el género no


marcado.

En gramática un elemento no marcado es:

 el de sentido más general;


 el de distribución más amplia;
 el que se recupera por defecto cuando no hay morfemas específicos.

La Gramática explica que «los sustantivos masculinos no solo se emplean para referirse
a los individuos de ese sexo, sino también, en los contextos apropiados, para designar la
clase que corresponde a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos»,
como en El león es un animal cuyo hábitat hay que proteger. Por eso, el servicio de
consultas de la RAE explica que «los alumnos», en masculino, «es la única forma
correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de
alumnos varones».
La última Gramática académica ofrece principalmente dos motivos en defensa de este
masculino genérico:

 La economía lingüística: se considera que las alternativas, como desdoblar cada


apelación en dos géneros, son un circunloquio innecesario la mayor parte de las veces.
 La concordancia gramatical: ante soluciones como el desdoblamiento
sistemático, pasaría a ser mucho más complicada.

Sin embargo, más allá de recurrir siempre al desdoblamiento, algunas voces piden que,
si se habla, por ejemplo, ante un auditorio con una mayoría de mujeres, se apele a él en
femenino, haciendo de este género el no marcado; pero esta propuesta tiene el problema
de que puede acabar obligando al orador a llevar un recuento del número exacto de los
hombres y mujeres presentes, y no parece por tanto una solución muy práctica.
Lo cierto es que, en determinados contextos, algunos hablantes usan de forma
esporádica el femenino genérico: el año pasado, los medios se hacían eco de las
palabras del entrenador de la selección femenina de baloncesto. Sus «jugamos
contentas, jugamos tranquilas» causaban asombro en los medios: un hombre se incluye
en un femenino genérico en una muestra de habla tan espontánea como la de un
seleccionador hablando a sus jugadoras. Preguntado por ese femenino, respondía con
una lógica que para él era aplastante: «¡Pero si son todo mujeres y el único hombre soy
yo, que ni siquiera juego!».

En la Fundéu creemos que esos son los detonantes que empiezan a impulsar un
cambio gramatical en una lengua (más lentos, más complicados de alcanzar que
cualquier cambio ortográfico o léxico). Cuando estos usos se generalicen, cuando la
mayoría de los hablantes en su día a día, con naturalidad, entiendan que el femenino es
más adecuado que el masculino en algunas situaciones y lo empleen así, estaremos ante
un fenómeno mayoritario; este uso del femenino será un consenso tácito en la mente de
los hablantes. Y entonces la Gramática académica, notaria de la lengua, previsiblemente
registrará que el masculino ya no es la única forma correcta de referirse a un grupo
mixto.

TABLA RESUMEN

La norma A favor En contra Evolución

Los cambios gramaticales


son más lentos y
complicados que los
El masculino es el ortográficos o léxicos. No
género no marcado, es solo necesitan campañas o
decir, que «los detonantes aislados, sino
sustantivos masculinos que deben ser cambios
Se aduce que generalizados: cuando la
no solo se emplean
el empleo mayoría de los hablantes en
para referirse a los
sistemático su día a día, con
individuos de ese sexo, Economía
del naturalidad, entiendan que
sino también, en los lingüística.
masculino el femenino es más
contextos apropiados,
invisibiliza a adecuado que el masculino
para designar la clase
las mujeres. en algunas situaciones y lo
que corresponde a
todos los individuos de empleen así, estaremos ante
la especie sin un fenómeno mayoritario;
distinción de sexos». este uso del femenino será
un consenso tácito en la
mente de los hablantes. Y
entonces la Gramática
académica, notaria de la
lengua, previsiblemente
La norma A favor En contra Evolución

registrará que el masculino


ya no es la única forma
correcta de referirse a un
grupo mixto.

El femenino de cargos, puestos y profesiones

«La presencia de marcas de género en los nombres que designan profesiones o


actividades desempeañadas por mujeres está sujeta a cierta variación. La lengua ha
acogido, pues, en ciertos medios voces como "bedela", "coronela", "edila",
"fiscala", "jueza", "médica" o "plomera", pero estas y otras voces similaes han
tenido desigual aceptación, generalmente en función de factores geográficos y
sociales, además de propiamente morfológicos». Gramática, RAE, 2009.
¿Cuántos géneros tiene el español?

El género es una propiedad de los nombres y los pronombres que tiene efectos en la
concordancia con los determinantes, los adjetivos, los cuantificadores, etc. Los
sustantivos en español solo pueden ser masculinos o femeninos, pero los demostrativos,
los cuantificadores, los artículos y los pronombres personales pueden ser, además,
neutros: esto, eso, aquello; tanto, cuanto, mucho…; lo y ello.

