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Resumen:
Ludwig Wittgenstein es considerado uno de los filósofos más influyentes del siglo XX. Su intención
en la filosofía se centra en la discusión de temas como la lógica, la estética, la historia y la ética,
entre otros, a partir de un análisis lingüístico riguroso que permitiera la comunicación exitosa entre
ciencia y filosofía. La clave de este intento estaría en el lenguaje, su origen, concepto y función; todo
lo anterior bajo el marco de el nuevo positivismo del Círculo de Viena. El presente texto apunta a que
se debe considerar el lenguaje, en una primera etapa, como una expresión de pensamiento que debe
obedecer las reglas de la lógica para así guiar las discusiones en la ciencia y la filosofía. Sin embrago
este momento inicial evoluciona hacia los denominados “juegos del lenguaje” como resultado de una
serie de insuficiencias de la primera etapa mencionada. Este proceso evolutivo en el pensamiento de
Wittgenstein fue importante para una reformulación de la Filosofía del Derecho del siglo XX,
particularmente en el pensamiento y la obra de H.L.A. Hart. Se trata entonces de analizar la influencia
de la filosofía analítica en el Derecho y sus aportes a partir de la obra del filósofo austriaco.
Palabras Clave:
Ludwig Wittgenstein, Filosofía Analítica, Filosofía del Derecho, Hermenéutica Jurídica.
Abstract:
Ludwig Wittgenstein is considered one of the most influential philosophers of the 20th century. His
intention in philosophy focuses on the discussion of topics such as logic, aesthetics, history and ethics,
among others, based on a rigorous linguistic analysis that allows a successful communication between
science and philosophy. The key to this attempt would be in the language, its origin, concept and
function, all of the above under the framework of the new positivism of the Vienna Circle. The present
text suggests that language should be considered, in a first stage, as an expression of thought that
must obey the rules of logic in order to guide discussions in science and philosophy. However, this
initial moment evolves towards the so-called "language games" as a result of a series of shortcomings
of the first stage mentioned. This evolutionary process in Wittgenstein's thought was important for a
reformulation of the Philosophy of Law of the 20th century, particularly the thinking and jobs of H.L.A.
Hart. The objective is to analyze the influence of analytical philosophy on Law and its contributions
based on the work of the Austrian philosopher.
1
El presente trabajo es una versión corregida y con nuevas reflexiones de un artículo originalmente escrito en inglés publicado
en el año 2010 por la revista Ambiente Jurídico de la Universidad de Manizales, Nº 12, y titulado: “Wittgenstein and the Law:
Toward a claim for correction to Language.” (Sterling, 2010, p. 206-228)
1
Key Words:
Ludwig Wittgenstein, Analytic Philosophy, Law Philosophy, Legal Hermeneutics.
2
a partir de las luces que arroja la filosofía analítica de Wittgenstein en lugares
comunes del estudio jurídico: el concepto de Derecho, la indeterminación del
lenguaje jurídico, la discrecionalidad judicial, la interpretación de enunciados
normativos, entre otros.
Ludwig Wittgenstein sin duda es considerado uno de los más grandes e influyentes
filósofos contemporáneos gracias a la originalidad y calidad de su trabajo, así como
por su particular personalidad y apasionante biografía. Ello basta para entender a
aquellos que sin ser apasionados por el estudio de la Filosofía Analítica (de la cual
es un referente ineludible) que se ven fascinados son su obra, o incluso a aquellos
que no tienen una formación directa en la filosofía. Por ello no es de extrañarse que
la figura del austriaco se eleve a la de ícono de la cultura contemporánea, sus frases
e imagen son objeto de culto y mercantilización a partir de las diferentes lecturas
que la gente hace del pensamiento wittgesteinaniano. Puede decirse que todo el
que conoce a Wittgenstein se identifica con alguna parte de su pensamiento o su
vida. El poderoso impacto de su obra y temperamento es entonces evidente, al
respecto Ray Monk escribió:
Se han es crito poemas acerca de él, se han pintado cuadros inspirados por
él, se ha puesto música a su obra, y se le ha convertido en personaje central
de una novela de éxito que es poco más que una biografi ́a novelada (The
World as I Found It, de Bruce Duffy). Además, existen al menos cinco progra
mas de televisión dedicados a él, y se han escrito incontables evocaciones
de su persona, con frecuencia por gente que le conoció muy poco. (F. R.
