Вы находитесь на странице: 1из 7

Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Filosofía y Letras-Colegio de Estudios Latinoamericanos

Historia del Arte Contemporáneo en América Latina II

Joaquín Torres-García: el sueño universal del arte

Por María Fernanda Trejo Bermejo 407075157

Ya sabía yo quién era Joaquín Torres-García (1874-1949) desde hacía tiempo,

ya había visto y leído su obra, ya había leído lo que otros escribieron de él;

pero no fue hasta que hace unas semanas una amiga me trajo un souvenir de

Uruguay, que lo descubrí.

Mi amiga me regaló una cajita de madera con una lámina de aluminio repujada,

una artesanía bastante fea, que decía Uruguay, pero lo llamativo fue que el

grabado era una réplica exacta del arte universal de Torres-García de 1943, no

es que me sorprendiera la influencia del artista en el arte popular de su país,

pero es que de pronto se me olvida lo que puede llegar a significar el arte en el

imaginario colectivo de una nación y de un continente.

Según una sentencia de la estética contemporánea no existe arte sin que se

escriba de arte, y en Torres-García encontramos una conjunción entre el artista

y el teórico, nunca tan extraordinariamente lograda en un movimiento de

vanguardia. Él propone el universalismo constructivo, arte constructivo, o

constructivismo, una filosofía del arte que invoca a una auto encomendada

misión mesiánica de dotar a América Latina de un arte que se defina como

inherentemente, inconfundiblemente, irremediablemente latinoamericano, y que

a la vez sea como debe ser todo arte: universal.


Un artista es un creador, un “constructor” y es ésta característica lo que lo hace

ser. La esencia misma del hombre es a lo que Torres-García apela cuando

escribe sobre el arte constructivo. Para él, el arte debe expresar una visión del

mundo y de la posición del hombre en éste, más allá de meras

“representaciones” de su entorno; es decir debe ser un constructo que tenga

valor por sí mismo sin necesidad de suscribirse a un marco referencial, aunque

no significa que se descontextualice, simplemente que el valor de la creación

artística está en la esfera de lo abstracto y no de lo concreto, por lo que existe

más allá de el espacio y el tiempo.

El arte constructivo se sostiene en la razón, pero no el concepto occidental

clásico de razón, si no una racionalidad pitagórica. El arte de Torres-García

contiene una esencia geométrica que rechaza la imitación de la naturaleza, se

aleja del realismo para construír con libertad. “Todo cuanto el arte ha

producido, no importa de que época, oscila entre dos extremos: de un lado lo

que viene de la idea, del otro lo que toma su origen en la impresión real. O en

otros términos: arte geométrico y arte imitativo.”1 Esta “imitación” es

categóricamente rechazada por Torres-García.

El arte solo puede ser entendido en el concepto, pues el arte -todo arte- radica

en la dimensión simbólica del hombre. Esta revalorización del símbolo es lo

que le da al arte constructivo su condición universal.

El uso de estructuras primarias, líneas y colores en su más pura singularidad,

es lo universal, el sol de Torres-García es cualquier sol, el hombre de Torres-

García es cualquier hombre, pero nunca es ambiguo, porque tiene un órden.

1
Joaquín Torres-García, "La tradición del hombre abstracto", en www. torresgarcía.org.uy
A pesar de que la teoría y praxis de Torres-García inapelablemente e suscribe

a los movimientos de vanguardia, éste mantiene una continuidad con el canon

clásico del arte, principalmente por el uso de la sección áurea y el

establecimiento de una red de correlaciones numéricas dentro de las que se

crea una estructura u orden para la creación artística. Esto podría parecer una

lógica oscura de un pensamiento compulsivo pero en realidad es un método

que se justifica desde los más primarios fundamentos de toda la acción

creadora de la humanidad.

La teoría del constructivismo nace como una acción reivindicadora de

exploración de los orígenes del arte “nativo” –no occidentalizado- para salir de

los parámetros estéticos de la modernidad. Lo anterior denota la necesidad,

tan importante en Torres-García de dotar al continente Latinoamericano de una

cosmovisión estética acorde a su vida independiente y a su carácter hibrido.

Sin embargo éste anhelo nunca supondría una contradicción con la esencia

universal de su teoría, el universalismo del arte tiene que ver más con la

función del arte, en la más purista connotación del concepto, que con la

particularidad de sus manifestaciones, sobre todo en el caso de la pintura en la

cual Torres-García se expresa predominantemente. “Entre tantas pinturas

particulares era necesario dar con una pintura universal que contuviera toda la

pintura…en su afán de unir los contrarios, Torres-García, frente a las

tendencias que predominaban en su época, inventó la síntesis que superaba

los términos, dialécticamente opuestos, del surrealismo y el neoplasticismo, los

cuales siempre estuvieron al borde de lo extrapictórico, pues si en el

surrealismo dominaba la poesía, el neoplasticismo se orientaba hacia la

arquitectura. En éste sentido se puede decir que así como el cubismo está un
paso antes de esas dos posturas antitéticas, el constructivismo está un paso

después.”2

Torres-García recuerda que el arte tiene una función social: dar sentido a la

colectividad a través del sueño de la estética. La expresión del arte debe ser

metafísico, ritual, monumental; como era para las culturas precoloniales.

