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li: Mirta Zuda Lobato; Jüan Suriano
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por una demanda excedente de trabajadores debido a la
escasez de mano de obra nativa.
Esta carencia fue cubierta en buena medida por la lle-
l. Huelgas, boicots gada de miles de uabajadores extranjeros provenientes
y confrontación social, de diversas regiones de Europa, mayoritariamente de
Italia y España, pero también de Francia, Alemania, Ru-
1880-1930 sia, Polonia, Tirrquía, Grecia o el Líbano. Además de la
opertura llevada adelante por las autoridades nacionales
y las faciüdades otorgadas a los inmigranteE este movi-
Las protestas populares no fueron desconocidas en la Ar- miento de población fue posible también por otros fac-
gentina a 1o largo de su historia y durante todo el siglo xtx
tores: la aceleración de las comunicaciones marítimas y
hubo numerosos y sobrados ejemplos de ellas. Pero a par- la baja de los precios del transporte mundial, las crisis cí-
tir de las dos últimas décadas de ese siglo cambió la na- clicas de las economías mediterráneas y, en menor medi-
turaleza del conflicto: su carácter central era social y sus da aunque de modo signiffcativo para la articulación de
protagonistas, los trabajadores y el novel movimiento la protesta, por los conflictos políticos y sociales que em-
obrero que comenzaba a gestarse. El costado más visible pujaron a miles de individuos perseguidos políticamente
de ese proceso no sólo eran las huelgas, los boicots y la a buscar nuevos horizontes en paises como el nuestro. La
organización gremial, sino también las manifestaciones población inmigrante, mayoritariamente adulta y mascu-
ideológicas que lo contenían. Si bien durante este perio- lina, que se sumó a la mano de obra nativa modiffcó de
do factores como el ascenso social o la dificultad para manera sustancial el número disponible de brazos tanto
constituir una identidad de clase amortiguaron el impac- para las tareas rurales como para las urbanas. Así, la po-
to de la protesta, no hay dudas sobre el alto nivel de con- blación económicamente activa saltó de 923 mil perso-
flictividad tanto en la primera década del siglo )o( cemo nas en 1869 a 3.360 mil en 1914.
durante la coyuntura de la inmediata posguerra. En el campq especialmente en las áreas del litoral
Desde mediados del siglo XIX, la Argentina se trans- pampeano y fuera de las áreas tradicionales, los trabaja-
formó de tal modo que se convirtió en un país capitalis- dores se ocuparon del cuidado de los ganados ovino y
ta cuya base económica se fundaba en la producción de vacuno, de la siembra y la cosecha de diversos cereales
bienes primarios para la exportación a los países euro- (trigo, maí2, lino, sorgoJ y del mantenimiento de la in-
peos. Si bien la extensión de la economía capitalista y de fraestructura necesaria para cada una de estas acüvidades;
las relaciones salariales afectó diversas zonas del territo- en Mendoza, del cultivo y la recolección de la vid; en
rio nacional, el corazón de esas transformaciones fue la Tucumán, de la caña de azucar; en la Patagonia, de la cría
región pampeana y metropolitana, que hacia 1914 con- del ganado ovino y también fueron centenares quienes
centraba cerca del 74Vo de la población del país. A partir se conchabaron en los quebrachales del Norte o en los
de allí se conformó un mercado de trabajo caracterizado yerbatales de Misiones.

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Las ciudades crecieron notablemente y la población les de obreros (pintores, yeseros, albañiles, peonesJ traba-
urbana, que en 1869 representaba el 330/o de la población, joban en la construcción privada y pública (grandes
se elevó en l9l4 al 580/0. Allí se conformó un ampüo, pe- obras de infraestructura), y si bien su peso variaba de
culiar y heterogéneo mundo de trabajadores, compuesto ocuerdo con la fluctuante demanda, siempre significaron
por una minoría de artesanos y obreros especializados un alto porcentaje de la población económicamente ac-
y por una inmensa mayoría de peones y trabajadores no tiva. Pero durante este período, uno de los núcleos más
especializados provenientes en gran medida de áreas. importantes del mundo del trabaio urbano se concentró
rurales. cn el sector servicios: miles eran los conductores de ca-
Só1o una proporción menor de ellos estaba ocupada rros y carruajes, portuariosf marinerog foguistas, ferro-
en una industria que crecía lentamente al amparo de cier- viarios, tranviarios y municipales, a quienes se sumaban
to proteccionismo y de la sustitución de algunos produc- una multitud de ernpleados de comercio, que desempe-
tos importados. El sector industrial más destacado y que ñaban sus tareas en centenares de negocios medios y pe-
empleaba más trabajadores era el de la alimentación (car- queños así como en las grandes üendas. Esta composición
ne, bebidaq harinas, dulces, galletitasJ. Su desarrollo fue del mundo laboral otorgaba una connotación particular
relativo antes de la Primera Guerra Mundial, momento a a la clase trabajadora argenüna, bastante diferente de los
partir del cual logró un importante crecimientq espe- mundos obreros de los países europeos fuertemente in-
cialmente gracias a la expansión de los grandes frigoríff- dustrializados, como Inglaterra o A1emania, y más pare-
cos instalados en Avellaneda, Berissq Zárate y Rosario. cida a la de ciudades orientadas a satisfacer la demanda
Una significativa cantidad de mano de obra era utilizada de servicios:
en la actividad textil, que también creció notablemente Las condiciones de trabajo fueron, desde el comienzo
desde 1914; en la precaria y extendida industria del ves- de este proceso, una de las preoiupaciones centrales de
tido, que alimentaba de manera incesante el trabajo fe- los trabajadores y la causa de gran parte de la protesta
menino a domicilio; en algunas grandes fábricas (fósforos, social. Asi, los accidentes de trabajo, el hacinamientq el
tabaco) o en centenares de establecimientos medianos y empleo y,la explotación de menores, las largas jornadas
pequeños de carácter artesanal (aserraderos, curtidu- Iaborales, los bajos salarios, la desigualdad del trabajo fe-
rías, panaderías, carpinterías, ebanisterías, talabarterías, menino con relación al masculing la disciplina laboral
tonelerías, sombrererías, marmoleríaq hererias, talleres (reglamentos, capataces), el trabajo noctumq la regula-
mecánicos). ridad o la eventualidad del empleo y las propias formas
A partir de la Primera Guerra Mundial y, más preci- de contratación de la mano de obra eran todas cuestio-
samentE en la década de 1920, la industria se compleji- nes que motivaron la protesta reiterada de los trabajado-
zó y comenzaron a desarrollarse de manera relativa los reE con el obietivo de mejorar sus condiciones de trabajo
rubros de petróleo, automotores, teléfonos, cemento, y su calidad de vida.
electricidad, metalurgia y maquinarias que ocuparían Por supuestq esas condiciones variaban notablemen-
una significativa cantidad de individuos. Por su parte, mi- te de acuerdo con los diferentes rubros ocupacionales y