Leavis, por ejemplo, que quizá habló con él en cinco o seis ocasiones, ha
hecho de sus “Recuerdos de Wittgenstein” el tema de un arti ́culo de dieciséis
páginas.) Se han publicado remembranzas de Wittgenstein escritas por la
mujer que le enseno ̃ ́ ruso, por el hombre que le llevaba la turba a su casa
de campo de Irlanda, y por el hombre que, aunque no le conoci ́a muy bien,
dio la casualidad que tomó las últimas fotografi ́as que se con servan de él.
(1994, p. 16)
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asunto propio de normas positivas que son parte de un proceso lógico formal que lo
dota además de un carácter científico, en otras palabras el Derecho como el arte de
lo justo versus el Derecho como ciencia normativa. Entonces ¿qué tiene que ver la
obra de Wittgenstein en este vetusto debate propio de la Filosofía del Derecho?
Michel Villey, al tratar a la justicia como objeto del Derecho, nos da una respuesta:
¿Qué quiere decir para nosotros que el Derecho busca la justicia? Para la
mayoría, nada concreto, si alguien no se lo aclara. Según la doctrina (muy
representativa) del neopositivismo, para un Wittgenstein, francamente nada;
el término justicia no remite a ningún dato comprobable: es pues una palabra
“vacía” que hay que proscribir. (1979, p. 68)
Pero las palabras del Villey desconocen la profundidad del pensamiento y la obra de
Wittgenstein, muchas veces motivado por el simple deseo de defender una tesis a
cualquier costo; basta con analizar su posición en la famosa “Conferencia sobre
ética” dictada en Cambridge entre 1929 y 1930 para entender que no existía una
desconexión total entre asuntos relativos a los valores, la ética y el pensamiento
wittgensteiniano; de hecho llegar a tal conclusión implicaría una imagen deformada
de su pensamiento que ridiculiza todo intento de comprensión de la ética y la moral.
La ética, en la medida en que surge del deseo de decir algo sobre el sentido
último de la vida, sobre lo absolutamente bueno, lo absolutamente valioso,
no puede ser una ciencia. Lo que dice la ética no ana ̃ de nada, en ningún
sentido, a nuestro conocimiento. Pero es un testimonio de una tendencia del
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espi ́ritu humano que yo personalmente no puedo sino respetar
profundamente y que por nada del mundo ridiculizari ́a. (Wittgenstein, 1965,
p. 8)
Entre otras cuestiones, el análisis del lenguaje que realiza Wittgenstein supondría la
eliminación de una narrativa “misteriosa” y dotada de una efusividad y emotividad
perturbadora, algo asi ́ como una “teori ́a pura del lenguaje” -parafraseando la obra
de hans Kelsen-, es decir, una teori ́a que permita explicar fenómenos del lenguaje
para entender las estructuras del pensamiento a partir del “ver” y el “oi ́r” sin
interpretaciones ni misterios que asuma al lenguaje como imágenes. Un ejemplo de
lo anterior se puede observar en la cri ́tica que Wittgenstein realiza a “La Rama
Dorada” de James G. Frazer, éste último ilustra que los Festivales de Beltane2 en
Escocia eran causados por la ignorancia del hombre primitivo que cree en la virtud
purificadora del fuego y hemos de purificar todo para que la vida nos siga premiando.
Wittgenstein cuestionó duramente las posiciones de Frazer pues sosteni ́a que él, de
manera histérica y desenfrenada, trataba de dar un valor misterioso y mi ́tico a las
narraciones en vez de reducirlas a cuestiones obvias. Wittgenstein en una de sus
cri ́ticas diri ́a: “Ningún fenómeno es en si ́ especialmente misterioso, pero cualquiera
puede llegar a serlo para nosotros, y lo caracteri ́stico del espi ́ritu auroral del hombre
es que un fenómeno sea significativo.” (Wittgenstein, 1992, p. 57)
2
Los festivales de los Fuegos de Beltane corresponde al inicio del verano y marcan la mitad del año para el pueblo Celta.
