vida feliz, gcmo puede ser feliz, afligido como esta por desdichas y dolores,
el hombre a quien sobrevengan estas cosas, aunque sea virtuoso? No. Un
estado asi podra ser feliz. y autosuficiente para los dioses; pero los hombres,
que han asumido un elemento inferior adicional, es menester que busquen la
felicidad propia del conjunto resultante, y no la de 20 una parte, ya que, como
resultado del mal estado de una de las dos partes, forzosamente se
entorpecerd el funcionamiento interno de la otra, de la superior, a causa del
mal funcionamiento de la inferior. O si no, habra que extirpar el cuerpo o la
sensacién del cuerpo para, de ese modo, buscar la autosuficiencia como
medio para poder ser feliz.
6 La respuesta es que, si nuestra doctrina admitiera que el ser feliz consiste
en no tener dolores, ni enfermedades ni desdichas y en no caer en grandes
desventuras, nadie podria ser feliz en presencia de las cosas 5 contrarias. Pero
si la felicidad estriba en la posesién del bien verdadero, zpor qué,
prescindiendo de éste y de mirar a éste como criterio de vida feliz, hemos de
andar en busca de los demas bienes, que no entran en la cuenta de la
felicidad? Porque si la felicidad consistiera en un conglomerado de bienes y
de cosas necesarias —y aun de innecesarias, pero reputadas aun éstas por
bienes—, habria que buscar la presencia aun 10 de estas cosas. Pero si el fin
debe ser uno solo y no muchos —so pena de buscar no un fin, sino unos
fines—, es menester no tener en cuenta mds que aquél que, ademis de ser el
iiltimo, es el mas precioso y el que el alma trata de estrechar en su regazo.
Pero el objeto de esta busqueda, como el de la voluntad, no es el de no verse
envuelto en estas cosas. No es la vo- 15 luntad misma de suyo, sino sélo el
raciocinio, quien, en presencia de estas cosas, o las rehuye
desapropiéndoselas o las busca apropiandoselas™*, Pero el deseo mismo va
tras algo que lo transciende, conseguido lo cual, queda saciado y se aquieta. Y
esta vida si que es el objeto real de la voluntad, mientras que la presencia de
alguna de las cosas necesarias no puede ser objeto de la voluntad si se toma el
término «voluntad» 20 en sentido propio y no se emplea abusivamente so
pretexto de que reclamamos la presencia aun de estas cosas. Prueba de ello es
que, en general, evitamos los males, y, sin embargo, tal evitacién no es, por
cierto, objeto de la voluntad. Objeto de la voluntad es mas bien el que ni
462 Alusi6n al silogismo préctico (I 3, n. 36), que, ala luz de principios universales,
se ocupa de lo particular y contingente, mientras la voluntad_ misma permanece fija en el
bien universal e inmutable.
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