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la magnitud de las empresas. No significaba 1o mismo el
do con los cambios en la oferta y la demanda de mano
trabajo en los frigoríffcos, que eran grandes unidades de
de obra. En aquellos momentos en que la oferta de bra-
producción de capital extranjero con una compleja orga-
zos escaseaba los salarios aumentaban para atraer a los
nización del trabajo, cuyas condiciones laborales se modi-
trabajadores, pero cuando abundaban los brazos disponi-
ffcaban de sección en sección y en donde se superponían
bles, ocurría lo inverso, y la paga podía disminuir. Las
múltiples instancias de control, que el trabajo en empre-
fluctuaciones de la moneda y las crisis económicas tam-
sas en las cuales muchas veces primaban actitudes pater-
bién incidían sobre el nivel de los salarios y su capacidad
nalistas o donde patrones y obreros compartían lazos ét-
adquisitiva, y en muchas oportunidades afectaron el rit-
nicos pues pertenecían a un mismo "paese" o pueblo y se
mo de las actividades económicas.
habían vinculado mediante cadenas de llamada. Tampo-
Otro elemento a tomar en cuenta en las condiciones la-
eo pueden asimilarse las condiciones de trabajo propias
borales estaba constituido por las características regiona-
de las grandes fábricas con aquellas prevalecientes en la
leq que variaban notablemente de un lugar a otro del
multitud de pequeños talleres existentes en el pais, en
país. En términos generales, eran relativamente mejores
donde la relación patrón-empleado era más directa y
en las áreas urbanas que en las rurales, ya fuera por el
personal y sobre los que la mirada de los inspectores la-
mayor grado de organización gremial existente en las ur-
borales estatales raÍa vez se detenía. Así como también
bes o por la mejor visibilidad otorgada por la ciudad,
eran disímiles las condiciones en las diversas empresas de
donde cualquier conflicto podía ser rápidamente perci-
transporte, caracterizadas por cierta regularidad en el
bido por la sociedad, por las autoridades o por Ia prensa
empleo, de los propios de los estibadores y los trabajado-
y puesto en evidencia. Aunque de similar gravedad, cau-
res de la construcción para quienes el trabajo se regía por
só mucho más impacto en la opinión pública la Semana
la eventualidad o la estacionalidad. De la seguridad otor-
Thágica porteña, en 1919, que la huelga y la salvaje e im-
gada for un empleo regular a la incertidumbre del tra-
pune represión a los peones rurales en la lejana Patago-
bajo ocasional que afectaba a millares de peones había
nia pocos años después.
un trecho muy amplio. Esa distancia determinó grados
Los coriflictos desencadenados por los trabajadores y
diferentes de asociación y agremiación así como esülos
sus organizaciones en Buenos Aires durante la primera
contrapuestos de protesta, bien expresados por las acti-
década del siglo xx no se limitaban sólo al abandono del
tudes pacíficas y moderadas de los maquinistas ferrovia-
trabajo como señal de protesta, sino también a la ocupa-
rios (una verdadera aristocracia obrera), en un extremo,
ción del espacio público por parte de los trabajadores a
y los estibadores portuarios, tumultuarios y simpatizan-
través de actos y mítines en la vía púbüca. Es indudable
tes del anarquismo, en el otro.
que estas acciones eran efectivas, llamaban la atención y
Por su parte, también eran signiffcativas las disparida-
preocupaban a los políticos y al gobierno, poniendo en
des en las formas de percepción del salario (mensual, se-
evidencia las falencias de la organización del trabajo así
manal, diario), el monto del mismo -incluso en similares
como la ausencia de regulación estatal. Precisamentg la
trabajos- así como las variaciones que sufrian de acuer-
protesta condujo al Estado hacia el camino de la cons-

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\-

trucción de políticas sociales. Y en las áreas urbanas furules con los urbanos. Obviamente, esta impronta iti-
también se concentraban aquellos sectores laborales y nerante de los trabajadores rurales significó una marcada
gremios más poderosos, como los portuarios o los mari- llmttación para la organización gremial, y ese escaso ni-
neros y foguistas, que, al ocupar un lugar clave en la eco- vel de sindicalización les restó fuerza y cohesión, aten-
nomía agroexportadora, poseían mayor capacidad de tendo contra la posibilidad de obtener mejoras; sin em-
presión y negociación que otros sectores. Dtrrante la pri- lrurgo, tenían la absoluta libertad de moverse libremente,
mera década del siglo xX, cada vez que hacían huelga los rle entrar o salir del empleo cuando querían.
obreros del puerto o, una década después, cuando lo ha- En cambiq en los quebrachales del norte del país o en
cían los marineros y foguistas, las autoridades se veían kls yerbales misioneros, aislados de las miradas indiscre-
obligadas a considerar los reclamos gremiales y a nego- trs, el lugar de trabajo actuaba como una prisión, puesto
ciar (o ciertamente reprimirJ, frente a la posibilidad de que al no cobrar sus salarios en dinero y percibir en cam-
la detención de un bien vital para el pais como las expor- blo valeq además de hallarse obligados a consumir en los
taciones de carnes y cereales. ¡lmacenes de las compañías empleadoras, los trabajado-
Dentro del mundo del trabajo rural, las condiciones fes se encontraban endeudados permanentemente y te-
laborales también variaban de manera notable. Aunque nlan escasa posibilidad de escapar a esa situación. Allí, las
malas en la próspera pampa húmeda, eran francamente condiiiones de trabajo impuestas por las empresas eran
peores en aquellas regiones aisladas, en donde los secto- infrahumanas y casi esclavas, como fue señalado por los
res patronales imponian su voluntad de manera arbitra- propios observadores del gobiernq y prácticamente no
ria, como en los quebrachales del Chaco y el norte de existían posibilidades de organización y protesta. Las em-
Santa Fe o en los yerbatales misioneros, donde el trabajo presas gozaban de absoluta impunidad, pues contaban
libre era poco menos que inexistente. En la pampa hú- con la complicidad de las autoridaáes locales. Cuando, en
meda, los miles de trabajadores rurales eran peones 1920, el activista de la Federación Obrera Maritima Eu-
asalariados que se empleaban de manera estacional, sebio Magnasco comenzó a orgatlilzar a los trabajadores de
principalmente en la época de la cosecha de los diversos los yerbaleq fue detenido y condenado a cumplir una lar-
productos agrícolas o en la de la esquila del ganado ovi- ¡qacondena por delitos que no había cometido.
no. Sus reclamos se vinculaban a las largas y extenuantes Si bien es cierto que las condiciones laborales fueron
jornadas de trabajo, a los bajos y cambiantes salarios, a más graves durante los primeros años del proceso de cre-
los malos tratos, a las inclemencias del tiempo, al peso de cimiento y tendieron a mejorar a medida que se iban con-
los fardos y bolsas en la estiba o a la demanda de alimen- formando y fortaleciendo las organizaciones sindicales
tos y alojamiento digno. Debido a las características es- obreras o se implementaban algunas leyes de protección
tacionales de este trabajo el peón rural se convertía en laboral y seguridad social, también es cierto que, hasta
trabaj ador itinerante ("golondrina") y, una v ez finalizada bien entrado el siglo XX, las malas condiciones labora-
las tareas estacionales, retornaba a su provincia o país na- les y la desprotección perduraron, especialmente en las
tal o podia marchar a las ciudades y alternar los trabajos áreas rurales.