Beltane (que proviene del término “Beltene” y significa “fuego luminoso) también se conoce como la noche de Walpurgis y se
celebra usualmente la vi ́spera del primero de mayo siendo la época en que la Diosa se une con el Dios Astado, Bel, para
celebrar los placeres Divinos en la Tierra, marcando asi ́ el regreso de la vitalidad, la pasión y la esperanza consumadas. En
Escocia su particularidad radica en que se pretendi ́a rastrear las huellas de los sacrificios humanos hechas por los Druidas
(sacerdotes Celtas).
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Bertrand Rusell, reprochándole cierta incomprensión hacia su filosofi ́a, Wittgenstein
afirma:
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significan en realidad nada ni tienen solución ni son problemas ni sus
planteamientos, resoluciones que resultan inútiles.
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una certidumbre, en tanto que estado metal sobre “la verdad” es imposible. El
lenguaje es mucho más que nombrar, y no puede sustituir a las cosas. Lo que hace
al lenguaje es su uso y sus prácticas de utilización en los diversos juegos, como dar
órdenes, informar, etc. La gente aprende a hablar viendo como hablan los demás
con las prácticas y las formas de vida que no se pueden describir.
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afirmar que considerar el valor como parte del mundo equivale a convertirlo en
hecho y despojarlo de su condición de valor. El mundo es, simplemente, cuando
acontece y en el todo los hechos han de medirse por el mismo patrón. Todas las
proposiciones valen lo mismo. El mundo no es sino la totalidad de los hechos
posibles.
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reglas del lenguaje y que rehabilita una razón práctica para realizar cambios reales
a través de la toma de decisiones judiciales que ponen fin a controversias. Pero la
relación lenguaje-derecho, lejos de ser paci ́fica, presenta una serie de dificultades
que hacen fértil la introducción del pensamiento del autor austriaco para poder
entenderla.
Pero para Wittgenstein la lógica también plantea problemas que se pueden resolver
mediante la cri ́tica al lenguaje asi ́ ellos hayan sido muy probablemente menos
importantes para él que su propósito ético. No hay oposición entonces entre la lógica
“formal” y la lógica “ética”. Pero además de esta distinción Wittgenstein aborda el
fenómeno de la nebulosidad de la interpretación de normas o reglas que es producto
de la indeterminación del lenguaje, que en el Derecho está representada en los
denominados “conceptos juri ́dicos indeterminados”, es decir, aquellos conceptos que
no han sido definidos y que su núcleo conceptual es vago ya sea de forma periférica
o central.
Nuestra paradoja era esta: una regla no podi ́a determinar ningún curso de
acción porque todo curso de acción puede hacerse concordar con la regla.
La respuesta era: si todo puede hacerse concordar con la regla, entonces
también puede hacerse discordar. De donde no habri ́a concordancia ni
desacuerdo. (Wittgenestein, 1988, p. 203).
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través de autoridad principalmente. Quienes tienen esta visión “escéptica” afirman
que el Derecho está radicalmente indeterminado (los realistas por ejemplo), y que
el fenómeno juri ́dico, en última instancia, no consiste en un criterio de corrección en
la aplicación reglas, sino en el impacto que produce en una comunidad las diferentes
formas de ejercicio de autoridad y del poder, en este caso a través de la
interpretación.
Existe un grave desacuerdo acerca de la naturaleza de esta conexión entre las reglas
y los casos que ella regula, basta recordar las palabras de Gény al respecto: “La ley
escrita no nos proporciona todas las soluciones que requiere la práctica y la lógica
del derecho” (1954, p. 207), es decir, la evolución de la sociedad y sus cambiantes
realidades generan un desfase entre lo que la norma prescribe y las hipotéticas
situaciones fácticas que se pueden generar. En parte, estas controversias se
producen por el diferente papel que se le atribuye al consenso y los acuerdos de los
miembros de una comunidad, en este caso de aquello que se considera “correcto” o
“incorrecto”.
