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Cuando surgieron las primeras comunidades cristianas no existía un "idioma oficial" para la liturgia y devociones. Siendo el
latín y el griego las lenguas predominantes en el territorio donde se extendió, estas lenguas también predominaron en la Iglesia,
con un cierto predominio del griego, pues en esa lengua se escribió el Nuevo Testamento y la gran mayoría de escritos de los
primeros Padres de la Iglesia y Concilios. Sin embargo en estos primeros siglos también existió liturgia en sirio, copto, y otros
lenguas regionales.
A partir del s. VII, en parte por la expansión del Islam en Asia y el norte de África, en parte por los conflictos de autoridad entre
Roma y Constantinopla, que culminarán en el cisma de Oriente (1054), poco a poco el latín fue quedando como la única lengua
dominante en la liturgia, en la teología y documentos oficiales de la Iglesia católica.
El conflicto con las Iglesias protestantes en el s. XVI provocó que la Iglesia asumiese algunas posturas rígidas como que la
Vulgata era la única traducción de la Biblia que podían leer los católicos, y que el misal romano (según la reforma de Pío V)
debía ser el único que debía usarse en la liturgia católica (con pequeñas excepciones).
Aunque esto favoreció en cierto modo el uso del latín, por otro lado, con el paso de los siglos y el auge de las lenguas nacionales,
fue creándose entre muchos la sensación de algo artificial, anticuado e incomprensible, y fue detestado como todas las cosas que
se cumplen por mera imposición. Por eso cuando en la segunda mitad del s. XX se realizó la reforma litúrgica del Vaticano II, el
latín fue una de las infortunadas víctimas. Actualmente se busca una visión más ecuánime, teniendo en cuenta que, ante todo, el
latín es la llave de siglos de cultura: filosofía, derecho, historia, y también teología y liturgia. De hecho hace poco el actual Papa
ha recordado su importancia y su deseo de impulsar su estudio (Motu proprio "Latina Lingua", 10 nov. 2012).
Grabado xilográfico de un "blockbuch" del Canticum Canticorum (hacia 1465), en la Hofbibliothek en Aschaffenburg (Alemania), Inc. 160. El
cristianismo solía aplicar este libro del A.T. a la Virgen María.
Aunque pensando en los cultores de la música coral ya he escrito varios artículos sobre la pronunciación de varios himnos
religiosos, ahora, atendiendo al interés de muchos lectores de este blog sobre la pronunciación de oraciones en latín, quiero
suplir ese vacío.
Siendo esta materia casi infinita, he seleccionado solo aquellas oraciones más populares. Pero ya que la extensión de tal tarea es
impropia para un blog, la versión larga la adjunto en el siguiente archivo PDF (actualizado y ampliado en abril de 2016): pdf
oraciones
Ahí el lector interesado encontrará: Signum Crucis, Pater Noster, Ave Maria, Gloria Patri, Angele Dei, Actus Contritionis, Salve
Regina, Memorare, Sub Tuum Praesidium, Angelus, Regina Caeli, Anima Christi, Sancte Michael Archangele, Confiteor Deo,
Symbolum Apostolorum, Gloria in excelsis, el Credo nicenoconstantinopolitano y las letanías lauretanas.
Y para ilustrar este artículo a continuación podemos ver dos hermosos himnos latinos en honor de la Virgen María: Salve
Reginay la antiquísima Sub tuum praesidium.
En la primera columna va el texto latino, en la segunda la pronunciación y en el tercero una traducción, que a veces se aparta de
la versión "oficial": con ella simplemente pretendo que el lector comprenda cabalmente el texto latino. También por ese motivo
trato de mantener la correlación línea por línea entre ambos textos.
Salve Regina
Salve, Regina, Salve, Reyina, ¡Salve, oh Reina!
Mater misericordiae, Mater misericordie, Madre de misericordia,
vita, dulcedo vita, dulchedo vida, dulzura
et spes nostra, salve. et spes nostra, salve. y esperanza nuestra ¡salve!
Ad te clamamus, Ad te clamamus, A ti clamamos,
exsules filii Evae. exsules filii Eve. los exiliados hijos de Eva.
Ad te suspiramus Ad te suspiramus A ti suspiramos,
gementes et flentes yementes et flentes gimiendo y llorando
in hac lacrimarum valle. in hac lacrimarum valle. en este valle de lágrimas.
Eia ergo, advocáta nostra, Eia ergo, advocata nostra, Ea, pues, abogada nuestra,
illos tuos misericórdes óculos illos tuos misericordes oculos esos tus ojos misericordiosos
ad nos convérte. ad nos converte. vuélvelos hacia nosotros.
Et Iesum Et Yesum Y a Jesús,
benedictum fructum ventris tui, benedictum fructum ventris tui, fruto bendito de tu vientre,
nobis, post hoc exsilium, nobis, post hoc exsilium, después de este exilio
ostende. ostende. muéstranoslo.
O clemens, o pia, O clemens, o pia, ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa!
o dulcis Virgo Maria! o dulchis Virgo Maria! ¡Oh dulce Virgen María!
Sub tuum praesidium
Sub tuum praesidium Sub tuum presidium Bajo tu protección
confugimus, confuyimus, nos refugiamos
sancta Dei Genetrix. sancta Dei Yenetrix. santa Madre de Dios.
Nostras deprecationes Nostras deprecadsiones Nuestras súplicas
ne despicias ne despichias no desprecies
in necessitatibus nostris, in nechessitatibus nostris, en nuestras necesidades,
sed a periculis cunctis sed a periculis cunctis sino que de todos los peligros
libera nos semper, libera nos semper, líbranos siempre,
Virgo gloriosa et benedicta. Virgo gloriosa et benedicta. Virgen gloriosa y bendita.