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No obstante la diversidad y la heterogeneidad laboral eor, cfrculos culturales, diarios y periódicos, literatura, es-
señaladas, sumadas a las diferentes experienciasy tradi- luelas, bibliotecaq ritos y símbolos fueron todos elemen-
ciones que arrastraban los trabajadores venidos desde toÉ constitutivos y de autorrepresentación de la clase tra-
distintos lugares del mundo y con bagajes culturales di- heladora que se estaba forjando.
símiles, todos ellos compartían un elemento en común: la En efecto, en torno de 1880 apareció un sinnúmero
explotación. El peón patagónico, el obrajero santiague- de sociedades de resistencia en las que se nucleaban
ño, el zafrero tucumano, el yerbatero misionero, los tra- trabajadores de un mismo offcio: pintoreq panaderos, al-
bajadores rurales del área agricola ganadera o los miles heñiles, calafate¿dores, toneleros, picapedreros, aserrado-
de obreros urbanos compartían la experiencia de la ex- res, curtidores, yeseros, carpinteros, ebanistas, conffteros
plotación a que eran sometidos por los sectores patrona- y otros. El objetivo central de esas sociedades era la de-
les y empresariales, a menudo apoyados por las fuerzas fensa de sus intereses reclamando mejoras en las condi-
policiales. La explotación incenüvó, aunque de manera t:lones de trabajo, en los salarios y en la calidad de vida de
diferente en calidad y en cantidad, la protesta popular Bus representados. Algunos de ellos, especialmente aque-
por mejores condiciones laborales, salarios dignos, em- llos que ocupaban un lugar privilegiado en la estructura
pleo regular y por el derecho a agremiarse y a conformar económica agroexportadora (conductores de carros, por-
sus instituciones. Sin embargq la explotación no fue un tuarios, marineros y foguistas, ferroviarios), tuvieron un
rasgo suffciente para dotar al conjunto de los trabajado- peso notable y se destacaron sobre el resto por su mayor
res de una identidad de clase, pues la organización gre- capacidad de presión. Y esto era claramente percibido
mial no había arraigado en extensas zonas del pais, lo por las organizaciones gremiales; así, la Federación Obre-
que diffcultaba la conformación de un colectivo con in- ra Regional Argentina (rona) en 1905 recomendaba a
tereses comunes. sus sociedades adheridas "que de declarar li huelga [...]
Aun cuando las instituciones obreraq bajo la forma se pongan de acuerdo con los conductores de carros pa-
tanto de sociedades mutuales como gremiales, comenza- ra llevar a buen fin el movimiento, por ser el caro uno
ron a gestarse y a expresar sus demandás en las décadas de los medios de lucha más eficaz".
de 1870 y 1880, fue a partir de 1890,luego de la crisis Con todo, la tasa de sindicalización, que no represen-
económica y social desatada en ese año, cuando las socie- ta necesariamente el nivel de protesta, durante las tres
dades de resistencia cobraron fierza,impulsadas por anar- primeras décadas del siglo xx fue baja, aunque debe te-
quistas y socialistas, a quienes se agregarían más tarde nerse en cuenta que la affliación era absolutamente vo-
sindicalistas revolucionarios (l 905J y comunistas (l 9 I 8). luntaria por parte de los trabajadores, quienes debían
Estas tendencias dotaron a los trabajadores y a sus insti- aportar los fondos necesarios para sostener sus locales y
tuciones representativas de un claro perfil ideológico y la prensa partidaria. Este rasgo marca una diferencia fun-
político que apuntaba a la defensa de sus intereses y al damental con el gremialismo posterior a 1943. A1 con-
reconocimiento de la idenüdad de clase. Sociedades de vertirse en obligatoria la afiliación sindical, con aportes
resistencia, entidades de socorro mutug grupos politi- mixtos de patrones y trabajadores, obviamente la tasa de

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t

sindicalización alcanzó niveles muy altos, hecho que po- Con el arribo de Hipólito Yrigoyen al gobierno en
día significar mejoras en sus condiciones de trabajo y de 1916 se generó una nueva relación entre el Estado y el
vida pero no implicaba necesariamente mayor combati- rlovimiento obrero orientado por el sindicalismq carac-
vidad o compromiso de parte de los obreros. terlzada por la predisposición al diálogo de las partes; sin
Al comenzar el siglo XX se conformaron las prime- embargo, no debe olvidarse que la conflictividad obrera
ras federaciones, al principio por oficios y luego por in- hacia finales de la década de l9l0 fue una de las más al-
dustria, con el objetivo de agrupar a los diversos gremios, ta¡ rle la historia argentina. En 1922, el sindicalismo re-
que, hasta entonces, actuaban de manera dispersa y no volucionario, incapaz de contener los conflictos con otras
coordinada. Esas federaciones tuvieron suerte dispar y tendencias en el seno de la poRA del IX Congresq creó
se caracterizaron por una profunda división ideologi la Unión Sindical Argentina (usA), pero, al incluir en sus
ca y política, aunque generalmente proclamaban su eÉtatutos la prohibición de intervención de los partidos
independencia de cualquier corrientg que, no sin di- políticos y proclamar la consigna de "todo el poder a los
ficultades, mantuvieron hasta la llegada del peronis- rlndicatos", encontró una fuerte oposición en aquellos
mo. A1 comienzo, la disputa estuvo marcada por el en- gremios orientados por los comunistas, como la Federa-
frentamiento entre anarquistas y socialistas; si bien §ión Gráffca Bonaerense y la Federación Obrera Local.
juntos conformaron, en l90l,la Federación ObreraAr-
En 1926, tras constantes conflictos, los gremios comunis-
gentina (noa), poco después, los socialistas la abando- tus se marcharon de la USA que ahora quedaba en manos
naron y crearon la Unión Gremial de Tiabajadores dcl sindicalismo revolucionario, inaugurando un período
(ucr). La FoA se convirtió en 1904 en FORA, que un dc clara debllidad del movimiento obrero organizado.
año después declararó la adhesión a los principios del La constitución, desde 1880, de un espectro político
anarco comunismo, con lo cual condicionó la posibili (:ompueste por el Partido Socialista, creado en 1896, el
dad de incorporar gremios que respondieran a otras movimiento anarquista, las organizaciones sindicalistas o,
tendencias ideológicas. En 1905, de una división del so- desde 1 9 I 8, los diversos grupos comunistas no sólo apun-
cialismo surgió un nuevo actor político e ideológico del tó a orientar políticamente a los trabajadores sino a do-
movimiento obrero que disputaría su orientación: el tarlos de una ideología claramente definida en torno a la
sindicalismo revolucionario. Cuatro años más tarde, or- transformación de la sociedad y, en algunos casog a la au-
ganizó la Confederación Obrera de la República Ar- toconciencia y la lucha de clases. Si bien cada uno de es-
gentina (COna) e intentó, sin éxito, fusionarse con la tos sectores políticos compartía el sujeto de interpelación
FoRA, con el ob¡etivo poco disimulado de desplazar al (los trabajadores), sustentaban posturas diferentes sobre
anarquismo y controlar el movimiento obrero. Recién los caminos para transformar la sociedad argentina.
en l9l5 el sindicalismo logró su propósito, al obtener Asi como los socialistas se inclinaron por motorizar
la mayoría durante el IX Congreso de la FORA, momen- una propuesta de lucha no violenta, gradual y paulatina,
to en que el anarquismo había comenzado ya su decli- en la cual los trabajadores extranjeros debian convertir-
ve y se abroquelaba en la FORA del V Congreso. se en ciudadanos argentinos para integrarse al sistema