Wittgenstein cree que los casos que una norma regula no están identificados por la
regla sino que tienen que ser “producidos” o “construidos”. Esto lo tratari ́a Malcom
con lo que denomina “la pregunta difi ́cil.” (1995, p. 148) Los interrogantes que
surgen son: ¿Qué decide si un paso tomado en una dirección, si una cierta aplicación,
está o no está de acuerdo con la regla? ¿Qué ocurre si las acciones de diferentes
individuos que actú an conforme a una regla no están de acuerdo? Estos
cuestionamientos resultan notables en tanto significan la aplicación primaria de los
juegos del lenguaje de Wittgenstein: ¿Cómo es posible que ante una misma regla o
norma tengamos diferentes comportamientos? ¿Cómo es posible que ante una
misma norma o regla su interpretación y aplicación vari ́e? Sin duda lo anterior es
uno de los temas centrales de la filosofi ́a del derecho contemporánea. La “pregunta
difi ́cil” surge sólo cuando se asume que existe una cierta norma, pero encontramos
discrepancias acerca de sus instancias de interpretación y aplicación.
El Derecho entonces adopta una faceta lingüi ́stica en la cual las proposiciones crean
un lenguaje juri ́dico:
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lenguaje y el resultado se expresa por medio de lenguaje. (Aarnio, 2000, p.
12)
Si analizamos esta situación frente a los denominados “casos difi ́ciles” (aquellos que
no pueden ser justificados con el modelo clñasico silogísitico) el escenario es mucho
más productivo para el debate: la discrecionalidad del juez es mayor y su
responsabilidad se refleja en la modificación de la realidad por medio de
interpretaciones y justificaciones expresadas a través del lenguaje. Grandes
controversias juri ́dicas, sociales y económicas en Colombia se han resuelto por una
serie de justificaciones novedosas y por vi ́a de autoridad en jurisprudencias
memorables ya sea por su brillante construcción o por su infame incoherencia; pero
en últimas todo girando en torno al lenguaje y a las formas de percibir realidades y
sus correspondientes descripciones mediadas por elementos subjetivos. Se puede
pensar incluso en el lenguaje como un atemperador o modulador de emociones.
¿Qué es la hermenéutica? Es una duda una pregunta bastante compleja que muchos
han tratado de responder, y sin aparentemente sin éxito si se tiene en cuenta que
aún no se tiene la suficiente claridad acerca de qué es o para qué sirve después de
anõ s de trabajo. De una forma cómica pero precisa, y parafrasenado a Flaubert en
su Diccionario de lugares comunes (1966), defini ́a Derecho con estas palabras: “No
se sabe qué es”, pues bien, lo mismo uso para el concepto de Hermenéutica: No se
sabe qué es.
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interpretación, para otros no lo es en tanto se trata de un ejercicio de comprensión
y elección de interpretaciones, incluso para muchos es una cuestion existencial
alejada de textos.
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[…] si la comprensión es un acto dirigido a penetrar la génesis del discurso
en la psicología del autor, entonces hay una praxis hermenéutica no solo en
la solitaria comprensión de un escrito aislado, sino en el entender un tipo de
discurso, antiguo o moderno, escrito u oral. (Ferraris, 2000, p. 126-127)
Así las cosas, el relativismo –del que se acusa a la hermenéutica ser su generadora
y propagadora- no es nada distinto a un “espantapájaros conceptual” (Grondin,
1990, p. 46) colocado por aquellos guardianes de la verdad absoluta y dogmática.
Sólo en la medida en que se supere la noción de absolutismo se puede superar el
escenario del relativismo: "para la hermenéutica sobrepasar el absolutismo
metafísico es dejar atrás el problema del relativismo” (Grondin, 1990, p. 46)
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seguro que las imágenes del mundo no son sólo simples duplicaciones de la realidad
tal como es, sino que representan interpretaciones pragmáticas, es decir, implícitas
en nuestra relación hablante con el mundo.” (Grondin, 2002, p. 41)
Esta visión optimista debe ser la asumida por el Derecho en tanto permite garantizar
la razón práctica en la toma de decisiones judiciales además de potenciar el uso de
la hermenéutica jurídica como una herramienta que permite corregir la eventual
arbitrariedad judicial (cf. Sterling, 2013, pp. 139-161). Confiar en los métodos y
técnicas de la hermenéutica jurídica es necesario para poder lograr la comprensión
a la hora de analizar enunciados normativos y así construir la legitimidad en la
decisión judicial. La posición optimista implica abandonar la idea según la cual toda
interpretación, salvo la gramatical, debe ser evitada en el campo jurídico.