¿Existe una correspondencia estricta entre el género y el sexo?

No. El género de los sustantivos no siempre se corresponde con el sexo biológico del
referente. Cuando el sustantivo se refiere a un ser animado, el género puede diferenciar
el sexo (león, leona); pero en el resto de los casos es una propiedad gramatical
independiente: la mesa es femenino, el tenedor es masculino.

¿Cómo se marca el género?

Para marcar el género hay distintas posibilidades:

 Morfemas: terminaciones como la -a (niña), -esa (abadesa), -isa (poetisa), -ina


(heroína), -era (cocinera), -ana (decana), - óloga (psicóloga), -ada (magistrada), etc.
 Raíces distintas: caballo, yegua (son los llamados heterónimos).
 Determinantes y otros elementos concordantes: el artista, la artista (se los
conoce como comunes en cuanto al género).

Además, están los sustantivos ambiguos, que se pueden usar en femenino o masculino
indistintamente (el mar, la mar), y los epicenos, que se refieren a un ser vivo de uno u
otro sexo con un único género, como el mosquito (mosquito macho/hembra).

Existen ciertas correspondencias

 La mayor parte de los sustantivos acabados en -a son femeninos: taza, silla,


niña, pero no faltan casos como clima, día o mapa.
 La mayoría de los acabados en -o son masculinos: cuaderno o puerto, pero
también hay femeninos como mano.
 Los acabados en consonante o en otras vocales pueden ser masculinos o
femeninos.

Los sustantivos de persona comunes en cuanto al género

Términos como el cónyuge / la cónyuge distinguen el género por la concordancia y no


mediante desinencias: su cónyuge está enferma/enfermo.

Los problemas se presentan especialmente con aquellos sustantivos comunes que


denotan profesiones, cargos, títulos, empleos o actividades. En la evolución de muchos
de estos nombres, el proceso habitual suele ser que los que tradicionalmente eran
masculinos pasen a ser comunes y de ahí a tener una forma femenina plena, sobre todo
aquellos que pertenecen a ámbitos a los que la mujer se ha ido incorporando
paulatinamente (el socio, la socio, la socia; el juez, la juez, la jueza; el obispo, la
obispo, la obispa, y muchos más).

Así pues, muchos de estos sustantivos que antes eran considerados comunes en cuanto
al género y que hacían el masculino en -o presentan hoy el femenino en -a: abogado,
árbitro, arquitecto, fontanero, ministro, etc.

La Gramática académica indica que «... se ha comprobado que la presencia de marcas


de género en los nombres que designan profesiones o actividades desempeñadas por
mujeres está sujeta a cierta variación, a veces solo desde tiempos relativamente
recientes. La lengua ha acogido, pues, en ciertos medios voces como bedela, coronela,
edila, fiscala, jueza, médica o plomera, pero estas y otras voces similares han tenido
desigual aceptación en función de factores geográficos y sociales además de
propiamente morfológicos».

En la Fundéu siempre hemos ofrecido la forma plenamente femenina de aquellos


cargos y profesiones que, de acuerdo con la morfología de nuestra lengua, pueden
tenerla. Recomendamos, por ejemplo, pilota, obispa o edila. Y lo hacemos siendo
conscientes de que tienen una aceptación irregular. Sabemos que a muchas personas
«les suenan mal», pero también sabemos que el hecho de que una palabra suene bien
o mal no es en sí un criterio lingüístico.

Los hablantes, al final, son quienes siempre deciden. En la Fundéu tratamos de que esa
sea una decisión informada entre opciones gramaticalmente válidas, correctas. Nuestra
labor es conseguir que la gente sepa que puede decir la juez y también la jueza, después
ya es cada hablante quien finalmente emplea una palabra u otra. Las que triunfen, las
que mayoritariamente se empleen, serán las que se quedarán y estarán vivas en el caudal
léxico de la lengua; las otras caerán por su propio peso en la evolución del español.

El femenino que designaba a la mujer de...

La Academia indica que «han desaparecido casi por completo los sustantivos femeninos
que designaban antiguamente a la esposa del que ejercía ciertos cargos (coronela,
gobernadora, jueza), y se han impuesto los significados en los que estos nombres se
refieren a la mujer que pasa a ejercerlos». Aun así, también indica que «se percibe
todavía en algunos sustantivos femeninos cierta carga depreciativa o minusvalorativa
que arrastran como reflejo de la cultura y de la sociedad en las que se han creado».
Muchos de esos sustantivos aún conservan esa acepción en el Diccionario académico,
pero suelen ir precedidas de una etiqueta que avisa de que hoy son poco usados.