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político y transformarlo gradualmente desde adentro, revolucionarios por el fortalecimiento del gremio, los di-
obteniendo, por ejemplo, una legislación laboral protec- versos grupos comunistas -conformados a partir del es-
tora; los anarquistas se opusieron al sistema electoral, al tellido de la Revolución Soviética y producto de des-
parlamentarismo, y fueron parüdarios de un trastroca- prendimientos del socialismo o del anarquismo, que en
miento radical y violento del sistema capitalista, prego- l!120 confluirían en la formación del Partido Comunis-
nando la destrucción del Estado, aunque no aceptaban la ta-, aunque variaron sus tácticas en numerosas oportu-
iucha de clases pues violentaba el principio de la liber- nldades y sufrieron los vaivenes de la política externa de
tad y la soberanía individual. Con estas convicciones, los la Unión Soviética, plantearon la lucha de clases y la for-
anarquistas se adaptaron bien a la sociedad cosmopolita mación de un partido de clase como objetivo básico.
de comienzos del siglo XX y lideraron la protesta de unos Fueron estos agrupamientos politicos, a partir de la
sectores populares poco preocupados por las elecciones, eonvicción y la perseverancia de sus militantes, quienes
e incluso trascendieron el conflicto obrero al encabezar erearon una cultura de izquierda y dotaron al conjunto
uno de los escasos movimientos de nuestra historia vin- de los traba;adores de sus ritos, simbolos y formas de
culados al consumo: la huelga de inquilinos. En efecto, organización y manifestación. Cientos de activistas y
en 1907 se produjo, durante dos meseq tanto en Buenos propagandistas recorrían una y otra vez el país con el
Aires com.o en Rosario, una singular protesta de los ha- oh¡eto de crear sociedades gremiales y centros culturales
bitantes de los conventillos, que exigían una rebaja en el rllí donde no existían; decenas de periódicos gremiales
precio de los alquileres y mejoras en las condiciones de c ideológicos informaban sobre diversos aspectos del
habitabilidad. Más de 200 mil inquilinos, alentados fer- mundo del trabajo y ponían en locución la cuestión
vientemente por los activistas libertarioq mientras el obrera. Círculos culturales, centros de estudios y una
resto de los agrupamientos políticos sólo atinaba al apoyo omplia red asociaüva se complementaban con la pren-
discursivo, dejaron de pagar los alquileres y realizaron sa y, aunque con dificultades, intentaban construir una
varias movilizaciones compuestas por miles de perso- cultura alternativa a partir de la organización de confe-
nas, especialmente mujeres y niñoq por diversas calles rencias, escuelas, bibliotecas y actos recreativos de di-
de la ciudad, lo que causó un fuerte impacto en el res- versa indole. Allí, los trabajadores creaban sus espacios
to de la población. de sociabilidad: efectuaban representaciones teatrales,
Por su parte, los sindicalistas revolucionarios plantea- bailaban, cantaban, se educaban, entonaban sus him-
ban que la base de la organización y la acción era el sin- nos, desplegaban sus símbolos.
dicato. Como los anafquistas, rechazaban Ia política par- Perg sin dudaq la construcción simbólica y ritual más
lamentaria aunque, a diferencia de aquéllos, no veían signiffcativa fue la celebración del l'de Mayq fecha tras-
problemas en negociar con el gobierno si ello favorecía cendental del calendario de la izquierda y motivo de la
en última instancia a las organizaciones sindicales. Si los protesta obrera con mayor grado de conciencia. Aunque
socialistas abogaban por el gradualismo, los anarquistas con diferencias interpretativas, todas las tendencias obre-
por la destrucción violenta del sistema y los sindicalistas ras adoptaron esta fecha como propia desde el mismo

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momento en que la Internacional Socialista reunida en (nroyores salaribs, descanso dominical, jornada de ocho
el Congreso de París la declaró, en 1889, como la cele- horas, leyes protectoras) como las politicas (derogación
bración de la clase obrera en homenaje a los lideres obre- de las leyes represivas, libertades, derecho de asociación
ros ajusticiados en Chicago dos años antes. Este acto se gremial y politica).
constituyó en una instancia propia de la clase obrera ar- Esas manifestaciones reflejaban el grado de organi-
gentina y en una manifestación deliberada que ponía en z,Fclón y lucha del movimiento obrero; a veces fueron
evidencia el costado voluntario de la construcción de la Itrponentes y en ocasiones carecieron de significación.
clase obrera. Era un espacio de conquista ritual y simbó- It'ro nunca pasaron desapercibidas para las autoridades,
lica, un lugar de cohesión de los intereses obrerog pues qtte siempre las controlaban desde cerca y, en numerosas
allí se representaban todas las aspiraciones y reivinüca- oportunidadeq reprimieron con dureza a los trabajado-
ciones de los trabajadores, fueran políticas, ideológicas, re§, como ocurrió en 1904 y, especialmentg en 1909,
culturales o sociales. euando la represión policial provocó la muerte de varios
Claro que las corrientes ideológicas asignaban dife- manifestantes. La respuesta de las organizaciones obreras
rentes senüdos al l" de Mayo. Para el socialismo se trata- fue inmediata: declararon la huelga general por tiempo
ba de una jornada festiva en Ia que los trabajadores se lndeterminado y llevaron adelante una de las protestas
manifestaban pacíficamente y reclamaban sus mejoras. El ¡olidarias más signiffcativas del períodq hecho conocido
anarquismo, en cambio, demostró siempre una profunda eomo la Semana Roja. Las demandas incluian el esclare-
aversión hacia esa concepción, pues la fecha no podía te- cimiento sobre los responsables de la represión y su cas-
ner un carácter festivo porque desviaba la verdadera sig- tlgo así como la abolición del Código de penalidades
niffcación de la protesta, considerada una jornada de luto porteño. La huelga duró una semana, tuvo su epicentro
y dolor por los centenares de trabajadores encarcelados, en la ciudad de Buenos Aires y se extendió hacia Rosa-
muertos y heridos por la "explotación capitalista". rio y a varias ciudades del interior de la provincia de
Desde comienzos del siglo )o(, esta manifestación tras- Buenos Aires. La capital quedó paralizada por el cese ca-
cendió el espacio cerrado para proyectarse en la geogra- §i total de.actividades. Miles de trabajadores adhirieron
fía abierta de la ciudad. Todos los años, las agrupaciones éspontáneamente y organizaron piquetes para impedir
obreras realizaban movilizaciones callejeras en donde que los sectores patronales utilizaran rompehuelgas. La
los diferentes gremios, federaciones y organizaciones policia volvió a reprimir a los manifestantes en el sepe-
políticas se nucleaban con sus pancartas, banderas y lio de las víctimas del 1'de Mayo, lo que provocó nuevas
simbolos identificatorios en las plazas Lorea, Mazzírí, muertes e incrementó la indignación de los trabajadores.
Constitución o Miserere (Once) converüdas en lugares Finalmentg el gobierno decidió negociar con el Comité
paradigmáticos de concentración. Desde allí se reco- de Huelga y cedió ante algunos de los reclamos: se abo-
rrían calles y avenidas, mostrándose a los otros como un lio el Codigo de Penalidades, se liberó a los detenidos du-
actor social que centralizaba en ese acto todos sus recla- rante esa semana y se reabrieron los locales y periódicos
mos, tanto las reivindicaciones de carácter económico obreros. Si bien algunos sectores estaban insatisfechos