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Wittgenstein da más importancia a las experiencias previas del intérprete que a las
situaciones históricas y particulares de los creadores. En este sentido, la
hermenéutica es una filosofi ́a trascendental (como lo indica Arthur Kaufmann).
Desde sus inicios en la docencia, el influyente profesor inglés H.L.A Hart mostró su
interés por el abordaje de la filosofía del lenguaje en el Derecho (cf. Manson, 1986,
p. 155) de la mano de la denominada “Escuela de Oxford” (con representantes tan
notables como Gilbert Ryle y J.L. Austin) y que básicamente buscaba: “[…] mostrar
cómo todo lo que parece ser complejo puede ser traducido a un esquema reducido
de sus elementos a sus elementos primordiales.” (Bastida, 2001, p. 139) Bajo estos
lineamientos, la idea estaba situada en eliminar la complejidad y misticismo del
lenguaje, en este caso el jurídico, para presentarlo de una manera más simple, así,
en últimas, los problemas de la Filosofía del Derecho serían, en apariencia,
problemas de filosofía del lenguaje (éstos últimos genuinos problemas filosóficos):
“De esta manera, la decisión si sobre a un enunciado le corresponde un sentido
recaerá sobre la base de su traducción en un enunciado sintáctico.” (Bastida, 2001,
p. 139) No es de extrañarse entonces que Hart estuviese inmerso en la corriente
analítica trazada por las ideas de Wittgenstein, de hecho en su conferencia inaugural
como profesor de la cátedra, Hart reconoce “el beneficioso giro de la atención
filosófica hacia el lenguaje.” (Hart, 1953, p. 28)
16
que todavía permanecen confusos para quienes han dominado este uso. (p.
153)
Así las cosas, la relación entre Filosofía Analítica y Hermenéutica no es del todo
excluyente, es de complementariedad y Hart parece dar una evidencia de esto.
Gracias a la poderosa influencia de Wittgenstein en el trabajo del profesor inglés es
posible concluir que en el Derecho la multiplicidad de significados de un enunciado
normativo (juegos del lenguaje) posibilita el surgimiento de una hermenéutica
entendida como la elección de interpretaciones para la comprensión de un mensaje
o significado, al final, toda expresión o término ambiguo (que no conlleva a una sola
imagen) puede ser interpretado a la luz de las experiencias, prácticas o imaginarios
sociales (un “punto de vista hermenéutico”):
Para resolver la primera cuestión presentaré dos teori ́as: la primera la expuesta por
Oswald Ducrot y Gilles Deleuze a la que denominaré teori ́a explorativa impli ́cita; y
por otro lado la teori ́a de Ludwig Wittgenstein y Stephen Toulmin, que denominaré
teori ́a anali ́tica expli ́cita.
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y cuyas premisas se omiten. Entonces, las premisas podri ́an ser que es hora de
abandonar determinado lugar, o que es demasiado tarde, o que se debe realizar una
acción pactada a esa hora, o simplemente indicar que es muy tarde (o muy
temprano). Si el José de nuestro ejemplo, contestase con “¿y qué?” Esta expresión
seri ́a la invitación a que la otra parte presente todo su argumento, es decir, que
indique porque lanza esa afirmación: porque que ya es hora de salir, de lo contrario
llegaremos tarde a casa y tendremos problemas con nuestras esposas, a menos que
justifiquemos que trabajamos hasta muy tarde. Como vemos al explicitar el
argumento surgen claramente sus estructuras (como lo veremos más adelante con
Toulmin y Wittgenstein).