En la Fundéu creemos que la mejor manera de que esas voces dejen de tener esa carga
peyorativa es usarlas con naturalidad en los contextos adecuados, emplear árbitra
cuando la jueza de un partido es una mujer, pilota cuando en el Dakar compite una
mujer, presidenta, ingeniera, médica o arquitecta cuando estemos ante esas
profesionales. Superar el chascarrillo fácil y emplear esos sustantivos femeninos con la
misma naturalidad con la que se emplean sus equivalentes masculinos.

La escala militar

La Gramática académica indica que «suelen ser comunes en cuanto al género los
sustantivos que designan grados de la escala militar». La RAE no recomienda la
soldada, señala que es común emplear las mujeres soldados y las soldados. En América
se documenta comandanta, generala, sargenta, tenienta, etc. Capitana es más frecuente
para la mujer que dirige una nave y un equipo deportivo, y sargenta, por ejemplo, figura
en el Diccionario académico con las acepciones de ‘mujer autoritaria’ y ‘corpulenta’.

Femeninos y nombres de disciplinas

Muchas personas sienten resistencia a formar determinados femeninos (música,


química, jardinera); los motivos son diversos, pero en ocasiones se señala el hecho de
que esas palabras «ya significan otra cosa». Música y química, en efecto, se emplean ya
para denominar sendas disciplinas, y una jardinera es un tipo de macetero.
Lingüísticamente, sin embargo, esto no es una objeción; la polisemia es un fenómeno
normal en el léxico, sucede con muchas otras palabras: el frutero, sin ir más lejos, es
tanto el señor al que le compramos la fruta como el cuenco en el que se almacena.

TABLA RESUMEN

La norma Evolución Propuesta

En la Fundéu siempre
hemos ofrecido la forma
plenamente femenina de
La lengua ha acogido
aquellos cargos y
marcas de género en los El proceso más habitual es
profesiones que, de acuerdo
nombres que designan que aquellos sustantivos
con la morfología de nuestra
profesiones o que tradicionalmente eran
lengua, pueden tenerla.
actividades masculinos pasen a ser
Somos conscientes de que
desempeñadas por comunes en cuanto al
las voces resultantes pueden
mujeres desde tiempos género y de ahí a tener una
resultar peculiares al
relativamente recientes, forma femenina plena,
principio, pero el hecho de
pero estas voces han sobre todo en aquellos que
que una palabra suene bien
tenido desigual pertenecen a ámbitos a los
o mal no es en sí un criterio
aceptación en función que la mujer se ha ido
lingüístico. Los hablantes, al
de factores geográficos incorporando
final, son quienes siempre
y sociales además de paulatinamente (el socio,
deciden. Las voces que se
propiamente la socio, la socia).
empleen mayoritariamente
morfológicos.
son las que se quedarán y
estarán vivas en el caudal
léxico de la lengua.

El desdoblamiento

La Gramática académica indica que se trata de una tendencia reciente, de intensidad


variable y más propia de textos periodísticos, de medios oficiales, del lenguaje
administrativo o de los textos escolares. Se admite de forma general en los vocativos
y, en el resto de los casos, solo cuando el contexto no deja suficientemente claro que
el masculino plural comprende a ambos sexos.
Se llama desdoblamiento léxico a la mención expresa de los dos géneros. Esto es, se
trata de no decir solo los niños para referirse a los niños y a las niñas, sino de escribirlo
mencionando ambos géneros.

La Gramática académica recoge que el desdoblamiento es una tendencia reciente,


aunque considera que su intensidad es variable y que parece ser más propia de algunos
textos periodísticos, de medios oficiales, del lenguaje administrativo o de los textos
escolares que del habla espontánea que se escucha en las calles de los distintos países
del ámbito hispánico.

La doble mención, al masculino y al femenino, es general en los vocativos (fórmulas


fijas como señores y señoras, damas y caballeros), en los que se interpreta como una
marca de cortesía; pero, salvo esos usos, la Academia indica que resulta artificioso y
que se trata de un «circunloquio innecesario cuando el empleo del género no marcado es
suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo».

Cuando, en casos muy específicos, el contexto no deja suficientemente claro que el


masculino plural comprende por igual a las personas de ambos sexos, y la oposición es
así relevante, las opciones que recoge la Gramática son:

 El desdoblamiento: «Los españoles y las españolas pueden servir en el Ejército».


 Una apostilla o modificador: «El equipo estará formado por profesionales, tanto
hombres como mujeres».

