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Mariana Meneses Vázquez

12 octubre 2018
Doctrinas políticas y sociales I

Ciudades, naciones, regiones – Ugo Pipitone

Las conformaciones de unidades sociales son importantes para el desarrollo del hombre en
cualquier época en la que se le desee ubicar, por eso es importante analizar cómo es que
dichos grupos se conformaron hasta llegar a la comunidad contemporánea en este siglo. Ugo
Pipitone muestra dicha unión primero, desde la necesidad del establecimiento de una ciudad.
Para conformar esto hay un proceso, es decir, una relación causa-efecto en las acciones del
ser humano.
La ciudad, entendida como un todo se conforma principalmente de relaciones
sociales, políticas, económicas, militares, comerciales y culturales que significan un proceso
de innovación social. El mayor factor que hace que las ciudades surjan, es la expansión de
vínculos comerciales, dichos vínculos derivan del crecimiento poblacional en cierto
territorio; el aumento de la productividad agrícola que implica un cambio en el tipo de
relación laboral que nos lleva al último punto: el nacimiento de nuestras actividades
industriales y financieras.
La constitución de la ciudad a través de los factores anteriores, tiene como efecto la
necesidad de que aquellos que se encuentran inmersos en este proceso, sientan la necesidad
de planear. Dicha planeación, puede entenderse como urbanismo, esto significa orden social.
Las ciudades comenzaron a generar formas en las que el desarrollo de estas mismas estuviese
regulado mediante, por ejemplo, el cobro de impuestos, arbitraje de monedas entendida como
bancos, la retribución por actividades y así, poco a poco surge el capitalismo y una forma
más sólida de grupos sociales entendidos tiempo después como naciones.
Pipitone habla de la conformación de tres naciones en particular que fueron potencias
globales: Holanda, Inglaterra y Estados Unidos. Es importante destacar que se les atribuye el
concepto de potencia global por el nivel de desarrollo, producción e influencia que tenían
sobre los demás países en el mundo, pero a partir de su esfuerzo, estrategias y producción
interna, no mediante la explotación de sus colonias. Para comprender este proceso, es
fundamental entender que la conformación del estado- nación se compone de elementos
como la geografía, economía, población y política.
Holanda a diferencia de las otras dos potencias, tuvo un reto geográfico, debido a su
difícil acceso y condiciones climáticas. A pesar de esto, lo que ayudó a que Holanda y las
demás naciones se consolidaran como nación fue el aprovechamiento de su geografía y
productos estratégicos. Así, Holanda aprovecha el clima que favorecía al crecimiento de los
tulipanes para sobresalir y hacer -sin planearlo- una gran productividad agrícola que le
permite la consolidación económica y política que lo llevó a la guerra de independencia con
España.
Holanda se caracterizó, entre otras cosas por el desarrollo económico que obtuvo a
través del control marítimo que poseía en esa zona geográfica, así la estabilidad económica
fue arraigándose principalmente por el establecimiento de consensos en términos del bien
común pues, la situación geográfica lo requería.
La siguiente potencia que Pipitone explica es Inglaterra con tres elementos que dieron
lugar a su consolidación como nación: el comercio, la agricultura y las instituciones. Lo
primero le permite una mayor presencia en el mercado mundial, pero para llegar a este punto
comienza conformando y consolidando un mercado interno mediante los bienes básicos
(alimentos) -que se desarrollan en medida de la parcialización de la propiedad comunal- y
con la producción de manufactura de productos de otros países por el costo y calidad que
Inglaterra ofrecía.
El último elemento, instituciones, está ligado al sector empresarial que hace que la
forma de propiedad pase de tierras comunales -como lo era en el proceso de agricultura- a
ser propiedad privada y esto, aunque significó una fuerte desigualdad de riquezas. La
manufactura y la acumulación de riquezas en un mismo momento significaron y dieron pie a
la revolución industrial que formó un tejido social, pues no solo era actividad de un sector,
sino la comunicación entre terratenientes, magnates y financieros. Este proceso llevó a la
creación de reformas sociales que implicaban la participación directa en la constitución del
estado.
Por último, nos encontramos con Estados Unidos, que fácilmente obtuvo su
independencia de Inglaterra y pasar de manera más “rápida” a un proceso de consolidación
de nación. Su proceso comienza desde que se establecen en su actual territorio. Los cuatro
elementos que permiten esta consolidación fueron: expansión al oeste, comunicaciones y
transportes, productividad agrícola, e incorporación y desarrollo de la revolución industrial.
En un primer momento, la población solo se encontraba en cierto territorio que,
aunque les favorecía, el crecimiento de la población y la migración le permitió expandirse en
el territorio restante y apropiársela de manera efectiva -mediante inversión en la tierra y
asentarse- una vez que se establecieron en dicho territorio. Después la productividad de
agricultura, e infraestructura permitió que Estados Unidos se incorporara al comercio y la
estructura social y política se reconfigurara.
En este sentido, el antecedente de la independencia de las trece colonias arraigó la
desconfianza a la estructura del gobierno, que con su consolidación se fortaleció y se
comenzó a pensar en un proyecto de nación en torno a la organización social y así, Estados
Unidos da su gran aporte al mundo en cuanto a la organización política: la federación.
A partir de estos planteamientos de Pipitone, podemos comprender que la
consolidación de naciones tan grandes como Inglaterra, Holanda y Estados Unidos se dan a
partir de una relación de causa-efecto que involucra diferentes aspectos, sobre todo en torno
a la capacidad de la comunidad para aprovechar su geografía y productos estratégicos que le
permitan posicionarse internacionalmente, pero sobre todo el tejido social es fundamental,
pues cuando la comunidad se logra organizar a favor de un mismo objetivo, pueden llegar a
ser naciones exitosas.
En nuestro contexto, podemos comprender por qué México y otras naciones no
lograron consolidarse como tal, pues la identidad entre los que componen la comunidad no
fue tan contundente, y por lo tanto el tejido social tampoco. Desde la llamada independencia
de México, la sociedad no fue capaz de establecer un objetivo en ningún sentido, ni político,
social, económico o cultural. En este sentido, resulta importante analizar en otro ámbito por
qué México no ha logrado el tejido social que le ofrecería ser potencia o por lo menos,
distinguirse.

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