La noción básica de Ducrot sostiene que no se puede delimitar una clara separación
entre los niveles descriptivo y argumentativo del lenguaje: no existe el contenido
descriptivo neutral; toda descripción o designación ya es un momento de algún
esquema argumentativo; los predicados descriptivos mismos son, en definitiva,
gestos argumentativos reificados. Esta arremetida argumentativa descansa en los
topoi, en los lugares comunes. Una argumentación exitosa presupone la invisibilidad
de los mecanismos que regulan su eficacia (cf. Ducrot, 1998)
Para Ducrot todo acto argumentativo forma parte del discurso, por lo que la
capacidad argumentativa y de persuasión resulta la principal función de un discurso,
incluso más que la función informativa. Su propuesta se centra en enfatizar la
manera en que la estructura lingüi ́stica subyacente en toda información incide en la
construcción del sentido de ésta. Por eso el valor argumentativo de un enunciado
constituye total o parcialmente el sentido del mismo, de manera que es mediante la
concatenación interna de los enunciados, que ya supone la presencia de una
estructura de argumentación, que se puede investigar la forma en que se construye
un discurso, al margen prácticamente del valor informativo que aporten sus
contenidos. Lo anterior es explicable para Ducrot dado que de un enunciado se
pueden distinguir tres tipos de indicaciones:
En el caso de Deleuze, su teori ́a (de la cual sólo tomo una parte) es mucho más
radical al sostener que el lenguaje es siempre usado como un instrumento de poder,
esta visión instrumental-dominadora del lenguaje muestra que su principal uso “no
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es cuestión de ideologi ́a sino de economi ́a y organización de poder.” (Rajchman,
2004, p.181)
Así las cosas, quien emite un argumento siempre tiene la intención de lograr una
acción por parte de quien lo recibe, desde órdenes tan simples y cotidianas como
“sentémonos”, “qué hora es”, “hágame el favor” etc. Hasta discursos más elaborados
que conllevan ejecuciones más ambiciosas como discursos poli ́ticos legitimadores, y
la historia está plagada de estos ejemplos: el fenómeno Nazi o incluso la situación
actual de muchos pai ́ses latinoamericanos como Venezuela, Ecuador o Colombia. En
esta teori ́a, lo que se oculta tras la argumentación es una intención de poder de
dominación o imposición, sustentada por una ideologi ́a desde luego.
Ahora bien, contrario a las teori ́as de Ducrot y Deleuze aparecen las reflexiones de
Toulmin y Wittgenstein. El primero son su famoso texto The Uses of Argument
retomó la clásica argumentación aristotélica pero modificándola en el sentido de
explicitar la inferencia y sus respaldos, en otras palabras, hace explicito toda la
estructura procedimental de la argumentación, por llamarlo de alguna manera. Para
Toulmin el argumento debe explicitar todos sus elementos (6 según su teori ́a) y no
sólo quedarse en el plano de premisas y conclusión, sino que debe explicitarse la
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inferencia (garanti ́a), respaldar dicha garanti ́a y las premisas (respaldos), usar un
cualificador modal o matiz que evite generalizaciones apresuradas (cualificador
modal), y por último presentar salvedades, que en caso de ocurrir anulari ́an la
conclusión (excepciones). Con un ejemplo podemos explicarlo: Un argumento
“lineal” y acercándonos a las teori ́as de Ducrot e Deleuze seri ́a “este domingo habrá
elecciones, por lo tanto habrá fraude.” Toulmin lo planteari ́a de esta manera “Este
domingo habrá elecciones por lo tanto es muy probable que haya fraude, salvo que
la ONU envi ́e una comisión seria y ri ́gida. ¿Si se ha hecho fraude antes por qué no
ahora? Según el politólogo X en su texto Y, las dinasti ́as en el poder tratan de
perpetuarse en él por cualquier medio, además un informe de las autoridades
muestra que en los últimos 20 ano ̃ s la cifra de condenados por delitos contra el
sufragio aumentó un 60%.” Como se aprecia la diferencia es notable. Pues para
Toulmin “el argumento es como un organismo vivo” (2003, p. 89) y para que éste
funcione adecuadamente se requieren de ciertos cuidados.
Cabe anotar que las teori ́as expuestas por Toulmin y Wittgenstein, seri ́an más
apropiadas para una teori ́a de la Et́ ica del Discurso ya que permiten realizar sus
supuestos para un discurso ideal. Jürgen Habermas en su teori ́a de la racionalidad
comunicativa trata de ilustrar las condiciones en las que debe tomar lugar una
discusión racional. Ahora bien el objetivo de este ensayo es tratar de indicar si puede
haber un acople entre esta teori ́a y el derecho (visto desde luego en una perspectiva
argumentativa).
