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MORMONES

Se bautizan a partir de los ocho años, ya que rechazan la idea de que los niños lleguen al mundo con
el pecado original.

Un día a la semana (a poder ser el lunes), al caer el Sol, celebran la llamada ‘noche de hogar’, un
tiempo en el que todos los miembros de la familia dejan de lado las demás obligaciones y pasan tiempo
juntos conversando y participando en actividades comunes.

Practican la oración familiar diaria y el estudio diario de las Escrituras.

Los domingos celebran la ‘reunión sacramental’, en la que reciben el Cuerpo y la Sangre de Cristo
con agua (no pueden beber vino) y pan.

Para los mormones, el matrimonio no es una unión ‘hasta que la muerte los separe’, sino que
trasciende a la muerte y es para toda la eternidad. Por eso, cuando una pareja celebra el sellamiento
(boda), se compromete también en la otra vida.

A partir de los 19 años ellas y de los 21 ellos son llamados a participar en la Misión, en la ciudad del
mundo que les asignen, por un periodo de dos años, para hacer proselitismo. Los misioneros no
pueden visitar a sus familias hasta cumplir el periodo estipulado.

En el templo hay que vestir absolutamente de blanco (incluidos los zapatos) por ser el blanco señal
de la pureza necesaria para poder acceder al recinto sagrado.

Tienen prohibido el consumo de alcohol y tabaco, así como las bebidas a base de cafeína.

A modo de ofrenda, un día al mes deben realizar ayuno completo.

La forma de vestir tiene que ser sencilla y pudorosa. A las mujeres no se les permite utilizar trajes o
camisas de tirantes que dejen los hombros al aire ni enseñar el vientre, ni llevar la falda o el pantalón
por encima de la rodilla.

La Iglesia aconseja enérgicamente no recurrir en la fecundación in vitro al semen de otro hombre que
no sea el marido o al óvulo de otra mujer que no sea la esposa. Sin embargo, reconoce a los cónyuges
como únicos responsables de esta decisión.
JUDIOS

Se exige el amor a la humanidad, la benevolencia y la humildad, y se lucha contra la impureza, el


egoísmo y la irracionalidad en el hombre.
Los preceptos generales de la ética judía se basan en el principio "Amarás a tu prójimo como a ti
mismo" (Levítico 19:18).
-Está prohibido avergonzar a cualquier persona ya sea por medio de palabras o de actos, en privado
o en público, porque el que humilla a otro es como si hubiera derramado sangre
-Se debe evitar el robo, la opresión y el cohecho. El que persigue la riqueza con pasión y frenesí,
recurriendo a fuentes inabordables para sus medios o prohibidas por la honestidad, se impone a
menudo transacciones vergonzosas para su conciencia
-Todo hombre debe ayudar a los pobres, alimentar a los hambrientos y defender a la viuda y al
huérfano y mostrar así en toda circunstancia una conducta piadosa
-Se reprueba la pereza porque el permanecer inactivo conduce al vicio: "Por medio de la ocupación,
sea en el estudio, sea en los negocios del mundo, se olvida el pecado". (Pirké Avot 11:2).

-Todo ser humano debe ganar su sustento con un trabajo honesto, estable, activo y moral
-La envidia, la codicia y la sed de honores abrevian la vida del hombre" (Pirké Avot 4:28).

-"No te vengarás ni guardarás rencor..." (Levítico 19:18). El saber otorgar el perdón es uno de los
ingredientes esenciales del amor que encamina al hombre a frenar sus impulsos y a vencer pasiones

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