34 35
por no haber logrado el castigo a los responsables, otros
tle rnanera radical su población original, o en decenas
vivieron el desenlace como un triunfo. cle ciudades intermedias de la región pampeana -como
Tánto la celebi.ación del l' de Mayo como las caracte-
lunln,Zárate, Campana, Pergamino, Berisso, Bahía Blan-
rísticas de las instituciones obreras formaban parte de Mar del Plata, La Plata- así como también en varias
Eá,
una cultura de izquierda internacionalista acorde con el
loeelidades del interior -Córdoba, Tucumán, Santa Fe-
fuerte cosmopolitismo de la clase obrera argentina de en- en rlonde se hicieron visibles las primeras protestas de
tonces, pero también vinculada a la convicción de que la
trahaiadores. A partir de los años ochenta y por varias
transformación de la sociedad era un hecho en el que de- clécndas, tales protestas se convirtieron en manifestacio-
bía estar involucrado el conjunto de los trabajadores del
ttcli inherentes al mundo del trabajo en la Argentina y
mundo. Por eso, por un fuerte espiritu de solidaridad de
fiteron las expresiones del descontento e insatisfacción
clase y de convicciones políticas, fue frecuente la rela-
de los trabajadores frente a las condiciones de trabajo
ción con instituciones de otras latitudes así como que las (tslarios, accidentes, hacinamiento), de vida (vivienda y
federaciones se solidarizaran con causas lejanas, no sólo mlud), la represión y por el derecho de agremiación.
a partir de declaraciones sino también de medidas con- Junto a esas expresiones, y del mismo modo que había
cretas, como la huelga general realizada en 1909 por la rlcurrido en numerosos países europeos, los trabajadores
FoRA en protesta por el fusilamiento del educador cata- Iocales, guiados por acüvistas libertarios y socialistas,
lán Francisco Ferrer en España o Ia formidable campaña §onformaron sus primeras instituciones de autodefensa y
en los años veinte para anular las condenas a muerte que de lucha (sociedades mutuales, gremiales, culturales y de
el gobierno norteamericano había impuesto a los obreros prensaJ. Paralelamentg las organizaciones obreras mani-
Nicola Sacco y Bartolomé Vanzetti. En efecto, en el fistaron de diversas formas su descontento y sus recla-
transcurso de cuarenta días, entre el 15 de julio y el 23 mos a través de una serie de repertorios de confrontación
de agosto de 1927, se realizaron cuatro huelgas genera- n«rvedosos para el país, pero con una larga tradición bien
les y varios mitines públicos en las plazas Congreso y consolidada en el viejo continente desde fines del siglo
Once, que lograron el raro fenómeno de unir a comunis- xvlll y comienzos del XIX: huelgas, boicots, sabotajes y
taq anarquistas, socialistas y sindicalistas detrás de la in- manifestaciones cállejeras. Todas estas formas de protes-
fructuosa defensa de Sacco y Vanzetti. ta sirvieron para ejercer su presión sobre los empresarios
Las manifestaciones de carácter internacionalista y de y las autoridades del Estado tanto para mejorar sus con-
solidaridad de clase fueron, sin duda, importantes, pero diciones laborales como para exigir el derecho a la orga-
sólo significaron un segmento cuantitativamente peque- nización.
ño de la protesta y movilizaron escasamente al conjunto De todas las formas de protesta mencionadas, la huel-
de los trabajadores. La gran mayoría de los conflictos es- ga fue la herramienta de lucha más utilizada por los tra-
tuvo vinculada a los reclamos estrictamente gremiales. bajadores y sus organizaciones y se convirtió en la carac-
Fue en las grandes ciudades como Buenos Aires y Ro- terística saliente de la protesta popular durante todo el
sario, que en el lapso de medio siglo habian modiffcado siglo XX, aunque en las últimas dos décadas su peso ha

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declinado sensiblemente a causa de la notable desestruc- hr¡ de carácter gremial. Así, cervecerías, panaderias, con-
turación y reconversión del aparato productivo. Las hu- flterlas, dulcerías, fábricas de cigarrillos y de fósforos,
bo parciales y generales, reivindicativas y solidariaq pací- e¡ttre otras, se vieron perjudicadas por la aplicación del
ficas y violentas, de carácter meramente reivindicativo y bolcot obrero. La falta de datos al respecto no ayuda a
políticas. De algún modo se fue definiendo una forma de determinar el éxito o el fracaso de esta medida de lucha.
exteriorizar la protesta que tendría perdurabilidad. La Aunque hay indicios en las memorias empresariales que
huelga se iniciaba con la presentación de un petitorio en permiten suponer que a veces los gremios lograron im-
el que se expresaban claramente las demandas; si la res" poner sus demandas, parecería que en la mayoría de los
puesta era negativa, los trabajadores abandonaban las ta- etrios pasaron inadvertidos para la población. Por otra
reas. Si bien en numerosas ocasiones los conflictos se de- ptrte, esta medida sufrió bastante desprestigiq pues en
sarrollaron de manera pacifica, en otras, el rechazo de los rlgunas oportunidades la utilizaron algunos gremialistas
reclamos inducía a los trabajadores a apostarse en los al- para extorsionar a las empresas con el objeto de obtener
rededores de las fábricas y a conformar piquetes de huel- dlnero para sus organizaciones y por otros inescrupu-
ga para impedir la entrada de quienes no adherían a la losos para obtener beneficios personales. El boicot fue
medida de fuerza g en el caso de que los hubiera, atacar condenado por el Partido Socialista en su congreso de
a los rompehuelgas contratados por las empresas. Al mis- I 9l 9, que recomendó el control y reglamentación de su

mo tiempo, la policía intensificaba la vigilancia; en no a¡rlicación y la propia FoRA anarquista decidió en su X


pocas ocasiones impedía la reuníón de los manifestantes Congreso en 1928 abolirlo como arma de lucha deb¡do
y muchas veces la confrontación terminaba con una vio- c su manipulación y a los inconvenientes creados a las
lenta reprcsión. organizaciones gremiales.
Junto a la huelga, los gremios, especialmente aquellos Con las huelgas hay menos dudas en cuanto a sus re-
orientados por anarquistas, recurrieron frecuentemente tultados. Eiiten cifras de número de huelgaq de huel-
al boicot, que implicaba el llamamiento de la población guistas, de jornadas perdidas, de acuerdos y de convenios
a no consumir los productos de la empresa en conflicto. firmados. Y también están las estadísticas y memorias
El boicot no se utilizó en el sentido de los movimientos oficialeq los boletines empresariales o los informes de
de consumo, sino como una herramienta de lucha que ¡)rensa para confirmar la mayor o menor importancia y
reforzaba las demandas y complementaba la huelga. Es- la magnitud de los conflictos.
ta táctica fue adoptada como medio de lucha durante el En la Argentina se produjeron numerosas huelgas
primer congreso de la poA en 1901, y ese mismo año se parciales y generales, notoriamente menos en el campo
aplicó por primera vez por los obreros de la fábrica de que en las áreas urbanas. En el espacio rural bonaerense
cigarrillos La Popular, en protesta por el maltrato patro- pampeano las diversas organizaciones gremiales, impul-
nal. Durante las dos primeras décadas del siglo XX, las sadas por' anarquistas y sindicalistas, intentaron or ganizar

organizaciones obreras lo usaron con frecuencia en nu- a los trabajadores rurales, lo cual hicieron con relativo
merosas empresas con las que mantenían enfrentamien- éxito debido tanto al carácter estacional del empleo ru-