Frente a este punto de vista normativo, muchas instituciones han elaborado en los
últimos tiempos manuales de lenguaje inclusivo. La idea es que la discriminación que
sufren determinados colectivos debe ser erradicada mediante políticas de igualdad; una
parte esencial de estas es precisamente la transformación de las pautas de comunicación
para asegurar que estas sean incluyentes.

En estas guías el desdoblamiento es una de las opciones ofrecidas para evitar hacer
uso siempre del masculino genérico. Conviene aclarar que estos manuales no
proponen que se desdoblen sistemáticamente todos los determinantes, nombres,
adjetivos, etc., que tienen flexión, sino que el desdoblamiento es una opción, entre
muchas otras, a la que se puede acudir en ocasiones, siempre teniendo en cuenta que su
empleo recurrente en textos redactados genera confusión y hastío en el lector.

Uno de los contextos en los que suele emplearse y en los que el desdoblamiento
funciona bien es en formularios y en los encabezamientos y firmas de muchos
documentos, en los que además ahorra espacio (Sr./ Sra., el/la abajo firmante). Con
todo, la mayoría de las guías recomiendan hacer un uso razonable de esta alternancia.

MÁS INFORMACIÓN
 Género no marcado frente a desdoblamientos

TABLA RESUMEN

A favor de la
La norma En contra Propuesta
norma

Es una tendencia Muchas


Es una alternativa
reciente, de instituciones han
válida en ciertos
intensidad variable elaborado
contextos (saludos,
y más propia de manuales de
vocativos que se
textos periodísticos, lenguaje
emplean con
de medios oficiales, inclusivo. La idea
frecuencia en el
del lenguaje es que la
El lenguaje hablado,
administrativo o de discriminación
desdoblamiento formularios). Se
los textos escolares. que sufren
sistemático hace debe complementar
Se admite de forma determinados
los textos con otros recursos
general en los colectivos debe
ilegibles y para no abusar de
vocativos y, en el ser erradicada
provoca hastío esta fórmula y no
resto de los casos, mediante políticas
en el lector. generar hastío en el
solo cuando el de igualdad; una
receptor. La mayoría
contexto no deja parte esencial de
de las guías
suficientemente estas es
recomiendan hacer
claro que el precisamente la
un uso muy
masculino plural transformación de
moderado de los
comprende a ambos las pautas de
desdoblamientos.
sexos. comunicación.

Nombres de colectivos y otros recursos

Además del desdoblamiento, hay otras alternativas que pueden ayudarnos a evitar
la mención sistemática en masculino. Entre ellas están los nombres colectivos («el
profesorado» en lugar de «los profesores») y los abstractos («la dirección» o «la
alcaldía»).
Junto con el desdoblamiento, existen otras alternativas que suelen sugerirse y emplearse
en los manuales de lenguaje inclusivo para evitar la mención sistemática en masculino.

Entre ellas están los nombres colectivos y los sustantivos abstractos. La Gramática
académica indica que estas sustituciones «son imperfectas desde el punto de vista
léxico o desde el sintáctico y también pueden resultar inadecuadas, además de
empobrecedoras». Según esta obra, mis profesores no equivale a mi profesorado o
nuestros vecinos a nuestro vecindario.
Sin embargo, en la mayoría de las guías de lenguaje inclusivo se equipara el sentido de
los profesores al de el profesorado y se prefiere este último. Algunos de los recursos a
los que frecuentemente aluden estos manuales son:

 Sustantivos colectivos: la persona interesada en lugar de el interesado, o la


ciudadanía por los ciudadanos; así también el alumnado, el equipo, el
funcionariado, etc.
 Sustantivos epicenos: como cónyuge, persona, víctima, clientela o plantilla.
 Sustantivos abstractos: dirección, presidencia, alcaldía, secretaría, etc.
 Paráfrasis: el ser humano por el hombre o el personal administrativo por los
administrativos, la clase trabajadora, la comunidad educativa...
 Omisión del sujeto: pueden enviar su currículo a… en lugar de los interesados
pueden enviar su currículo a…, se podrá reclamar en... frente a el afectado
podrá reclamar en…, o téngase en cuenta que frente a el usuario tendrá en
cuenta que…
 Empleo de relativos: quien solicite la ayuda por el que solicite la ayuda.
 Reformulaciones: tienen mucho interés por están muy interesados.
 Aposiciones explicativas: se contratará personal docente, tanto hombres como
mujeres, para el cuidado de…
 Omisión del sustantivo en algunas construcciones: entrada gratuita para
menores de 12 años en lugar de para niños menores de doce años.
 Determinantes y pronombres sin marca de género: cada participante por los
participantes.

