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Cuidando Nuestra Descendencia

Apóstol Sergio G. Enríquez O.


Guatemala, 5 de junio del Año De La Revelación

Queremos abordar este tema, sin dejar por un lado la continuidad sobre el tema de la genética,
pues todo tiene un origen en el principio, parecería una repetición vana, pero es la verdad. Cuando
hay un problema en la vida debemos referirnos al principio, de la misma forma en que Dios le dice
a Su pueblo: “párense en los caminos, y pregunten por las sendas antiguas, - es decir, las sendas
Olam, - cuál es el buen camino y andad por él”, como diciéndoles que investiguen el principio, la
semilla y entonces podrán seguir caminando adecuadamente.

Cuando un grupo de fariseos se presenta delante del Señor, le preguntan si pueden darle carta de
divorcio a las mujeres, el Señor les dice que no, pero ellos le refutan y le dicen que Moisés si les
dio esa oportunidad, sin embargo, el Señor Jesucristo les contesta que lo hizo por la dureza de su
corazón, pero en el principio no fue así. Esto nos indica que debemos ir al principio para entender
los problemas del presente y de alguna forma, evitar que éstos sigan afectando a nuestra
descendencia.

Nuestra descendencia tendrá que hacerle frente a muchas cosas, por ejemplo, el ataque en el
tema de los matrimonios igualitarios entre dos del mismo sexo. Vemos que una de las cosas que
este tipo de parejas no pueden tener es descendencia, pues por naturaleza no es posible, ahora
bien, con los avances de la ciencia, si algún gobierno lo permitiera, un par de lesbianas, podrían
bien con células madres y células de un ovario y un método de concepción asistida, tener un hijo o
hija.

Al enemigo no le conviene que la humanidad, siendo una especie de corona de la creación, siga
creciendo y se convierta al Señor y reconquisten el reino de los cielos que se perdió y luego el
universo. Para poder lograr eso, lo primero que debemos hacer es cuidar nuestra descendencia.

La palabra descendencia viene del hebreo “zera”, que tiene diferentes traducciones que nos
indican cómo podemos cuidar de ella, para que podamos en alguna medida llegar a cumplir el
propósito para el cual fuimos creados. El significado de la palabra “zera” es descendencia,
estirpe, generación, hijo, prole, esperma. En el siguiente versículo tiene la traducción de
“semilla”.

Mateo 13:38 LBLA …y el campo es el mundo; y la buena semilla son los hijos del reino, y la
cizaña son los hijos del maligno;

La buena semilla son los hijos del reino, no solo la palabra de Dios. Esto nos dice que semilla =
hijos, lo cual nos indica que si vamos a cuidar nuestra descendencia, debemos cuidar a nuestros
hijos, que según este versículo, son nuestra semilla. Esa semilla contiene la genética, tema que
hemos estudiado anteriormente, donde mencionamos las leyes de Mendel que explican cómo
podemos trasladar por herencia genética nuestras características.

Nuestra semilla es valiosa, por ello debemos proclamar desde nuestras entrañas bendición hacia
ellos, con palabras que tienen impacto y poder. Por ejemplo, en el momento en que Isaac va a
bendecir a su hijo mayor, bendijo a Jacob creyendo que era Esaú; cuando llegó Esaú, le dijo que
no podía bendecirlo porque ya le había dado la bendición a su hermano. Isaac no pudo dar de
nuevo la bendición porque la que ya había dado había salido desde sus entrañas después de la
satisfacción que le había causado la comida que le presentó Jacob. Esto nos indica que en nuestro

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caso, cuando se arranca una bendición de una autoridad paternal, esta tiene un gran impacto en
quien es bendecido.

Bendigamos hoy a nuestros hijos desde nuestras entrañas, recordando que Dios llama a las cosas
que no son como si fuesen. Debemos entender que en nuestros hijos nos proyectaremos hacia el
futuro, y debemos bendecirlos y no permitir que nadie los maldiga. En la Palabra podemos ver que
cada vez que la semilla tiene un enemigo, estos posiblemente serán los enemigos de nuestra
descendencia, contra los cuales debemos batallar.