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ral, que hacía muy diftcultoso construir sindicatos y añu ¡e conformó la Sociedad Cosmopolita de Agriculto-
mantener las redes de solidaridad, como a la diversidad f€r y, poco después, una asamblea de 2 mil agricultores
de labores y los intereses entrecruzados que podían ma.
rettnidos en Alcorta declaró el paro de actividades (cese
nifestar los peones, los carreros y los propios chacareros; rle roturaciones y siembra) por tiempo indeterminado.
En efecto, cuando estos últimos protestaron en I 9 I 2 por Ante la negativa de los grandes propietarioq la protesta
el alto precio de los arrendamientos, no se aliaron con los ¡e extendió rápidamente a las zonas mencionadas y, unos
peones quienes, a su vez, cuando protagonizaron sus
meries después, debido a la necesidad de unir esfuerzos,
conflictos se vieron enfrentados a los chacareros. lo¡ cliversos comités de lucha y sociedades de chacareros
Las protestas rurales fueron escasas durante la prime-
le constituyeron en la Federación Agraria Argentina.
ra década del siglo XX y recién en el conflictivo ciclo de Aunque de dimensiones y características diferentes,
191 7- 1921 se produjeron algunas luchas importantes
támhién se enmarcan en el conflicto rural las protestas
que se focalizaron en zonas y oficios determinados. Peo-
ohreras realizadas en el norte chaqueño y en la Patago-
nes de máquinas trilladoras, estibadores y carreros reali-
nlu. En el primer caso se trata de los conflictos protago-
zaron huelgas en el norte fluvial bonaerense (Baraderq nleados entre l9l9 y 1921 por los trabajadores vincula-
San Pedro); peones y braceros, en el sur de la provincia clos a la Forestal Argentina, empresa poseedora de cerca
(Ties Arroyos); peones, braceros, estibadores y carreros, de 2 millones de hectáreas de tierra destinadas a la ex-
en el este y sur de Córdoba y en el sur de Santa Fe. Las plotación de madera y tanino. Allí, como se ha expresa-
protestas se realizaban generalmente en el momento de rhr, las condiciones de trabajo eran parücularmente du-
la cosecha presentando pliegos de condiciones con las rei- r¡¡s para los miles de obrajeros-hacheros y peones de
vindicaciones [aumentos salariales, duración de la jomada, playa procedentes de Corrientes, Santa Fe, Chaco, San-
condiciones de trabajo, reconocimiento de sus organiaa- tlogo del Estero y Paraguay. La formación de la Federa-
cionesJ. Los reclamos se dirigían principalmente a empre- clón Obrera delTanino y de otros centros obreros activó
sarios de transporte y maquinarias agricolas, a cerealistas lo protesta que comenzó con la presentación de pliegos
y, en menor medida, a los chacareros. Al comienzo de la
rlt: condiciónes que denunciaban los magros salarios, las
década de I 920, estas protestas tendieron a decaer y a ce- largas jornadas laborales, el encarecimiento de los pro-
der ante las presiones patronales y gubemamentales. tluctos alimenticios, la desocupación y la falta de liber-
Por su parte, en 1912, los chacareros arrendatarios tad. Huelgas, manifestaciones y sabotajes caracterizaron
protagonizaron un importante conflicto en las zonas la protesta, que finalmente fue neutralizada por la pre-
maiceras del este de Córdoba, norte de Buenos Aires y sión de las empresas y la fuerte represión ejercida por la
sur de Santa Fe. La protesta, conocida como el Grito de gendarmería.
Alcorta, tuvo su causa profunda en la caída del precio En la Patagonia, la caracterísüca dominante era el al-
del maí2, que llevó a los chacareros a exigir a los estan- to grado de concentrac'ión de la üerra y la explotación
cieros y a las compañías colonizadoras arrendamientos extensiva del ganado ovino en las grandes estancias dise-
más bajos y contratos más largos. A comienzos de ese minadas por el amplio territorio patagónico. Se explota-

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ba la lana y la carne para la exportación y se faenaba en
h participación del ejército así como de las guardias
t¡lcrrcas de la Liga Patriótica. De está forma se desenca-
los frigoríficos costeros. La mano de obra (peones, tra-
rlenr5 una inédita represión, que apeló a la aplicación de
bajadores de frigorifico, empleados de comercio) prov€,
nia de Chile, de diversas provincias y también de Euro' lr ley marcial y a fusilamientos sumarios, lo que provo-
pa. Las labores rurales eran de carácter estacional y se eó la derrota de la protesta y cente¡rares de víctimas en-
terradas en fosas comunes.
concentraban en la primavera, cuando se realizaba la es-
En las áreas urbanas, hasta l90l se llevaron a cabo
quila y, en el verano, con la marcación y la selección de
únícamente huelgas de carácter parcial, principalmente
animales. Durante el resto del año sólo se necesitaban gru-
en el transporte (ferrocarril, carreros), la manufactura, la
pos de peones para cuidar las majadas. Las condiciones
ronstrucción y el puerto. A partir de ese año hicieron
de vida y de trabajo eran pésimas: precarias viviendas,
lrrupción las huelgas generales que hasta 1930 fueron
escasa alimentación, salarios bajoq uso de valeg malos tra.
tlieciocho. Nueve de ellas se realizaron entre l90l y
tos. Esta situación empeoró durante la Primera Guerra
1910, impulsadas por los anarquistas, y en menor medi.
Mundial, debido al descenso de los precios internacio-
fueron masi-
do, por los socialistas. Las huelgas generales
nales de la lana y de la demanda. Los estancieros recu-
vus en 1902, 1907 y 1909, y tuvieron distinto grado de
rrieron a la reducción de costos, contratando menos
edhesión en los casos restantes. En las dos décadas si-
peones y bajando los s¿larios, con lo que generaron un
guienteq las huelgas fueron convocadas por las diversas
profundo malestar.
ccntrales en las que se dividía el movimiento obrero
La protesta irrumpió en la primavera de 1920 como
(rona del V y del IX Congreso, CoA, USA), aunque fue-
una extensión del conflicto mantenido por carreros y
nrn los anarquistas quienes las impulsaron con mayor
maritimos y por la propaganda de la Sociedad Obrera de
eonvicción. Prácücamente todos los paros generales rea-
Oficios Varios de Río Gallegos, adherida a la roRA del IX
lizados entre 1910 y 1930 fueron parciales y limitados al
Congreso, que organizó a los peones. Presentación de pe-
ámbito de la ciudad de Buenos Aires. La noción de soli-
titorios, huelgas parciales, actos violentos de represalia y
claridad de clase file clave para articular la protesta que
la intervención del ejército caracterizaron la protesta du-
sc exteriorizaba con las huelgas generales. A ella se su-
rante un largo año en el que no se obtuvieron resultados
maba la visión internacionalista, la idea de que la huelga
positivos para los trabajadores. En la primavera de l92l
('ra un acto colectivo de carácter universal cuyo objetivo
estalló finalmente la huelga general, apoyada por anar-
cra hacer visible el poder de los trabajadores. La clave de
quistas y sindicalistas, que paralizó el trabajo en toda la
lá acción colectiva era la denuncia de las acciones repre-
región y contó con una activa participación de sus actores,
sivas de los sectores dominantes; asi, la represión policial
qug en ocasiones, recurrieron a la violencia (ocupación
cn una manifestación, el encarcelamiento y la muerte de
de estancias) ante la arbitrariedad patronal y guberna-
militantes obreros, la aplicación del estado de sitio u
mental. En efecto, los llamamientos de la Sociedad Ru-
otras leyes represivas eran todos elementos que acciona-
ral y de la Liga de Comercio a la represión, favorecidos
ban la solidaridad obrera.
por la ambigüedad del gobierno de Yrigoyen, generaron
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En 1901, el motivo de las huelgas generales fue la pro- cha, pues no era aceptado sin debate en el seno de las fe-
testa por la muerte de un obrero en la reffnería de azucar deraciones gremiales. Los más intransigentes y quienes
de la ciudad de Rosario y en 1921, el asesinato de varios privilegiaban la huelga general como acción de lucha
obreros a manos de la Liga Patriótica. En 1909, la causa eran los anarquistas nucleados en la FORA, pues pensa-
fue la represión de la manifestación anarquista del l' de ban que contribuiría al advenimiento de la revolución
Mayo; ese mismo año se produjo otra, de escasa magni- social. Para ellos, la huelga general era un momento de
tud, en repudio al fusilamiento de Francisco Ferrer en Es- inflexión en el combate contra el sistema capitalista y
paña. En 1927 se realizaron cuatro huelgas generales de encarnaba bien el espíritu de urgencia revolucionaria.
alcance parcial en solidaridad con Sacco y Vanzetti. En No era interpretada como una herramienta para obtener
1902, el motivo de la protesta general fue la solidaridad mejoras generales para los trabajadores sino como un ar-
con los trabajadores portuarios; en 1907, con los obreros ma revolucionaria para transformar radicalmente la socie-
en huelga en el puerto de Ingeniero White y en I 91 9, con dad. Los socialistas y la uGT no consideraban la huelga
los trabajadores de la empresa metalúrgica Vasena. En general como un mecanismo de transformación radical;
1905, el motivo fue la aplicación del estado de sitio (re- en cambio, eran partidarios de una acción gradual y or-
curso constitucional que permitía la represión preventiva ganízada y frecuentemente rechazaron la posibilidad de
cuando el Estado establecía que se podía producir una convocar a la huelga general. No se trataba de una cues-
conmoción pública); en 1908 y l9l0,las huelgas genera- tión de principioq sino que debía servir a los fines de los
les se realizaron en oposición a la aplicación de la Ley de trabajadores; por eso sólo apelaban a ella cuando las con-
Residencia sancionada en 1902, que permitia la expul- diciones eran favorables y las circunstancias lo requerían
sión de los extranjeros "indeseables". En 1923 se convocó (por ejemplo, en ocasiones excepcionales como la apli-
a una huelga general en protesta contra el asesinato en la cación del estado de sitio y la supresión de garantías
cárcel del anarquista alemán Kurt Wilkens, detenido por constitucioiiales). En algunas oportunidades, como en
haber asesinado al coronel Varela, jefe de las fuerzas del 1907 y 1909, se vieron obligados a confluir con los anar-
ejército que habían reprimido a los peones patagónicos. quistas pero estableciendo claros límites a la prolonga-
Et 1924, el paro general decretado por la USA tuvo mo- ción temporal de la medida. Los sindicalistas creían y
tivos absolutamente diferentes: se trató del desacuerdo de usaban la huelga general pero en un sentido diferente al
las organizaciones obreras con la sanción del proyecto del anarquismo: la entendían como un arma para exten-
de ley de jubilaciones, que implicaba, a su criterio, "un der y exteriorizar la protesta obrera y también como una
principio de perturbación en el seno de la clase trabaja- táctica encaminada a presionar a empresarios y gobierno.
dora". La usA se oponía al descuento de los salarios obre- Se trataba de utilizar la huelga general para obtener las
ros para garafitizar la formación de una caja previsional reivindicaciones reclamadas por los trabaj adores,
pues suponían que eso deprimiría el salario. Al margen de las huelgas generales y de los resultados
Las organizaciones que convocaban a las huelgas ge- obtenidos, el movimiento huelguístico y de protesta en
nerales tenian posturas diferentes ante este medio de lu- la Argentina se vinculaba centralmente a las condiciones