El constructivismo expone principios estéticos metafísicos pero no por que

intente hacer una reproducción platónica de la “ilusión” del mundo, sino

porque se fundamenta en formas arquetípicas universales que adquieren

sentido “más allá del mundo físico”, en el mundo simbólico, que no “imitan” la

naturaleza, si no que se configuran en una estructura –arte formal- que

pretende la creación pura y que además tiene un fin social.

Torres-García reinterpreta el canon estético aludiendo a la función monumental

del arte “primitivo” que la cultura moderna ha quebrantado, deshumanizando el

arte y encerrándolo en formas estereotípicas excluyentes. El arte constructivo

es una utopía moral que conserva la formalidad de la estética clásica pero

transgrede los paradigmas de la composición tanto imaginativa como realista.

La relación entre esté renacer del sentido social del arte y la dimensión

universal de la creación, es vital para entender a Torres-García. Para él el arte

tiene que volver a tener un carácter mítico-fundacional para los pueblos, que ha

perdido en el devenir moderno.

Es éste renegar de lo “moderno”, que en el contexto de las vanguardias, es un

concepto que se asocia a la misma esencia transgresora de los movimientos, lo

que dota al constructivismo de su peculiaridad. “Torres-García aparece con

respecto a su época como rezagado y como precursor; creemos que por un

2
Guido Castillo, Primer manifiesto del constructivismo por Joaquín Torres García, Ediciones cultura
Hispánica, Madrid, 1976. pp. 21-22
lado, anticipa la “crisis de la representación” posmoderna, y por otro, propone

una visión metafísica que reinterpreta la relación del arte con el Cosmos, que

aunque, universal (es) “etnocéntrica”.” 3

Para entender mejor la idea del lo universal del arte, hay que trabajar el

concepto de Torres-García de idea. La idea es la unidad del universo y es el

principio de toda creación posible. La pura idea abstracta es representación de

las leyes del universo que no pueden ser otras para el quehacer estético. La

construcción o creación del arte tiene que suscribirse a la armonía universal

que se expresa a través de la geometría, los colores primarios, la retícula

áurea, el plano ortogonal y el simbolismo numérico; componentes vitales de

sus teorías y sus obras.

Así Torres-García establece un “orden estético”, basado en la manifestación

total del hombre a través de la idea que construye simbólicamente, nunca a

través de descripción o representación del “orden natural”. “No se debe

describir las figuraciones de la Naturaleza, sino que los modos de expresión del

artista-mago son la geometría y el simbolismo, porque la geometría es el

Lenguaje gráfico de la Razón y el símbolo expresa una idea gráfica que no

representa a otra cosa, como sucede con la imagen: “se representa a sí

mismo”.”4

El arte cuando es una imitación de la naturaleza, deja de ser arte, deja de ser

creación. Ya no sirve, es un adorno. El simbolismo primitivo tenía una razón de

ser específica, un rol en la concepción del imaginario colectivo. El simbolismo

3
Ruben Tani, Joaquín Torres-García: Constructivismo, semiología y mitología, publicado en
www.unesco.org.uy
4
Ibídem.
se expresa a través de un arte geométrico universal, que se ve en todas las

antiguas civilizaciones.

Pero admirar el valor del arte “primitivo” no es imitarlo y apelar a un arte

latinoamericano no es hacerlo “folklorico”. El arte va más allá de estas

limitaciones. El hombre creador, el hombre que entiende que abstracción y

realidad son la misma cosa, está al margen de toda temporalidad.

El arte constructivo de Torres-García, como doctrina de carácter universal,

revaloriza el anhelo utópico de la estética, sobre una armonía metafísica

trascendental que es la unidad en el sentido más abstracto del término, unidad

de tiempo y espacio: universo.

Torres-García conjunta lo antiguo y lo moderno, lo indígena y lo europeo,

conjunción que es el fundamento ontológico de América Latina, lo que a mi

parecer es lo que le ha permitido al constructivismo superar las limitaciones

temporales de otros movimientos de vanguardia y subsistir en lo más íntimo de

la cotidianeidad del imaginario popular de Uruguay en pleno año 2010.

Un poco como en México ocurre con el muralismo, el impacto social del

constructivismo es “mayor”, más tangible, se ve en la vida de las masas;

Torres-García verdaderamente saca al arte de la esfera de intelectualidad o

snobismo en la que suele ocultarse, anhelo compartido por los movimientos

denominados de vanguardia en general. Es por esto que podemos afirmar que

como pocos, el arte constructivo es una utopía de la estética lograda, aunque

nunca completamente, eso es imposible.

Aunque sea en una caja de madera fea, que reproduce grotescamente una

visión conciliadora del hombre con el universo, que irremediablemente se


diluye en el vacío de la producción y el consumo de masas; el sueño de un

viejo pintor, sigue vivo. Existe.

Fuentes

María Luisa Bellido Gant, Joaquín Torres-García, Hacia un arte constructivista

de raíz americana, en Revista de Humanidades, Jaén, septiembre 2002.

Guido Castillo, Primer manifiesto del constructivismo por Joaquín Torres

García, Ediciones cultura Hispánica, Madrid, 1976.

Joaquín Torres-García, Universalismo constructivo 1, Alianza Editorial, Madrid

1984.

Joaquín Torres-García, Textos varios, en www.torresgarcía.org.uy

Rubén Tani, Joaquín Torres-García: Constructivismo, semiología y mitología,

publicado en www.unesco.org.uy

Вам также может понравиться