Conviene aclarar que todos estos recursos son opciones válidas contempladas en la
correcta gramática del español. De acuerdo con la sintaxis de nuestra lengua, es igual
de correcto emplear menores de 12 años que niños menores de 12 años, o hablar de la
clase trabajadora o decir que se podrá reclamar, en lugar de que el afectado podrá
reclamar. Lo que sucede es que la Gramática académica no tiene, como tal, un apartado
de lenguaje inclusivo. Cuando se ocupa de estos temas, lo hace en su capítulo sobre el
género. Pero el hecho de que la Academia no liste una serie de consejos que aplicar en
esta materia no convierte a estos recursos en incorrectos. Todas las opciones que aquí se
citan son estructuras correctas y frecuentes en nuestra lengua, dadas por válidas en sus
correspondientes apartados a lo largo de dicha obra.

Siendo, como son, opciones válidas, queda a criterio de cada hablante decidir
cuándo y para qué las aplica, exactamente igual que se hace con el resto de las
herramientas de nuestra lengua. Algunos hablantes, concienciados o queriendo
concienciar sobre el lenguaje inclusivo, las emplearán sistemáticamente; otros quizá no
lo hagan nunca con esa finalidad, pero seguramente empleen mecanismos similares con
otros temas (todos hemos dado rodeos para evitar una palabra en alguna ocasión o
hemos elegido un término u otro en función de determinadas connotaciones o hemos
intentado ser inclusivos con sensibilidades distintas a la nuestra en muy diversos
asuntos).

En Fundéu creemos que las lenguas ofrecen recursos suficientes para que cada
hablante se sienta cómodo con el uso de lenguaje, para que pueda expresarse de acuerdo
con sus ideas y conforme a su manera de entender el mundo y su relación con los
demás. No pretendemos, ni pretenderemos nunca, imponer unas formas en detrimento
de otras; pero no tenemos reparos en proponer y difundir los recursos que mejor
visibilicen a la mujer.

TABLA RESUMEN

Guías de lenguaje
La norma Propuesta
inclusivo
Estas sustituciones «son
En la Fundéu no hemos
imperfectas desde el punto de Se entiende que el
pretendido, ni pretenderemos,
vista léxico o desde el sintáctico y empleo de los
imponer unas formas en
también pueden resultar sustantivos
detrimento de otras, muy al
inadecuadas, además de genéricos y
contrario, trabajamos por la
empobrecedoras». No se recoge, abstractos es una
difusión del buen uso del
como tal, un listado de alternativa más, que
español recomendando el
recomendaciones o recursos, pero empleada junto con
abanico de posibilidades que
muchos de los que suelen otros recursos es
son válidas, para que cada uno
señalarse en las guías de lenguaje válida y contribuye
pueda expresarse con
inclusivo son estructuras válidas, a construir un
corrección y de acuerdo con su
avaladas por la norma, y discurso más plural.
propia manera de comunicar.
frecuentes en nuestra lengua.

La x, la @, la -e

En ocasiones, se ha sugerido como una posible alternativa para no emplear


siempre las desinencias del género masculino sustituir estas por otras «más
neutras». Algunas propuestas utilizan la @, la letra «x» e incluso la vocal «e», pero
estas opciones presentan algunos problemas.
Pueden ser admisibles en ciertos contextos como una manifestación verbal creativa y
provocadora, como un recurso gráfico más propio de pancartas y lemas, en los que
visualmente puede resultar expresivo, pero se recomienda no emplearlo en textos
generales, ya que además presenta el problema de la imposible pronunciación de las
palabras resultantes.

El hecho de que la @ o la x sirvan precisamente para no marcar ni un género ni otro de


forma expresa ha llevado a que algunas agrupaciones del colectivo LGTB empleen estas
opciones para referirse a aquellas personas que no se sienten identificadas como mujeres
o como hombres o que no lo hacen siempre del mismo modo y que no quieren limitarse
a un sistema binario que consideran constrictivo.

TABLA RESUMEN

La norma Dificultades Ámbito de aplicación


La norma Dificultades Ámbito de aplicación
Admisible en ciertos contextos como una
Se recomienda no La imposible
manifestación creativa o un recurso
emplear en textos pronunciación de las
gráfico, aunque no es propio de la lengua
generales. palabras resultantes.
formal.