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de trabajo, a la cuestión salarial, al crecimiento del gre- rlldas eran sólo leves paliativos puesto que, además de in-
mialismo y a diferentes aspectos críticos de las coyuntu- Euficientes, sólo tenían vigencia limitada en la ciudad de
ras socioeconómicas. Hubo dos momentos en los que la lluenos Aires y en los territorios nacionales, mientras el
protesta adquirió connotaciones importantes y que se resto del pais, y en especial las áreas rurales, quedaba
destacaron claramente del resto. El primero compren- fuera de su alcance. Más allá de estas restricciones, las
de el período entre los años 1902 y 1907, en el que se primeras politicas sociales fueron en buena medida una
realizaron más de 1.300 huelgaq las más importantes re§puesta a la protesta obrera.
protagonizadas por portuarios, carreros, cocheros y fe- El segundo periodo de auge de la protesta compren-
rroviarios. Estas huelgas se originaron en causas diversas, de los años 1917 a l92l; sin duda, el de mayor conflic-
algunas fueron de carácter solidario pero la mayoria se tividad en toda esta etapa. Si bien abarcó diversas zonas
relacionó con la demanda de aumentos salariales; el res- «Jcl territorio del paíq la mayor parte se desarrolló en
to exigia la jornada de ocho horas, el descanso dominical, lJuenos Aires. La protesta obrera de estos años se enmar-
la libertad de los presos obreros, el derecho de asociación có en una coyuntura particular relacionada con la Prime-
o la oposición a la ley de Residencia, a los despidos, a la ra Guerra Mundial, que derivó en la existencia de saldos
aplicación de multas, al maltrato patronal, al trabajo a des- migratorios negativos desde 1913. Este hecho acabó con
tajo, al. truchrystera (sistema de vales). la oferta excedente de mano de obra y fortaleció las de-
Si bien con matices, las huelgas y la protesta obrera en mandas gremiales. Por otro lado, en algunos momentos
términos generales así como sus manifestaciones ideoló- de la coyuntura se produjo un deterioro del salario que
gicas, fueron percibidas como una ame[aza contra el or- incrementaron los reclamos. Esto se dio en un contexto
den social y político por parte de la elite gobernante. En cn el que la experiencia organizaüva acumulada desde
un primer momento, reaccionó con la represión policial fines del siglo xlx y el impacto de la Revolución Bolche-
y la instrumentación de medidas destinadas a combatir vique de l9l7 estimularon el clima ideológico de cues-
al anarquismo, como la sanción de la Ley de Residencia tionamiento a los sectores patronales, especialmente de-
y la aplicación del estado de sitio. Sin abandonar estas bido al fuerte activismo de clase de éstos a través de
politicas, lentamente comenzaron a articularse respues- rurganizaciones como la Asociación Nacional del Tiabajo,
tas que buscaban integrar a los trabajadores a mecanis- la Sociedad Rural o la Bolsa de Comercio, que interve-
mos institucionales, entre los que deberia agregarse la nían activa y agresivamente en los conflictos, ya fuese
sanción del sufragio obligatorio y secreto masculino en presionando al gobierno para que reprimiera a los traba-
1912. Esos mecanismos buscaban regular las acciones jadores en conflicto u organizando acüvamente a los
colectivas de los trabajadores y marcar ciertos límites al rompehuelgas para vencer la resistencia obrera.
poder de los empresarios. Asi se sancionaron las prime- Durante ese lustro se produjeron 965 huelgas que in-
ras leyes de carácter laboral y, en 1907, se creó el Depar- volucraron a 851.831 huelguistas, lo que significó una
tamento Nacional del Tiabajo, destinado a investigar las pérdida de más de I I millones de jornadas de trabajo.
causas de los conflictos asi como a regularlos. Estas me- Estos conflictos se produjeron en sectores clave, ferrovia-

