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La Revolución del Guano

A pesar de las dificultades que tuvieron que afrontar los intelectuales peruanos
en los Comienzos de la República, estudiosos como Rivero y Ustariz,
continuaron con sus avances científicos. El principal de sus trabajos fue el
estudio de las Propiedades Fertilizantes del Guano, excremento de las aves del
litoral. Estas investigaciones iniciaron la gran demanda mundial, sobre todo
europea, por el Guano Peruano, desde 1841, con envíos hacia Inglaterra.
El Perú tuvo el monopolio mundial del fosfato marino por décadas. Siendo el guano declarado
Patrimonio del Estado, fue primero arrendando a diversas compañías, obteniendo ganancias fijas al
Estado. Sin embargo, luego se procedió al sistema de la Consignación. Mediante este sistema, el Estado
obtenía el 60% del precio bruto guanero, compartiendo su comercialización con los Consignatarios.
El “Negocio del Guano” exigía un capital importante, sobre todo en labores
extractivas y comercializadoras, algo fuera del alcance de los empresarios
peruanos, por lo que los primeros consignatarios, fueron Comerciantes
Peruanos asociados con Casas Mercantiles Extranjeras. Sin embargo, el
Gobierno Peruano empezó a negociar directamente con aquellas Casas
Extranjeras, al obtener mejores condiciones económicas. Entre estas casas
destaco la firma inglesa “Gibbs and Sons”, con el famoso Contrato Gibbs, llegando a obtener más de S/
89 mill. en 12 años de venta (1849 – 1861) del fertilizante.
Poco a poco, el Guano financió el Presupuesto Estatal progresivamente, llegando a ocupar el 79% de los
fondos nacionales. No obstante, su valor empezaría a decaer a partir de 1874. Inclusive, otros ingresos
del Estado, como las aduanas, dependían de las Exportaciones Guanearas, así como los impuestos
territoriales o industriales. El Dinero del Guano era el capital de la época.
En 1862, los Comerciantes Peruanos lograron forzar el retorno del Sistema de
las Consignaciones, con un mercado guanero ya extendiendo mundialmente.
El periodo que va desde 1862 a 1869 es conocido como “Los Años Dorados
de la Plutocracia Limeña”, época en la cual duró el reinado de la oligarquía
del Guano, con altas ganancias por parte de los Consignatarios Guaneros.
Sin embargo, el panorama cambió con la firma de Contrato Dreyfus, en 1869, por parte del ministro
Nicolás de Piérola, en cual, se establecía un monopolio de venta con la casa francesa Dreyfus. Los
acuerdos de este Contrato dan una muestra clara de la poca relación que existía entre el Estado y
quienes poseían el Poder Económico en aquella época.
Los ingresos fiscales peruanos crecieron aceleradamente, pero dejando a su
paso crónicos déficit, debido a los sobregastos en el Presupuesto Nacional,
situación agravada por la Revoluciones Civiles e Indígenas, junto a la Guerra con
España de 1866. Estos excesos en gastos eran subsanados con empréstitos y
adelantos por parte de los Consignatarios, que resultaron muy perjudiciales para
el Estado Peruano. Esto, junto a la decadencia del precio del Guano a nivel
Mundial, terminaron por destrozar la política y la economía peruana, a puertas
del inicio de la Guerra del Pacifico, dándole fin a la Falaz Era del Guano.

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