Grandes hitos

De cuando en cuando el uso de femeninos más o menos novedosos en los medios de


comunicación o en el debate político hacen que durante unos días todos nos
preguntemos por la validez de esas expresiones. Repasamos a continuación algunas
de las más sonadas.
Miembra

En julio de 2008, la ministra de Igualdad de España empleó este femenino y desató un


revuelo mediático y social. Este es el estado de la cuestión en las principales obras de
referencia:

 En el Diccionario panhispánico de dudas (obra publicada en 2005) miembro


figura recogido como epiceno masculino, esto es, lo adecuado sería decir María es un
miembro de… Ya en esta obra se apunta que su empleo como sustantivo común se va
extendiendo, o sea, que se dice una miembro, la miembro.
 La última gramática de la Academia señala que el uso de miembra está
documentado, pero lo rechaza explícitamente; en cambio, otros autores defienden la
palabra al considerar que morfológicamente está bien formada y que está evolucionando
del mismo modo que socio, pues hasta hace un siglo era el socio solo como masculino y
hoy se admite la socia.
 En el Diccionario académico figura como masculino y femenino: el miembro, la
miembro.

Miembra tiene cierto uso, sobre todo en Centroamérica y México, aunque también se
puede encontrar en otros países, como Argentina y España. Ngram recoge uso desde la
década de 1950.

Presidenta

En el servicio de consultas de la Fundéu, la de saber si presidenta es una voz correcta es


una cuestión recurrente. Esta voz femenina está aceptada por el Diccionario de la RAE
desde 1803 y tiene uso, como poco, desde hace cuatro siglos.

Son muchos los chascarrillos que se hacen con otras voces que terminan en -nte y que
no tienen una forma en femenino. Se suele razonar a la ligera que si aceptamos
presidenta acabaremos diciendo cantanta o estudianta y que de ahí a destruir el español
hay solo un pequeño paso. Sin embargo, no nos paramos a reflexionar en que sí que
empleamos otras voces similares: asistenta, infanta, gobernanta, parienta, parturienta,
comedianta, postulanta, etc.

No se trata de forzar la lengua cambiando adjetivos porque sí, sino de aceptar que
simplemente son sustantivos que tienen formas femeninas en la lengua española.

Portavoza

Esta voz saltó a los medios recientemente cuando una conocida política española la
empleó en el Congreso de los Diputados. El Diccionario de la lengua española recoge
que el término portavoz es común en cuanto al género. Por lo tanto, el femenino es la
portavoz.

Aunque otras voces terminadas en z hacen el femenino añadiendo una -a (andaluza,


jueza…), en este caso se trata de una palabra compuesta cuyo segundo elemento (voz) es
ya de por sí un término de género femenino sobre el que no puede construirse otro
femenino (voza). No obstante, es posible que con el tiempo los hablantes dejen de
percibir la palabra portavoz como un compuesto (tal y como ha sucedido con otros
como catalejo, sinvergüenza o rascacielos), lo que facilitará entonces que flexione con
el añadido de una a final.

Con el mismo sentido, el Diccionario académico registra la palabra vocero, y su


femenino vocera, que define como ‘persona que habla en nombre de otra, o de un
grupo, institución, entidad, etc., llevando su voz y representación’. Aunque este término
tiene más uso en el español de América, nada impide emplearlo en el español
peninsular.

TABLA RESUMEN

Miembra Presidenta Portavoza

El Diccionario de la lengua
La Gramática académica Aceptada por la RAE
española recoge portavoz
señala que su uso está en el Diccionario
como común en cuanto al
documentado, pero lo desde 1803, es una
género. Lo adecuado es decir
rechaza explícitamente: lo voz plenamente válida
la portavoz u optar por
adecuado es decir la desde hace cuatro
alguna alternativa como
miembro. siglos.
vocero,-a.
Sobre algunas expresiones concretas

Feminismo y machismo, un falso par

Aunque parezca mentira, hay mucha gente que sigue pensando que feminismo es una
especie de antónimo de machismo, un falso par que queda en evidencia cuando alguien
dice aquello de «Yo no soy machista ni feminista, yo soy partidario de la igualdad».

Quienes así piensan seguramente no saben que, según el Diccionario académico, el


feminismo es el ‘principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre’ y el
‘movimiento que lucha por la realización’ de esa igualdad. Por su parte, la misma obra
define machismo como ‘actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres’ y
‘forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón’.

Como puede apreciarse en las definiciones, no se trata de dos términos equiparables, ya


que, mientras que el feminismo es la búsqueda de la igualdad entre sexos, el machismo
supone una preponderancia del varón.

Violencia doméstica / de género / machista...

La violencia doméstica es la que se produce en el seno de la familia. La pueden ejercer


y sufrir cualquiera de los miembros del núcleo familiar, excepto la ejercida por un
hombre contra su pareja o expareja, que se denomina violencia de género.