Al intercambiar información las personas asumen que han satisfecho las “condiciones
normales de comunicación verbal.” (Feteris, 2007, p. 106) Esto significa la suposición
de inteligibilidad semántica y sintáctica de la acción discursiva encaminada a un
propósito. De aqui ́ se desprende que la pretensión de validez del discurso se forma
en la subjetividad de los participantes, por lo que dicha validez se refiere no al tema
de la discusión sino a la información que cada uno considera como verdadera a partir
del mundo de la vida compartido. Desde luego, este mundo de la vida se conforma,
entre otros, por las reglas de comunicación aceptadas.
20
discurso); o 4. Cuestionar las normas de la acción comunicativa. De lo anterior surge
un discurso [Diskurs] que busca un consenso racional a través de argumentos
racionales (idea luego retomada por Alexy) y encontrar asi ́ una verdad de las
aseveraciones: la verdad surge de un consenso o “verdad consensual”.
Ahora bien, esa situación del discurso ideal debe reunir las siguientes condiciones:
i) Todo el que pueda hablar puede participar en el discurso; ii) todos
puedencuestionar cualquier aseveración; iii) todos pueden hacer aseveraciones en
el discurso; iv) todos pueden expresar sus actitudes, deseos y necesidades; y v) no
se puede evitar que alguien ejerza los derechos establecidos por algún tipo de
coerción interna o externa.
Desde luego las anteriores situaciones nos llevan a una reflexión central en el texto:
¿Es el discurso algo que se puede construir efectivamente o sólo se queda en un
ideal utópico? Pero esta cuestión la tomo como meramente ilustrativa, y su respuesta
es objeto de otro debate.
Conclusión.
La posición anali ́tica wittgesteiniana, al igual que la Ética del Discurso es útil en dos
eventos: i) en el proceso de argumentación juri ́dica en sentido restrictivo como lo
plantea Robert Alexy, es decir cuando se considera al discurso juri ́dico es un discurso
especial dentro del discurso práctico racional general, especializado en buscar la
corrección en la emisión de enunciados normativos a través de la argumentación
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juri ́dica. Lo central de la búsqueda de la corrección procedimental. Como discurso,
Alexy lo explica del siguiente modo: "En los discursos juri ́dicos se trata de la
justificación de un caso especial de proposiciones normativas, las decisiones
juri ́dicas." (Alexy, 1998, p. 213) En este caso la argumentación juri ́dica seri ́a un caso
especial de la argumentación práctica (Teori ́as de Ducrot, Deleuze, Wittgenstein,
Toulmin, etc.) pero enfocada en la justificación de las decisiones judiciales frente a
“casos difi ́ciles.” (cf. Alexy, 2002, p. 37 y ss) ii) En la etapa de la Interpretación
Juri ́dica (que debe entenderse como un ejericio de hermenéutica) y su atribución de
sentidos y significados como puente entre lo “real” y lo juri ́dico.
En la cri ́tica que Wittgenstein haci ́a a la “rama dorada” de Frazer, éste explico lo que
ocurre en el derecho y que a su vez Kelsen ilustraba en el capi ́tulo séptimo de la
Teori ́a Pura. Una cose es lo que se capta a través de los sentidos, y otra muy distinta
lo que se piensa de lo que se ha captado, y otra, lo que se interpreta de eso que se
capta:
La anterior reflexión ilustrari ́a un caso simple y real pero que no es cuestionado por
la comunidad juri ́dica académica de forma seria: diferentes decisiones (producto del
ejercicio de recursos) ante los mismos hechos, algo asi ́ como una necesidad de
interpretación con o sin razón:
Es caracteri ́stico para los sueno ̃ s que parezcan exigir muchas veces una
interpretación del sonã nte [...] Pero ̃ s parecen tener en si ́ mismos
los sueno
algo enigmático y de cierta manera algo interesante, de tal manera que
nosotros los quisiéramos tener interpretados (ellos fueron muchas veces
vistos como mensajes). (Wittgenstein, 1996, p. 120)
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Pero ¿tiene también la razón adecuada para su convicción? Porque, si no la
tiene, después de todo no lo sabe. (1995, p. 91)
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