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rios, marineros y foguistas, que tenían la virtud de para- conducir los conflictos. El presidente impulsaba la inter-
lízar el tráfico agroexportador; y también en sectores co- vención del Departamento Nacional del Thabajo o parti-
mo los frigoríffcos y los empleados y los obreros munici- cipaba como mediador personalmente. De esta forma,
pales, no menos importantes por su peso económico y
obligó en varias ocasiones a los empresarios a ceder ante
por sus implicaciones politicas. En I 9I 7 fueron a la huel-
las presiones sindicales; esto ocurrió con las huelgas ma-
ga los marineros y foguistas nucleados en la poderosa Fe-
rítimas y en algunas ferroviarias. Sin embargo, cuando no
deración Obrera Marítima (rou), en demanda de aumen- podía resolver los conflictos debido a la intransigencia
tos de salarios, aplicación de la jornada de ocho horas y patronal persistía en actitudes represivas hacia los traba-
mejoras en las condiciones de embarque (higiene y ali- jadores, como ocurrió con las huelgas municipaleg en los
mentación). Los ferroviarioq bajo la conducción de La frigoríficos, en algunas ferroviarias o en la ya menciona-
Fraternidad, que agrupaba a los conductores de locomo- da huelga de los peones patagónicos. Por ultimo, es im-
toras, y la Federación Obrera Ferroviaria [noF), presenta- portante señalar la fuerte intolerancia de las organizacio-
ron un pliego de condiciones con diversos reclamos. Los nes patronales, que actuaban como verdaderas entidades
municipales lo hicieron en demanda de aumentos sala- de clase ante las reclamaciones obreras y la acción del
riales y los obreros frigoríficos reivindicando cuestiones gobierno. En cada gremio en lucha creian percibir las
salariales y de condiciones de trabajo. avanzadas del maximalismo y en cada oportunidad en
De una u otra forma, estos conflictos duraron varios que el gobierno decidía laudar de manera favorable a los
años e hicieron emerger diversas cuestiones: en primer reclamos gremiales, las entidades empresarias lo rechaza-
lugar, el fortalecimiento de las organizaciones gremiales
ban tajantemente y lo acusaban de estar en connivencia
como la FoM, la FoF, La Fraternidad o los obreros y em- con los sindicatos.
pleados municipaleq las cualeq más allá del signo ideo-
Fue en este clima de turbulencia social -agravado
lógico (sindicalista o socialista) que ostentara su con- por un contexto internacional en el que la Revolución
ducción, estaban en condiciones de negociar tanto con Soviética y los estallidos en Alemania y Hungría en-
empresarios como con el Estado. El gran problema del marcaban una coyuntura revolucionaria-, de contradic-
mundo gremial seguía radicando en la persistencia de la ciones militantes, de ambigüedades gubernamentales y
división ideológico-politica y tanto anarquistas como co- de temores e intolerancia patronales en donde estalló el
munistas, sindicalistas y socialistas privilegiaban sus dife-
conflicto conocido como la Semana Ti.ágica que, quizás,
rencias a sus posibles puntos en común. Esta tendencia a fue la protesta obrera más importante hasta el Cordo-
la dispersión del movimiento obrero significó un impe- bazo en 1969.
dimento para encarar acciones comunes. En segundo tér- En enero de I919, mientras se desarrollaba una huel-
mino es de destacar el nuevo rol desempeñado por el Es- ga en demanda de aumento de salarios y reducción de
tado. Si bien el gobierno de Yrigoyen no profundizó la jornada laboral en los talleres metalúrgicos Vasena, se
demasiado la legislación social iniciada por los conserva- produjo un incidente entre huelguistas y rompehuelgas,
dores, introdujo un cambio importante en la forma de que ffnalizó con una represión policial que provocó va-

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rios mueftos. Inmediatamente, la FoRA del V Congreso l)c¡lartamento Nacional deTiabajo al otorgarle funciones
fanarquista) llamó a la huelga general para el dia 9 de rlr urbitraje y de policía laboral más definidas. Por otro
enero, a la que se incorporó de manera ambigua la FoRA i
lado, envió diversas iniciativas laborales al Congreso: a me-
del IX Congreso (sindicalistaJ. Durante todo el día se dludos de l9l9 presentó varios proyectos referidos a con-
produjeron incidentes entre piquetes de huelguistas y la trutos colectivos de trabajq conciliación y arbitraje de
policía, hasta que esta última reprimió el cortejo fiine- sonflictos y asociaciones profesionales. Dos años más ta¡-
bre de las víctimas obreras anteriores, provocando nue- dc, t:l Poder Ejecuüvo envió a las Cámaras un proyecto de
vas muertes entre los manifestantes. El impacto de los Ctitligo de Tiabajo que profundizaba el rol regulador del
acontecimientos fue notable y se agravó con la ola de lhtado y, si bien se asemejaba bastante al de 1904, se di-
rumores injustificados lanzados por los sectores de la I'ercnciaba de aquel sustancialmente en que atenuaba no-
derecha conservadora sobre un inminente "complot ma- teblemente los aspectos represivos al consagrar el dere-
ximalista". El ejército intervino de manera unilateral y elro de huelga ylegalizar la sindicalización.
el gobierno primero intentó hallar una salida negociada F)nalmente, estos proyectos no fueron tratados en el
para luego optar por la represión no sólo estatal sino Porlamento, poco interesado en reformas sociales, y la au-
también paraestatal, en tanto que alentó a la acción a reucia de conflictos graves durante el gobiemo de Marce-
grupos de civiles a los que dejó actuar libremente. Estos lo T. de Alvear (1922-1923) contribuyó a su olvido. Este
grupos saquearon locales obreros, golpearon a manifes- dt:scenso de la conflictividad social se vinculaba, princi-
tantes y atacaron el barrio judío del Once. Por su parte, palmentg a una coyuntura económica favorable, caracte-
el movimiento obrero manifestó durante el conflicto rizada por el incremento sostenido de las exportaciones y
posturas diferentes. Mientras los anarquistas vinculados r'icrto descenso del costo de vida así como el consecuen-
a la FoRA del V Congreso intentaban sin éxito empujar el tc aumento del salario real, que mejoró relativamente los
conflicto hacia un movimiento insurreccional, los sindi- niveles de vida de los trabajadores. El resultado de esta si-
calistas de la FoRA del IX Congreso trataban, como ha- tuación, sumado a los constantes enfrentamientos entre
bían hecho siemprg de evitar actos de violencia y encau- lus diversas tendencias obreras, repercutió en el movi-
sar la negociación con los empresarios y el Estado. Los miento huelguístico de reclamos salariales y mejores
socialistas, por su parte, usaban la tribuna parlamentaria condiciones de trabajo, que descendió notablemente. Se
para denunciar la represión e intentaban también enca- rnantuvo, en cambio, la intensidad de las protestas de ca-
minar el enfrentamiento por canales pacificos asi como rácter solidario aunque limitadas casi al mundo de la mi-
impulsar una legislación laboral que evitara este tipo de litancia obrera.
estallidos.
De hechg el impacto del movimiento huelguísüco
9I 7 y l92l asi como los sucesos de la Se-
acaecidt¡ entre I FAHCE Biblioteca Central
mana Tiágica empujaron al gobierno a profundizar su po-
lítica laboral. En principiq amplió las atribuciones del
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