Por violencia de género se entiende la que se ejerce contra la mujer precisamente por su
condición de mujer. Se puede dar tanto dentro como fuera de la familia, en el trabajo o
en cualquier otro ámbito de la vida pública, se fundamenta en una supuesta superioridad
de un sexo sobre otro y sus manifestaciones son muy variadas. Suele emplearse sobre
todo en el ámbito de la pareja o expareja.

Para referirse a esta última, numerosos documentos de organismos internacionales y


legislaciones como las de Perú o Ecuador, entre otros, emplean la expresión violencia
contra la mujer. Son frecuentes otras como violencia machista o violencia feminicida
(en los casos más extremos), etc. , que en los medios actúan como sinónimos
contextuales, aunque algunos grupos y colectivos entienden que tienen significados
específicos y diferenciados.

La legislación española emplea violencia de género, así figura, por ejemplo, en la «Ley
1/2004, de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral Contra la Violencia de
Género». El Código de Violencia de Género y Doméstica establece la citada distinción
entre la violencia doméstica y la de género.

Feminicidio
La palabra feminicidio, así como la variante femicidio, son formas válidas para aludir al
‘asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia’.

La voz feminicidio puede considerarse formada a partir del término latino femina con el
sufijo -cidio. Femicidio, por otra parte, es una variante que ha entrado en el español a
partir de la voz inglesa femicide y está ya muy asentada en países hispanoamericanos
como Chile o Guatemala, que de hecho incluyen femicidio en su legislación.

La extensión de este vocablo puede haberse visto favorecida por la influencia de otros
términos semejantes creados a partir de bases bisílabas: filicidio, parricidio y, siguiendo
esta pauta, femicidio. También puede haberse formado por haplología, fenómeno que
consiste en la ‘eliminación de una sílaba semejante a otra contigua de la misma
palabra’, como ocurre con tragicómico e impudicia, a partir de las formas originales
tragicocómico e impudicicia.

Por último, cabe señalar que estos sustantivos pueden emplearse para referirse tanto al
asesinato individual de una mujer como al homicidio sistemático de mujeres, en
especial en ámbitos en los que no existe un fuerte reproche social o cultural de estos
hechos. Por ejemplo, hay culturas donde el feminicidio (o femicidio) consiste en dar
muerte a las niñas cuando nacen.

Asimetrías en las fórmulas de tratamiento

Aunque hoy es una práctica en buena parte superada, aún pueden encontrarse ejemplos
en los que a la mujer se la menciona por su estado civil o se la presenta como la mujer
de... en contextos en los que esta referencia no es relevante. Más rara es hoy la mención
como la señora o la viuda de... Sin embargo, sí se observa con cierta frecuencia que en
los medios se las menciona a veces a ellas solo por el nombre o con apelativos de
confianza cuando a los varones se los denomina también con el apellido o mediante el
cargo.

OTRAS EXPRESIONES

 artículo acompañando a apellidos de mujeres


 feminicio es el asesinato de las mujeres por machismo
 feminismo no es lo contrario de machismo
 sororidad, término válido
 sororidad: Fundéu en la Cadena Ser
 micromachismo, sin guion ni espacio
 machoexplicación, alternativa a mansplaining

TABLA RESUMEN
Violencia
Fórmulas de
Feminismo doméstica / de Feminicidio
tratamiento
género

Existe una
Se define como el
distinción clara
‘principio de Voz válida para Se recomienda
entre ambas. La
igualdad de referirse al emplear formas
primera para la
derechos de la mujer ‘asesinato de una de tratamiento
violencia en el sexo
y el hombre’ y mujer a manos de simétricas al
de la familia, la
‘movimiento que un hombre por referirse a
segunda la que se
lucha por la machismo o mujeres y
ejerce contra la
realización’ de esa misoginia’. hombres.
mujer por su propia
igualdad.
condición de mujer.

Lengua y realidad

Hay un debate recurrente en el mundo de la lengua y su relación con la sociedad.


Muchos creen que es el idioma el que va cambiando a medida que cambia la
sociedad, mientras que para otros el fenómeno corre en la dirección contraria: solo
impulsando cambios en la lengua lograremos que cambie la realidad que esta
designa. Como en casi todos los debates, es posible que en este las dos partes tengan
algo de razón.
Ya desde Ferdinand de Saussure y su Curso de lingüística general sabemos que todo
signo lingüístico consta de dos partes: un significante, la palabra en sí, y un significado,
el concepto asociado al término. Esta relación indivisible es la que, en última instancia,
hace posible la comunicación, la asociación entre la cadena hablada que emitimos y los
conceptos y las realidades a los que nos referimos.