Hebreos 12:15 FTA …atendiendo a que ninguno se aparte de la gracia de Dios, que ninguna raíz
de amargura brotando fuera y extendiendo sus ramas sofoque la buena semilla, y por dicha raíz se
contaminen muchos.

El primer enemigo de la semilla es la amargura, por lo que debemos pedirle al Señor revelación
para saber cómo luchar contra ella. En casa se puede dar amargura porque los niños pueden
sentir las preferencias que tenemos entre ellos, o bien, cuando un niño ha sido hijo único por 5 ó 6
años y llega un hermanito, el mayor se sentirá desechado y esto posiblemente provoque amargura
en su corazón. Cuando un recién nacido llega a casa, debemos pedirle sabiduría al Señor para
poder presentárselo a sus hermanitos y que ellos lo reciban con amor, sin envidias ni rencor.
Debemos tener sumo cuidado en el trato que damos a nuestros hijos pues no podemos permitir
que esta semilla sea sofocada por la amargura.

En el caso de los hogares donde los padres se separan, deben tener el cuidado de no amargar a
sus hijos en contra de uno de los padres, pues con esto están haciendo que los hijos no honren a
sus padres, que es el primer mandamiento con promesa, y sus días no serán alargados. En el caso
de la celebración del día del padre y de la madre, la sociedad entera se está perdiendo la
bendición de honrar a sus padres, pues ensalzan demasiado la celebración a la madre y no tanto
la del padre, cuando según el orden de Dios, primero se debe honrar al padre y después a la
madre.

Proverbios 30:11 RV 1960 Hay generación que maldice a su padre Y a su madre no bendice.

Este versículo nos está indicando que hay algunos que aunque bendigan a su madre, no pueden
honrarla si maldicen a su padre. Aunque hayan visto maltrato en su hogar, los hijos no deben
maldecir a su padre. Si es posible ponerse a cuentas con él, aunque ya no esté en esta tierra, por
medio de un levirato espiritual, ayudado por un ministro genuino que cumpla con las funciones
paternas, deben hacerlo porque a partir de ahí experimentarán una bendición indescriptible.

2 Corintios 9:6 BAD Ahora bien, el que poco da poco recibe. El agricultor que siembra pocas
semillas obtendrá poca cosecha, pero el que siembra mucho, mucho cosechará.

Desde el punto de vista de la semilla, el ser mezquino o limitado con los hijos, es un enemigo. No
se trata de darles todo lo que quieran, pero debe haber la disposición de ser generosos con ellos.
Dios bendice a los padres que no son mezquinos y son generosos con sus hijos, y sobre todo
cando les dan una buena preparación en un buen colegio y hasta dejan de comprarse cosas para
ellos, por dárselas a sus hijos. Llegará el día en que sus hijos se levantarán para llamarlos

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bienaventurados, de la forma en que dice Proverbios 31, que sus hijos se levantan y llaman
bienaventurada a la mujer virtuosa.

1 Corintios 15:36 BAD ¡Necio! La respuesta la tiene en el jardín de tu casa. Cuando uno siembra
una semilla, no germina ni se convierte en planta si no ¿muere? primero.

Esto no significa que nuestros hijos o semilla tengan que morir de forma literal, significa que poco a
poco los padres empiezan a morir para los hijos, pues cuando se casan, la persona más
importante para ellos será su conyugue y después vendrán sus hijos. Esto es lo normal, pues la
misma Biblia dice: Salmo 45:10-11 “olvidate hija mía de la casa de tu padre, y deseará el rey tu
hermosura”, entonces primero es el cónyuge, después los hijos e hijas y después los padres.

Debemos aprovechar a nuestros hijos pequeños para instruirlos, enseñarles, corregirlos y si es


necesario castigarlos, también amarlos y disfrutarlos, bendecirlos para que alcancen aquellas
cosas que no pudimos alcanzar y sus hijos sean aún más prósperos y todos sus descendientes
también, hasta que nuestro nombre sea respetado y conocido.

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