Queremos detenernos un poco en esta fuerte asociación que existe entre las palabras
y la realidad. Si pensamos en la palabra perro y cerramos los ojos, ¿qué perro vemos?
Tal vez muchos vean a un perro tipo labrador o un pastor alemán, algunos tal vez
visualicen a su propio perro o al que tuvieron en la infancia, otros quizá piensen en un
perro famoso de una película o serie, y no faltará quien piense en un adorable
cachorrito.

Para que la comunicación sea exitosa, basta con que todos imaginemos un perro, igual
que basta con que por mesa entendamos que nos referimos a un tablero con cuatro
patas; pero, en última instancia, la imagen mental, el significado o el referente que
asociamos a las palabras, depende de nosotros mismos. Depende del tiempo y de la
época en la que vivimos (nosotros podemos evocar un barco de motor, pero Colón
siempre lo hubiera visualizado con velas), de la cultura que compartimos (¿qué imagen
recuperaría un esquimal si le pedimos que evoque el concepto casa?) y de nuestras
propias vivencias.

La imagen depende también de nuestro conocimiento del mundo. Por esto, ante dos
oraciones gramaticalmente idénticas como son el par «Todos los españoles pueden
servir en el Ejército» y «Todos los saudíes pueden servir en el Ejército» podemos
entender significados distintos: inferir que en la primera oración los españoles engloba a
las mujeres, mientras que seguramente, en la segunda, los saudíes no lo hace.

El estudio de cómo el conocimiento del mundo y el contexto social y cultural


compartido afectan a la comunicación cae en el terreno de la llamada pragmática, que
analiza cómo la sintaxis y la semántica se desenvuelven en la comunicación real y
cotidiana.

Para que detrás de significantes como albañil, piloto, cirujano, enfermera, etc.,
podamos visualizar tanto a hombres como a mujeres, no hace necesariamente falta una
terminación para cada género; lo más necesario, así lo creemos en la Fundéu, es un
contexto compartido y real en el que efectivamente existan mujeres y hombres
ejerciendo esas profesiones. Hace falta que esa imagen esté viva en nuestra mente y en
nuestro imaginario colectivo. Lo que se necesita es un referente activo.

Ahora bien, para que ese referente activo llegue a ser realidad, esto es, para que de
verdad las mujeres y los hombres sientan que ningún ámbito les está vetado por su
condición de mujer o de hombre, seguramente sí que sea bueno «hacer campaña» en
determinadas áreas. Apostar por las desinencias marcadas, por el femenino o el
masculino explícito; recalcar, como siempre se hace en lengua, aquello que se quiere
enfatizar; buscar ejemplos célebres y exitosos para que quede claro que quien quiere
puede.

Darles difusión a estas iniciativas no es malo, apoyarlas con nuestro uso de la lengua
tampoco lo es, ya que, como vemos, la lengua ayuda a construir nuestro pensamiento y
a entender y compartir el mundo.

Es cierto que la ausencia no equivale necesariamente a la invisibilidad, esto es, que la


ausencia, por ejemplo, de una forma plenamente femenina no conlleva necesariamente
la invisibilidad de la mujer; pero también es cierto que, si lo que se quiere es dar una
imagen más representativa de la realidad y, sobre todo, hacer la realidad más inclusiva,
el lenguaje es una de las herramientas más eficaces. Darle nombre a lo que queremos
que exista, a lo que queremos identificar, fomentar y cuidar. Nombrar es siempre uno
de los primeros pasos y lo es precisamente porque posibilita el reconocimiento que
está en la base misma de la existencia.

Las lenguas son de quienes las hablan. El español, creemos en la Fundéu, pertenece a
sus hablantes; pero es innegable que la lengua es también un espacio simbólico de
poder. Históricamente, existen numerosos ejemplos en los que determinadas ideologías
han tratado, con mayor o menor fortuna, de apropiarse de algunas parcelas, intentando
que sus modos de nombrar se entendieran como la forma natural e inamovible de llamar
a las cosas.

Las mismas lenguas que sirven para entendernos sirven para pelearnos. No dejemos
nunca que ese poder, que se beneficia de las disputas entre los grupos, nos convierta en
extraños. Ni la historia ni la evolución de nuestra lengua deberían ser un arma
arrojadiza. Dejemos que las sociedades avancen y apoyemos ese avance con los
recursos que tenemos a nuestro alcance. Tal vez así llegue el día en que cada sustantivo
tenga una forma plena para cada uno, y para cada uno de nosotros o tal vez llegue el día
en que la imagen que evoquen las palabras sea tan plural que esas formas no hagan ni
falta.

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